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En ausencia de ángeles. por ReedVIII

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Notas del capitulo:

 .

Minho corría hasta la parada de autobús donde se encontraba Jonghyun en espera de que el suyo pasase.
Al llegar allí se apoyó en sus rodillas, recobrando aire. Mucho aire. Después de haber corrido todo lo que él denominaba ciudad, y un poco más allá de la embajada canadiense estaba cansado. Cualquiera diría que por lo corpulento que era el profesor MinHo su condición física era envidiable, pero la verdad era que era un debilucho. Muchos alumnos que pasaron por allí miraban confundidos y por qué no, chismosos al ver al profesor que apenas hace unas horas les había dado clases. Pero Jonghyun decidió que eso sólo mereció su atención unos segundos, ya que poco después toda su vista se fue hasta la calle por la cual se suponía pasaría su autobús.


— ¿Q-Qué fue. . ? Ah, dios. . — Creyó que había recobrado la respiración, pero era mentira. El rubio pensó que él si hubiera corrido todo éso solo hubiera llegado a la mitad y hubiese muerto. Así que rebuscó en su mochila y sacó una botella de agua a la mitad. Se la ofreció al moreno, el cual la aceptó. Una parte la bebió; y la otra la usó para lavar su rostro. Restregó al mismo con su mano y después le entregó la botella vacía al otro.

 

— Necesitaba ésto. — Se quejó, al notar su botella completamente vacía. La guardó.

 

— ¿Qué fue éso? — Interrogó, sentándose al lado del menor, aún respirando por su boca. Esto junto con lo último que había hecho eran las acciones propias de un perro. Se podía deducir que el nuevo profesor de Jonghyun era un perro. Pero él solo alzó sus hombros, restándole importancia al asunto.— No seas un idiota, joder. ¿Qué coño fue éso? — Insistió. El otro sabía desde que lo conoció en la terraza que era un molesto de primera clase.


— ¿Qué es éso, profesor? — Continuó.

 

— No es lo mismo inocencia que ignorancia, al igual que no es lo mismo inocencia que hacerse el pendejo. ¿Qué mierda fue éso?


Su rostro ya mostraba molestia. Jonghyun pensó en que no era adecuado seguir tocándole las pelotas. Aunque la idea resultaba atractiva.

 

— Esta no se supone debe ser la relación profesor-estudiante, jó. . —Antes de hablar se tomó su tiempo. Le echó una última ojeada a la desolada calle por donde ya desechó al idea de que vendría su autobús, y luego miró al perro que tenía por profesor. — Éso es, profesor, tengo cáncer. Pronto no seré más que polvo. Por eso es que no asistiré a casi ninguna de sus clases. Y por eso es que mañana faltará un reporte en su escritorio. ¿Ha entendido o se lo explico con manzanas?

 

La cara de Minho parecía ser un caos. Al menor le causó gracia, porque le recordó a cuando él intentó dividir 365 entre nueve en su mente. Bastante similitud.

 

— Pero. . Mierda, ¿cómo? — Refunfuñó con evidente molestia. Jonghyun en realidad no entendía de dónde provenía tanta molestia.

 

Bufó.— Pues, si entiendo bien, todos tenemos células cancerígenas, sólo que a algunos se les desarrolla más que a otros, soy parte de ese grupo.

 

— No me refería a eso.

 

— ¿Qué otra explicación quería? — Comentó.

 

MinHo no respondió. Porque en realidad no sabía cuál era la explicación que quería escuchar. Y la respuesta de Jonghyun aunque fue sarcástica, fue la acertada. Creía. 
El aludido giró su cabeza cuando al fin notó cómo se asomaba el autobús; se sintió aliviado.

 

— Allí viene mi autobús, supongo que es todo, nos vemos. — Ya estaba más que preparado para ponerse en pie, pero el azabache colocó su mano en el muslo del más bajo, deteniéndolo por instantes. Qué actitudes eran ésas. No estaba nada correcto.

 

— Yo te llevaré. — Sugirió MinHo. Negándose a dejar ir al ajeno. Aún se veía mal, lucía como Jonghyun después de tener un ataque de asma.

 

El autobús paró ante los dos chicos, esperando tan solo un par de segundos para que aquellos que deseasen abordarle lo hicieran. Una chica se apresuró en correr hasta él, al igual que un grupo de amigos que apenas llegaba logró abordar a tiempo. Jonghyun pareció analizar la idea un tanto, pero se puso en pie, y zandeó su mano en señal de despedida mientras subía al transporte.
MinHo se puso en pie, pero ya el autobús se había ido.

 

*      *       *


Jueves por la noche, o quizá viernes en la madrugada, septiembre, 2016.

 

La idea de ser un jóven deprimido y suicida nunca estuvo presente en su vida.
Jonghyun permanecía sentado en su cama; no podía dormir. Tampoco quería. Era bañado por la luz de luna que atravesaba su ventana. 
De una forma irresponsable había dejado las cortinas abiertas. Estaba llorando; ese era el único momento en que Jonghyun tenía para sí mismo; las noches en las que Sunbohyung estaba muy cansado y dormía temprano, y no se escuchaba más que sus propias conversaciones internas consigo mismo. 
Observó el cielo a través del cristal. El cielo lucía oscuro.
Ya que vivía practicamente en el centro de la ciudad las posibilidades de ver una estrella en el cielo eran tantas como las tenía Jonghyun de ver los fuegos artificiales a fin de año.
Pero aún así había una pequeña estrella; era en realidad pequeña, como una minúscula viruta de lápiz, y poco a poco una nube gris y oscura la estaba obstruyendo. 
Así era Jonghyun. Algo minúsculo, algo pequeño e insignifcante. Pero que aún así tenía su brillo. Y poco a poco era opacado por tempestad. 
Jonghyun ya estaba más que muerto por dentro. Le deprimía, pero era la verdad. Jonghyun estaba muerto los 364 días del año. Sólo había una noche en la que él lograba sentirse vivo; y ésa noche era la de fin de año, donde todas sus tristezas eran borradas cuando observaba los fuegos artificiales en el cielo de Seúl. Lo relacionaba con la esperanza de que algo bueno pasara. 
'Esperanza.'

 

 *      *     *

 

Viernes, septiembre 2016.

Llegó al consultorio del doctor Jinki. Naturalmente, siempre que Yoona veía a Jonghyun pisar el lugar lo hacía pasar, pero ésta vez fue diferente. Se preguntó por qué. Ya habían pasado más de diez minutos; la paciencia no eran una de sus características. Toda su atención se postró en un folleto sobre el cáncer. No ninguno en específico, sino el cáncer en general. Jonghyun lo leyó de principio a fin.

 

— Jonghyun. .— Llamó Yoona. Ya era su turno.

 

Pasó al sitio e iba saliendo de ese mismo lugar un jóven muy peculiar; su cabello era una mezcla de blanco con morado, pálido, y vestía como lo haría un típico chico que tenía complejo de ser hipster y tumblr. Se le notaba bastante molesto a simple vista; también porque había cerrado la puerta de un portazo. Niño malcriado, seguramente. Una vez ya sentado junto a Jinki le conversó.

 

— ¿Quién era él? — Preguntó, curioso.

 

— Un nuevo paciente. — Se limitó a responder. Era tan típico del doctor Lee respuestas de ese tipo. Él notó el folleto que cargaba el más bajo en su mano. — Veo que has leído un tanto.

 

— Ah. . — Jonghyun no entendió en un inicio, pero recordó el papel que llevaba en su diestra, y sonrió.—Sí, esto es, interesante. ¿Lo ha leído antes? Habla de personas que viven con cáncer, ¡Ellos viven con cáncer! Como personas normales. — Parecía un crío hablando de sus crayolas preferidas.

 

— ¿Y no estás vivo tú también?

 

Todo el brillo en su mirada desapareció. ¿Estaba vivo también? No, no era así.

 

— Hay una gran diferencia entre vivir y existir, doctor. — Murmuró, casi en un susurro.

 

Así pasó la consulta, entre dirigirse algunas cuantas palabras y procedimientos para revisar a Jonghyun. Le extrajeron sangre, orina, se preguntó por qué no le cortaban alguna parte de su cuerpo y la dejaban para estudios científicos. Aunque hubo una batalla entera entre Jonghyun y Onew porque con los últimos exámenes se enteraron de que el rubio ya estaba entrando en la fase 4, que era de urgencia hospitalizarlo, pero terminó ganando el de menor altura. Ya se hacía tarde; Sunbohyung había quedado en pasar por él, pero estaba más que seguro que estaría muy ocupado con su novia, así que sólo le decepcionó un tanto la idea de estar perdiendo tiempo con su hermano.

 

— Bueno, eso será todo por hoy. El segundo miércoles de octubre vendrás y estarás con el doctor Niel.

 

— ¿Por qué el doctor Niel? — Formó un puchero en sus rosados labios.

 

— Es una rutina, Jong, es normal. Sabes que éstas evaluaciones psicológicas son comunes en casos como los tuyos. — Revisó unos papeles antes de volver a mirar al rubio. — Por último. . ¿lo has pensado?

 

— Ah. . — Miró a sus manos, siempre se sintió intimidado por Jinki. Empezó a jugar con ellas.— No me operaré. — La cara de sorpresa por parte del otro advirtió peligro, pero Jonghyun se apresuró continuar hablando.— Pero, estoy tomando las pastillas, y estoy dispuesto a hacerme algunos tratamientos. Sólo quiero vivir hasta después de año nuevo. Luego puedo morir, y estaré contento.

 

— Cuando eras apenas un niño le prometí a tus padres que no estarían vivos para ver tu funeral, Jonghyun. — Sabía que una parte de él estaba luchando por no seguir intentando convencerlo, así que intentaba con otros medios.

 

— Pues no debió hacer promesas que no podía cumplir.

 

                *      *       *

 

Lunes, últimos días de septiembre, 2016.
Universidad de Seúl. Lunes.

 

Ahí estaba nuevamente Jonghyun, sentado a un lado de las máquinas expendedoras, revisando los apuntes de su última clase. ÉL era claustrofóbico, pero por alguna razón su lugar favorito era siempre en ése espacio tan pequeño donde se sentía cómodo. Mientras pasaba hojas, éstas se deslizaban entre sus dedos, y llegó a unos apuntes que juró no recordaba haber escrito.

 

Literatura Poética. 
             Profesor: Choi Minho.
* Llevar informe sobre próceres literarios.
* Días de la materia: Martes, jueves y viernes.

 

— ¿Qué carajo haces ahí? — Se escuchó una voz muy por encima de él.

 

El de hebras rubias alzó su mirada, y se encontró con el Profesor Minho introduciendo un billete a una de las maquinas, al final teniendo como resultado una bebida energética.

 

— Nada. Recordaba que he perdido la calificación de un trabajo sobre próceres literarios.

 

— Ah. Claro. Puedes traérmelo después. Me he tomado el tiempo de leer tus informes, y para mi desgracia tus faltas, y todo éso está más que justificado. Te has salvado, Jonghyun.

 

Hubo un ápice de interés en el chico. — ¿Mis informes? ¿Qué decían allí?

 

— Es clasificado. — Dijo, con su típico tono jugetón. Y se encorvó apoyándose de las máquinas, lo suficiente como para quedar cercano a un chico que había bufado ante sus palabras anteriores. — Pero quizá pueda decirte algo si aceptas un post-almuerzo.

 

— ¿Post-almuerzo? — Preguntó, riéndose.

 

— Sí, es lo que viene después del almuerzo. Y en penúltimo puesto, es pre-almuerzo.

 

— Usted es un idiota. No se supone que los profesores sean coquetos. — Reclamó.

 

— Pues éste profesor te esperará para ir a post-almorzar, y luego podrás acusarme con el cabrón de Wu.

 

— ¿No le ha caído bien el director Wu? — En este punto Jonghyun ya tenía sus pobladas cejas arqueadas, y sus labios contraídos por una sonrisa que luchaba por salir.

 

— ¿Le cae bien a alguien? — Respondió, con una risa que se le hizo chistosa.

 

Y la sonrisa terminó por salir junto con una carcajada.

 

         *      *      *

 

Jonghyun por alguna razón estaba más que emocionado por el post-almuerzo que le esperaba junto con el profesor que próximamente podría acusar. Estaba ansioso de salir de la institución, pero cuando ya se encontraba caminando hasta el aula de MinHo fue cuando todo explotó.

 

— Vaya. Kim Jonghyun. — Se escuchó una voz a su espalda. Qué desgraciadamente Jonghyun reconoció de inmediato. Se tensó. Y caminó aún más rápido.

Mierda.

— ¿No me mirarás cuando te estoy hablando? Qué mocoso tan malcriado eres. — Kibum, o como le apodaban los de su séquito, 'Key', caminó detrás del rubio, siguiéndolo. — Has faltado últimamente más de lo normal, ¿por qué, Jongiie?

 

— No me jodas, Kibum — El otro intentó ignorarlo, pero era imposible. El salón de Minho empezó a quedar más lejos de lo que recordaba, y su respiración comenzó a ser más acelerada conforme sus pasos hacían lo mismo.

 

— ¿Estás enfermo? — Rió, se reía de sus propias palabras, y corrigió.— Lo siento, olvidé por completo que sí lo estás. Oh, aguarda, no me digas, ¿por fin morirás? ¿Por qué será? ¿Tu cáncer; falta de aire; suicidio? ¡Quiero grabar el suicidio!

 

Sé una pared, Jonghyun, una pared que nadie pueda derribar.
Esas eran las palabras que se repetía internamente cada vez que sentía que iba a romperse. Afortunadamente los pasillos estaban completamente solos, y no había nadie que pudiese ver el contraído rostro de Jonghyun que se esforzaba con contener un jadeo, y en un futuro, lágrimas. Su corazón le dolía.

 

— Siempre supe que serías tan patético como para suicidarte. Pero si te queda algo de decencia súbelo a Internet, estoy seguro de que a muchos les gustaría verlo. 'Muerte terminal adelantada' ¡Ya tengo el título! Soy tan asombroso. ¿O morirás por alguna enfermedad venérea? — Una gran carcajada retumbó por todo el lugar.— ¡Eres una zorra! Y tú que me culpabas a mí por acostarme con el director Wu, pft. Eres peooor que yo. Jongiie.

 

Jonghyun a este punto ya estaba casi corriendo.

 

— Deberías saber que debes de morirte de una buena vez. Nunca entendí por qué nunca te suicidaste, desde primaria, aquel día que te nacieron las suficientes bolas como para golpearme, me preparaba siempre para que mi madre y yo asistieramos a tu funeral. Eres patético. ¿Te has mirado? Pareces un cadáver, tu cabello es un asco. Tus ojeras ya son casi moradas ¡moradas! Y no les falta mucho para ser negras. Estás en los huesos, das miedo, eres un horror. Tus labios están resecos y tu piel no tiene vida, se le pueden ver las venas, puaj. Es preferible que mueras a que pases por allí luciendo como un fantasma. Broncéate al menos.

 

Su respiración ya no tenía un ritmo común, y podía sentir como su corazón se hacía un ovillo en él mismo. Su cabeza le dolía.


— Nunca fuiste, eres, ni alcanzarás a ser nadie. Jonghyun, sólo sos un desperdicio de este mundo. Uno de los miles de desperdicios de este mundo. Y nada cambiaría sin ti, todo seguiría igual.

 

Ya Jonghyun estaba en el pasillo que llevaba a la puerta del aula de MinHo. Estaba llorando, pero estaba a favor suyo de que no había soltado ni un solo jadeo. Alivio fue el que sintió cuando Choi abrió las dos puertas del lugar, a punto de salir, sin embargo, vió al rubio llorando, y quedó estático. El nombrado se apresuró en entrar a la solitaria aula, pero no sin antes escuchar un buen saludo de despedida.

 

— ¡Nos vemos después, Jongiie! — Gritó el de aspecto afeminado a lo lejos.

 

Las puertas que hace apenas segundos fueron abiertas ahora estaban cerradas, incluso con llave. MinHo se apresuró en colocarse ante Jonghyun, quien se abrazaba a su mochila, escondiendo su rostro a toda costa. Se aferraba a esa mochila como si fuera la última cosa en el mundo.

 

— Jonghyun, hey. . — No sabía qué hacer. El moreno nunca había sido bueno consolando a alguien. Pero decidió que actuaría en el papel del profesor que era.— Cálmate, te dará algo, necesito que te calmes. Estás alterado. Mírame.

 

Alzó su rostro. Estaba empapado en lágrimas, además de rojo. Sorbía de su nariz. Era la viva imagen de un niño que había perdido de vista a su madre. Minho acompañó a Jonghyun a respirar de una mejor manera. Hasta que pasada una media hora ya se calmó, y se notaba mucho más tranquilo que hace unos pocos minutos. Hace esos 'pocos minutos' estaba reacio, y no aceptaba ninguna especie de contacto humano. Algo como él en sí, sólo que llorando.

 

— ¿Estás bien? — Preguntó después de un rato, acariciando con calma las delgadas y frágiles hebras del menor. En otro momento, Jonghyun se hubiera removido totalmente incómodo, y diciéndole cualquier insulto seguido de indiferencia. Pero ésta vez él sólo asintió. — ¿Quién era ese?

 

Al hablar, la voz de éste era carrasposa. — Un chico con tiempo de sobra. No importa, tampoco.

 

— Te llevaré a casa. Vamos. — Estaba más que decidido a ayudar al contrario a levantarse del suelo, pero fue el mismo quien sin demasiados ánimos habló.

 

— ¿No íbamos a post-almorzar?

 

Realizó el intento de lo que parecía ser una sonrisa.

 

                *        *        *

 

— Y entonces le dije que era imposible, porque además de que no había dinero no había alcohol, que para el chico era como un motor, ¿entiendes?. — Decía Minho, pero era imposible entenderle bien, porque reía entre palabra y palabra. Además que tenía la boca llena de comida.

 

— Mastique antes de hablar. — Ordenó Jonghyun. Aunque él apenas y había tocado su comida, sólo la había picoteado con el tenedor.

 

— Ya, mi historia no parece ser tan divertida. Cuéntame de ti ahora. — Sugirió, limpiando sus labios con una servilleta.

 

— ¿Qué quiere saber? —Jonghyun aún se mantenía un poco abstraído, pero debía admitir que la risa del otro era algo contagiosa.

 

— Éso. — Hizo énfasis, como ese mismo día en la mañana. El rubio ya se estaba empezando a cansar.

 

— No sé qué más quiere que le cuente.

 

— ¿Cómo te sientes con éso? —Minho se recostó del respaldo de la silla.

 

— Mi cita con el psicólogo es el próximo miércoles, gracias de todos modos. Pero usted es un profesor de literatura, no un psicólogo con un título en mano.

 

— Qué odioso.— Murmuró, bebiendo un poco del vino que él mismo había ordenado. Jonghyun sólo bebía agua.— Y, ¿Qué te ha dicho el médico? ¿Cuando son tus citas en el hospital?

 

Debería de ser un tema incómodo para Jonghyun, pero ya le era normal hablarlo. No precisamente con su profesor, pero era normal.

 

— Debería estar ahora en un hospital.

 

— Eh, ¿Y por qué no estás allí? ¿Te la has saltado para estar en una cita con tu guapo profesor?

 

— Me refiero a estar hospitalizado, no una visita rutinaria.— Puso sus lindos ojos en blanco.

 

— Ya veo.. — Mordió su labio inferior, parecía interesado. Pero quizá sólo utilizaba a Jonghyun para usarlo como ejemplo para alguna clase.— ¿Y por qué no te hospitalizas?

 

— No quiero hacerlo. Me enferma mucho más el hospital que la enfermedad.

 

Hubo una breve pausa entre ambos, y los dos repentinamente hablaron al unísono.

 

'— Es psicológico.'

 

Rieron. 
Jonghyun pensó que la risa de Minho era la más bonita que había escuchado jamás, después de la de Sunbohyung.

 

— ¿Tu salud te permitirá terminar la carrera? — Preguntó.

 

— No lo creo. — Su voz se apagó de repente. Comenzaba a ser incómodo.

 

— ¿Te tendrán que hospitalizar antes de ello? No te debe de faltar mucho para terminar tu carrera, ¿un año? ¿año y medio?

 

— Un año y cuatro meses.

 

— ¡Lo tienes comido! Tampoco es como si estuvieses en estado terminal.

 

Hubo un silencio entre ambos. 
El último que habló se vio repentinmente arrepentido y afligido por no sabía qué.

 

— Dios. . Yo, no sabía, perdona. — Pareció hacer el torpe intento que haría un torpe para disculparse sobre un torpe asunto.

 

— Ya, da igual. Disfrute de ver a éste chico tan guapo en algunas clases éstos tres meses.

 

MinHo pareció ahogarse con su bebida.

 

— ¿Tres meses? — Ya ese interés pasó de ser por simple 'interés' a, de alguna forma profundizarse. — ¿Qué? ¿Cómo puedes decirlo así?

 

— Escuche, profe, tengo cáncer cerebral desde que tengo memoria. He tenido bastante tiempo como para asimilarlo.

 

— Eres un caso perdido, ¿no?

 

— ¡Sonó igual que mi doctor!

 

— ¿Tienes algo que quieras hacer antes de morir? — Cuestionó, un tanto incómodo, más aun no esperaba la siguiente respuesta.

 

—No quiero morir virgen. — Se limitó a decir, como si fuese lo más normal del mundo, para él lo era. El mayor rió, y se relajó el ambiente un tanto.

 

— Tienes veintitrés y aún no has fornicado, qué clase de persona eres.

 

— Una sin vida social, tal vez.— Alzó sus hombros — Ahora, sobre aquellos informes que me habló. . ¿Qué decía? ¿Algo interesante?

 

— Decía que eras un chico con un infinito listado de enfermedades, constantes faltas justificadas, notas excelentes, y nunca te metiste en problemas, excepto en primaria, cuando golpeaste a un grupo de niños, bastante infantil, por cierto. Nunca vi nada tan limpio como tu hoja de vida.

 

— Es interesante la forma en que la vida de alguien se reduce a éso, ¿no? Nacer, ser mantenido, estudiar, estudiar, tener un título, trabajar, trabajar, morir. Es desalentador.

 

— No se tiene que reducir a éso, por eso se le llama vida, ¿no? Se trata de sentir emociones vívidas.

 

— Las personas generalmente sólo existen, profesor. Ver a alguien viviendo es extraordinario y raro. Póngamos en ejemplo a una flor. Una flor sólo nace, y muere, no hace nada, se mantiene ahí, hasta marchitarse.

 

— Tú eres como una flor, ¿no lo crees? — Sugirió.

 

— ¿Qué?

 

— Eres una flor. Naciste y sólo tuviste que quedarte así, estático, no hacer nada, 'mantenerte ahí'. Tus padres se encargaron de tu salud hasta que en un arranque de rebeldía al cumplir tus dieciocho años te mudaste con tu hermano. Podríamos colocar eśta fase como una flor atravesando tormentas. Y ahora sólo estás ahí, estático, sin mover ni un músculo, como una flor esperando marchitarse. Tú estás esperando morir. Estás esperando a caer de tu tallo y morir como una flor solitaria y marchita. — Bebió un pequeño sorbo de las últimas gotas de vino que quedaban, ladeando su cabeza.— Al menos una flor intenta demostrar su belleza. Elegancia, y simpleza. Tú sólo eres un malcriado.

 

— Usted es quien no tiene caso. — Jonghyun rió por la analogía tan intensa que había tenido el profesor con su vida. Pero tenía razón; era una flor esperando marchitarse.

 

               *          *        *

 

El viaje en auto al principio fue lleno de plática, pero el tráfico en la autopista principal de Seúl fue un total alboroto, por lo tanto ya anocheció por completo cuando el auto se mantenía en movimiento por más de cinco minutos. Ambos estaban cansados, así que se callaron. Esta vez el silencio fue cómodo, no como la última vez. Era cómodo y confortable. A Jonghyun se le había pasado por alto tomarse muchas pastillas, pero poco le importaba, porque ese día se había sentido bien. 
Al MinHo estacionar el auto ante la casa del hermano del rubio no desactivó los seguros, sólo apagó el motor.

 

— ¿Mh? — El menor estaba adormilado, y confundido. Se había dormido a lo largo del viaje.

 

Hubo otro silencio.
Choi Minho parecía tener una batalla interna, pensando y analizando miles de cosas. Hasta que sus resecos y carnosos labios se abrieron.

 

— La vida es un regalo, Jonghyun.

 

El aludido bufó.

 

— Profesor, estoy cansado. . — Se estiró. Le dolía su espalda.

 

— La vida debe de apreciarse, sino qué sentido tendría esa 'existencia'.

 

— Ya. Muchas gracias por decirlo. Buena lección de vida.

 

— Jonghyun, no entiendes..

 

— No, es usted quien no entiende.—Hizo una pausa, cabizbajo, negando con su cabeza varias veces. Cuando miró nuevamente al imbécil de su profesor sus ojos estaban agüados.— Sabe cuantas personas me han dicho ya éso? 'La vida es un regalo, Jonghyun. No debes tener interés por morir, Jonghyun. No es una actitud normal, Jonghyun. Opérate, Jonghyun. Toma ésto, Jonghyun. Haz aquello, Jonghyun. Es por tu puto bien, Jonghyun. Tú no sabes lo que es bueno para ti, Jonghyun.' ¿Cómo pueden saber lo que es bueno para mí o no más que yo? — Remedó a las miles de personas que le decían palabras motivadoras día a día. Su voz sonaba quebrándose. — Usted no sabe nada, nada en absoluto. Deje de hacer como si lo hiciera.

 

— ¿Y qué es lo que debería saber, según tú?

 

— ¿Le gustaría olvidar? — Preguntó, con una sonrisa triste.

 

— ¿Qué tiene que ver en ésto?

 

— Respóndame.

 

— Sí. Me gustaría olvidar algunas cosas. — Concedió.

 

— Púes es eso a lo que yo más le temo. — Unas cuantas lágrimas recorrieron su rostro. Últimamente estaba demasiado débil y lloraba de la nada. No le gustaba en lo que se estaba convirtiendo. — Cada mañana despierto con miedo de haber olvidado algo importante, a alguien. Un día olvidé por completo quién era Sunbohyung, ¿sabe? Él lloró frente de mí, rogándome que lo recordara. Me dolía, pero no lo reconocía, y era como ver a un extraño pidiéndome que lo recordara. Mi propio hermano fue un extraño. Cada día despierto esperando tener un derrame cerebral, un jodido derrame cerebral que acabe con todo ésto. Ésto no es vida, profesor. He vivido más en un hospital que en una casa. Tengo los brazos parecidos a los de un drogadicto de tantas veces que me han inyectado. Puedo asegurarle que he ingerido más remedios y pastillas que comida. Me he operado tantas veces que ya le he agarrado pavor a un quirófano. Tengo miles de problemas que no me ayudan nada en mi existencia, solo la empeoran. Nunca pude tener un amigo, o un amor, sonará estúpido, pero.. Moriré en tres meses. Y moriré solo. Completamente solo.

 

Los ojos llorosos de Jonghyun se veían mucho más brillantes en la oscuridad. Y por un momento a Minho lo invadió el pavor. 
En uno de los tantos libros que había leído MinHo, leyó que los seres humanos se sienten mucho mejor consigo mismos al haber hecho algo bien. Al haber cuidado a alguien, mejorado su vida. O mejorado la vida de muchos.
Por alguna razón MinHo quiso, o creía que quería cuidar al frágil rubio. 
Hacerle ver que la vida no era tan mala como él creía.
Acercó su gran mano a su rostro, y limpió unas cuantas saladas gotas. Esa misma mano se postró en su barbilla. Y con cuidado besó los quebradizos labios del menor. Sólo porque quiso saber cómo sabían. Sólo porque ya no quería escucharlo llorar. Sólo porque quería tener un momento a solas con él. Sólo porque quería calmarlo, y tal vez calmarse a sí mismo también. Y poco le importaba que el otro se hubiera quedado inmóvil, tenso, y sorprendido.
Saboreó unas saladas lágrimas, pero junto con el dulce sabor de ésos gruesos labios sabían bien.


Los labios de Jonghyun tuvieron por apenas unos segundos un calambre
Y se movieron con torpeza.
Sólo porque quería saber cómo se sentía

Notas finales:

Espero que les guste éste capítulo. Mi laptop se dañó, pero tenía por fortuna éste capítulo en un dispositivo USB, ah.

Pero aún así me esforzaré por  continuar ésta historia, tengo muchas ideas que vendrán en los próximos capítulos.

Ah, por cierto. Gracias en verdad a todas las personas que le están dando una oportunidad a éste fic, en verdad me gusta que les guste, en unos reviews que he respondido no he dejado de recalcar lo mucho que aprecio que lean ésta historia que no creí que llegarían a apoyar tanto, y que es gracias a ustedes, lectores, que ésta historia crece y se desarrolla. Espero que les siga gustando.

Sin más que agregar, nos leemos despós.


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