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En ausencia de ángeles. por ReedVIII

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Su cabeza dolía bastante, y se sentía mareado. ¿Qué era lo que había sucedido? Lo último que recordaba era haber estado en la capilla de la universidad y. . ya.

Frunció un sinfín de veces sus ojos antes de abrirlos; la luz le pegó directamente en ellos y le fue difícil acostumbrarse. No era un hospital conocido en el que estaba. Generalmente siempre que le ocurría algo era llevado al hospital general de Seúl, y tenía una habitación para él mismo, no bromeaba, hasta dicha habitación tenía una placa con su nombre; se suponía debía entristecerse por ello, pero le hacía feliz tener su propio lugar en ése hospital, incluso lo había decorado a su gusto. Pero éste lugar lucía considerablemente diferente al otro, y sinceramente lucía horrible. El color verde de las baldosas cubría tanto el suelo como las paredes y techo. Era apabullante. No había ni una sola ventana y sólo era iluminado por una insípida y defectuosa luz. ¿Murió? Siempre creyó en la resurrección, y se preguntó en qué clase de mierda había reencarnado. Pero observó sus manos; seguía siendo él. La cicatriz que tenía en el dedo índice desde pequeño se lo confirmaba. Entonces, ¿estaba en el infierno? Siempre lo imaginó más.. terrible. A lo mejor estaba en la sala de espera del secretario de Satán, quizá estaba enjuiciando a otro chico que, o pecó demasiado en vida, o como Jonghyun, nunca creyó en un dios.

 

— Has despertado. Me habías pegado un susto horrible. —Dijo una voz.

 

Jonghyun se giró y notó que el mismo chico que estaba con él en la azotea ahora estaba con él. ¿Qué mierda sucedía? El rubio se quedó observándolo como si de un extraño se tratase, porque eso era el moreno, un extraño. Un extraño que por una extraña razón ahora estaba con él en un extraño hospital.

 

— Ah. . Sigues sin hablar, ¿qué coño te pasa? En serio. —  Preguntó, estirándose, aparentemente estaba con él desde hace un buen rato.

 

— ¿Qué hora es? —  Murmuró Jonghyun, observándose a sí mismo por primera vez. Tenía unas vías en sus brazos, y alzó su mano hasta tocar su rostro; su nariz para ser más exactos. Porque sentía algo extraño. Tenía un respirador.

 

Observó un reloj que tenía bajo la manga de su chaqueta, y luego le habló al más bajo de ambos. — Siete treinta, has llevado dormido un buen rato.

 

Se sorprendió. Ya era bastante tarde, Sunbohyung estaría bastante preocupado. Pero solo eso. Recordó cuando en el corto tiempo en el que estudió en primaria, la primera vez que sus padres le dejaron ir solo a casa se tardó, porque estaba muy cansado, y al llegar a casa su madre estaba llorando, y ella junto a su padre habían llamado a todos los hospitales, ya que, después de pasar a por él a la escuela, y enterarse de que hace más de media hora que había salido, imaginaron lo peor.

Una enfermera, aparentemente menopáusica entró a la sala, tenía una cara de amargada impresionante. Llegó sólo para revisarle las vías al rubio, y quitárselas, lo mismo hizo con el respirador, y le dió unos papeles, que asumía eran las medicinas que le había mandado. En el otro hospital la enfermera Seulgi le hubiera preguntado cómo se sentía, y si quería algún analgésico, además, le preguntaría si se sentía lo suficientemente bien como para quitarle el respirador. Y el doctor Jinki hubiera venido personalmente a quitarle las vías. En ese hospital ni siquiera le habían preguntado su historial médico. Más tarde ya se le fue permitido irse.

Mientras Jonghyun volvía a colocar su  chaqueta en su torso se le veía notablemente incómodo, pues no era el único en la habitación, había un chico mucho más alto que él. Su apariencia transmitiría superioridad, de no ser por un brillo infantil en su mirada mientras jugaba con su móvil.

A la hora de salir del hospital Jonghyun agradeció, y el chico se ofreció a llevarlo a casa en su auto. El bajo no hubiera accedido de no ser porque no sabía en dónde estaba,. Nunca había estado en ese lugar. Tampoco era como si él saliese tanto. Una vez en el auto el silencio reinó. No era ese tipo de silencio del que se disfrutara, era incómodo. El moreno era lindo, pero molesto. No dejaba de hacer tema de conversación.

 

—  Así que, la enfermera dijo que tu presión bajó, y por eso te desmayaste. ¿Ocurre seguido?

 

—  Mh. . —  'Baja de tensión'. Haha. Si tan solo fuese tan simple como eso. Asintió.

 

 

El viaje se mantuvo así, en silencio. Al llegar a la casa del menor este abrió la puerta, y fue recibido por un Sunbohyung significativamente preocupado.  Lo abrazó, y le dedicó una mirada al chico que sin haberse dado cuenta había salido del auto, para acompañar al otro hasta la entrada. Con una seña de ojos le hizo entender a Jonghyun que explicase.

 

— Ah, él es. .  —  Vaya. No sabía su nombre.

 

—  MinHo, Choi MinHo. —  'Choi MinHo' se acercó hasta el único de aquel trío que alcanzaba a ser más alto que él. Y ambos estrecharon la mano. ¿Por qué fue tan arbitrario?

 

—  MinHo.— Repitió el pelirrojo. —  Gracias por traer a Jonghyun a casa.

 

Cuando Sunbohyung se lo proponía podía intimidar. Y su rostro era completa seriedad. Jonghyun rió, porque la verdad era que él no era así, era pura idiotez, no seriedad.

 

—  Pues, lo llevé al hospital cuando se desmayó, pero al final fue solo una baja de presión. —  Se excusó.

 

— ¿Baja de presión? —  Interrogó, esperando una confirmación por parte del rubio.

 

—  Ah. Sí. —  Quizá muy en el fondo Sunbohyung sabía que había algo de trasfondo, pero lo dejó hasta allí.

 

—  Bueno, espero te mejores. Supongo que yo, eh, adiós. —  Se despidió el otro, dirigiéndose a su auto. Actuó muy torpemente.

Tenía cara de torpe, pensó Jonghyun.

 

 

Mientras Sunbohyung era el único que se despidió de él, los dos hermanos entraron a casa, y al cerrar la puerta toda la fachada de seriedad del mayor había desaparecido, ahora una sonrisa burlona era lo único que decoraba su rostro.

 

—  ¿Qué? —  Dijo Jonghyun, sintiéndose repentinamente incriminado.

 

—  ¿Y? ¿Quién es él? —  Continuó.

 

—  Yah. No lo sé, lo conocí hoy. No sé si hice bien en subirme al auto de un extraño. Pudo violarme, o matarme, qué se yo.

 

—  Oh, la primera cita de mi hermanito fue en un hospital, ¿cómo fue? ¿Cuando te desmayaste te cargó al estilo princesa? ¿Despertaste  y fuiste feliz al verlo?

 

—  Idiota. .  —  Farfulló Jong.

 

Jueves, septiembre, 2016. Universidad de Seúl.

Área, literatura poética.

 

Jonghyun en su salón de clases se sentaría de último, sino fuese por sus problemas de vista. Debía sentarse en los primeros lugares, y aún con eso y sus lentillas le era difícil ver.

Su último profesor de literatura poética había sido despedido después de haberse visto involucrado en casos de pedofilia, así que hoy después de semanas de que la materia no se diese, conocerían a su nuevo profesor de literatura. Sinceramente, no sabía de qué le serviría eso. Jonghyun estaba estudiando psicología, no algo que necesitase literatura. Les dijeron que era para liberar sus mentes, algo aparte de la carrera, una actividad extracurricular en sí. Entregaban una lista de diferentes actividades a todas las demás facultades y los que eligieran la misma estarían en un mismo salón tres veces a la semana. Y veía eso como un desperdicio de su tiempo. Tendría que hablar con éste nuevo profesor para explicarle su condición, y así explicarle sus faltas. Ya era tarde. Se estaba retrasando en su primer día; no era nada profesional. Si Jonghyun seguía vivo para completar y emplear su carrera, sería el psicólogo más responsable, ya se había planteado su nombre en un consultorio. 'Psicólogo Kim Jonghyun. Psicólogo Kim. Psicólogo. .  Toda la plática del salón cesó repentinamente.

 

—  Lamento el retraso. — Aquella voz le era conocida, pero Jonghyun no quería abrir sus ojos, estaba cansado. No había dormido lo suficiente. — Soy el profesor Choi. Sólo Choi, por ahora.

 

¿Qué?

 

Abrió sus ojos, y ahí estaba el chico que ayer lo estaba llevando a su casa. En el escritorio que se se suponía ocuparía el nuevo profesor, vestido con una camisa negra, jeans ajustados, y la misma chaqueta de ayer; una verde militar más allá de la cintura.  Se preguntó qué estaba sucediendo. Sólo su apellido estaba escrito en la pizarra. Y el moreno estaba inspeccionando a todas las columnas que formaban los alumnos, y la mirada de éste terminó en Jonghyun. Estaba  a punto de  ponerse en pie y largarse de allí, aunque no sabía a dónde iría. Pero quería irse de allí.

 

—  Bueno, ¿Qué les parece si interactuamos un poco antes de que me empiecen a odiar como profesor? Empecemos con. .  Tú. — Señaló a Jonghyun. Sabía muy en el fondo que internamente se estaba burlando, lo veía en sus ojos. —  Nombre, edad, carrera, y gustos.

 

—  ¡Sí, habla! — Se escuchó una voz burlona a unas cuantas columnas tras de él.

 

—  Profesor, él es muy callado. — Dijo una de las pocas personas con las que socializaba Jonghyun, que a fortuna de él, estaba justo a su lado.

 

—  Pues que me lo diga él mismo. Nombre, edad, carrera y gustos. —  Insistió el 'profesor'. —  De ésta aula no nos iremos hasta que él hable.

 

Después de unos minutos que la sala se impacientara el rubio por fin decidió ponerse en pie, y después de unos segundos habló. Toda la tención de MinHo estaba en él.

 

— Kim Jonghyun, veintitrés años. Estudiante de psicología. — Exclamó el rubio, totalmente tensado.

 

—  ¿Y no tienes gustos, acaso, Jonghyun? —  El nombrado sabía en ese momento que todo el poder que tenía antes de ignorar al mayor se había ido. Y el más alto también lo sabía; se veía en sus ojos y su sonrisa. Qué persona tan prepotente. O 'autoprepotente', si es que esa palabra existía.

 

—  Me gusta bastante estar sentado. —  Mencionó con indiferencia.

 

Se escuchó un murmuro en el aula, y la sonrisa del moreno seguía vigente.

 

—  Te quedarás conmigo después de clases. —  Terminó por sentenciar. Y continuó señalando a personas, a continuación lo hizo con una chica que conocía, al menos superficialmente; todos en la universidad hablaban de ella por lo 'zorra' que era. —  Nombre, edad, carrera, gustos.

 

Pasó toda la hora y media en eso, señalando personas y preguntando ésas mierdas. Jonghyun estuvo a punto de dormirse, de no ser porque le dolía la cabeza. Al terminar la respectiva clase todos salieron, y él también estuvo a punto de hacerlo, pero un llamado por parte del otro le hizo recordar que debía quedarse. Se colocó ante el escritorio, y estuvo a punto de golpear al mayor. Se estaba retorciendo de la risa.

 

—  Así que, Jonghyun, ¿eh? ¿Por qué tan altanero? — Alzó sus hombros en respuesta. —  Para mañana me traerás un reporte sobre próceres literarios.

 

—  No tenía pensado venir mañana.

 

—  Pues lo harás, sino perderás la. .--

 

En ello fue interrumpido por uno de los estudiantes del recinto, lo conocía, estudiaba psicología junto con Jonghyun, venía con unos papeles que dejó en el escritorio.

 

—  Ah, profesor, lamento interrumpirlo. El director Wu le ha mandado esto, son los papeles de sus horarios, nóminas, y todo al respecto, por favor, si tiene dudas al respecto  no dude en ir a preguntarle personalmente, y. . — Sonrió felizmente al ver al rubio a su lado.—  ¡Jonghyun!

 

El saludo fue más feliz de lo que habría esperado de Chanyeol. Sólo le sonrió de vuelta.  Al terminar solo se fue.

 

—  En fin. Me traerás el reporte mañana.

 

Quería matarlo, lo juraba, lo mataría en cualquier momento, pero sin embargo solo asintió, dando la vuelta para irse del lugar cuando un último llamado le hizo comenzar a pensar cuánto le costaría asesinarlo con su lapicera.

 

—  ¡Jonghyun! —  Llamó.

 

Qué.

 

—  Qué.

 

—  ¿Sabes dónde está el director Wu? — Esa sonrisa burlona se volvía a hacer presente. Aunque Jonghyun también estaba sonriendo internamente. ¿En serio le estaba pidiendo indicaciones después de haberle regañado?

 

—  ¿No debería saberlo usted? Las entrevistas son en su oficina, ¿no? —  Aún sin voltearse hablaba.

 

— Me entrevisté con su asistente en una cafetería.

 

Qué profesional, pensó el rubio.

 

—  Sí lo sé. Adiós. —  Se dió la vuelta nuevamente, pero ésta vez el otro se puso en pie y se colocó ante el rubio, impidiéndole el paso.

 

— Como tu profesor esta es una falta de respeto, eh. Alumno, lléveme. — Ordenó, mientras recogía sus cosas.

 

Repentinamente todas las ganas de asesinarlo desaparecieron.

 

*           *           *

 

—  Allá queda la biblioteca. —  Señalaba Jonghyun a medida que junto al azabache iban caminando. — Por allá está la cafetería, y un poco más allá el área de medicina.

 

—  Ya veo. — Era lo único que parecía contestar el moreno.

 

—  Por allá se hace deporte y, mh, podrás encontrar una papelería después del centro de copiado.

 

—¿No sería más práctico que ambos sean en el mismo sitio?

 

—  Eso mismo pensé yo al enterarme de que eran por separado. Pero todo es más complicado. La papelería se limita a ser únicamente papelería, también tiene una pequeña sala para computación. Pero en el centro de copiado puedes además de, copiar —  Se rió de sí mismo — Imprimir los trabajos finales que tienes. Hacen todo tipo de tarjetas, publicidad, esas cosas, es más complicado. ¿Entiende?

 

—  Ésto es una ciudad, no una universidad. —  Se burló el que tendría que ser el profesor, pero parecía más bien un universitario, era jóven, muy jóven. Eso le dió pie a una pregunta.

 

—  ¿Qué edad tiene? —  Interrogó.

 

—  Veintisiete. — Pero aún así, no supo de dónde, pero sacó la suficiente confianza como para hacerle una broma.

 

—  Tienes cara de cincuenta y tantos.

 

Ambos rieron, pero uno de ellos terminó tosiendo.

 

—  ¿Podemos parar un minuto? —  Jonghyun ya estaba bastante cansado, y no quería continuar caminando. Y el aula de Wu quedaba más allá. Así que mientras se concentraba en buscar su respirador en su desordenada mochila se recargó de la barandilla. Minho le concedió un descanso.

 

—  ¿Eres asmático? —  Preguntó, al notar la forma en que el otro inhalaba del respirador.

 

Asintió.

 

— Y sufres de la presión. — Añadió.

 

Asintió nuevamente.

 

—  ¿Tienes alguna especie de enfermedad?

 

Jonghyun ya se estaba cansando de tanto asintir, así que ésta última vez después de hacerlo dejó caer su cabeza hacia atrás.

 

—  ¿Y esa es?

 

—  Está haciendo demasiadas preguntas para usted ser un profesor y yo un alumno.

 

—  Me gusta familiarizarme con mis alumnos.

 

—  ¿Le molesta si sigue usted? Es después de los cuatro pasillos, en una gran puerta de madera.

 

—  Luces cansado. ¿Estás bien? No quiero volver a llevarte al hospital.

 

—  Le prometo que no moriré hoy, despreocúpese, profe. —  Le guiñó un ojo. Porque ese era Jonghyun, un coqueto burlón, que siempre se la pasaba haciendo bromas. Cuando salía de fachadas incluso podía ser un universitario normal.

 

—  Estoy seguro de que puedes terminar de acompañarme  hasta donde Wu, puedes morir después.

 

—  Después de diciembre. —  Comentó, aislándose por un momento en sus propios pensamientos. Pensó en voz alta.

 

—  ¿Qué?

 

Jonghyun reaccionó, y nuevamente se incorporó, caminando, dejando atrás al mayor. El cual rápidamente se posicionó a su lado. Aún tenía en mano su inhalador, y le regaló unas últimas caladas.

 

—  Por allá en el campus hay veces en las que unos estudiantes se dedican a pintar. Muchas veces han manchado el pasto y el director Wu se ha puesto colorado de la rabia. También está un pequeño restaurante al norte, después de la fuente.

 

—  Una fuente, restaurante. . ¿Y el presidente dónde está?

 

—  No hay ningún presidente, pero frente de la universidad está la embajada de Canadá.

 

—  HAHAHAHAH. —  Negó varias veces con la cabeza, con una amplia sonrisa dibujada en sus labios. —  Es la primera vez te veo hablando tanto.

 

—  No soy muy conversador.

 

Se mantuvieron todo el viaje conversando, lo hacían de mil y ún cosas. Pero de vez en cuando tuvieron que parar para que Jonghyun inhalara de su respirador. Al fin llegaron al despacho del director Wu, y los dos ya se estaban despidiendo. El rubio estaba ansioso por irse ya, pero por una parte no, por una parte disfrutó internamente de esa conversación. Pero su cabeza dolía.

—  Bueno, es aquí, nos vemos. —  El más bajo estuvo a punto de irse, pero nuevamente el otro se posó ante él, impidiendo, otra vez, que se fuera. — ¿Qué?

 

—  Recuerda que mañana debes traer el informe.

 

—  Le he dicho que no tengo pensado venir mañana. — Dejó caer su cabeza de lado, frunciendo sus labios.

 

— ¿Qué puede ser más importante que la universidad? — Cuestionó, cruzándose de brazos.

 

—  Mi cita con el doctor. Aunque tampoco es como si quisiera ir. —  Respondió, sin rodeos.

 

—  Cierto, morirás a causa de tu asma, ¿no? O tu presión, o mejor, ambas combinadas. —  Se burló, echando su cabeza hacia atrás mientras se reía del menor.

 

— No, moriré por mi cáncer.

 

La risa del moreno fue obligada a parar. Palideció, y observaba al rubio como si lo que acababa de decir fuera broma, una mala broma.

 

Jonghyun tomó entre sus manos una de las más grandes del azabache, estrechándola.

 

— Profesor, mi nombre es Jonghyun, y tengo cáncer. Por eso es que usted verá muy poco a este guapo chico en clase, y deberá de mandarme muchos trabajos para compensar los exámenes, exposiciones, etcétera. ¿Bien?

 

En ello el director Wu abrió las puertas de su oficina, seguramente la risa del profesor Minho lo había molestado, así que como resultado había ido a indagar.  Su ceño estaba fruncido, más que preparado para regañar a cualquier alumno que estuviese ahí, interrumpiendo su tranquilidad. Pero más aún su ceño seguía fruncido, pero lo relajó al ver que sólo era Choi.

 

—  Profesor Choi, pase. —  Invitó Wu.

 

MinHo seguía estático, observando la forma en que Jonghyun le daba la espalda y se iba, aún incrédulo de lo que acababa de escuchar.

Notas finales:

Bueno. Ya tengo mitad del tercer capítulo ya escrito, así que espero que éste les haya gustado. 

El primero sólo fue para describir io explicar la historia de Jonghyun, y en éste segundo se usó para que el Jongho se conociera en sí.

Nos leemos luego.


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