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Estocolmo por Cobalto585

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la mano le restringió afanosamente la nariz y boca con el pañuelo, hecho el peso hacia atrás golpeándole con la nuca alguna parte del rostro, sin embargo la fuerza no trastabillo ni cedió, sujeto las manos que le ceñían firmemente en un vano intento de soltarse, sintió un cansancio extraño y su cuerpo se sintió entumecido y débil, rasguño con todas sus fuerzas el brazo y la mano en su rostro...

se quejo y sintió caer hacia todos y a ninguna parte como en un vacío obscuro, había sido un sueño...o una pesadilla de lo acontecido seguramente la noche anterior, seguramente sus padres ya le estarían buscando, si era astuta podría escapar antes de que sabrá dios que cosa planeaba con ella esa mujer, sentía los dedos de los pies entumecidos, apenas los movía con dificultad, por segunda vez intento la maniobra que había aprendido hace unos meses. ­

-no¡ shizuru...­- le susurro natsuki al observar que casi lograba su cometido, si shizuru se quitaba la cinta de los ojos se vería obligada a eliminarla mas pronto de lo previsto, no podía permitir ese desliz, no sin antes haber probado las mieles de tan bella mujer, podría decirse que hasta ese momento permanecía su obsesión por ella, le ciño por el amarre y regreso sus manos tras la espalda -­si me ves...tendré que matarte...-­ le susurro dejando de empuñar la tela que hacia de brida tras las manos que noto mas frías de lo usual, se levanto y busco una cuerda de rapel que tenia entre su herramienta, la corto a medida y se aseguro que sus manos no lograsen pasar hacia el frente, se retiro y preparo un poco de leche caliente, dos pares de pan tostado con miel y sirvió los dos desayunos.

"tendré que matarte" semejantes palabras le dejaron sin reacción alguna, estaba en shock, ¿acaso esa mujer pensaba en matarla de todas formas?, el tiempo pareció detenerse, no, maldición, aun quería enamorarse y tener una buena esposa, estaba mas que claro para ella que no deseaba casarse ni tener compromisos con ningún hombre, los hombres nunca habían ocupado un lugar relevante en su vida ni en su mente, aun deseaba hacer tantas cosas y todo eso podía ser truncado por una loca que ni conocía y no tenia idea de lo que planeaba ­-no...-­ susurro con llanto incapaz de mantener su aplomo, sus padres acudieron a su memoria, los imagino en la morgue reconociendo su cuerpo y su madre callendo al amparo de los brazos de su padre...y ello solo empeoro su sentimiento. ­

-no, ¿que?-­ replico la pelinegra mientras se acercaba a la cama dejando los vasos con el par de sándwiches de miel junto a la cama en la cómoda, miro a detalle la facción de angustia que permaneció en los hermosos rasgos de la castaña, el sonido de su voz quebrada le estrujo el corazón un momento, tomo asiento a su lado de forma lenta sin apartar los ojos y le paso la mano en una caricia suave sobre el rostro ­-no hagas eso shizuru...­- cuatro témpanos de hielo pasaron sobre su mejilla. pese al frio en los dedos carentes de calidez alguna sintió un poco de consuelo, se trago el llanto y se mantuvo en silencio un momento ­-no...me mates, por favor-­ susurro en tono confidente, sabia que su captora permanecía a su lado, sentada muy cerca ­-no me quitare la venda pero no me hagas daño...por favor-

­ -no lo hare si no me vez... ahora bien, me preguntaba si tendrías hambre hoy...-­ susurro de forma baja natsuki dejando el tacto suave que le dejo en las yemas de los dedos la piel de la castaña. tomo el vaso y se lo acerco a los labios de forma lenta ­-esta un poco caliente...-­ le advirtió, mientras esta ocasión el liquido crema era recibido con duda, sonrió para si, era maravilloso verla comer, tomo uno de los panes y se lo ofreció de la misma manera, comían intercaladamente, mientras shizuru masticaba el pan ella bebía leche y mordía gran parte del pan, tras cuarenta minutos ambas habían terminado el desayuno ­-debo ir a trabajar...por favor no hagas nada que me obligue a hacerte daño shizuru...-­ esta vez acerco el rostro cerca del oído de la castaña, se levanto y regreso para colocar una colcha de algodón sobre los hombros para abrigarle del frio

shizuru permaneció inmóvil, no por el susurro tan cerca de su oído que le contrajo las entrañas, si no por el gesto de su captora al abrigarle del frio, acerco las piernas contra su estomago doblándolas y dejo que las manos próximas le envolvieran en la colcha, no escucho una palabra mas y los pesados pasos de la mujer abandonaron el lugar, debía admitir que el desayuno le había gustado, nadie había tenido esa atención con ella quizá no era tan mala... ¿Qué rayos estaba pensando? obviamente estaba obligada a darle de comer en la boca, la muy infeliz le tenia maniatada como lechón de hoguera...y si la había abrigado era por que igualmente estaba allí encerrada en ese congelador por su culpa.

el agotamiento, un desayuno caliente, un frio constante y una colcha abrigándole, no era buena combinación, el tecleo constante sazonado con los intervalos de silencio le despertaron, se irguió con dificultad -­¿eres tu?...así que ya regresaste...no sabia que los secuestradores trabajaran...­- dijo con ensoñación la castaña sintiendo el frio que le calaba los pies...no tenia los zapatos puestos, se los había retirado su captora seguramente mientras dormía.

ceso de escribir giro la silla y se acerco a la barra, reviso el horno y apago la llama, un par de segundos después una campana dulce sonó avisando que estaba a tiempo de apagar las brazas, busco los guantes y llevo la charola caliente sobre la mesa de cristal templado, se aproximo a la castaña con un artefacto en la mano, le ciño del brazo y le acerco hasta la orilla de la cama, donde le indico sin palabras que se sentase, subió a la cama y se hinco detrás de la castaña, donde no pudo evitar respirar el aroma dulce de su cabellera, acerco su rostro al oído apeándose para no ceder al capricho de su lengua por recorrer aquel lóbulo -­no voltees...ni te muevas o te hare daño...­- ordeno con voz sombría mientras retiraba el nudo que sujetaba la seda negra a su cabeza, coloco entonces una mascara de fibra de carbono y cuero, que cubría solo los ojos y dejaba libre la nariz, mejillas, la boca y parte de la cabeza, le ajusto las correas y le aseguro con un candado electrónico que controlaba desde su computador

tenia deseos de golpearle con la nuca y salir corriendo, pero recordó los seguros que había en la puerta, seguramente no había ventanas y era una habitación a prueba de que escapara el sonido, tenia una posición de desventaja físicamente, bastaría que alargara el brazo le apresaría en su intento de escape, seguramente estaría desorientada si abría los ojos, así que obedeció maldiciendo a sus adentros sintió un alivio cuando el amarre en sus manos fue liberado al igual que la cinta de satín en sus pies, la mano fría le tomo de la suya y le guio despacio, sin soltar su mano la deslizo sobre la superficie, le dejo conocer el espacio y le sentó con cariño en la silla, escucho los pasos alejarse un metro y el crujido de la piel delato que había tomado asiento, el repique de los cubiertos en la loza le indico que pasaba.

natsuki corto la carne, reviso que estuviese bien cocida, coloco la guarnición y sirvió el agua, se inclino para poner el plato cerca de las manos de shizuru -­el plato esta frente a ti, ten cuidado-­ la miro repasar casi en un roce la superficie de vidrio hasta que encontró el plato, luego la cuchara, el vaso y nada mas...no había tenedores ni cuchillo, no podía correr semejante riesgo, sin apartar los esmeralda termino el puré de papas y la guarnición para tomar el corte de carne con las manos ­ -no hay cuchillo ni tenedor, usa las manos...es mas practico-­ a lo que shizuru imito la acción hasta que termino el corte.

Después de la cena le guio hasta la cama y le abrigo de nuevo en la cama, permaneció sentada en el colchón mirando en silencio a la castaña, no pudo negarse aquel tacto tan cálido, y le prodigo una caricia por el mentón y la mandíbula, shizuru se encogió de hombros por el frio de sus manos pero no rechazo el cariño, se acurruco y trato de dormir, natsuki rio bajo de forma dulce y espero a que le venciera el sueño, coloco una colcha extra sobre la mitad inferior del torso y se retiro hacia su cama, donde soñó con ese rojo intenso que se auto negaba al tener cautiva y cegada a la castaña.

 


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