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Acuerdo por aiakafuri

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Notas del fanfic:

Por cumpleaños de Kazu-chan

Espero les guste n-n

Los persoajes no me pertenecen ;)

Notas del capitulo:

FEliz cumpleaños, Takao Kazunari!!!

—¿Has visto eso? — el gran aparato que llevaban en una transportadora, era el robot quirúrgico Da Vinci. Uno de los avances más destacados en cirugía robótica. Lo había visto en la convención internacional de unos meses atrás. Era demasiado caro, y ellos no podían costearlo.

—Sí, padre.

—Estos malditos  nos quieren desbancar del lugar como mejor hospital de Japón.

—No solo eso. Tienen mucha mejor tecnología que nosotros y todas sus consultas son a bajo costo.  Algunos de nuestros pacientes ahora son suyos.

—No puedo creer que nos traicionaron.

—Sí, pero ellos pueden costear los precios más accesibles por eso viene aquí.

El Hospital Taka  (Halcón) apenas se había fundado hace un año y ya estaba en segundo lugar en la escala nacional.  Nadie sabía quién era el dueño o director del hospital. Habían escuchado que era un japonés-americano, y eso era todo.   Mientras tanto, su hospital (ya que era el director actual), el hospital Midorima había estado perdiendo pacientes y empleados. No iba a permitir que el hospital de su familia cayera gracias a un desconocido o se dejaba de llamar Midorima Shintarō. Por mucho qué odiaba a su padre, no permitiría que el legado de sus abuelos se derrumbarse.

—Ya estamos aquí— se dirigieron  a la recepción —Disculpe. ¿Se encuentra el director?

—¿Tiene cita?

—Sí…

—Su nombre y hora

—Midorima Shinsuke… En cinco minutos.

—… —Miró fijamente al pelo negro y al pelo verde —No está en la agenda del día, ni posteriores.

—Tal vez se le olvido…

—Permítame un momento— marco por teléfono y nada. Llamó a la recepcionista de urgencias  —Misuki-san ¿Podría anunciar que el director me llame? … Gracias —Colgó y miro a Midorima —Está en unas de sus rondas por el hospital y no atiende su teléfono. Espere unos minutos.

 —Claro, no se...

“Director, comunicarse con Watanabe-san. Director, comunicarse con Watanabe-san”

Un par de minutos después el teléfono sonó —Sí. Está el señor Midorima Shinsuke que tiene una cita con usted ahora…Sí, Midorima Shinsuke… Sí y un acompañante… permítame  ¿Cómo se llama?

—Midorima Shintarō.

—Gracias. Se llama Midorima Shintarō…  Entendido… Está bien. — Colgó y se levantó de la silla que ocupaba —Por aquí. Los recibirá en media hora, está atendiendo un paciente y una vez que se desocupe vendrá.

Los Midorima siguieron a la castaña hasta una sala de juntas — ¿Les ofrezco algo?

—No. Gracias.

—Sí se les ofrece algo, marque *01 y los atenderé— dijo señalando el teléfono.

Vieron salir a la castaña y soltaron el suspiro de alivio que habían estado reteniendo.

—No espere que funcionara— dijo a su padre.

—Obviamente sabe quiénes somos— Observó la sala de juntas, las sillas se veían muy cómodas y la vista era magnífica; desde allí logro ver, en miniatura, su hospital —Esperemos…

 

————-— Una hora después —————

 

La secretaría había informado que el director a un no salía de atender el paciente y que esperaran un poco más.

—Siento la demora.

Voltearon y un ensangrentado doctor había entrado… y no solo eso, lo habían reconocido.

—Takao/Kazunari.

—Vaya. Así que se acuerdan de mí— sonrió maliciosamente. Pero su corazón estaba latiendo de forma descontrolada al ver a Shintarō… quería lanzarse a sus brazos.

—Director. Aquí está su camisa— la secretaría había entrado por otra puerta. Una que Shinsuke había intentado abrir y no había tenido éxito.

—Gracias— se quitó la bata médica y se la entregó la secretaría; se puso la limpia —Habla a mi casa y que alguien me traiga ropa limpia.  

—Enseguida. ¿Algo más?

—Llama a Jack y dile que ya recibí a Da Vinci. Y, trae algo para beber, muero de sed.

—Ahora mismo— se retiró a pasos apresurados.

—Disculpe… Ahora sí ¿Qué se les ofrece? — se sentó en lugar y sonrió.

—¿Director?

—Sí. Soy el director y dueño de este hospital— disimuladamente observaba a Shintarō.

—¿Qué clase de broma es esta? —cuestiono furioso Shinsuke.

—No es ninguna broma, ¿Qué quieren de mí y mi hospital? Por esta vez no haré valido el acuerdo… Así que comience hablar. Tengo una agenda muy ocupada.

Shintarō estaba mudo. El amor de su vida estaba frente a él —Kazu…

—Hola. Shin-chan— una sonrisa triste se enmarco en sus labios. Tanto tiempo sin ver al amor de su vida.

—Yo…

—Luego hablamos… ¿Qué quiere, Midorima? — miro fijamente al pelinegro.

—Bien, sí es que eres el dueño quiero que formemos una sociedad.

—¿Cuánto tiempo tiene de pie el hospital Midorima? — se cruzó de brazos y ladeo la cabeza.

Shinsuke frunció el ceño —53 años.

—53 años… 53 años para lo que es el hospital y yo, en  tan solo un año, ya lo he superado. Supongo que un muerto de hambre fue mejor que usted, Midorima Shinsuke.

Shinsuke apretó los puños —No vine para hablar de eso.

—Cierto— se sentó derecho, apoyo sus manos en el bordo de la mesa y sonrió —Declinó cualquier oferta de sociedad con el Hospital Midorima.

—¿Por qué?

—Sé por qué lo hace y yo no vine a quitarles todo lo que han construido. A diferencia de usted, yo veo por cada uno de los pacientes y empleados de mi hospital.

—¿Está diciendo que descuidado a mi gente?

—Por supuesto, sueldos malos, negligencias médicas, malos seguros para sus empleados, entre otras cosas que no son de mi importancia. Cada quien maneja su hospital como mejor nos convenga, por ello me niego a una sociedad.

—Tú— apretó sus puños —¿Con quién te acostaste para tener este hospital?

—Con nadie. Yo solito funde este hospital — sonrió y se levantó —Si vuelve a pisar mi hospital o intenta acercarse a mí o a cualquiera de mi familia, haré efectivo el acuerdo.

—No te atreverías.

—No me caería mal un centavo más.

—Vamos, Shintarō— furioso camino hacía la salida —Shintarō.

—No— se negó a moverse.

—¿Qué has dicho?

—Esta vez no. Vete— No una vez más. No lo obedecería. No más.

—¿Quieres pagar dinero por este muerto de hambre?

—Soy dueño del hospital Taka, y heredero de los Gold. Se lo advertí hace 10 años, que yo no era un muerto de hambre.

—¿Te refieres a los Gold… ¿esos Gold rubios y ojos azules-gris? —logró decir Shinsuke.

—Nash Gold es …

La puerta abrió y entro un rubio interrumpiendo al pelinegro —Kazu te estuve llamando.

—Lo siento, nii-san. Estoy algo ocupado.

—Cómo sea. Papá dice que llegues temprano, necesita tú firma para la nueva adquisición… ah  y no se te olvide comprar lo que te envió nana al celular.

—¿Nash Gold Jr? — pregunto Shintarō al reconocerlo ¿Cómo olvidarlo?

—ahh… El mono de lentes— miró al pelinegro a su lado —El mono padre — le dio un golpe en el abdomen que hizo doblar al pelo negro.

—¡Nash. Detente! — Kazunari corrió  a detenerlo.

—Pero este bastardo.

—Sí lo matas iras a la cárcel ¿Quieres dejar a mi cuñada sola? — no soltaba a su hermano.

—Vale… Esta vez tuviste suerte, mono — le entregó la bolsa a su hermano y se fue.

—Será mejor que no provoque a Nash ni a ningún otro Gold, mejor márchese.

Midorima Shinsuke abandonó la sala de juntas, bastante adolorido por el golpe.

—Kazunari…

—Shin-chan— sollozó y respondió al abrazo del pelo verde.

—Kazunari— estrujó lo más fuerte que pudo al pelo negro.

—Te he extraño tanto— lloró sintiendo el latido del corazón de Shintarō.

—Lo siento… Si no hubiese sido tan débil esto no hubiera pasado.

—No fue culpa de Shin-chan.

—Maldigo la hora en que mi padre hizo eso.

—Yo también— sollozo aferrándose al amor de su vida.

Shintarō se separó un poco de pelo negro y lo observo, Kazunari portaba su cabello un poco más largo y sus ojos se veían más tiernos que nunca —Te amo. Te sigo amando cómo el primer día.

—Shin-chan— se paró de puntillas y beso al pelo verde —También, te amo.

Una amenaza fue los que los separo, esta vez no dejaría que su padre le hiciera algo a su amado Kazunari. Volvió a besar a Kazunari, como si nunca lo hubiese hecho,

—Shintarō tengo algo que confesarte— susurró con miedo.

—¿Qué?

—Recuerdas la absurda cláusula de la que tú padre se burló.

—Sí.

—Hubo una razón por la que la pedí. Ese mismo día me enteré de que estaba embarazado.

—¿Qué? —Era mentira. Ellos habían hecho una prueba ese mismo día y salió negativa.

—Yo… Pague para que los resultado fuese negativo.

—¿Por qué? ¿Por qué hiciste eso? — lo tomo de los brazos y sacudió.  Su bebé…

—Tenía miedo de tú padre. Tenía miedo de que le hiciera algo a nuestro bebé.

—Pero…

—Lo sé. Fue cruel para ti, pero era lo mejor. No quería que tú padre hiciera algo. Por eso le pague al del laboratorio.. Claro, tú padre también pago,  lo hizo por si salía positivo.  Pero él realmente creé que no estaba embarazado, pues pidió el original y el falsificado pero ambos eran negativos.

—¿Dónde está? ¿Dónde está mi hijo? — dijo desesperado.

—En casa con mis padres. 

—Puedo…— Kazunari asintió —¿Pero eso sería romper el acuerdo?

—No te preocupes. El abogado dejó una laguna legal para ti y para tu madre. Tú padre no se puede acercar a mí o a mi familia.

—Vamos— jaló a Kazunari  hacia la salida y abordaron su auto —¿Cómo se llama? ¿Dónde estuvieron? ¿Desde cuándo estas aquí?

—Un  año y medio… En estados unidos… Se llama Shinobu Jareth Gold — respondió mirando lo guapo que se había puesto Shintarō con los años, pero se veía pálido y con ojeras.

—¿Cómo es que eres un Gold?

Cerró los ojos —Siempre he sido un Gold…

——————————

Recordaba cuando llegó a Japón. Tenía 11 años y habían dejado su hogar ya que su madre quería que conociera sus raíces y viviera cómo el japonés que era.
Su hermano mayor no hab
ía querido viajar con ellos.  Y, para pasar desapercibidos como Gold, tomaron prestado el apellido de un tío lejano de su madre y vivían en una modesta casa.

Estudio la secundaria en la escuela cercana a la casa, ya que en ella le permitían a donceles unirse a sus equipos deportivos y él, gracias a su hermano, amaba el básquet ball.
Todo iba bien hasta que en un partido lo conoci
ó, Midorima Shintarō, el mejor lanzador de Teiko y  le pareció increíble pero también guapo y apuesto, desde ese día quedo prendado de él.

A pesar de la insistencia de su padre para unirse a Rakuzan, eligió Shūtoku. Su programa de estudios le pareció muy interesante y ni se diga del equipo de básquet ball. 

Fue una sorpresa ver que el pelo verde también estaba allí, y le pareció una magnífica idea enamorarlo… pero solo lo alejaba con su alegría y forma de ser, y aun así no desistió.

Después de un año y medio en Shūtoku cumplió su objetivo: ser novio de Midorima Shintarō. Pero había alguien que se oponía, Midorima Shinsuke, un doctor reconocido y director del hospital Midorima. Hacía hasta lo imposible para separarlos pero nada funcionaba ya que  su esposa se lo impedía. Siempre se cuestionaba como termino casada Akane Midorima con ese hombre.

Un año después llegaron Jabberwock y se sorprendió ver a su hermano tan cambiado. El pretexto de Nash era que quería conocer a su cuñado, y por supuesto, darle una paliza y ver qué tan bueno era.  Pero las cosas no le resultaron como pensó y se fue enojado, y le dijo a su padre que Midorima era confiable para él. Después su padre le llamo para decirle que aprobaba su relación y que pronto lo visitaría, pero esa visita siempre se posponía. Sabía que tarde o temprano temia que decirle la verdad a  su novio, pero temía el cómo reaccionara.

 

Cuando se graduaron de Shūtoku, Shintarō y él decidieron irse a vivir juntos. Su madre, Kazumi, no se opuso y se marchó a estados unidos donde su padre y hermano dieron el grito en el cielo pero aceptaron su decisión.

Se había estado sintiendo mal,  ya llevaban varias semanas en la universidad. Shintarō estudiaba medicina y él, administración.  Esa tarde tomo el primer taxi que pudo y fue a un hospital de la prefectura, no estaba de ánimos para ir al hospital Midorima y encontrarse con su "suegro". Al llegar fue enviado directamente por unos análisis y luego fue llamado: Gold Kazunari-san, consultorio 2.

Se levantó algo mareado y camino al consultorio.

—¿Qué edad tiene?

—18.

—Muy joven

—¿Qué tengo?

—Esta embarazado.

—¿Qué? — se sorprendió, ellos se habían estado cuidando.

—Embarazado. Suba a la camilla.

No sabía cómo sentirse, era muy pronto. Se subió a la camilla y alzo su camisa.

—Sí, allí esta. Tiene unas 13 semanas.

—13— lo recordó. Fue el cumpleaños de Shin-chan, había tenido una excelente sesión de sexo y no sé había cuidado — Bebé…

—Felicidades. Le entregaré lo que debe y no consumir, y su ácido fólico.

—Gracias

 

Emocionado abordo un taxi y fue directo al departamento en que vivían.  No sabía cómo decirle a su Shin-chan que estaba embarazado. Además, tenían que decirle su identidad. Tenía cierto miedo de que lo tomara mal ambas noticias.

Al llegar, se percató de que la puerta estaba abierta. Frunció el ceño y entro sin hacer ruido.

—Ya te he dicho que no, papá.

—Es que no ves que no te conviene.

—Lo amo. Entiende, nunca lo dejaré. Amo a Kazunari.

—¡Basta! No puedes arruinar tú vida por un muerto de hambre.

—¡No lo llames así!

—Está detrás de tú fortuna.

—Yo no tengo fortuna alguna.

—¡Pero la vas a heredar! Ese mocoso está detrás de ti por esa razón. Pronto resultará embarazado y te amarrara.

—Papá, Kazu y yo nos estamos cuidado. Entiende, lo amo y no importa lo que digas, no lo voy a dejar.

—¿Y sí le pasa algo?

—¿Qué estas insinuando?

—Le puede pasar algo… No sé, algún accidente. Alguien lo puede atropellado, violar o matar

—No te atreverías.

—Haré lo que sea para quitarlo de tú camino, y si tengo que ensuciarme las manos, lo hare.

—¿Cómo puedes hacer algo así?

—Déjalo y no le haré nada.  Dile que no lo amas, que encontraste a alguien más.

—Yo

—Entiende, ese muerto de hambre quiere tú fortuna.

No podía creer lo que escuchaba. Su suegro quería matarlo. Se sujetó el abdomen y se dio valor por él, por Shintarō y su bebé… Iba hacer algo cruel con el amor de su vida, pero todo era por mantener a salvó a  su bebé.

—Este muerto de hambre no quiere nada de eso.

—Takao/ Kazunari.

—¿Quiere que me marche y deje a su hijo? Lo haré, pero quiero algo a cambio.

—Lo sabía. Te dije que quería dinero.

—¿Qué dices Kazunari? — no podía creer lo que escuchaba.

—Te amo, Shin-chan. Haré lo que sea por ti y nuestro amor.

—Kazu

—¿Cuánto quieres? — dijo sacando la chequera.

—¿Acaso es estúpido? Nunca dije que quería dinero.

—¿Entonces?

—Un acuerdo.

—¿Acuerdo?

—Sí, un acuerdo donde usted no se me acerque y cada vez que lo haga, pagara 1 millón de dólares… eso incluye a cada miembro de familia.

—¿Estás loco? Ni tienes familia.

—No tiene nada de qué preocuparse.  No me quiere ver, yo tampoco lo quiero ver, así que no pagara nada.

—¿Qué estás haciendo Kazunari? — no daba crédito a lo que escuchaba.

—Protegiéndome de tú padre y mantenerlo lejos de mí…

—Pero yo

—Tú también entras en el acuerdo Shin-chan… es lo mejor para ambos.

—No puedes hacer esto— rogó abrazando a su Takao.

—Me marcharé y nunca me encontraras. No quiero morir a manos de tú padre— le acarició la mejilla.

Los dos se tensaron. Significaba que los había escuchado.

—¿Qué dice Midorima Shinsuke?

—Claro, ahora mismo llamó a mi abogado.

—Bueno, pues yo llamaré al mío— ambos Midorima lo miraron asombrados mientras se alejaba.

Con el corazón  desbocado, se dirigió al balcón, vio que los Midorima estuvieran lejos de  su alcanzase y llamó al abogado de su padre. 

—Soy Kazunari Gold… Mire, necesito un acuerdo en este momento— explicó lo que quería — De camino aquí necesito que haga algo más

—Ya viene— anunció cuando regreso. Shintarō se veía devastado.

—Kazunari— se levantó y abrazo al pelo negro —No puedes hacer esto.

—Es lo mejor. No quiero poner en peligro a… ti.

—No importa.

—Claro que importa.

—Mi abogado ya viene.

Esperaron media hora, un hombre castaño entro —Sakurai Ryuuji. Abogado de Midorima.

—Bienvenido.

—Siento el retraso. Sou Imayoshi.  Ya imprimí el acuerdo — el pelinegro llegó 15 minutos después.

—¿Cómo? Creí que ambos lo redactarían— comenzó Shinsuke pero estaba impactado al ver al abogado. Nunca fallaba algún caso.

—No me fio de usted y su abogado. Sou-san, reparta las copias.

—Sí— entregó las copias. El abogado y Midorima Shinsuke comenzaron a leer.

—jajajajaja ¿Qué esa tonta clausula? — Shinsuke reía a carcajadas.

—Ambos tenemos relaciones sexuales. Puede que esté embarazado.

—Tonterías.

—No sé si lo estoy. Nos hemos estado cuidado, sólo es para prevenir y qué, en caso de que esté gestando, usted no se acerque a mi hijo o hija en un futuro— la cláusula indicaba que en caso de tener uno o más hijos con Midorima Shintarō, Midorima Shinsuke  no se  les acercarían y renunciaban a todo derecho que quisieran reclamar por el hijo o hijos. Únicamente tendría derecho acercarse las personas que Kazunari decidiera.

—Ja ni que quisiera que un bastardo formara parte de mi familia.

—Ve, no tiene nada que perder.

—¿Qué dices, Sakurai?

—Es un buen acuerdo. En cualquier parte de documento deja claro que a usted no lo quiere cerca de él y su familia. Aunque no se me hace prudente en caso de que este embarazado.

—¿Lo firmo?

—Sí, no hay problema… Pero insisto si…    

Shinsuke firmo, Sakurai firmo y sello el documento. Shintarō fue  testigo presencial de ambos. Kazunari también firmo ambas hojas (la original y copia con la que se quedaría Sakurai y Midorima), al final  Imayoshi firmo y sello las hojas. —Lo llevare a certificar y les informaré cuando este procesado.

—¿Certificar? — cuestiono Shinsuke.

—Claro. Tiene que estar por la vía legal.  Hábleme a la hora que esté disponible— dijo a Kazunari y luego se retiró, dejando la copia atrás para los Midorima.

—Quiero esa prueba de embarazo— dijo Shinsuke.

—Vamos…— Kazunari tomo la mano de su Shin-chan y salieron de la casa.

Llegaron al hospital Midorima y fueron a pedir la prueba sanguínea. Un medico la tomo y dijo que estaría en una hora.

—Negativo.

“perdóname shin-chan” fue lo que quería decir.

—Te veo en casa, Shintarō— dijo Shinsuke feliz.

 

—Kazunari, yo

— Nunca permitiría que nos hicieran algo. Te amo Shintarō Midorima, a pesar de que me alejen de ti, siempre te amare. Nuestro amor perdurara, te lo juró.

—Kazu

—Hazme el amor. Marcarme como tuyo una última vez.

Shintarō asintió y regresaron a su hogar

 

——————

—Después de aquella noche. Tome un vuelo directo a casa. Llegue desbastado. Sabía que estaba haciendo mal  en ocultarlo pero tenía que proteger a nuestro hijo, el fruto de nuestro amor. Nunca dejaría que tu padre le hiciera daño.

—Kazunari— susurró llorando. Había aparcado y ahora abrazaba al pelo negro —¿Por qué no regresaste? Yo…

—Escuche que te casabas. Por eso no regresé— le dolió saber que el pelo verde se casaba.

—… Nunca lo hice. La deje plantada en la iglesia junto con los invitados y todos los preparativos.

—Shin-chan.

—Desde que te fuiste mi vida no volvió a ser la misma. Me quede en nuestro hogar esperando que un día regresaras. Mi padre  estaba furioso, pero cómo ya no se podía acercar a ti y no te encontrábamos, no pudo hacer nada más. Mamá estaba furiosa, incluso se divorciaron, ahora los dos vivimos juntos.

—¿Entonces no heredaras el hospital?

—Soy el director actual. Al abuelo no le hizo gracia lo que hizo papá  contigo y lo quito de la dirección pero como es dueño del 20% no se pudo deshacer de él por completo. Fue parte del acuerdo cuando se casó con mamá…  Él no es un Midorima, de hecho se sigue presentando como tal. El abuelo envió cartas a todos desmintiendo que sea un Midorima ya que se divorció de su única hija.

—¿Cómo está?

—De salud bien, y furioso.  Más con el dueño del hospital Taka…

—Shin-chan, lo siento, yo…

—Kazunari, comencemos de nuevo, desde cero con nuestro hijo.

—Sí, Shintarō — se abrazó feliz al pelo verde. Ahora entendía las palabras de Seijūrō.

Reanudaron la trayectoria y  llegaron a una casa cerca de  los de Akashi. Al entrar a la propiedad y detenerse a Shintarō le dio miedo.

—¿Y sí no me quiere? ¿Me odia? Dios… tú madre me va amatar.

—Shi sabe por qué no estas con nosotros. Le dije  la verdad hace unos años, y le dije que un día iba a poder conocerte, ha estado esperando.

—¿De verdad?

—Sí— besó a su Shintarō. Deseaba estar entre sus brazos y que lo tomara dulcemente —Vamos.

 —Bienvenidos…

—Gracias, Sawasa-san ¿Shi-chan?

—Están en el jardín.

—¿Están?

—Nash-sama y su madre.

—Gracias…— tomó la mano de Shintarō y  guió al jardín —Posiblemente mi padre te reprenda.

—Lo merezco. No supe defenderte...

—Animo, Shin-chan.

—Estoy nervioso— confesó. A sus 29 años apenas iba a conocer a su hijo... Era normal, los nervios que lo estaban consumiendo.

————

Llegaron al jardín, un hombre rubio y una mujer pelinegra estaban jugando con un niño. El niño era alto, tez clara, cabello negro y un gran de mechón de cabello verde al frente.

Sollozó al ver lo hermoso que era su hijo, se parecía tanto a él pero con la sonrisa y el carisma de Kazunari.

El niño volteó y los vio. La pelota de básquet ball que había estado sostenido cayó al suelo —¡Papá!

Su corazón saltó. No sabía sí lo estaba llamando a él o a Kazunari, pero toda duda se despejo al sentir los pequeños brazos alrededor de su cadera —Mi bebé.

Kazunari lloró al verlos así. Al fin se habían conocido sus dos amores.

—No llores cariño—Kazumi le limpió las lágrimas.

—Ve con ellos— Nash Gold empujo a su hijo. Sabía  cuánto había sufrido su hijo.

Kazunari corrió hacia ellos y los tres terminaron en el césped.

Shintarō besó, abrazó y mimo a sus dos amores mientras lloraba  —Perdónenme por no estar con ustedes.

—Shin-chan...

—Perdónenme por ser tan débil.

—Papá no tuvo la culpa.

Las pequeñas manos de su hijo le limpiaron las lágrimas. Miró a su hijo, sus ojos verdes se encontraron. Su Shinobu se parecía tanto a él —Shinobu...

Sonrió y se colgó a su padre —Al fin conocí a papá. No me bastaba con unas fotos.

—¿Fotos?

—Fotos de cuando estábamos juntos...— farfulló Kazunari mirando sus dedos.

—yo...

—Midorima Shintarō.

 Volteó y vio a un muy parecido a Nash pero más feroz, se sintió pequeño —Gold-san.

—Te has tardo muchos años— se cruzó de brazos.

Soltó a los pelinegros y se arrodillo frente a los Gold. Los 4 se quedaron sorprendidos, pues el peli verde estaba complemente arrodillado al nivel del suelo haciendo una reverencia manteniendo su mirada en el césped —Siento no haber defendido a su hijo como debía, fui débil y jamás me lo perdonare.

—Shin-chan— susurró sorprendido.

—Sé que las disculpas no arreglaran nada. Esta vez lo defenderé de mi padre y de quien sea. No dejaré que dañen a Kazunari y Shinobu. Por eso, le pido que me deje pertenecer al lado de Kazunari y Shinobu.

—Midorima-kun— Kazumi se arrodilló y le levantó el mentó para que la mirara —Hazlos feliz. Los tres lo merecen.

—Kazumi— Nash negó.

—Cariño…

—Bien… Bienvenido a la familia. Es tú última oportunidad Midorima Shintarō.

Kazunari y Shinobu sonrieron y se lanzaron sobre el pelo verde. Shintarō los abrazó y no dejó que se alejaran de él. Nash y Kazumi sonrieron al verlos tan felices.

—¿Cuándo será la boda? — nash jr se cruzó de brazos y miró mal al pelo verde.

—Nii-san— Kazunari se sonrojó y desvió la mirada ¿Casarse?...

—Lo más pronto posible— respondió Shintarō serio.

—Shin-chan…

—No volveré a dejar que te alejes. Te amo…— observó a su hijo le acarició la cabeza —Los amo.

—Shintarō/ papá….

 

—————————————

En el hospital Midorima, los empleados observaban a su jefe suspirar y sonreír de vez en cuando, en los últimos 15 días. Parecía otro, no el doctor que parecía sonámbulo.

—Director ¿Le ha pasado algo bueno? — había estado de vacaciones las últimas semanas y al regresar escucho rumores interesantes por parte de las enfermeras.

—Sempai… Regresó, ha regresado— dijo feliz a su ex capitán de Shūtoku: Ōtsubo Taisuke; especialista en Neurología.

—Hablas de…

—Ha regresado— sonrió.

—¿Cuándo? — cuestiono sorprendido. No solo por el regreso de Takao, sino por aquella sonrisa enamorada.

—Hace un año… le cuento más tarde. Abra una junta de emergencia con los socios. Nos vemos más tarde.

—Sabía que regresarías Takao— susurró feliz por sus kohai.

—¿Por qué la junta? — pregunto Shinsuke desconfiado. Estaban presentes todos los accionistas: los señores Midorima, su ex esposa, su hija menor (21 años) y el abogado de la empresa.

—Estamos en graves problemas financieros— Midorima Naoko. Un varón pelo verde, ojos fieros y mirada dura. Cualquiera que lo ve, cree que es un yakuza.

—No podemos seguir así — Midorima Aiko, una mujer  castaña de hermosos ojos verdes, piel blanquecina. Amable y bondadosa.

—Cierto. El futuro de MIS hijos no puede perderse — Midorima Akane, una mujer pelo verde de ojos verdes… Shintarō es versión masculina. 

—Mis abuelos y mamá tiene razón. Nii-san ha luchado mucho estos años — Midorima Nyoko, pelinegra de ojos verdes. Adoraba a su hermano mayor… Por culpa de su padre estuvo muchos años en un internado en Inglaterra, y cuando sus padres se divorciaron su madre la sacó del internado. Los tres vivían juntos en el departamento de su hermano, esperaban que un día regresara Takao.

—Tienes razón Nyo— Akane le acarició la mejilla a su hija.

—Akashi dijo que lo que yo decida con su parte está bien — Shintarō se acomodó los anteojos.

Asintieron. El 10 % del hospital le pertenecía a Akashi Seijūrō. El pelirrojo les compro el 10% que habían puesto a la venta para solventar una demanda de un paciente. Siempre le estarían agradecidos, pues a pesar de que era dueño de ese 10% siempre les dejaba hacerlo que quisieran.

—¿Entonces cuál es su gran idea? — Shinsuke bufó.

—Encontré a un inversionista— comenzó Shintarō —Esta dispuesto a darnos ########## sí se le vende el 20% de las acciones.

—¿Qué? — cuestionaron Shinsuke y los Midorima.

—El inversionista quiere comprar por el precio a la venta ese 20% e  invertir esa cantidad.

—Dios…— perder el 20% de su hospital por esa inversión… Les serviría para sacar el hospital adelante y no cerrarlo. Perderían el 50% del hospital si era así —No sé…

—¿Quién estaría dispuesto a vender su parte? — cuestiono Shintarō. Él, ni su hermana tenían acciones aun. Todo estaba al nombre de sus abuelos y madre, pero siempre los consultaban.

—No sé — Naoko miró a su esposa inseguro —Nosotros no podemos (50%). Ni tu madre (20%). Todo está en garantía por el préstamo anterior. No  podemos ponerlo a la venta. Solo queda el de Shinsuke y el de Akashi.

—¿Mi parte? — gruño.

—Realmente es mía— Akane dijo sería.

—Bueno el punto es que Shinsuke no puede vender sin tu firma hija. Ese 20% está disponible junto con el de Akashi. ¿Cuándo tenemos que darle una respuesta?

—Hoy. De hecho, no tarde en llegar. Sobre la venta de Akashi, dijo que él no quiere perderlo. Invertiría si era necesario.

—¿Así que quieren quitarme mi parte? — Shinsuke se levantó.

—Bien sabes que nuestro 70% está indispuesto por tu culpa— acuso Akane a su ex-esposo —  Además, ese 20% también es mío y puedo decidir sobre él. Hasta ahora no lo había hecho por qué no había sido necesario. ¡Pero si ese inversionista nos va a dar ese dinero, con la única condición de venderle ese 20%, lo entregaré! Es el patrimonio de mis hijos, y casi todo lo hemos perdido por tu culpa.

—Bien dicho madre— Nyoko abrazó a su madre.

—¿Entonces se vende el 20% de Yagami-san? — cuestiono el abogado.

—Sí.

—No. No pueden hacerme esto.

—Mira Shinsuke, lo sabes muy bien. Aunque tengas ese 20% no eres nada para este hospital—  Naoko hablo —Desde que hiciste lo que hiciste perdiste todo derecho sobre el apellido Midorima.  El contrato claramente se estipula que no puedes poner a la venta de ese porcentaje sin la autorización de mi hija, y ella ha dado su autorización. La venderemos al inversionista para sacar del apuro en el que dejaste al hospital. Shintarō el… Adelante.

—Midorima-sama, un inversionista y su abogado han llegado.

—Hágalos pasar— ordenó Naoko.

Observaron a un abogado entrar…  Era  Imayoshi-san, ya estaba bastan grande edad. Y detrás de él a un joven que reconocieron de inmediato.

Akane se levantó y corrió a abrazarlo —Takao-kun. ¿Eres tú Takao-kun?

—Jeje sí Midorima-san— sonrió feliz observó a los demás. Los señores Midorima también se habían levando y la hermana pequeña de Shintarō estaba llorando.

—Gracias a dios regresaste ¿Desde cuándo estas aquí? — se limpió las lágrimas.

—Un año y medio.

—¿Por qué no  me buscaste? Si vieras…

—Hablaremos más adelante de ello, ahora tenemos negocios que tratar.

—Entonces Takao…— Naoko miraba sorprendido al pelinegro.

—Sí, yo soy el inversionista. Y no soy Takao, sino Gold.

—¿Gold? ¿Esos Gold? — cuestionaron.

—Sí. Más tarde les explicare.

—¿Qué has hecho Shintarō?— Shinsuke miro furioso a su hijo.

—Proteger el patrimonio MIDORIMA — reafirmo el apellido, aquello molestaba a su padre.

—Así es Y-A-G-A-M-I —Kazunari disfruto ver la cara de enojo y rabia del pelinegro — Cómo le informado el director, compraré el 20% de las acciones y aparte invertiré la cantidad ya mencionada.

—¿Es verdad? —Aiko cuestiono.

—Sí, Midorima-san. El abogado ya trae el acuerdo de mi parte.

—El de nosotros la venta— dijo Shintarō.

Ambos abogados comenzaron a repartir las copias.

Leyeron ambos contratos y todos asintieron menos alguien —¿Qué significa esto?

—Entregaré el otro 50% de la inversión  y el otro 20% de comprar una vez que el 20% pase a mi nombre— explicó sonriendo mientras le acariciaba el cabello a la pelinegra menor. Nyoko se había abrazado a él —No confió en Yamagi.

—Bien. Esta perfecto —Naoko firmo los documentos seguido por su esposa, su hija y al final un renuente Shinsuke.

—Ahora mismo haré los movimientos —  dijo Imayoshi tras recibir la firma de su jefe.

—Yo lo acompaño— el abogado de los Midorima también.

—Pueden consultar su saldo. He depositado el dinero— dijo Kazunari colgando el teléfono.

Shinsuke tomo el teléfono y vio únicamente la mitad de lo acordado —¡Solo está la mitad!

—No. Aquí esta otra mitad — Akane acaba de leer el correó que le había llegado, era de su cuenta personal.

—Shintarō me explico su situación y me facilito  su número de su cuenta, Midorima-san.

—Ya veo…

—El otro porcentaje también se dividirá a la mitad, y será depositado una vez que las acciones estén a mi nombre.

—Entendido.

Shinsuke miraba furioso al pelinegro y Kazunari lo notó.

—Recuerde nuestro contrato, Yagami-san. Usted no puede acercarse a mi o alguien de mi familia, solo por esta ocasión y para la siguiente firma, no hare valido el contrato. Fuera de estas ocasiones, cada vez que se acerque perderá dinero.

—Maldito— se levantó enfadado y se disponía a salir, pero justo cuando se acercaba la puerta se abrió mostrando a una versión joven de su hijo Shintarō

—Mami.

—¿Pasa algo Shinobu? — cuestiono Kazunari.

—Quiero ir al baño pero no sé dónde está— susurró apenado al tener la mirada sobre él… y más al ver aquellos de ojos verdes y al pelo verde.

—Es… Es…— Akane se había levando y miraba fijamente al niño.

Kazunari sonrió culpable y se levantó para sujetar a su retoño de los hombros y presentarlo –Shinobu Gold… su nieto.

—No puede ser— Shinsuke miró ambos.

—Nieto… un nieto— aquellos ojos verdes y el mechón verde… eran tan Midorima  —Mi nieto — corrió y lo abrazó. Seguidos de ella, Nyoko, Naoko y Aiko se abrazaron al menor.

—Kazunari cómo pudiste— dijo Naoko al borde de las lágrimas.

—No sabía que estaba embarazado. Ese día los resultados salieron negativos —Shinsuke palideció —Ese mismo día tuve relaciones con Shin-chan. Por eso, cuando pasaron las semanas y me supe embarazado creí que tenía 8 semanas pero no, tenía 21 semanas — mintió. Shintarō y él lo habían acordado.

Miraron mal al pelinegro —¿Pagaste los resultados?

—Yo…

—Aquí no hija. Mi bisnieto está presente— Shinobu miraba entre ellos y el pelinegro.

—¿El baño? — cuestiono tímido y cerrando sus piernas.

—Yo te llevó— Nyoko se levantó y llevó a su sobrino al baño —Soy Naoko Midorima, hermana de Shintarō-niisan.

—Tía— la pelinegra le asintió y ambos salieron del despacho.

—¿Cómo pudiste Shinsuke? — grito Akane golpeándole el pecho con los puños —Todo es tu culpa bastardo.

—Yo…

—¿Qué hiciste? Te das cuenta lo que le hiciste a Shintarō, a tú hijo — lloró con impotencia.

—Tranquila, Midorima-san — Kazunari la abrazó —Ya no importa, fue lo mejor. Al final pude proteger a mi hijo de él…

—Takao.

—Yagami no importa.

—¿Y por qué no regresaste antes? — cuestiono Aiko enojada.

—Supe que Shintarō se casó.

—No lo hizo.

—Lo sé. Shin-chan me lo dijo hace 15 días.

—¿Shintarō sabias de mi nieto?

Shintarō retrocedió pálido —Apenas hace 15 días.

—¿Por qué no dijiste? — gritaron.

Shinsuke observó a todos, ya nadie le prestaba atención. Abandono la sala y vio a su hija abrazando al niño… Su nieto.

—¿Te gusta el básquet ball?

—Sí. Mami me enseño. Siempre me hablaba de papá, de tía y mis abuelos.

—¿Lo hizo?

—Sí— susurró —Pero dijo que abuelito no nos quiere… El otro día escuche que  amenazo con asesinar a mami y que por eso se fue ¿El abuelito es malo?

—Los adultos hacen y dicen cosas que no entendemos. Papá tomo malas decisiones… pero él no es tan malo.

—Mami siempre llora por su culpa. No lo quiero— sollozó aferrado a su tía.

Se giró y alejó. Ese no lo quiero resonaba en su mente una y otra vez.

 

—————————

La venta y la inversión fueron un éxito. La mitad de las acciones ya estaban liberadas. Lo que hacía que el hospital Midorima se recuperaba lentamente.

En cuanto a su vida, Shintarō y Kazunari decidieron la fecha de la boda a un mes.

En ese mes, los Midorima y Nash se lograron poner de acuerdo para los preparativos.

Yagami Shinsuke miraba desde lejos a su nieto e hija. En las últimas semanas, su hija iba por Shinobu y pasaban comer helado. Después de haber hablado con su ex-esposa se sentía muy mal. Le había arruinado la vida  a su hijo, al hijo que siempre le obedeció, del que estaba orgulloso  y del que siempre estaría orgulloso.

Alguien toco la ventanilla del auto  y vio quien era —¿Qué quieres?

—¿Qué hace?

—…

—Se puede acercar a Shi-chan.

—Yo…

—Yo no soy cómo usted— Kazunari miró fijamente al pelinegro —Pero le hace algo a Shinobu o a mi familia y no me tentaré el corazón para destruirlo — sonrió. Y antes de alejarse agrego: — le gusta el shougi.

 

—————————

El salón de eventos estaba bellamente adornado. Los invitados aguardaban a que los novios aparecieran.  Shintarō fue el primero en arribar al lunar. Vestía un impecable traje negro.

—¿Nervioso? — Akashi Seijūrō sonrió.

—Sí.

—Cuando lo veas llegar, todo se detendrá— aseguro mirando a su esposo Kōki y a su hijo Seiji.

 —Ya lo hago— comentó refiriéndose a que con solo ver a Kazunari su mundo se detenía.

—…— rió y negó. Se alejó y buscó a su esposo e hijo.

—————

La música de entrada se escuchó en el salón.  Shinobu entro con los anillos de su padre, y detrás de él, Kazunari de brazo de sus padres.

No pudo apartar la mirada de su amado. Kazunari lucia tan guapo en ese traje color marfil. Amaba a Kazunari, nunca lo dejaría de amar.

Kazunari se sonrojó al notar la mirada de Shintarō. Lucia más atractivo que nunca.

Cuando su amado doncel, llegó a su lado le tomó la mano y le besó la frente —Te amo.

—Shin-chan — sonrió tratando de contener sus lágrimas.

—Comencemos… — El abogado les dio la plática jurídica de su matrimonio e hizo la pregunta —Midorima Shintarō, acepta por esposo a Gold Kazunari.

—Acepto— respondió nervioso mirando al pelinegro. Tomo el anillo y lo coloco a Kazunari.

—Gold Kazunari, acepta por esposo a Midorima Shintarō.

—Acepto— respondió al borde del llanto, tomó el anillo y lo coloco en el dedo anular de Shintarō.

—Firmen aquí— firmaron el acta seguido por los testigos (Nash Jr y su esposa, y el matrimonio Akashi) —Los declaro esposos. Puede besar a su esposo.

Shintarō acarició la mejilla derecha de Kazunari y lo besó. Kazunari se aferró del traje de Shintarō y respondió al beso.

—Te amo Kazunari— susurró al separarse.

—Te amo, Shin-chan— lágrimas visibles recorrían sus mejillas. Estaba feliz. Muy feliz.

Los invitados aplaudieron y felicitaron al matrimonio.

————
—Estas bien, cariño — Kazumi vio a su nieto llorar.

—Estoy feliz— se limpió las lágrimas  —Al fin mami dejara de llorar.

Desde que recordaba, siempre vio a su mami llorar. Siempre llorando por Midorima Shintarō, su padre.

—Hijo, ven— Shintarō le hablo a su pequeño.

Shinobu corrió se puso al lado de ambos para las fotos, después de unos flash se  se sorprendió a ser cargado por su papá y posaron para la foto. Sonrió y se abrazó a ambos.

Al fin serían una familia.

Notas finales:

Muchas gracias por leer
Espero les haya gustado.
Ai



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