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No puedo dormir por SweetCupcake

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2. Risa burlesca.

 

 

 

- 3 meses antes -

Pov. Allen

 

Una vez Mana me dijo ¿Sabes? Si quieres conocer a las estrellas, solo debes hablarles.

Para aquel entonces yo ya no era un niño, era más que consiente de la naturaleza fantasiosa de Mana. Eso no era malo para mí en absoluto, de hecho, me fascinaba. Su positivismo y consideración me hacían realmente querer ser como ese hombre.

Pero yo no era Mana, aun si desease llevar su máscara por siempre.

En ese momento, como la broma de un payaso, me reí ante su ocurrencia. Quizás la invalidé en ese momento, quizás y tan solo quizás… a Mana no le importó en absoluto mi reacción. Realmente, me hubiera gustado haber estado acorde a la situación, formar parte del cielo nocturno de Mana…

Hoy en día soñar se me hace tan difícil como respirar.

 

I-Cant-Sleep

 

– Hola, mucho gusto. Mi nombre es Allen Walker. – Extendí gustoso mi mano con Tim revoloteando inquieto sobre mi cabeza, emocionado, y le sonreí a aquel chico lo más leal que pude aun si este estuviese a dándome la espalda en ese mismo momento, ni siquiera se había dado cuenta cuando entré a aquel pasillo estrecho e iba casualmente detrás de él, no se había percatado en ningún momento y antes de que entrara a su correspondiente habitación quería al menos saludarlo. Me sentía repleto de energías, y con ganas de comenzar el nuevo siclo congeniando genial tanto con mis compañeros de clase como mis compañeros del pasillo, quería dar lo mejor de mí para que todo fuera perfecto y poder demostrar cuan capacitado estaba de convivir con chicos sin que ocurriese ningún “accidente” tal y como había predicho Cross antes de echarme de casa.

– ¿Y qué? – Me respondió seco tras solo voltear un poco el rostro hacia mí, con la mano aun fija sobre el pomo de la puerta dispuesto a entrar en cualquier momento, como si no estuviera allí. Me quedé cortado y Tim se posó en mi cabeza de igual manera, esa no me la esperaba y aun así una vocesilla dentro de mí me reprendió “te dije que no era buena idea” porque… me acobardé un poco de socializar de manera correcta y a pesar del aliento a mi mismo tampoco estaba cien por cien seguro de que las cosas podría resultar bien. Agité la cabeza y me repetí no, no, no. Luego una excusas – para mí–  convincente, ¡A lo mejor no tuvo un buen día! A lo mejor lo estoy pillando en mal momento. Eso es… eso…

Mi furor salió por mi voz sin poder evitarlo. – Bueno, supuse que ya que eres mi vecino, es decir, duermes al lado de mi habitación… – Muy rudo. – Creo que es obvio por qué deberíamos presentarnos. – De verdad sentí que mi amabilidad se iba por un caño.

– Me importa una mierda, Moyashi.

– ¿Mo…? – Parpadeé repetidas veces, como si así pudiera limpiar la mugre de su boca. Esa boca sucia. Aun tenía la mano extendida comenzando a sentir el peso – como una tonelada–  de lo poco que me estaba gustando aquello. A mi incredibilidad la interrumpió una sonrisa caspiosa y de mi puerta emergió una nariz que olfateó el aire. Retrocedí un paso sorprendido, un chico pelirrojo apareció en la puerta con una sonrisa que surcaba de punta a punta. – Yu ¿a quién estás insultando tan de buena mañana? –  Mi desagradable vecino encontró el momento perfecto para azotar su propia puerta cuando el chico pelirrojo lo saludó jovialmente como si nada. Alzó varias veces sus cejas  dirigiéndose a mí. – Menudo zasca te ha metido Yu el primer día ¿eh? Novato… – En ese momento, no sabía si se reía de mí o qué, aun intenté mantener la compostura pero…  Solo pude empalidecer, como un muerto… pero intenté devolver la sonrisa circunstancial.

Mi primera impresión sobre Lavi Bookman fue su risa burlesca. No sé si me gustó.

– Ah… – Solo llevo veinte minutos aquí y creo que ya he quedado como un idiota. Me hubiera gustado preguntarlo si había algo malo con el chico de flequillo recto de antes pero no pude, el pelirrojo se seguía son nada mejor que hacer, y, bloqueando el paso a mi la habitación, bueno, nuestra habitación.

Ala, que chulada. – Señaló a mi golem cuando este se escondió detrás de mí. – Por cierto, mi nombre es Lavi. – Dijo con aire distraído volviendo a entrar y haciendo un gesto para que le siga.

–  Mi-mi nombre es Allen Walker. – Entré también algo cohibido intentando olvidar de una vez por todas lo anterior, quizás solo le estaba dando demasiada importancia. La música de su teléfono estaba puesta, era latosa y bastante ruidosa, desde afuera solo era un pequeño sonido pero una vez dentro pude comprobar el mal gusto de mi compañero de cuarto.

– Lo escuché. – Me dijo dándome la espalda, y delante de mí se quitó la camiseta negra. – Instálate por ahí, yo tengo que irme novato.

Apreté los labios ante la insistencia que parecía tener el mundo ahora mismo de llamarme por cualquier otra cosa que no sea mi nombre, luego miré aun más consternado la habitación, era un auténtico basurero, habían varios cargadores por el suelo, cascos, libros, ropa arrugada y probablemente sucia, apuntes de fotocopias saturadas, más  libros y otros objetos de procedencia desconocida, era imposible encontrar entre tanto desastre un hueco para mí. Y no solo eso, la habitación olía… quiero decir, no olía mal, estaba lleno de la fragancia – no quiero decir que sea realmente un perfume ni nada por el estilo–  de otra persona y eso sí me hizo sentir realmente descolocado. De repente estaba ahí, entre unas cuatro paredes desastrosas con un chico que libremente se cambiaba en mis narices algo lo cual si soy sincero me incomodaba, bien, no soy muy pudoroso que digamos y el dilema recayó cuando me hice a la idea de que aquello iba a ser pan de cada día. Ya me había estado preparando mentalmente para este caso cuando oí que los baños eran comunitarios y sin embargo parecía que revertí mis progresos de auto convicción cuando aquel chico que se llama Lavi Bookman, se despelotó y no podía apartar la mirada de su espalada llena de pecas (1). Al percatarme de mi propio letargo mental reaccioné con torpeza y comencé a ordenar mis propias cosas. Me dirigí a lo que se suponía que sería mi cama, estaba del lado de la ventana y estaba llena de cosas también, estaba seguro que era la mía porque la otra tenía aun más desorden y estaba desatendida con la almohada y las frazadas regadas por el suelo. Puse mi maleta de equipaje encima con un leve resoplido. Realmente quería rajar ya de ahí y Lavi daba vueltas y vueltas por la habitación solo removiendo su propia basura aun en calzoncillos en vez de ordenarla un poco. No omití opinión de momento del espacio compartido e intenté al menos quitar lo único que ahora podía marcar como mi pequeño rincón y sin querer, tomé un calzoncillo, me quedé paralizado porque realmente no contaba con ello y en seguida él me lo arrebató de las manos con una sonrisa burlescamente extraña sobre sus labios. – Tranquilo Moyashi, eso es mío, no me lo robes.

Los colores se me subieron aun más al rostro ¡qué culpa tenía yo de que mi compañero de cuarto sea un real cochino! Demonios ¡y para qué iba a querer sus calzoncillos de dibujitos de panda con muy mal gusto! Parecía que aun no se había dado por enterado que yo iba a vivir también allí.

– Es- ¡Es Allen! – Grité como única defensa y salí corriendo – sí, hui–, ya no soportaba más esa música y ese olor a otra persona, también me moría de hambre y desde hace rato que quería llenar mi estómago. Quizás eso lograría calmarme un poquito.

Cuando ya estaba a punto de cruzar el umbral una voz se interpuso. – ¡Allen! – Fue raro porque juraría que esa voz no pertenecía a ninguno de los mentados anteriormente y me giré con curiosidad aun casi seguro de haber escuchado mal, pero el chico que corrió hacia mí se sostuvo de las rodillas dando una bocanada de aire, leyó perfectamente la incógnita en mi rostro y se apuró a aclarar. – ¿Eres Allen, verdad? – Me sonrió de forma tranquilizadora cuando aun mudo, asentí. Era un chico de rostro amble pero desaliñado, llevaba una cicatriz surcando su nariz que le daba un aspecto particular pero no rayando lo aniñado. – ¡perdona a Yu! – En seguida juntó – casi aplaudió–  sus manos delante del rostro, dramatizando una disculpa dejándome aun más desconcertado si cabe a decir.

– ¿Eh? – Parpadeé.

– ¡Yu~! – Insistió, como si fuera lo más lógico del mundo y torcí los ojos a algún recóndito lugar de mi mente para encontrarle raciocinioo a esa conversación.  – ¡Verás… él es así de…! – Chasqueó varias veces los dedos hasta que dio con la palabra. –  ¡Tímido!

– Perdona, ¿quien? – Agaché un poco la cabeza como si intentara estar a la altura de sus pensamiento mientras el tomaba a Timcampy entre sus brazos exclamando que era lindo, cuando una luz me ilumino. – ¿Te refieres al flequillo recto? – Puse agrio mi rostro de solo recordar su cara e intentar asimilar eso con la palabra tan rebuscada como “tímido”

– ¡Su nombre es Yu…! Ah, pero es cierto que no le gusta que le llamen Yu, le da vergüenza. –  No. –  Tendrás que conformarte por ahora con tan solo llamarle Kanda, todos le llaman Kanda o si no… podrías terminar con un ojo morado. – Siseó entre dientes como una serpiente mientras se encogía de hombros con el cuerpo tenso. Luego comenzó a reír de forma exagerada, hablaba muy rápido y gestualizaba demasiado. Lo peor es que parecía normalizarlo y a mi no me parecía lógico que alguien que odia ser llamado de una forma –la que sea- luego le ponga motes extraños a los otros. Ya saben, hablo por lo de "moyashi".

“Yu”, Ahora que lo pienso, creo que mi compañero de habitación también lo llamó así, y si era cierto que ese tipo dejaba ojos morados por doquier, tal vez sea la causa de su ojo parchado…  Y lo que no sabía es que más adelante, me encontraría reiteradas veces yendo a por hielo para mi compañero de cuarto idiota que jugaba a ser suicida delante de Kanda. – ¡Oh! ¡Todavía no me he presentado, que tonto! – Se dio un golpecito en la cabeza mientras sacaba la lengua, de forma muy caricaturesca. – ¡Mi nombre es Alma Karma, me puedes encontrar en el cuarto contiguo a Yu!

– Oh, Allen Walker. – Tendí mi mano pero Alma tampoco me la tomó. Comienzo a comprender de a poco que tal vez, entre los chicos adolecentes no era un gesto muy habitual, pero era la enseñanza que me había dado Mana así que me era difícil corregirme a mi mismo.

 – ¡Lo sé, lo sé! Agitó sus manos. – ¡Escuché toda la conversación del pasillo! ¡Por eso me disculpo en lugar de Yu! Ya sabes, le gusta hacerse el difícil, grrHizo un sonido de tigre mientras me codeaba.

Enarqué una ceja.  – ¿Entonces eso significa?

– ¡Eso significa que somos vecinos de pasillo! – Me abrazó repentinamente con mucha fuerza y comencé a darle palmadas en la espalda muy avergonzado por el gesto tan confiado y energético.

El pasillo tenía 3 habitaciones y un baño comunitario, el mío estaba al final, junto a una ventana que daba vistas a las afueras de la residencia que por norma general siempre debía permanecer medio abierta por si alguien tenía que colarse desde a fuera y así burlar la vigilancia. – No, lo que yo quería decir. – Lo aparté con disimulo porque no parecía querer soltarme. – ¿Acaso se puede escuchar todo lo que ocurre en el pasillo? – Le miré con preocupación.

– ¡Oh! ¡Y no solo el pasillo! Ven vamos a dar una vuelta. – Me rodea el hombro dándome por entendido que Alma no entendía de algo llamado espacio personal. – ¡También se escucha, to~do lo que ocurre dentro de la habitaciones! Ya verás que risas cuando a alguien trae a una chica para…  – Paró en seco para sonreír travieso mientras formaba un aro con sus dedos e introdujo el índice repetidas haciendo que me ponga rojo completamente y le grite que se detenga de una vez, que ya lo había comprendido.– ¡Pero eso es bueno! Sí algunas vez te atragantas con un huesito de pollo cualquiera pude acudir en auxilio… menos Yu, a Yu no se le da muy bien ese tipo de cosas… ¡pero me tienes a mí! A Lavi y a Daiysa.

– Daiysa… ¿Y a quién más?

– ¿Quién de quién?

– ¿No falta un chico? – Hice cálculos con los dedos. – Somos dos por habitación ¿no? Falta un chico más.

– ¡Oh! – Chasqueó los dedos. – ¡Yu no tiene compañero!

– ¿Y eso? – En realidad, no me extraña.

– Es un… como decirlo – Me susurra en voz baja. – Privilegiado~ – Alma se encogió de hombros y suspiré.

¿Y por qué ese idiota tenía una habitación para él solo? Desde luego si ese tal Yu se atragantaba con un huesesito de pollo sería el primero en acudir para alentarlo a que se ponga cada vez más pálido.

Alma continuó rato hablándome largo y tendido, llegando a un punto en que me había perdido por completo, no solo en la conversación si no que también no tenía ni idea de por dónde íbamos caminando, en cuanto miré a mi interno me lamenté por no haber prestado un poco de atención. Desde que tengo uso de razón tengo un sentido de la orientación nulo, y aunque Mana me hubiese regalado a posta a Timcapy  – que funcionaba a su vez también como gps–  mi cabezonería me podía, e intentaba hallar el camino de vuelta por mis propios medios para no tener que depender de nadie, ya era suficiente con haber sido el objeto de burlas de Cross y Nea muchas veces para ahora solo desear que mi nueva vida en Black Order, mi falta de orientación pase totalmente desapercibida…

Pero es que además, juraría que Alma se había dedicado a dar vueltas y vueltas por el barrios sin parar de hablar de en vez de caminar en línea recta. Cuando estaba a punto de pedir regresar de vuelta él levantó el brazo llamando a alguien a lo lejos. – Oh, esa es Lena ¡LENALEE! – Gritó.

Una chica de media melena con el uniforme puesto se volteó hacia el llamado y sonrió, prácticamente Alma tiró de mi brazo hasta llegar a su altura. – ¿Vienes de clases de francés? ¡Mira! ¡Te presento a mi nuevo vecino, es él Allen!

– Ho-hola. – Extendí mi mano, pero entonces ella me saludó con un beso en la mejilla y me quedé estático ante tanta dulzura.

– Soy Lenalee Lee, encantada. – Se notaba que era una chica, era mucho más tranquila que los demás. En ese momento Alma palmeó/golpeó mi espalda con todas su fuerzas, y con eso quiero decir que casi se me sale los ojos de las órbitas.

– ¡Allen es un poco tímido! – Dijo como si me conociera de toda la vida.

– ¿En serio? Que lindo. – En lo que ella se tardaba en soltar una suave risa Alma me apartó para susurrarme al oído en advertencia.

– ¡Shh, no dejes que te haga eso! ¡Lo lamentarás!

– ¿El qué?

– Sí Komui viera que su adorada Lenalee te saluda con un beso te cortará los…

– ¡Ahhh! – Grité imaginándome lo que diría a continuación, aterrorizado. Aquí, entre las personas que te dejan un ojo morado por llamarlo de una forma y los – supongo–  novios celosos de otras, las llevaba clara, tengo que activar al tope mi sentido de supervivencia.  Lenalee entonces se acercó un poco curiosa.

– ¿Qué murmuráis, chicos? – Ella es muy bonita, aunque yo no esté interesado especialmente en las mujeres… no puedo negar que muchos chicos se hayan fijado en ella y la amenaza de Alma cobre total sentido.

– ¡Entonces! – Intenté cambiar el tema de conversación. –  ¿También hay clases los sábado? No estaba enterado…

Ella volvió a reír suave mientras hablaba. – Son de refuerzo nada más… no soy muy buena en Francés. – Black Order es un instituto privado muy estricto en los estudios y los horarios de los estudiantes, supongo que entiendo un poco el porqué Cross me mandó aquí. – Allen ¿has visitado ya el colegio?

– No todavía… recién llegué hoy.

– ¡Yo le estaba enseñando el barrio! – Habló con energía. No aprendí nada del barrio, lo siento Alma…

– ¿Quieren que vayamos juntos? Ahora mismo no tengo nada que hacer. – En comparación a la mala impresión que me llevé con el idiota privilegiado del flequillo recto, y el pelirrojo llamativo de mi compañero de cuarto, Alma y Lenalee se veía personas muy agradables, no recordaba la última vez que había estado tan a gusto con chicos de mi edad… y sonreí. – Allen ¿Hay algún sitio al que quieras ir primera?

– Bueno… – La respuesta era obvia. – ¡A la cafetería!

 

A pesar de todo… Mana, aun sufro pesadillas en la noche.

 

 

 

Notas finales:

 

Los primero capítulos los tengo escritos, solo tengo que corregirlos... aunque es graciaoso que por mucho que los relea siempre se me escapa algún fallo, así que ante alguna frase incoherente sean libres de comentar.

Refrente al cap, Allen es cien veces más tranquilo a la hora de narrar, los siguientes capítulos también estarán narrandos por Allen pues... como dije, iba a ser un oneshot, pero me interesé especialmente en hacerlo más largo solo por Allen, esto desentona con el estilo del primer capítulo y me disculo, intentaré remediarlo más adelante.

Lo siento, hay muy poquito Laven por ahora, juro que lo recompensaré

 

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