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The Island por Broknyouth

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Notas del fanfic:

Okay, quería escribir algo así hace muuuucho. La segunda parte es mucho más larga pero ya está lista. Puede que vaya actualizando a la semana.

Ya era medianoche y yo, todavía estaba corriendo.

Por mi brazo se extendía una línea de sangre visible y aunque seguramente parecía adolorido, no lo estaba. En esos momentos no sentía nada más que ira e impotencia, además de unas increíbles ganas de gritar. Seguía corriendo, notando cómo se me dificultaba respirar con cada paso que daba. El dolor comenzó a atacarme junto al cansancio y mis ojos terminaron cerrándose. Caí al suelo y se escuchó el golpe a lo lejos, o por lo menos eso me pareció.

- - - - - - - -

Era marzo del 2012; yo, Oh Sehun, con 17 años, miraba a través de la ventana de mi salón de clases cuando debía estar prestando atención al profesor. No era nada nuevo en mi comportamiento tampoco, para entonces nada me importaba, nada. Ni siquiera se me pasaba por la mente tener cuidado con mi futuro. Era joven y si de algo llegaba a estar pendiente era de tonterías, como de comprar algún CD de música o de mirar a la chica que me gustaba. Ah, la chica que me gustaba. Era bastante guapa o así la recordaba. Nunca hablamos demasiado porque nunca fui de muchas palabras, con suerte logré dirigirle un 'hola' un par de veces.

Un día cercano a esos llegué a casa tarde, y no porque yo quisiera, sino porque mi madre había tardado en venirme a buscar. Era raro de su parte, pensé, aun cuando ella trabajaba demasiado. El asunto se aclaró cuando abrí la puerta de su cuarto para saludarla y con una gran sorpresa, me encontré con el cuerpo de mi progenitora sobre la cama, pálido, con una herida de bala en su cabeza.

Pestañeé un par de veces, sin saber si lo que observaba era realmente lo que estaba allí.Se supone que debía estar preocupándome por las pruebas de ingreso a la universidad puesto era mi último año de bachillerato, pero estando sentado en la estación de policía mientras se me hacía un interrogatorio, por mi mente solo circulaba un "¿qué diablos pasó?". Miré el suelo y por unos momentos dejé de escuchar, la voz de los oficiales era molesta y mis brazos temblaban, mis manos también, no hice más que aferrarme a mis rodillas y apretarlas.

"La señora se suicidó."

Fue lo que dijeron más tarde. No se molestaron en explicar demasiado, yo tenía cuartada y mi madre muchas deudas, así que luego de unas semanas no hubo mucho camino más para buscar. Así de fácil tuve que aceptar que mi madre se mató y me dejó solo.

Cuando llegamos a junio, alguien me entregó el papel que debía ser firmado para poder realizar el viaje de promoción. Le eché un vistazo y estando en casa apenas pude hacer que mi tío lo firmara. Hace unas semanas que se quedaba en casa de mi madre, porque yo no trabaja y mi hermano mayor, no era lo suficientemente maduro como para cuidarme. Pero claro, aquel viejo borracho sí.

Tenía 18 años cuando me monté en el autobús para el viaje escolar de graduación, y nunca me arrepentí tanto de haber querido pasar un buen rato. Es que creí que de verdad lo sería. Había llevado el celular que me regalaron a principio de año y tomaba fotos geniales, quería disfrutar y olvidarme de todo, quería sentirme como el típico adolescente.

No tenía muchos amigos, pero Byun Baekhyun siempre me hacía ojitos para que me sentara con él. Cuando lo hice, me fijé en la ventana para observar los paisajes del viaje y no presté atención a lo que decía, tal y como solía hacer con mis profesores en clase. Kim Jongin, otro compañero, hablaba dormido en el asiento del frente y quien siempre andaba a acompañándole, Park Chanyeol, escuchaba música con los auriculares puestos en el asiento a su lado.

Todo lucía tan tranquilo que hasta llegaba a aburrir, a cansar. La cuestión es que hicimos una parada improvisada antes de llegar a donde tomaríamos el ferry para salir la isla donde pasaríamos nuestras vacaciones y, ahí, comenzó el show.

—Voy a bajar un momento. —Comentó el chofer, cerrando con cuidado la puerta en frente a nosotros y dejándonos encerrados en el bus.

A los 32 alumnos de toda la sección de tercer año. Baekhyun se asomó por el pasillo del bus justo un segundo antes de que las luces se apagaran, y no tardé cinco más en percibir un olor extraño alrededor.

Tic-toc.

Escuché antes de despertar en un salón de paredes blancas, lleno de pupitres viejos. Tal vez debí sentirme alarmado, pero estaba adormilado y eso no me dejó reaccionar muy bien. Baekhyun estaba a mi lado y Chanyeol, nos miraba con seriedad desde una esquina del lugar, con Jongin a cercanías durmiendo.

—¿Qué estamos haciendo aquí? —Al fin alguien dijo, tratándose del presidente de la clase. Un chico de quien nunca pude memorizar el nombre, Baekhyun y el resto de la clase despiertos, lo miró con atención para luego fijarse entre sí.Nadie sabía qué estaba pasando, mucho menos dónde estábamos.

—Tengo miedo. —Soltó una voz conocida, era ella, esa chica que mencioné antes, la que me gustaba.

¿Quién no iba a tenerlo? Yo estaba aterrado en cuanto caí que estábamos de la nada en tan curiosa habitación. Apreté mis labios, suspirando con fuerza luego.Uno de nosotros se levantó y trató de abrir la puerta, haciéndolo en vano ya que la puerta no se movió ni en lo más mínimo. No sé si alguien notó antes que yo que habían dos extraños en el lugar, cada uno en las otras dos esquinas del salón. Y ya recuerdo, Chanyeol no nos había estado mirando a nosotros, sino a ellos. Uno era alto y con una fuerte mirada, llevaba una gorra y su ropa estaba rasgada, a contraste del otro; bien vestido, limpio, arreglado y con una expresión tranquila. Aun cuando aparentaba ser alguien normal, al mirarle él sonrió y eso me sacó de lugar. Era como si avisara que algo estaba por ocurrir, algo no muy bueno.

Volví a apretar mis labios, sintiendo a Baekhyun jalar mi brazo.

—Oye, Sehun...

Y se abrió la puerta.

Varios tipos aparecieron tras ella y se adentraron en la habitación. Nos observaron a todos y el vestido con traje blanco, que era algo mayor, amplió las comisuras de sus labios.

—¿Clase C, de tercer año, del colegio ********? —Preguntó sin discreción, y justo se fijo en mí.Todos voltearon a verme, ¿debía responder acaso? Debí parecer un perdido, e igual lo hice. Mi voz dejó ir un "sí" mientras empezaba a sudar frío. Baekhyun jaló más de mi brazo.

El hombre sonrió.

—¡Felicitaciones! ¡Han sido escogidos como el peor salón de toda Corea del sur! ¡La peor escoria joven de toda la nación! —Y siguió riéndose, con cinismo.El presidente del consejo estudiantil se alteró y estando de pie, se acercó al hombre de blanco. Varios de sus acompañantes se metieron en el camino, unos hombres vestidos de negro y con unas maletas del mismo color, sus caras llevaban cicatrices y no sabía si eso me asustaba más o la forma de hablar de quien parecía dirigirlos.

—Ya explíquenos de qué va todo esto. —Chanyeol miró directamente al tipo, quien acarició su bigote y mostró sus dientes amarillos.

Los acompañantes vestidos de negro dejaron las maletas sobre el escritorio que estaba en el salón, el cual aparentaba tener varios años. Nadie más de nosotros hizo sonido alguno y me impresionó, demasiado, que Jongin siguiese tranquilamente dormido.

¿Estaba muerto o...? —Les dije que eran la escoria de la nación ¿no? Pues es mejor deshacerse de la basura. —Fue y abrió una de las maletas, revelando su interior.

Estaban repletas de armas.

Tragué saliva y mis ojos se apartaron, una especie de pánico, casi como el que sentí cuando encontré a mi madre muerta en su habitación, inundó mi ser.

—¿Qué son estos collares? —De nuevo era la voz de Chanyeol, quien llevó la mano hasta su cuello. Tampoco lo noté antes, todos teníamos una especie de collar a la talla del cuello. No estaba muy suelto, casi apretaba ¿pero cómo era que nadie lo mencionó antes? ¿Tenían miedo a preguntar?

Todo iba de mal en peor.

—Estaba esperando que preguntaran eso... —Señaló al alumno más alto de la sección, pero fue interrumpido por otra chica.

—¿Q-quiénes son ellos? —Esta vez ella señaló a los dos intrusos de las esquinas.

—¿Me van a dejar explicar o no, ratas?

Luego de un ambiente de silencio, nos explicó: estábamos jugando. Y era el peor juego que pudo existir.

Estábamos en una isla a las afueras del país, sin nadie, absolutamente nadie que pudiera ayudarnos. La forma de ganar no era difícil de entender, tenías que sobrevivir. De los 32 alumnos, debía sobrevivir uno. Solo uno. Aquel sujeto movía de manera extraña sus manos al explicar, dejando ver sus dorados y decorados anillos, los cuales no eran pocos.

Varios chicos del salón empezaron a llorar a la vez que el desgraciado de blanco no paraba de reír.

—¡Deben matarse entre ustedes, como los perros sucios que son! —No tuve reacción. No podía creerlo ¿quiénes se creían los que nos hacían esto? ¿Quiénes nos habían escogido? ¿Quiénes eran los psicópatas? Mi respiración se agitó, y no terminaban de explicar las reglas.

Habían dos personas más, dos extras en el juego. Resultaba que ellos ya lo habían ganado antes, eran ex-concursantes de juegos pasados, por lo tanto... Sí, eran unos asesinos profesionales. El presidente tembló y los hombres de negro solo lo lanzaron al suelo con agresividad.

—Ah, y los collares. Son divertidos. Sirven para mantener las cosas bajo control. Si pasan tres semanas y nadie de ustedes ha ganado aún, todos los collares harán ¡boom! Y ja ja ja, nadie habrá sido el ganador.

El salón regresó al silencio y uno de los muchachos, uno de estatura baja, que solía sentarse a mi lado, se levantó y empezó a correr hacia la puerta. El hombre de blanco sacó un control, algo así parecía, y al oprimir el botón, la cabeza del chico explotó junto a su cuello. La sangre manchó a varios de los que estaban al frente y Baekhyun, junto a unos cuantos, gritaron con horror.

Todo era horroroso. El olor, el ruido, la imagen de todo. Quise vomitar y el presidente se me adelantó mientras los otros hombres retiraban el cuerpo, tapé mi boca, cerrando los ojos con fuerza.

De verdad esperaba todo se tratase de un sueño, de una pesadilla.

—Cada que alguien no obedezca las reglas, eso pasa. Por eso dense prisa y que uno gane el juego rápido, maldita basura.

Tapé mi rostro y escuché a Jongin diciendo algo como "¿...qué mierda pasa aquí?" en el fondo.

Dios, extrañaba tanto a mi madre, sentía que la necesitaba en ese preciso instante. Tenía tanto miedo. Dios ¿por qué estaba allí? ¿Por no prestar atención a clases, de verdad?

Nos hicieron hacer una fila y escoger un arma a cada uno. Los 'extra' fueron los primeros en moverse, tomando sus cosas cada uno y yéndose al momento. Uno incluso saltó desde la ventana. Tomé un arma de fuego, una especie de revólver. Chanyeol que estuvo frente de mí en la fila, escogió una escopeta.Observé a mi alrededor y noté que de verdad nos habían entregado armas a todos. A unos chicos que con suerte habíamos llegado a los dieciocho años o algunos a los diecinueve.

—El juego empieza a la medianoche. Ni un minuto antes. —El hombre de blanco detalló a cada uno dentro de ese espacio, mirando hasta el desastre de sangre que dejó la explosión de antes.

—Si alguien mata a otra persona antes de esa hora, su cabeza hará boom también. Así que colaboren.

Y se marchó, cerrando la puerta del aula de clases. La tensión en la misma era impresionante, y las palabras tan escazas. Nos encerraron allí hasta pasar una hora, ya que nadie se animó a lanzarse de la ventana como hizo uno de los extraños rato atrás, porque nos dijeron que no saliéramos hasta que la puerta se abriera y todos obedecimos como cobardes. Viendo las caras y las armas de los otros. Unos lloraban, otros solo parecían hundirse en sus pensamientos.

—No sé ustedes pero yo no le daré el gusto a esos lunáticos. Voy a salir de aquí sin tener que ser el único que sobreviva. —Levanté mi mirada, mirando al de apellido Park acercarse a la puerta.

—...¿Y cómo le vas a hacer? ¿Crees que es momento para tus charlas optimistas? —Do Kyungsoo respondió al instante. …l era pequeño y eso nunca impidió que le respetaran en la clase, era el más grande fatalista que alguna vez conocí, también.

Chanyeol solo le miró de arriba abajo y no respondió, le hizo un gesto a Jongin y este tomó sus mochilas para irse. Yo ya había revisado la mía y tenía todo lo que dejé en ella, exceptuando brillantemente mi teléfono celular. El caso era el mismo con Baekhyun, con el presidente y Kyungsoo también lo había mencionado, era obvio que no nos dejarían usar nuestros móviles.

Cuando la puerta se abrió, Chanyeol salió con Jongin y tres chicos más, el presidente les siguió con otros y poco a poco el salón fue quedándose casi solo.

—Será mejor que salgamos. —Dijo Kyungsoo. Baekhyun y yo tardamos en reaccionar, pero en cuanto él se levantó yo le seguí y terminamos detrás de Do caminando por los pasillos. Por lo que observaba, parecíamos estar en un colegio abandonado. Las paredes estaban sucias y el ambiente no era agradable, parecía una película macabra de la saga SAW o algo parecido. Por los ventanales entraba un aire rozando al frío y pude ver bastante vegetación en el exterior, era como si allá afuera solo se extendiera la jungla.

Escuchamos unos cuantos tiros del salón de donde veníamos, lo que me hizo voltear preocupado.

—Se mataron. No hay muchos que vayan a aguantar esta presión. —Ni me molesté en disimular mi expresión de miedo. No solo por lo que pasaba, Kyungsoo había dicho aquello de forma tan seca que me pregunté si sería bueno estar reunido con él.

—No hables así. Sé que te estás cagando en los pantalones también. —Miré a Baekhyun, quien lucía sus mechones rojizos y una cara desganada, caminaba con cuidado y el leve maquillaje que se colocó antes de subir al autobús se hallaba corrido. Se había pintado el cabello dos días atrás y decía que no iba a entrar en el agua de la playa por el tinte. Aquello ni se le debía pasar por sus preocupaciones mientras continuábamos el paso.

—¿Quién no va a cagarse si le dicen que lo van a matar si no mata al resto de su clase? Habría que ser bestia, Baekhyun. —Frunció el ceño, los dos lo hicieron de hecho. Ellos eran amigos desde hace años, yo lo era del pelirrojo artificial desde secundaria y por eso lo sabía muy bien. Chanyeol también fue mi amigo en esas épocas no obstante, entonces se sintía tan distante que no me atreví a hablarle cuando se marchó de donde estábamos.

Nosotros no teníamos un plan, lo único que sabía era que no quería tener que matar a nadie. Baekhyun y Kyungsoo, e incluso Chanyeol se debían sentir igual. El problema era que la realidad y el miedo nos estaban apretando el cuello, al literal.

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