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ETERNAL (HunHan) por Koneko Kim

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13 de julio, 1789

Como cada mañana, Luhan se encontraba regando la pequeña huerta que estaba al cuidado de él y su padre.

Su madre había fallecido meses atrás, habían encontrado su cuerpo frío y lastimado en una de las calles donde solía comprar un poco de tela para hacer la ropa. Como solia suceder a los de su clase, pasó desapercibida y sin importancia. Les dijeron que debió haber sido la falta de alimento o una nueva y extraña enfermedad.

Esa tragedia, obligó a Luhan a tomar el lugar de su mamá, no tenía más opcion que trabajar el doble para recibir una miseria de comida y el techo que les daban a él y su anciano padre. Sin embargo, no le pareció suficiente.

Consciente de su buen físico, comenzó a usarlo a su favor para conseguir ciertos favores de otros chicos que también trabajaban en la Aldea,  y mantener mejor alimentado a su padre y a él mismo. Simples coqueteos cuando estaban a solas, y una máscara de inocencia cuando estaban en público le había funcionado bastante bien para ser un chico de diecisiete años. Sin embargo, el chico de la lechería fue el único que nunca se dejó cautivar por su belleza, llegando a formar un fuerte lazo de amistad.

Gracias a su amistad con él, logró un trabajo extra, ayudando a servir bebidas y alimentos en las fiestas del Trianon, donde un accidente de su amigo, lo llevo a conocer al joven y apuesto Oh Sehun. Desde ese momento su tercer trabajo temporal consistió en estar al servicio de aquel noble, sintiéndose incómodo por el insistente cortejo del chico.

Al principio lo tomó como algo divertido, ya que estaba acostumbrado a recibir halagos pero dejó de serlo cuando se le declaró abiertamente. Lo asustó. Nunca nadie le había dicho que lo amaba y mucho menos prometido una mejor vida lejos de ahí. Ignoró los sentimientos de Sehun y cuando éste le dijo que se casaría, una punzada de egoísmo lo ánimo a hacer lo que nunca hizo con nadie. Se dejó besar por el chico, siendo ese su primer beso. Se hicieron cercanos y en ocasiones su amigo los ayudaba a encontrarse fuera de los ojos de los metiches.

Vivió un fugaz romance, sintiéndose satisfecho con la idea que le planteaba el inocente Sehun: llevarlo con él y darle un lugar privilegiado dentro de su círculo social.

Luhan tuvo sus dudas pero aceptó, dado que le había tomado cariño y oportunidades como esa no solían repetirse. Podía fingir amor si eso iba a sacarlo de su pobreza.

Sólo que no contaba con la presencia de aquella persona que le ofreció una suma demasiado tentadora a cambio de entregarle a su atractivo amante. Sabía lo que quería y su padre merecía morir en paz, además de que no era tonto, en cualquier momento Sehun podía dejarlo por presión de sus padres. Estaba asegurando su futuro cuando aceptó entregar a Sehun a aquel hombre.

Para lograrlo, no tuvo más remedio que seguir el plan original cuando Sehun lo abordó aquella rutinaria mañana. 

— Tenemos que irnos esta noche. Mis padres quieren regresar a Inglaterra mañana mismo. Han escuchado de algunos guardias que el Tercer estado esta planeando atacar la Bastilla. No quieren verse involucrados, todos saben que quieren la cabeza de la "austriaca" y mi madre teme por nosotros.

Le dijo el chico, mirando disimuladamente a su alrededor.

— Es demasiado apresurado. Esta noche es el baile de máscaras de la reina, habrá muchos invitados y no puedo desaparecer como si nada. Tampoco puedo dejar a mi padre.

Le siguió la corriente, debía ser convincente para que no sospechara nada.

— Tengo todo preparado, un carruaje nos esperará a las afueras de la Aldea, cerca de la entrada del castillo. Mandaré ropa para ti y tu padre, pero no pueden salir juntos, tienes que decirle el punto de encuentro.

- ¿Y si alguien nos ve? Pueden cortarnos la cabeza por intentar escapar.

— Nadie los verá. Asegúrate de llegar a las once menos veinte. Los estaré esperando.

Con eso último, se despidió de LuHan, regresando por el camino de tierra para asegurarse de tener todo listo.

Luhan continuó con sus labores, llevando las verduras a la cocina y regresando a buscar a su padre para decirle que esa noche darían un paseo y necesitaba que lo encontrara en la entrada de la aldea. Su padre acepto sin preguntar nada, creyendo que tal vez su hijo necesitaba despejarse y que no había sido requerido para la fiesta de esa noche.

La hora acordada llegó y el padre de Luhan no se presentó. Sehun no podía esperar y le prometió que mandaría a buscarlo tan pronto llegarán a su destino. Luhan no se opuso, sabía que no iría a ningún lugar y regresaría por su cuenta antes de lo que cantaba un gallo.

Subieron al carruaje y convenció a Sehun para que los dejaran en alguna calle para así no llamar la atención, continuando desde ahí.

El carruaje se fue y Luhan fingió sentirse un poco mareado, haciendo tiempo para que aquel hombre del trato llegará. No tuvieron que esperar mucho, diez personas los encontraron y tomaron a Sehun por ambos brazos. Luhan pareció recomponerse y se acercó al hombre con aire de aburrimiento.

— Empezaba a creer que me había engañado. — Sonrió ladinamente.

— Soy un hombre de palabra, señor Lu. — El desconocido sacó una bolsa de entre sus ropas.

— ¿LuHan? — La voz de Sehun demostraba el asombro y miedo que la situación ameritaba. — ¿Qué haces?

Luhan ignoró aquello, deseando irse de inmediato.

— Es todo suyo. Deme mi dinero. — Exigió.

— Un trato es un trato... — El desconocido le entregó la bolsa y uno de sus acompañantes se aclaró la garganta.

Sehun quería moverse, pero su cuerpo no respondía, se sentía pesado y la mirada fija de una de las mujeres lo asustaba aún más.

— ¿Luhan? — Volvió a llamarlo sin obtener su atención.

— ¿Qué hará con él? — Tomó la bolsa y la pegó a su pecho.

— Váyase Luhan, su trabajo ha terminado y supongo que su anciano padre debe necesitarlo en estos momentos.

Luhan lo miró curioso, pero se obligó a desecharla.

— Fue un placer hacer tratos con usted, señor. — Se inclinó levemente y de mala gana volteó a ver a Sehun.

— Adiós... Sehun... — Giró sobre sus talones y comenzó a caminar. 

— Luhan... ¡Ayúdame! ... ¡Luhan! ... — 
Se fue sin prestarle atención a aquella suplica, Sehun no era su asunto.

Volvió a la aldea entrada la madrugada, su padre se encontraba dormido, llevando puesta la ropa que Sehun le había mandado. Se dispuso a empacar algunas cosas mientras su padre despertaba, pero los gritos y aporreos sobre algunas puertas lo pusieron nervioso. Se asomó por la ventana y vio el granero incendiandose, a gente corriendo y a otros empezando a saquear.

— ¿Qué sucede, hijo? — Su padre se despertó. — ¿Qué son esos gritos?

Luhan tomó la bolsa que había preparado y que contenía el dinero. Le puso una manta a su padre y le dio la bolsa.

— Esto es tuyo. — La escondió debajo de la manta que cubría a su padre. — No la sueltes, padre. Voy a sacarte de aquí.

Luhan abrió la puerta y tomó a su padre por la cintura, llevándolo a paso apresurado.

— ¡Luhan! — Escuchó a su amigo gritar. Se volteó a mirarlo, observando el pánico en su mirada.  — ¡Por aquí! — Llegó hasta él y lo ayudó a llevar a su padre.

— ¿Dónde están tus padres?

— Ellos se han ido, se enteraron por sus amigos del pueblo que hoy entrarían a Palacio.  Te busque pero no estabas.

— Salí un momento. — Llegaron a una carreta donde había tres personas más. Subieron al padre de Luhan y este hizo espacio para él.

— Sube hijo. Esto se pondrá peor.

El amigo de Luhan trepó para tomar las riendas.

— Vamos Luhan, tenemos que irnos.

Luhan negó.

— Váyanse.  Voy a asegurarme de que no lleguen hasta aquí mientras se alejan.

— No digas tonterías, sube ahora. — Le pidió su padre.

— Recuerda lo que te dije. — Apretó los puños. — Los buscaré en cuanto esté seguro que no nos seguirán. — Se volteó a mirar a su amigo. — Prometeme que cuidarás de él sino vuelvo.

— Sube y cállate, vamos a ir todos juntos, hacia la frontera sur.

— Prometelo. — Repitió.

— Lo haré, no tienes que pedirlo.

— Bien, ahora vete. ¡Ya! — Su amigo lo miro por última vez, sacando a aquellas personas por uno de los caminos secretos y dejando a Luhan solo.

Se escondió por un rato, observando cómo saqueaban lo que consideraba su hogar, como lo quemaban y se mataban entre ellos. Los vio alejarse y entonces decidió emprender la huida. 
Un jalón de cabellos lo hizo gemir de dolor.

— Señor Lu ¿Va a algún lugar? — Luhan reconoció la voz.

— Creí que deseaba que lo dejara con Sehun.

— Eso fue hasta que supe que no era él a quien necesitaba. — Susurró sobre su oído,  mientras seguía apretando el agarre sobre su cabello.

— Si quiere que le devuelva el dinero, le digo desde ahora que no lo haré. Fue su error. — Trató de soltarse, pero la fuerza de aquel hombre era demasiada para ser unos centímetros más pequeño que él.

— No quiero el dinero, pero no va a disfrutarlo. Su madre me mintió por intentar protegerlo y ahora ya no me sirve. — Rozó con su nariz la vena que se marcaba en el cuello de Luhan. — Volveremos a vernos, señor Lu. — Pasó la lengua a lo largo de la vena y Luhan se estremeció. — Saludeme  a su madre y abuela. — Una mordida de aquel hombre fue lo que recibió, el dolor se propagó por su cuerpo, siendo la sangre abandonarlo. Con cada succión sentía que la vida lo abandonaba y dejó de sentir.

Su cuerpo fue arrojado al suelo y no sintió dolor. Sus ojos se abrieron con dificultad.

— Puede morir cuando este listo, un placer, señor Lu. — El hombre desapareció de la misma forma en la que llegó. 

Luhan siguió agonizando, sin saber cuanto tiempo había transcurrido. Deseaba que terminará, ya no quería seguir en ese estado.

Cerró los ojos y unas manos lo tomaron en lo que le pareció un abrazo.

— Eres un maldito traidor. — Susurraron. — Y aún así quería encontrarte vivo. — Luhan soltó un gemido, intentando formar una sonrisa al saber que era Sehun.

— Demasiado tarde. — Logró decir con dificultad.

— Dijiste que me amabas y te creí. — Sehun acarició el pálido rostro de Luhan. — ¿Por qué lo hiciste?

— Te mentí. — Dijo lo que Sehun ya sabía y se negaba a aceptar. —  Nunca te amé y no me arrepiento de lo que hice...

— Entonces puedes revolcarte en tu miseria y esperar la absolución. — El amor que Sehun le profesaba al hombre entre sus brazos fue sustituido por la ira y el rencor. Iba a levantarse pero la mano de Luhan intentó sostenerlo y de pronto no se movió más.  Luhan había muerto.

4 de abril, 2015

Sentía cada parte de su cuerpo trabajando en conjunto y después todos se detuvo, somo si se hubiese congelado por dentro. De pronto, la piel la sentía como una armadura, pesada y oxidada. Sus ojos se abrieron de golpe dejándole ver la oscuridad en la que se encontraba. 
Aún estando en ella, podía ver cada partícula y polvo que circulaba por el lugar. Se incorporó lentamente, examinando lo que sus ojos le mostraban. Una amplia habitación con una mesa y un sofá era lo que logró encontrar.

Arrugó el cejo intentando entender porque podía ver lo que había si todo estaba en la penumbra. Iba a bajarse de la cama cuando la puerta se abrió y encendió la luz. Un chico vestido con ropa casual le sonrió y se encontró a sí mismo devolviendole el gesto, como si se conocieran de siempre.

— Le dije que volveríamos a vernos. — Cerró la puerta y caminó con un andar felino hasta tenerlo frente a él.  — Señor Lu.

— La última vez no fue muy educado que digamos. — Ladeo la cara. — Fue un hijo de puta al dejarme agonizando. — Hizo una mueca de desagrado.

— Me disculpo, señor Lu. — Colocó sus manos sobre los hombros del nombrado. — Estaba enojado y no tuve más remedio. — Subió sus manos  hasta tocar las mejillas de Luhan.

— Como sea, me siento mejor que antes. — Se inclinó hasta quedar más cerca del hombre. — Señor... — Dejó al aire el cómo debía llamarle.

— Nunca tuve la necesidad de presentarme, pero ya que usted me ha sido de mucha utilidad. — Recalcó. — Se ha ganado mi gratitud. — Dijo con malicia. — Me ha dado dos placeres de una sólo tajo.

— ¿Se puede saber cuales fueron? — El hombre asintió lentamente.

— Su sangre. — Suspiró. — Una dulce caricia para mi paladar. — Luhan levantó una ceja en confusión. — Y el poder absoluto.

— ¿De qué habla? — Luhan se tensó bajo el firme agarre de aquellas pálidas manos.

— Antes de beber su sangre era El Príncipe para todos los que forman parte de mi legado y ahora me he convertido en el Rey, tu rey. — Sonrió. — Y como no puedo tomarle como mi reina, será el nuevo Príncipe, mí príncipe.  — Dijo posesivamente.

— ¿Se ha vuelto loco? — Intento alejarse. Ya estaba cansandose de tantas tonterías.  — Las monarquías ya no tienen tanta importancia como antes.

— Estamos en otro nivel, por encima de esta sociedad corrompida y usted hará lo que yo diga.

— No lo creo. — Se burló. — ¿Qué le hace pensar que voy a obedecerlo? Ni siquiera sé como se llama. 

— Eso se arregla ahora. — Soltó sus mejillas y dio un paso atrás. — Byun Baekhyun. — Se inclinó. 

— Lindo nombre. — Dijo Luhan sin emoción. — Acorde a usted, pero me niego a seguir sus deseos.

Baekhyun volvió a tomar la cara de Luhan, apretando su barbilla, mirándose directamente.

— Lo harás, por las buenas o por las malas. — Dejo de ser cortés y dio un beso rápido y rudo a Luhan. — O tus amigos, otra vez tu anciano padre y el dulce Sehunnie pagarán las consecuencias.

Los recuerdos de su vida pasada con la presente se unieron y la imagen de Sehun le dio la sensación de felicidad  a su corazón.  

— De acuerdo, mi rey. — Mostró una dulce sonrisa de sumisión. — Me pongo a su servicio. — Inclinó un poco la cabeza.

Luhan se mantuvo sonriendo, quería ver a su Sehun, saber como estaba y que había pasado con los demás y para eso debía seguirle el juego a su 'Rey'. Recurrir a las viejas tácticas era lo que lo llevaría a su objetivo.

— Siempre dije que tu inteligencia era tu punto fuerte. Bienvenido Luhannie. La nueva era ha comenzado.

Notas finales:

Así es como termina la primera parte de esta historia. Espero les haya gustado ^^ Esperen la segunda parte. Gracias por leer.


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