Tal vez si Taehyung no hubiera soltado un gritito de sorpresa, Jimin ni se hubiera enterado que tenía compañía.
Jimin estaba masturbándose, desnudo, sobre su cama deshecha. Aunque pareciese hacer el intento de no hacer ruido, los gemidos ahogados seguían llegando con claridad a los oídos de Taehyung, que soltó una exclamación, con los ojos abiertos de par en par viendo a su compañero de habitación. Jimin se detuvo unos segundos, entreabriendo ligeramente los ojos. Se relamió los labios y tiró de una de las sábanas para cubrirse (que no lo cubrió en absoluto) y siguió en lo suyo, arqueando la espalda y cerrando con fuerza los ojos.
Taehyung tragó saliva duramente, sin saber exactamente cómo sentirse en una situación así. Decidió sobreponer la indignación a la vergüenza, y frunció el ceño con el fin de parecer molesto.
–¿Por qué no lo haces en el baño?
Jimin no parecía en absoluto cohibido, y con dificultad y después de un gemido que V encontró muy desagradable, le respondió con un entrecortado “Namjoonie-hyung está ahí”.
La idea de Namjoon haciendo lo mismo que Jimin en ese momento le pareció aún más desagradable, y compuso una mueca de disgusto negando con la cabeza.
–O t-te quedas o te v-vas, pero-ngh cierra la puerta-ahh~
Alarmado, V se preguntó por qué querría quedarse a tal espectáculo. Se sintió estúpido por seguir parado en el umbral con la mano en el pomo de la puerta, y sonrojado, fue en busca de Jungkook para olvidar lo que había visto.
Jin suspiró por cuarta vez en los escasos minutos que había estado en esa habitación.
Sentado en la cama de Hoseok, miraba a Namjoon escribir cosas en una pequeña libreta que siempre iba consigo. Se pasó una mano por el cabello con frustración, preguntándose qué es lo que había ocurrido para que la casa Bangtan estuviera de esa forma.
–¿Realmente no has notado algo diferente en Hobie? Cualquier cosa.
Namjoon alzó la mirada, encontrándose con un Jin despeinado y exasperado. Carraspeó, rascándose la nuca, imitando la erguida posición de su hyung.
–Hyung, te lo he dicho tres veces, él es el mismo de siempre.
Se encogió ligeramente por la expresión de Jin, quien parecía a punto de golpearlo o gritarle. O ambas.
–Eres tan básico, Kim Namjoon –respondió Jin en voz baja, a pesar de lo que el líder había previsto, suspirando nuevamente. Creyó que seguir presionando a su dongsaeng no tenía sentido, pues al parecer de verdad no había notado nada en su compañero de cuarto. Entonces no vale la pena preguntarle por el resto.
El líder del grupo supuso que su conversación había acabado con el comentario de Jin, por lo que siguió escribiendo las ideas que llegaban a su cabeza para la composición del nuevo álbum.
–¿Qué crees que Jin-hyung y Namjoon-hyung hacen encerrados en el cuarto últimamente?
V echó un vistazo por el pasillo hasta la puerta de la habitación del líder. Jungkook lo imitó, apoyando todo su peso sobre Taehyung para poder ver mejor la puerta cerrada.
–Cosas guarras, sin duda.
La espontánea respuesta del menor hizo a V estallar en carcajadas, obligándolo a cerrar los ojos y abrazarse el estómago.
Jungkook esbozó una pequeña sonrisa, observando a su hyung y sonrojándose en el proceso.
La subnormal risa de Taehyung hizo a Jin levantarse como por efecto de un resorte. Salió de la habitación dejando a un confundido Namjoon dentro, y se encaminó a la sala, donde sus dos donsaengs más pequeños se retorcían de la risa en el suelo estallando en carcajadas más altas cuando lo vieron aparecer.
Por lo menos Jungkook colabora aun sin saber que lo está haciendo, pensó Jin. Obvió el hecho de que parecían reírse de él, y se fue algo aliviado de saber que V no parecía tan desolado como Hoseok.
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–Hyung, yo…
Los ojos de su dongsaeng brillaban, y su respiración era un tanto irregular. Tragó saliva, en un vano intento de deshacer el nudo en su garganta. Si V no lloraba, lloraría él.
–No –susurró Hoseok, mostrándole las palmas de sus manos, como si quisiera evitar que se estrellara contra él, deteniéndolo. Se sentía cobarde por no mirarlo a los ojos. –No digas nada. Ya lo sé.
Tal vez esa predisposición corporal hizo que Taehyung entendiera todo sin que él tuviese que decírselo, porque asintió sin decir nada más, dándose la vuelta hacia la puerta de entrada.
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Jin observó cómo dos de sus donsaengs se sentaban en el sofá, preparándose para la sesión de fotos. No sabía si sentirse preocupado o aliviado por el infinito silencio en el estudio. Miró alrededor buscando a Jungkook, el segundo en su lista, pero supuso que el más ruidoso después de V estaría fuera molestando a alguno de sus hyungs.
Jimin tenía las mejillas tenuemente sonrojadas, y se removía incómodo. Taehyung, sentado a su lado, no distaba de eso, con los labios apretados reteniendo risitas nerviosas.
De pronto V no pudo soportarlo más y soltó una carcajada que hizo voltear a todo el personal.
–¿Por qué no te tocas aquí, exhibicionista? –le preguntó a Jimin en voz baja.
El rubor del mayor se hizo más intenso, boqueando indignado.
Había pasado menos de una semana desde que V entrara a la habitación y pillara a Jimin dándose placer. Ambos entonces habían evitado cruzar miradas y palabras; Jimin estaba avergonzado de ni siquiera haber tratado de disimular, y V se encontraba algo incómodo de haber permanecido tanto tiempo viéndole masturbarse.
–¡También es mi habitación! –exclamó el azabache, sintiendo hasta las orejas calientes. Miró de reojo alrededor, esperando que nadie estuviese escuchando.
–Ya, ¿pero olvidaste que me ofreciste quedarme? –Al igual que su hyung, V tenía las mejillas sonrosadas, pero el placer de ver a Jimin a punto de explotar de vergüenza lo llevó a seguir molestándole.
–¡¿Que yo hice qué?!
Jin levantó la mirada de su celular para encontrarse con V riéndose escandalosamente y a Jimin tratando de disimular su exagerado sonrojo.
–¿No lo recuerdas? Me dijiste “o te quedas o te vas”. ¿Para qué querías que me quedara?
Aunque el resto ya hubiese vuelto a lo que estaba haciendo, el hyung mayor seguía con la vista en el par, estudiando el comportamiento de ambos. Lamentablemente no estaba a una distancia adecuada para escuchar lo que decían; luego de las carcajadas de V ante la exclamación de Jimin, habían vuelto a hablar en susurros, con las mejillas ruborizadas.
V había apoyado una de sus manos en el muslo de Jimin, soltando una risita baja y acercando su rostro. Jimin puso la palma abierta de su mano en la cara de Taehyung, alejándolo.
–No seas estúpido.
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Después de haber “hablado” sobre el tema que estuvo incomodándoles casi una semana, la relación entre los de la ‘95 line había vuelto a ser como antes.
O algo así.
La risa de Taehyung dio por terminada la grabación del vídeo.
Jimin apagó la cámara, mientras V seguía desternillándose de la risa. Jungkook los miraba desde la cocina, sonriendo ligeramente. Se sirvió un vaso de agua, encaminándose a su habitación.
El mayor de los tres siguió con la mirada al maknae, mientras el escándalo de V se acababa paulatinamente. Suspiró, viendo de reojo al peli-naranja tumbado en el piso, con la respiración calmada. Con rapidez se acercó a V, picándole las costillas, haciéndolo reír nuevamente.
–No, hyung –exclamó V, tratando de alejarse de Jimin, dándole un manotazo.
–¿Por qué no aprendes del alíen este que está aquí? –gritó a su vez en dirección al pasillo, donde Jungkook sonrió burlonamente y le sacó la lengua.
–¡Jamás!
V estaba acostumbrado a que lo llamaran alíen, pero el despectivo tono que usó Jimin le hirvió la sangre de una forma que no pudo comprender.
–Hyuuung, hyuuuuuung –canturreó mordaz, mirando desafiante al mayor. –Hyung, cárgueme, hyung, béseme.
Jimin se sonrojó, y agradeció mentalmente que Jungkook ya se hubiera ido. Empujó a V con más fuerza de la usual, haciendo que tropezase con el sofá.
–No seas estúpido –farfulló el azabache con el ceño fruncido.
–TÚ no seas estúpido –le dijo Taehyung alzando la voz, empujándolo de vuelta. Jimin estaba a punto de abalanzarse sobre V, rojo de ira, cuando la puerta se abrió.
–Haced ruido y os juro que os corto los huevos.
Un Suga demacrado dejó sus zapatillas en la entrada y avanzó lentamente hasta el cuarto del fondo.
Jimin miró a Taehyung, que tenía las mejillas rojas y la respiración agitada igual que él. La idea de pelearse con él ya no parecía tan atractiva teniendo en cuenta el humor de Yoongi, por lo que decidió dejar al menor solo en la sala mientras él iba a la habitación del maknae.
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Los oscuros ojos del menor seguían al bailarín principal con una devoción que no podría expresar con palabras. Apenas era consciente de que Jimin también estaba ahí, yendo de un lado para otro, estudiando los movimientos de Hoseok; bailaba con expresión concentrada, aunque cuando sus ojos se encontraban con los de Jimin en el espejo sonreía ligeramente.
–¿Te gusta?
Jimin había dejado de ir y venir, apoyándose en la pared del fondo. Le dirigió entonces una mirada evaluativa, viéndolo de arriba abajo.
–No está mal –le respondió, sonriendo coquetamente y encogiéndose de hombros.
Las mejillas de Hoseok tomaron un ligero color rosa, y sonrió avergonzado.
Tal vez habría sido una buena idea haber ido de compras con Jin y Jungkook después de todo, pensó Taehyung, apartando la mirada para fijarla en sus manos. Siempre era así; Jimin le coqueteaba a Hobie, que caía rendido a sus pies cada vez, una tras otra. Y Taehyung no podía hacer nada, y sintió como las lágrimas se agolpaban tras sus párpados cuando vio al mayor mirando a Jimin como si fuera lo único que valía la pena observar en todo el universo.
–Hey, TaeTae, ¿por qué no vienes y lo intentas?
La voz del más bajo le sobresaltó y su mirada se topó con la del mayor. No supo si Jimin no se estaba enterando de nada o qué, pero Hoseok lo miraba con una lástima que lo destruía por dentro.
Pensé que habían olvidado que estaba aquí.
–Yo… Yo iré a ver cómo están Namjoon y Suga-hyung –dijo el rapero atropelladamente, secándose el sudor de la frente con la camiseta mientras caminaba rápido hacia la salida.
Jimin parecía aturdido por lo repentino de su ida, y se sorprendió cuando notó que su menor tenía los ojos brillando en lágrimas.
–¿Dije algo malo?
–Eres un estúpido –masculló Taehyung con el odio reconstruyéndole el corazón, tratando de transmitir todo el veneno que podía a través de su mirada.
Sabía por qué había tenido esas ganas irracionales de golpear a Jimin esa vez que lo llamó alien de forma despectiva, y por qué quería hacerlo ahora.
Por Hoseok.
Odiaba no poder hacer nada; Hoseok sabía acerca de sus sentimientos y lo había rechazado, porque estaba pringado por el estúpido de Jimin.
Antes de que pudiese tener problemas, se tragó el dolor de su corazón roto y la ira que le provocaba el más bajo, apretó los puños saliendo de la sala y se dijo a sí mismo que no lloraría.
Pero no pudo evitarlo cuando su mente jugó en su contra y recordó cómo es que Hobie miraba a Jimin y cómo nunca lo miraría a él.