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Hadas negras por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holis~

Gózenlo 

 

 

 

Las peleas de familia podían ser normales, se daban en cualquier etapa y se suponía que la discusión de esa ocasión tendría que entrar en la clasificación de “pasajera”, pero no fue así.

Deidara se volvió un gatito arisco desde la siguiente mañana, pero no podían culparlo y por eso Minato se quedó callado. El segundo rubio de esa casa se alistó con prontitud sin prestar mucha atención a quien golpeaba la puerta de su habitación para que bajase al comedor como siempre. Se ató el cabello en una coleta alta y corrió escaleras abajo para ingresar a esa habitación donde todos lo miraron. Se despidió de Naruto y de Sasuke, así como de Minato al que le dio un beso en la mejilla para reconfortarlo porque su padre no tenía la culpa de su comportamiento, el que tomaría a partir de ese momento. Sonrió a quienes consideraba sus “aliados” y salió de ahí, pero claro, lo siguieron

Azotó la puerta de la entrada cuando Fugaku iba a reclamarle por haberlo ignorado y pasar a su lado sin siquiera mirarlo. Ni siquiera usó al chofer que lo esperaba a la salida, tampoco desayunó como era normal. Se colocó los audífonos, elevó el volumen de la música al máximo, tomó su bicicleta y emprendió la salida temprana de la mansión. Ni siquiera los guardias en la entrada lograron detenerlo. Deidara no estaba de humor para aguantar a nadie y en menos de cinco minutos ya descendía la colina corta que había que cruzar cerca de su casa. Si creían que lo iban a poder controlar más de lo que ya habían hecho, estaban muy equivocados. Uchiha Fugaku e Itachi no se interpondrían en sus planes de vida, porque simplemente ellos ya no eran nada para él.

Itachi salió detrás del rubio, en su auto le sería fácil alcanzarlo, Fugaku lo apoyó para que cuidara del más joven y entre ambos azabaches se dio una especie de pacto a través de unas miradas cómplices. Minato esa mañana ni siquiera le habló a su esposo, la noche pasada tampoco durmieron juntos y no lo harían hasta que al rubio se le pasara el maldito enfado.

Los únicos en ese hogar que no tenían una mínima intención de pelear eran el segundo y cuarto hijo de la familia. Sasuke trató de que Naruto no viera ninguna de esas peleas de miradas o escuchara los susurros, era su hermanito pequeño, no lo iba a dejar traumarse, y Minato le dio las gracias por eso. Ese día Sasuke se la pasó junto a Naruto, quien al ser un poco distraído apenas preguntó el por qué los demás no salieron de casa junto con ellos o lo que ocurría con el ambiente de su familia. Eso se estaba saliendo de control y Sasuke quería evitar involucrarse mucho en ese pelea

 

 

—Naruto… hoy iremos por helado. Te recogeré en tu escuela — Sasuke dijo eso cuando caminaban por las conocidas calles para llegar a la primaria. Estaban llegando temprano y siempre solían quedarse a unas cuadras de la institución para no dejar que los demás alumnos vieran el auto de lujo que los transportaba. A nadie le gustaba tener la mirada de todos encima de sí

—Está bien, pero, ¿por qué no vamos con Deidi-nii y con su novio-ttebayo? — sonreía como siempre, ajeno a los debates mentales de su hermano mayor

—Suena bien — no era mala idea, así al menos intentaría convencer a Deidara para que no maldijera a diestra a siniestra por el estrés

—¿Lo llamarás?

—Lo haré — decía mientras sacaba su teléfono — iremos sólo los cuatro

—¿Itachi no vendrá?

—No lo dejaremos porque Deidara está enojado con él — dictaba un mensaje corto dirigido a Deidara, pero decidió que mejor lo llamaría. Dirigió su mirada a los alrededores para distraerse un poco de los problemas 

—¿Por qué?

—Porque Itachi es un tonto impulsivo — explicó con calma sintiendo como Naruto tomaba su mano y empezaba a saltar en el camino

—Itachi una vez besó a Deidi-ni en la boca-datebayo — comentó como si nada — ¿Fue por eso que Deidi-ni se enojó?

—¿Qué? — sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Iba a golpear a Itachi por hacer eso en lugares donde Naruto pudiera verlo — ¿Cuándo y dónde viste eso?

—Deidara estaba dormido, yo fui a ver si despertó para que fuéramos a cenar… Itachi estaba ahí y lo besó

—¿Le dijiste algo?

—Sí, pero Itachi-ni dijo que estaba probando un nuevo método para despertar a Deidi-ni

—Ese idiota — suspiró Sasuke — no hagas eso Naruto, no imites a Itachi

—Está bien-tebayo

 

 

Y él…

 

 

Deidara se la pasó refunfuñando desde que llegó a clases, incluso lanzó su maleta contra su banca y no le importó que todos lo miraran asustados. Sólo dejó sus cosas y se largó a la azotea para calmarse un poco, pues no estaba de humor como para asistir a las aburridas oratorias de sus maestros. Itachi lo había perseguido todo el maldito camino, peor que eso era que un par de veces usó el auto como obstáculo para detenerlo, incluso en una de esas ocasiones perdió el control de la bicicleta y cayó tan estrepitosamente que aún le dolía el codo derecho por eso.

Maldecía su maldita suerte y el maldito hermano acomplejado que tenía, pero al menos en clases estaba en paz. Se dio el lujo de recostarse en el suelo, respirar profundo y quedarse allí en soledad… dormir en paz y sin miedo… al menos las tres primeras horas, porque a la cuarta tenía a tres personas sentadas a su alrededor mirándolo dormir y cuchicheando cosas

 

 

—Tócalo, Ino

—Ni loca — hacía una mueca llena de terror, pero las miradas de sus compañeros eran insistentes — ¿y si se enoja más de lo que ya estaba? Arriésgate tú, Shikamaru

—Lo haré yo — un castaño se acercaba al rubio de cabellera larga que, en una posición torcida, reposaba en aquel lugar al que llegaba la sombra de la entrada — Deidara… despierta… es muy temprano para que te escapes de clase

—Dale un beso entonces — se reía la única mujer del grupo mientras acomodaba su cabello rubio y largo mientras le guiñaba un ojo a su amigo

—Deja de molestar a Chouji, Ino — se quejaba el azabache del grupo que, con pereza extrema, se estiraba — oye, si no lo despiertas me ofrezco para quedar vigilándolo

—Seguro te duermes también — reclamaba la rubia

—Deidara — seguía susurrando el castaño mientras picaba la mejilla derecha del rubio y éste hacía muecas — despierta — se reía cuando el otro murmuró algo y rodó por el suelo para alejarse de quien deseaba despertarlo — casi… —se quejó cuando logró sostenerle la cabeza antes de que chocara con la pared cercana  

—Auch… mala pose, mala pose — se quejó Deidara porque escuchó que algo sonó en su cuello. Chouji lo dejó en el suelo con cuidado y sólo ahí el rubio abrió los ojos — hola a todos… ¿alguien sabe quiropráctica? Me duele — hacía una mueca antes de recostarse boca abajo en el frío suelo y señalar su cuello

—¿Qué te pasó hoy, Deidara? — se quejaba la rubia golpeándolo en la espalda para que dejase las bromas

—Peleé con mi oto-san y con mi hermano mayor. Me tienen harto con su sobre protección — rodó los ojos sin darle importancia mientras se sentaba

—Es tu familia, se preocupan por ti — Chouji palmeaba la espalda con sutileza para asemejar a un masaje un poco diferente de los normales — no deberías enojarte

—Antes de olvidarlo… tu celular sonaba en clase — Shikamaru le pasó el aparato al rubio y lo miró con serenidad — era tu hermano. Le contesté

—Si fue Itachi debiste… — se enfadaba con la sola idea, incluso su ceño se fruncía pronunciadamente

—No era él, sino el otro… dijo que te recogería a ti y a Chouji en la tarde

—¿Y eso? — Deidara miró su celular como si fuera una carta de condena — Ay no… sólo me falta que él… — se quejó levantándose de un salto y apretando el celular — ¡lo mato!

—Tranquilo, ¿no dijiste que Sasuke era el más cuerdo de la familia? — Shikamaru hablaba entre bostezos, normales en él

—Oh — Deidara empezó a sonreír al ir revisando los textos que tenía. Borró todos los de Itachi y Fugaku sin siquiera leerlos, y abrió el de su oto-chan y Sasuke — bien, al parecer tengo la tarde con el vigilante que no es vigilante

—¿Qué quieres decir? — Chouji miraba con curiosidad a los otros mientras abría una fundita de papitas que llevó

—Les dije lo de nosotros — el castaño casi se atora y los demás sólo suspiraron — oh sí, la misma reacción tuvo Itachi… ahora hasta me parece gracioso — soltó una leve risita mientras golpeaba la espalda de Chouji para que no sufriera un colapso

—No debiste — el castaño no miró a Deidara, se quedó helado

—Ya lo hice. Estaba cansado de que no me dejaran salir de casa — suspiró — iremos con Naru y Sasuke a la heladería… o algo así.

—Buena estrategia — Shikamaru se levantó sacudiendo su ropa — así Itachi no tiene excusa para venir a verte porque Sasuke será quien te “custodie”, además, irán con Naru. Será agradable para ustedes — él trataba de reconfortar a Chouji, entendía la inseguridad de su amigo… de sus dos amigos en realidad

—Si lo veo así — sonrió Deidara — da igual… me quedaré aquí durmiendo todo el maldito día

—No puedes hacer eso, idiota — se quejaba la rubia jalando al otro — te meterás en más problemas y con eso meterás en problemas a Chouji, ¿a quien crees que le echarán la culpa después?

—Lo siento — suspiraba el rubio mientras se levantaba junto con los demás — ni modo… me dormiré en clase entonces — reía divertido mientras tomaba la mano del castaño y lo jalaba hacia la respectiva clase

—Esto nos traerá problemas — susurró Chouji mientras dejaba que lo guiaran. No quería pensar en las consecuencias de su “existencia”, quería creer que todo estaría bien

—Disfrútalo y deja de complicarte — Shikamaru le revolvió los cabellos al castaño — ¿No eras tú el que quería que te aceptaran por quién eres?... ese loco lo hace— señalaba a Deidara, que devolvía una sonrisa sincera y amplia

—Tienes suerte — sonrió Ino — ya veremos qué pasa después  

 

 

¿Por qué no enamorarse de alguien diferente? ¿Por qué tenían que juzgar a alguien por su apariencia o razón social? Deidara no entendía aquello, lo único que vio en Chouji fue a un chico amable y que se preocupaba por los demás. Aun si no hubiese sido doncel se hubiese arriesgado, le daba igual lo que los demás pensaran de él. Su oto-chan solía decir que era un romántico empedernido, aunque no lo pareciera y tal vez tenía razón, era por eso que, sin importarle las malditas miradas de todos, salía junto a Chouji de la escuela y tras despedirse de sus amigos lo tomaba de la muñeca para apresurarse al encuentro con dos personas que esperaban a dos cuadras de allí. Naruto no tenía ningún problema con aceptar al novio de su hermano mayor, es más, saludaba efusivamente y se colgó de Deidara para después colgarse de Chouji. Era él mismo, actuaba como un cachorro generalmente enjaulado que al ser libre iba de aquí para allá. Sasuke siempre serio y calmado, saludaba con cordialidad y emitía una leve sonrisa para mostrar su apoyo; así era él y Deidara se lo agradecía

Los Akimichi eran una familia agradable, Deidara ya había hablado con ellos anteriormente y mostrado sus intenciones sinceras con Chouji… aunque para todo eso se escapó de la escuela al menos tres horas diarias en muchas ocasiones y chantajeó a un par de compañeros para tenerlos de cuartada. No pudo hacerlo en otro horario pues Itachi era su mayor dificultad a veces, y cuando salía con los chicos se sentía vigilado ocasionalmente. Mantuvo todo en secreto absoluto porque sabía que no iba a ser la mejor situación en casa, los Uchiha eran celosos y posesivos de nacimiento… aunque Sasuke era el más comprensivo, pero seguramente ese defecto también lo tenía y a pesar de eso ahí estaba, en el restaurante de los Akimichi, platicando con tranquilidad mientras comían algo y verificara que Naruto no se atorara por engullir tan rápido. Deidara adoraba esa pequeña porción de su familia

 

 

Pero…

 

 

Un mes había pasado y el resumen de lo acontecido en ese tiempo fue: caos.

Deidara muy a menudo discutía con Fugaku, mucho más cuando Itachi se metía. Minato trataba de ser neutral, pero al final terminaba peleando con Fugaku en la soledad de su cuarto. El lio llegó incluso a afectar a Naruto una vez, porque los vio a todos pelear e intentó parar con todo eso mientras derramaba lágrimas de frustración. Sasuke soportaba las quejas de Itachi y trataba de ser un fantasma en esas discusiones, porque era el único con la cabeza fría como para tomar en cuenta la salud mental del más pequeño de la casa. Pero aún con todos esos problemas Deidara seguía saliendo con Chouji a donde le diera la gana, incluso a veces desapareciendo por horas sin decir nada, escabulléndose de sus vigilantes

Sin embrago, todo llegaba a un punto en donde nadie saldría ileso…

 

 

—Ya es suficiente — una persona empática sufriría en silencio hasta que en cierto punto estalló, no lo soportó  

—No — susurró Deidara porque desde que vio esa mirada melancólica en su novio supo lo que iba a pasar — tú no te preocupes y…

—He visto lo mal que lo estás pasando y sé que yo soy la causa

—Puedo soportar esto y más, Chouji — la desesperación le estaba llegando poco a poco

—Me da la sensación de que sólo soy una excusa para oponerte a tu familia — Chouji sonreía sutilmente, pero su mirada apagada y dolida mostraba su verdadero pesar

—¿Crees que me hubiese tomado un año tratando de que me aceptes, darme el lujo de hablar con tus padres y olvidarme de toda la maldita sociedad sólo porque quería darle la contra a mi familia? — preguntó con un suspiro — Chouji, en serio… no bromees

—No eres sólo tú el que está en problemas — el castaño jugaba con una grulla de papel entre sus manos

—¿Te han hecho algo?

—No, pero tal vez lo hagan… este asunto ha salido de aquí, de la escuela, de tu casa y…

—Dime… — Deidara se mordió el labio porque no quería ceder ante la furia y levantar su voz. No quería asustar a Chouji — ¿te he causado problemas con esto?

—¿Sabes? — no miraba al rubio porque no podría soportar verlo sufrir — estaba feliz cuando me pediste ser tu novio porque al fin alguien no me juzgaba por cómo me veía — sonrió melancólicamente, aguantando las lágrimas y tratando de que su voz no se quebrara — y es por eso que no puedo dejar que tu vida sea miserable por mi causa

—¿Has pensado lo dolido que estaré cuando me dejes? — sintió un nudo en su garganta al escuchar todo eso… ¿qué debía hacer? ¿Forzarlo a seguir? No… no haría eso, porque no quería verlo sufrir

—Pero será menos doloroso que una pelea con tu familia, o ser el causante de que tus padres… bueno… que todos estén sufriendo

—Sabes — Deidara vio resignación en aquello ojos que conectaron con los suyos… entonces su mente quedó en blanco, no sabía qué hacer — no deberías pensar demasiado en los demás — sonrió con tristeza — a veces es bueno pensar en la felicidad personal

—Lo sé… pero también estoy consciente de que todo tiene un límite

—Lamento haberte metido en esto

—Deidara… gracias por quererme — sonrió antes de levantarme — pero… ya no podemos estar juntos

—Justo la semana antes de las vacaciones de este periodo — suspiró profundamente para no sucumbir, debía ser fuerte, no quería ver más dolor en aquella persona — será un poco difícil

—¿Hablas de vernos todos los días?

—Ser buenos amigos después de esto — Deidara sonrió ampliamente — sólo amigos… no sé tú, pero a pesar de todo… creo que deberíamos llevarnos bien

—Lo sé — ambos notaban la falsedad de las sonrisas que se dedicaban, pero siguieron con eso

—Intentaré alejarme todo lo que pueda para que mis líos familiares no te afecten, Chouji… y gracias por aceptarme

 

 

El primer rompimiento de Deidara no fue como se imaginó, ni siquiera se pareció a algo que vio en alguna película. Dolió más de lo que pensó. Siempre pensó que las cosas se terminarían debido a que ambos se decidirían por diferentes universidades, o en el peor de los casos cuando el amor se les acabara progresivamente, pero veía su situación y reía divertido porque se iba a desquitar de lo lindo con la persona que se lo merecía. Despertaron a la fiera que escondía. Iba a mandar a la mierda a Itachi… no ha Fugaku porque sea como sea, ese hombre era su padre de crianza. Le debía respeto al mayor de los Uchiha porque supo darle la familia que necesitaba... pero al otro, al que lo acosó en la escuela incluso obligándolo a separarse de Chouji… a ese ser sí que lo iba a volver pedacitos, aún no sabía cómo, pero lo iba a hacer. Se lo juraba

Esa tarde Deidara dejó de lado todo, ni siquiera supo bien cómo soportó el resto de horas que restaban para la salida pues no escuchó nada de lo que sus maestros le decían. Se despidió con un gesto de la mano de la rubia que intentaba darle ánimos, tomó su bicicleta y emprendió su viaje hasta el centro de la ciudad. En todas esas horas, de su boca no brotó ni un solo sonido. Estaba tan destrozado que sentía su pecho estrujarse constantemente, pero a la vez diferenciaba un vacío en alguna parte de su cuerpo. Ni loco volvía a casa en ese estado de ánimo, porque incluso sus lágrimas no salían y cuando se vio en el reflejo de una ventana se dio cuenta de la verdadera vergüenza que daba. Se veía patético.

Sin embargo, en medio de todo ese dolor insano, una luz iluminó su cerebro y miles de ideas le llegaron de golpe. Escogió la que mejor le pareció y sonrió con malicia antes de decidir empezar

Primero compraría miles de dangos, tantos como el dinero que cargaba le permitiese, y se los tragaría con malteada de fresa. El azúcar era un buen menjurje que aliviaría su desamor, pero más importante que eso era que pensaba provocarse un coma debido al exceso de azúcar en su sistema y tocaría la puerta de la oficina de Fugaku para desmayarse en frente del mayor. Sí, no podía odiarlo, pero al menos un susto sí le iba a dar, aunque exageraría un poquito dramatizando como sólo él podía hacer. Como lo planeó, todo fue bien, hasta que tomó el asesor y las náuseas lo invadieron, se aguantó hasta que logró hablar con la secretaria de su padre y… se le doblaron las piernas. No pudo ser más perfecto  

Dolía, lo sabía, pero debía aguantar un poco para armar drama. Mantuvo el control hasta que escuchó a la secretaria gritar, las pisadas caóticas, la puerta abrirse. Deidara sólo miró a Fugaku con el último “aliento” que tenía, intentó acercarse a él y fingió un estrepitoso desmayo llevándose consigo todos los papeles que había en la mesa cercana de la secretaria del presidente de la compañía. A partir de ese momento sólo dejó que lo cargaran por allí, cedió ante el agotamiento e incluso se quedó con los ojos cerrados. Claro, enfermarse debido a la ingestión de cantidades inhumanas de dulces no fue una idea propiamente suya, sólo recordó que un día Naru sufrió de eso. Estaba siguiendo los mismos pasos que su hermanito menor le relató y sí… fue perfecto. Aunque tuvo que aguantarse a los médicos y vomitar hasta que al fin se liberó de todo ese dulce en su sistema, pero ya le hizo perder el tiempo a Fugaku y eso le hacía reír, aunque la medicina fue desagradable y el malestar también

Dulce –literalmente-, dulce venganza.

 

 

—¿Dónde estabas, Itachi? ¡Se suponía que lo recogerías! — Deidara estaba recostado en cama, respirando acompasadamente, con sus ojos cerrados, pero escuchando toda la pelea que se daba fuera de su habitación. Se aguantaría la risa hasta que fuera el momento. El que regañaran a Itachi fue un extra demasiado agradable

—Pasé por ahí, pero Deidi… no sé cómo se escapó — Itachi estaba tan asustado y alterado como Fugaku

—Estas son las consecuencias de dejarlo salir con ese muchacho Akimichi — bramó Fugaku elevando demasiado su tono de voz

—Ustedes no digan nada — Minato los calló con una mirada — el médico dijo que era el estrés acumulado en estos días

—Hum — Deidara fingió despertar de su “siesta” cuando empezó a escucharlos discutir — oto-chan… buenos… días — susurró bajito mientras se daba vuelta y se agarraba el estómago antes de hacer una mueca de molestia

—Deidara, quédate recostado — Minato le acariciaba los cabellos con dulzura y el rubio menor sonreía en respuesta — ¿necesitas algo?

—¿Qué fue lo que te pasó? ¿Qué comiste?

—Deja el regaño para después, Fugaku — Minato enfureció antes de lanzarle un cojín a su esposo — fuera de aquí

—Quiero saber lo que pasó con mi hijo

—Después sabrás

—Lo quiero proteger de… — y antes de que esos dos siguieran peleando, el rubio decidió hablar

—Me dejaron — Deidara miró al techo y suspiró, iba a dramatizar un poco — ¿cómo crees que me siento, Fugaku? — en parte necesitaba reconfortarse con alguien y ese era Minato, nadie más que él. Se levantó hasta abrazarlo y posó su frente en el pecho ajeno — oto-chan, ¿has pasado por esto? — susurró aferrándose con desesperación a su rubio padre

—Tranquilo… — a Minato le dolió tanto escuchar la voz temblorosa de su hijo que no pudo hacer más que besarle los cabellos y reconfortarlo entre sus brazos

—Me duele — soltó un sollozo, porque ya no quería fingir estar bien… estaba destrozado

—Sé que pasará — antes de que Fugaku intentara hablar siquiera, Minato le señaló la puerta y a Itachi ni siquiera quiso verlo

—Creo que fue mucho estrés y mi cuerpo colapsó — suspiró mientras se apretaba al pecho de Minato y dejaba sus primeras lágrimas salir — soy patético

—¿Por qué estabas en la oficina? — Fugaku no pudo evitar preguntar

—¿Por qué escapaste de mí? — Itachi también se arriesgó

—¡Fuera de aquí! — Minato los reprendió con una mirada dura, pero ellos eran unos tercos sin remedio

—Oto-chan, ya deja de pelear con ellos — susurró con la voz quebrada, separándose un poco para mirar a los azules ojos de Minato — pues ya no estoy con Chouji y… deben estar felices por eso… déjalos… celebrar — se quebró de tal forma que sus sollozos brotaron sin control y aunque quiso detenerse, ni sus manos pudieron ocultar su agónica sinfonía

—¡Fuera de aquí los dos! — Minato miró con furia al par de azabaches en la habitación — no los quiero ver, no ahora… ¡fuera!

—Oto-chan, lo siento — su voz se quebró aun más y al fin se dejó caer. Se estaba hundiendo en la ira para ocultar que de verdad todo eso le dolió más de lo que debería dolerle a cualquier adolescente… y ahora al fin, después de darse el lujo de castigar un poco a todos… quería llorar, gritar, reclamar… quería expresar su dolor — lo… si-siento… ta-tanto  

 

 

Se desahogó como no había hecho en años. En la soledad de su habitación derramó todas las lágrimas acumuladas, gritó en el pecho de su padre y terminó por completo agotado, hasta incluso necesitar recostarse y dormitar un rato. Minato se quedó con él durante todo el proceso, sollozó por su propio dolor, se entendían sin palabras y compartían un pesar que sólo le pertenecía a uno de ellos. Deidara era un adolescente aún, era joven, tenía mucho por lo que vivir y esa experiencia marcaba el inicio de una etapa independentista, pero gracias a eso también maduró un poco y a la vez tranquilizó su alma. Se quitó un peso de encima

Deidara se quedó esa y las siguientes noches, recostado con su padre rubio, platicando de cualquier cosa, riéndose por alguna broma que calmara la amarga pasada y Naruto se les unió con el pasar de los días. Hace mucho que los tres no tenía un tiempo tan tranquilo como ese, tan familiar y brillante a pesar del mal momento en que comenzó todo. Aunque el dolor de Deidara seguía latente y lo haría por mucho tiempo más, las presiones desaparecieron y su estrés también. Algo bueno debía sacar de tan horrenda situación.

Pero la sed de venganza seguía latente. Deidara no se iba a quedar quieto.

 

 

—Se nota que ya tienes hambre — Fugaku admiraba como Deidara casi devoraba todo en la mesa del desayuno cuando ya se le permitió volver a su rutina normal de alimentación — te enfermarás de nuevo

—No pasará — aseguró mientras miraba a Naru y sonreía — hoy iré a ver a Naru a la escuela, me regreso con él a casa

—¿Y no iremos con Chouji? — el más pequeño no fue informado de los acontecimientos, en realidad el tema no se tocó mientras Deidara estaba en recuperación por obvias razones

—¿Quieres? — sonrió Deidara y los demás lo miraron enseguida — ¿qué? — hizo una mueca de extrañeza  

—Naru… eso ya no se puede — Itachi tomó el rol de “maduro” para explicarle a su pequeño hermano aquel asunto — porque tu hermano y Chouji… ya no son nada — y las miradas se centraron en él por ese simple e inapropiado comentario. Deidara aún estaba sensible con el asunto… o eso pensaban todos…

—¿Y eso que? — Deidara bufó ante la mirada acusadora de Itachi — si yo no tengo nada con él, no significa que Naru no pueda verlo… — y antes de que reclamaran algo decidió ignorarlos — bueno… nos vamos. Nos retrasaremos si no te apuras Naru  

—Voy por mi maleta — se apresuraba el más pequeño y los rubios salían del comedor con rapidez mientras que los demás los seguían aún un poco extrañados por la respuesta de Deidara ante un asunto tan delicado como su rompimiento  

—Itachi — susurró Sasuke mientras tomaban sus llaves — déjalo en paz un tiempo

—Claro que no

—Apenas si se enfermó, y sabes que es por tu maldito acoso — Sasuke decidió tomar riendas desde ese momento, porque no quería más peleas en su casa — cualquiera se enferma si acumula tanto estrés

—Yo no he hecho nada — se excusó con una sonrisa

—Te lo diré así… no quiero ver a Minato y a Naruto llorando por la preocupación — Sasuke enfrentó a su hermano mayor empujándolo levemente — así que déjalo en paz un tiempo al menos… sé más consciente de lo que ocasionas, Itachi

—Tampoco ha sido fácil para mí, Sasuke

—Tú trata de que oto-san se reconcilie con oto-chan — dijo molesto por la actitud de su hermano — si no te has dado cuenta ellos están tambaleando también… y créeme que, si no ayudas, oto-san cometerá un error del que se arrepentirá toda la vida… y para mal o bien, oto-san sólo a ti te escucha

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

 

Cómo cuando te animas a actualizar, pero viene el drama y se te caen las lágrimas… XD

Espero les haya gustado el capítulo~

Responderé reviews mañana~

Muchos besos~


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