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Hadas negras por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Lamento haber desaparecido tanto tiempo. Pero volví y les traigo la continuación ^^

Espero lo disfruten 

 

 

 

 

Algo que el rubio menor adoraba por sobre todas las cosas, era jugar con un amiguito que tenía en la escuela; si jugaba con dos, era excelente; si jugaba con más era el desastre en persona. Peleas, risas, emociones y después de eso estaba el alboroto.

Era viernes, Naruto había invitado a dos niños a su casa; con dos marquitas en cada mejilla, un castaño de ojos negros, pupilas rasgadas, de nombre Kiba y a una niña de ojos blancos, cabello azulado, de nombre Hinata. No era de extrañarse al tener a diferentes niños cada semana porque Naruto era demasiado sociable. Pero siempre ocurrían algunas cosas raras cuando los niños jugaban, una de esas situaciones era verlos en medio de la sala, cuchicheando en secreto como si armaran un plan de guerra. Desafortunadamente para Sasuke, en esa ocasión él fue quien los vio y con ello su condena daba inicio

 

—¿Por qué parece que planean una conspiración? – preguntó para sí mismo, pero no se fijó que, en aquella casa silenciosa, pues al parecer ni Itachi, ni Deidara, mucho menos los adultos habían llegado todavía, su voz resonó con fuerza

—Sasuke – fue Naruto, quien, tras asustarse y casi tener un infarto, vio a quien había llegado y sonrió – pensé que llegarías más tarde

—No tuve la última clase… Hinata, Kiba, ¿verdad? – vio a los niños asentir y dio un ligero suspiro— No hagan demasiadas travesuras

—No son travesuras, son actividades recreativas – se reía Kiba pues eso fue lo que su hermana le había enseñado a decir para salirse de problemas

—No haremos nada malo – decía la pequeña niña en voz baja, intimidada por la seriedad del adolecente que seguía parado cerca de ellos

—Sasuke, ¿me prestas tu juego de química? – Naruto casi corriendo se aferraba al suéter de su hermano mayor tirando de él con insistencia – Vamos, préstamelo-ttebayo

—Claro que no – el azabache casi podría adivinar las intenciones de esos tres. Obviamente no les iba a dar ninguna herramienta para que hicieran explotar algo—. Debo estudiar, así que me iré a mi habitación

—Pero lo necesito. Vamos, Sasuke-chan – sonreía con esa forma zorruna que le sentaba tan bien—. ¡Préstamelo, préstamelo! – y sin esperar nada, con habilidad ganada al escalar los árboles, se trepaba en su hermano. Escalaba hasta que lo abrazaba por el cuello y hablaba en su oído— Sasu~

—Naruto, ¡bájate! – se quejaba con fastidio al tener al pequeño diablillo encima  

—Préstamelo. No haremos nada malo-dattebayo. Sólo queremos estudiar

—Eso no te lo creerá nadie, ni oto-chan – se quejaba mientras intentaba sacárselo de encima

—Eres malvado – se quejaba cuando ya sentía como las manos de su hermano lo agarraban, tiraban de él hasta alejarlo y colocarlo en el suelo— Sasuke-chan, ¡préstamelo!

—Olvídalo Naruto, y más te vale dejarme en paz

—Es viernes y estudias, ¡eres un amargado-tebayo!

—Sólo te ignoraré – ya lo había tenido en su vida más de 8 años, así que esas manipulaciones o afrentas podía simplemente pasarlas por alto

 

 

Nada bueno podía salir de esos niños, quienes se resignaron a jugar con normalidad con todas las cosas en el cuarto de Naruto. Sasuke lo sabía y aun así quiso tener una mínima esperanza en que ese silencio que se empezó a extender por la casa, fuera una señal agradable. Escuchaba una sonata que le recomendó un amigo y suspiró cuando terminó de entender la clase que le fue difícil siquiera poner atención. Mejor dicho, la clase que no quiso poner atención porque se distrajo con algo más importante. Sasuke pensaba en el próximo cumpleaños a celebrarse en esa casa, el del más pequeño de la familia y el que más lío les daría, pero no pensó que mientras hacia una lista de posibles cosas a comprarle a su hermanito se le fueran las dos horas de clase sin siquiera darse cuenta. Cuando se fijó, el pizarrón estaba lleno de cosas que parecían un trabalenguas. Gracias al cielo pudo pedir prestadas las notas de Karin, le prometió devolvérselas más tarde y el plazo ya se daba en pocos minutos. Si quería ser puntual debería ir saliendo ya

Recogió todo y se fijó en una pequeña cosa que estaba fuera de lugar en el pasillo. Una corbata… no una cualquiera, sino una que Itachi solía usar cuando debía asistir a esas cenas formales a los que Fugaku los llevaba. Después de eso, un ruido, uno bajito pero muy sospechoso captó la atención del azabache. Sasuke rogaba porque no fuera lo que estaba pensando, así que bajó las escaleras sin fijarse en nada más que en el calcetín que estaba en la primera escalera de bajada.

Suspiró pesadamente y se reprendió mentalmente por la estupidez de no revisar a los niños en casa mientras había silencio. Al llegar a la sala vio un desorden, no exagerado, pero si considerable. Ropa por todas partes, mueves fuera de lugar, cosas en sitios incorrectos… ¿cómo hicieron eso en solo tres horas? Pues no quería saber, pero sí logró sonreír al ver el traje de Itachi que ahora estaba siendo usado por la lámpara, fue divertido, había que reconocerlo. Algunas prendas de Deidara estaban regadas por la mesita, por los muebles y los cuadros estaban apilados en uno de los sillones.

Sasuke charló con una de las sirvientas que se encontró, pues, ¿cómo demonios dejaban que eso pasara? La respuesta fue simple. Ellas estaban ocupadas deteniendo el desastre en el patio, pues por alguna razón, una de las llaves de alimentación del agua en la casa se había roto, ¿cómo? Nadie sabía, pero apenas habían logrado detener la fuga de agua hasta que el especialista llegara. Las sirvientas estaban mojadas y una más llegó desde la cocina con toda su ropa llena de harina, pues al parecer regó la mezcla de las galletas para los niños porque se espantó con un ave negra que entró a la cocina y apenas lograron sacar. Sasuke no pudo creer que no escuchara nada de eso por estar concentrado en igualarse con la clase

 

 

—¿Y los niños?

—Estaban en el patio jugando con la pelota hace un rato – respondió una de las chicas antes de dar una reverencia y retirarse para cambiarse de ropa. Todas hacían algo parecido porque debían seguir con sus labores

—Yo los vi subir al cuarto del joven Naruto con jugo y frituras – secundó otra. Sasuke ya veía todo ponerse peor… tenía una corazonada

—¿Alguien más los vio?

—No, pero deben estar viendo alguna película. Nos retiramos, debemos arreglar todo antes de la llegada de los señores

 

 

Sasuke simplemente salió al patio para revisar el desastre, calcularía cuánto daño hacían los niños y los relacionaría con el tiempo en que los dejó solos. Aun había rastro de agua, vio a un par de hombres llegar con las herramientas para reparar el daño, así que sólo tenía que volver y… revisar. Se le ocurrió rodear la enorme casa y revisar en secreto lo que esos chiquillos hacían, así que a paso calmado se dirigió a la zona donde las ventanas daban una idea de los cuartos de Naruto y Deidara. Esa fue la mejor decisión que tuvo en el maldito día, pues era de vida o muerte

 

 

—¡Qué demonios! Naruto que…

—Sa-sasuke – la voz temblorosa del rubiecito hizo que Sasuke corriera en la dirección donde estaba Naruto colgando de cabeza, siendo agarrado por Kiba, quien a la vez apenas se sostenía de la rama del árbol adjunto a la casa

—¿Cómo demonios llegaron allí? – se quejó pues el árbol estaba bastante lejos de las ventanas y era podado constantemente para que cosas así no pasaran

—Sasuke-san – decía la única niña, quien alarmada miraba desde la ventana. Tenía lagrimillas rodándole por las mejillas y temblaba – ayúdelos… por favor

—¡Espera! ¡No se muevan! – decía mientras arrojaba su maleta a un lado para aligerar su cuerpo

—¡Cómo si fuera fácil! —se quejaba Kiba que usaba sus piernas para sostenerse de la delgada rama – Naruto está pesado —decía apretando su agarre de la cintura del rubio

—¡Sasuke! – Naruto estaba en pánico al ver el suelo tan lejano desde donde colgaba. Sentía la sangre agolparse en su cabeza y estaba azul del miedo… de todo – ¡Ayuda-ttebayo!

—Eres un maldito travieso – se quejaba el mayor mientras buscaba algo para subir con más rapidez y vio una escalera en el suelo. Seguro esos chiquillos la usaron para pasar de la ventana al árbol—. Te juro que jamás volveré a ayudarte con tu tarea – decía mientras trepaba por el tronco con habilidad dada por la escalera. Debía llegar antes de que esos niños decayeran

—Ya no… ¡SE ME RESBALA! – se quejaba Kiba que sentía a Naruto escaparse de su agarre

—¡NO ME SUELTES, KIBA!

—¡DILE ESO A MIS PIERNAS! – gritó cuando ya sentía sus piernas soltar la rama— ¡Maldición!

—Aguanta un poco más – Sasuke ya estaba cerca, solo le faltaba un poco

—KIBAAA, NARUTOOO

 

 

El grito de Hinata hizo que Sasuke mirara a los niños. En un solo momento sintió que su corazón dejaba de latir. Ya los iba a alcanzar con la escalera, pero no fue posible porque las piernas del castaño se soltaron y el par de niños gritó en pánico al sentir la gravedad encima de ellos. Una caída mortal pues estaban varios metros sobre el suelo, mucho peor si estaban cayendo de cabeza. Sasuke no se lo pensó dos veces cuando saltó tomando impulso en el propio tronco, extendiendo sus brazos para agarrar al par de chiquillos. El mayor apenas logró sujetarlos y apretarlos contra su pecho, obligando a su cuerpo a dar un giro para recibir el impacto de la caída en el suelo. Poco le importaba lo que le pasara a él, lo importante era que esos dos mocosos saliesen ilesos

Sasuke cayó con fuerza, uno de sus pies llegó primero al suelo, aligerando la fuerza de la caída, y los arbustos, que allí estaban de adorno, también ayudaron un poco. Cuando la espalda del azabache tocó el suelo, sintió también el impacto de los dos niños encima de él y su aire se le escapó. Su vista se oscurecía, todo se volvía algo confuso, escuchando ruidos agudos de lejos y el dolor llegarle después de que la adrenalina abandonó su sistema. Se obligó a quedarse despierto, mirando su alrededor, aunque no estaba bien centrado en el mundo, sólo podía diferenciar algunas cosas. Naruto y Kiba le gritaban algo que no lograba entender, los veía llorar, pero no podía decirles que pararan porque se veían como bebés. Sintió algo mojado en su pecho y después se desmayó o eso intentó

 

 

—Idiota Sasuke, ¡no te duermas-dattebayo! – el rubiecito sacudía el rostro de su hermano porque en pánico no quería ver a Sasuke cerrar los ojos

—Sasuke, maldición… ¡no puedes ser héroe y morir! – apoyaba Kiba que aun un poco adolorido también agarraba el suéter del azabache y lo tiraba para que lo escuchara

—¡AQUÍ, AQUÍ! – gritaba la pequeña Hinata mientras traía a los empleados para que ayudaran, pues corrió buscando ayuda apenas vio a todos caer – ayúdelos

—DEBEMOS LLAMAR A LA AMBULANCIA – gritó una de las sirvientas y salió corriendo

—¡Sasuke!... Espera, ¡quiero estar con Sasuke! – se quejaba Naruto al sentir que alguien lo tomaba en brazos alejándolo de su hermano

—¡Sasuke! ¡No te mueras! —pataleaba el otro pequeño

 

 

Itachi llegó cuando el pánico había inundado la mansión y la ambulancia ingresaba. Casi le da un ataque, pero se controló porque llegaba con un Deidara que se descontroló más que él y salió gritando barbaridades y media buscando a su hermanito por todos lados. Fue gracioso y se sintió idiota por disfrutar de eso por cinco segundos antes de correr también porque esto era grave. Al final la ambulancia trasladaba a un inconsciente Sasuke y a un adolorido Kiba. Deidara sostenía en brazos a Naruto e Itachi calmaba a una pequeña Hinata que no paraba de llorar. Poco después Minato y Fugaku llegaban mostrando la misma histeria que los dos que llegaron antes y las cosa no pasaron de allí, porque el alboroto fue demasiado para simples huesos rotos o golpes que dejarían moretones

Naruto recibió un leve regaño por parte de Minato mientras esperaban a los padres de Hinata y a los de Kiba para devolverles a sus hijos. El pánico había pasado cuando le dijeron que Sasuke despertaría después porque se había desmayado y le harían algunos exámenes. Kiba aún se sentía culpable por todo eso, pero la recompensa fue un yeso en su brazo que presumiría en la escuela. Hinata pedía disculpas por no haber detenido la travesura de los dos niños y Naruto suspiraba ya que sólo había tenido raspones porque cayó justo encima de su hermano, quitándole espacio a Kiba.

Fue un accidente y todos los adultos supieron entenderlo, pues eran niños y cosas así pasaban, pero claro, esos tres ya aprendieron que con las alturas no se juega, ni con escaleras, ni con árboles… prometieron no volver a intentar atrapar a un pajarito salvaje. En cuanto a Sasuke, él aprendió que jamás se debe dejar a unos niños sin supervisión, mucho menos si no hacen ruido mientras él estudia, como recordatorio tenía una costilla y un tobillo rotos

 

 

—¿Por qué esa cara de amargado, hermanito? – sonreía Itachi al ver a Sasuke fruncir el ceño cuando despertó de su siesta

—Incluso en mi habitación sigue oliendo a medicamento —bufaba pues exigió irse del hospital lo más rápido posible. No soportaba esos aromas raros, pero ahora en su cuarto era algo parecido

—Es porque necesitas tomarlos o volverá el dolor. Una costilla rota no es juego Sasuke

—Lo sé – suspiraba mientras se acomodaba mejor. No le agradó nada saber que debería reposar como ocho días y un mes de control sobre su salud. Eso le quitaba las horas deportivas que tanto adoraba. Perfecto, llegaba su mal humor porque con la actividad física se quitaba el estrés de las clases—. Un precio bajo, supongo

—Fuiste el héroe de esos niños. Bien hecho – se reía bajito al ver la neutral reacción de su hermano menor—, por cierto… tienes visitas

—Si es Karin dile que no estoy de humor – suspiraba

—No es ella – sonrió antes de pararse dispuesto a salir –, pero los llamaré

 

 

Sasuke lo vio venir, pero aun así se sentía incómodo cuando esos tres niños ingresaban a su habitación asemejando a una manada de lobos, pues ni bien entraron empezaron las preguntas. Los vio correr de lado a lado viendo toda la habitación, escuchó millar de preguntas sobre su salud y cosas más. Kiba le agradecía el haberlo salvado junto a Naruto, también le agradeció el yeso que estaba ya garabateado por completo. A veces esa inocente felicidad, el sacarle el lado bueno a la tragedia, era divertido para cualquiera y Sasuke no fue la excepción; hasta medio sonrió. Pero el asunto cambió en cierto instante y ni siquiera se dio cuenta de cómo pasó eso, él ni siquiera había dicho más de veinte palabras

 

—Así que Hinata quiere casarse con Itachi – decía Kiba con el ceño fruncido—. ¿Tan fácil te impresionas?

—Que… no… no es eso – se justificaba la pequeña niña con las mejillas rojas y negando constantemente

—¿Entonces con quién?... ¡Con Sasuke! –

—¿No son muy pequeños para pensar en eso? – Sasuke sólo miraba a los tres chiquillos que se habían sentado en el pie de su cama y suspiró. En otra ocasión los sacaría de allí a todos, incluso ante las protestas de Naruto, pero ahora no podía moverse mucho. Aun le dolía, así que sólo le quedaba esperar que Itachi pasara por allí y se apiadara de su alma  

—Claro que no —refutaba Naruto con un puchero— además nadie se quedará con Sasuke

—Pues Hinata lo quiere —insistía Kiba para molestar a su amiguita

—No… ¡no dije eso! – decía la pequeña tirando levemente del brazo de Kiba para que se callara— No es…

—¿O es con Naruto? – Kiba solo seguía molestando a todos – Ey Naru, Hinata quiere…

—¡Nadie se casará con Sasuke! —de repente la voz del pequeño rubio estalló, acallando las otras

—No puedes impedirlo – se quejaba el castaño revoltoso—. Algún día se casará

—Lo impediré

—¿Por qué?

—Porque Sasuke no se va a casar con nadie-ttebayo

—Naruto – suspiraba Sasuke pues quería evitar esa pelea de niños que tanto odiaba y que ahora mismo se llevaba a cabo, cuando los niños ya se paraban de la cama y se acercaban a él apuntándole y argumentando cosas que no quería ni entender—, ya cálmate, no pelees, Naruto

—¡SASUKE SE CASARÁ CONMIGO! CON NADIE MÁS-DATTEBAYO –

—¡Pero es tu hermano! – se quejaba Kiba como algo obvio. Ese par adoraba pelearse por lo mínimo

—¡No importa! ¡Sasuke es mío! – decía trepándose a la cama de un Sasuke que decidió ignorar a los niños y concentrarse en un libro que estaba leyendo

—Que no

—¡Que sí! ¡Te lo demostraré! –

 

Lo siguiente fue predecible pero no dejaba de ser impactante, mucho más para el centro de esa discusión quien no se fijó en que su pequeño hermano se subió en su regazo, le quitó el libro y le agarró las mejillas. Antes de que Sasuke pudiese protestar o retar, ya no podía emitir sonido alguno, porque… lo estaban besando. ¡BESANDO! ¡¿En qué universo paralelo lo besaban tan de repente?! Sasuke sólo abrió los ojos sorprendido, en shock, pues reconocía en donde sea, esos rubios cabellos tan cercanos y esas marquitas en las mejillas ajenas. ¿Cómo demonios pasó eso? Fue inesperado y ni siquiera duró mucho, pero fue suficiente para dejarlo callado sin saber que decir a hacer o decir

 

—¡Sasuke es mío-ttebayo!

—¡Lo besó! —casi gritaba Kiba, impactado y alterado— bueno… ahora sí te creo —pero tan fácil como se impresionó, se relajaba de nuevo

—Oh Dios – y alguien que pasaba por allí también se había quedado impresionado al ver aquello—. Esto me huele a problemas

—Itachi – Sasuke al fin pudo hablar y reconocer que Naruto estaba… ¡loco! ¡Por Dios! ¡Sólo a su rubio hermano menor se le ocurre hacer eso! — por Dios, ayúdame

—¿No te gustó el beso? – se reía Itachi cuando pasado el problema estaba junto a Sasuke – wow… nunca lo hubiese imaginado

—Deja de seguirle el juego. Sácalos de aquí antes de que todos se me lancen encima – bufaba molesto, pues ser el centro de juegos de esos pequeños de casi 9 años NO era divertido

—Claro… un juego – Itachi sólo sonrió antes de mirar a los niños que seguían en su discusión—. Ya comprobaron las cosas, ¿no?… ahora vamos. Les daré golosinas si dejan a Sasuke descansar, aún está enfermo – sonreía cargando a Naruto y empujando a los otros dos para salir –

—Pero quiero quédame con Sasuke un ratito – se quejaba el rubio pataleando levemente

—Él tiene que dormir

—Pero queríamos ver las cosas raras que tiene en su cuarto —secundaba Kiba, que apuntaba a alguna figura en un estante

—¿Qué les parece si mejor vamos a molestar al otro rubio de la casa? Él también tiene cosas muy raras en su cuarto —Itachi improvisaba con habilidad, además, le gustaba molestar a Deidara

—Deidi-nii… oh, él puede jugar con nosotros —decía el rubio animado—. Vamos, ¡vamos-dattebayo!

—Cierto, a Deidara le gustan los niños —Itachi hablaba con calma escondiendo sus verdaderas intenciones—. Será una buena mamá

 

Deidara había estado recostado en su cama, con los audífonos puestos, comiendo frituras y con un bonito short hasta medio muslo. Itachi notaba todos esos detalles en solo segundos porque le convenía saber por dónde atacar a su querido hermanito. Los niños se le lanzaron encima apenas pudieron y el rubio de cabello largo casi se cayó al suelo por el susto, pero recompuso su postura para enseguida seguirle el juego a los más pequeños. Itachi se había quedado parado en la entrada, apreciando esa habilidad natural de Deidara para tratar con los niños.

El rubio de largo cabello podía ser el más agresivo cuando se enfadaba, pero así también tenía un lado lindo y era ese, heredó la habilidad de Minato para tratar con los infantes

 

—Vamos a jugar con tus cosas – Kiba agarraba algunas cosas que vio en una caja, un par de autos se veían bastante atractivos – wow, tienes juguetes… ¿por qué?

—No sé, no me gusta tirar las cosas – Deidara se había sentado en el suelo con los tres niños y sacaba algunas cosas de por debajo de su cama—. Esto te gustará, Hinata

—¿Y desde cuándo tienes una muñeca debajo de tu cama? – Itachi se sentó junto al rubio, no desaprovecharía esa ocasión. Deidara no se portaría agresivo delante de tanto pequeño

—Era un regalo que nunca di – sonrió mientras se lo daba a una Hinata que, sin dudar, abrazaba a la muñequita de largos cabellos negros y mejillas rojas—. Puedes quedártela

—¿En serio? ¿A quién se lo ibas a dar? – celos, de nuevo esos celos que le carcomían el alma

—Secreto —decía para ignorar a Itachi y seguir repartiendo sus cosas con los niños, era buen momento para soltar sus memorias infantiles, ¿qué mejor que dárselos a unos niños que serían felices con esos juguetes?

—¿Con todo esto podríamos jugar a la casita? – Itachi tenía esa habilidad para cambiar las situaciones a su favor y en esta ocasión lo haría – Deidi puede ser la mamá

—Que linda mamá —tanto Kiba como Naruto empezaron a reírse al pensar en eso. Mucho más cuando Itachi abrazó al rubio por la espalda y le dio un beso en la mejilla

—Le queda muy bien el papel – sonreía el azabache deslizando sus manos por el abdomen del rubio

—Hinata —sonrió Deidara y la pequeña le dio el libro que el mayor señalaba – gracias

—Su madre les va a leer un…

—Linda mamá eh – sonrió tras haberle estampado el libro en la cara a Itachi—. Esta mamá odia que la toquen – dijo empujando al azabache con fuerza y frunciendo su ceño

—Han castigado al papá – Kiba ya no podía reírse más al ver como Itachi quedó con la nariz roja por el golpe. El castaño hasta rodaba por el suelo llorando por el esfuerzo – que… divertido

—Vamos al patio, practicaremos basquetbol – Deidara sólo se alejó con calma buscando un balón—. Moviendo esos cuerpos, niños… la casita es un juego para bebés, nosotros ya somos mayores  

 

 

Todos enseguida siguieron al rubio de cabellos largos, riéndose porque Itachi al parecer aun no reaccionaba. Así era la familia Uchiha-Namikaze… seguían con sus locuras

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

Bueno, me fui al fandom de YOI un tiempo, no podía salir de alli...  ¡es una locura! pero ya me calmé y regresé XD

Lamento haberlas dejado con esta historia en hiatus... creo que así se le dice

Pero ya organizaré mi tiempo para seguir escribiendo ^^

Muchos besos~

Bye bye~


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