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Sólo El Amor Duele Así: Pt. 1 por PiccUp

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Notas del capitulo:

Soy PiccUp. 

Este es mi primer fanfic en muchísimos años, así que espero que les guste. 

Esta inspirada en una de mis series favoritas. Tendrá cinco partes, de las cuales cuatro serán one-shot y la quinta parte será un fanfic con más de 20 capítulos.

Sin más que añadir, espero que la disfruten.

¡Cómo duele!

 

KIM JONGIN.

 

 Verano, 12 de Julio 2016.

Seúl, Corea.

 

Fuera de su habitación, el ruido era constante. Los taconeos de las mujeres, la ruidosa voz de su mejor amigo, su madre dando órdenes, los pequeños niños subiendo y bajando las escaleras con emoción y las risas alegres de los invitados. Era consciente del bullicio y alboroto. Era consciente de que sería su día más feliz y memorable. Sin embargo, su corazón retumbaba en anhelo, inseguridad y preocupación cuando, lo único que escuchó detrás de la puerta, fue la voz de su primo.

 

"KyungSoo no aparece."

 

En ese momento, su miedo creció a niveles exorbitantes. Siempre tuvo sus sospechas, pero no creía capaz a su novio de esto. Lo conoce, se lo habría dicho y más en un día como ese. KyungSoo no haría algo como eso. Le dijo que lo amaba, que quería estar con él siempre, le prometió que nunca lo abandonaría de nuevo.

 

Su inseguridad instaló un calor desagradable en su cuerpo que hacía que le estorbara la ropa. Se desató el corbatín, se quitó el saco azul y los zapatos con la tranquilidad lejana de una persona a la cual han dejado plantada, de una persona a la cual le han roto el corazón de tal manera.

 

Respiró profundo y se sentó en el borde inferior de la cama, a pleno verano y con las cortinas abiertas, la habitación y el día se le hacían demasiado obscuros, silenciosos, dañinos. Buscó su celular dentro del saco y lo revisó: Ninguna llamada. Ningún mensaje de texto. Nada.

 

Respiró con fuerza un par de veces y se aclaró la garganta para evitar que se quebrara su voz, dejó de apretar los dedos de los pies y marcó su número de celular.

 

Uno. Dos. Tres. Cuatro.

 

 —¿JongIn?

 

Su corazón retumbó una vez más al escuchar esa voz, sintió su cara enfriarse en una mueca dolorosa y sus dedos apretar el celular. Creyó que se sentiría mejor si escuchaba la tranquila y suave voz de KyungSoo, pero lo que se encontró al otro lado de la línea fueron sollozos y su nombre como un rezo. Se rascó la nuca con ira antes de hablar.

 

—¿Dónde estás KyungSoo? ¿Por qué lloras? —temía que su voz saliera débil pero contrario a eso sonó potente, dura, fría.

 

No puedo hacerlo, JongIn. No puedo casarme contigo —sentía como cada palabra destruía su alma y la voz de KyungSoo.

 

Las palabras no pudieron salir. Es decir, ¿Qué debía contestar a eso?

 

Te amé...  —dijo KyungSoo—. Te amé tanto que nunca me perdonaré esto y...

 

—¿Lo amas? ¿Lo amas tanto? ¡¿Tanto que no te importa tirar seis años por la borda, de nuevo?! — .gritó furioso JongIn— ¡¿Cómo te atreves a hacerme esto el día de nuestra boda?!   

 

Si... Si lo amo, lo amo mucho. Por eso no puedo cas...

 

JongIn cortó la llamada y con la rabia calando en su ser tiró el teléfono contra la pared. Se levantó pisando fuerte y comenzó a tirar todo a su paso. Estaba tan herido, dolía tanto... no, no dolía, quemaba ¿o ardía? No lo sabía. No tenía una palabra con que describir ese sentimiento tan irreal, tan profundo, tan destructivo.

 

Comenzó a rasguñarse el rostro, los brazos, se jaló de su cabello y la gota que rebasó el vaso, fue sentir algo cayendo por sus mejillas heridas ¡Cuánto las odiaba! Había quebrado una promesa consigo mismo que se había hecho meses atrás también por culpa de su pequeño novio. Eran como lava y caía por montones de sus ojos. También descubrió que eran saladas, asquerosas. Tan asquerosas como la humillación, la vergüenza, el abandono, el engaño y el desamor que estaba haciéndole pasar KyungSoo, el amor de su vida, la persona con quien planeaba pasar todos sus míseros segundos hasta la muerte.

 

Cuando yacía en el suelo de rodillas y con su cabello castaño entre los dedos, escuchó como la puerta golpeaba la pared de la fuerza con la cual había sido abierta, junto con las respiraciones aceleradas de sus amigos.

 

Miró a BaekHyun, MinSeok y JongDae como un cachorro perdido y hambriento de amor.

 

El primero en reaccionar fue MinSeok, quien se acercó desesperado a abrazarle.

 

—¿Qué te sucede, Kim? —preguntó JongDae.

 

—¿Hablaste con KyungSoo? ¿Dónde está? ¿Ya viene para acá? —atacó BaekHyun.

 

¡Dios! ¿cómo respondería eso? Tenía tan vergüenza. ¿Cómo podría enfrentarse a esto? los invitados se burlarán de él o peor aún, sentirán lástima. ¿Cómo se le ocurre a Do dejarlo sólo en esto y no dar la cara? 

 

—Él no vendrá. Se fue. Se fue con él.

 

Y como sí de un veneno se tratara, primero su corazón sintió un terrible frío, tan frío que lo creyó congelarse, después el ruido de algo agrietarse y finalmente algo rompiéndose y clavándosele los pedazos en todo su cuerpo.

 

Cuando quiso ver las reacciones de sus amigos, giró el rostro y se encontró con algo que le dolió más que cualquier cosa. Sus pedazos rotos también les salpicaron a ellos, y por primera vez en quince años, vio en los ojos de MinSeok la ira, en el gesto de JongDae el desconsuelo y en BaekHyun algo que nunca más querría que volviera a experimentar: el dolor.

 

En el momento en que sintió seis brazos en vez de dos rodearle, lloró como nunca lo había hecho y como seguramente, nunca lo hará. Se permitió desmoronarse con las únicas personas que consideraba su hogar. A quienes amará por siempre.

 

Ese fue el único día en que Kim JongIn se permitió odiar a Do KyungSoo. Deseó no haberlo conocido, deseó que lo lastimaran de la misma manera, que le arrancaran el corazón, que marcaran su vida entera con la vergüenza y la humillación.

 

Sólo por ese momento, lo deseó con muchas fuerzas, porque sabía que al otro día lo seguiría amando, recordando su olor, su sonrisa, deseándole lo mejor, dejándolo ir para toda la vida para que al menos uno de los dos fuera feliz. A partir de ese momento, se encargaría de sanar tantas heridas y de continuar su vida sin él. 

 

   |<|>|                                        

 

Ese mismo día, KyungSoo acariciaba las manos de otro hombre, respiraba su aroma y le daba besos con sabor a "siempre".

 

A KyungSoo se le olvidó por un segundo (o unos meses) que lo que estaba dando de sí mismo, se lo merecía otra persona.

 

KyungSoo no entendió ese día que el no sentir vergüenza por haber hecho lo que hizo, a una persona que tanto le amó, le cobraría factura en un futuro.

 

KyungSoo no estaba hecho para SeHun. Estaba fabricado, moldeado y tallado para JongIn.

 

Sólo que esto lo comprendería tarde. En un rencuentro que tocará cada fibra de su ser y que lo destruiría como él destruyó.


 


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