¿Crees en el amor a primera vista?, ¿crees en el destino?, ¿podemos elegir a quien amar?, ¿podemos decidir cuánto tiempo va a durar el amor?, ¿podremos predecir qué es lo que sucederá en nuestras vidas? Nadie sabe qué es lo que va a pasar en el futuro, lo único que podemos hacer es vivir el momento con la esperanza de que durará para siempre.
Luhan no tenía mucho, pero estaba conforme con lo que tenía, sonriendo en cada día como si fuera el mejor de su vida; vivía en Beijing, en una modesta casita para dos personas en la que acabaron viviendo tres. Por las mañanas estudiaba Arquitectura en la Universidad de Beijing y por las tardes trabajaba en un café-bar como mesero para ayudar con los gastos de su hogar. Algunas noches cantaba en el grupo que formó con sus amigos y conseguía un poco de dinero extra.
Hacía un par de meses que Luhan sentía que su vida no tenía nada de emociones, que todos los días eran iguales, que la vida no le traía nada nuevo ni nada bueno, pero ese día sería especial porque cambiaría todo sin que siquiera lo hubiera imaginado.
—Hijo, levántate, se te va a hacer tarde para ir a la universidad.
—Ya voy, mamá —le respondió adormilado Luhan.
—Si no te apuras no llegarás a tiempo ni saltándote el desayuno —le dijo su madre mientras le trataba de quitar las sábanas con las que se cobijaba.
—Bien, mami, ya voy —rápidamente Luhan se levantó de su cama y se fue a cambiar, tomó su desayuno y el lunch que su madre le preparó, se despidió de ella con un beso en la mejilla y salió corriendo directo a la estación.
Con la respiración agitada de tanto correr y con los finos cabellos revueltos, Luhan llegó hasta la estación atestada de gente. No se tomó el tiempo de acomodar su sudadera en su lugar ni de secarse el sudor que se le formaba en la frente, en su lugar se concentró en sortear a las personas hasta subir al subterráneo. No podía perderse su primera clase. Al cruzar las puertas soltó un suspiro de alivio al verse adentro del transporte. Bien, lo había hecho. Estaba a tiempo aunque con el estómago muy vacío. Alguien más entró justo detrás de él, empujándolo levemente. Luhan se giró y no pudo más que sorprenderse con lo que encontró. Era un chico, agitado como él mismo —seguro también andaba tarde—, pero la diferencia entre los dos bien se le antojaba abismal a Luhan. El desconocido, alto, estilizado, pero despeinado y cansado, lucía como sacado de algún anuncio publicitario de una marca de ropa. No era sólo el porte ni su presencia, sino que también su rostro era impresionante: delgado, de rasgos finos y atractivos. Unos oscuros ojos cautivantes completaban el cuadro. Luhan casi se sintió sin aliento y por el resto del camino no pudo despegar su vista de él aunque lo intentara. Aunque, la verdad, no lo estaba intentando demasiado, en su lugar y con cada vistazo que se robaba de él, se puso a imaginar cuál sería su nombre y cómo se vería sonriendo.
Los minutos pasaron tan rápido para Luhan que si no fuera porque el chico se bajó en la misma estación que él, hubiera seguido en el subterráneo sin un rumbo más que el que siguiera ese hermoso chico desconocido; ya en la estación trato de seguir su rumbo con la mirada pero el chico caminaba muy rápido y había siempre tanta gente a esa hora de la mañana que de un momento a otro lo perdió de vista.
—¿Qué pasa contigo Lu? ¿Por qué estás tan pensativo? Pareciera que vienes dormido y aquí el único que siempre lo parece soy yo —bromeó alegremente su mejor amigo Yixing cuando vio a Luhan llegar sin percatarse de su presencia.
—¿Qué? Ah perdón, estaba pensando en.. Alguien —respondió Luhan un poco ruborizado y tiernamente.
—¡Te has ruborizado! ¿Quién? ¿Quién es? ¿Acaso te has enamorado de alguien? —Yixing preguntaba emocionado porque cosas como esa no sucedían muy a menudo en sus vidas.
—No sé quién es, ni siquiera sé si lo volveré a ver, sólo lo vi hoy en el subterráneo pero no puedo dejar de pensar en él desde el primer momento en que lo vi, es extraño pero no me lo puedo sacar de la cabeza, Xing.
—Eso es amor a primera vista, Lu.
—Tal vez, pero será mejor que me olvide de eso y me enfoque en el examen que tenemos hoy, además no creo volver a verlo jamás, miles de personas suben y bajan a diario de ese subterráneo así que las posibilidades de volver a verlo son escasas —le respondió Luhan un poco triste.
—Si dos personas están destinadas a estar juntas, la vida se encargará de ponerlos en el mismo camino algún día, así que si ese chico es para ti estoy seguro de que se van a encontrar tarde o temprano —le dijo Yixing, animándolo un poco.
—Gracias, Xing, eso sonó muy bonito, ¿de donde lo sacaste?
—Lo vi en un drama que veía mi mamá; se llama Escalera al Cielo.
—Debe ser muy bonito ese drama a ver si cuando tenga tiempo lo veo —le dijo Luhan a su amigo Yixing, abrazándolo, para ir directo al salón de clases en donde los esperaba un examen de cálculo que rendir.
Las clases terminaron y el par de amigos se dirigieron a su lugar de trabajo “Coffee Prince”, un café-bar muy popular en Beijing en el que tenían a los meseros más guapos de todo el lugar y que siempre estaba abarrotado de clientes.
—¿Cómo les fue en su examen? —les preguntó un chico moreno apenas entraron a los vestidores de su lugar de trabajo.
—A mí me fue muy bien, me la pasé toda la noche estudiando —le respondió bostezando Yixing al chico—. Pero no creo que a Lu le haya ido muy bien, se la pasó todo el examen y parte del día en las nubes.
—La verdad es que sí, no me fue muy bien, pero no es culpa de estar en las nubes, lo que pasa también es que no se me dan mucho todas las materias relacionadas con las matemáticas, ustedes lo saben —respondió Luhan suspirando.
—¿Y qué te trae en las nubes, Lu? Es raro que tú estés así —preguntó con curiosidad el chico.
—Lo que pasa es que hoy conoció a un chico muy guapo en el subterráneo y se enamoró de el a primera vista Jongin —le respondió al instante Yixing al moreno.
—¿De verdad, Lu? ¿Y quién es el chico? ¿Lo conocemos? —Jongin no pudo contener la emoción a cada pregunta que hacía.
—No sé quién es, no sé su nombre y como le dije en la mañana a Yixing no sé si lo vuelva a ver algún día, es todo, no se emocionen tanto —respondió suspirando el rubio.
—Ya le dije que si el destino lo quiere lo volverá a ver, y tengo un ligero presentimiento de que así será, no por nada Lu quedó totalmente hechizado de ese chico desde el primer momento, las cosas no suceden nada más porque sí, nada sucede por casualidad —le decía Yixing todo emocionado y con tono soñador y romántico a Jongin.
—Naaaah, yo no creo en eso de el destino o la casualidad, mejor olvídate del chico, Lu; podrá ser muy guapo y todo pero nada más real que quien tienes cerca y a tu alcance, mejor ya no te hagas del rogar con el jefe y hazle caso, además te conviene, mira que podrías ser dueño de este y muchos más negocios que tiene si tú quisieras y ya no tendrías que trabajar más —le dijo Jongin a Luhan con tono muy serio.
—Al jefe Xiumin no le gusto de verdad, solo está obsesionado, soy como un capricho nada más porque no le he hecho caso, ustedes saben todo lo que cuentan sobre él.
—Capricho o lo que sea mínimo puedes darte una buena vida un tiempo en lo que se cansa de ti, además no creo en todo eso que cuentan de él. Si así fuera ya me hubiera tirado los perros a mí que soy el más bueno del lugar sin dudarlo —les dijo muy seguro de sí mismo Jongin.
—El más buenote del lugar soy yo, si no pregúntale a Yixing —gritó una voz que se acercaba a los vestidores.
—¡Kris, por fin llegaste! —corrió a abrazar Yixing al chico que entraba.
—Sí, llegué al matadero, ¿han visto cuanta gente hay esperando?, ¿qué tanto están chismeando que no se apuran y salen a trabajar? —les dijo enojado el chico alto no sin antes dar un beso en la mejilla a Yixing.
—De verdad no entiendo cómo es que soportas a Kris, deberías de cambiar de novio Xing —se burló Luhan.
—¿Será porque soy alto, guapo, carismático y el más buenote del lugar? —abrazó a Yixing.
—Claro que eres el más buenote mi Galaxy, y si no salíamos era porque sí, el chisme estaba bueno y nos olvidamos de el trabajo.
—Muy bien, se las pasó esta vez, pero ya apúrense porque, que sea su amigo no significa que voy a tratarlos especialmente, soy el gerente del lugar y no puedo dejar que el jefe piense que les doy privilegios a mi novio y a sus amigos, aunque tal vez por Luhan no me diga nada —dijo esto último pícaramente Kris mirando a Luhan de reojo.
—Ya por favor, dejen de recordarme al jefe, ya les dije que no me interesa —dijo Luhan rápidamente y salió al lugar de trabajo.
—Menos después de enamorarse a primera vista, jaja —señaló inmediatamente Yixing
—¿Luhan se enamoró a primera vista? Mmm... Al jefe no le gustará esto si se entera, mejor no digan nada y guárdenselo —Kris les avisó a Yixing y Jongin—. Ahora a trabajar, asalariados.
La tarde pasó como todos los días entre órdenes, clientes, cafés y bebidas, sonriendo y atendiendo a las personas como siempre lo hacía, pero aún en sus pensamientos el chico del subterráneo seguía rondando a cada momento.
Ya en la obscuridad de la noche cuando Luhan se disponía a dormir miró a las estrellas por la ventana y sus pensamientos inmediatamente le enviaron las imágenes del chico del subterráneo, no sabía porque pero ese chico no podía borrarse de sus pensamientos.
—¿Nos volveremos a encontrar? —Luhan preguntó a las estrellas alzando su mano como tratando de alcanzarlas; una estrella fugaz recorrió el cielo y al momento pidió que su deseo de volver a verlo se hiciera realidad.
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