Hela no tenía tiempo para nadar en búsqueda de pedacitos miserables de alma, ella era una diosa, actualmente reina de Asgard pero aquellos dos miserables príncipes le hacían difícil todo el camino, aunado a eso el hechicero supremo complicaba su plan de expansión a Midgard.
Ahora se dirigía al High Rise, gracias a las indicaciones de Strange (si, él se escapó después de darle esa información pero luego se encargaría de encerrarlo de nuevo) tenía que recuperar aquella foto y quemarla para así obtener el alma. Debía ser más rápida si deseaba alcanzar su objetivo pues si no pasaría lo mismo que paso con los vampiros, ella enveneno a Eve con sangre contaminada, sin embargo no contaba con que Thor ya estaba en esa dimensión y obtuvo el pedazo de alma mas rápido.
Opto por simplemente llegar con Robert Laing en su forma natural, sin disfraces, siendo tan feroz como se veía, el pobre humano no dudo en entregarle la foto rápido, se traumo tanto a tal grado de terminar llorando sobre una manta. Ante esa escena decidió partir pero justo cuando convoco el portal Loki y Thor aparecieron.
—No tardes mucho—escuchó al azabache decir.
—Dame un beso.
—No tienes que pedirlo, solo tómalo—murmuro antes de unirse en un pasional beso.
“Vaya romanticismo barato” pensó Hela con repulsión, solo deseaba verlos ya muertos, no derramando miel ¿Acaso era mucho pedir? Suspiro con alivio en cuanto se separaron, espero los segundos necesarios para que Thor ya no pudiera ver y se acercó cual serpiente silenciosa a Loki.
Ahora que lo veía, podía notar que estaba mucho más pálido de lo normal, algo no le estaba sentado bien y gracias a Surtur ella podría tomar una clara ventaja de eso.
—No luces saludable, padre—hablo por fin la diosa de la muerte.
Loki retuvo su respiración, estaba muerto de miedo pero eso nunca lo dejaría ver. Con cuidado giro sobre sus talones listo para encararla—. Los viajes son cansados.
—Puedo así notarlo…dime ¿Tu cuerpo está aguantando bien la transfusión de almas? Luces agotado y deberías estar descansando ¿No? Es vital para una recuperación óptima, si sigues así lo más probable es que los pedazos vuelvan a salir—comento con tono burlón—Podría esperar a que eso suceda, recuperarte como guerrero es una idea muy tentadora…en serio podría hacerlo… ¡A por Surtur! ¿Por qué no lo haría ahora? Es más fácil provocarlo.
— ¡Hela! ¡Espera! —A Loki no le dio tiempo de detenerla, la mano de su hija ya había atravesado su pecho. Estaba jalando los hilos, lo podía sentir y dolía demasiado, estaba quemando todo su interior. Unas lágrimas traicioneras escaparon, obviamente Hela las disfruto.
El azabache miro el edificio, después a su hija, ya lamentaría después haber usado todo su poder, era defenderse o morir. Con toda la magia que podía usar le disparo a la diosa de la muerte justo en la cara, lanzándola unos metros adelante, sin perder tiempo Loki convoco un portal, Hela ya estaba dispuesta regresarle le golpe pero fue más rápido y nuevamente le lanzo una bola de energía que termino por arrojarla al portal.
Fue demasiado poder utilizado, más de lo que podía manejar…los hilos se movían en su pecho como gusanos devorándolo. No podía respirar, todo daba vueltas y tenía una sensación extraña.
¿Era vacío? No ¿Enojo? No ¿Tristeza? No ¿Amor? No ¿Caos? Tal vez ¿Destrucción? No ¡Sí! ¡SI!
Destrucción.
Destruir el High Rise.
Sí, eso debía hacer.
¿Por qué no? Es muy divertido destruir.
Sus manos se prendieron con un fuego verde, sus ojos se tornaron blanco y una sonrisa malvada apareció.
Todos los personajes de esta historia pertenecen a Marvel
Capítulo 16
Cazadores de Asgard
Thor tomó a Loki por los hombros sacudiéndolo con fuerza. No lo iba a negar, estaba aterrado, no tenía la menor idea de que hacer ¿Podrían regresar a casa? ¿Robert Laing encontraría un nuevo hogar? Y como si esas preguntas no fueran suficientes para agobiarlo, notó los hilos dorados saliendo del pecho de su amado. Soltó un grito e inmediatamente trato de empujarlos pero no regresaban, permanecían ahí bien atorados.
—Kjæreste—murmuró el azabache, sus ojos estaban regresando ya a la normalidad, solo quedaba una leve capa blanca—Hela…ella vino, yo saque más energía de lo que debía…y-yo, e-ella quiso quitármelos—hablaba tratando de posar sus manos sobre el rostro del rubio, Thor se acercó, mirándolo entristecido.
—Yo sé que no fuiste tú…—lo acaricio—. Debemos encontrar una manera de regresar a casa, concéntrate en eso, amor yo sé que duele mucho pero por las nornas ¡Sácanos de aquí! Este ya no es un lugar seguro.
—El hilo…
Thor negó—Hela se lo llevo, si estaba en la foto.
— ¡El hilo! —Loki señalo, en el aire se encontraba flotando el objeto tan apreciado. Thor soltó un suspiro, al final si se encontraba en la torre, incluso si Hela no hubiera intervenido la hubieran tenido que destruir. Vaya situación…simplemente estiro su mano para atraparlo, no podía dárselo por ahora al azabache pero lo guardaría, tenían que concentrarse en salir.
— ¿Qué puedo hacer? —Suspiro agobiado mirando a Loki, quien estaba concentrado en tratar de sobrevivir— No tengo el Mjolnir, tampoco puede usar su magia….—vamos Strange, si me escuchas…necesito de tu ayuda—suplicó.
Afortunadamente cierto mago pareció escuchar sus suplicas, unas manos enguantadas jalaron a ambos dioses dentro de un portal. Thor lucho un poco antes de darse cuenta de quien se trataba, suspiro aliviado al ver ese cabello castaño adornado con canas, era Stephen Strange, algo lastimado y cansado pero sosteniendo una mirada determinada—Agradece que Hela se sienta tan confiada de su plan o yo no estaría aquí ahora mismo.
— ¡Por las Nornas! Hechicero Supremo apareces justo en el momento exacto—sonríe Thor, ya sin estar tan asustado notaba que nuevamente estaban en el Sanctum Sanctorum o al menos una versión asiática, ya que lucía diferente por algunas puertas de papel y bambús decorando los pasillos— ¿En donde estamos? ¿En dónde estuviste? ¿Qué debemos hacer?
Strange movió sus brazos tratando de relajarse. Viajar por tantas dimensiones había sido cansado— Me encerró Hela, en el santuario de Hong Kong, dejar descansar a Loki y recuperar el ultimo fragmento, después les recomiendo ir a Asgard, debe estar ya casi destruida.
Thor asintió, el azabache yacía recargado contra la pared, sosteniendo los pedazos de alma que querían salirse, se acercó con cuidado para poderlo cargar—Muy bien, indícanos nuestra habitación, nos retiraremos a descansar durante una hora, después necesitare que abras el portal.
Strange movió su brazo, automáticamente ambos dioses llegaron a una recamara con un estilo más Europeo, el rubio no dudo en dejar a su pareja en la mullida cama— ¿Por qué no me avisaste que debías tomar descansos?
—No tenemos tiempo para esto—murmuró con voz cansada— Asgard está pasando momentos oscuros debemos regresar.
—Frigga está protegiéndolos ¿No confías en madre?* —acaricio su mejilla.
—No es eso…la gente confía mucho en ti, les transmites tranquilidad—besó su mano, mostrando lealtad, amor y entrega absoluta—. Mi amado rey, necesitan tu protección.
Thor sintió un nudo en la garganta, pocas veces Loki llegaba a confesarle sus sentimientos de tal manera. Se acercó para darle un casto beso, conmovido ante tales palabras pero enfocado en su misión tuvo que empezar a preguntar— ¿Sabes algo sobre la próxima dimensión? Elsker, me serviría mucho la información.
—Tu nombre ahí es Eric, eres un cazador. Yo soy un príncipe—sonríe altanero y Thor no puede evitar soltar una carcajada.
—Lo eres aquí también—contesta sonriéndole con ternura
—Lo sé—mirándolo intensamente le dedica una sonrisa—. Mi nombre allá es Harry, pero todos suelen decirme Hal—su mirada se pierde por unos instantes, el dolor no le deja pensar—. Hal es como tú, alguien que le encantaba convivir con cierto sector bajo del pueblo, escapar de las responsabilidades aristocráticas pero al final siempre regresa a servir a toda la nación. Es un gran ejemplo de como un ser indigno paso a ser alguien digno de gobernar—y dicho esto cerro sus ojos, entregándose a una siesta muy bien merecida.
Thor entonces suspira, no necesitaba escuchar esas palabras ahora, no cuando se había decidido en matar al último portador del alma porque tiempo ya no tenían y Asgard necesitaba a su rey ¿Qué debía hacer entonces? Siempre defendió la vida, inclusive cuando solo se tratara de una pero este caso era difícil ¿Sacrificas una por todo un pueblo? Lentamente se levantó, sus pasos firmes lo guiaron a la puerta, dejo a Loki encerrado en la habitación, Doctor Strange aguardaba afuera, no espero demasiado para sellar la habitación con cientos de hechizos pues sería mejor mantenerlo a salvo. Luego sus manos comenzaron a conjurar un nuevo portal.
—Yo lo vigilare todo el tiempo, solo un viaje más, mi querido amigo y podrán regresar a Asgard—habló Stephen.
—Que así sea, Hechicero Supremo
Thor salto hacia la otra dimensión.
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Cuando abrió los ojos ya se encontraba en el suelo, había muchos pequeños hombres observándolo, en sus rostros solo se podía reflejar preocupación autentica. Por un momento pensó que se encontraba de nuevo en su dimensión y por equivocación fue enviado a Svartálfaheim en donde los enanos se dedicaban a forjar las más bellas armas, allá donde todo era oscuridad y con calor debido a los enormes hornos. Claro que las cosas eran diferentes, no se encontraba en ningún mundo familiar, ni siquiera poseía su fiel armadura a la cual su cuerpo ya se había adaptado a la perfección, no, ahora vestía con ropas hechas de piel animal, telas pesadas y un cinturón que sostenía dos pequeñas hachas.
—Vaya caída, cazador—murmuro uno de los seres—. De la nada tu cuerpo cayó cual árbol cortado.
Thor sobo su cabeza, a juzgar por el caballo que relinchaba cerca de ellos, sabía que ocupo el cuerpo de Eric justo en plena carrera. Podría usar aquello en su favor, fingir que no recordaba nada sería una buena estrategia para salirse con las suya. Fijo nuevamente su mirada en los enanos y simplemente expulso su confusión— ¿Quiénes son ustedes?
El más canoso de ellos hablo—Soy Muir, ellos son Beith, Gorth, Coll, Duir, Quert, Nion y Gus—señalo a cada uno—. Veo que fue un golpe demasiado fuerte como para perder la memoria.
—Un mal momento para perder la memoria—gruño Duir—. Justo cuando estábamos a punto de llegar a Londres.
— ¿Londres? —Thor lentamente se levantó, si bien específicamente el no había sido el que recibió el golpe de la caída, le dolía el cuerpo como si lo hubiera hecho— ¿Quién es el rey ahí? —trato de preguntar sin verse tan obvio.
Los enanos estallaron en carcajadas—Oh vaya, Eric…olvidas nuestros nombres pero inconscientemente te acuerdas de tu principito. Deberíamos sentirnos mal—habló entre carcajadas Gorth—Su nombre es Harry, actualmente nombrado rey de Inglaterra, Henry V pero tu solías decirle príncipe Hal o ya cuando estabas muy ebrio Hally mi amor. Sinceramente te recomiendo no volver a sus brazos, cazador, él te dejo como un perro.
—Casi te exilia—complemento Coll—. Recuerdo que te dijo “Ya no puedes mancharme con tus sucios pecados, soy rey ahora y como es mi deber me purificare de sucios comportamientos” —encogió sus hombros—O algo así…
¿Las cosas podían empeorar? No, ahora tenía que matar al que fue el novio de Eric. Si bien no quedaron en buenos términos estaba seguro de que el cazador no le deseaba la muerte ni se la provocaría. Thor entonces soltó un largo suspiro, deseando tener más opciones— ¿Qué hacemos en Londres?
—Venimos al funeral de Falstaff*—Gus bajo la mirada, claramente triste. La sola mención de aquel acontecimiento pudo cambiar el ambiente alegre—. Al pobre le afecto mucho que el rey lo desconociera, según escuchamos murió pidiendo vino, mujeres y compasión. Henry V guía al pueblo a victorias pero a los viejos amigos los deja a la deriva.
—Deberíamos enseñarle modales a ese Hally—comento altanero Quert, recibiendo una mirada enojada de Muir.
—No, no lo haremos por dos razones: la primera es el buen recuerdo que tenemos de nuestro príncipe y la segunda…por respeto a Eric—comentó el más viejo de los enanos—. Dios sabe que nosotros no lo traicionamos.
Fue ahí cuando vio la oportunidad perfecta para entrar nuevamente a la vida del rey, obtendría el acceso tan deseado y la recolecta de almas acabaría—. Estoy de acuerdo con Quert, venguemos a Falstaff, recuperemos nuestro honor ¿Y por qué no aprovechar para robarle unas cuantas coronas? Harry lamentara el día en que nos dio la espalda.
Los enanos gritaron emocionados, todos excepto Muir, quien mantenía su ceño fruncido. Inglaterra ya había tenido suficientes guerras como para provocar una más, confiaba en que pronto Eric reaccionaria y retrocedería en su idea sin embargo, cuando su camino fue acercándose más a las desastrosas calles de Londres y las personas se iban reuniendo para el pequeño motín supo que no habría nadie que lo parara.
Entonces después de tres tortuosos días, la espera llego al final. Enanos, delincuentes, prostitutas, personas sin esperanza que habían conocido al príncipe antes de su ascenso se reunían a las afueras del castillo, clamando justicia, amistad y a quien muchas veces llamaron con cariño Hal. Con antorchas algunas damas impuras daban vueltas, los hombres viciosos empezaban a traer rebeldes para así poder ir contra los muy bien armados guardias.
Dentro del castillo, el joven gobernador observa desde arriba con gesto melancólico como aquellos que alguna vez vio cómo su verdadera familia ahora tratan de derrumbar sus solidas construcciones, hechas tanto de piedra como de sangre. Las viejas palabras de su padre retumban en sus oídos y siente como si hubiera violado su último mandato: “Reina de una forma en que puedas soportar tu existencia”. Aquellas palabras no hacen más que provocarle dolor por que el pueblo le respeta como rey pero muy pocos ya lo ven como un humano.
—Hal—escucha una voz muy familiar atrás de él, su cuerpo se eriza.
— ¿Qué haces tú aquí? Sucio cazador— suelta al encararlo— ¿Acaso no te deje en claro que mi deber es el pueblo? Que mi impuro ser, así como un otoño en nuestros bastos campos, ha caído seco, sin vida. Me he renovado, así como los que con gusto quisieron seguirme, he traído riquezas y honor a nuestra bella verde Inglaterra. Quien dude de mi travesía, por dios, que se acerque y lo grite en mi brusca cara. Aquellos que ahora se están levantando no dudan de mi liderazgo, solo exigen la devolución de alguien que nunca existió—el rey acomodo sus rubios cabellos bajo su corona—. Contesta mi pregunta inicial, Eric ¿A qué has venido? ¿A quién buscas a Hal o a Henry V?
Thor tuvo que sacudir su cabeza. Embelesado era un sentimiento que se quedaba corto para describir lo que sentía al verlo tan fiero defendiendo su reino; quizás Loki pudo haber sido así sino hubieran pasado tantas desgracias. Aunque viéndolo de otra manera, agradecía todas las desventajas y malos ratos por los que tuvo que pasar, debido a ellas Loki comprendía como era estar en ambas partes. Simplemente la dualidad era parte esencial de él.
Si…aun así tendría que hacer la parte sucia en este trabajo —. Hagamos las cosas rápidas y sencillas, Henry V, entrégame tu más valiosa posesión, partiré en cuanto la tenga—soltó con esa voz que solo usaba durante las guerras.
— ¿Y si no quiero? —contestó altivo.
Entonces sus ojos oscurecieron—. Tendré que matarte