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Los hijos de mi pareja por Reiga

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Notas del fanfic:

 

Hola >u< de nuevo por aquí, Espero les guste, este será mi último shot del año!

Ahora a enfocarme con el de la convocatoria y en Mi pequeño cachorro a un 100%, muchas gracias por leerme y comentar.

A leer.

~*~


 


–En realidad quisiera que te quedaras.


Ahí estaba ese tono dulce de vos que utilizaba. Era tan tierno y a la vez tan suplicante que de verdad si pudiera no se separaría de su lado. Suspiro al verse pensado así. Que fuerte le habia pegado el amor a una dad que le parecía absurdo e imposible.


–Sabes que no puedo Daiki. – respondió abrochándose su camisa y levantándose de la cama.


–Lo sé – sonrió mirando el techo –¿vendrás este fin de semana verdad? – Preguntó con un tono más serio y suspiro al ver que su pareja no le contestaba –¿Taiga?


El pelirrojo se dio vuelta y le robo un beso fugas mientras reía.


–Ya te dije que sí, y créeme que me estoy muriendo de los nervios, pero no te fallare. Confía en mí.


El moreno sonrió abrasándole por la espalda mientras daba un tierno beso en su cabello y se deleitaba con ese delicioso aroma que desprendía su amante.


Ambos hombres ya mayores en edad se habían conocido hace cinco años por casualidades de la vida. Un año les habia bastado para darse cuenta de que esa supuesta amistad iba mucho más haya que eso. Otro medio año habían luchado con la negación de algo que era completamente imposible.


Para Kagami, un hombre hecho y derecho con cuatro hijos en el buque  y a los cuales les dedicaba su vida era imposible pensar siquiera en la posibilidad de que pudiera gustarle un hombre. Para Aomine la situación no era diferente. Heterosexual y conquistador en potencia de bellas jovencitas  y con una hija de dieciocho años la cual era su adoración le era imposible si quiera imaginar tener sentimientos románticos por aquel pelirrojo que se estaba haciendo protagonistas de sus sueños más lujuriosos.


Dos años se habían demorado en aceptar aquello que les fue irremediable, comprobando que el amor no tiene razón, género, edad, ni vos ni voto, solo llega y se instala dirigiendo así tu vida entera.


Luego de tres años, de una relación estable se habia cansado de ocultar algo que no les avergonzaba, Aomine habia estado decidido cuando le mencionó que quería contarle la verdad a su ex esposa y a su hija. Esta no hiso mucho drama, pues era su vida. Y también le habia dado su aprobación para contarle su hija. La niña ya estaba grande y comprendería las elecciones de sus padres. Después de todo ellos nunca tuvieron mala relación después de haberse separado. y tendría todo su apoyo para trabajar en ello si la menor lo tomaba mal.


Sorpresa para ambos padres que de nada les sirvió visitar hasta una psicóloga para ver cómo podían abordar la noticia. Aomine Eri no habia saltado en una pata, pero no estaba traumada ni nada por el estilo, si un poco dolida de que su padre pensara que ella no lo aceptaría, cuando él era todo para ella, si él era feliz con un hombre a su lado, pues bienvenido sea.


Por ello después de una larga conversación ambos habían acordado de que este fin de semana kagami iría “Nuevamente” a su casa para conocer y presentarse formalmente ante su hija.


~


Once y media de la noche y kagami llegaba a su casa. Todas las luces se encontraban apagadas a excepción de una de las habitaciones que reconocía como la de su hijo menor. Estaciono su auto y saco las llaves tratando de hacer el menor ruido posible. Entro sin hacer ruido colgando su saco en la entrada. Al darse vuelta las luces se encendieron dejando  ver a sus  cuatro hijos mirándolo reprobatoriamente.


–¿No crees que es un poco tarde? – dijo uno de sus gemelos de 21 años de nombre Miura, piel blanquecina y cabello corto rosado oscuro, con unos ojos  dulces heredados de su madre  que eran un poco opacados, por su mal temperamento. Cuerpo de dios griego debido el deporte al cual le dedicaba su vida. Se encontraba levantado, con un short y una polera negra mirando con enojo a su padre.


–¿Se puede saber por qué a esta hora papá? – le siguió su contraparte de nombre Mukai, solo que su cabello era largo tomado en una coleta hacia un lado. Una mirada dura y firme muy diferente a la de su hermano, pero que sin duda era apaciguada cuando se podía escuchar la gentileza con la que hablaba.


–Estábamos preocupados To-chan –hablo ahora su hijo menor Yui y viva imagen en sus 18 primaveras, un terrón de azúcar para su padre el limón más agrio para el resto del mundo.


–¿y bien? –acoto su hijo mayor Takeshi. Corto, preciso y demandante, su cabello era de un rojo fuego aún más fuerte que el de kagami al igual que sus ojos, universitario egresado en leyes de 25 años, joven prometedor, trabajador dedicado a su padres, hermanos y a su adorada novia. Su aspecto era aún más duro y fuerte que el de su propio padre, no, no, a él no se le andaba con rodeos. O como bien lo definía kagami, el condoro más hermoso que habia tenido junto a su ex esposa y amiga a una edad joven.   


Y si ahí estaba sus cuatro guardianes, sonrió recobrando el porte como quien no quiere la cosa.


–Buenas noches hijos, ya los hacia durmiendo –dijo con gentileza dejando su maletín a un lado.


–Me lo imagino ya que entrabas como ladrón en tu propia casa –otra vez comentario pesado por el  gemelo de cabello alborotado. Enseguida su gemelo le mando un codazo.


Kagami suspiro y puso mirada seria.


–Lamento preocuparlos pero me quede en el trabajo, no creí que me demoraría tanto por eso no les avise. Ya cuando quise avisarles me quede sin batería – 50%  verdad 50% mentira. Y se odiaba por eso.


–Está bien papá, pero trata de avisarnos, estábamos esperándote para tomar once y como no llegabas comenzamos a preocuparnos – le dijo con gentileza Mukai, kagami se sintió el peor ser del universo. Se le habia olvidado que el mismo les dijo que lo esperaran. Pero estando con Aomine se le habia ido el tiempo, de un beso pasaron a otro luego a las caricias a los roces, a los gemidos, jadeos y más. Era de lo peor, un padre mentiroso que no merecía tener tan maravillosos hijos.


Sus hijos notaron, la confusión y esa tristeza en aquel rostro y enseguida cambiaron el semblante.


–Anda to-chan que no es para tanto, los chicos que exageran – dijo rápidamente su hijo menor  caminando y tomando la mano de su padre mientras miraba amenazadoramente a sus hermanos. – Vamos que tengo un hambre – decía llevando a su padre al comedor – creo que si me ponen una vaca me la como entera y no le doy a ninguno.


Los mayores solo suspiraron.


–Algo nos oculta –volvió a decir Miura.


–Estoy seguro de ello –dijo un poco molesto el mayor, no eran del tipo controladores pero si un compañero de trabajo no hubiera llamado a la casa preguntando por su padre, no se habrían preocupado demás.


–Por ahora dejémoslo así, tendrá sus razones… – dijo el de cabello largo –  no me miren así, también estoy preocupado, pero vieron su expresión ¿no? Lo que sea que lo esté molestando nos lo dirá cuando esté preparado.


Luego de una tranquila once con sus retoños, todos se fueron a sus respectivas habitaciones.


Kagami termino de lavar la losa tranquilamente pensando en que pronto les hablaría de Aomine a sus hijos. Estaba cansado de mentir y andar a escondidas con él.


Paso como todas las noches a despedirse de cada uno de sus retoños. Tomo una rica ducha y con un bata salió para prender su laptop.


Al momento después recibió una llamada de video, sonrió al ver aquella foto de su exmujer.


–Hola Satsuki – dijo con una linda sonrisa.


–Hola ¿te paso algo? – Kagami se sorprendió ante la pregunta – lo digo por la carita que traes.


–Nada de qué preocuparse, ¿cómo están las cosas por allá?


–Muy bien – dijo contenta – mañana comenzaremos con el rodaje de la película.


–Me alegro, no comentas tantos errores – dijo para molestarla y ella sonrió.


–Lo intentare. ¿Cómo están los chicos?


–Bien, aunque hoy un poco molestos porque llegue tarde y no les avise.


–Ahh~ estos niños, no dejes que te controlen tanto Taiga.


–Bueno por estas ves los deje ya que fue mi culpa – rio un poco preocupado.


–¿Aun no les dices? – dijo la peli rosa yendo acomodarse a su cama. Con su computador.


–No pero, este fin de semana conoceré a la hija de Aomine, y luego ya me toca a mí soltar la bomba… ¿crees que pueda causarles algún problema?


–¿Problema? – preguntó confundida.


–si algún problema psicológico – kagami se sintió un poco incómodo al escuchar la carcajada de la chica.


–Dame paciencia señor…– suspiro – no seas tonto Tai-chan, los chicos ya están grandes y sabrán comprender, no digo que salten de una pata cuando lo sepan pero los conozco demasiado bien para saber que no van a juzgarte los hemos criado bien.


–Sí, pero…


–Nada de peros, si no lo aceptan que se lo aguanten y con el tiempo lo aceptaran ni te ocurra postergarte por que alguno no acepte la idea… Taiga por favor, créeme que si pudiera viajaría para ayudarte. – kagami negó rápidamente.


–No, no te preocupes, solo me preocupa la reacción de Takeshi y Miura


–Sí, con ellos la tendrás difícil – dijo pensativa – pero bueno ya no pienses en ello y estate tranquilo, ya no están en edad para tanta preocupación


–Oye que estoy en la flor de la juventud –dijo riendo causando la risa en la chica.


–En eso tienes razón, cada vez estas más guapo, debo reconocer que tu pareja tiene buena mano.


Kagami dejo salir una fuerte carcajada, definitivamente hablar con ella le hacía bien. Momoi fue su primera novia de preparatoria. Aun le costaba creer y entender como con el tiempo llegó a tener una relación más de amigos causando en ellos la separación definitiva.; siendo que no por nada habían tenido cuatro hijos.


La chica habia decidió probar suerte en Hollywood, y vaya que le habia ido bien como no si era una chica adorable y encantadora. En un principio sus hijos tuvieron la opción de irse con ella. Pero sus tres hijos mayores de inmediato, optaron por la vida tranquila cerca de su padre. El menor no habia tenido esa elección era muy pequeño aun. Luego de tres años fue que quiso volver a casa con sus hermanos.


Con un par de chistes y comentarios más se despidieron y kagami se dispuso a dormir más relajado.


 


~*~


 


El día habia llegado estaba con los nervios a flor de piel.


–Vaya papá, ¿vas a salir? – preguntó su hijo menor ingresando a su habitación,


–Sí, saldré con unos compañeros de… trabajo – no tenía cara para mirarlo mientras se acomodaba su corbata. – bueno bebe nos vemos a la tarde dile a tus hermanos que me esperen, ninguno tiene permitido salir hoy necesito hablar con ustedes. ¿Ok?


Su hijo asintió algo preocupado y kagami beso su frente en forma de despedida.


Llego a la casa de su pareja y este ya estaba esperándole, para dejarle pasar en su auto y mientras él se estacionaba Aomine cerraba el portón.


–¿Ya está aquí? – preguntó kagami nervioso, rechazando el beso que Aomine quiso depositar en sus labios viéndose obligado a dejarlo en su mejilla.


–Sí, me está ayudando con el almuerzo. Anda, tranquilo amor – le sonrió abrazándolo.


Y de la cintura lo guio dentro de la casa que conocía muy bien. Pues era donde la mayor párte la pasaban juntos. Aomine vivía solo. Su hija solo iba a quedarse los fines de semana para pasarla junto a él.


A penas ingresaron a la casa, la mirada rubí choco con la azulina que le miraba con sorpresa para luego pasar a una bella sonrisa heredada.


–Hija él es kagami Taiga mi pareja –kagami trago seco ante esa frase, que le llenaba de orgullo y a la ves de miedo al ver quien más a parte de ellos la estaba escuchando.


La hermosa joven de piel morena cabello corto con un mechón hacia un lado y ojos azulinos se acercó al pelirrojo y le sonrió notando su nerviosismo.


–Un gusto conocerlo kagami-san, creo que… – la chica miro con reproche a su padre –olvidaste mencionar que le sacabas como veinte años.


La pareja quedo impresionada ante semejante comentario. Aomine se puso rojo de la vergüenza y Kagami sonrió por el cumplido.


–Más respeto jovencita, ¡Taiga tiene mi edad! –le dijo ofendido ante el insulto hacia su persona.


 La morena miro impresionada al pelirrojo que asintió afirmando lo dicho. Vamos que su padre era un cuerazo no negaría que estaba como quería, muy bien y ella misma se pavoneaba del ejemplar que tenía como padre presumiéndolo ante cada compañera a la cual Aomine le robaba más que solo suspiros.


Pero aquel otro hombre era un pecado para  ya estar en sus cuarenta, estaba de más decir que no los aparentaba, su físico era perfecto solo unos centímetros más bajo que su padre, un color rojamente natural, sin una atisbo de canas. Unos ojos con una dulzura impregnada que era imposible de ignorar.  Unos labios carnosos y que simple vista se notaban suaves.


–El gusto es mío Eri-chan – le saludo cordialmente, ay estaba de nuevo ella evaluando a la pareja de su padre. Una elegancia en porte y al hablar. En cada uno de sus gestos. O no, no, este chico no era cualquier persona como las anteriores que luego del divorcio pasarían por la cama de su padre. Esto era serio.


Y sonrió al comprobarlo, ella habia sido la primera en querer conocer al hombre.


–Bueno adelante, la mesa ya está lista y solo falta la ensalada– dijo ella con una sonrisa contagiosa yéndose a la cocina.


–Ves… no fue tan malo – le dijo Aomine en un susurro, para luego lamerle el lóbulo de su oreja mientras rodeaba su cintura.


–Oye no hagas eso – le susurro incomodo queriendo apartar su manos. Pero Aomine le ignoro y comenzó a besar su cuello  lamiendo y dando pequeños mordiscos. –Maldición daiki – le reprocho enojado.


–Kagami-san  –escucharon a la joven, Aomine lo soltó rápidamente y kagami luchaba con su sonrojo – le gustaría ayudarme a servir – dijo ignorando lo que claramente habia visto.


–Claro será un placer – dijo despojándose de su saco recibiéndolo Aomine, cuando kagami avanzo a la cocina su hija quedo mirándolo inquiridoramente.


–¿qué?


–Controla tus hormonas – le regaño yendo junto al pelirrojo.


Aomine sonrió ante el regaño y suspiro colgando el saco de kagami y yendo donde las dos personas que más amaba.


LA comida fue amena y Kagami se encontró así mismo disfrutando. La joven era un amor, de personalidad espontánea y alegre, se notaba la confianza que tenía con su padre, pues esta le regañaba como una madre en ocasiones, con sus propio ojos pudo compraban esa adoración que Aomine le tenía a su única hija, su pequeña su adoración su consentida.


En su interior esperaba que sus hijos si no lo tomaban tan abiertamente como ella al menor tuvieran tolerancia. Su rostro se ensombrecía de solo pensar ver en esos dulces ojos el asco por tener un padre gay.


–Ey… ¿por qué la carita? –preguntó Aomine en la entrada, pues ya habían despedido a su hija y ahora kagami ya se estaba retirando. Con su mano levantó su mentón para ver esa preocupación.


–Nada solo estoy un poco nervioso eso es todo – rio para dejarlo más tranquilo.


–Taiga prométeme que por cualquier cosa me vas a llamar.


–Vamos que mis ojos no van a matarme – dijo molestándolo


–Sé que no serán capaces por lo que me has contado –le sonrió – pero si llegan a decirte algo que pueda hacerte sentir mal y quieras llorar vas llamarme ¿está bien? 


Sus ojos rubís se posaron en los azulinos con amor. Aomine era un dulzura con él y a medida que su relación avanzaba el no podía estar más prendado y seguro de la decisión de darle una oportunidad de ir contra todo y todos.


–Te amo – dijo abrazándolo como quinceañero enamorado, vamos que estaba enamorado pero ya no era un quinceañero para tener esas reacciones.


–yo también, pero Taiga si no quieres que llegue a tu casa más te vale llamarme para contarme que tal te fue.


Por fin kagami rio lo creía muy capas así que prometió llamarle.


 


~*~


 


Ya estaba en su casa y una sonrisa inundo su rostro en encontrarse con sus gemelos discutiendo, Miura algo le discutía mientras Mukai solo suspiraba con paciencia. El olor de una rica comida llego a sus fosas. De seguro su hijo menor se estaba esmerando en esa cena.


Vio a su hijo mayor y al lado de él estaba su novia, una chica preciosa con todas su letras, piel blanquecina cabello violeta y de unos ojos jade hermosos.


Cuando lo vio fue directo donde él.


–Buenas tardes kagami-san – le saludo alegremente y el contesto de igual manera.


 “Bien ya estaba ánimos Taiga” se decía animadamente y tomando fuerzas.


La comida iba animadamente entre risas  y anécdotas rutinaria hasta un…


“Chicos tenemos que hablar”


El silencio reino y todas las miradas se fijaron en el pelirrojo que parecía querer salir corriendo. Sus hijos lo miraron un poco preocupados. La chica sintió que era privado de la familia así que educadamente de disculpó diciendo que ya era hora de retirarse.


–No lía, quédate, eres parte de la familia ahora – le dijo conciliador, después de todo estaban a meses de contraer nupcias.


–De que se trata – dijo tajante el mayor de los hermanos.


–De tus llegadas tarde ¿por ejemplo? – dijo pesadamente Miura recibiendo un codazo de su hermano menor, los menores ya sospechaban la razón.


Kagami suspiro ignorando esos tonitos.


–Bueno esto es delicado  y….


–Déjate de rodeos papá– dijo otra ves Takeshi, su novia se sintió un poco incomoda.


–Te… tengo pareja – dijo peor que un condenado confesando su pecado.


No hubo mucha reacción, pues ya lo suponían. Y era eso lo que les molestaba. Pero pensaron que si no lo decía debía ser solo una aventura o algo por el estilo.


–ahhh~ – suspiro su gemelo de cabello largo – ya lo imaginábamos – soltó – ¿desde hace cuánto? – preguntó


Kagami miraba a todos sus hijos y la verdad es que cada vez tenía más miedo.


–Tres… años


–Vaya – dijo Mukai nuevamente eso sí que no se lo esperaban.


–Y porque lo dices ahora… ¿te aburriste de mentirnos?, ¿te quieres casar con ella? o ¿Qué? ¿La dejaste embarazada?


O si ese no habia sido otro que Miura. Estaba enojado y jamás se ha molestado en ocultarlo, ahora no sería ese momento. Yui estaba nervioso, más preocupado por la reacción de sus hermanos que por lo que realmente decía su padre.


A Kagami le dolieron sus palabras, pero trato de ignóralo.


–Es mucho más complicado que eso chicos, ¿podrían déjame continuar?. – al ver que ninguno dijo nada continuo –Si no les dije antes es porque para mí también ha sido difícil, me costó mucho aceptarlo, pero es la persona que me hace feliz.  Pero la idea de vivir con su rechazo me imposibilitaba decírselos


–¿Qué quieres decir? – pregunto confuso Takeshi.


–Mi pareja  se llama Aomine daiki y es… un hombre – dijo con firmeza mirando a los menores que no cabían de la sorpresa


Eso sí que habia sido un golpe duro a su entendimiento. El silencio reino, ninguno decía nada.


–Díganme algo por favor – dijo Kagami a punto de quebrarse.


–Qué quieres que te diga, no sé si sorprenderme por que seas gay o por tener una papá mentiroso – dijo Takeshi levantándose de la mesa y retirándose  ignorado el llamado de su novia.


Kagami termino por romperse. Miura fue el segundo en levantarse mordiéndose su comentario al ver que su padre lloraba dolido. Mukai se levantó siguiéndole para que no hiciera alguna tontería.


Kagami sonrió amargamente, viéndose solo. Miro a su hijo menor.


–¿No me dirás nada?


–Yo… no sé, es algo difícil de asimilar, permiso – se levantó de la mesa pero fue porque no quería verlo así de triste pero tampoco sabía que decirle.


Kagami termino de desmoronarse, sentía que por un poco de la felicidad que deseaba de un plumazo habia quebrado su familia.


–Kagami-san no llore –le dijo la joven animándolo  – iré hablar con Take.


Kagami con los ojos borrosos y la mente nublada se fue a su habitación tomando su celular. Pero las lágrimas caían sin remedio y su respiración se atoraba en su garganta, así no podía llamarlo.


 


~*~


 


La chica busco a su pareja y lo encontró a las afueras de la gran casona.


–No quiero hablar ahora lía – le dijo fríamente


–Pues qué pena pero me vas a escuchar ¿en que estas pensando? – oh si la chica tenía su genio, bien se notaba quien mandaba en la relación –Porque eres tan duro no conocía esta parte tuya.


–¿Es que no lo entiendes? Ya sabía que debía tener una relación con alguien ¿pero tres años?   Y además ¿un hombre?


–Por lo mismo, porque no tratas de entenderlo, para él no debe haber sido fácil, tú debes conocerlo más que yo, se desvive por ustedes Take, si encontró a alguien con quien compartir su vida por que no apoyarlo.


–Jamás voy aceptar algo así – dijo duramente – ¡es mi papá!


–Como dices tu papá no tú pareja, él tiene derecho a rehacer su vida con quien le plazca, deja de ser tan inmaduro.


–Este es un asunto familiar – le dijo secamente a su novia


–Bien, solo te diré que de los siete años que llevo siendo tu pareja, jamás habia visto a tu padre así, recuerdo que cuando me lo presentaste dijiste que era tú admiración, que matarías a cualquiera que lo lastimara, pues te felicito, lo has hecho llorar ¡porque no buscas una pistola y te pegas un tiro por imbécil!  – Y así en más dio media vuelta y se fue dejando un atónito pelirrojo que no se creía lo que le habia dicho.


Llevo  una mano a su frente y rio.


–Yo que tu voy pensando mejor si te casas con ella o no –Takeshi volteo y vio a su dos hermanos gemelos.


–Pero tiene mucha razón – ahora los tres se voltearon viendo al menor – tampoco estoy contento que nos haya mentido, pero entiendo sus razones, tenía miedo de nuestra reacción y nosotros ahora solo hemos confirmado sus miedos.  Sinceramente no me importa que sea gay, lo que me preocupa ahora es quien es el dichoso tipo y si es tan bueno para estar al lado de papá.


Takeshi sonrió orgulloso de la madures de su hermano pequeño  y ahora que caía en cuenta que  tenía mucha razón.


–¿Rayos y si es un aprovechado? – dijo Miura realmente preocupado


–Papá es muy tonto e ingenuo de seguro lo engatuso – dijo igual de preocupado Mukai.


–Bueno papá es lindo – decía con pose pensativa el mayor de los hermanos– pero su cuenta bancaria podría ser muy atrayente.


–¿Dicen que podría solo estar jugando con él? – dijo verdaderamente asustado el menor si kagami había tenido el valor de contarles algo tan delicado era porque su padre lo tomaba muy en serio y habia pensado mucho las cosas, que el tipejo solo estuviera jugando con él los asustaba. –Lo voy a matar – dijo con rabia contenida.


–Tranquilo Yui… vamos a hablar con el mejor, antes de sacar conclusiones.


~*~


En la habitación kagami estaba cayendo en la inconciencia cuando se despertó asustado al sentir vibrar su celular.


–Hola Daiki– su vos sonó rasposa


–¿Cómo estás? No me llamaste –  kagami sonrió


–Me quede dormido lo siento.


–¿Les dijiste? – Aomine habia notado ese cambio en el tinte de voz – ¿cómo lo tomaron?


–Cuatro de cuatro en contra – bromeo con sus ojitos ya aguándose – no me fue tan… mal


–oh bebé, ¿quieres que vaya a buscarte?


–No te preocupes no es tan malo, solo tengo que darle tiempo para asimilarlo.


–Bien pero te tomas ese tiempo en  mi casa, ¿ok? No puedo estar tranquilo sabiendo que estas mal.


–Está bien, voy enseguida.


–No, estoy cerca. En diez estoy ahí.


–¡¿Qué?! – Exclamó preocupado.


–Hablaba enserio cuando te dije que si no me llamabas iría  tu casa.


–Pero…está bien salgo enseguida. – le corto levantándose rápidamente. Las cosas estaban mal porque empeorarlas. “En que está pensando Aomine” pensó. Mientras salía corriendo de su habitación.


Al bajar  por las escaleras se topó inmediatamente con sus hijos que lo miraron un tanto desconcertados por su precipitación.


–Papá… nosotros queríamos… – empezó su hijo menor.


–Lo siento Yui hablaremos cuando vuelva, ya es tarde así que vayan a dormir y mañana hablaremos con más tranquilidad. – decía atropelladamente.  Ignoro cualquier otro reclamo y salió dejando a sus retoños de una pieza.


 


~*~


 


Camino rápidamente y una cuadra después lo noto estacionado.


“10 minutos mi trasero, Aomine estaba ahí desde hace rato”


Apenas se subió al auto iba a reclamarle su imprudencia, pero el moreno fue más rápido y desde la nuca lo atrajo hacia el para darle un profundo beso que le robaría el aliento.


Un sonrojo cubrió sus mejillas mientras le miraba con el ceño fruncido.


–No te molestes. No iba entrar lo juro, solo estaba preocupado.


–No importa Daiki – le sonrió – pero no me iré a quedar a tu casa, eso solo empeoraría las cosas.


–Está bien – accedió pues conocía a su pareja y sabía perfectamente cuando una decisión ya estaba tomada – Solo quería saber que estuvieras bien… ¿lo tomaron muy mal?


–La verdad no, solo no lo tomaron bien –su mirada entristecía mientras sus ojos se apagaban.


Llegaron a un parque cercano, y deambularon por un rato en tranquilidad hasta que encontraron un sintió acogedor donde sentarse.


–Solo les daré tiempo… sino – un silencio incómodo y aterrador para el moreno. Eso era a lo que más le temía. Que kagami lo dejare si sus hijos se oponían.


–Taiga…


–Tranquilo – dijo tomando su mano – ¿No entiendo porque sigues desconfiando? Renunciar  ti no está en discusión tampoco.


A Aomine se le hinchaba el pecho cada vez que escuchaba a su hombre hablar con esa convicción.


–No es que desconfié… solo es miedo. A mi esposa la ame de eso no hay duda – dijo entrelazando su manos mientras miraba la noche nocturna –pero contigo es diferente. Siempre tengo miedo.


–Eso es por no confías en mí.


–No se trata de eso, es solo que amas a tus hijos, no dudes que también amo a la mía, pero tú eres muy apegado a ellos y tienes tan buena relación con tu ex esposa que me asusta que por ellos me dejes.


–Insisto no confías en mi –kagami no se veía molesto sino más bien divertido por el ataque de sinceridad de su moreno.


–No se trata de eso si confió en ti…


–Me corrijo no confías en lo que yo siento por ti y en lo fuerte que son mis sentimientos.


–…


–Yo también me enamore Daiki – dijo mirando el cielo – También siempre tengo miedo, de que en cualquier momento esto se acabe y decidas dejarme, creo que ahora mismo jamás podría reponerme. Por eso a diario trato de darte todo de mí.


Aomine se encontraba sorprendido y dando las gracias a los dioses por haber puesto a kagami en su camino. Su rostro era seguro por aun así el sonrojo que atacaba sus mejillas era irresistible.


–Taiga – le llamo en un susurro para que le mirara. Y al igual que en aquel primer beso el tiempo se detuvo solo en ellos.


Sus miradas se posaban en la otra con amor y solo amor. No habia nerviosísimo, torpeza ni ese miedo como la primera vez. La dulzura reinaba en sus gestos y la delicadez acariciaba con gentileza su acto.


Un carraspeo los saco de tan bonito  y mágico momento. Kagami se levantó enseguida con el terror impregnado en sus ojos. La respiración se le atoro en la garganta, mientras sus ojos se desorbitaban de una mirada a otra enfrente de él. Aomine tomo su mano para tranquilizarlo. Recibiendo un apretón fuerte y tembloroso.


–Creo que este no es un horario decente para que mi padre este fuera de su casa, así que le agradecería que lo llevara de vuelta – Aomine vio esa mirada dura del que suponía era el hijo mayor de kagami. Cuatro pares de ojos parecían evaluarlo de pies a cabezas y solo dos de ellas le hicieron preocuparse un poco.


–Chicos…


–Sabes lo preocupados que estábamos cuando saliste de esa manera – le dijo Miura.


Kagami se habia preparado mentalmente para una negativa rotunda a su relación, que le gritaran algo como que no aguantaría que su padre fuera gay o cosas por el estilo. Pero esto era demasiado confuso. Y no sabía cómo manejar la situación.


–Lo siento, pero le dije que se fueran a dormir que mañana hablaríamos.


–Obviamente no haríamos eso viendo la manera en la saliste de casa papá –hablo la vos de la razón. Aomine miro lo delicado que era, su cabello era tan rosa como largo, aun así esa mirada lo  hacía verse lo suficientemente varonil.


–Lamento haberlos hecho que se preocuparan pero necesitaba hablar con el –hablo esta vez el moreno ganándose cuatro miradas furiosas, claro que ellos ya sabían que él era el problema a todo este lio.


–A nosotros también nos gustaría hablar con usted, ¿gusta acompañarnos a casa? –Aomine estaba sorprendido. Se notaba que los menores no estaban contentos. Pero hablaban con bastante educación. Tal y como kagami en sí.


Asintió y los menores se alejaron.


–No tienes por qué hacer lo que piden. ¿¡Que se han creído!? –dijo exageradamente kagami por el comportamiento de sus hijos – voy hablar con ellos, nos vemos mañana… ¿qué?


–Anda déjame hablar con ellos. No pasara nada lo juro.


Kagami no  pudo negarse a ese tono de vos, ni a la dulzura de su mirada. Por ese mismo motivo ahora estaban todos sentados en el living de su casa, estaban los dos juntos en el sofá más grande, pero con una considerable distancia. Mientras en frente tenían a sus cuatro hijos.


–Sr, Aomine mi nombre es Takeshi kagami, ellos son mis hermanos Miura y Mukai y nuestro hermano menor Yui. No quiero ser descortés pero no puedo decirle que es un gusto conocerlo. Espero lo entienda.


–Por supuesto –dijo con elegancia y comprensión Aomine mirando a los chicos con la seriedad de ellos. Pero por dentro estaba maravillado por su honestidad y educación.


–La verdad es que nos gustaría saber desde cuando conoce a nuestro padre y que tan enserio toma su relación.


–¡Oigan! – iba a intervenir Taiga pero Aomine lo detuvo.


–Nos conocimos hace cinco años por una reunión de trabajo –los menores al escuchar la cantidad miraron inmediatamente a su padre ¿Qué no eran tres? –pero comenzamos algo formal hace tres – aclaro inmediatamente – Deben saber que al igual que kagami tengo familia, para ninguno de los dos fue fácil…


–¿Está casado? – dijo alarmado y casi enojado el menor.


–Divorciado, pero tengo una hija de tu edad también. Solo quiero sepan que voy bastante enserio y sé que para kagami su opinión es muy importante y respetada por mi también. Así que nos tomaremos el tiempo que sea necesario para que lo acepten.


–¿Que tan enserio? –volvió a preguntar Miura.


–Como casarnos no es algo que podamos hacer. Quiero que kagami viva conmigo


Fuerte y dura declaración. Aomine noto como habia afectado la noticia en los hijos de kagami.


La del mayor se desencajo completamente mientras la sorpresa albergaba la de los gemelos. Y una de completo miedo en la del menor. Aquella enterneció el corazón de Aomine era como la mirada de un niño  que se pierde en una tienda y no encuentra a su mamá.


–Eso no va a pasar – declaro Takeshi cruzándose de brazos, Aomine sonrió descaradamente ente ese chico igual a kagami que le estaba declarando la guerra.


Sonrió pues ahí lo comprendió. Más allá si de kagami era gay o no, ellos estaban más preocupados de que les arrebataran a su querido Oto-san.


–Claro que no – dijo rápidamente Miura levantándose del sofá y mirando mal al moreno como si quisiera arrancarle los ojos.


Aomine se detuvo en el hijo menor y realmente se sintió mal cuando vio esos ojitos aguarse.


–Pero no ahora son planes que tenemos a largo plazo. Realmente me gustaría que lo aceptaran con el tiempo, eso nos haría muy felices a ambos.


Después de un silencio que pareció ser eterno. El moreno encontró que era prudente que se retirara. Confiaría en kagami el sabría darles esa confianza. Que él no podía pues jamás ha podido lidiar con las personas que lo desafiaban, aun así  tratándose de los hijos de kagami. Su madures no llegaba a esos límites.


Kagami miro a sus pequeños y les sonrió con ternura.


–Ya dejen esas caras no me voy a ir a ninguna parte.


–Él no me agrada.


–A mí tampoco


–Pues… – Mukai no podía decir que el hombre no le había agradado, fue de frentón con ellos y se notó sincero.


Kagami miro a su hijo menor que no decía ni pio y se acercó a abrasarlo. Desordenando sus cabellos. Yui lo abraso con fuerza enterrando su cara en el fuerte pecho de su padre.


–Perdonen que les haga pasar por esto, pero me gustaría que lo aceptaran como mi pareja.


–¿No está la opción de que lo dejes?


Kagami rio fuertemente púes sí,  eso habia sido un tono bastante enfurruñado proveniente de su hijo mayor.


–No, así que ahora a la cama.


 


Ya era muy tarde cuando sintió a alguien removerse entre sus sabanas y abrasarse a su pecho.


–¿Yui? – preguntó adormilado


–Acepto al señor Aomine con una condición – Taiga sonrió


–¿Cuál?


–No te vayas de la casa – kagami sintió el abrazo más fuerte y le correspondió enternecido.


–Eso no esta discusión – enseguida sintió el temblor en el cuerpo más pequeño – ohh bebe quise decir que no está en discusión el irme de aquí. Qué clase de padre seria si dejara solo a mi bebe.


No pensaba irse al menos no hasta que Yui creciera más y pudiera sostenerse solo también hasta que estuviera seguro que a miura no le afectaría de ninguna manera negativa.


Fuera de la habitación los tres hermanos sonreían más tranquilos. Yendo los tres a la habitación del mayor.


–Tengo una duda… ¿mamá lo sabrá? – pregunto miura.


–Lo más probable es que lo haya hasta incitado –dijo cansado el mayor recordando a su alocada  y amada madre.


–No me sorprendería la verdad. Bueno mejor a dormir, Take ¿no se te olvida algo?


–¿ah?


–¿Lia-chan por ejemplo?


–Demonios es verdad –Claro que si, habia sido un patán y  su novia se habia ido enojada –esto no me lo va a perdonar


–Suerte con eso hermanito


 


 ~**~


 


Tres semanas habían transcurrido, tres largas semanas en donde las cosas estuvieron tranquilas. En varias ocasiones Aomine habia sido invitado a la casa. Y para tranquilidad de kagami no hubo incendio ni tercera guerra mundial, su hijos menores se habia hecho a la idea y de alguna extraña manera se llevaban bien.


Pero con Takeshi no habia caso y Aomine tampoco le estaba ayudado.


–Podrían parar ustedes dos, ¿Take que es lo que te pasa? – dijo preocupado kagami sabía que por sus personalidades su hijo mayor y Aomine no congeniarían jamás, pero al menos habría tolerancia. Algo le pasaba a su hijo. Este último tiempo estaba irascible. –pasa algo con Lia-chan, no la he visto en bastante tiempo.


Aomine miraba al chico y noto el rostro caerse por un precipicio al escuchar el nombre de su prometida


–Lo que pasa papá, es aquí tu orgullo de hijito – dijo el chico de cabello rosa y alborotado –el día que nos contaste tu relación Aomine-san, fue un idiota con ella.


–¿Que le hiciste Takeshi? –oh si kagami no concedería jamás un hijo patán menos con tan bella niña a la cual quería como una hija.


–Nada – dijo con un poco de temor hacia su padre y mirada de advertencia para los bocones.


–yo no diría que nada –dijo el menor comiendo tan gustosa comida –Lia-chan trato de hacerlo entrar en razón, y él le dijo que era un asunto familiar.


El mayor se apeno, sabía que habia metido la pata.


–No puedo creerlo Take, tienes la mala costumbre de desquitarte con lo que te rodea, lo hiciste entonces y lo haces ahora… no recuerdo haberte criado así. – dijo severo.


–Vamos kagami no seas tan severo con él.


–No se trata de eso Daiki, llevan siendo novios por más de siete años, en dos meses más se va a casar y ¿le dice que no es un asunto familiar?


Aomine quedo en silencio ante el reproche hacia el en su vos, cruzo miradas  con Mukai y este le hiso señas  como diciendo “ya se enojó”


–Solo digo que se ve arrepentido…


–¿y por eso no debería decirle nada?


O si la cosa se estaba poniendo candente, Takeshi abrió sus ojos enormemente creyendo que podría estar provocando una pelea entre su padre y su novio.


–No digo eso cariño cálmate, pero tu hijo se nota que lo ha pasado mal. Además creo que indirectamente es culpa nuestra que ellos se hayan peleado ¿no lo crees?


Kagami sintió esa mano en la suya y comprendió.


–Caray tienes razón


Sus hijos estaban impresionados. Fue algo así como  y “ la bella domo a la bestia” en este caso Aomine habia controlado completamente la situación, su padre cuando se molestaba era de “ a su cuarto castigados” y nada más.


–Bien ¿y qué ha pasado desde entonces?.


–Que le dio con la leí del hielo – dijo con burla el de cabello largo


–No le contesta el teléfono y cuando la ha ido a buscar no le habla –le secundo su gemelo


–Yo cuando fui hablar con ella dijo que no quería saber nada de él. –hablo el menor


–Dios… esto es así de mal.


El aura negra estaba por comerse al mayor de los hermanos.


–Cómo no iba a estar molesta si fuiste ¡un bruto! – le dijo sin tapujo la retoña de Aomine, ganándose un codazo de su padre. Oh si la joven también ya era parte de la familia, y los chicos la habían recibido aún mejor que a Aomine. –¿qué?


–Calladita te ves más bonita amor.


–Vamos Daiki déjala hablar, creo que necesitamos una perspectiva femenina – kagami la amaba por la sencillez y honestidad que tenía.


–No creo que este molesta sino más bien dolida. Quizá sintió que si tenía el derecho de dar una opinión sobre el tema familiar y Takeshi va y le lanza un balde de agua fría, me imagino lo mal que debe haberse sentido, a mi parecer deberías dejar de mandarles obsequios o solo intentar comunicarse con ella. Ve, agárrala del moño y la secuestras para que te escuche. Si el compromiso no lo ha roto formalmente aun es porque te está esperando no lo crees


Todos miraban asombrados a la chica, que a pesar de que hablaba con cierta gracia era muy enserio y tenía mucha razón.


Takeshi luego de la comida se disculpó con Aomine y le dio las gracias con un abrázote de oso la chica. Iba hablar con su novia y si la cosa se ponía fea pues que lo acusaran de secuestrador no le importaba.


 


~*~


 


La noche llego y con ello el momento de estar a solas con su tigre.


–Deja de hacer eso.


–¿Qué? – sonrió divertido


–Eso en mi espalda, siempre haces lo mismo, me provocas, me caliento, digo un repitamos y volvemos a hacerlo, pero el que parece pato con distemper al otro día soy yo.


Aomine soltó una fuerte carcajada, mientras  ahora esos besos pasaban a fogosas mordidas en su dorada espalda. 


–Si quieres puedo ser yo el que te reciba amor – dijo con burla.


–¿Sabes que me gusta más tenerte dentro no? – “condenado Taiga”, pensó Aomine al sentir el respingo en su miembro.


–Entonces deja de quejarte y da gracias por la comida – decía mientras volvía a posicionarse sobre su cuerpo mientras su duro miembro se paseaba por ese pliegue despertando la lujuria en su cansada pareja.


–Ngh~ eres un pervertido


–Tú me lo contagiaste – dijo besando su oreja –¿recuerdas esa ves que fuiste malévolo conmigo?– preguntó recordando aquella ves donde kagami lo provoco de esa manera tortuosamente lenta hasta que se corrió solo con el rose de esas blancas paredes en  su pene.


–Te lo merecías esa noche en cuatro ocasiones no dejaste que me corriera… mmg – ya no podía ni quejarse, Aomine entraba lentamente  en su interior.


–Solo disfruta Taiga! Te consentiré todo la noche.


–Entonces no me quejare – dijo con una sonrisa volteando un poco su cabeza para encontrarse con eso esos labios y chuparlos de manera indecorosa. Le encantaba sentir como con un poco de estimulación el miembro de Aomine crecía y vibraba dentro de él.


 


Aomine yacía velando el sueño de kagami después de una larga entrega, hasta que sintió el celular de kagami sonar, lo tomo del velador y al ver que era Takeshi contesto.


–¿Papá?


–No, soy Aomine. Él está durmiendo. ¿Para qué lo llamas a esta hora? ¿Arreglaste las cosas con tu novia?  – suponía que si pues era harto tarde así que suponía no debía haber estado hablando toda la noche con ella.


–Sí, llegue recién a la casa y quería contarle pero no lo encontré.


–Claro que no, se vino a quedar conmigo


–Así me doy cuenta –pudo notar su tono de irritación – mañana dile que se venga temprano necesito hablar con el.


–No podrá tan temprano está muy casado, así que dejare que descanse un poco antes de marcharse. – Aomine sonreía y se acomodada en la cama acomodando a kagami en su pecho


–¿Por qué, que le paso? – preocupado


–¿Enserio quieres que te de detalles, del “motivo” por el cual tu padre esta “tan” cansado? – Aomine podría jurar el sonrojo que atacaba al hijo mayor de kagami – bueno comprenderás que luego de tan maravillo…


–¡Cállate! ¡¡No me interesa!!  – y colgó


Sonrió antes de soltar el celular y abrasar a kagami, lo más seguro era que se ganara una regañada de kagami por la mañana por ello pero no importaba, valía la pena sacar de sus casillas al chico.


Después de todo,  la relación era de tirar y aflojar con los hijos de su pareja. Y no le disgustaba para nada.


 


Fin


 

Notas finales:

Si has llegado hasta aquí, muchas gracias por leer y si gustas comentar, espero te haya gustado.

Bye bye, que estén muy bien *w*

Las adoro!


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