Imperceptiblemente el castaño tomo la mano de Hades en un desesperado grito de ayuda, la mirada del mayor se suavizo al observar el ligero temblor del más joven de sus sobrinos, que le defendía ante todos los caballeros de Athena. Una oleada de calor lo albergo mientras daba una caricia en la delicada mano del menor sin saber que los ojos esmeraldas del caballero de Andrómeda habían seguido cada acto.
- Como ya menciono mi sobrino Dionisio este encargo nos fue dado por Zeus, en ningún momento ha sido intención ofenderles o aprovechar la situación Santos de Athena – El par de zafiros de Hades observaron a los caballeros que permanecían en el recinto – Se bien que para ustedes no es cómoda mi presencia, pero deben saber que las ordenes que recibirán no son las mías – con cuidado adelanto la figura de Dionisio ante los caballeros-Las órdenes directas serán dadas por mi sobrino y a su vez consultadas con el Patriarca Shion, yo solo estoy aquí para ayudarle y cuidarlo en caso de necesidad.
- Lo entendemos Señor Hades -La calmada voz de Shion hizo que el cuerpo del dios castaño se relajara -No tiene por qué dar tantas explicaciones, además – Dirigió la mirada a sus compañeros de armas que seguían con la mirada recelosa -Si no mal recuerdo, usted mismo fue quien nos otorgó una nueva vida como símbolo de paz entre ambos bandos.
- Así es Shion, no tengo intenciones de atacar la tierra o entrar en disputa por ella con mi sobrina, por otro lado -Paseo su mirada hasta encontrar la larga cabellera rubia que buscaba -Caballero de Virgo
- Dios Hades – Shaka se levantó respetuosamente ante el par de dioses frente suyo, la mirada de sus compañeros le sigue hasta que estuvo cerca de las deidades y nuevamente se arrodillo en muestra de respeto.
- Caballero me gustaría que tú, siendo el santo más cercano a la divinidad me dijeras ¿Encuentras un cosmos hostil o traicionero en mi sobrino? – El rubio se tensó ente el pedido, era cierto que desde la entrada del joven dios había estado analizándolo, pero habría apostado que nadie se había dado cuenta.
- No lo encuentro, es un cosmos cálido y juvenil -el castaño le sonrió al rubio que se retiró junto a los demás santos.
- Por ello si les queda alguna duda, se los aclaro juro por el rio Estiga que no
estoy aquí en posición de guerra
- Tío -La mirada de Dionisio se suavizo cuando observo la determinación en la voz del dios mayor.
- Así que, si alguien desea expresar una queja más -las palabras de Shion fueron duras, la molestia era palpable en el mayor de los guerreros.
- No hay nada más que decir Patriarca -El arquero dorado se adelantó y le sonrió al par de Dioses -Sean bienvenidos al santuario.
- Nos retiramos Dios Hades, Dios Dionisio – la potente voz de Saga se escuchó por el lugar y se adelantó junto a Aioros -Si necesitan algo no duden en pedírselo a cualquiera de nosotros.
- Nos retiramos –
El castaño dejo escapar una gran cantidad de aire cuando observo la cabellera celeste del doceavo guardián abandonar los aposentos del patriarca, había estado a punto de salir corriendo cuando sintió la tensión entre el ejército de su hermana y de su tío, menos mal Hades y Shion le habían otorgado confianza.
- Gracias -El rubio se descoloco al escuchar a Dionisio
- ¿Por qué habría de agradecerme Señor Dionisio? - El menor arrugo los labios al escuchar el término.
- Dionisio por favor, siento que me tratan como un viejo cuando lo escucho -La fina y negra ceja de Hades se arqueo y el menor solo pudo sonreírle conciliadoramente -Esos términos solo los usan para “los tres grandes”, además, gracias por haberme ayudado con los otros santos
- Le diste seguridad a Dionisio Shion, él nunca ha dirigido un ejército ni ha presenciado la guerra, esta es una tarea difícil para el
- Lo entiendo, pero puedo asegurar que la lograra, tiene un gran potencial, ahora ¿Me acompañan? Les mostrare los aposentos privados de Athena, ahí podrán descansar.
- Gracias
Dejo caer su cuerpo sobre la suave cama de la habitación, tenía un agotamiento que no había sentido jamás en su inmoral vida, era asombroso solo como una junta le hacía sentir que tenía mil años más encima.
- ¿Esto es siempre así?
- ¿A qué te refieres? Perdóname si no logro comprender tu pregunta -El mayor se sentó a un lado de la cama mientras observaba el rostro del otro.
- Ya sabes, esa tensión – recostó su cabeza sobre las piernas del moreno- como su todo el tiempo intentaran demostrar quién es mejor, quien vale mas
- No creo que sea eso exactamente, somos dioses desconocidos para ellos, han pelado contra mí, murieron en la guerra, solo están defendiendo a su diosa, y sobre todo, la nueva vida que tienen, son jóvenes Dionisio y aun así han experimentado lo peor de la guerra, los mayores Saga y Aioros no deben rebasar los treinta años.
- Es penoso
- Lo es querido, pero es la suerte que les tocó vivir -El menor asintió en reconocimiento a las palabras de su tío.
- Pasando a otro tema, dime ¿Desde cuándo te sientes así?
- ¿Disculpa? Por segunda vez en el día no logro comprenderte -el joven se incorporó y observo fijamente los zafiros del mayor.
- ¿Desde cuándo estás enamorado del Caballero de Andrómeda?
- No sé de qué me hablas Dionisio -Aparto avergonzado la mirada, era imposible que su despistado sobrino fuera capaz de notar aquello ¿Lo habían notado los santos de Taheña igualmente?
- Nadie más lo noto si es que te preocupa – La mirada sorprendida del mayor le hizo reír -Lo note porque te conozco, conozco tus gestos y tu personalidad, cuando hablaste al santo de Virgo, lo veían fijamente a él, y cuando subió la mirada desviaste rápido tu atención hacia el caballero dorado.
- ¿Has estado pasando tiempo con Afrodita y sus hijos? Dime ¿Desde cuando eres tan indiscreto?
- No, me gusta mantener contento a mi hermano Ares. Pero si he pasado tiempo a tu lado y no tiene nada que ver con ser cotilla, pero sabes que siempre has sido amado por mi corazón, eres justo, y siempre sabes reconocer tus errores, te admiro y te quiero por ello- sostuvo las blancas manos del mayor mientras le hablaba, este las acaricio y deposito un pequeño beso sobre su mejilla
- ¿Me quieres más que a tu padre?
- Quiero a mi padre, pero él nunca fue ni será un gran ejemplo para mí, nunca supo regañarme o me reto por mis constantes arrebatos, crecí para ser conocido como un jovencito desenfrenado, y todos me consideran así, menos tu tío, me quieres, me haces ver cuando hago algo mal y me alientas a remediarlo, pero sobre todo confías en mí.
- Siento lo mismo hacia ti Dionisio -beso los ensortijados cabellos del mejor y prosiguió- Fue al terminar la guerra santa, fue mi rencarnación en esta guerra, solo puedo rencarnar en el alma más pura del planeta, pero esta vez fue diferente de tantas otras, solo recuerdo una vez donde algo así ocurrió, fue en la anterior guerra, cuando conocí a Alone
- ¿Lo amabas igual?
- No, era diferente, lo veía como a un pequeño hijo, estaba lleno de esperanza y de bondad, no veía malicia en la gente y creía que todos podían cambiar sin importar que, era un idealista.
- ¿Qué hace diferente a Andrómeda?
- El conoce lo peor del mundo, ha visto guerra, sangre, y morir a seres queridos y aun así mantiene la bondad de su corazón, prefiere ser herido y morir a que alguien salga muerto bajo su mano, ama sin reservas a quienes lo merecen y siempre intenta darles una segunda oportunidad a otros, pero él no cree ciegamente en lo que le dicen, tiene su propia opinión, es justo y siempre ante pone a los demás.
- Logro ver que lo amas realmente, no solo es un enamoramiento de un bello humano -se acercó al mayor y sostuvo firmemente sus manos – Me alegro tanto por ti, sin embargo ¿Qué pasara con Perséfone?
- Ella ha regresado con su madre, y le he dicho que no tiene que regresar a mí lado, la libere de mi encierro Dionisio, incluso si el nunca conoce mis sentimientos, no puedo seguir haciéndola desdichada cuando ya amo a otra persona.
- ¿Lo llevaras al inframundo?
- No, si él quisiera será venir conmigo lo llevaría con gusto a mi lado, pero al jamás le haría lo mismo, no cometeré el mismo error dos veces
- Y no habrá necesidad, yo te ayudare con Andrómeda.
- Shun, su nombre es Shun.
- Bien, entonces tu sobrino favorito para conquistar al bello mortal Shun.
El joven discípulo de Virgo se dejó caer sobre la suave cama de su habitación, apenas unos cuantos minutos atrás había tenido que presenciar como la persona que amaba era eclipsada por alguien que, a diferencia suya, si era digno de estar a su lado.
- ¿Qué clase de relación tienen? -arrojo la pregunta al aire mientras sentía pequeñas lagrimas salir de sus ojos -¿Por qué estás tan feliz cuando lo ves?
- ¿Shun? – Shaka ingreso a la habitación dubitativo, había observado la tristeza en su discípulo cuando llegaron -¿Estas bien?
- Lo estoy maestro -Enjuago sus lágrimas para dejar sentarse a su lado al mayor.
- Te he traído este te, y Shun
- ¿Si? -Bebió un pequeño sorbo del líquido dulce que le habían traído
- Por favor, no me mientas
- Maestro -Gruesas lagrimas se desbordaron por sus ojos.
- ¿Te afecto ver a Hades? ¿Quieres que le pida a Shion que te mande lejos durante su estadía?
- ¡No! -Agacho la mirada apenado por el súbito tono que uso con su mayor -Es solo que, al verlo, recordé muchas cosas, pero me hizo feliz ver que ahora no es el mismo de antes, incluso podría llegar a ser un buen aliado.
- Podría serlo pequeño, ahora, prepárate para entrenar.