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My Light |Jicheol| por Nanaaa

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Seúl, Barrio Gangnam-gu 14 de noviembre Año 2009.


e63; Siete años después.


El pie de su contrincante golpea a Seungcheol justo detrás de sus muslos, no cayo, pero sí lo desequilibro un poco, de reojo percibió un leve movimiento de su enemigo, justo en el momento en el que se gira para propinar un contraataque, lo mira directamente a los ojos, una mirada seria y fría, puede ver una leve demostración de titubeo y torpeza. Seokmin aun inseguro gracias esos ojos negros que le advierten que no podrá ganar, toma un impulso y arriesgándose con una de sus largas piernas —Más de lo normal para un chico de doce años— le propina una fuerte patada directo en el pecho de Seungcheol haciéndolo retroceder unos cuantos pasos, pero cuando creía que al fin podría celebrar su primera victoria contra su Hyung, es sujetado rápidamente de la pierna con la que le dio el golpe, las fuertes manos de Seungcheol lo agarran de manera firme, y con uno de sus pies golpea la otra pierna de Seokmin, que lo mantenía en equilibrio al momento del ataque.


Seokmin no esperaba ese movimiento y segundos más tarde, se encuentra sobre su espalda, mirando el techo de la sala de entrenamientos jadeando gracias al cansancio.


¡Adiós primera y al parecer única victoria!


—. Aun te falta mucho —. Se interpone en su línea de visión un serio Seungcheol.


—. Pero estuve a punto de ganarle Hyung, casi cae —. Sonríe el reprendido, con una sonrisa de dientes y nariz puntiaguda —. Y estoy feliz por mis avances.


—. Si, lo admito has avanzado un poco —. Seungcheol le ofrece la mano para levantarlo del suelo.


—. ¿Solo un poco? —. Pregunta con un fingido puchero, mientras toma la mano ofrecida se Seungcheol —. Hyung al menos esta vez pude golpearlo.


—. Mmmm.


Es lo único que escucha salir de su Hyung, pero sabe que se siente orgulloso de sus logros, aunque sea un poco. Seokmin espera poder ser mejor en la lucha cuerpo a cuerpo, como Seungcheol Hyung, quiere aprender todo de su Hyung, esta muy agradecido con él por darle una nueva oportunidad de vivir, no limpiamente ni de la mejor forma pero quiere mucho a su Hyung, el chico misterioso, serio y frío.


—. Oh ya han terminado de entrenar —. Aparece un chico apoyado en el marco de la puerta.


Un chico de cabellos dorados, con una mezcla de perfectas facciones americanas y asiáticas.


—. Hansol Hyung ¿Porque no ha asistido al entrenamiento? Es tan injusto —. Se quejaba el más pequeño.


—. Realmente hubiera preferido asistir al entrenamiento, la misión fue un asco —. Decía Hansol con una mueca en la cara —. Solo tenía que transportar unos paquetes de drogas de una estación de tren a otra.


—. ¿Resulto con éxito la misión? —. Preguntó Seungcheol —. ¿Que dijo el señor Choi?


—. El señor Choi dijo lo mismo de siempre ¡Nada! Y claro que la misión fue un éxito —. Decía mientras se acercaba en dirección a los chicos —. Además quien sospecharía de un chico de trece años ¿Uhm? Que carga un bolso lleno con su supuesta ropa —. Comentaba Hansol con una ladina sonrisa.


—. Bien, por cierto ¿Sabes como le ha ido a Seungkwan en la misión? —. Lo mira.


—. N-no, no lo he visto aún —. Responde Hansol titubeante.


—. Hansol Hyung, se ha puesto rojo como un tomate —. Se burlaba Seokmin —. ¡Oh! había olvidado que le gusta Seungkwan Hyung —. Dice soltando una carcajada.


—. E-eso no es cierto, pero sabes que es lo que más me gusta, Golpear niños de doce años que estén a mi alcance —. De un ágil movimiento se acerca a Seokmin que en medio de su risa intenta escapar pero es sometido en una perfecta llave de brazos alrededor de su delgado cuello obtruyendo el paso del oxigeno.


—. Y-ya H-hyung s-solo era u-una broma, N-no puedo r-respirar —. Intentaba hablar seokmin en medio de la llave.


—. Ya basta —. Alzó la voz Seungcheol —. Dejen de jugar.


Hansol suspiro.


—. Esta bien señor serio —. Comentó burlesco Hansol soltando a Seokmin.


—. ¡¡Hansol!! —. Lo reto Seungcheol.


—. Lo siento Hyung, solo estaba bromeando —. Se disculpa Hansol con una sonrisa Cortés.


Seungcheol lo fulmina con la mirada, mientras se gira y se dirige a la mesa que tiene allí llena de botellas con agua, no alcanza a tomar una sola gota cuando entra en la sala de entrenamientos uno de los hombres de su padre, que si mal no recuerda se llama Sungjin.


—. Aquí están mocosos, deben arreglarse, Agh apestan —. Los mira con desprecio, incluyendo a Seungcheol —. Hoy daremos un paseo por Seúl.


—. ¿A que lugar iremos? —. Pregunta Seokmin inocentemente.


—. Le haremos una visita a tu zorra madre —. Responde con sorda.


—. ¡Oh! Genial, entonces también iremos a ver a su madre ¿No? Porque creo que trabajan en el mismo lugar —. Le responde Seokmin con una sonrisa triunfante sin dejarse intimidar.


Sungjin con una mueca de enfado y asco se acerca a Seokmin, al momento de levantar su brazo y tomar el rostro del chico, una mano detiene su movimiento en el aire, la mano no es muy grande ni muy pequeña, pero si posee una gran fuerza, al segundo después siente como el dueño de esa mano habla.


—. No te atrevas a tocarlo.


La voz de Seungcheol, si bien no era tan ronca debido a su transición a la pubertad sonó dura y terriblemente gélida.


Soltándo un bufido, Sungjin se suelta del agarre de Seungcheol y retrocede unos cuantos pasos, si bien son chicos de doce, trece y catorce años sabe que pueden ser muy peligrosos, y por sobre todo el mayor y también hijo de su jefe.


Choi SeungCheol.


—. Se salvan pendejos, solo porque el señor Choi los necesita para los trabajos —. Dice intentando sonar seguro y con un gesto de mano se aleja, no sin antes lanzar una mirada de desprecio a todos los chicos.


Una estruendosa risa rompe el silencio que se había instalado, cuando Sungjin abandona la habitación.


—. Eso estuvo genial Seokmin —. Dijo Hansol con una sonrisa burlona mientras revolvía el cabello de su amigo —. Vas aprendiendo.


—. Es que yo aprendo del mejor, osea de usted Hansol Hyung —. Bromeo el menor sonriendo.


—. Oh estas tratando de decir que soy una mala influencia —. Cuestiona con un fingido enojo —. Bueno, creo que si lo soy.


—. Bueno ya escucharon, debemos arreglarnos, al parecer esta noche recorreremos Seúl.


Aunque los demás no lo notaran, Seungcheol tiene muchas ganas de recorrer las calles que en su nacimiento lo acogieron y durante su infancia conocía de memoria, pero después de siete años las cosas han cambiado, las calles, la gente, el ambiente. Todo. Pero el aún guarda un cálido recuerdo, algo que ha estado en el único y pequeño rincón cálido en su corazón. Su lindo Jihoon. Porque sí. El aun lo recuerda, como poder olvidar a ese lindo niño que conoció en el jardín, aquel niño que sus demás compañeros comenzaron a molestar por ir unos cursos adelantados y porque sabía todas las respuestas a las preguntas de la maestra.


¿Qué será de él? ¿Lo recordara? ¿Sera más alto o más bajo que el? ¿Vivirá en la misma casa? ¿En qué escuela estudiara? ¿Tendrá novia? Por alguna extraña razón esa pregunta no le agrado para nada, el realmente tiene muchos deseos de volver a verlo pero también sabe que será imposible debido a que su padre "El señor Choi" le advirtió que cuando regresaran a Corea del sur tiene prohibido relacionarse con algo o alguien más que no sea relacionado con su tarea, trabajo, misión; como quiera llamarlo; o de lo contrario volvería a ser castigado como cuando estaban en china.


Y Seungcheol no estaba dispuesto a ser sometido nuevamente a esas torturas que recibió durante su cruel entrenamiento, aun podía recordar el olor a sangre seca que entraba por sus fosas nasales cuando era encerrado en los calabozos de castigo y por sobre todo quiere evitar que los chicos que están a su cargo pasen por algo así, aunque con Seokmin seria evitar que pasara nuevamente por algo así. No definitivamente no lo permitiría.


Cuatro horas más tarde, esta frente al espejo, viste un traje elegante de color negro, esta tratando de arreglar el nudo de su corbata, pero sus manos son muy torpes como para poder anudarla como corresponde, cuando ya se está dando por vencido alguien interrumpe en su habitación.


—. ¡Hermanito! ¿Adónde irán? Papa dijo que no podía ir ¿Porque no puedo ir? ¡Es tan injusto yo también quisiera ir! —. Una tierna niña de seis años casi siete entra haciendo un adorable puchero.


—. SunMin pequeña, se trata de trabajo, es por eso que no puedes ir —. Le explicaba Seungcheol.


—. Pero hermanito desde que llegamos a Seúl que no hemos podido salir a conocer la cuidad —. Le reprocha —. Yo quiero conocer este lugar, quiero conocer el lugar en donde creció mamá.


Un horrible nudo se forma en el estómago de Seungcheol, al escuchar a su hermana hablar o mencionar a su mamá.


—. Prometo que tal vez la próxima semana buscaré un día para que tú y yo podamos salir a conocer la ciudad ¿Si? —. Habla Seungcheol revolviendo el cabello de su pequeña hermana.


—. Seungcheol Hyung ha visto a... —. Interrumpe Seungkwan abriendo la puerta de la habitación —. ¡Oh! Estas aquí pequeña SunMin.


—. ¡Sí! —. Le sonríe la niña —. Estaré en mi habitación, ya que no me quieren llevar con ustedes ¡Oppa Seungkwan tenemos una noche llena de películas, sí que divertido! —. Exclama con mucha energía sacando una risa en Seungkwan.


Segundos después SunMin sale de la habitación, no sin antes sacarle la lengua a su hermano.


—. Seungkwan ¿Por qué no estás listo? Ya es casi la hora de salir —. Habla Seungcheol haciendo un intento más con el nudo de su corbata.


—. Yo no iré con ustedes —. Dice mientras aparta las manos de Seungcheol para sin ningún esfuerzo anudar correctamente la corbata —. Hoy me quedare con la pequeña SunMin, ya escuchaste tendré una noche llena de películas animadas.


—. Entiendo —. Era muy obvio que su padre le había ordenado que se quedara con SunMin —. Gracias —. Dice cuando al fin tiene una corbata decente y no solo se refiere a la ayuda con la corbata, si no también por cuidar de su pequeña hermana.


Pero Seungkwan sigue arreglando el cuello de la camisa en donde va la corbata.


—. Definitivamente usar traje no es tu fuerte —. Se burla Seungkwan —. Estas todo desordenado Hyung.


—. ¡Odio los trajes! —. Habla serio Seungcheol con una mueca en el rostro.


—. Hyung ya es ho... —. Un nuevo intruso entra en la habitación —. Oh lamento interrumpir —. Se disculpa Hansol.


—. No seas idiota, no interrumpes nada —. Explica Seungkwan —. Ven aquí que tú también tienes la corbata mal puesta.


Seungcheol lo vio removerse un poco antes de dar lentos pasos hacia Seungkwan, aun recuerda la primera vez que los presentaron, Hansol venia desde EE.UU a china con su padre, este tenia unos negocios con su padre "El Señor Choi"


Chwe HaNeul reconocido mafioso de corea del sur, tuvo que salir huyendo hace siete años por reiteradas amenazas de otros mafiosos, estos no aceptaban que fuera el que dominara el trabajo sucio de lo que implica la mafia, como buen amigo su padre les ofreció hospedaje ya que estaban juntos en el mundo del juego es por eso que aquella vez luego de retirarlo del jardín viajaron a China, como socio del señor Chwe también debían irse del peligro, pero lamentablemente el padre de Hansol murió en el atentado que ocurrió en su casa, algún traidor informo de la aparición del mafioso más buscado, después de todo se decía que aquel que lograra matarlo sería respetado y obtendría gran poder en el juego de la mafia.


Fue hay cuando se vieron por primera vez, hubo una conexión inmediata en sus miradas, eran apenas unos niños, Hansol de seis años siempre intentaba llamar la atención de Seungkwan.


Seungkwan siempre se preocupa de el y Seokmin, después de todo, ellos juntos han pasado por muchas cosas, pero como Hansol era el chico nuevo del grupo, y tras perder a su padre se aisló completamente, Seungkwan hacia todo lo posible por integrarlo, cumplía los castigos de Hansol para evitar que sufriera aún más.


Cada vez que observa a estos chicos actuar entre ellos, pasan por su cabeza escenas de el y jihoon en el jardín de niños, estudiando, jugando, defendiéndolo, compartiendo sus comidas, su lindo jihoon sonrojado o enojado, como deseaba verlo aunque sea desde lejos.


—. Bien par de tórtolos, los espero abajo —. Se gira antes de salir por la puerta —. Hansol no te tardes.


—. ¡¡Hyung!! —. Le reprocha Hansol —. Ya estoy listo, espérame por favor.


Seungcheol se detiene en el umbral de la puerta al escuchar a Hansol, se gira un poco y observa como el menor le murmura un "Gracias Hyung" a Seungkwan para luego dar un par de pasos hacia él.


—. Hansol espera —. Lo detiene Seungkwan —. Ten cuidado por favor —. Le dice mientras le acaricia una de sus mejillas —. Tu también Seungcheol Hyung y cuiden de Seokmin —. Le dirige una fugas mirada a Seungcheol.


—. Claro, no creo que sea algo muy complicado —. Dice Seungcheol —. Lo más seguro es que sea alguna visita a un socio de "El Señor Choi"


—. Seguro.


Ya en uno de los autos Seungcheol se puede dar cuenta de lo cambiado que está Seúl, en las calles ya no se pueden observar familias felices caminado, disfrutando de la fresca noche, más bien las diferentes calles están llenas de clubes, pub y gente acumulada en las entradas de estos, hombres entregando paquetes con contenido obvio y por sobre todo puede ver a chicas y chicos ofreciendo su cuerpo.


Es como si Seúl hubiera sido atacada por una racha de extrema pobreza, y así las personas de sucio poder aprovechar los recursos proporcionados.


Prostitución, trafico de drogas, y muchas cosas más


Ahora entiende por qué su padre decidió volver a Corea.


Es la primera vez que salen de su antigua casa, después de un mes de haber vuelto desde china, sabe que su padre trama algo, de lo contrario no habrían vuelto a Corea, ni mucho menos a su antigua casa, puede ver el rostro de sus amigos al mirar el paisaje, puede adivinar que han pensado lo mismo que él, Seúl esta hecho un asco.


A medida que el auto se aleja del centro de la ciudad, van apareciendo enormes casas, pero hay algo más que llama su atención, él recuerda ese camino a la perfección.


Por ese camino, Seungcheol sabe con exactitud que están yendo hacia la casa de Jihoon.


De su lindo Jihoon.


¿Sera que podrá verlo?


Pero hay algo que no le gusta.


Esto definitivamente terminara mal.


Sus nervios aumentan al sentir como el auto se estaciona enfrente de una enorme y lujosa casa.


La casa de Jihoon.


Y aunque parezca mentira, después de experimentar el dolor; nadie vuelve a ser quien antes era, al final, uno se vuelve más fuerte; más valiente; más resistente.


 

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