Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Promesa por Edithcumberbatch23

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Le quiero agradecer a mi beta, Sorlac, quien está para mí la mayoría del tiempo. Gracias ;)

Advertencias: Contiene una pizca de angustia, mezclada con la intrepidez de Sherlock. Lemmon y creo que nada más...

Sin más, espero que les guste. Consta de tres capítulos un poco cortos.

La nieve, combinada con el viento arreciaba y golpeaba desenfrenadamente la ventana del apartamento 221B de Baker Street. Una fuerte tormenta se había desatado provocando estragos por doquier, apagando la algarabía de la que siempre era acompañada la noche buena.

 

John Watson era un simple espectador de la gran catástrofe. Desde esa ventana que otorgaba una maravillosa vista hacia la calle, observaba como la nieve cubría cada recóndito lugar invadiendo las calles, las banquetas, los escasos autos que estaban estacionados desaparecían cubiertos por una escarcha blanca. No había luces esplendorosas, ni los armoniosos cantos de los villancicos, los gritos de euforia de los niños por la cercanía de la navidad habían sido opacados por los fuertes vientos de la tormenta.

 

John dejó de lado la vista y regresó a la antigua posición de tan sólo unos segundos atrás. Se sentó en aquel sillón del que se había apoderado en el mismísimo instante que se convirtió en un inquilino y compañero de Sherlock Holmes. Recostó la cabeza en el respaldo y cerró sus parpados lentamente, respiró tan profundo hasta que sus pulmones protestaron y exhaló todo el dióxido de carbono que desechaba su cuerpo. Era algo tan natural, algo tan simple pero no era suficiente para lograr tranquilizarlo. El nerviosismo se apoderaba de su sistema nervioso, era algo difícil de explicar… pero para él era imposible apartar la vista del reloj que estaba finamente colocado en su mano izquierda, era difícil no concentrarse en el ruido infernal que provocaba la nieve al viajar por el aire y chocar con las ventanas de los edificios, era tan aterradoramente escalofriante el saber que cada rugido del viento sonaba a crueles lamentos. Pero sobre todo no podía apartar la vista de la televisión, que en ese momento estaban trasmitiendo los desastres que provocaba la tormenta. Gente desaparecida, daños a propiedades, lugares incomunicados y sin los elementos básicos para vivir, pero aquello que hacía que la piel de John se estremeciera eran los accidentes donde por desgracia habían muerto varias personas…

 

Entonces todo eso combinado le ponía los nervios de punta y su vista se posaba en aquel sillón que estaba estratégicamente colocado enfrente del suyo, aquel que le pertenecía a la persona más importante de su vida. Aquel donde podía observar los bellos ojos de color imposible de la persona amaba por las mañanas, tardes y noches, siempre y cuando no hubiera un caso… pero en ese momento no estaba allí. Porque el dueño de esos ojos mejor conocido por todos como Sherlock Holmes estaba desaparecido. Había perdido total comunicación con él, no contestaba su celular, ni siquiera sus mensajes y con cada segundo que pasaba se imaginaba que tal vez estaba involucrado en uno de esos accidentes.

 

Que con lo impertinente y desatado que podría ser Sherlock correría hacia los riesgos sin prevenir ni siquiera su seguridad, sin siquiera pensar que no tenía nadie a su lado para arreglar sus tonterías y cubrirle la espalda.

 

Las luces de la estancia parpadearon varias veces seguidas, lo que otorgaba una escena más escalofriante al apartamento, el reportaje que se transmitía en el noticiero fue interrumpido por otra noticia. Un reportero con un extravagante y elegante traje que temblaba de frío, su cabello se despeinaba con el viento y la nieve, trataba por todos los medios de trasmitir su reportaje, se movió sólo un poco para dejar a la vista del público la desgarradora imagen de un auto hecho trizas, John contempló el accidente desde la televisión, veía a los paramédicos y policías tratando de ayudar a los pasajeros, había gritos desesperados y súplicas de auxilio. La cámara se enfocó de nueva cuenta en el reportero que con un semblante serio repetía una y otra vez a las familias y al público que lo estaba presenciando, que no salieran de casa para evitar este tipo de accidentes, que la tormenta sólo empeoraba y era mejor resguardarse en casa.

 

John no lo dejó terminar, apagó la televisión, guardó todo aquello que tenía preparado para la cena de noche buena y se dispuso a salir a la calle. Muy poco le importaba perderse entre la nieve, quería buscar a Sherlock, quería saber si estaba bien. Tantas veces había arriesgado su vida que morir congelado importaba muy poco.

 

Tomó su chamarra verde, esa que era su favorita y que portaba a todos lados por comodidad y confort. Se cubrió con bufanda y gorro y cuando estaba bajando los escalones que lo llevarían a la planta baja recibió un mensaje. Detuvo el paso, esperando ansioso que fuera un mensaje de Sherlock pero estaba equivocado, en su celular se iluminaba el nombre del remitente de quien menos se lo esperaba. Mycroft Holmes había hecho espacio en su ocupada agenda para mandarle un mensaje que era demasiado corto para saciar su curiosidad: "Ni siquiera se te ocurra", pregonaba el mensaje y justo cuando creía que sería todo, su celular comenzó a vibrar y sonar con una de esas melodías pegajosas.

 

Dejó que el celular vibrara exactamente dos veces y luego contestó.

 

—Buenas noches Doctor Watson, espero no estar interrumpiendo nada importante. — Hizo una prolongada pausa, esperando a ser interrumpido, pero eso nunca sucedió—. Bueno, por lo visto no es así. Pero querido Doctor le pido que por favor se resguarde en la seguridad de su apartamento y no me aumente la tarea de buscar a más de una persona en esta tormenta… así que…

 

— ¡¿Dónde esta Sherlock?! — John quería respuestas y las quería de una buena vez.

 

Del otro lado de la línea un silencio ominoso se prolongó.

 

—Está en un caso.

 

— ¡Maldita sea Mycroft! ¡Él no tenía casos, tendría que estar en casa para cuando yo llegara! ¡¿Dónde rayos esta?!

 

—Es confidencial. Pero prometo que estará en tu casa muy pronto.

 

—Lo quiero de regreso Mycroft, antes de navidad. Y sin un sólo rasguño.

 

—No creo que sea posible…

 

—Me importa muy poco lo que creas, eres el maldito Gobierno Británico y como tal arregla esto o te arrepentirás.

 

John colgó el celular y contuvo la imperiosa necesidad de estamparlo contra la pared más cercana. De nueva cuenta el silencio se apoderó del apartamento, bajó los escalones que faltaban y se dedicó a observar el apartamento de la Señora Hudson, que se encontraba vacío, deseando que ella estuviera allí con él, preparando de esos bocadillos tan deliciosos y animándolo, diciendo simples palabras como: "Todo estará bien, es Sherlock Holmes después de todo".

 

Abrió la puerta que lo separaba de la calle sólo para contemplar el panorama más de cerca. Volutas de nieve se arremolinaron en el resquicio de la puerta, un frío congelante e infernal entró y le caló hasta los huesos, entre tanta nieve y viento, era difícil distinguir incluso lo que uno tenía enfrente.

 

Y de pie, en esa puerta contemplado la furia de la tormenta y las luces parpadeantes de los faroles, deseó que Sherlock estuviera a su lado. Justo en ese momento las luces de los edificios y de los faroles se apagaron en un fuerte chasquido. John alcanzó a escuchar los gritos de protesta de las personas. Miró por última vez la calle y resignado regresó al sillón. Con un simple pensamiento renaciendo en su cabeza.

 

Nada de esto podía ser peor.

 

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).