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Crush (kaihun/sekai) por Broknyouth

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Notas del capitulo:

Tenía tantas ganas de escribir algo como esto. Aquí vamos.

 —Uno, dos. Uno, dos.

La academia de baile de Seohyun no quedaba muy lejos de su casa, aun así, su madre siempre la llevaba a cada una de sus clases y el día que no pudo hacerlo, encargó a su hermano mayor de la tarea. Su hermano era alto para tener solo 12 años y la realidad era, que odiaba la danza. La odiaba con todas sus fuerzas.

Tanto que el uno, dos, uno, dos que resonaba por los pasillos que recorría le pegaba en los oídos. Nunca le gustó bailar y estaba seguro de que nunca iba a gustarle. A pesar de eso, debía cumplir con su responsabilidad y llevar a su hermanita dos años menor que él a sus respectivas clases de ballet.

Qué fastidio.

Fue lo primero que pensó entonces. A Sehun le fastidiaban muchas cosas.

Una vez dejó a la menor en su salón con su cara apagada, ignorante de las amiguitas de su familiar que parecían cuchichear sobre él, avisó que vendría por la niña en la hora correspondiente y buscó marcharse. Resulta que Sehun se creía muy maduro para su edad, sus padres se habían divorciado recién hacía un año, después de llevar una relación bastante complicada y él pensaba que por ello su vida era más difícil que la de los demás muchachos de su contemporaneidad. 

Pensó en ir al parque y ver cómo algunos de sus compañeros de clase jugaban allí para no quedarse sin hacer —porque seguramente aún no se habían marchado, puesto los vio al venir—, sin embargo, su humor se terminó de echar a perder en cuanto cayó en que estaba perdido. Tenía que ser idiota. Chasqueó su lengua, regresándose por el pasillo que terminó por llevarle a ninguna parte. Las paredes de aquel instituto eran de un color blanco, pero no blanco destellante y las puertas a los salones, que estaban a su izquierda, eran paralelas a unos grandes cuadros que rayaban en lo ridículo, según él. Hasta entonces, Sehun creía que ese lugar sólo recibía a féminas para dar clases, así que se sorprendió cuando escuchó la voz de un muchacho a lo lejos. Se dejó llamar la atención, por así decirlo. 

 —Uno, dos. Uno, dos.  

Y vaya qué era irritante ese sonsonente de cuenta. El muchacho de piel pálida y cabellos castaño oscuro se asomó en uno de los salones, en el que creyó escuchar la voz de hace unos instantes. Pestañeó incrédulo al encontrarse con la imagen de un chico de tez morena y cabello naturalmente negro, dando o más bien, practicando vueltas frente al espejo que se extendía por toda la pared, solo, totalmente solo. 

Si te fijabas bien el chico daba la impresión de estar abatido, pero en ese momento Sehun recordó que estaba perdido y eso volvió a ser lo más importante. 

 —Oye, tú. —interrumpió sin ni siquiera un aire de cordialidad. El ajeno se volteó hacia él, confuso. Este llevaba ropa común para el deporte, no esa que siempre se imaginó en los bailarines, como una malla o algo así.

—¿Quién eres? —Sehun se mostró molesto al recibir la pregunta. 

—Eso no importa. ¿Podrías decirme dónde es que se encuentra la salida de aquí? 

El muchacho señaló hacia algún lado y le avisó que siguiera por allí hasta encontrarse una reja, él, se limitó a asentir y a seguir su camino. 

Ya a las tres de la tarde se encontró en el parque y tal como había esperado, sus amigos seguían jugando, o intentaban jugar basquet, para ser más sinceros. Sehun estaba consciente de que su grupo de amigos no eran lo más populares del colegio y que si lo pensaba muy bien, no eran demasiado amigos suyos, pero solían sentarse a sus cercanías y comían juntos en los recesos, así que para él era suficiente. Junmyeon, el que vivía más cerca de su casa y quizá por eso era el que más solía hablarle, le llamó para que se les uniera a hacer el ridículo en baloncesto, mas él se negó con un par de movimientos con sus manos. Solo observar estaba bien para él, así era la mayoría del tiempo.

Casi pasaron dos horas más, y sino fuera porque Junmyeon le preguntó qué hacía solo por allí, no habría recordado su gran responsabilidad. Se levantó y salió corriendo, dejando al grupito sin decir una palabra. 

—Se le habrá olvidado algo. —habló otro de los chicos, Chanyeol. Un flacucho de orejas largas pero muy sonriente.

El puberto llegó casi tarde a recoger a su hermana, quien yacía sentada con un chico a su lado. Él miró al extraño super mal en un principio, percatándose luego de que se trataba del mocoso ese al que había visto bailar en el salón antes. Incluso si cruzaron miradas, él no le habló y el contrario no hizo distinto. Tomó a su hermana y se marchó del sitio rápidamente.

El sol alumbraba con gran energía puesto era verano y unas cuantas gotas de sudor en su frente le recordaban por qué prefería usar pantalones cortos y camisas ligeras aquellos días. Odiaba el verano, lo odiaba casi tanto como odiaba las clases de baile. 

Bueno, Sehun pensaba que odiaba muchas cosas.Por eso mismo hasta tenía una lista negra, en cual varias cosas y hasta personas estaban escritas con su torpe y muy descuidada letra. Era algo que la mayoría a su alrededor ignoraba y prefería seguir ignorando, porque el jovencito no era de llamar mucho la atención tampoco. Más bien, se podía decir que llamar la atención también estaba en su lista negra.

Llegó a su casa y dejó a su hermana sin hablarle siquiera, solo siguió hasta su habitación donde se echó como si el mañana no existiera.

Y desafortunadamente para su mala actitud, sí existió y la mañana siguiente, su madre volvió a pedirle el favor de acompañar a su hermana. También se lo pidió el día después a ese, y al que venía tras ese. Cuando se dio cuenta, se había convertido en el guardaespaldas de Seohyun y estaba tan resignado que la costumbre no le dejaba quejarse. Reclamar exigía mucho esmero y eso era pedir mucho de su parte. Por lo menos, intentando ser positivo, pensó en que podía pasar las tardes viendo a sus compañeros de clase en el parque.

Un día de esos mismos se le acercó Jongdae, uno de los mayores, era trigueñito y atento pero llegaba entre risas. Podía notar cómo Chanyeol venía corriendo detrás a lo lejos y parecía tragar polvo. Él estaba sentado en la acera, con Junmyeon al lado hablándole sobre el viaje que su familia había planeado para las vacaciones y aunque Sehun no lo confesaba, sentía algo de envidia por su viaje, solo que lo disimuló tan bien que su amigo tuvo que callar porque creyó que ni lo estaba escuchando.

—¡A Yeol le gusta tu hermana! —soltó tan descaradamente Jongdae que Junmyeon, aun teniendo ojos relativamente pequeños, demostró su sorpresa en ellos.  

—¡Dijiste que no ibas a decirle a ellaaaaa! —se acercaba más rápido el más delgado pero más alto, casi desesperado.

—¡Claro! No le voy a decir a la señorita, solo le estoy diciendo a su hermano.

Todos acabaron por reírse, excepto Sehun, y no era porque estuviera celoso o algo parecido, era porque simplemente no le encontraba gracia.

Entre broma y broma, fueron conversando y Jongdae hablaba como si fuera un experto en el tema de las mujeres. Junmyeon se burló de él explicando que se creía la gran cosa solo porque una niña de primaria se le había declarado el año pasado y el nombrado fingió ofenderse. 

—El caso es que no estoy enamorado de tu hermana. —casi titubeó Chanyeol al hablar— Es como si tuviera un crush y ya.

—Oooh un crush. —soltó Jongdae, de nuevo haciéndose el sabiondo.

—¿Qué es un crush? —remató Sehun, y todos los muchachos se vieron entre sí, extrañados ante la falta de cultura general de su compañero.

—¡Así se le dice a la gente que gusta y ya! —el más bajito, Junmyeon, se tapó un oído, ya que el sabio trigueño tenía la mala costumbre de hablar demasiado alto— Casi siempre es a primera vista, pero puede que no sea así y que solo sea alguien que te llama la atención y sigue haciéndolo aunque pasen los días. 

—En verdad que sabes de esto. 

—Sí, Junjun, es que obvio soy muy inteligente. —y sonrió carismático. 

—¿Entonces mi hermana te llama la atención, Chanyeol? —volteó hacia el nombrado, sin cambiar mucho su expresión insípida.

—Sí... Ella es muy bonita.  

Y las mejillas del muchacho se enrojecieron un tanto. Los demás rieron, no obstante, para Sehun fue como un enorme descubrimiento, algo llamativo, algo que le parecía curioso. No creía en el amor a pesar de su corta edad, solo le resultaba interesante cómo la gente podía verse atraída tan sencilla y casualmente. Su amigo nunca había hablado con su hermana, después de todo.

—Yo creo que también tengo un crush... —soltó Junmyeon tan repentinamente que el resto se puso alerta. Empezaron y se fueron por ese tema, que si esta chica era bonita, esta no tanto, que si esta era amable y que si aquella parecía muy odiosa como para invitarle a salir. A Sehun todas estas cosas le eran indiferentes, así que de nuevo se quedó callado cuando el resto conversaba. Era la primera vez que su grupito hablaba del sexo opuesto si era que recordaba bien y solo esperaba que no fuera a volverse costumbre, porque a él no le gustaban las niñas.

A él no le gustaban ni las niñas ni los niños, de hecho planeaba no enamorarse jamás porque sabía que lo único que le traería serían problemas. En la televisión e incluso en la vida real era así.

Notó cómo su celular vibraba y confirmó que se trataba de la alarma de las cinco. Debía buscar a Seohyun. No se despidió, solo se puso de pie y como el resto parecía bastante distraído no tuvo ánimos de intervenir y se marchó, rumbo a la academia. 

Cuando llegó, no vio a su hermana menor sentada en las bancas donde solía encontrarla, no obstante sí notó que ese chico estaba ahí, el único de sexo masculino que por lo visto iba a clases en ese lugar. Casi formó una mueca por simple reacción, pero se dio cuenta de que el niño bailarín, estaba llorando. No era como cada que le veía, donde sus ojos se encontraban y ninguno de los dos se decía nada, aquella vez el chico ni volteó a verlo, sus miradas no se cruzaron y una extraña incomodidad le recorrió el cuerpo. ¿Qué debía hacer? Nada, no conocía al ajeno por supuesto y la razón de su llanto debía serle indiferente, así que se conformó con preguntar dónde estaba su hermana. El moreno señaló tal y como la primera vez, añadió que estaba con sus amigas viendo una clase extra y luego retomó su estado tristón, siendo en realidad rabia lo que llevaba encima. Los labios de Sehun quisieron preguntar algo más, que claro no pudo salir y entonces, siguió de largo como si nada hubiera pasado.

*****

—Ascendieron a mamá en el trabajo. 

Seohyun miraba con ojos brillantes a su hermano a la vez que este jugaba algún videojuego, estúpido por seguro. A diferencia del mayor, ella aún guardaba esa energía típica de la infancia y la juventud, amaba los goguma y daba la idea que crecería como una hermosa chica tanto por fuera como por dentro. 

El caso fue que, quien jugaba no mostró demasiado interés por lo que ella decía, aunque fuera una noticia bastante positiva. 

Sehun cada día mostraba menos interés por todo. Ya ni solía emocionarse cuando su padre venía a visitarlos y eso que el tipo no se aparecía muy seguido. Es más, Sehun decía que si era por él, podía no regresar más. Que siguiera pasando el dinero y cumpliría con su labor de manutención. Aunque por lo menos ahora salía más con sus amigos y estos habían aprendido a tratarle, gracias a la experiencia. 

Todos los días eran una rutina. Ir al colegio, llegar a casa, almorzar, dejar a Seohyun en la academia y luego ir al parque a ver qué onda. Lo más interesante de todo resultaban las ocurrencias de Chanyeol y Jongdae, además de, tenía que admitir, lo que hacía Jongin. 

Jongin era el niño morenito, el niño que asistía a la academia de baile de su hermana. Había descubierto su nombre porque escuchó a una profesora llamarlo así y hace unos días, él mismo se atrevió a preguntarle para confirmarlo. Le parecía interesante porque no sabía muchas cosas de él, suponía, y terminó por adquirir una especie de satisfacción cada que dejaba o iba a buscar a su hermana y descubría algo nuevo del susodicho. Tenía varios descubrimientos escritos en su libreta: como que siempre practicaba solo, como si fuera a escondidas. Como que siempre parecía estar esperando a alguien que nunca llegaba y como que solo le había visto sonreír una única vez, cuando una de las profesoras le halagó. Pensándolo bien, ¿cuán aburrida sería su vida como para indagar en asuntos tan irrelevantes? Distrayéndose con las acciones diarias de un tipo que ni siquiera era su amigo.

Siguió jugando en su play, ignorando a su hermana que comenzaba a pegarle con el objetivo de llamar su atención.

Más tarde su madre llegó a casa con la noticia que ya sabía: la habían ascendido y obtendría un mejor sueldo. A diferencia de con su hermana, él sí se molestó en felicitarla al menos, casi por obligación, pero lo hizo. Vio a su progenitora muy contenta y, si algo el joven tenía presente aunque no lo demostrara demasiado, era que amaba a su madre y también a su hermana. Su padre en cambio solía importarle muy poco en comparación con las otras dos. Pero es que el hombre no se había ganado nada de su parte ¿o sí? Casi lo había colocado en su lista negra cuando descubrió que tenía una amante y que por si fuera poco, los abandonó de un día a otro por irse con ella. 

Pff, su padre era un descarado. Nada más que eso. 

El brillo del televisor siguió reflejándose en los ojos de Sehun y este lo decidió, esa noche iba a dormir tarde. Poco hacía caso si su madre le regañaba por andar ojeroso al día siguiente.

Y al mismo tiempo en que él se fritaba las pupilas, a unas cuantas cuadras, en una casa algo más humilde, Jongin se quemaba los pies a escondidas, repitiendo el uno, dos, uno dos que tanto le gustaba.

Notas finales:

Si les gustó, o algo les llamó la atención pueden dejarlo en los reviews. ¡Saludos!


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