Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Eternos Enemigos por kurerublume

[Reviews - 85]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí dejo el capítulo dos. Lamento la demora, sentí que tenía que definir mejor la personalidad de dos de mis personajes y ya lo hice. Actualizaré cada dos semanas este fic ^^ ¡DISFRUTEN!

Agradezco los reviews de LocaSuelta, Limoonxito, Sakurai y Yuuki Michaelis Phantomhive. GRACIAS EN SERIO POR COMENTAR :)

CAPÍTULO II: Conviviendo con el enemigo


Despierto en un lugar oscuro y desconocido para mí, me toma un poco de tiempo recordar todo.


Es verdad, ese minotauro me dejó inconsciente.


Toco por instinto mi cabeza, ya no hay sangre. Me remuevo un poco sobre… ¿una cama? O eso aparenta ya que es más que nada piedra.


¿Dónde estoy?


Unas pisadas muy fuertes generan que me ponga en guardia, ya no tengo mis armas, pero no importa. Pelearé contra ese maldito animal. Pero para mi sorpresa, ni siquiera viene con su armadura habitual. De hecho, se ve muy tranquilo.


Ni siquiera se molesta en verme, sólo camina frente a mí y va por unas cosas.


-¿Por qué me trajiste aquí? – espeto con algo de furia al saberme casi desnudo. Esta bestia me quitó prácticamente todo - ¡¿qué quieres de mí?! – pero sólo voltea y se acerca lentamente hacia mí.


Se queda de pie, observándome.


Vuelve a su lugar y al retornar, me sirve comida.


-No quiero – vergonzosamente, un crujido proveniente de mi estómago deja mis palabras en el aire. Me sonrojo por lo mal que me estoy viendo en estos momentos – no quiero – susurro más bien con un tono de confusión.


El minotauro de pelaje negro pone la comida sobre esa cama de piedra. Me toma por el hombro y yo salto por la sorpresa, alejándome instintivamente de él.


-Come – es lo único que me dice y vuelve a irse para desaparecer en esta especie de cueva, de hecho, hace un poco de frío y se siente húmedo al mismo tiempo. Me siento, con la esperanza de encontrar una salida pronto.


Pero maldición, regresa más pronto de lo que esperaba.


Me pone un pelaje de animal sobre los muslos.


-Toma – lo miro muy confundido, hasta que comprendo lo más sencillo: estoy frío y me trajo esto para que me caliente. Sin querer sonrío un poco y nos quedamos mirando. Inmediatamente volteo hacia otra parte. Por un momento pensé que era lindo.


-Gracias – digo viendo hacia la pared. Y es que no es para nada lindo todo esto, es lo mínimo necesario para alguien que ha sido secuestrado. Supongo que no quiere que muera tan pronto. Ni siquiera sé qué pretende al traerme aquí – escucha, si quieres asesinarme, hazlo de una vez. No tengo tiempo para andar en esto – me pongo de pie y me mantengo firme.


Él se acerca. Mejor dicho, eso, se acerca.


-No – y victoriosamente me esquiva. Decido seguirlo no sin reclamarle en el camino. En eso, veo un poco de luz solar y empiezo a correr hacia donde seguro es la salida. Antes de llegar, me detiene – quieto – me suelto de ese agarre tan molesto y doy un paso más sin ver el entorno. Es hasta que el sol me pega en toda la cara que me doy cuenta que sólo hay un vacío a mis pies. El minotauro me sostiene y me pega a su cuerpo.


Por inercia, y sólo por inercia, me sujeto a él con mucha fuerza y oculto mi rostro en su pecho.


Hay algo que jamás sabrán los demás, mi mayor miedo: las alturas. Hace mucho fui con mis amigos a una hermosa montaña, todo iba perfecto… pero como siempre, los jóvenes realizan estupideces y fue casi imposible no jugar; no caer, no ver el cuerpo inerte de tu amigo casi desmembrado por la caída.


Escucho la fuerte exhalación del animal ese. Levanto la vista y sus ojos enormes y negros me invaden; me escudriñan. Me siento expuesto. Me siento desnudo ante la posibilidad de que descubra que soy un miedoso. Sin mencionar que no he dejado de aferrarme a su cuerpo; muy caliente, grande y lleno de pelo.


Me toma de la cadera y me levanta.


-¡Suéltame! Por favor, no me lances al vacío, ¡por favor! – cierro mis ojos y me muevo de un lado a otro sin dejar de patear. Me importa poco ahora quedar como un cobarde, todo menos eso, todo menos morir de esa manera.


Para mi sorpresa, termino de vuelta en la cama.


-Come y duerme – dice eso último totalmente serio, bueno, tampoco es como si lo haya visto sonriendo. Sale y esta vez no pienso seguirlo.


Mis piernas me tiemblan, lloré un poco y apenas me molesto en secarlas de mi rostro. En realidad, me asusté, jamás en mi vida me había sentido así. ¿Por qué no se burló de mí? Perfectamente cualquier pudo haberlo hecho, no sé, fingiendo que en serio lo iba a hacer o riéndose; él no lo hizo, sólo me trajo acá.


Tal vez no sea tan estúpido como pensaba. Yo pensé que ni podían hablar, aunque sólo ha dicho palabras muy sencillas y frases cortas.


Me pregunto a dónde fue.


                                                                                      ***


-¿Cuánto tiempo me mantendrás aquí? – maldito Lykaios, se cree tan fuerte y superior. Llevo al menos una semana con esta rutina de comer, ser molestado por este centauro pretencioso, dormir, practicar mis técnicas de lucha, forcejear con Lykaios… no poder salir de aquí. Esa es mi rutina, ya me está hastiando.


-Hasta que regresen por ti, ¿no será interesante?


-No. Escucha, lo más probable es que escojan a alguien más para mi puesto. Nadie vendrá por mí.


-Entonces te quedarás aquí para siempre – se cruza de brazos en una pose muy dominante.


-¡Basta! – me lanzo hacia él y sólo logro que me atrape cual niño. Coloco mis piernas alrededor de su cintura pretendiendo tirarlo. Pero no, sólo parece no ceder, como si estuviéramos jugando. En eso, siento sus grandes manos sobre mi cintura.


-Mejor bájate, no tengo tiempo para tus juegos – espera algo molesto, con el ceño fruncido.


-¡No estoy jugando! Juro que te asesinaré – un cosquilleo recorre mi espalda cuando va bajando sus falanges hacia mis glúteos - ¡¿qué estás haciendo?! ¡Suéltame!


-Entonces tú tendrás que soltarte. Tendrás que hacerme caso y bajarte de mí. Qué dilema, ¿no crees? – aprieta desvergonzadamente y sólo cierro los ojos por lo humillante que es esto. En definitiva, no le voy a obedecer… pero tampoco quiero que siga manoseándome - ¿y? ¿qué harás? – aprieta más fuerte y por reacción arqueo mi espalda, pegando mi pecho al suyo.


En eso, piso. Literalmente, termino en el piso de un sentón.


-¿Qué te pasa? – espeto sobándome mi espalda baja y mirándolo con furia.


-Me pasa que realmente odié que te pegaras tanto a mí. Si no ibas a soltarte, pretendía que te sostuvieras con tus piernas, pero por lo visto no tienes fuerza en ellas porque caíste de inmediato – de nuevo esa maldita sonrisa molesta aparece en su despreciable rostro. Vuelvo a ver cómo sale a paso lento de aquí; ya ni siquiera me molesto en intentarlo. Por alguna razón, estar aquí me ha quitado mucho de lo que me caracterizaba.


Cuando anochece, regresa con aparente despreocupación.


-Toma, es mejor que lo cocines bien.


-No voy a hacerte de comer – suelta una risilla.


-No será para mí, sino para ti. Yo no como carne, ExGeneral.


-Pues eso explica por qué eres más esbelto y delgado que los demás centauros – suelto con burla, espero que eso le pique en el orgullo.


-No más que usted. Si no puede contra este esbelto centauro, no podrá con los más fornidos.


¡Maldición!


Siempre tiene que responder de manera astuta. Astuta, ¡cielos! Una palabra que jamás creí usar para un animal así. Como sea, este pequeño animal muerto… yo…


-Como sea, no quiero comer – voy hacia el otro “cuarto” y aviento ese animal sobre la mesa que rústicamente hizo Lykaios hace unos días.


Sé que estoy siendo grosero.


Pero hay otro aspecto que me avergüenza: no sé cocinar. Ni siquiera sé cómo empezar para si quiera comer esto. Mejor salgo con la excusa que tampoco como carne, aunque eso podría dar paso a la misma broma que yo le acabo de hacer, pero ahora dirigida hacia mí.


-Esto está mal – dejando de lado mi orgullo, me dirijo hacia donde está Lykaios – escucha – al nombrarlo, voltea su torso y cabeza hacia mí, apenas un poco – gracias por eso y por… lo demás. Creí que era hora de agradecerte, me educaron de una manera y no pretendo olvidar eso – es la verdad, aunque sea mi enemigo el que tengo frente a mí, ha hecho algunas cosas que ameritan mínimo un agradecimiento.


-Supongo que tienes razón. Y yo que pensaba que no tenías modales – él y sus malditas bromas estúpidas. Quería ser serio, pero con él no se puede – Hey – toma mi brazo cuando doy media vuelta – estamos a mano – volteo con fastidio y nos quedamos mirando.


En eso…


Una sonrisa, una sonrisa sincera.


Y yo, yo siento que mi cara arde.


-Claro. Lo estaremos cuando me dejes salir de aquí – un brillo aparece en sus ojos, tal vez algo de picardía. Como si lo estuviera retando u ofreciéndole un trato. Mi corazón late algo más rápido al notar que no hemos dejado de mirarnos y decido hacer lo obvio, irme de ahí.


-¿Qué? ¿Huyes tan rápido?


-Claro que no – agacho mi rostro con pena, no quiero que me mire ni hable en estos momentos. Camino un poco más rápido al saber que me está siguiendo. Siento su mirada en mi espalda y sus pasos de equino no ayudan mucho.


-¿Entonces por qué te vas?


-Quiero comer – me dirijo a la mesa donde está ese animalito muerto – sólo que… ahorita no me apetece eso. ¿T-Tienes semillas o algo así? – levanta una ceja cuando volteo para verlo de nuevo directamente a la cara.


-Claro, ya sabes dónde están – se da la media vuelta para comenzar a caminar alrededor de la “habitación” - ¿qué? – me pregunta al sentirse observado por mí - ¿eres tan inútil para no poder ni siquiera tomarlas por ti mismo? – camina rápido, chocando su brazo a mi costado, casi tumbándome. Toma una pequeña bolsa y me la lanza – ahí tienes, tus semillas.


-G-Gracias – bueno, tampoco es como que no haya podido hacerlo por mí mismo, sólo que se veía muy gracioso caminando en círculos – por lo visto te hice sentir incómodo – me recargo en la pared comenzando a comer un par de semillas de girasol - ¿en qué estabas pensando?


-¿Importa? Como sea, tienes que dormir, ahora.


-¿No te cansas de dar órdenes o simplemente ya no puedes parar? – me acerco a él, mirándolo con evidente reto en mis ojos – supongo que realmente no te cansas porque ya no puedes parar, qué triste, Lykaios – masajea su cuello y volvemos a sostenernos la mirada como llevamos haciendo prácticamente desde que nos conocimos.


-No recuerdo que fueras así. Antes eras más tierno.


-¿Disculpa? ¡Ahhh! ¿Te refieres a la primera vez que peleamos? Eso fue hace unos 3 años, ¿cierto? En ese momento te mostraste tan débil y confundido para ser alguien que tuviera más de 10 años en batalla. ¡Cómo olvidarlo!


- Realmente has cambiado mucho – a una velocidad muy lenta, pero indescriptiblemente veloz para mí, logra acariciar mi quijada y labios con una de sus grandes manos rasposas.


-¿Qué haces? – me alejo casi con miedo por semejante sorpresa, tocando esa zona ahora sucia y llena de tierra – no vuelvas a hacerlo, ¿oíste? No vuelvas a tocarme así o te juro que acabaré atravesando tu cuerpo con cualquier cosa, con mis dientes, uñas, ¡lo que sea!


-Bien – responde en automático y baja su mirada hacia el suelo, como si estuviera triste – como te dije, tienes que dormir ahora, querido Ex General. Saldré toda la noche, así que te quiero ver en la cama inmediatamente.


-¡Qué atrevido! – Pongo los ojos en blanco – pensar que ya me quieres en tu cama.


-Como debe ser – es como si cada vez que hablara me enterrara una aguja en el cerebro. No sabe cuándo callarse. Y yo que me había preocupado por su cara triste y quería animarlo… ¡y sale con esto! - ¿qué pasa? ¿Acaso realmente quieres que esté entre tus piernas? – me sonrojo infinitamente por esa pregunta casi hiriente. Me enderezo un poco y trago saliva para que se me ocurra una buena respuesta… como…


-Contigo eso sería imposible, no olvides que eres un centauro. Todas las posiciones que yo quiero no me las puedes dar tú – intento aclararme la garganta para que no se note cómo me quemé la garganta por decir eso –  sin mencionar que… contigo ni siquiera se me podría levantar – estoy hirviendo por dentro. En mi vida había tenido que decir algo así.


-¿Seguro? – se acerca peligrosamente a mí, pero obvio yo, con lo veloz que soy, me dirijo directo hacia la cama de piedra.


-Muy seguro, pero ve, estoy listo para dormir. Espero que no me molestes o eso sería deshonroso para ambos – me acurruco sobre esa dura superficie que Lykaios en su vida ha usado, seguro por eso no sabe que me está lastimando la maldita espalda – puedes retirarte – orgullosamente para mí, me hace caso y se larga, no sin antes acariciar un poco de piel que se me ha descubierto por la velocidad en la que me acosté; acarició ligeramente mi costado izquierdo para bajar mi ropa y cubrirme por completo. Mi respiración se detuvo por varios segundos al sentirlo, me puse muy nervioso e incluso preparé mi puño para atacar. Afortunadamente no fue necesario, salió después de hacer eso – quiero irme de aquí – susurro a la soledad para cerrar mis ojos y comenzar a temblar un poco por el frío que se cuela por la entrada.


Quiero regresar a casa… quiero…


-Entonces dime que tienes frío – escucho entre sueños para después sentir calidez rodeando todo mi cuerpo.  

Notas finales:

¿Qué les ha parecido?

Bueno jaja siento que la tensión sexual aquí es algo obvia XD pero es que me dejo llevar. Espero les haya gustado.

Les deseo un hermoso día.

¡BESOS!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).