Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Eternos Enemigos por kurerublume

[Reviews - 85]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hello!

Bueno, bueno, regresé como lo prometí :)

Adivinen a quién le revolcó una ola en las vacaciones... a mi hermano XD (seguro fue justicia divina ¬w¬)

Bueno, este cap me encantó jaja no sé.

Agradezco el apoyo de Lunnat, Inita y Enniz :) ¡les mando un abrazote y en breve respondo sus reviews, lindas! ^^

A leer.

CAPÍTULO IX: Por naturaleza

 

-Toma – le doy un poco de verduras a Arion, aunque hay una duda que ronda por mi cabeza desde hace mucho – oye, ¿No se supone que… deberías comer… carne? – juego con mi playera para tranquilizarme. Veas por donde lo veas, esa pregunta fue muy directa.

 

Arion se queda callado un momento, hasta que voltea a verme.

 

-¿Hablas del Toro de Minos?

 

-Sí.

 

-Él se volvió carnívoro en ese laberinto que hicieron para él. No era así. Los humanos lo cambiaron.

 

-Pero si él… si era la única forma de tranquilizarlo. Él pedía humanos, no entiendo – y es verdad, cuando fue capturado, la única manera de calmarlo fue dándole lo que pedía. Aunque no entiendo muy bien por qué hicieron eso. Apresarlo y volverlo loco.

 

-Cornelius, fue venganza. Pidió jóvenes. Sufrió.

 

-¿Lo conociste?

 

-Claro.

 

-Lo siento – acaricio su brazo para intentar consolarlo. No sabía que en realidad ese minotauro no era así, carnívoro. Todo lo hizo para vengarse, y esos jóvenes murieron por ello. Aunque si tengo que ser objetivo, fue nuestra culpa – apenas recuerdo de cuando lo llevaron a Caesonia y de ahí a una isla. Nadie merece morir así.

 

-¿Cómo murió? – sus ojos negros me llenan de culpa. A pesar de que en sí no hice nada. Apenas tenía unos 8 años cuando eso pasó.

 

-Pues… lo asesinó un humano. Lo consideraron un héroe y se volvió famoso entre nosotros. Pero eso no importa.

 

-Sí importa. No quiero, pero de verdad odio a los humanos – me comienzo a alejar de él. Jamás le había escuchado decir eso. Se da cuenta de sus palabras y se levanta, acercándose a mí – Disculpa.

 

-No, está bien. Supongo que es natural. Los humanos también los odiamos a ustedes – mi boca se manda sola y termino diciendo ese comentario hiriente. Como si quisiera regresarle la tristeza y el dolor que me causó escucharle decir eso.

 

-¿Me odias? – miro al suelo ante esa pregunta. Tan directo.

 

-N-No lo sé – me siento chiquito frente a este minotauro, y jamás ¡jamás había pasado con otro! Comprendo que sea pequeño a comparación, pero jamás lo había sentido así - ¿Tú?

 

-No – me dice y se da la media vuelta para empezar a comer – ven a comer – me “ordena” y le hago caso.

 

Esa comida se torna incómoda, muy incómoda para mí.

 

“No me odia.”

 

Una sonrisita sale de mis labios al pensar eso. Al menos sé que así no intentará matarme y que se está tomando la molestia en conocerme… ¿conocerme? ¡Ja! No creo. Es más bien un efecto colateral de que me retenga aquí.

 

-Oye, ¿podemos volver a salir? – anhelo con todo mi ser que me diga que sí.

 

-¿Para qué? - ¿ahora se pondrá tan quisquilloso?

 

-La vez pasada me la pasé bien, Arion. ¿Tú no? Quiero repetir – casi me atraganto ante lo que dije. Maldita memoria inoportuna. Mi cabezota indecente:

 

 

 

-¡Dios! ¿Estás bien? – me preguntó jadeando, queriendo regular su respiración – espero no haber sido muy brusco, después de todo, es tu primera vez.

 

-N-No, se sintió bien – sentía mis mejillas arder – me gustó.

 

Y a los pocos días, fui otra vez con él.

 

-Hola, Cornelius – acarició mi brazo muy sutilmente.

 

-La vez pasada me la pasé bien, Dirius. ¿Tú no? Quiero repetir.

 

 

 

-Entiendo. Bien – su respuesta me ha sacado de mis oscuros recuerdos – Hoy a caminar poco, mañana al río.

 

-¿No iremos a donde la vez pasada, Arion?

 

-No. Anochecerá.

 

-Pero la vez pasada nos quedamos a dormir ahí. ¿Qué tiene de malo? ¿Por qué no?

 

-Hoy no.

 

Me quedo derechito y asintiendo en silencio. Lo dijo en un tono que fue algo… autoritario, creo. No me gusta que  me hablen así, hasta Lucius lo sabe y procura no hacerlo.

 

Y parece que Arion se dio cuenta de eso. Y no lo digo porque me acabo de percatar que mis cejas casi son una.

 

-Bien – termino de alzar unas cosas y rápidamente me dirijo a la entrada de la guarida del minotauro.

 

-¿Por qué te enojaste? – me sobresalto poquito al escuchar su voz a mis espaldas.

 

-No es cierto.

 

-Si. Dime.

 

-No quiero – sin poder decir nada más. Me abraza por detrás, siento sus manos callosas frotarse en mis brazos - ¿qué haces?

 

-Estás frío. Mejor abrígate.

 

Mi corazón, ¡mi corazón late contra mi pecho con demasiada fuerza! Hasta siento la vena de mi cuello bailar con desesperación.

 

-Si ya te tengo a ti, Arion – coloco mis manos sobre las suyas y, atrevidamente, lo guío hasta mi abdomen – no sabía que tenía tanto frío, tú siempre estás calientito – se queda quieto un rato hasta que vuelve a hablar.

 

-¿Tienes frío aquí? – pregunta al tiempo que presiona mi ombligo. Intento retener un gritillo de sorpresa.

 

-S-Sí. Quédate así sólo un poco más y luego yo voy por algo con qué abrigarme.

 

No dice nada más. Pero es como si estuviéramos abrazados.

 

Me gusta que me mime, y tal vez, estoy empezando a comprender la razón: que a él no lo odio, no a Arion.

 

 

 

                                                                          ***

 

-Mmmm – me voy estirando para empezar a abrir mis ojos - ¡ahhh! – grito fuertemente cuando veo a Lykaios acostado junto a mí.

 

-¿Qué sucede? – ese centauro se incorpora en sus cuatro patas rápidamente - ¿estás bien? – nos quedamos en silencio y después de unos segundos, comprende por qué grité y me da una sonrisa de satisfacción - ¿no recuerdas cómo acabaste en mi cama?

 

-C-Calla, estúpido.

 

-Hey, estás rompiendo una de nuestras reglas. No puedes ofenderme – se cruza de brazos sin quitar esa maldita sonrisa que con gusto rompería a golpes - ¿o ya lo olvidaste?

 

-Claro que no, pero no tienes que decirlo de esa manera tan vulgar. Sabes perfectamente que accedí al trato, así que no empieces a joderme – mi vocabulario ha cambiado de uno asustado a uno grosero.

 

-No sabes cuánto me gustaría.

 

-¡Cállate! No comiences a irritarme y decir esas cosas. Recuerda que también está en nuestro trato.

 

No comprendo muy bien esta dinámica, pero parece que estamos relajados. Bueno, más él.       

 

-Lo sé, lo sé. Ven, Lucius, vamos a comer – se marcha hacia la “cocina” y por primera vez, es él quien acomoda todo - ¿sabes? Me has causado muchos conflictos. No sabía que los humanos se gastaban tanto tiempo en esto.

 

-Pues claro. La comida es casi un ritual. Todo debe tener su lugar – lo veo acomodar los rústicos platos, cubiertos, copas de madera – oye – detiene lo que está haciendo y me mira – gracias por cumplir este…capricho mío – suspiro al decir eso. Porque francamente, hasta yo reconozco que esto es más por esa necesidad que tengo de que todo esté en su lugar y que nada se ensucie.

 

-Oh, ya había olvidado que podías agradecer – cuando volteo enojado y listo para responderle, me calla con su mano – pero no hay de qué. Me alegra al fin cumplir uno de tus caprichitos – dice con sarcasmo y me indica que me siente. Viendo de reojo este lugar, parece que ya vivo aquí. Es más un lugar de humano que para un centauro.

 

-¿De verdad no te molesta todo esto?

 

-No te mentiré, aún me siento invadido en mi territorio y eso por naturaleza, me irrita. Pero ya pasará.

 

-Comprendo.

 

¿Y en qué consiste nuestro trato a todo esto?

 

1.       Nuestro trato ya no será irrespetuoso, adiós comentarios ofensivos o referencias a la inferioridad del otro.

 

2.       Lykaios ya no va a buscar irritarme por todo.

 

3.       Yo, Lucius, jamás volveré a intentar asesinarlo. Al menos no hasta que logre escapar o que vengan a rescatarme. Porque claro cuando eso pase, volveremos a ser enemigos jurados, volveremos a librar batallas y buscar asesinar al otro.

 

4.       El lugar será más ameno en lo que estoy aquí (de ahí saqué los utensilios).

 

5.       Podré salir cada vez que así lo quiera, siempre y cuando Lykaios lo vea conveniente (esto último hizo que me ahogara en mi enojo, pero tuve que aceptar).

 

Y básicamente fue eso. Creo de verdad que nos favorece a ambos, así que aquí estamos.

 

-Hoy podemos salir si así quieres – lo miro con tranquilidad – si quieres.

 

-Bien – mis pies anhelan correr un poco. Pero no para huir, claro, sólo quiero correr.

 

--------

 

Una vez que salimos, le digo amablemente lo que quiero hacer. A lo que al principio duda, pero recordándole nuestro trato, accede.

 

Obviamente que él se encuentra detrás de mí en todo momento. Mi tobillo ya casi no duele, así que cojeo un poquito.

 

-¡No te rías! – me volteo y pongo las manos en mi cintura – recuerda que aún no deja de doler. Corro lo mejor que puedo.

 

-Pero si ni velocidad ni técnica tienes – comienza a carcajearse, sí, ¡carcajearse de mí!

 

-¡Hey! Mira, mugroso, si estás tan seguro, te reto. Sí, te reto a una competencia. El que llegue primero de aquí, hasta… - comienzo a buscar un buen punto de llegada - ese árbol – señalo uno que curiosamente está pelón.

 

-Eres un niño prodigio, ¿cuál de todos, listillo? – pongo los ojos en blanco y me planto en frente de él.

 

-El que no tiene hojas, es obvio.

 

-Bien, bien. ¿Y con qué propósito esto? Ambos sabemos que vas a perder por dos razones, bueno, cuatro: no tienes técnica, eres lento, sigues mal del tobillo y la más obvia, soy un centauro. Por naturaleza soy más veloz.

 

-¿Aceptas o no? El perdedor hará algo que el otro quiera. Pero que no viole nuestro trato.

 

-Bien, acepto – me extiende su mano y ambos sonreímos al estrecharlas.

 

-Ponte en posición.

 

-Mejor tú ponte en posición. No puedo hacer esa ridícula pose que ustedes hacen.

 

-Al menos agacha una pata, no sé – lo noto poner su cara de fastidio, para al final hacerme caso – a la de 3 – comienzo a respirar profundamente – uno… - muevo mis dedos y mis pies – dos…. – espero un poco y… - ¡tres!

 

De inmediato, comenzamos a correr. Pero oh, sorpresa, tengo un as bajo la manga.

 

En cuanto lo noto rebasarme poquito. Con una agilidad sorprendente, me monto en él. Debido a eso, desacelera y yo aprovecho para ponerme de pie sobre él e impulsarme con su cabezota y brincar hacia adelante.

 

Al caer al suelo, siento una leve punzada en mi tobillo, pero no me importa.

 

-¡Gané! – le digo con felicidad al saber que llegué primero – te gané, Lykaios – estoy jadeando mucho. Fue realmente cansado para mí.

 

-Hiciste trampa.

 

-No. Sólo no viole el trato. Dijiste que por naturaleza eres más rápido, pues yo por naturaleza soy…

 

-¿Tramposo? – cruza sus brazos, algo enojado.

 

-No, mejor estratega – iba a decir “inteligente”, pero sería insultarlo y ese maldito trato me impide hacerlo.

 

-Como digas. Por esta vez te lo pasaré, pero a la próxima ni creas que me vas a ganar. Ya regresemos – da media vuelta y empieza a caminar - ¡y el que ríe al último, ríe mejor! – me grita dándome la espalda al escuchar cómo me estoy riendo por la victoria.

 

-Claro, claro. No chille.

 

Y mientras vamos de regreso, comienzo a pensar en cuál será el castigo celestial para ese centauro.

 

Planeo disfrutarlo.

 

                                                                                    

 

                                                                                                ***

 

-¡ah! ¡ah! ¡ah! – maldito sátiro apestoso - ¡ah! – mi voz suena tan excitada que me doy asco, ¡asco! Estoy maldita sea como una mujer, en cuatro y ese asqueroso animal está jugando con… con mi ano. Sus dedos infames están profanándome - ¡ah, sí!

 

¡Alguien que me calle! No, no, no pude haber sido yo el que dijo “sí”.

 

No, señor, yo soy el que hace que los demás me lo digan. Yo soy el que da placer y manipulo el cuerpo de los demás. Yo soy el que somete, el que… la mete.

 

-Te está gustando mucho, Domitius. Me alegra ver que tu hermoso cuerpo me desea sin restricciones. Está en tu naturaleza – se pone sobre mí y lame mi rostro, mis orejas – Y sólo porque ando de buen humor es que estoy haciéndolo despacio, ¿ves? Tu ano ya se está dilatando y desde aquí se ve precioso. Después de todo, si meto mi verga en ti de una sola estocada, sangrarías y no podría cogerte en días a menos que sea violando tu hoyito. Y eso a Bronte no le gusta – susurra en mi oído para después sacar sus dedos.

 

-¡Mnh!

 

Esto no lo hace por “consideración”, lo hace por su ego. Quiere que su sumiso le suplique, con palabras o expresiones, que lo haga suyo. Aunque es curioso, tengo entendido que varios sátiros se someten a sus deseos y que han violado a varios. Y si este es su líder, no dudo que también lo haya hecho.

 

-Abre un poco más tus piernas.

 

-Ábrelas tú – le digo jadeando.

 

Su ceño se frunce ante eso y hace algo que no esperaba. Se marcha.

 

Sale furioso del cuarto y me deja ahí tendido y desnudo sin saber qué hacer.

 

-Bronte orgulloso, eso será tu perdición.-

Notas finales:

Espero les haya gustado este cap. Vamos avanzando buajajaja.

Cornelius quiere repetir, huh ¬w¬.

Y pues sí, Domitius siempre ha sido seme... hasta hoy.

Y aclaro, jamás JAMÁS, había escrito "verga" en alguno de mis fics. Pero simplemente estaba escribiendo y dije: órale, vas Bronte. jaja se me hizo algo que él diría >.<

Y lo del Toro de Minos, es de la mitología griega donde se comió a 14 jóvenes en un laberinto que construyeron para retenerlo y quien lo venció fue Teseo. Pero aquí será útil esto para una cosilla que más adelante escribiré ^^

Por último jaja encontré una imagen buenísima para Bronte:

Bronte   

Y nos vemos el próximo martes :) (creo esta nota fue enorme jaja)

¡BESOOOOOS!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).