Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Eternos Enemigos por kurerublume

[Reviews - 85]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Pues ya 3 semanitas desde la última vez que nos leímos, mi concepto de velocidad va haciéndose viejita y lenta.

La verdad no pude parar de escribir, fue igual mucho lemon, como que me emocioné. Pero bueno, eso lo dejo a su criterio jaja.

Agradezco muchísimo su apoyo. Ojalá les guste este capítulo (que yo digo que sí ;D)

CAPÍTULO XXXII: La marca del minotauro

 

En cuanto lo guío hacia esa habitación, siento que no podré soportarlo más. No es Arion el único que está excitado, todo lo que me hizo sigue haciendo efecto en mi cuerpo. Me da vergüenza admitirlo, pero que se mostrara así de dominante y suave hizo que… lo deseara más que nunca.


—Tranquilo —le digo una vez entramos a la habitación completamente sola, sin iluminación. Comienzo a besarlo de una manera algo obscena, mi lengua atrapa la suya y gimo cuando Arion me abraza, pegándome a su cuerpo, a su erección.


No tardo mucho en comenzar a acariciarlo sobre la ropa, de arriba hacia abajo, delineando su contorno con mis dedos— Mnh —escucho a Arion gemir y cerrar los ojos.


—¿Alguna vez te lo han hecho? —pregunto sin pensarlo mucho. Seguramente por la bruma tan placentera que me ciega y desinhibe— Una felación —le susurro lo más cerca que puedo a su oreja.


Eso parece asustar a mi minotauro, en estos días hicimos bastantes cosas, es verdad. Pero a pesar de ser yo quien lo comenzaba, jamás llegamos a que le hiciera una felación.


Con su cuerpo caliente y el mío igual, me pongo de rodillas frente a él— Espero que te guste —admito nervioso. Bajo sus pantaloncillos y… mis ojos se abren aún más, no recordaba que lo tuviera así de grande. ¿Qué tan excitado está?


Con esa vista, me quito la vergüenza y comienzo a lamerlo. Arion se hace hacia atrás, pero choca con la pared. Yo me acerco más y agarro sus testículos. Son tan grandes. Lamo su miembro y, francamente, jamás había visto un pene tan grueso. Seguro me dolerá la quijada, pero quiero hacerlo.


—Cornelius, no tienes que degradarte —dice entre jadeos.


—¿Degradarme? —cuestiono descolocado.


—Esa posición no es digna de mi amante —me toma del brazo y me pone de pie.


—No lo es, lo estoy disfrutando. Quiero hacerte esto, Arion —admito medio enfadado porque mi imaginación ya deseaba llevarlo a cabo—. No es denigrante para mí porque así te doy placer a ti. También a mí —al ver que no me cree, decido desnudarme ante su atenta mirada. Lo hago medio lento y con sutileza. Quiero que vea cada rincón de mi piel y que desee tocarme, lamerme; hacer que todo mi cuerpo sea de él. Quiero que él desee todo eso sin prejuicios.


Cuando no tengo prenda alguna, lo miro con una tímida sonrisa. Dirijo mi mano derecha a mi miembro, el cual ya comenzaba a despertar.


—Cornelius…


—¿Lo ves? Me gusta —sus ojitos parecen indecisos, así que cedo un poco. Tal vez él necesite otra posición—. Ven conmigo a la cama —sí, esta habitación no es cualquiera. La escogí porque tiene una cama.


Así que sin perder tiempo, lo tomo de las manos, doy media vuelta y hago que me abrace. Pero no es un abrazo inocente, pego mi trasero a su pene y comienzo a caminar y mover un poco más de la cuenta mi cadera.


Reconozco que surte efecto cuando Arion aprieta mi cintura y pega sus labios a mi cuello— Tu… tu trasero es… —no completa la frase por pena, pero quería que lo dijera.


—¿Te gusta? —hago que se acueste en la cama, manteniendo su torso erguido— Espero que sí —Arion de repente parece un toro todo músculos y lleno de miedo y pena por decirme lo que sé que se muere por hacerme. Lo veo en sus ojos, lo escucho en sus fuertes exhalaciones y en la contracción de sus músculos. No entiendo por qué se está controlando tanto.


Sacando mis inútiles pensamientos, me siento en su abdomen. Lo beso una última vez antes de darme media vuelta, inclinándome para tomar entre mis manos su pene, lo vuelvo a chupar y a llenar de saliva. Y sin más dilaciones, lo meto a mi boca.


—¡Dioses! —Arion da una embestida algo fuerte, metiendo casi todo su miembro en mi boca. Eso me toma por sorpresa y lo saco para volver a tomar aire— ¿Te lastimé?


No contesto, solo vuelvo a metérmelo y a succionar. Conforme más puedo abarcar con mi boca, más empino mi trasero. Quiero que sepa que puede hacer con él lo que quiera. Así que muevo mi cadera de un lado a otro y a veces sacudo mis nalgas para que sea más claro el mensaje.


—Hazme en mi entrada lo que yo con tu pene, Arion —le pido jadeando. Si pudiera tomaría su cabeza para que no lo dude más—. Por favor, necesito tu lengua aquí —con una mano abro mis nalgas y señalo mi ano. Retomo mi tarea y Arion tarda unos segundos más en complacerme. Su lengua se siente de repente en mi trasero— ¡Ahhhh! ¡Ahhh, sí! ¡Así! —descuido su pene por unos segundos para disfrutar sus lamidas, haciendo mis nalgas hacia atrás y adelante repetidas veces— Méteme tu lengua, cógeme con ella —de la nada, Arion me toma del pecho y me empuja hacia adelante. Su cuerpo ya no está debajo de mí, sino atrás.


—Cornelius, perdón si te trato como una hembra —termina de decir para comenzar a meterme su lengua.


—¡Ahhh! ¡Arion, tú me ves como tu hembra! Trátame así en la cama. Si me quieres preñar, hazlo —mi boca suelta frases inapropiadas, estoy en el éxtasis más grande que jamás experimenté. Arion aprieta mis nalgas y las separa para poder comenzar a cogerme con su lengua— ¡Dioses!


Pasan unos minutos cuando por fin me corro. No quise tocarme, quise terminar solo con su lengua.


—¿Estás bien? —besa mi espalda.


—S-Sí —jadeo todavía. Pero quiero seguir—. Arion —gimo quedito mientras levanto nuevamente mi cadera—, hazme el amor —pido con voz suave.


—¿Necesitas que te prepare? —tomo su mano derecha y lamo sus dedos con lascivia, una vez están mojados, vuelvo a mi posición.


—Méteme dos dedos, luego tres —oculto mi rostro en las sábanas. La invasión comienza y apenas me duele. No pasa mucho para que tres de sus dedos entren. Aunque sí que he de estar muy urgido, sus dedos son algo gruesos y siento cómo me estiran casi sin piedad—. Hazlo ahora, quiero ser tuyo por completo, Arion —vuelve a besar mi espalda.


—Mi lado animal quiere hacerlo en esta posición, ¿no te molesta?


—Yo también quiero hacerlo así —me arrimo a él.


—Gracias. Te amo, Cornelius. Si te lastimo me detendré —le sonrío tiernamente para abrir con mis manos mis nalgas— Ah, Cornelius. Quiero preñarte.


—Mmm —gimo quedito al escucharlo decir eso. Me toma la cadera y siento su punta lubricada abrirme— ¡Ah! —aprieto las sábanas y me muerdo los labios. Quiero gritar, me duele, me duele mucho— Sigue —le pido cuando se detiene unos segundos. Pega su cabeza a mi cuello y su exhalación recorre todo mi cuerpo como una corriente que suplica por más.


—Cornelius —me besa y lame para seguir introduciendo su miembro.


¡Duele mucho! Siento como si me estuviera partiendo— ¡Ahhhh! —grito sin poderlo evitar en cuanto su cadera choca con mis nalgas. Comienzo a llorar, pero no me atrevo a mirarlo.


—Te estoy lastimando —Arion retrocede con la intención de sacarlo, pero yo me vuelvo a pegar a él.


—Porque tengo que acostumbrarme —me quedo en esa posición por un tiempo. Sigue ardiendo, así que comienzo a masturbarme para soportarlo— ¡Ah! ¡Ah! —sin saber cuándo, empiezo a mover lentamente mi cadera hacia adelante y hacia atrás, muy despacio. Siento a la perfección su pene, su textura, su grosor invadiéndome— ¡Ah, ahí! —digo aliviado cuando por fin encuentro mi punto— Muévete y dame ahí —retomo mi postura sumisa: los hombros pegados a la cama y mi trasero empinado—. Hazme tuyo a tu ritmo, Arion —beso su mano junto a mi cabeza y es entonces que empieza a moverse.


—Aprietas —jadea mi minotauro.


—Porque eres muy grande —respondo riéndome porque es verdad. Él también se ríe un poco y acaricia mi espalda—. Me gusta así —vuelvo a moverme y él lo hace también a los pocos segundos— ¡Ah, sí! ¡Ahh! ¡Ahh! —sus embestidas son profundas y algo lentas, por eso mis gemidos se prolongan. Amo sentir cómo se adentra.


—¡Ah, Cornelius! Eres grandioso —me sonrojo aún más cuando me dice eso, muevo más mi cadera en busca de velocidad por parte de él— Mnh —toma mi cintura y siento su pecho pegándome a la cama—. Perdón, no puedo más.


No entiendo a qué se refiere, pero recuerdo las palabras de Lykaios: que me marcará, que su lado animal está a flote— ¡Ahhh! ¡Ahh! ¡Ahh! —de la nada sus empujes se vuelven rudos, se escuchan sus testículos golpear mi trasero— ¡Ahh, Arion! ¡Ahh! —oculto mi rostro en las sábanas, se siente muy bien.

Todo mi cuerpo está cediendo a su deseo. Aún siento cómo me estira sin piedad, pero me sigue dando en mi punto y hace que quiera desmayarme.


Se siente placentero. Jamás me había sentido así de bien y de excitado. Creo que lo mío es ser sumiso, pero solo de Arion. Ya no puedo imaginarme haciendo esto con alguien que no sea él. Nadie podrá satisfacerme así; nadie me amará como él. Ni yo puedo amar a otro.


Pasan unos pocos minutos cuando por fin termino, la fricción de mi pene con las sábanas tampoco ayudó a soportarlo.


—Cornelius, quiero...


Se a qué se refiere, no hace falta que lo diga— ¿No quieres preñarme, Arion? —le pregunto jadeando y con espasmos— Solo hay una manera para lograrlo: córrete dentro.


Retoma sus movimientos, sus jadeos llegan y fascinan a mis oídos. Es tan sensual, tan varonil.


Segundos después, lo siento; siento su semen invadir mi interior. Está tibio y algo espeso. Pero eso no es lo que me asombra, sino la cantidad que está soltando. Es demasiado, lo siento escurrir entre mis piernas.


—¿Estás bien? —acaricia mi cabello mientras termina de correrse.


—Sí, si siempre terminas así, probablemente sí me preñes, Arion —bromeo con él, pero parece no entenderme. Supongo que le es normal soltar tanto.


—Quiero hacerlo —me pongo boca arriba una vez termina y nos vemos jadeantes, estoy sudando mucho pero no me incomoda. Arion está igual.


Acaricio y delineo su rostro, amo sus cuernos, sus ojos negros— No sabes cuánto deseaba esto, cariño —respondo con clara intención de hacer que se emocione, y funciona, me sonríe para después besarme. Nunca le había dicho ‘cariño’ a alguien. Me gustó decírselo a él.


¿No está claro ya? De verdad lo amo.


—¿Necesitas algo?

 

—Sí, que te sientes, por favor —al principio no me obedece, pero termina haciéndolo con un gesto curioso—. Espero que también te guste así —me siento encima de él, rozando su pene y abrazándolo por el cuello. Lo masturbo un poco, pues su miembro parecía querer despertarse otra vez—, es mi turno —susurro eróticamente en su oído.


Voy a montarlo, así que pego mi pecho a su cuerpo.


Moría por hacer esto, no me canso de decirlo.


Una vez que me penetro, con algo de lentitud, me llega un olor extraño— ¿Sí puedo marcarte como mío, Cornelius? Una vez que lo haga, no podrás estar con nadie más —me detengo y lo miro a los ojos.


Sonrío porque de verdad Arion es todo un caballero— Hazlo, amor —comienzo a moverme de arriba hacia abajo. El extraño olor me invade de nuevo y lo comprendo.


Esto significa que un minotauro te marque. No es una marca en tu piel, sino que en todo tu cuerpo está su olor, su esencia.


Solo serás capaz de pensar en él.


—Te amo —susurra quedito.


—¿Siempre lo has hecho? ¿Cuando me tomaste prisionero? —me muevo lento al preguntar eso. Arion sonríe un poco y besa mi frente.


—Desde antes.


Yo también sonrío. Finalmente soy completamente suyo. Supongo que lo he sido desde hace años, solo lamento no poder recordarlo.


Tal vez por eso Arion me tomó como su prisionero, para que lo amara.


Qué irónico. Él ha esperado y ansiado esto mucho más que yo. Y aun así ha sido el más paciente de los dos.


Llevaré la marca de Arion hasta que se canse de mí. No planeo estar con alguien más que no sea él.

 

Notas finales:

Yo advertí que esta pareja sí es tierna pero que iba a ser medio lujuriosa, así que... bajo advertencia no hay engaño. Ojalá me haya quedado bien :)

¡Nos seguimos leyendo! <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).