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MUNDOS DIVERSOS PERO COMPLETOS. por sasu98

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Rápidamente me dirigí al estudio donde grabábamos nuestro nuevo PV y tal vez el último de estos, la realidad era que la banda estaba pasando por una constante situación pesada, siempre existe un pero y no un porqué, las discusiones se habían convertido pan de cada día y en verdad no soy una persona que soporta muy bien esa clase de ambientes complejos, en los que más que disfrutar, tornaba mi tarea, mi sueño algo tedioso, para llegar a ese sentimiento, no me convertí en músico, si hubiera sido así, mejor me  convierto en empresario; el caso era que en medio de esta fastidiosa temporada de la vida, algo de diversión no me haría daño alguno.

Sencillamente, volví al sitio, cambiándome rápidamente de ropa, la verdad era que no quedaba muy lejos, pero tampoco lo suficientemente cerca, así que me vestí con unos jean negros, una camisilla blanca sin mangas, una chaqueta de cuero, mi favorita de hecho y el resto ya estaba listo, solo use de disfraz unos lentes y una gorra negras.

Minutos más tarde ya estaba saliendo del set, caminando  algo curioso hacia el sitio donde sería el concierto, por las ropas que ese enano y sus amigos vestían se trataba de algún tipo de hip-hop o pop, así que sin más vi como el sitio repleto, en las partes de afuera se despejaba, caminé con esas personas, me escabullí lo mejor que pude, logrando entrar, al parecer un sujeto rodeado de mujeres no parecía nada misterioso, reí a mis adentro por ese pensamiento, caminando directo a las primeras filas, allí  me senté  junto a unas chicas que parecían bastante agradables, sin embargo, al saludarlas me miraron extraño, como aquello me importaba en lo mínimo, me senté, mirando cada detalle del sitio, el escenario, las luces, la verdad es que se notaba más llamativo de lo que estaba acostumbrado, entendiendo que al final eran géneros bastantes distintos, aun cuando se trataba de las fans.

Me sentía cansado, el día había sido pesado y tedioso, las risas habían desaparecido hace bastante, odiaba algo así, me entristecía y a la vez me enfurecía; suspiré con algo de pesadez cerrando los ojos, descansando mientras el bullicio y las luces se encendían, lo cual duró poco, puesto que al momento de cerrarlos, las luces se perdieron y los gritos comenzaron anunciando la entrada de la banda… Bantang…Bantang Boys, me pareció escuchar, pero todas las chicas a mi alrededor gritaban como locas hormonadas BTS.

No me moví de mi asiento por más que las demás se levantaran, la verdad, siendo engreído, de pararme necesitarían ser buenos y muy buenos. Así, como si estuviera en cualquier sitio, crucé las piernas y miré atento al escenario, lo positivo era que tenía una buena vista,  casi en el centro.

La música comenzó, uno por uno fueron saliendo, con sus poses de niños buenos, pero rudos, tenían buena imagen lo acepto, sin embargo, en ese instante en que la música empezó, en la que ese sonido fuerte comenzó a retumbar en mi cabeza, un escalofrío lo acompañó recorriendo cada centímetro de mi cuerpo, al ver a ese niño bailar, bailar de una manera inigualable, siendo, en un inicio seguido por los demás del grupo. Sus movimientos firmes, su expresión perfecta en cada estado que designaba la canción, hacían marcar su cuerpo, su sonrisa y esos pequeños ojos, los cuales, con el maquillaje se podían ver más grandes resaltaban su varonil atractivo, no podía negarlo, en realidad está bueno ese enano. En cierto momento, empezaron a cantar, sus voces relucían angelicales pero bastantes fuertes, sabiendo, conociendo lo que cantaban con exactitud, me estaban sorprendiendo, pero había algo, algo en particular que me estaba… no sé si molestando, gustando, estresando, estremeciendo, no lo sé… Se trataba de la mirada que insistente se posaba sobre mí ¿adivinen de quién se trataba? Exacto, del maldito enano, al parecer había descubierto como captar mi atención y lo hacía bien.

En mi lugar, sentía como desaparecían los demás y solo mi vista se dirigía a él, era impresionante, se podía ver como ese chico amaba, disfrutaba y hacía del baile, del arte su vida, me sentía en cierta nube del éxtasis hasta que mi celular comenzó a vibrar, lo saqué y miré que sucedía, en efecto se trataba de Kazuki, seguro para regañar. Negué, colgué y volví mi atención al chico, que aún me sonreía, en verdad disfrut- Mierda, de nuevo sonaba, miré y colgué, una y otra vez no paraban, hasta que decidí por enviar un mensaje.

-(MSN)

To: Kazuki

“No me jodas ahora, ando ocupado”-. Colgué en verdad esperanzado de que eso bastara, pero su pronta respuesta no me dejaba, un “me importa un carajo, vuelve al trabajo”, me puso aún peor. Un gruñido salió de mis labios, como un perro rabioso sin ninguna de sus vacunas; me decidí por llamar, saliendo de lo cómodo de mi asiento hacia un sitio algo más tranquilo, no sé a dónde cojones fui a dar, pero era callado.

-no me jodas más, fue suficiente por hoy, para todos fue suficiente por hoy-

-me importa un carajo, Kojima, tienes que venir ahora-

-¿tener? ¡Ja! Adiós, Kazuki- sin más colgué, apagué el teléfono y entre empujones, volví a mi lugar, sentándome cansado e iracundo, respira lo más hondo; ese tipo lograba darme más dolor de cabeza que siete horas de música chirriante sonar en mis oídos, un horror. Cuando pude recobrar la compostura, elevé de nuevo la mirada y para mi sorpresa ese enano tenía un semblante decaído, más bien enojado, no me miraba ya, no lo hacía, estaba demasiado serio para un concierto. Me quité los lentes, levantándome de nuevo del  asiento, clavando la mirada en cada uno de sus movimientos, esa perfección natural que tenía se había perdido por la ira, cada centímetro de su cuerpo lo decía, el sudor que resbalaba por su cuello, parecía quemar y lo que fue peor, las chicas a mi lado lo notaban, murmuraban algunas cosas como “¿algo le pasó a Jimin?” o “De repente se ve demasiado enojado”; de nuevo un gruñido salió de mis labios, más cuando ese niño se atrevió a mirarme con indiferencia, pude sentir como si me cortará a la mitad, y yo ¿y yo por qué le prestaba atención a eso? Sin importarme eso, me volví a sentar y a disfrutar del concierto, claramente, desviando la atención a los demás sujetos que cantaban y bailaban, ciertamente, me sorprendía de la habilidad de respirar, seguro tenían pulmones de acero, bailando y cantando de ese modo, se trataba de admirar y bastante, aunque también notaba que unos sobresalían en ciertos aspectos más que otros, algunas canciones más suaves, hacían que moviera mi cabeza, mis pies y más, si estuviera solo hasta bailaría, pero vaya que en público no me podía dar esa clase de lujo más siendo un hombre mayor.

Unos cuarenta minutos más tarde, el concierto terminó y esa sensación por mi cuerpo no se detenía, cuando por fin noté que las fans pedían el encore o extras, como lo llamamos aquí, me levanté, caminando detrás de bambalinas, hablé con algunos para que me dejaran pasar sin problema alguno, hasta ese pasillo por donde era seguro que todos los artistas caminarían al camerino; recosté la espalda justo en la esquina en la que doblaban, sacando una paleta de dulce para comerlo mientras aparecían las dichosas celebridades, jugando con el pequeño envoltorio entre mis dedos. Solo pasaron unos minutos cuando los vi cruzar, uno de ellos, alto, el más alto creo, se quedó mirando como si me distinguiera, lo cual pedía a cualquier santidad que me ayudara a que no fuera así; cuando por fin lo vi a él, mis músculos se tensaron y como si fuera en cámara lenta, me acerqué, llamándolo por su nombre pero de nuevo, ese… me miró con indiferencia y siguió su camino, sus compañeros sin dejar el bullicio, obvio no se dieron cuenta. Iracundo más que nada, esperé a que todos entraran y lo tomé del brazo, alejando ese cuerpo para cerrar la puerta con mi otra mano, mirando ese rostro enfurecido con uno de seguro mucho peor.

-¿qué quieres, anciano?-

-¿qué te pasa a ti, niñato?- nos miramos unos instantes, como batallando con simple esencia de nuestras miradas.

-sigue mejor en tu estúpido teléfono-

-¿así qué es eso?- este niño desvió la mirada, soltándose de forma brusca del agarre de mi mano.

-no importa-

-escucha, tú no eres nadie a quien yo le deba explicación alguna, sin embargo, valoro el hecho de me hayas invitado, así que si, contesté pero fue por trabajo porque si no sabes me escapé por ti, enano- enojado, sulfurado como nunca antes lo había estado, me aparté un paso, tirando la paleta de dulce en la basura o en lo que fuera, saliendo de allí, decepcionado nuevamente, de todo la humanidad. 


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