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The Perfect Present por Himiko Hirisashi

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Notas del capitulo:

Gracias por los reviews n.n y principalmente porque les gustó la historia!!! :D love youu!!!

El centro comercial estaba prácticamente inundado de en gente; era increíble ver las colas de gente fuera de cada una de las tiendas con tal de comprar regalos a última hora.  Era allí cuando el único hijo moreno de la familia Usami, Tetsuya, se preguntaba dos cosas importantes; la primera, ¿por qué la mayoría de personas hacían las compras de Navidad en último momento? Y la segunda era preguntarse por qué ellos siempre decidían que utilizarían el 23 de diciembre para comprar el regalo para mamá.

—Tch—  rechinó los dientes y resopló bajito, ¡definitivamente sus hermanos estaban mal de la cabeza! ¡Si alguien le preguntara probablemente diría que las personas que tuvieran cabello gris estaban realmente locas! Y razón tenía para decirlo ya que solo él y su madre tenían cabello castaño y piel morena; y a su juicio podría perjurar que eran los más cuerdos de la casa.  Aunque posiblemente y aunque no lo quisiera admitir, también tenía la misma adoración por todos sus hermanos como su madre la tenía.  Agarró a cada gemelito de la mano y con la vista buscó a Yashiro para comenzar a caminar entre la gente.. -¿Eh?- ¿Yashiro?-

-¡Buena suerte!-gritó el peligris con neko dormida sobre su cabeza mientras agitaba la mano desde el elevador que se cerraba haciendo que Tetsuya frunciera el ceño ante el peligris que desaparecía de su vista.

—¡Regresa! Pedazo de…—

-Nii-chan, nos estás apretando la mano- se quejaron los gemelos al unísono viendo a Tetsuya mirar fijamente el elevador.

-Tch, Ootori me va a matar si se entera que perdí a Yashiro-Chasqueó la lengua mientras veía los números del elevador aumentar  rápidamente.

-El es un niño grande no se pierde-  Tetsuya sonrió ante las palabras de Akihiro y suspirando lentamente comenzó a caminar con los niños que a penas y le llegaban a la torso. Supuso no sería tan malo ser niñera de aquellos “terrones de azúcar” cuando los pequeñitos movían la cabeza al sonido de la canción de fondo del centro de comercial que entonaba canciones de Navidad y varias mujeres los miraban con ternura y de paso se quedaban entretenidas viendo  a Tetsuya.  Mostró su blanca sonrisa y un guiño coqueto a la que le pareció más bonita y comenzó a caminar hacia donde aquella mujer estaba con unas amigas; era hora de sacarle ventajas a los gemelos demonios que parecían ángeles.

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-Pooooor favooooor- Repitió Yashiro por teléfono mientras acariciaba a su gata blanca aún dormida.

-No-

-¿Sabes el significado de “novio”?-

-Por supuesto que lo sé, y estoy seguro que no incluye “escápate del convivio de tu familia para ayudarme a ganarle a mis hermanos”- bufó el pelinegro detrás del auricular.

-¡No tengo idea de qué hacer y necesito que vengas a ayudarme!- Kuro entrecerró los ojos al escuchar las suplicas de su novio a través del celular.

—Solo con una condición…—

—Sí, sí trae tu fetiche ese que tienes con la grabadora y los mensajes de tu maestro de Yoga— respondió inmediatamente el peligris rindiéndose de pedirle a su novio que se separara de aquel aparato.

—No es maestro de Yoga, es de Kendo y… te veo en cinco minutos en el área de food court— -Kuroh suspiró bajito, pensando mentalmente en que tuvo que haberle dicho no, pero como en otras ocasiones, no tenía ni la más mínima idea de por qué nunca podía negarle nada a su novio.

—¡Gracias! Dile a Kuroda y Tsukishima-san que tienen al mejor hijo del… ¿Eh?... colgó— Yashiro sonrió mientras guardaba el celular y comenzaba a caminar al primer nivel donde se encontraría con el pelinegro.  Sin embargo, mientras iba caminando su preocupación iba siendo más grande, ¿qué regalar?.

Su mente comenzó a divagar en los años anteriores en que sus hermanos mayores habían ganado el concurso, ¿cómo pelear contra ellos?; videos detalladamente editados, viajes costosos, poesía literaria de universitarios, canciones hechas por ellos y su hermosa voz ¿y él?.  Podía denominar a sus hermanos mayores como mounstros a la hora de concursar, por lo que una victoria era casi imposible; o mejor dicho, imposible completamente. 

Sin embargo, poco de ello le importaba pues podía considerare como el único en entrar al concurso por puro amor a su madre sin necesidad de esperar ganar y muy probablemente eso era lo que lo distinguía de sus hermanos mayores; aunque supiera que la derrota era inminente, él era de los que se esforzaban más en conseguir un regalo para su madre con tal de verle la cara de gusto y perjuraría que este año le daría la vuelta al comercial entero para encontrar lo que él quería!  Aunque no tuviera idea de siquiera qué comprar…

—¿Divagando?— Sintió cómo lo jalaban de su suéter para rodearlo por la cintura y besarlo suavemente.

—Ahora no— sonrió Yashiro mientras su gata blanca se pasaba de inmediato a la cabeza de Kuroh. 

—Tienes suerte que convencí a mi hermanita de ponerse a llorar para que le prestaran atención a ella y me pudiera escapar—

—Eso lo traduciré en “cómprale un regalo a mi hermana”— suspiró resignado Yashiro.

—Sí, ahora veamos… ¿has pensado en algo qué regalarle?—Comentó mientras empezaban a caminar entre la aglomeración de gente

—Mamá lo tiene todo—

—Bien, asunto arreglado, volveré a casa—

—¡No!— Kuroh hubiera dado un paso más si no fuera porque su novio estaba literalmente aferrado a su pierna haciendo que más de una persona los volteara a ver.

—Bien, Shiro, ¿alguna idea?— La cabecita de su novio se movió a los lados en forma negativa mientras sus ojos castaños veían hacia debajo de forma desconsolada lo que provocó que Kuroh le tomará inmediatamente de la mano para levantarlo del suelo y así comenzar a caminar mientras empezaba a formular ideas en su cabeza.  —¿le gustan los relojes?—

—Sólo marca Rolex y tiene como veinticuatro si no es que más—

—Descríbeme a tu mamá—

—¡Es la persona más hermosa del Mundo!— Kuroh fijó su vista en su novio que en vez de 16 parecía tener 5 años, y estuvo a punto de reclamarle de no ser por el brillo en los ojos que el contrario cargaba.

—Hmm, yo creo que esa sería la mía—

—Jeh, lástima que no tuviste ojos verdes ni cabello castaño como Tsukishima-san, sino los rasgos y toda la cara de enojado de tu papá— una risa amena se dibujó en las mejillas de Yashiro y Kuroh solo le dio un pequeño suspiro mientras apretaba un poco más su mano.

—Muy gracioso…—comentó sarcásticamente mientras pasaban por una tienda de música— ¿y qué otra cosa me puedes decir de tu mamá— Yashiro volteó a ver la vitrina que su novio miraba y resopló dudoso.

—En cuanto a música, sabe tocar el piano, desde pequeño recibió clases, toca el violín también y un poco de flauta que él dice que papá desde pequeño le enseñó a tocar—

—¿Quieres ver algo en esa tienda?

—Hai— Kuroh vio su reloj: las 10:30 a.m. asintió con la cabeza y miro hacia el inmenso árbol de Navidad que adornaba el centro de aquel comercial gigante… tragó en seco y rezó internamente que solo se tardaran un par de horas para encontrar el regalo de uno de los profesionales de Kendo que más admiraba, Usami Hiroki.

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—Nii-chan—

—…. Esperen… con cuál de todas estas zorras le puedo dar celos a Kaoru…— los gemelos miraban enojados a Tatsuya que tenía apuntado en su celular un aproximado de seis números de teléfono de varias pretendientes.

—Nii-chan—volvieron a repetir al unísono mientras su hermano delante de ellos los ignoraba completamente.

—Mmmm—

—¡El regalo!—  Y ante aquel grito varias personas voltearon a ver incluyendo a aquellos ojos violetas que antes estaban centrados en su teléfono.  Un suspiro desahogado y una sonrisa coqueta fue lo que obtuvieron de su hermano.

—Síganme— Tetsuya comenzó a caminar y los gemelos le siguieron el paso tras de él mientras Tetsuya volvía a revisar los nombres de su teléfono e intentar imaginarse la cara de las chicas que le habían dado su número —¿saben de qué viven papá y mamá?— una sonrisa surcó sus labios en cuanto vio la tienda al fondo del pasillo.

—¿De aire?— preguntó Hiro y de inmediato le siguió Aki con su explicación más detallada

—Depende de en qué contexto lo utilices, puede ser comida, agua, oxígeno o si hablas de forma retórica podría ser de los libros que leen o las metas a corto y largo….—

—Sexo—

—¿Eh?— Los gemelos detuvieron su andar al ver la Sex Shop que tenían frente a ellos y su hermano sonriendo de oreja a oreja.

—Sí, sexo puro y duro, de lo contrario no seríamos tantos hijos; bueno, también añadiría que viven de sexo y de un par de parafilias como maieusiofilia, lactafilia, agorafilia y me pregunto si venderán algo para la audiolagnia de mamá…—

—Nosotros no podemos entrar— comento de inmediato Aki cuando vio que Tetsuya comenzaba a hablar solito mientras entraba a la tienda

—¿Eh?—El aludido detuvo sus pasos para ver el letrero gigante que decía que solamente mayores de dieciocho podían entrar en aquel inmenso lugar.  Frunció levemente su ceño y resolpló mientras veía tras de sí a los gemelos agarrados de la mano, —sólo tardaré unos minutos, esperen aquí y les traigo algo para su fratrilagnia—

—¿Fra qué?—

—Fratrilagnia, atracción sexual por el incesto, bakahiro— susurró Aki mientras sus mejillas se teñían de rojo y miraba de reojo para ver si algún adulto los había escuchado.

—Hmmm, ¿y crees que sí nos va a comprar algo?—

—¡Bakahiro!— Akihiro frunció el ceño y tomó a su hermano de la mano para comenzar a caminar en sentido contrario.

—¿Aki?, pero Tetsuya dijo…—

—Se va a tardar, y nosotros tenemos que impresionar a mamá…— comentó mientras seguía jalando a su gemelo para perderse entre la multitud de gente que caminaba de un lado a otro.

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Akihiko se acomodó en el sofá del enorme almacén de ropa mientras levantaba a su hijo más pequeño sobre su cabeza y este con una enorme sonrisa tocaba las mejillas de su padre con sus pequeñas manitas; lo alzó un poco más y una risa contagiosa se oyó en casi toda la tienda de ropa haciendo que más de un cliente volteara a ver con ternura aquella escena.  Arropó entre sus brazos al bebé que con pequeños saltitos pedía que lo volvieran a alzar; recordaba que Hiroki era sobreprotector con todos sus hijos y lo regañaba cada vez que hacía eso pero esa pequeñita mota de cabello gris y ojos violetas idénticos a los suyos le gritaban que volviera a jugar con él.

—¿Otra vez?— el bebé lo vio fijamente y volvió a dar un pequeño saltito dándole a entender que quería ser cargado de nuevo por lo que Akihiko se puso de pie y con ambas manos tomo el pequeñito bebé para alzarlo lo más alto que podía provocando de nuevo risas en el infante y miradas atentas entre algunas empleadas del local.

—Papi, mira— Anna por fin salió de los vestidores con un gran vestido rojo y una boina que combinaba perfectamente con aquel atuendo lo que hizo a Usami voltear y sonreírle a su hija.

—Hermosa, ¿te lo llevas puesto?—

—Hai—  Los tres salieron de uno de los tantos comerciales que habían visitado aquella tarde, mientras Hiroki había pasado todo el día en uno de los spa franceses más visitados de Paris y en parte Akihiko debía agradecérselo a la detallista hija de Isaka y Asahina que, aún seguía sin entender cómo aquella delicada chica era hija de Isaka porque solamente se parecía e él en lo físico, seguramente era Asahina era quien la había educado porque en educación era igualita a él.

Según ella, aquel lujoso spa en el que Hiroki se encontraba tenía servicio completo incluyendo el almuerzo por lo que tenía tiempo de sobra para encontrar en aquellas villas francesas, el regalo perfecto para su esposo.  Revisó por última vez el calendario de los horarios en que tenía que alimentar a Ayase y viendo que faltaban tres horas decidió dirigirse hacia otro lugar que la chica le aconsejó; tomó a Anna de la mano y acomodó a un adormilado Ayase en su carruaje para dirigirse a aquel lugar y darle a Hiroki la sorpresa de su vida.

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Por primera vez en su vida sintió un enorme vacío en su ser que le revolvió el estómago y le llenó de escalofríos; su corazón comenzó a palpitar desbocadamente mientras su vista achocolatada miraba hacia todos lados, sus manos comenzaron a temblar y a enfriarse mientras sin su consentimiento gruesas lágrimas surcaban sus rosadas mejillas.  Hizo un cálculo rápido en su mente, se encontraba en Aeon Laketown el centro comercial más grande de Japón, con más de cinco mil personas yendo y viniendo, empujándolo sin darse cuenta; no tenía teléfono celular y llevaba aproximadamente diez minutos buscando a Hirohiko con su vista y llamándolo sin éxito alguno pues el bullicio de la gente y el sonido navideño de fondo le impedían siquiera escuchar su propia voz.  Sus piernas flaquearon y Akihiro inevitablemente cayó al suelo mientras se cubría la cara con ambas manos en un intento de evitar dejar de llorar pero le era imposible, y lo único que había logrado era que aumentara su llanto al notar que por primera vez se encontraba totalmente solo, sin sus papás, sin sus hermanos y principalmente sin su gemelo. 

—Hiro…— fue lo último que sus labios alcanzaron a pronunciar en un susurro antes de que su voz se ahogara entre sus lágrimas.

Notas finales:

Bien, se supone que el otro es el último capítulo pero aún no lo he hecho así que probablemente sea un poco más largo este fic xD

¿Gusto??  Las amo chicas! A cada una que lee este pedacito de amor por la familia Usami.

Matta neee!!! Rrw??


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