Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

ᗰદRRY ᘓમRıડτനAડ por YumeRyusaki

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Reciclando x2...

Notas del capitulo:

Hace 2 años Aoi tuiteó "¿Cómo están pasando la Navidad, chicos? Estoy reparando mi guitarra en el taller. Y cómo debería decirlo, ya que es un taller de guitarras no hay nada más que hombres. Espero que sea una hermosa navidad." y de ahí nació esto. Espero les guste...

 Navidad Feliz
Yume Ryusaki


 

Está lloviznando. Aoi sostiene un pequeño gato que ha recogido de una caja de cartón en un callejón oscuro. Él no es el protagonista de ningún manga shojo pero solo para asegurarse, voltea a todos lados por si acaso hay una belleza que se haya enamorado de él al verle en tan emotiva —y cliché— escena. Y, sí, hay alguien. Aunque no es la chica de exuberantes pechos que él había imaginado pero Aoi no está decepcionado.

—Recogí un gato —dice, mostrando al gatito blanco que ha llenado de pelos su abrigo negro.

—Ya veo.

Kai no dice más y cambiando de mano su paraguas sigue su camino. Y, no, Kai no parece haberse enamorado de él, aun así, Aoi sonríe y le sigue lo suficientemente cerca como para que sus paraguas choquen. Aoi no alcanza a distinguirlo pero Kai también sonríe.

 

—O la comida para gatos es muy cara o los impuestos están subiendo. —Kai reposa la cabeza en el lomo del sofá y achica los ojos para tratar de leer las cifras en el ticket de compra. Aoi no responde porque él es un hombre solidario y no quiere que el gato coma solo, ha robado una manzana de la despensa, aunque es posible que vayan a ser dos; es posible también que se auto invite a cenar porque, se debe recalcar, no es un honor probar la comida del baterista, más bien es un honor para Kai que una superestrella como Aoi deguste sus platos—. Y dime, Yuu, ¿por qué decidiste traer a ese gato a mi casa?

—Es que… —Aoi parece que come piedras, el masticar se hace lento, muy lento, escupe la semilla de la manzana y le observa por un momento pensando en el sabor que tendrá. Kai, impaciente, empieza a tambolirear los dedos en sus piernas, y no pudiendo alargar más la respuesta, Aoi finalmente confiesa—: es que no sabía qué hacer con él.

Al menos, piensa Kai, el guitarrista tiene la decencia de parecer avergonzado.

               

—Yuu — Kai llama con ese tono de advertencia que a todos les pone los nervios de punta.

—Ya lo sé —se defiende—, ya sé que no vamos a quedárnoslo pero mientras esté aquí creo que está bien consentirle un poco.

—De acuerdo… pero no te encariñes.

La advertencia llega demasiado tarde. Apenas ha pasado una semana pero cuando Aoi ve a la bola de pelos —como Reita le llama— no puede sino derretirse. Le basta verlo para querer llenarle de mimos y arrumacos, pero como todo gato este solo lo permite cuando tiene hambre o cuando a él se le antoja.  Aun así, Aoi arriba a la casa de Kai cada día con un nuevo cargamento de juguetes para gato.

—¿No tiene nombre? —pregunta Uruha un día que decide bajar de su nube. Le parece triste, porque incluso él le puso un nombre a su planta y desde que alejó a Pakira de la terraza, ha crecido sana, fuerte y muy verde.

Aoi entonces se queda pensando en un buen nombre para su peludo amigo, pero por más que piensa no logra pensar en uno que sea adecuado. Kai no le da importancia, a falta de un nombre mejor, él solo le llama «Gato». Curiosamente, Gato es hembra.

 

Kai ha empezado a cocinar para dos. Bastó una vez que Aoi se quedara a la cena para que ahora se quedara todos los días; incluso pasa a visitarlo para el desayuno y todo sin Kai haberlo invitado. No le molesta pero que trate de robar comida que aún no sale del fogón… bueno, él no puede soportar eso. Aoi lo descubre de dolorosa manera cuando Kai le pega sin misericordia en la mano. Y tal como hace Gato cuando Kai le riñe por limarse las garras en su sofá, Aoi se refugia en un rincón de la cocina y se queda muy quieto y silencioso.

—Creo que eres mala influencia para Gato. —Suelta sin pensarlo siquiera. Kai prueba de sal la sopa de miso, sazona un poco más, vuelve a probar, asiente y deja el cucharon en un platillo.

—¿Qué se supone que significa eso?

—La vez pasada que Reita trajo a sus ninfas para que les cuidaras mientras él iba a visitar a su madre, vi a Gato tratando de cazar a Kenji.

—¿Eso qué tiene que ver conmigo?

—Que parecía tan feliz de comerse a Kenji como tú ahora que me has pegado. Gato es como una perita del sadismo por tu culpa.

—Yuu, ¿sabes de lo que estás hablando?

—Por supuesto —Aoi responde enérgico. Pero no, Aoi no tiene idea de lo que habla—… creo.

Cuando Kai apaga el fogón piensa que Aoi es un idiota y sonríe… y sigue sonriendo lo que resta de la noche.

 

Un día Gato aparece con la oreja mordisqueada y aunque no parece nada grave, Aoi lloriquea muy tentado con la idea de llamar a Emergencias. Kai suspira y le obliga a quedarse quieto, cuando vuelve con el botiquín, Aoi está dormitando en el sofá.

—Valiente hombre —Kai suspira con resignación pero también sonríe.

—Eres como un curandero de gatos —con el hisopo en la mano Kai voltea a ver a Aoi—, ¿no?

Entonces Kai ríe, primero es una risa normal, casi suave, pero al ver la cara confundida de Aoi, su risa se vuelve lo suficientemente escandalosa como para que Gato salga huyendo.

>>¿Dije algo gracioso?

Kai niega con la cabeza. No se trata de que Aoi haya dicho algo divertido o que él se ría de todo. Es más como reírse solo porque se está feliz, aunque ni él mismo sabe por qué.

—Entonces, Koneko-chan, ¿quieres que te cure?

—¿Te estás burlando? —Aoi lo entiende así, y no habrá nadie que le haga cambiar de opinión. Se levanta muy indignado y se va.

Kai nota que se le ha hecho costumbre que Aoi esté rondando en su cocina cuando puso la mesa para dos. Es en ese momento que se siente como la mujer que ha sido abandonada junto al hijo, y aunque sabe que Aoi va a regresar Kai esta vez no sonrió.

 

A veces ninguno de los dos habla pero los silencios no son incómodos. También a veces ven películas juntos, la mayoría del tiempo son comedias. Kai sabe que ha pasado algo gracioso porque Aoi ríe y escupe las palomitas de maíz, y Gato, que suele acomodarse entre ellos dos, sale huyendo por el escándalo. Kai solo se entera de que trata la película cuando Aoi con entusiasmo comenta las partes que más le han gustado. Él solo asiente dándole la razón a todo. Kai es feliz por no haberse equivocado en que Aoi regresaría.

También han pasado tres meses y no parece que Gato algún día vaya a irse. Kai siente que es él quien vive en la casa de Gato y no al revés.

—Esta es mi casa. —Le recuerda a Gato solo para asegurarse, pero Gato sigue acicalándose en paz y como siempre, se dedica a ignorarle.

Kai sigue pensando que Aoi es idiota.

—Y tuve que esperar horas para que la repararan y como es un taller de guitarras solo hay hombres, ¿no te parece que pasar tu navidad así es triste?

—Bueno, yo soy un hombre también.

—Lo sé.

—Y aún es Navidad.

—Eso también lo sé —Aoi siente que a veces Kai lo toma por tonto y le molesta; le molesta mucho. Pero su indignación se va cuando escucha a Kai decir:

—Feliz navidad.

Y al entender el punto del batero, Aoi abre la boca dispuesto a defenderse:

—Yo no vine a pasar la navidad contigo, vine por Gato. —Pero la realidad es que Aoi se ha olvidado de Gato y ha sido hasta ese momento que le recordó. Sucede que Aoi dentro de su bolso tiene un regalo para Kai, aunque ahora está dudando si dárselo o no. Igual, no importa si no lo entrega, es demasiado grande como para que Kai lo haya ignorado.

 Kai esperará a que Aoi esté listo para…

—Feliz navidad, Yutaka.

Kai sonríe y cree que podrá seguir sonriendo felizmente por siempre.

 

Notas finales:

Solo esto se me ocurrió para decir a todo el mundo que me lee: Feliz Navidad (´,,•ω•,,)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).