No había podido dejar de pesar en aquellos hermosos ojos color ámbar, desde que lo vio en la presentación aquellos ojos habían llamado su atención, cuando lo vio bailar, el brillo que apareció en aquellos fríos ojos hizo que naciera algo nuevo en su pecho. Al encontrarlo sintió un gran alivio y cuando fueron por los demás y todo su semblante cambio a uno débil y vulnerable, su pecho se sintió tan caliente, su mente se nublo por unos instantes, para cuando se dio cuenta estaba sosteniendo al moreno entre sus brazos antes de que se desvaneciera completamente y la mirada que le dio provoco que sintiera la necesidad de proteger ese delicado ser que se encontraba frente a él.
—Victor! Podrías prestarme atención, maldito anciano! — eso saco de sus pensamientos al peligris.
—Yuri — dijo sonriendo — qué ocurre?
—Al parecer nos marcharemos. Las competiciones se van a desplazar a otra fecha… los demás clanes se están preparando…
El peligris sonrió de forma burlona. Yuri no era bueno expresando sus sentimientos pero claramente se había emocionado por conocer a los otros guardianes — deberíamos ir a despedirnos — dijo provocando que el rubio sonriera, sonrisa que desapareció en segundos siendo cambiada por una expresión de no darle importancia.
Por otro lado en una de las habitaciones, su cuerpo se sentía pesado y lento, recordaba ese sentimiento; se había levantado así prácticamente todos los días durante su infancia, eran las consecuencias de que la adrenalina disminuyera, de que tu cuerpo este lleno de heridas, y su corazón y mente aún recuerden el terror de la noche anterior. Al abrir los ojos vio algo que no veía desde hace mucho, Minako sentada junto a él, acariciando delicadamente su cabello.
—Cómo te sientes?
—Como si estuvieras a punto de regañarme… — dijo en voz baja el pelinegro.
Minako suspiro — tienes idea del susto que me diste, cuando el caballero del este llego cargándote?
—El caballero del este?
Minako asintió — el chico de cabello gris que cuida del tigre… cómo sea, Pichit me dijo que te habían herido gravemente- — Yuuri recordó que uno de sus costados le dolía mucho pero al tocarse no había herida, solo un leve hincón — tranquilo, hasta donde sé, uno de los gemelos uso sus poderes para ayudarte… en que estabas pensando al enfrentarte a ese montón de matones de cuarta!
—Lo siento
—Promete que no volverás a hacerlo — él negó — Yuuri!
Yuuri sonrió y dijo — soy un guardián, si para salvar a alguien que amo debo arriesgar mi vida, lo hare sin pensarlo…
—Mi niño, debes entender que le preocupas a muchos… no puedes arriesgarte de esa manera… — Yuuri levanto la mirada — los gemelos vinieron a verte, la chica quería asegurarse de que tu herida haya sanado, al parecer fue ella quien te curo y el chico vino a disculparse con Kenjiro. Los chicos del norte también vieron y los chicos del sur enviaron a alguien a preguntar por ti… Pichit y Kenjiro no se han movido de aquí en todo el día — dijo señalando a los dos jóvenes que estaban durmiendo en las sillas junto a su cama.
—Ellos están bien? — Minako asintió, Yuuri suspiro aliviado.
—Yuuri. Hay algo de lo que quiero hablarte — Yuuri la miro preocupado — no sé cómo decir esto pero… eres un omega, tus celos son controlados por medicina, por ahora. Pero el primero no fue así, me preocupa que casi no pudimos controlar a los alfas. No digo que sea malo pero deberías considerar lo de tener pareja…
—P-p-pa-pareja?
—La medicina no está funcionando como antes, la última vez tuve que sacarlos del castillo — dijo mirando a los jóvenes que seguían durmiendo — Yuuri, no digo que debas salir e ir a la cama con el primero que veas, solo que deberías considerarlo. Quiero verte feliz, junto a alguien que te amé, de forma romántica claro esta… y seamos sinceros el caballero del este no está nada mal… — Yuuri se sonrojo — Victor Nikiforov, el único que paso el duro entrenamiento del este, gran deportista, amado por hombre y mujeres, responsable y muy atractivo. Deberías considerarlo.
—Por qué me haría caso? Fuera de que soy un guardián, no tengo nada…
—Lo único que se de amor de pareja, es lo que aprendí observando a mi hermano y créeme los ojos de ese hombre, cuando te trajo, eran los mismos de los de mi hermano, cuando conoció a la madre de Kenji… — el joven pelinegro se puso rojo como tomate. Minako sonrió y suspiro — escucha, puede ser que le gustes o simple admiración por lo que eres pero si quieres intentarlo tienes hasta el atardecer, nos iremos entonces… — con eso la castaña salió de la habitación.
—Deberías intentar acercarte a él — dijo Pichit llamando la atención de su amigo y sorprendiéndolo al verlo despierto. Yuuri no dijo nada y solo bajo la mirada.