-la vida me ama- dije en cuanto me apareció un mensaje en la parte superior de la pantalla, “si quieres continuar leyendo más historias únete a eyeread y regístrate” sin pensarlo dos veces clickee en registrase y continúe llenando el formulario
Nombre: Michi
Apellido: Horvart
E-mail: bowenhorvart_mich
Nombre de usuario: micx_mih
Contraseña: soyelmasguapo
País o región: USA
-¿a quién le importa si soy hombre o mujer?- pregunte a nadie en específico mientras rodaba los ojos, un día de estos se me van a voltear completamente y no habrá quien me los acomode.
Sexo: Sin especificar
¿Desea mantener los datos en privado?
- si
- no
<<…>>
-Michi levántate… Mich…cariño… mocoso… ¡MICHI!
-ahhh, no jodas mujer, tengo que dormir-dije adormilado
-esa boca
-lo sé, es muy bonita- extendí mi bonitos labios como si fuese a dar un beso a alguien para que mi madre pudiera ver lo bien que me creo, definitivamente soy lo mejor que ha hecho en la vida.
-venga, levántate ya es hora de ir a la escuela- dijo mientras me quitaba la sabana de encima y pude oír como abría las persianas para que la claridad inundara todo el cuarto.
-pero si hoy es domingo- dije tapándome la cara con mis manos.
-mocoso estúpido, hoy es lunes. Ayer entes de acostarme te dije que no te durmieras tan tarde, no creas que no escuchen tus gritos en la madrugada.
-mhhhhhhhh- balbucee de mal humor. Odio los lunes, son simplemente horribles, no deberían de existir, aunque si no existieran probablemente odiaría el martes y así sucesivamente, así que mejor que no exista el tener que ir a estudiar y que todos nazcamos con un chip en el cerebro que nos brinde información y este vaya siendo cambiado por otros que tengan más información a medida de que vayamos creciendo, si, así la vida sería más fácil. No me mal entiendan no es que me valla mal académicamente, de hecho, no es por presumir, pero me va bastante bien, pero eso no quiere decir que me guste estudiar, lo hago porque, bueno, soy consciente de que no puedo ir de retrasado por la vida, si quiero tener dinero para comprar más libros en un futuro tengo que estudiar y lo cierto es que no todas las clases son tan malas, solo que sería mejor que todo fuera como lo imagino.
-yo me voy a trabajar, tengo un cáncer que extirpar, si vas o no es problema tuyo, eso sí que no me llamen en madia cirugía a preguntar por qué faltaste porque yo no pienso excusarte- vaya madre que tengo.
-mhhh, estúpido colegio-murmure de mal humor mientras me levante para ir hacia el baño, ya que no estoy dispuesto a salir de mi casa todo apestoso y con la marca de la almohada en todo mi bonito rostro.
-oh, y ken te está esperando abajo así que no te demores- se asomó mi madre por la puerta antes de que yo pudiera entrar al baño.
-ya, bien, dile que suba-dije antes de entrar al baño.
Ken Gold Banner, mimejor amigo desde que tengo memoria y de no ser de que no me acuerdo como lo conocí exactamente cada vez que me pregunten sobre ello podría contar una linda historia de mejores amigos, pero la verdad es que él tampoco lo recuerda, supongo que fue en el jardín de niños o algo así y luego no las arreglamos para seguir juntos en la primaria y la secundaria y henos aquí ahora, en nuestro último año de instituto. Ken es un chico muy extrovertido al cual le gustan mucho las fiestas y se empeña en arrastrarme a ellas cada vez que puede, ha sido abiertamente homosexual prácticamente toda su vida, cuando lo conoces no es necesario que él te lo diga para saberlo, es toda una reina del drama, no hay nada que odie más que las mentiras, excepto a los homofóbicos, todo el tiempo está queriendo que escuchen sus argumentos de que el amor es universal y no juzga por razas ni comulga con credos y un millar de argumentos más sobre la homosexualidad y otro montón de cosas de las que se entera, ciertamente siempre ha tenido ese instinto defensor sobre sus propios pensamiento y es una de las pocas cosas en las que nos parecemos mucho. Nos contamos absolutamente todo, se todo de él y él lo sabe todo de mí, se de su odio irracional hacia el sushi, aún sin haberlo probado alguna vez en su vida, sé que ha tenido 10 novios oficiales en toda su vida, que de esos diez solamente se ha acostado con 5 y ha llegado a amar solo a dos de ellos, Alen y Peter y que aún sigue teniendo un pequeño enamoramiento por Alen, pero ya perdió las esperanzas de volver con el cuándo este se fue a Alemania al terminar el curso pasado y también sé que solamente ha sido el activo en una relación y que odio aquella experiencia con todo su ser y fue con un chico con el cual duro solo 2 semanas y no llegaron a tener nada oficial, ¿Qué les digo? Dos personas que buscan un pene que se entierre en sus culos en una relación no es exactamente algo satisfactorio, aun que fácilmente pudieron haberse conseguido un rosado y bonito dildo doble y satisfacer sus necesidades mutuamente, pero ken Gold no es alguien que se conforme fácilmente ¿por qué perder mi tiempo conformándome con un dildo doble si mientras tanto puedo tener un lindo pene en mi interior? Mejor le termino en el almuerzo y asunto resuelto Fue lo que me dijo cuándo le presente mi idea del dildo
-michinnie bebito, sal rápido- puede oír su voz llamarme desde afuera. Vaya, como odio que me llame así.
-sabes que odio que me llames así- dije cuando Salí del baño con la toalla amarrada en la cintura y otra en el cabello para dirigirme al armario a buscar el uniforme.
-y tú sabes que yo amo llamarte así, michinnie- pellizco mis mejillas mientras yo me ponía rojo y asía mala cara- sí, sí, ya sé que también odias que te toquen la cara y también odias ponerte rojito como una sandia
-las sandias son verdes- lo mire raro mientras me quitaba la toalla de a cintura para comenzar a vestirme con el estúpido uniforme de la estúpida escuela.
-por dentro son rojas- dijo mirándome como si fuera lo más obvio de mundo, este chico era todo un caso.
-de hecho creo que son más como un rosado oscuro - dije poniéndome la corbata del uniforme.
-michinnie, no contradigas a tus mayores- levantando un dedo en forma de advertencia
-pero si solo eres 11 días más gran…
-¡que no me contradigas, he dicho¡ ¡ahora cámbiate rápido, jovencito, o por tu culpa llegaremos tarde a la primera clase¡
-la primera clase es matemáticas y tú la odias- si, también se me olvidó mencionar que odia con todo su ser las clases de matemática, no sé ni siquiera como logra aprobarla cuando apenas y presta atención y se la pasa escuchando música en clase, echado en la mesa que compartimos o distrayéndome, por lo que el profesor siempre nos regaña y yo termino echándole la culpa a él y nos pelemos por 2 minutos por que él dice que no es culpa de él que yo me distraiga, pero si es su culpa, porque sus estupideces me distraen y hacen que nos regañen.
-sí, pero tú te la pasas diciendo que aunque la odies tienes que prestar atención porque si te pierdes de algo de lo que diga el profesor luego no entiendes nada y blahblahblah- es cierto, aunque no me valla mal en el resto de las asignaturas y pueda comprender con facilidad, matemáticas es esa en la que me tengo que esforzar para que me valla bien, si despego mi ojos del pizarrón por un segundo cuando lo vea de nuevo todo lo que podre observar en el serán muchos números y letras que parecerán más la cura del sida que algún ejercicio matemático que nos esté explicando el profesor, por eso en clases de matemática procuro en centrarme completamente en lo que pasa enfrente mío que en el mamarracho que se sienta todo los días a mi lado.
-está bien, déjame desayunar y nos vamos- y de nuevo sentí como mis ojos casi se volteaban completamente hacia atrás gracias a lo irritante que resultaba ser levantarse un lunes en la mañana, afortunadamente ellos siempre volvían a su lugar
-¿!QUE¡? no hay tiempo para desayunar- alterado me arrastro hasta la cocina casi cayéndonos por las escalera- abre- dijo después de haber sacado la leche le la nevera y mi cereal favorito de uno de los gabinetes de la pared. Abrí mi boca listo para probar su famoso “desayuno rápido cuando vas tarde a la primera clase”
-¿qué quieres primero?
-la leche
-siempre supe que eras un pillin, picaron quien te ve- y hay esta, no hay cosa que este chico no mal piense
-apúrate, tonto- dije antes de abrir mi boca. En cuanto lo hice ken no perdió más tiempo y lleno la mitad de mi boca con leche descremada y la otra mitad con hojuelas de chocolate
-ahora vez y cepilla tu dientes- me empujo al baño del primer piso y mitras yo buscaba el cepillo de dientes el abría la pasta dental y en cuanto tuve el cepillo en mis manos el hecho un poco de ella en las cerdas del cepillo y yo lo lleve a mi boca cepillando lo mejor y más rápido que podía
-escupe, escupe, escupe- me alentó a escupir de una vez por todas el líquido espumoso que tenía en mi boca- listo, vamos. La próxima vez te dejare y llegaras tarde
-sabes que los lunes no son mi fuerte-le dije mientras entraba me sentaba en el asiento de copiloto de su Audi r8 blanco, toda una carroza que iría llamando la atención por donde quiera que pasara, pero así es ken, disfruta de la atención que los demás le brindan, de las miradas de envidia que le envían constantemente y a mí no me disgusta.
-sin embargo, hacemos un gran equipo- piso el acelerador mientras yo me aseguraba bien el cinturón. Si hay algo en lo que ken es tan malo como en las matemáticas, es conduciendo, aún sigo pensando que chantajeo al tipo que le hizo el examen de conducir, ya sea con dinero o con una buena paja. No se cómo sus padres le permiten tener un auto, debería ser algo completamente ilegal que ken Gold se ponga enfrente de un volante con la intención de conducir, pero hace mucho que me dejo de importar que tan malo fuera al volante, después de estrellarte monstruosamente dos veces en el mismo árbol te sientes todo un arriesgado piloto de carreras, aunque yo no seas el que conduce; por razones como esas es que Hall y yo somos los únicos que se subirían completamente consientes en un auto manejado por ken, la amistad y sus milagros.