No sé qué puedo hacer
¿Qué más puedo decir?
Tú decides
(What is Love – Jaymes Young)
Paso diecinueve: Querido Etienne
Querido Etienne
Me hubiera gustado no tener que contarte esto nunca… No es algo fácil de decir, ¿sabes?... Me siento mal de sólo recordarlo… Pero creo que es necesario…
La primera vez que te vi… Pensé que veía a un ángel… Estábamos en la escuela, tu cabello negro en dos coletas sujetas por cintas azules, tus ojos almendrados mirándome temerosos, tus delgados labios rectos y apretados… Tus pequeñas manos sujetaban con fuerza la tira de tu bolso… Quise hablarte, acercarme a ti, pero estabas dos grados después que yo… Te pusieron en el grado con Amélie… Suerte la mía… Así pronto ´pude conocerte… Escuchar tu melodiosa voz, ver tu sonrisa… Joder, tu sonrisa… Nunca había visto una sonrisa tan perfecta como la tuya… Brillante, inocente, sincera… Verte bailar… Te encantaba bailar… Siempre te parabas de puntas girando a nuestro alrededor cuando te sentías feliz…
Era mágico…
¿Recuerdas a mis padres?... Claro que los recuerdas, pasábamos tardes enteras Amélie, tu y yo jugando en el patio trasero de mi casa; mi madre nos hacía galletas con chispas de chocolate… Tu agradecías con una gran sonrisa pero no comías ni una… No te gusta el chocolate… Así que yo entraba presuroso a la cocina y en un descuido me robaba pan tostado y te lo llevaba… Te encantaba el pan tostado…Creo que desde esas épocas ya estaba prendado de ti… Tomábamos limonada, nos columpiábamos sobre la rueda que mi padre había colgado en el árbol del jardín… Donde tallamos nuestros nombres… Algunas tardes mi madre te trenzaba el cabello mientras yo observaba… Eras precioso…
Eres precioso…
Cuando crecimos mis padres ya no se sentían cómodos viéndome siempre con dos chicas para arriba y para abajo… Porque tu eras una chica para todos… Incluso para mi… Fue cuando empecé con el futbol. Entré al equipo y nos separamos un poco… Pero no podía sacarte de mi mente. Entonces le confesé a Amélie que me gustabas… Se rio de mi, me dijo que era algo imposible, que no me haga ilusiones y mil cosas más… No dejé que me amilanara, estaba decidido a confesarte mis sentimientos… Supongo que por eso me lo dijo. Muy seria y haciéndome jurar que jamás se lo diría a alguien más… Me confesó que eras realmente un chico… Claro que al comienzo me chocó, me sorprendió… Pero cuando te vi al día siguiente en el patio del instituto… Simplemente no me importó en lo más mínimo… Eras tu… Tu misma sonrisa, tus mismos ojos brillantes, tu misma voz melodiosa...
Quien hacía que mi corazón lata a mil por hora...
En la ceremonia de fin de curso, bailaste. Estabas vestido con una malla blanca y una camiseta con volantes rosa… Te habías hecho una cola y tu cabello se movía con gracia… Creo que en ese momento me di cuenta que estaba enamorado… Enamorado sin remedio… Enamorado sin marcha atrás…
Enamorado para siempre…
Cuando empezó el nuevo curso, estaba decidido a declararme. Este era mi penúltimo año… Debía apurarme porque sabía de un par de muchachos que tenían intención de acercarse a ti… No iba a permitirlo… Volví a recurrir a Amélie… Esta vez no deje que me llenara la cabeza de dudas… Al final se rindió ante mi insistencia y prometió ayudarme… Preparamos un plan infalible… Te dejaron solo en un receso y me acerqué dispuesto a todo… Pero me ganaron los nervios y no alcanzó el tiempo… No importaba, en la fiesta de Noah te lo diría…
Esa noche fue estupenda… Bailamos y reímos a más no poder… Me encantaba ver tus ojos brillar cuando sonreías… Te acompañé a casa… Todo hubiera salido perfecto si no fuera por el imbécil de tu padrastro… No me gustó como te trató… Me quedé tan intranquilo que estuve merodeando por los alrededores buscando la forma de saber que todo estaba bien… La verdad que cuando te escuché gritar perdí la cabeza… Encontrarlo sobre ti fue aterrador… No sé ni cómo me encontré con el bate de béisbol y ni sé de dónde saqué la fuerza para desmayarlo… Noté tu miedo cuando te vistes con el torso desnudo… La verdad que sólo miraba por si tenías algún golpe aparte del de tu rostro…preocupado porque estabas empapado… Pero me di cuenta de tu vergüenza… Por eso te pedí que te cambiaras… Juro que no vi cuando lo hacías… Me concentré en la pared hasta que terminaste…
En el puerto fue mágico… Que te abrieras a mi de esa forma… Poder besarte… ¿Te confieso algo?... Fuiste mi primer beso… ¿Te confieso otra cosa?... Esa noche no dormí nada… Me la pasé observándote… Contemplando lo perfecto que eras…
Que eres…
Los días que vinieron fueron maravillosos… Tomarte de la mano al caminar… Robarte besos cuando nos encontrábamos solos… Verte sonreír y dedicarme esa dulce mirada sólo a mi…
De pronto pasó lo de tu padrastro y todo se fue derrumbando… Cada vez te veía menos… Hasta que un día desapareciste… Me volví loco… Te busqué… Le rogué a Amélie que me ayude… Tu madre le dijo que habías huido… No lo creí… Me enfrente con Marcel… El maldito fue a hablar con mis padres… Le dijo que eras un mal muchacho… Que toda la vida habías manipulado a tu madre, que te aprovechaste de su cariño para lograr que hiciera tu voluntad… Engañar a todos… Hacerles creer que eras mujer cuando en realidad eras un hombre… Un desviado y enfermo hombre…
Mis padres estaban horrorizados… Intenté hacerles entender que era mentira… Que eras una buena persona… Que te amaba… Me golpearon… Me humillaron… Me gritaron que nunca tolerarían tener un hijo afeminado… Que era una aberración… ¿Entiendes ahora por qué no puedo decirles que estamos juntos?... Nunca lo entenderían… Jamás… No te puedes ni imaginar por lo que me hicieron pasar…
Te necesitaba tanto…
La noticia corrió como pólvora… El pueblo entero te juzgó y condenó… Fuiste tema de burlas, de malos chistes, de bromas pesadas… Todos se olvidaron de quien realmente eras… Todos te dieron la espalda y siguieron su camino sin inmutarse… No les importó la de barbaridades que te inventaban…
Y no hice nada por defenderte…
Tuve miedo… Miedo de que me señalaran como a ti… Que me hicieran parte del mal chiste en que convirtieron tu vida… Que me conviertan en el tema preferido de las viejas del parque… Que me miraran diferente… Que se dieran cuenta… Que supieran…
Fingí ante todo el mundo…
Me da tanta vergüenza que sepas esto… Que no supe evitar las habladurías, que no fui capaz de detener los rumores, que no tuve el valor de callar los insultos… Que no tuve las agallas de confesar que te amaba a todo el mundo… Que me escudé bajo el manto del pobre chiquillo engañado... Del pobre iluso inocente...
Viví como un títere manejado por mis propios temores, por mis inseguridades, ´por mi cobardía… Enseñando una cara que no era la mía, sintiendo ahogarme por dentro…
Fue horrible… Intenté comunicarme contigo… Siempre era lo mismo… Habías huido, nadie sabía a donde… Posiblemente te habías largado con algún hombre… Las habladurías, los rumores comenzaron a hacer mella en mi… ¿Y si todo había sido un juego?... ¿Si realmente fui usado?... Poco a poco esa pequeña luz que me mantenía en pie a pesar de todo, esa diminuta llama con la que me consolaba repitiéndome que no me habías dejado, que pronto te comunicarías conmigo, que sabías donde encontrarme y volverías por mi… Se apagó.
Me sentí decepcionado… Abandonado…
Me rendí… Decidí que haría lo que mis padres querían… Me volvería el hombre que ellos deseaban. Enterré mis sentimientos en lo más profundo de mi pecho… Empecé a estudiar contabilidad y a ayudar a mi padre en la pesquera. Tuve varias “novias” incluida Amélie… No funcionaba… Nunca funcionaba… No sentía nada… Melie fue muy persistente… Ni siquiera se enfadó cuando trató de tener sexo conmigo y simplemente no pude responder… Siempre me decía “vamos poco a poco”… Pero yo en el fondo sabía que nunca podría…
Tenías que ser tu…
Un día salí con un par de compañeros del trabajo a un pub… Allí había un turista… Nos lanzamos miraditas disimuladas… Nos sonreímos de lejos… Fui al baño… Me siguió… El lugar estaba vacío… Teníamos varias copas encima… Y nos besamos… Su lengua asaltando mi boca… Me empujó contra la pared… Su pierna colándose entre las mías…Mi cuerpo se encendió como volviendo a la vida… Y me aterré… Lo empujé con todas mis fuerzas y salí corriendo…
Lloré por días… Porque me di cuenta… No sólo eras tu el que lograba que reaccione… Podría ser cualquiera…
Intenté enredarme con una mujer que conocí en un bar unas semanas después… Era bonita y divertida… Bebimos y decidí llevarla a un hotel de paso… Entre besos y toqueteos… No pude excitarme…
Una semana después fui nuevamente al pub… Busqué a un desconocido cualquiera… Estaba de pasada, tenía un yate aparcado en el muelle… Era agradable, sus manos de dedos largos y cuidados… Delgado, de cabello castaño hasta los hombros… Su voz suave… Terminamos enredados entre las sabanas de su camarote… Fue la primera vez que pude tener sexo… Mi cuerpo respondió completamente…
Pasé varios días encerrado en mi habitación tratando de asimilar lo que acababa de descubrir… Tratando de entender… Tratando de aceptar…
Terminé la farsa con Amélie. Le dije que era imposible, que no había forma… Que las mujeres no me atraían… A regañadientes aceptó… Prometió no decir nada… Continué aparentando ser quien no era ante los demás… Proyectando una imagen que distaba mucho de la realidad…
Entré en un círculo depresivo… Casi no comía… Casi no dormía… El alcohol era lo único que toleraba… Porque me adormecía lo suficiente para aceptarme…
Es allí donde volvimos a encontrarnos… Yo maldiciendo mi destino… Tu huyendo del tuyo…
Volviendo a la vida con sólo ver tu rostro... Porque reconocería tus ojos en cualquier lugar... Esos ojos de los que estuve enamorado tanto tiempo...
De los que aun estoy enamorado...
Nuestros destinos cruzándose… ¿Te das cuenta?...
Nacimos para estar juntos…