Dime mentiras bonitas
Mírame a la cara
Dime que me amas
Aunque sea falso
(Idfc - Blackbear )
Paso veinte: No es un adiós, es un hasta luego
— ¿Por qué?... — Pregunto en un gimoteo…
—Lo siento amor, es un compromiso inevitable…
—Sabías que era nuestro fin de semana… Pudiste haber hecho algo… Cambiar la fecha…
—Eti, te juro que intenté de todo… No soy el jefe, estoy supeditado a lo que digan mis superiores…
—Tu superior es tu padre… Pudiste decirle…
—Amor ya hemos hablado de esto muchas veces… No puedo ir sin más y decirles que estoy de novio y que mi pareja es un chico… Ya sabes cómo son mis padres… — Y era cierto… En este año que llevábamos juntos habíamos discutido infinidad de veces por ese asunto. Hasta que un día, cuando parecía que terminaríamos con la relación por lo fuerte e hiriente de las palabras, cuando las cosas se salieron de control… Me lo dijo… Pausado, despacio, como si buscara las palabras más suaves para aminorar un golpe… Como si doliera mucho recordar… Como si le avergonzara hablar… Como si me confesara el peor de los secretos… Como si se sintiera culpable… Como si se arrepintiera de decir lo que no había dicho… —Je t’aime mon coeur, nunca lo dudes… No quiero que estés triste por favor…
—No, no… Discúlpame… A veces me comporto como un bastardo egoísta… — Quería gritarle “Hey imbécil, ¿no recuerdas que cumplimos un año juntos?”… Pero me lo guardo… No quiero hacer una escenita…
—Voy a pedir vacaciones… Pasaré los 15 días enteritos junto a ti… Me verás tanto que te aburrirás de mi… — Lo escucho reír…
—Idiota, jamás me aburriría de ti… — Un par de minutos más y tuvimos que colgar… Tenía que entrar a una junta… Nunca, nunca, nunca había postergado nuestros encuentros por trabajo… Jamás… Nunca había cortado una llamada pretextando trabajo… Nunca había olvidado nuestras celebraciones…
Me sentí defraudado… Cumplíamos un año y quería que fuera un día especial… Hacer esas cosas típicas de enamorados… Ir al cine, tener una cena romántica, dar una vuelta por la plaza, tomarnos un helado… Sé que suena estúpido pero me hacía ilusión… Son cosas que nunca podíamos hacer… Generalmente él llega el sábado muy temprano, viene al departamento, me encuentra dormido súper cansado luego del trabajo. Se mete en la cama conmigo. Despertamos casi al medio día, preparamos algo de comer, conversamos… Es increíble la cantidad de cosas que tenemos que decirnos, a pesar de que todos los días hablamos por teléfono… Intentamos ducharnos y terminamos enredados haciendo el amor… Voy a la academia porque doy clases de 3 a 5… Si, hace medio año Emilia me propuso dar un par de clases de baile a la semana… en tacones… Y me encanta… Al comienzo fue como una prueba pero tuvo buena acogida y ahora doy clases cuatro veces por semana… Los lunes y martes son clases dobles, los jueves y sábados sólo una porque tengo que venir al bar… Gaël se queda esperándome, nunca ha querido acompañarme a las clases aunque siempre se lo he pedido… Al salir de la academia ese día, llamo a Fabi y le pido permiso para no ir al Chameleon, siempre me lo da, sólo él sabe que una vez al mes viene “mi novio” así que no se hace problemas. El domingo es casi parecido… Almorzamos en la terraza del cuarto de Solange que tiene una vista preciosa… A las 6 tenemos que ir saliendo al aeropuerto. Lo despido y me voy directo al bar… Esa era la rutina de nuestros encuentros… El único paseo que dábamos era el del camino al aeropuerto cuando iba a dejarlo…
No me estoy quejando… Sé que casi no tenemos tiempo y esos casi 2 días juntos los aprovechamos al máximo… Disfrutando de tocarnos, acariciarnos, besarnos… Además él no es de mostrar mucho sus emociones en público… Y lo comprendo. Con todo lo que pasó con su padre, sus temores e inseguridades estan bien arraigadas y a flor de piel… Aunque no lo dijera, yo lo sabía… No diré que me siento a gusto con eso, porque estaría mintiendo. La verdad es que me molesta bastante… Verlo temeroso sólo con pensar en que sus padres se enteren… No es nada agradable… Quisiera que tenga el valor de sincerarse… De aceptarse… Aceptarnos… Pero no lo presiono. Le doy tiempo… Tarde o temprano tendrá que sincerarse con sus padres… Y pienso estar a su lado cuando el momento llegue… O eso espero…
— ¿Qué haces encerrado en el baño? — Ezio entraba cerrando tras él… ¿Les dije que estaba en el bar?... Pues si, era casi medianoche del viernes, así que Gaël me había llamado sólo unas horas antes de que supuestamente llegue al departamento, a cancelarme… — Deberíamos ponerle llave a la puerta, el otro día encontré a un par de tíos liándose aquí, se supone que es baño del personal, ¿no? — La cerecita se miraba al espejo arreglándose los rizos marrones que le enmarcaban el rostro. Ya llevaba año casi 2 años aquí, y toda la timidez se había escapado por el drenaje. Así que de cerecita sólo le quedaba el nombre. — Aunque lleve el cartel en la puerta que dice “personal autorizado” todos se zurran en el… — Salimos riendo rumbo al cuarto de descanso. — Ya casi es hora de que bailes y no veo a Dona por ningún lado… — Y si lo preguntan, si… Seguía bailando con Donato…
—Hoy no vendrá, me mandó un mensaje hace rato… ¿Bailas conmigo?
— ¿Otra vez?... Joder, así mejor me quedo fijo y pido aumento… — No es la primera vez que le pido a Ezio ser mi pareja de baile… Cuando empecé a darle excusas a Doni para no ir a su casa, a rehuir el quedarme a solas con él, a evitar que me toque más de lo necesario… Donato empezó a alejarse. Ya casi no bailábamos juntos, muchas veces él prefería tener de pareja a Gerard, aunque estas dos últimas semanas no había venido a trabajar… Y lo extraño… No es nada fácil alejarte de alguien a que amaste… Que aun amas… Pero me esfuerzo… Juro que me esfuerzo… — ¿Fabi no dice nada?
— ¿Qué? ¿No puedes? ¿Viene tu rubio y ya no quieres ponerlo celoso?... — Ezio había vuelto con su ex, el rubio acosador que de tanto insistir logró ganarse una oportunidad. Siempre supe que en el fondo estaba enamoradísimo del rubio pijo. Cada vez que hablaba de él sus ojos brillaban, su sonrisa afloraba y ponía cara de tonto…
—Está de viaje… — Ah claro, el rubio viajaba mucho porque vivía en Norteamérica… — Etienne… — Lo vi ponerse serio y sentarse en el sillón. Me senté junto a él. — Rodrigo me pidió irme con él… Y le dije que si… — Lo miro con sorpresa… ¿Se va?... Un dolorcito se me instala en el pecho, uno que disimulo muy bien…
—Oh mi bebé está creciendo… — Me senté a horcajadas sobre él, abrazándolo con fuerza — Te voy a extrañar maldita cereza… — En este tiempo de conocernos nos habíamos vuelto muy cercanos… Podría decir que era mi mejor amigo… — ¿Cuándo me abandonarás?...
—En un mes, Rodri vendrá y nos iremos juntos… Ya hablé con Fabián…
— ¿Qué voy a hacer sin ti? — Me separo un poco para verlo a los ojos mientras acaricio sus cabellos — Juro que si no estarías tan enamorado del rubio pijo, te robaría para mi…
—No si antes no te lo pedía primero… — Acerca el rostro y me besa suavemente. Es un beso dulce, nada sexual, de esos que acostumbrábamos darnos…
— ¿Entonces? ¿Bailamos?...
— ¿Un último baile?...
—No lo digas así… Suena como si no nos fuéramos a ver nunca más… — Me separo levantándome de su regazo.
—Está bien, discúlpame… Entonces diré que no es un adiós sino un hasta luego... — Se pone de pie y me toma de la mano. — Cambiémonos y salgamos a levantar pollas… — Empecé a reír
—Joder que vulgar… ¿Dónde está mi cerecita? Ya hasta hablas como yo…
—Tengo al mejor de los maestros, ¿no?... Vamos, no me dirás que no te pone ver cómo babean por ti… — Y si, cómo negar eso… Si uno de los grandes gustos que tenía al bailar era sentirme deseado
—Tienes razón, vamos chérie…
+++++++++++++++
— ¡Lo conseguí, muñeco! ¿Lo conseguí! — Donato había entrado como un torbellino al bar, gritando como loco y dirigiéndose directamente a mi, me tomo en brazos y empezó a girar…
— ¡Bájame! ¿Qué mierda te pasa? — Intentaba detenerlo pero parecía imposible… Felizmente era temprano y sólo había un par de clientes…
—Baja al chico, Dona, que me lo vas a romper… — Ante el alboroto Fabi se había acercado divertido. Donato se detuvo y sin soltarse me besó apasionadamente… Entre el mareo y la sorpresa no pude atinar a nada… Simplemente me dejé hacer… — ¿Te aceptaron? — Doni rompió el beso y sin dejar de abrazarme empezó a reír.
— ¡Si! ¡Si maldita sea! ¡Si!... — No entendía… ¿Lo aceptaron dónde?... ¿Qué ocurría?... — Hice lo que dijiste… Fui a hablar con él… Ya no es más un simple bailarín… ¡Es el puto dueño de la compañía! — Fabi le puso la mano al hombro con una gran sonrisa… — Tenías razón viejo zorro…
—Te dije que habían perdido a uno de sus bailarines y la gira está a nada de comenzar… — Dona había dejado de abrazarme para tomarme fuerte de la mano… Yo seguía sin entender nada… — Me da gusto que por fin logres lo que tanto querías… — Caminamos a la barra donde se hallaban los otros chicos… — Muchachos, este es el mes de las despedidas… Hace una semana se nos fue Ezio… Ahora se nos va Dona… — Las exclamaciones de sorpresa, los “No” “¿Por qué?”, las caras de desconcierto y tristeza no se hicieron esperar… — Pero no es para estar tristes, nuestro Dona se va a bailar en el Salamandra…
— ¿El Salamandra de Joaquín Fernández? — Pregunta Joan con los ojos abiertos como platos, Doni afirma con la cabeza… — ¡Joder, que suerte tienes cabrón! — Los chicos ahora dan gritos de algarabía y empiezan a felicitarlo, lo que aprovecho para soltarme… ¿Dijo Joaquín?... Joaquín… ¿Será el mismo Joaquín de aquella vez?...
— ¡Hoy es día de celebración! — Grita Fabi siendo secundado por los vivas de los demás… — Eres nuestro homenajeado Dona, no es necesario que muevas un dedo…
—Oh no, no, no… Hoy quiero pasarla en la barra con ustedes, y bailar con mi muñeco… — Me busca con la mirada y me encuentra detrás de Adamo y Noel, el chico nuevo que había entrado en reemplazo de Ezio… Estira el brazo hasta alcanzarme y tomándome nuevamente de la mano me pega a su lado — ¿Bailarás conmigo, verdad? — Todos me miran… No se qué decir… Doni está sonriente con ese brillo en los ojos… Asiento con la cabeza lentamente…
La noche se me hace lenta. Donato se la pasa tras la barra, hablando y riendo con los chicos y los clientes… Poco a poco el local se llena a reventar. Me mantengo ocupado, yendo de aquí a allá junto a Gerard que llego tarde como solía suceder y no se inmutó al enterarse de la noticia. De verás que últimamente el pelirrojo estaba más extraño… Ya no faltaba, ahora sólo llegaba tarde, se mantenía tranquilo sumido en el trabajo, no conversaba mucho con nadie ni molestaba, y se iba puntual, como si tuviera que marcar tarjeta…
Busco mi móvil… Ni una llamada de Gaël… Desde que me prometió tomarse 15 días de vacaciones para pasarlo juntos, solo me ha dado excusas… Sus padres y el trabajo… Hasta sus llamadas ya no son diarias… Y cuando lo llamo a veces ni me contesta… ¿Se habrá aburrido de mi?... ¿Habrá conseguido a alguien más?... ¿Quizá Amélie?... No… No lo creo… Debe haber una razón de peso… Debo averiguarlo… Debo hacer que me cuente… Debo…
—Hey muñeco… — La voz de Doni me espabila. Está frente a mi. — Casi es hora… — me toma del brazo y me dejo guiar. Entramos al cuarto de descanso. — Cámbiate, muero por bailar contigo… — Me da una palmada en el culo como suele hacer, y se aleja silbando bajito la canción que se escucha fuera. Como si estuviera en automático obedezco su orden. Busco una camiseta de mangas largas y cuello ancho que hace que uno de mis hombros quede descubierto. Descarto la idea de usar shorts esta vez… Decido unos pants oscuros y mis botas de siempre… Me paro frente al espejo con el delineador en mano… Encuentro reflejada la mirada oscurecida de Donato… — Joder muñeco, eres perfecto… — Se coloca tras de mi sin desconectar nuestros ojos… Acaricia con el índice mi hombro… — Espero que ese idiota sepa valorarte… — Me descoloca… Entonces… ¿Sabe de Gaël?... — Espero que sepa la preciosidad que se lleva… — Besa mi hombro desnudo… Me estremezco… — Espero que no te haga sufrir porque si no yo…
—Shhh, ya cállate… — Giro enfrentándolo y coloco dos dedos sobre su boca — No actúes como si te importara… Jamás lo hice, jamás lo haré… Eso lo tengo bien claro…
—Etienne…
—No Donato… Por favor… — Doy un gran suspiro… — ¿Joaquín es el del sueño? — Pregunto decidido a sacarme esa duda de la cabeza… Si es que se va y quizá no lo vea en muchísimo tiempo quiero saberlo… Lo veo desconcertarse… — El que nombrabas en sueños, el de la J del tatuaje ¿es él?... — Nos miramos largo rato…
—Si… — Contesta al final en un suspiro. Sonrío con tristeza al comprobar, esta vez clara y definitivamente, que Donato si era capaz de enamorarse… Sólo que yo no fui suficiente para él…
—Me alegro por ti… — Digo sincero. Giro nuevamente hacia el espejo y empiezo a delinear mis ojos. La tristeza me embarga y hago un esfuerzo para no ponerme a llorar. Me abraza desde atrás apoyando su barbilla en mi hombro… Sigo mi trabajo con el lápiz sin mirarlo.
—Siempre fuiste importante para mi, no quiero que pienses lo contrario… — Flaqueo… Mi mano tiembla por lo que tengo que detener el trazo para no estropear el maquillaje. — Discúlpame si fui tan idiota como para no poder demostrártelo… — Me suelta y aun con el corazón acelerado puedo terminar el trazo. — Te quiero muñeco, siempre te quise…
—Doni…
—No, no, esta vez déjame decirlo… — Me gira para ponerme frente a él — Te quiero… Joder, ¿quién no se enamoraría de ti?... — Acaricia mi rostro, tiemblo sintiendo como el corazón se me quiere salir del pecho — Eres perfecto Etienne… Discúlpame si nunca te lo dije, si nunca te lo demostré, si te hice pensar erróneamente… ¡Mierda! Discúlpame por todo lo que te hice… — Me abraza pegándome a su pecho… Sus latidos acelerados se mezclan con los míos… — Mereces ser feliz, mereces encontrar a tu príncipe azul, a esa persona especial con la que desearás pasar el resto de tu vida… — Dice recordando una vez más la conversación que tuvimos hace tiempo, cuando le confesé mis anhelos infantiles… — Y ese no soy yo… Yo no puedo hacerte feliz… No se cómo… — Termina susurrando bajito… — Mis brazos que habían permanecido todo este tiempo tensos a ambos lados de mi cuerpo se mueven por fin para devolver el abrazo. El delineador cae al suelo con un diminuto sonido. Donato esconde el rostro en mi cuello y puedo sentir una tibia humedad… Un sollozo… Mi mente por un segundo queda en blanco al notar que está llorando…
—Doni no llores… — Es lo único que atino a decir… Mi voz se corta y empiezo a sollozar… No se ni porque lloro… Quizá por todo lo que sentía por él… Por las muchas veces que me sentí decepcionado… Por las noches que fui relegado… Por mi amor no correspondido… Por mi lucha infructuosa de ganarme su corazón… Por sentirme tan poca cosa…
Pero con las lágrimas siento que mi corazón se va aligerando. Es como si drenara un poco el dolor y la decepción de todos estos años. Como si por fin entendiera y aceptara que no podía ser. Que nunca pudo ser. Las palabras de Dona ayudan mucho a este sentimiento de desahogo. Son lágrimas con sabor a adiós… Pero también un hasta luego con esperanzas de un nuevo comienzo sin sombras… Lágrimas que sanan de alguna manera el dolor de mi corazón…
—Suficiente, esto es estúpido… — Se endereza soltándome, mientras se limpia las lágrimas con sus manos. Doni siempre tan reacio a mostrar debilidad se recompone rápidamente — Quiero llevarme de recuerdo tu sonrisa, no tu llanto — Besa mis ojos y pasa los pulgares por mi rostro. Un calorcito me llena el pecho — Creo que arruiné tu maquillaje — Ríe bajito. Busco con la mirada el delineador y lo veo en el suelo, junto al sillón. Me acerco a recogerlo y aprovecho en sacar una caja de pañuelos desechables de mi bolso. Limpio mi nariz y el rostro y le ofrezco un par para que haga lo mismo. Todo en silencio porque la verdad no tengo idea de que decir. Vuelvo a colocarme frente al espejo y retoco mis ojos algo enrojecidos. — Entonces, ¿bailas conmigo una última vez?
— ¿Un último baile? — Pregunto recordando lo que dijo Ezio antes de irse…
—Bueno, hasta el día en que nos volvamos a ver… Pero digamos que si, aquí en el bar si, un último baile… — Sonríe tendiéndome la mano. La tomo sin dudar.
Mientras caminamos hacia en escenario se acerca a mi odio y pregunta que tema haríamos… Sabía que tenía que escoger uno de los tantos que ensayamos juntos… Pero no, una idea traviesa se me ocurre…
—Improvisemos… — Le digo sonriendo.
Subimos a la tarima que funge como escenario, los silbidos y aplausos se dejan escuchar. Me alejo un momento agenciándome una silla, cojo de la mano a Donato y lo siento en ella. Antes de que habrá la boca en protesta lo callo con mis dedos.
—Confía… — Tomo un micrófono y enfrento al público — ¡Hoy despedimos a nuestro querido Donato! — Las exclamaciones de sorpresa y los gritos de reclamo no se hacen esperar — Si, se nos va detrás de un sueño… — “¡Tras un nuevo culo!” escucho gritar. Me rio junto a los demás. — Bueno, de eso también hay algo… — Doni suelta un “hey” en protesta que causa que las risas aumenten. — Por lo visto dejará aquí muy buenos amigos y muchos corazones rotos… — “¡No solo corazones!” se vuelve a escuchar la voz junto a nuevas carcajadas. — Se ve que hablas por experiencia… — Le digo al tipo rubio que lanza esos comentarios. Sus amigos alrededor lo empujan junto a un “uuuuuh” que corea el resto. Sonrío de lado guiñándole un ojo. — ¿Qué les parece si lo despedimos como se merece?... Y no… — Hablo señalando al rubio que estaba a punto de soltar otro comentario — no le haremos una orgía… — Entre risas, aplausos, silbidos y gritos, dejo el micrófono a un lado. Me acerco a Donato y le doy un beso en los labios.
La música comienza a sonar alto alto… Empiezo a moverme alrededor… Doni sonríe negando con la cabeza. Juego con él mientras permanece sentado mirando divertido… La canción que he escogido pienso que viene muy bien para la ocasión…
Destrozaste mi corazón… ¿no es lo que siempre pensé?
Veo subir a Thiago, míster bulto perfecto, con una brillante sonrisa y me releva. Me hago a un lado bajando del escenario mientras doy un veloz vistazo a la gente en busca de su mastodonte novio, pero felizmente no lo encuentro. Es un alivio porque ese tipo me causa escalofríos. Regreso mi atención sobre el moreno que baila frente a Doni. Los demás se animan. Después de Thiago empiezan a subir varios chicos, uno tras otro, hasta el rubio de los gritos tuvo su momento… Y al final, inesperadamente, veo a Gerard subir… El pelirrojo se mueve con gracia para estar improvisando, es un gran bailarín.
La música termina y estallan los aplausos. Doni se levanta y abraza a Gerard con cariño susurrándole algo al oído. El pelirrojo le devuelve el abrazo asintiendo y susurrando algo en respuesta… Lo veo sonreír genuinamente luego de mucho tiempo. Fabi sube al escenario y habla un poco. Me alejo hacia el cuarto trasero para cambiarme y seguir con el trabajo. No debería sentirme desanimado, pero es así como me siento.
Definitivamente quiero cerrar hoy ese capítulo de mi vida en que Donato era el protagonista. Tengo una nueva relación de un año con un chico tierno y dulce que me ama Que es como una luz en mi vida… Que la llena de calor y cariño… Que me hace sentir importante… ¿Qué más puedo pedir?... Debo entregarme totalmente a Gaël… Ahora que Doni se va, que ya no lo veré más, creo que podré de una vez por todas hacerlo… Quiero a Gaël, de eso no hay duda, pero amarlo… Amar es algo que no es fácil… Y más en una relación a distancia… ¿Debería tomarme unas vacaciones e ir a pasar un mes entero en Francia?... Ya que él no puede venir, quizá sería una gran idea sorprenderlo… Claro que no le diría nada a Sol para que mi madre no se entere…
Joder me estoy haciendo bolas…
Me tiendo en el sofá y cierro los ojos con un gran suspiro. Escucho opacado el alboroto que hay fuera. No creo que nadie me eche de menos en estos momentos así que me permito un tiempo de paz. Busco mi celular para ver la hora. Me sorprendo al tener 15 llamadas perdidas de Gaël… ¿15? ¿Habrá pasado algo?... Noto que tengo, además, un mensaje…
Es una imagen de Gaël y Amélie besándose… Un texto la acompaña
“Nos comprometimos, perdiste”