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Dernière Danse por Killary

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Cariño, en la oscuridad

No puedes ver los carros brillar

Y es allí cuando me necesitas

Contigo siempre todo compartiré

(Umbrella – Rihanna)

 

 

 

Paso treinta y dos: Smiles to drama queen

 

 

 

Bajo del avión con una ansiedad que me ha impedido dormir prácticamente dos noches. Solange está a mi lado y aunque trató todo el camino de relajarme conversando de su idea de que dirija mi propio estudio de danza, que sería la socia capitalista, que ya tenía visto varios locales céntricos… Y aunque la idea me atraía mucho… Me era imposible dejar de pensar en Madie…

 

—Tomemos un taxi, vamos a dejar las cosas en el hotel antes de ir al hospital… — Asiento con la cabeza y la sigo como autómata.  Ya en el auto  tiro la cabeza hacia atrás y me permito cerrar los ojos un momento… Sol parece entender y guarda silencio. Sólo su mano toma la mía. 

 

Una parte de mi se siente totalmente culpable… Descuidé la comunicación con mi pequeña hermana por estar tras Norman… Dejé de llamar, o lo hacía muy poco… No me pareció raro cuando nana Marie me  decía que Madie estaba durmiendo porque estaba muy cansada o las veces que me decía que había estado con algo de fiebre y mi madre la llevó al médico… Los niños suelen resfriarse, pensaba… Los niños suelen cansarse… Y luego cuando no atendían el teléfono no le prestaba mayor atención… Habrán salido, me decía… Y no volvía a intentar comunicarme…

 

Que imbécil fui…

 

Ahora mi pequeña niña está en una cama de hospital y yo no estoy con ella… No la fui a ver antes de la operación… Le prometí que siempre estaría para ella… Y no estuve…

 

Cubro mis ojos con el brazo libre… No quiero que Sol me vea llorar…

 

No entiendo como Juliette pudo no avisarnos antes de que Madie sería operada… Y posiblemente si no le hubiera prometido a Madeleine que cuando despertara yo estaría allí, no lo hubiera hecho…

 

¿Qué pasaría si no vuelvo a ver sus preciosos ojos? ¿Si no vuelvo a oír su contagiante risa?

 

 

En el hotel, Sol prácticamente me obliga a darme una ducha y a comer algo antes de salir para el hospital. Hago todo lo que me dice rápido y sin ganas.

 

Cuando por fin estamos listos, volvemos a partir. No pasa mucho tiempo y ya estamos frente al imponente hospital. Solange está pegada al teléfono y me guía de la mano.  La unidad de pediatría es un edificio separado del principal por un espacioso jardín. 

 

—Gracias a Dios que ya están aquí… — Mi madre sale a recibirnos.  Me abraza fuerte. Un abrazo que no me transmite nada. — Gracias hijo por venir… Ella desea verte tanto… — Se separa y sonríe tristemente. Intento devolver la sonrisa, pero no puedo. — Vengan, es por aquí…

 

Mi madre camina junto a Sol y las siga unos pasos detrás. Veo que conversan, pero no logro escuchar de que. Subimos a un 2do piso. Nos detenemos frente a una puerta doble en la que se encuentra un guardia. Juliette le dice algo y pasa. Sol me mira, toma mi mano y me dice susurrando “hay que esperar”. Me suelto sin ánimos y camino hacia una de las grandes ventanas que hay en este lugar. Se ve todo el jardín en amplitud.  Flores, árboles y muchas bancas esparcidas.  Personas que caminan de aquí para allá, algunos pacientes en sillas de ruedas empujados por enfermeras, otros junto a familiares…

 

—Etienne… — Mi vista se dirige nuevamente hacia dentro. Mi madre está junto a un Marcel ojeroso, con la barba crecida y algo desaliñado. — Gracias, gracias por venir… — El hombre se me acerca y me abraza. Me quedo sorprendido por su actitud y su semblante, sin embargo, no hago amago de separarme. Lo siento temblar un poco antes de separarse. — Mi niña está despierta, se ha puesto tan feliz cuando Julie le dijo que estás aquí. Acompáñame… — Nos acercamos al guardia. — Es mi hijo, viene a ver a su hermanita… — Me quedo en shock por sus palabras. El guardia me sonríe y abre la puerta invitándome a pasar.  Marcel me da un suave empujón al notar que no me muevo. Eso hace que reaccione y entro sin decir nada.

 

Paso a un cuarto que es algo así como un vestidor con casilleros y un lavabo.  Me lavo bien las manos, me ponen una bata, gorro y un tapaboca.  Me hacen guardar todas mis cosas en esas casillas, no se permite nada sobre todo celulares. Eso está de más porque tengo el teléfono apagado desde que salimos de casa. Una enfermera me conduce hacia una habitación. “15 minutos” me dice antes de alejarse. Doy un gran suspiro y entro. Madie está sobre una cama justo al frente, tan pálida que se mezcla con las sábanas del mismo color. Está conectada por varios cables a aparatos y una cánula en su pequeña nariz por donde recibe oxígeno. Lleva un gorrito parecido al mío. Me quedo parado sin saber si avanzar a su lado o salir corriendo…

 

—Eti… — Su pequeña vocecita me llama. Sus ojos ya abiertos me miran brillantes y una dulce sonrisa adorna su delgado rostro. — Sabía que vendrías… — Mueve su manita pidiendo que me acerque y sonrío.

 

—Pequeña ¿cómo estás?... — Pregunto torpemente mientras me siento  en la silla que está al lado de su cama.

 

—El doctor dice que soy una chica muy valiente. — Suelta orgullosa. Tengo ganas de abrazarla, pero me contengo.

 

—Perdóname por no venir antes… yo….

 

—Nana dijo que estabas trabajando mucho pero que siempre llamabas cuando estaba dormida… Dormía mucho ¿sabes? El doctor me dice que es porque tengo un tumor aquí… — Señala su cabeza con su delicada manita… Tengo un nudo en la garganta y las ganas de llorar son casi imposible de contener al escucharla hablar de esa forma tan inocente de lo que le sucede. — Me lo han sacado… Bueno el doctor dice que es un pedacito, pero no importa, que es suficiente para verlo en el microscopio. Allí ven las cosas cuando están pequeñitas ¿sabes?  Yo también quiero un microscopio para ver… — Suelta una risita emocionada. — Y que me van a dar ahora medicinas para desaparecerlo y me iré a casa… Mamá me prometió que me dejaría viajar a visitarte luego… Y papá me dejará ir a la academia de baile… No llores Eti… — Me limpio rápido la traicionera lágrima que se me ha escapado.

 

—Es de felicidad de saber que pronto podrás visitarme… — Miento. Ella sonríe aun más amplio y sigue hablándome de sus planes cuando salga del hospital. Parece una viejecita hablando así.  Me pierdo en su rostro pálido y delgado donde, a pesar de todo, la sonrisa no desaparece al igual que el brillo de sus ojos.

 

El tiempo pasa rápido y la enfermera viene a avisarme que el tiempo terminó.  Me levanto, no me contengo y beso su frente aun con el tapaboca.

 

—¿Vendrás mañana?  — Su mano tomando mi brazo.

 

—Por supuesto…

 

—Papá tiene algo que quiero que veas… es una sorpresa… Pídeselo por favor…

 

—Lo haré pequeña. — Me suelta sin dejar de sonreír.

 

—Hasta mañana Eti.

 

—Hasta mañana pequeña.

 

Salgo de la habitación y no me contengo más. Las lágrimas salen sin control mientras callo mis sollozos mordiendo mis labios con fuerza.  Vuelvo al vestidor y me quito la ropa que me dieron. Mojo mi rostro una y otra vez tratando de calmarme.  La enfermera que me mira desde la puerta dice que me tome los minutos que necesito y luego puedo salir. Le agradezco profundamente sin palabras, solo con un movimiento afirmativo.

 

Al cabo de un par de minutos salgo, aún con los ojos enrojecidos.  Sol se levanta de donde está junto a mi madre pero yo me dirijo hacia Marcel. No es necesario que diga algo, a penas me acerco, él tiene una tablet rosa en la mano.

 

—Me pidió que te entregase esto… — La tomo con manos temblorosas. Siento las miradas fijas en mí. El aire se hace pesado…

 

—Gracias… Yo… Necesito salir un momento… — Aferrándome fuertemente al pequeño aparato salgo casi corriendo. No veo atrás y felizmente nadie me sigue. Ya en el jardín tomo una gran bocanada de aire y sin detenerme busco un lugar lo suficientemente alejado. Una banca casi pegada al muro que separa el lugar de la ciudad es el elegido.

 

Aun temblando enciendo la tablet. Tiene un tierno fondo de Hamtaro comiéndose unas pipas. Me limpio la humedad de los ojos antes de entrar de lleno. Entre sus archivos hay uno que llama completamente mi atención. Dice “Etienne”. Lo abro. Es un video. Aparece Madeleine en su habitación, con unas mallas azules y una camiseta blanca con el dibujo de un unicornio. “¿Listo nana?” pregunta. Sonríe y va a un lado junto a la laptop. Hace algo allí y se escucha la música.  Aparece de nuevo al frente con una pequeña sombrilla multicolor.  Empieza a moverse y suelto un sollozo. Recuerdo muy bien que me hablo de una audición a una obra en su escuela y tenía que presentar un baile. Y le hice esa coreografía. 

 

Cuando el sol brille, brillaremos juntos

Estaré aquí para siempre

Siempre seré tu amigo

Es un juramento y lo mantendré hasta el final

 

 

No puedo terminar de ver el video… Abrazo fuerte la tablet sin poder contener el llanto… Me siento tan culpable… ¿Por qué me alejé?... ¿Por qué no insistí?... ¿Por qué olvidé mis promesas?...

 

—¿Etienne?... — Siento una mano en mi hombro. Levanto la vista… — Sabía que eras tu… Oh mi Eti, no llores… — Pasa suavemente sus pulgares por mis mejillas secando las lágrimas… — ¿Estás aquí por Madie? — Se sienta a mi lado — Claro que estás aquí por ella, que estúpida pregunta…

 

—Gael… ¿Qué haces aquí?... — Me levanto como impulsado por un resorte.  Sus ojos verdes me miran brillantes. Lleva el cabello corto y viste un terno oscuro… Nunca lo había visto en traje… Luce tan… tan…

 

—Amélie está aquí… — Tan estúpido… Joder… — Está en maternidad… acaba… acabamos de tener a nuestro bebé… — Oh claro… Se casaron… ¿Hace 2, 3 años?... Los suficientes para que me de cuenta que ya no duele… No más…

 

—¿Cuántos van ya?... — La pregunta es mera cortesía. Me alejo un paso dispuesto a irme…

 

—Es el primero…

 

—¿Primero?... Pensé que estaba embarazada la última vez que nos vimos… — Pero la curiosidad puede más… Y me quedo de pie frente a él.

 

—Ha sido difícil para nosotros… Perdimos a nuestro primer bebé… un niño… — Apoya los brazos sobre sus muslos entrelazando sus manos mientras habla con tristeza.

 

—Lo siento… No sabía… — Me siento a su lado y coloco una mano en su hombro.

 

—Pero ahora tengo a Ismael… — Vuelve a erguirse y sonríe. — Debes venir a conocerlo, es una preciosura… tan pequeño y perfecto…

 

—Felicidades papá… — Le sonrío de vuelta… Es tan extraño estar conversando así después de la forma en que nos separamos hace ya buen tiempo… Pero no puedo decir que me disgusta.

 

Quizá hemos madurado lo suficiente…

 

Gaël habla un rato más de su hijo y casi le presto mi chaqueta de babero… Algunas cosas me hacen reír y por un momento olvido la tristeza que me embarga. Insiste en que debo acompañarlo para que conozca a su pequeño Ismael… No, definitivamente no… No es que no quiero ver a su hijo… Es que no quiero encontrarme con Amélie…

 

—Etienne… Amélie no estará… — Dice al fin como si pudiera leer mis pensamientos — Ella… Ella tuvo una complicación y… y tuvieron que operarla de emergencia… Ella está bien, pero… no podrá ´tener más niños… — Me mira fijamente y toma mi mano.  No lo rechazo. — Por favor… acompáñame para que conozcas a mi pequeño… — Esa mirada casi suplicante… ¿Cómo decirle que no?...

 

—Está bien…

 

 

El área de maternidad queda al lado izquierdo de donde nos encontramos. Caminamos uno al lado del otro en silencio. Llevo la tablet muy sujeta contra mi pecho. 

 

—¿Cómo esta Madie? — Pregunta de pronto dando una mirada al aparato rosa que llevo en las manos. — Eso es suyo…

 

—¿Cómo lo sabes?...

 

—Porque le regalé ese protector hace un par de meses atrás… Siempre mantuve contacto con tu madre y con Madie… Era la única forma de saber de ti… — Me detengo y lo miro fijamente… Ya no parece una buena idea estar aquí… — Etienne… Perdóname por lo que te hice, yo…

 

—Gaël no…

 

—Déjame terminar, por favor… — Suspira profundamente antes de seguir hablando — Me comporté como un patán contigo… Tenía tanto miedo, tantas cosas en la cabeza…  Era tan inmaduro… Me fui por el lado más fácil, más cobarde… Te dañé y eso no me lo perdonaré nunca. — Sus ojos están clavados en los mío y puedo ver la sinceridad en ellos… — No voy a decirte que estoy arrepentido de la decisión que tomé, pero si de la forma en que lo hice… Hoy tengo una familia, mis padres están felices, Amelie es una buena mujer... nosotros nos llevamos bien dentro de todo... — Pasa ambas manos por el corto cabello… — Hemos pasado por tanto… — Pone una mano en mi hombro — ¿Eres feliz? — Me descoloca su pregunta… — ¿Lo eres?... — Norman aparece en mi mente y un dejo de tristeza me llena.

 

—No tengo cabeza para pensar en nada que no sea en Madie tendida en esa cama… — Contesto con voz dura.

 

—Lo siento, entiendo por lo que pasas… — Retira su mano de mi hombro y se acerca un paso. — Pero sabes a lo que me refiero… Te mereces el mundo Etienne… Sólo quiero que tengas por seguro de que realmente te amé… Te amé como a nadie… Te amé como quizá no vuelva a amar… — Coloca una mano en mi mejilla, acariciándola suavemente — ¿Podrías perdonar mi estupidez algún día?...

 

—No hay nada que perdonar… Lo pasado, pasado está. — Suelto seguro. Es tan fácil... Creo que el tiempo curo las heridas. Sonríe y le imito. Mira mis labios y luego a mis ojos nuevamente…

 

—¿Puedo?... — Pregunta en un susurro. Asiento sin pensar… Siento la tibieza de sus labios en los mío, casi un roce… — Gracias…

 

Volvemos a quedarnos en silencio y seguimos la caminata. Voy pensando en lo que ha dicho Gaël. Nunca pensé que me lo encontraría aquí y menos que se disculpara… Y que aceptara esas disculpas tan tranquilamente. Es que ya no duele. No siento más rencor, rechazo, odio… Lo miro de reojo a mi lado y me doy cuenta que ya no siento nada por él… Ese amor que le tuve ya no está más… Ese beso me lo dejó más que claro. Y casi sonrío con la revelación.  Me siento un poco más ligero…

 

Entramos al edificio de maternidad y subimos al 5to piso, donde están los cuneros. “Hay que lavarnos las manos” susurra al cruzar la puerta. Se le nota feliz y emocionado. Nos  paramos frente a un gran ventanal y puedo ver casi una decena de pequeños durmientes. Gaël hace una seña a una de las enfermeras y ella con una sonrisa se acerca a una de las cunitas y toma al niño con cuidado. Debe ser su hijo… Sale y con un saludo le acerca el bultito. Gaël agradece con una sonrisa que a duras penas cabe en su rostro.

 

—Te presento a Ismael… — Sonrío ampliamente al ver a su hijito bostezar… Es una ternurita… — Cárgalo un momento…

 

—No, no, yo…

 

—Vamos Eti, se que te encantaría… — No me niego más y recibo en brazos al bebé.

 

—Hola Isma… — Beso su cabecita que está cubierta por un gorrito blanco. — Eres la cosita más linda que he visto…

 

Con el pequeño Isma pegado al pecho mientras Gaël le hace muecas y besa sus manitas, un anhelo crece en mi pecho… Me imagino compartiendo la vida con alguien… Llegar a casa y no encontrarla vacía… Dormir abrazado, sintiendo el latir de un corazón y la tibieza de un cuerpo… Hacer planes en conjunto... Envejecer juntos... Quiero una familia…

 

Paso una hora completa con Gaël y su pequeño. Le cambio el pañal, lo alimento con la mamila y hasta hago que bote su gasecito… Es un pequeño inquieto y gracioso. Luego que se vuelve a quedar dormido, volvemos a dejarlo en manos de la enfermera que lo regresa a su cunita.

 

—Tengo que ir con Amélie… — Dice mientras bajamos las escaleras. — Ella está en el 4to piso…

 

—Quizá… Quizá uno de estos días pueda visitarla…

 

—Eso sería estupendo… — Gaël se anima nuevamente — Voy a hablarle, le contaré que te vi… Que hablamos y que ahora… ¿Somos amigos?... — Pregunta dudoso. Sonrío de lado-

 

—Claro, somos amigos — Respondo algo divertido. — Quédate entonces, voy con Madie…

 

—Dale un beso de mi parte… No permiten muchas visitas, sólo la familia directa así que no he podido verla desde que está hospitalizada, pero dile que estoy aquí y que ya nació Ismael… Eso la pondrá feliz, estaba ansiosa porque nazca; le dije que sería como una hermana mayor para él… — Lo miro asombrado — ¿Te molesta?...

 

—Oh, no, no… Sólo me sorprende lo cercanos que son…

 

—Te dije que iba a visitar a tu madre, muchas veces con mis padres y Amélie… La enana vio crecer el vientre de Amélie y eso la tenía entusiasmada…

 

—Claro, entiendo… — Llegamos al primer piso y me acompaña hasta la puerta principal — Nos vemos Gaël… — Muevo la mano en señal de despedida y sigo caminando sin detenerme.

 

—¡Hasta mañana! — Lo escucho exclamar a mis espaldas, pero sólo levanto la mano con el dedo pulgar arriba.

 

 

Cuando llego al piso de Madie me topo con Sol que está sola, con un café en la mano y el celular en la otra.  Me acerco y me siento a su lado. Ella inmediatamente deja el vaso de la bebida a un lado.

 

—¿Por qué no contesta el teléfono?

 

—Oh. Lo siento. — Meto la mano a mis vaqueros y saco el aparato. — Lo tengo apagado desde hace días…

 

—Pues enciéndelo, bobo. Puedo necesitarte de urgencia y no habría forma de ubicarte.

 

—¿Pasó algo? — Pregunto alarmado.

 

—No, no… Pero prefiero que lo tengas encendido. — Le hago caso… Enseguida empiezan a llegarme notificaciones de llamadas perdidas y una lluvia de mensajes. Mi móvil vibra como loco y Sol suelta una risita. — Veo que no soy la única que necesita comunicarse contigo… — Pongo los ojos en blanco y lo dejo a un lado con un suspiro.

 

—¿Madie?

 

—Con Julie, Marcel fue a bañarse y cambiarse, él se quedará está noche… Se están turnando…

 

—¿Podría quedarme?

 

—No se puede, sólo sus padres… Es por si se llegara a necesitar algo… Y no es que vaya a pasar nada malo, Eti metete en la cabeza que el pronóstico de Madie es muy bueno, un poco de quimio y ella saldrá adelante. Tiene todo un futuro por delante y es una niña valiente y luchadora... — Mis ojos vuelven a llenarse de lágrimas y Sol me abraza mientras remueve mis cabellos — Vamos a descansar para mañana poder venir a primera hora.

 

 

No protesto. La verdad es que estoy super cansado.  Ni bien llegamos al hotel, me doy un baño y voy directamente a la cama… de la cual Sol me saca de un grito para que cene.  Tuve que comer a regañadientes, lo cual me espanto un poco el sueño.

 

Ya de regreso a mi habitación, cojo el celular de la mesita de noche y me lanzo a la cama. Empiezo a revisar, casi todas las llamadas son de Ezio, unas cuantas de los chicos… y ninguna de Norman… Tampoco esperaba encontrar algún mensaje de él, total, dejé bien claro que necesitaba tiempo y espacio… Pero quizá muy al fondo me hubiera gustado que me escribiera, aunque sea solo un ¿cómo estás?... Suspiro y marco, preparándome mentalmente para el regaño…

 

—Cherié…

 

¿Etienne? ... ¡Etienne!, ¡francés inconsciente cómo se te ocurre desaparecer sin llamarme!... — Alejo el móvil de mi oreja ante los gritos de Ezio, se oye totalmente molesto y tiene razón, no le avisé nada… bueno, no le dije nada a nadie… — … ¡Tu tía Rebecca fue la que me dijo dónde estabas!...

 

—¿Becka?

 

¡Si! Como no me cogías el móvil marqué a casa de tu tía y me contestó Rebecca… Conversamos un poco y me contó que habías viajado de urgencia… ¿Cómo está Madeleine?...

 

—Bien… Ella… — Le conté un poco su situación. Ezio me escucha con atención, dándome aliento y repitiendo muchas veces que está seguro que todo saldrá bien. — Sabes… me encontré a Gaël…

 

¿A tu ex?

 

—El mismo… — Y le narro todo lo sucedido, de Amélie y del pequeño Isma.

 

¿Seguro que ya no sientes nada?

 

—Muy seguro, no quiero saber ya nada de nadie, estoy cansado de que me ilusionen y me rompan el corazón…

 

Ay Eti, tampoco te me hagas la victima que no te queda.

 

— No me hago la victima…

 

Sabes que te quiero un montón, muchas veces te he dicho que eres casi un hermano para mí y discúlpame si te hablo así pero no voy a mentirte. Una santa paloma no eres y eso lo sabemos de sobra…

 

—Ezio tampoco me digas eso… Yo…

 

Nada Eti, escúchame…  Norman está seriamente interesado en ti, pudiera decir que te quiere porque esa preocupación que demuestra no es simple cortesía... Al principio, cuando jugaban al gato y al ratón, si me parecía un cabrón por andar escapando de ti, pero luego de esa noche en que vino con Astrid… Es que no lo viste Eti, ese hombre estaba desesperado… Dale una oportunidad y deja de jugar al dolido…

 

—Pero…

 

Nada de peros, joder ya bájale al drama ¿no? Cuando no, siempre toda una drama queen…

 

—¡Ezio!

 

—¡Etienne! — Escucho su risa y me rio también… maldito italiano… —  Es verdad cherié no lo niegues, toda la vida has sido un dramático, te montas unas dignas de la rosa de Guadalupe, todo tu todo tu todo tu…  — Quisiera replicar, pero la risa me lo impide — Norman está esperando que lo llames… Le dije eso de que querías tiempo y toda esa mierda que me dijiste cuando hablamos y él todo educadito aceptó. ¿No te digo? Ese hombre anda super colado por ti… Espera… — Lo escucho susurrar ahogado, posiblemente está tapando la bocina del móvil — Voy a salir a almorzar con Rodri, estará Norman… ¿quieres que le diga algo?...

 

—Yo… no sé…

 

Bueno… piénsalo bien y si necesitas algo me lo dices. Y avísame como va lo de la pequeña Madie, veré si puedo ir a Francia, Rodri me dijo que iríamos a Italia la próxima semana, se supone que era una sorpresa para verte, pero ya que no estarás allá… Porque no estarás, giusto?

 

—Pienso quedarme hasta que Madie salga de alta...

 

Entonces veré si puedo ir igual… — Suspira — Tengo que colgar cherié, cuídate mucho, io prometti?

 

—Lo haré cerecita, no te preocupes… Y tú también dile al rubio pijo que te cuide o se las verá conmigo…

 

Hecho… Etienne… Donato es historia, giusto?... Porque si vas a seguir con eso de los amiguitos con derechos…

 

Es historia, lo prometo… No tienes que preocuparte. — Contesto algo fastidiado… ¿Ahora se preocupa más por Norman que por mi?...

 

—No te disgustes cherié, sabes lo que pienso. No me gustan ese tipo de juegos y siempre te lo he dejado claro...Sabes que te quiero, giusto?…

 

—Si, lo sé… También te quiero… Y gracias, creo que necesitaba una sacudida…

 

Cuando quieras, soy experto en sermones motivacionales ya sabes, cosas de la empresa — Volvemos a reír — Ciao cherié…

 

La llamada termina y me quedo tendido en la cama con los ojos fijos en el techo y los brazos extendidos a los lados, pensando en lo que me dijo Ezio... ¿Dramático?...  Bueno… Quizá exagero un poco… Sólo un poquito… Y si, quizá Ezio tenga algo de razón….

 

Este jodido italiano me conoce tan bien…

 

Me he portado como una real perra con Norman… Bueno, tampoco es como si él se hubiera comportado de forma correcta... Pero tengo que aceptar que metí la pata y en grande... Y él no tiene idea… ¿Debo decirle?... No, de ninguna manera… Será para que me mande derechito y sin escalas a la mierda… 

 

Hay cosas que por el bien común es mejor olvidar… Pero… ¿y la sinceridad?...  Ah joder… No sé ni que hacer…

 

“Crucemos el puente cuando lleguemos a el” se me viene a la mente el dicho. Bueno, lo pondré en práctica.  Veremos que sucede, no voy a hacer dramas sin sentido como dice Eti. Cuando llegué el momento, si es que llega, ya se verá…

 

Tomo nuevamente el móvil y marco decidido. Al cuarto tono su voz dudosa me contesta.

 

¿Hola?

 

—Hola Norman, soy Etienne…

 

 

 

Notas finales:

Giusto? : ¿verdad?

io prometti : ¿promesa?

 

....

 

No tengo cara ni para disculparme por el atraso...

 

XOXO


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