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Dernière Danse por Killary

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Ellos dicen que el amor es dolor

Bien cariño

Hagámonos daño esta noche

(Let´s Hurt Tonight – OneRepublic)

 

 

 

Paso treinta y tres: Todo o nada

 

 

 

—¿Quién es la bolita más linda del universo? ¿Quién? — Tomo el pequeño piecito y le doy suaves mordidas. Isma ríe mientras patalea y mueve sus manitas. — Ma belle petite chose… Mon beau bébé…

 

—¿Se porta bien mi hombrecito? — Gaël llega y toma asiento junto al cochecito del pequeño quien ahora balbucea y se mete el pulgar en la boca. Me alcanza uno de los dos cafés que lleva en las manos. — Negro y sin azúcar, como te gusta.

 

—Por supuesto, es todo un caballerito bien portado…  droit, belle? — Le doy un ultimo beso en el dedito gordo antes de ponerle la mediecita blanca y la pequeña botita. Gaël deja el café frente a mi al verme con las manos ocupadas. — Gracias —Me yergo en la silla, tomo la taza y doy un sorbo con cuidado de no quemarme. — ¿Todo bien? — Gaël suspira y se pasa la mano por los cabellos.

 

—La deje en su sesión… No veo mejoría, pero la doctora me dice que debo tener mucha paciencia… — Mira a su hijo con ternura — Ismael necesita a su mami… — Amélie luego del parto y la operación que la dejó estéril, cayó en una profunda depresión. No dormía, no comía, lloraba todo el tiempo y hasta rechazaba al bebé… Fue muy difícil para Gaël lidiar con eso, pero con ayuda de los médicos, la madre de Amélie y la mía, pudo afrontarlo. Ahora ya habían pasado tres meses y aunque Melie había avanzado muchísimo, aun le faltaba un gran camino por recorrer para poder ser dada de alta.

 

—Amélie es fuerte, lo superará… Y si, tienes que ser paciente y estar a su lado…

 

—Eso espero, estos tres meses han sido muy difíciles… No se que hubiera hecho sin ti Eti… — Toma mi mano y la aprieta fuerte — Gracias…

 

—Para eso están los amigos, cherié…

 

—¿Y como está mi princesa valiente?

 

—Mi niña está muy bien, ya le quedan dos sesiones, un control y la dejarán libre por fin — Madie había pasado por radioterapia, luego quimio y ahora ya faltaba poco para poder regresar a casa. Mi hermanita era realmente la niña más valiente del mundo. Nunca perdió la sonrisa, aun cuando perdió el cabello debido al tratamiento… Fue ella la que me tuvo que consolar a mi…

 

—Esa es mi super niña. Voy a darme una escapada luego para ir a verla.

 

—¿Tienes que volver al trabajo?

 

—No, no, los días de las terapias sólo voy hasta el mediodía… Ventajas de ser el hijo del dueño.  — Guiña un ojo mientras termina de beberse su café. — Y tú, ¿ya pensaste que vas a hacer? — Suspiro.

 

—Creo que ya es hora de volver… Madie pronto saldrá de aquí, posiblemente regresen a la casa del puerto y la verdad no me apetece ir a ese lugar… Aunque Marcel a cambiado muchísimo, la verdad que me cuesta creer que es el mismo hombre que me hizo pasar tan malos ratos en el pasado…

 

—La enfermedad de Madeleine lo golpeó fuerte. Creo que él y tu madre han cambiado mucho… No les guardes rencor…

 

—No siento rencor, es solo que… — Mi móvil suena y lo saco del bolsillo de mis jeans. Me quedo observando el nombre de Norman parpadear hasta que se corta la llamada… Vuelve a sonar y con un suspiro lo apago.

 

—¿Por qué no contestas? — Gaël me mira curioso… Dejo el teléfono sobre la mesa y apoyo la frente en ella.

 

—No sé… — Susurro… Y es verdad… No me entiendo… Después que llamé a Norman, hablamos largo rato y decidimos darnos una oportunidad… Claro que le pedí tiempo porque necesitaba estar aquí junto a mi hermana y lo entendió perfectamente. Hablábamos por teléfono casi a diario y todo iba de maravillas…Hasta que un día mientras leía el diario vi una foto de él junto a una mujer… Claro que no estaban en ninguna pose comprometedora, solo era de una cena de negocios o algo así… Y claro que llamé inmediatamente a Ezio para preguntar… Me dijo que no me preocupara, que eran compromisos de la empresa y nada más, que eran puros chismes, que deje de leer periodicuchos que solo servían para envolver el pescado en el mercado, que no haga caso y me deje de dramas… El mismo Norman me dijo lo mismo en una de sus llamadas, al saber mis dudas por boca de Ezio… Pero yo terco como soy, empecé a buscar artículos de diarios pasados, y en la sección de chismes de la socialité me enteré de que esa mujer era una modelo con un amplio currículo de romances y ponían a Norman como la ultima de sus conquistas…

 

¿Como quieren que me sienta?

 

Comencé a poner excusas para no hablarle. Que tenía que acompañar justo en ese momento a Madie a algún procedimiento… O que iba a entrar a su habitación y estaban prohibidos los teléfonos… Que mi madre necesitaba hablar conmigo urgente… Cuando se me acabaron las excusas simplemente dejé de contestar… Me dejaba mensajes a los que respondía que no escuché el móvil porque estaba en la ducha, o que me había quedado dormido… Que luego lo llamaría… Al final opté por simplemente apagar el teléfono…

 

Ya van a ser dos semanas de eso…

 

Lo sé, quizá no es nada y estoy actuando como un estúpido, haciendo mis dramas, haciendo una tormenta en un vaso con agua… Pero no puedo evitarlo…

 

—Hey… Eti… ¿estás bien?...  — Siento una mano sobre mi brazo y levanto la cabeza. Gaël me mira y empieza a reír — Mira como te has puesto… Tienes una marca roja en la frente… — Empieza a acariciar esa zona con dos de sus dedos — Ve a los servicios y échate un poco de agua fría si no quieres parecer un unicornio…

 

—Ja, ja, muy gracioso… — Golpeo suave su mano mientras me paro y le saco la lengua. Él no para de reír — Ya vuelvo.

 

El baño de la cafetería está vacío y eso me alivia. Mojo mi rostro y poco a poco la marca enrojecida desaparece un poco. Suelto la media cola que llevo y el cabello lacio cae por mi rostro, acomodándolo logro que tape mi frente y un poco de mi ojo izquierdo. Observo la imagen que me devuelve el espejo. Con el cabello un poco crecido y este peinado me parezco mucho al Etienne del pasado, al Etienne adolescente que salió de aquí…

 

Bah, un peinado no define nada.

 

Vuelvo a amarrar mi cabello en la media coleta y salgo. Mientras camino a la mesa, veo a Gaël con la mamila en la mano. Me apresuro a llegar a su lado.

 

—Déjame alimentarlo… — Gaël da un saltito por la sorpresa. — Por favor…

 

—Claro, no hay problema. Toma — Me alcanza el biberón y me siento en una silla, acomodándome. Gaël toma al pequeñito y me lo coloca en brazos. Sonrío cuando llevo la mamila a su boquita y este la toma, hambriento. — Oh, mon beau bébé… Estabas hambriento, ¿eh? Mira como chupas ma belle petite chose…

 

—Serías una mamá estupenda… — Dice Gaël que está sentado frente a mi con una sonrisa divertida en los labios.

 

—La mejor — Respondo sacándole la lengua. Él ríe con ganas.

 

—Prende tu móvil, no vaya a ser que Juliette quiera comunicarse contigo… — Ups, tiene razón…

 

—¿Puedes sacarlo y encenderlo, por favor? No puedo hacerlo en este momento… — Gaël levanta las cejas y se muerde el labio…  — No pongas esa cara de pervertido, ¿no ves que estoy con Isma en los brazos? Está en el bolsillo derecho de mis vaqueros… — Con una risita se levanta para acercarse a mi y hacer lo que le pedí. — Ya, ya, deja de tocar que ya lo tienes… — Se aleja sin dejar de reír y puedo ver su rostro algo sonrojado… Joder… — Préndelo por favor… — Ni bien enciende el aparato, empiezan a llegar las notificaciones. Gaël, que aún tiene mi móvil en sus manos, mira la pantalla.

 

—¿Quién es Norman? — Pregunta sin levantar la vista. — Tienes muchas llamadas perdidas y mensajes de él. — Por fin me mira — ¿Quién es? ¿Tu novio? — Siento una ligera dureza en su voz. — ¿Me lo dirás? ¿O es un secreto?

 

—Hey, calma… No tengo porque darte ningún tipo de explicaciones, ¿qué te pasa? — Hablo bajo por miedo a asustar a Ismael. Gaël cierra los ojos con fuerza, inhala y exhala fuerte un par de veces y sacude la cabeza antes de volver a mirarme.

 

—Discúlpame… — Se sienta nuevamente frente a mi. — Lo siento, no debí levantar la voz… — Pasa sus manos por su cabello. — Me siento estúpido…

 

—Está bien, no te preocupes…

 

—Si me preocupo… Estoy celoso… No tengo derecho, lo sé, pero lo estoy… Yo…

 

—Gaël, ya hablamos de eso. Somos amigos, ¿verdad?

 

—Si pero… — Gira el rostro hacía la puerta del local — A veces yo… — Su voz es casi un susurro — Quisiera… — Suspira y vuelve a mirarme — Discúlpame… Voy a ver cuánto le falta a Amélie… — Sale tan rápido que no me da tiempo de decir nada… Gaël… Hemos hablado tanto de esto… Decidimos que podíamos ser amigos, y todo va tan bien… No arruines esto… Se que es difícil y créeme que también lo es para mi… Pero hemos avanzado tanto estos 3 meses… Se fuerte mon cherié… Por Amélie, por mi, por ti, por Ismael…

 

Vuelco mi entera atención en el pequeñito que ya casi termina de tomarse el biberón. Lo retiro antes. Dejo la botella sobre la mesa y me levanto con Isma en brazos, colocándolo sobre mi lado izquierdo de forma que pueda botar el aire, no sin antes colocarme sobre el hombro una toallita que siempre está en el bolsillo de su pañalera… Ahora es tan fácil… Hace un par de meses me aterraba alimentarlo, tenía miedo de ahogarlo, y hacerlo eructar era casi traumático porque temblaba pensando en que podía soltarlo…

 

—Pesas, mon petit… — Beso su cabecita sobre el gorrito de perrito que lleva. — Cada día estás más grande y guapo… Las chicas caerán a tus pies solo con mirar tus bellos ojos iguales a los de tu padre... ¿Sabes? Tu papá está medio loco… Mira que salir corriendo de esa forma… ¿Te ha dicho algo?... — Le estoy hablando a un bebé… Creo que se me ha zafado un tornillo — Quiero mucho a tu papito, es uno de mis mejores amigos… Y tu mamá también fue mi mejor amiga cuando éramos niños… — Sigo susurrándole — Ellos te quieren muchísimo, vas a ser un niño feliz, mon bébé, y yo siempre estaré para ti… El tío Eti siempre te va a consentir… — Mi móvil, que Gaël dejó sobre la mesa, empieza nuevamente a sonar. Veo en la pantalla el nombre de Norman — ¿Qué dices? ¿Contesto? — Pero no recibo de respuesta ni un balbuceo porque mi pequeño oyente se ha quedado profundamente dormido — ¿Tan aburrido soy que te quedaste dormido? — Lo acuesto con cuidado en su cochecito, cubriéndolo bien — Pequeño traidor…

 

—Siento haberme comportado como un idiota… — Gaël está de vuelta con cara de arrepentimiento.

 

—Deja de disculparte, ya pasó… Solo trata de que no ocurra de nuevo…

 

—Lo prometo… — Mira al cochecito y una tierna sonrisa aflora — ¿Mi pequeño caballero se durmió?

 

—Si, tomó toda su leche y cayó redondito.

 

—Ya nos tenemos que ir, Amélie está por salir de su terapia…

 

—¿Tan rápido pasó el tiempo? — Digo algo decepcionado. — Entonces, ¿hasta pasado mañana?

 

—Si, el viernes estaremos nuevamente por aquí. — Coloca el protector del coche y se cuelga el bolso. El papel de padre le cae de maravillas porque se ve super sexy… Es eso, o la falta de sexo me está matando… — Hoy no pude visitar a Madie, pero por favor dile que el viernes de todas maneras voy a pasarme por allí.

 

—Se lo diré, seguro que se emociona al saber que verá a Ismael…

 

—¿Vienes? — Solemos caminar juntos hasta la intersección en la que nos separábamos porque los edificios estaban en lados opuestos.

 

—No, está vez yo… — Mi móvil suena otra vez. Le da una mirada y luego me sonríe.

 

—Entiendo. Cuídate… — Se acerca y me da un suave beso en los labios. Se ha hecho costumbre saludarnos y despedirnos de esa forma.  Lo veo alejarse empujando el cochecito hasta desaparecer de mi vista. Tomo el móvil y sin mirar, contesto.

 

—Diga…

 

—¡Etienne! ¡¿Por qué no contestas tu maldito teléfono?! — Me sorprendo… ¿Acaso era él el que llamaba insistentemente?... Pues no… Entonces, ¿cuál es su problema?...

 

—Estaba ocupado, tenía el móvil en la mochila, no lo escuché… No tienes por qué gritarme… — Me hago el desentendido, seguro Norman le fue con la queja y no quiero ponerme en evidencia…

 

—¿Todo bien?... ¿Madie?... ¿Tu?...

 

—Si, todo va bien… Tan bien que pienso regresar pronto a casa…

 

Joder, que inconsciente eres… Mínimo dígnate a contestar el móvil para saber que nada malo ha pasado… No sabes lo preocupados que estábamos… — “Estábamos” … Lo sabía…

 

—Lo siento cherié, de verdad no lo escuché, estaba ocupado con Ismael…

 

Awww, la cosita hermosa… — Sí, Ezio también tiene una debilidad por Ismael — ¿Le tomaste otra foto para mandármela?

 

—Por supuesto — Busco en mis archivos y le mando un par de fotos que saqué esta tarde — Cada día crece más…

 

Y cada día se parece más a su padre… — Una de las primeras fotos que le mandé fue la de Gaël junto al bebé, y desde allí Ezio siempre me dice que son como dos gotas de agua… — ¿Visitaste a tu amiga?

 

—Aun no… Creo que será en la próxima oportunidad que venga. Aún está en recuperación y tengo miedo de que recaiga o algo así por mi culpa…

 

Conversamos un largo rato, pero en ningún momento nombro a Norman… Y la verdad es que me moría de ganas de preguntar por él, pero me mordí la lengua…

 

Al despedirnos, me hizo prometerle muchas veces que contestaría las llamadas y en caso de estar ocupado me comunicaría en cuanto tenga tiempo.

 

Pasé lo que quedaba de la tarde con Madie, se alegro mucho al saber que el viernes tendría como visitante a el pequeño Ismael. Conversamos, dibujamos, leímos y hasta inventamos un par de pasos para la coreografía que estábamos armando juntos.

 

Al salir del hospital, cuando estaba camino al hotel, revisé mu celular… Ni una llamada, ni un mensaje… Nada… Pero tampoco iba a llamar. Ni de joda. No. Definitivamente. No había forma. De ninguna manera.

 

Ya en la habitación, después de ducharme decidí llamar a Solange. Le di las novedades y la noticia que pensaba regresar pronto y le pedí que avise a Emilia a ver si aún podría tener mi empleo… Claro que mi tía contestó que no sea tonto, que mi empleo estaba allí esperando por mi regreso… Es bueno contar con gente que te quiere y aprecia…

 

Luego de un rato, cuelgo la llamada… Dejo el móvil sobre la mesita de noche y apago la luz. Necesito dormir porque le prometí a Madie que estaría a primera hora en el hospital para acompañarla a su terapia…

 

No voy a llamar… No hoy… Pero mañana quizá si…

 

 

 

+++++++++++++++

 

 

 

 

—¡Maldita sea! — Mi móvil va a aterrizar sobre el sofá… Camino de un lado a otro tratando de tranquilizarme… Ya ni se cuántas veces voy marcando el número de Etienne y este nada de contestarme. Ni devolverme las llamadas, Ni contestarme los mensajes… ¡Nada!... ¡Lo peor es que ni si quiera se que mierda le pasa ahora! Lleva días así…

 

Siempre que le da una de sus pataletas, tengo que recurrir a Rodrigo para que hable con su novio y este pueda comunicarse con Etienne para, ¡por fin!, enterarme de lo que sucede…

 

Me estoy cansando de esto…

 

¿Recordará si quiera la diferencia horaria? ¿Qué cuando para él son las 8 de la mañana para mi apenas es medianoche? ¿Le importará?...

 

Ya ni sé…

 

El reloj de pared marca casi las 9 de la mañana… Debía estar en el trabajo hace una hora… Pero me dormí como a las 2 am cansado de marcarle… A las 4 estaba de pie nuevamente con el móvil en las manos… Aunque le hice saber a Rodrigo que llegaría retrasado contándole la patética verdad, no voy a abusar de su confianza… Será mejor que salga para allá de una vez y me deje de pensar en Etienne…

 

Voy a la cocina para servirme un café antes de partir y recién noto la ausencia de Mateo… Todas las mañanas desayunamos juntos, algunos días lo llevo al trabajo, otros prefiere irse en metro… Está esforzándose mucho en retomar su vida…  quiere ser el de antes; quiere demostrar que realmente está mejorando… Pero aun lo escucho llorar por las noches luego de que despierta de un mal sueño, aun lo escucho pasearse hasta la madrugada, aun se notan las ojeras por más maquillaje que usa tratando de ocultarlas… Aun no puede intimar con Derrick…

 

¿Será que por fin pudo pasar la noche con él?...

 

Camino hasta su habitación… La puerta está cerrada. Doy un par de toques sin obtener respuesta así que giro la perilla que cede fácilmente al no estar con llave… La habitación está a oscuras, las cortinas cerradas, la cama tendida y no hay rastros de Mateo…

 

—Mateo… — Un gemido casi imperceptible… Agudizo la vista acostumbrándome a la oscuridad y lo veo… Una pequeña sombra en el rincón más alejado de la habitación… Me acerco con cautela y me agacho a su lado… — Mat, ¿qué sucede?... — Pregunto suavemente. Los temblores de su cuerpo se hacen más evidentes y los sollozos más audibles — Estoy aquí, sabes que puedes decirme lo que sea… — Me siento a su lado sobre el suelo sin llegar a tocarlo — Vamos Mat…

 

—Valeria… — Susurra entre hipidos…

 

—¿Valeria? ¿Quién es Valeria?

 

—Es… es mi… mi hermana… — Su llanto recrudece y yo no salgo de mi asombro. ¿Su hermana? ¿No se supone que había roto toda comunicación con su familia? — Ella… ella me llamó… me llamó y me dijo… me dijo…  mi mamá… me dijo…

 

—Cálmate Mat, tranquilo… — Me atrevo a abrazarlo y felizmente se deja. Entierra el rostro en mi pecho y acaricio sus cabellos. — Todo está bien, cuéntame despacio… — Pasan unos minutos hasta que Mateo empieza a hablar de nuevo.

 

—Mi mamá le pidió a Valeria que me busque… Dice… dice que está muy mal y que quiere pedirme perdón antes de… — Su voz vuelve a cortarse y el llanto que por un momento había disminuido regresa con ganas.

 

—Ya, ya, tranquilo… Shh todo está bien… — Acaricio su espalda mientras repito esas palabras una y otra vez hasta que nuevamente lo siento tranquilizarse un poco. — ¿Cómo te encontró? — No puedo evitar preguntar.

 

—Los padres de Piero… — No dice más, y tampoco es necesario. Ya imagino que sucedió. — Tengo que ir…

 

—¿A Italia? — Asiente aun con la cabeza sobre mi. — Sabes que no hay forma…

 

—A pesar de todo es mi madre… Y es su último deseo… — Hace esfuerzo para no echarse a llorar.

 

—No me gusta la idea Mat, no me da buena espina…

 

—Tengo que ir… — Repite. Y se que no podré convencerlo de lo contrario.

 

—Si insistes, hablaremos con los chicos a ver si uno de ellos puede acompañarte…

 

—No… no quiero decirles…

 

—¿Por qué?

 

—Porque están ocupados con sus cosas y no quiero ser un problema para ellos.

 

—Sabes que no eres un problema para nosotros… No hay forma de que seas un problema…

 

—Piero está ocupadísimo con los finales, Teff inmerso en una campaña importante… Eti en Francia con lo de su hermanita…

 

—Derrick…

 

—¡No!... — Salta de mi regazo y me mira con horror — No le digas nada por favor… No quiero… No quiero ser una carga mayor para él…

 

—Mat, no eres una carga para Rick, él te quiere mucho…

 

 —Pero… tarde o temprano se aburrirá… — Vuelve a esconder el rostro en mi pecho — No puedo hacer… no puedo tener sexo, ¿entiendes?... ¿Cuánto crees que aguante?...

 

—Vamos no todo es sexo…

 

—No mientas… no me mientas… — El silencio se hace presente… No se que decirle porque para ser sinceros, tienen mucho de razón sus palabras. Derrick siempre ha sido una persona muy activa sexualmente, cuando se conocieron se la pasaban cogiendo cual conejos y ahora… — No necesito compañía, puedo viajar sólo… — Murmura, dándome a entender que definitivamente no quiere hablar del tema…

 

—No, yo viajaré contigo. — Suelto sin pensarlo mucho.

 

—No. Tienes que trabajar, no es necesario que alguien me acompañe… Puedo hacerlo sólo…

 

—Pero no quiero que vayas sólo. — Lo hago a un lado y me levanto del suelo. — Y no está en discusión. — Zanjó antes de que vuelva a replicar. — No es problema. Igual tengo que ir a la sucursal, sólo estoy adelantando el viaje un par de semanas.

 

—Pero…

 

—Nada de peros. Haré un par de llamadas, arreglaré lo de los pasajes y te guste o no le avisaré a los chicos. Sabes que ellos no te perdonarán que les ocultes algo tan importante. — Abro las cortinas dejando que entre la luz. Vuelvo a acercarme a su lado, lo tomo de los brazos y lo obligo a pararse. — Llama al trabajo para explicarte y pide licencia, cualquier cosa o problema con eso me avisas para hablar con Brown. — Mat permanece de pie con la cabeza gacha y noto que tiene las manos en puño — Vamos, no te disgustes…

 

—Me haces sentir un inútil…

 

—No eres inútil, eres casi mi hermanito y me preocupas. — Lo abrazo y siento como poco a poco se relaja.

 

—Déjame llamar a Piero… quiero ser yo quien les avise… — Dice bajito con voz más calma.  Sonrío y le revuelvo los cabellos. Ese es mi Mateo.

 

—Por supuesto.

 

 

 

+++++++++++++++

 

 

 

Estoy parado a un lado tratando inútilmente de pasar desapercibido. Mis hermanos, mis primos, mis tíos, mi padre… Todos no dejan de mirarme con disimulo. El sacerdote habla y parece importarles poco. Norman está a mi lado, estoico como siempre, con esa aura intimidante que en estos momentos me viene bien, porque es lo único que ha evitado que se me acerquen.

 

Cuando llegamos ayer por la tarde mi madre acababa de fallecer…

 

Se me hace el momento casi eterno hasta que culmina el servicio y empiezan las muestras de apoyo y las condolencias a la familia… Familia a la cual obviamente ya no siento pertenecer.

 

—¿Quieres irte ya? — Pregunta bajito Norman. Asiento con la cabeza. Caminamos un par de pasos alejándonos.

 

—¡Mateo! — Giro sobresaltado al escuchar mi nombre. Valeria corre hacia nosotros. — Casi no te alcanzo… — Dice al llegar tomando bocanadas de aire — Toma, mamá me pidió que te lo entregara si es que no llegaba a verte… — Me alcanza un sobre blanco que tomo con duda — Mejor se van ya, los chicos no están nada contentos de que estén aquí y papá tampoco… — Miro detrás de ella y veo que Víctor y Ernesto se acercan…

 

—Gracias. — Suelta seco Norman, y me toma del hombro para obligarme a caminar junto a él. Valeria hace un ademán de despedida y regresa dándole el encuentro a mis hermanos, deteniéndolos.

 

Subimos al auto y Norman arranca. No decimos palabra. Miro el sobre y lo abro despacio… Saco la carta y empiezo a leer…

 

Hijo, espero algún día puedas perdonarme. No fui la mejor de las madres y me arrepiento de eso. Quizá si hubiera estado más cerca, si te hubiera hablado más, si te hubiera dado más cariño, no te hubieras ido por el mal camino. Se que fue mi culpa que hayas crecido desviado y lo lamento mucho. Aun estás a tiempo cariño, puedes pedir perdón a Dios y volver a la senda correcta, el pastor Braulio te recibirá con los brazos abiertos, he hablado mucho con él y me prometió que si lo buscas te recibiría gustoso y te ayudaría a encontrar nuevamente el camino. Ese es mi último deseo. Quiero que te conviertas en un buen hombre, te cases con una buena mujer y formes una familia como debe de ser, así como tus hermanos.

 Siempre estarás en mis oraciones hasta el último momento.

Te quiere, mamá.

 

La risa se me escapa al terminar de leer. Bajito al comienzo, pero luego son carcajadas que me sacuden. La carta termina echa un bollo en mis manos. Norman me mira de reojo extrañado, y se orilla deteniendo el auto.

 

—¿Estás bien? ¿Pasa algo? — Le paso el arrugado papel y el frunciendo el ceño lo lee. Me limpio las lágrimas que empiezan a mojar mis mejillas sin parar de reír. — Que estupidez… — Murmura Norman al terminar. — Lo siento Mat…

 

—¿Por qué?... No tienes que sentirlo, debí suponer que nada había cambiado… — Digo parando de reír. Norman saca de la guantera una caja de pañuelos de papel y me la ofrece. — Gracias… — Suelto las últimas lágrimas sintiéndome un completo tonto por siquiera haber pensado que las cosas serían diferentes, que mi mamá… Sacudo la cabeza… No… No pensaré en ellos nuevamente. Nunca más. Nada de sufrir ni de llorar.

 

He vivido todo este tiempo como si mi familia no existiera y así seguiré nuevamente.

 

—¿Y ahora que quieres hacer? — Me regresa la carta. No le doy una segunda mirada. La hago nuevamente un bollo y la arrojo por la ventana.

 

—¿Volver?

 

—¿A casa? — Asiento con la cabeza — Imposible, los pasajes de regreso están para dentro de 2 días, tengo que hacer algunas cosas en la sucursal…

 

—Oh… No te preocupes, me puedo quedar en la habitación, veré tele o algo… — Su móvil suena y lo saca del bolsillo de la chaqueta azul que usa. Da un suspiro al ver la pantalla.

 

—Discúlpame un segundo — Dice antes de bajar del auto y alejarse unos cuantos pasos. Por el espejo retrovisor lo veo pasearse de un lado a otro mientras habla. No pasan ni cinco minutos y ya está de regreso. — Problema solucionado. — Dice abrochándose nuevamente el cinturón y arrancando el auto. — Pasarás estos dos días con Etienne…

 

—¿No estaba en Francia?... ¿Y su hermanita?...

 

—Acaba de volver, al parecer todo salió bien con la pequeña.

 

—Genial… — Me entusiasma ver nuevamente a Eti, pero noto que Norman está más serio de lo normal — ¿Puedo preguntarte algo?

 

—Claro, dime…

 

—¿Eti y tu han discutido?

 

—No… — No hace ni un gesto… Su imperturbable mirada permanece al frente, pero logro notar una ligera tensión en las manos que sujetan el volante. Algo ha pasado, pero no quiere contarme. No voy a insistir…

 

Guardo silencio y me limito a mirar a través de la ventana…

 

 

 

 

+++++++++++++++

 

 

 

 

Mateo se ha quedado en silencio y es mejor así. Estoy demasiado disgustado como para sostener una conversación, sobre todo con las palabras de Etienne rondándome la cabeza… ¿Cómo se le ocurre reclamarme el no avisar lo que pasaba con Mateo?... ¿Cómo si quiera se atreve, después de que no contestó ninguna de mis llamadas?... Claro, ahora yo soy el malo, el desconsiderado, el injusto, el cruel…

 

Estaciono el auto en el aparcamiento del hotel y subimos a la habitación. Mat tiene que hacer la maleta porque voy a dejar que pase estos dos días que quedan en casa de Etienne, así aprovecharé en terminar las diligencias que debo hacer en la empresa. Llamo a Rodrigo para ver si hay algo más que deba hacer en la empresa, pasamos conversando cerca de media hora de informes, estadísticas, reuniones que debo convocar… En ningún momento le toco el tema de Mateo y lo ocurrido…

 

—Tengo hambre… — Mat está parado frente a mi con la maleta a un lado. Miro el reloj de pulsera aun con el móvil en la oreja y veo que ya pasan las 3 de la tarde. Me despido rápidamente de Rodrigo.

 

—Discúlpame Mat, no me fijé en la hora… Pasemos a comer algo antes de que te deje en casa de Etienne…

 

—¿Podemos ir a comer con él? — Me sorprendo… ¿Comer con Etienne?... ¿Verlo?... ¿Hablar con él?...

 

—Posiblemente el ya comió… Será mejor que antes de…

 

—Aun no, acabo de hablar con él y dijo que nos esperaba… — ¿Nos esperaba?... Entonces, ¿quiere que hablemos?... ¿Para qué?... No…

 

—Pero… Tengo trabajo y…

 

—Acabas de decir que iríamos a comer, ¿qué diferencia hace si vamos con Eti?... — Mi intento de excusa fracasa. Miro a Mat que se ve emocionado... ¿Qué puedo decir?...

 

—Ninguna… Tienes razón… ¿Estás listo? — Mat da un par de saltitos asintiendo efusivamente — Vamos.

 

Ya en el auto nuevamente no puedo evitar recordar las veces que he recorrido este camino. Ir al departamento de Etienne era parte de la rutina cada vez que venía con la excusa de la empresa… Pensé que todo estaba bien… ¿Qué nos ha pasado?... ¿Por qué nos complicamos tanto?... ¿Por qué Eti tiene que ser tan… dramático?...  No creo que sea por lo del diario… Le expliqué que eran puras tonterías, que no pasaba nada; que era una simple conocida y solo era una pantomima… Y él dijo que estaba bien…

 

¿Lo estaba?...

 

Joder…

 

Me detengo frente al edificio de departamentos. Mateo se libera del cinturón y baja presuroso. Lo miro sin moverme. Enarca una ceja y se apoya en la ventanilla.

 

—¿Qué haces aun dentro? ¡Vamos!

 

—Prefiero esperar aquí.

 

—¡No! Vamos a subir, me tienes que ayudar con la maleta, ¿recuerdas?

 

—Mat, la maleta tiene ruedas y no pesa mucho, no es necesario que te ayude.

 

—¿Por qué estás siendo tan… — Mueve las manos como echándose aire y sonrío ante el gesto.

 

—¿Tan?

 

—¡Tan cabezota!

 

—¿Soy cabezota? — Le pico. Rueda los ojos y suspira.

 

—Ya Norman, deja de hacerte el tonto y vamos. — Suelto una risa al ver su puchero. Dejo atrás el problema con Eti, porque ver a Mat comportarse como niño me llena el pecho. Verlo feliz es uno de mis más grandes deseos.

 

—Está bien, solo déjame estacionar el auto en algún lugar apropiado, no quiero multas.

 

 

Etienne nos recibe con una gran sonrisa. Abraza a Mat con fuerza y este le corresponde suavemente. Se que aun le cuesta el contacto, pero está trabajando duro para que pueda superarlo. Luego me mira, se acerca y besa m i mejilla.

 

—Hola Norman.

 

—Etienne… — Murmuro desviando la mirada, lo que no pasa desapercibido para Mat.

 

—¿Pediste pizza? — Pregunta Mateo, rompiendo el silencio que se había formado.

 

—¿Pizza? — Suelto mirando al pequeño de ojos azules.

 

—Si, tengo muchas ganas de comer pizza — Dice relamiéndose. Niego dando un suspiro.

 

—La pizza no es alimento.

 

—No seas aguafiestas Norman… ¿La pediste, Eti?

 

—Claro, las tengo en el horno. Pasen.

 

 Me quedo en la sala mientras Eti lleva a Mateo al cuarto que ocupará estos días.  Doy una mirada. El departamento está tal y como lo recuerdo. Solo unos marcos nuevos decoran la estantería. Son fotos de su hermana y de… ¿un bebé?

 

—Es Madie, aunque ya la conoces… Y el nene es Ismael, hijo de un amigo… — ¿Por qué tienes la foto del hijo de tu amigo?  Quisiera preguntar, pero me callo. No es necesaria una respuesta porque puedo imaginar bien que hay una historia tras esa foto y sin dudar tiene que ver con uno de sus ex. Es tan fácil de leer, de interpretar ese nerviosismo mal ocultado y ese temblor casi imperceptible en la voz al hablar. No tengo ganas de discutir, la verdad estoy cansado. Ujum digo sin ganas y me siento en el sofá. Cierro los ojos mientras tiro la cabeza hacia atrás. — Norman…

 

—Dime… — Contesto sin abrir los ojos.

 

—Quiero disculparme… Se que me he comportado infantilmente, pero… ¡estaba celoso! Las fotos con la modelo esa…

 

—Te dije que no significaba nada…

 

—Pero ella esparció por todos los diarios que ustedes eran novios, que se iban a comprometer…

 

—Tu mismo lo dices Etienne… “ella” … No se porque seguiste hurgando si ya te había dicho lo que pasaba… O si, si se… No me tienes confianza…

 

—Lo siento… Me porté como un idiota… Confío en ti, pero soy muy celoso…

 

—Y tan dramático y berrinchudo como siempre…

 

—Lo se…

 

—¿Lo sabes? — Abro los ojos y lo miro. — Eso es nuevo… Que aceptes tus errores… Increíble…  — Me levanto y camino nuevamente hasta la estantería donde tomo la foto del pequeño niño que me tiene intrigado — ¿Cuánto tiempo?

 

—¿Perdón?

 

—¿Qué cuánto tiempo te durará esta vez?

 

—No entiendo…

 

—Etienne, siempre es lo mismo… Si vuelves conmigo no tengo idea por cuánto tiempo será… Cuándo te aburrirás… Cuándo desaparecerás… No sé qué sientes, si realmente quieres estar conmigo o si estás pensando en otra persona…

 

—Eso no es…

 

—Y callas, mientes y ocultas cosas… No me digas que es falso, porque lo sé… — Dejo la fotografía junto a las demás — Eso cansa… — Me giro y lo veo, aun sentado en el sillón, con las manos juntas y la cabeza gacha — Eres indeciso, no sabes lo que quieres… Y yo no estoy para juegos… No más… — Me acuclillo frente a él y le levanto el rostro con delicadeza. Dos lagrimas se escapan de sus ojos y eso me estruja el corazón… Pero no voy a detenerme… No puedo detenerme… — Joder Eti, nunca me había sentido así por nadie en mi puta vida… Te miro y quiero abrazarte y no soltarte jamás… Pero es imposible mientras no decidas bien lo que quieres… a quién quieres… con quién deseas estar…  — Beso su frente con cariño y me levanto — Piénsalo, tomate tu tiempo…  — Camino hacia la puerta — Despídeme de Mateo, dile que lo llamaré para confirmarle la hora que lo recogeré… Cuídate… — Salgo de prisa del departamento y bajo las escaleras de dos en dos. Casi corro hasta el auto, entro, lo enciendo y salgo disparado… Necesito poner distancia… Mi corazón late desbocado y duele… No quería llegar a este extremo, pero estoy harto… No soy un niño, no soy un juguete, no soy un reemplazo… Tiene que decidir…

 

Es todo o nada…

 

 

 

Notas finales:

*Mi bella cosita

*Mi hermoso bebé

*Verdad belleza?

Sorry

XOXO

 

 

#GetWellSoonYuzuru


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