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Dernière Danse por Killary

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Notas del capitulo:

 

 

 

No puedo solo retroceder el reloj?

Perdonar mis pecados

Esforzarme y empezar de nuevo

Se que lo he estropeado todo

Una y otra vez

Solo quiero esforzarme

Y empezar de nuevo

(One Republic ft Logic  - Start Again)

 

 

 

Paso treinta y cinco: Somewhere only we know

 

 

 

Mi vida tuvo un antes y un después luego de la llamada de Donato. Fue una total sacudida.

 

Me senté y pensé en todas las estupideces que había hecho… y que seguía haciendo.

 

Ezio tenía razón, soy una maldita diva dramática inmadura.

 

¿Lo peor?

 

Que no hacía nada por cambiar… hasta hoy.

 

La vida no es como una se lo espera. De pronto todo a tu alrededor se estremece… Con solo una llamada… Con solo unas palabras…

 

Recuerdo cada momento vivido, desde el día en que lo conocí…  sus ojos, su risa, sus besos, sus manos… Todo lo ocurrido… La última vez que nos vimos fue aquella noche en el restaurant y no terminamos nada bien … De eso han pasado ya muchos meses y no había vuelto a saber de él… Hasta esa noche…

 

Y me duele… porque él fue una persona muy importante para mi…

 

Es una persona importante para mi…

 

No puedo evitar llorar…

.

 

 

Los días pasan y me sumerjo en la rutina. Imparto clases tres veces al día, a veces cuatro, los fines de semana voy al bar que es una forma de relajarme de todo…

 

Empecé a llamar a Donato casi a diario, era increíble como la persona despreocupada y desinteresada que era había desaparecido totalmente.

 

Cinco meses después de aquella llamada, Donato regresó a Italia. Corrí a recibirlo, pero no venía solo. Conocí a Kai, “un amigo” según me dijo al presentarlo, pero la verdad era más que obvia al verlos interactuar juntos.  No me molestó en absoluto, al contrario, me sentí feliz de ver que Dona tenía a alguien a su lado. Kai era muy alegre, conversador, decidido, amable…

 

 A los dos meses de haber regresado Dona, gracias a su hiperactivo japonés, nos propuso a Fabi y a mi   comprar el bar… Fue fácil, Vincenzo había fallecido hace casi medio año y Moria, su mujer, no sabía qué hacer con el negocio, nunca le agrado el bar y tomamos esa oportunidad para proponerle la compra y gustosa aceptó.

 

De esta forma nos volvimos socios.

 

Hicimos una gran celebración. Fabián estaba más que contento y por primera vez se permitió mostrarse en pleno junto a Joan… Llevaban casi dos años de relación, tan discreta que hasta dudábamos de su veracidad… Lo molestamos tanto cuando nos enteramos oficialmente de su romance… Los 20 años de diferencia nos sirvieron para bromear aunque a ellos parecía no importarles…  Los chicos se tomaron muy bien la noticia de que Fabi, Dona y yo era éramos socios y dueños ahora del Chameleon.  Kai se acoplo tan bien al grupo que al mes parecía que toda su vida se la hubiera pasado en el bar.

 

Restructuramos totalmente el bar. Trabajamos muy duro para lograr nuestro propósito. Tres meses nos tomó hacerle los cambios que nos habíamos propuesto y por fin un viernes por la noche pudimos reinaugurar.  Ofrecimos una versión fresca y novedosa del Chameleon y fuimos muy bien recibidos.

 

Gerard no trabajaba más con nosotros, se fue con su novio, el ex de Ezio un tal Lucca, y abrieron un taller mecánico. Muchas noches venía a divertirse y de paso a promocionar el taller y dejar sus tarjetas. Muchos de los asiduos al bar se convirtieron en sus clientes. 

 

Ahora trabajando en el bar también teníamos a Blas, un morocho cachas con un carácter de perros pero muy leal; y a Farid, el más chico con 19 años que era la mascotita para todos, siempre con una sonrisa; además de dos chicas, Magaly y Rita.

 

No vimos necesario divulgar la condición de Dona. Él se veía tan bien, que nadie podía si quiera imaginar que era seropositivo. Llevaba un control estricto de sus hábitos, de su medicación, de su vida… Y Kai estaba siempre a su lado para asegurarse de que no olvide nada.

 

Todos se veían felices, de un modo u otro, a pesar de los problemas y las trabas… Todos seguían adelante…

 

Y yo me sentía de alguna forma estancado… solo…

 

Para poner mi parte de dinero en la compra del Chameleon y su posterior arreglo tuve que usar el que había empezado a ahorrar nuevamente y pedir un préstamo a Sol… Lo que me llevó a posponer el viaje que planeaba… otra vez…

 

Pero no desistiría… Solo me tomaría un poquito más de tiempo…

 

 

Y el tiempo pasa tan rápido…

 

 

 

De pronto ya era más de un año desde ese día en que Norman se fue de mi departamento. Se que fue mi culpa. Mi inmadurez no me dejó ver más allá a pesar de que Ezio me lo dijo muchas veces…

 

Busco dentro de mi bolso que está colgado en el perchero el boleto de avión. Si, iría a hablar con él cara a cara. Aunque sería dentro de 15 días más pues para entonces tenía programadas mis vacaciones. 

 

¿Aun pensaría en mi?...  No, ¿Por qué lo haría? Un hombre como él puede conseguirse un compañero mejor que yo, alguien maduro que esté a su altura y pueda caminar a su lado… He cometido tantos errores, tantos…

 

Y ahora toca afrontar las consecuencias…

 

 

 

 

 

++++++++++++++

 

 

 

 

 

—¡Basta! ¡Dije no! ¡NO!

 

—¡Por favor Norman! ¡Es nuestra madre!

 

—¡No la mía! ¡Dejó de serlo cuando asesinó a nuestro padre! — Sarah me abofetea y solo puedo cerrar los puños. Sus ojos fieros y desbordados en lagrimas me miran — Eres un idiota… Mamá está enferma, ella no lo hizo a propósito ¡fue un accidente!... Por favor, no puedes seguir con ese rencor en el corazón… Quiere verte, no puedes dejar que muera sin cumplir ese deseo…

 

—No puedo hacerlo Sarah, entiéndelo…

 

—Por mi… Si me quieres… por favor… por favor… — Cierro los ojos y le doy la espalda. Puedo escucharla sollozar… Intento mantenerme firme, pero el llanto de mi pequeña hermana es algo que me parte el alma y no puedo soportar.  — Por favor Norman… — Suspiro vencido y giro a su encuentro. La abrazo fuerte y acaricio su cabello.

 

—Deja de llorar, le harás daño al bebé… — Susurro con cariño. Si, Sarah tiene dos meses de embarazo. Hace 6 se fue a vivir con Howard, su novio, y un día me vino con la noticia… Quise matarlo, pero… bueno, no puedo negar que es un chico responsable, trabajador y se nota a leguas que están muy enamorados… Además, antes de que empezaran a vivir juntos, vino a pedirme mi aprobación, todo formal, y no voy a decir que esa actitud no me gustó…

 

—¿Entonces irás?... — Pregunta esperanzada sorbiéndose la nariz… Sigo acariciando sus rubios cabellos, una de las primeras cosas que agradecí de Howard porque me gustaba mucho ver a mi hermana con su color natural y no con el arcoíris que solía usar… Recuerdo que el día que volví a verla rubia y le pregunté el motivo simplemente me dijo que ya estaba cansada de teñirse el cabello… Jamás aceptará que el inocente comentario de su novio al ver una foto de  antes de que empezara con la moda del tinte “tienes un cabello hermoso” haya influido en su cambio… — ¿Irás?...

 

—Si…

 

 

Dos días después estaba frente a esa institución que me juré jamás pisar nuevamente…

 

 

El lugar se me hacía más sombrío que de costumbre. Sarah me tomaba del brazo mientras nos adentrábamos al edifico donde se encontraba su madre. Mientras yo me mantenía serio, ella iba saludando con familiaridad a todos con los que nos cruzábamos. Subimos al piso que correspondía y antes de cruzar la puerta nos detuvimos.

 

—Por favor, se amable…

 

—Sarah, estoy aquí… no me pidas más…

 

—El médico me dijo que…

 

—No, no quiero saber… — Interrumpo. La verdad que me sentía asfixiado en este lugar, mientras más rápido terminara y me fuera, mejor. Ella suspiró con un pequeño puchero y tomo fuerte mi mano como si con esa acción impidiera un posible escape.

 

—Tienes que aprender a perdonar… ¿Cómo pretendes ser feliz si llevas rencor en tu corazón?... — Intento refutar y no me deja — No se puede amar plenamente si llevas odio dentro, Norman… Mamá no tuvo la culpa, está enferma y quizá no le queda mucho tiempo… No dejes que se vaya sin poder perdonar… Pasa la página, hermano…

 

—No la odio… Entiendo que está enferma, que lo que pasó fue… No fue… — Suspiro mirándola. Intento no ser duro, no quiero mortificar a Sarah, pero es casi imposible…  — No puedo… No puedo…

 

—Espero no te arrepientas… — Dice con tristeza.  Gira la perilla y empuja la puerta.

 

 

La imagen de aquella mujer canosa sobre la cama me golpea. Lleva el cabello largo a diferencia de la ultima vez que la vi. Una mascarilla de oxigeno cubre parcialmente su rostro. Sus ojos se iluminan al vernos. Sarah corre hacía ella sin soltarme. No hago el intento de separarme por miedo a ser brusco. Sarah está esperando a mi sobrino y eso lo tengo bien presente.

 

 

Fueron dos horas que se me hicieron una eternidad. Lo intenté, juro que lo intenté… Pero sentarme a su lado y escucharla hablarnos como si fuéramos niños fue casi insoportable… más aún cuando nombraba a papá como si estuviera vivo y fuera a llegar en cualquier momento… Fue imposible para mi no revivir una vez más aquella horrible noche y los recuerdos se sentían como bilis que urgía por expulsar…

 

 

No regresé. Por más suplicas de Sarah, simplemente no pude.

 

 

Ella falleció una semana después.

 

 

 

 

 

+++++++++++++++

 

 

 

 

 

—¿Día difícil? — Abro los ojos y miro hacía un lado. Elliot, uno de los profesores que imparte clases también aquí me mira con una sonrisa, apoyado en el marco de la puerta. Me siento a regañadientes, estoy muy cómodo tendido tal cual en el suelo.

 

—Ni que lo digas… Esas niñas me dejan totalmente exhausto…

 

—Deberías disminuir tus clases, es un exceso tener que lidiar 4 veces al día con pequeñas alborotadoras…

 

—Es solo por una semana más…

 

—Aun así, esto está acabando contigo… Y encima aumentantes la frecuencia a diaria… ¿Quieres morir? — Se acerca y se sienta junto a mi.

 

—Bah, no seas estúpido… Son solo niñas…

 

—Si fueran solo las niñas, pero están las madres que te acosan cada vez que termina una clase… Además, no necesitas trabajar aquí si eres uno de los dueños del Chameleon, siempre está lleno de gente por lo que no debe ir nada mal…

 

—Sabes que necesito juntar dinero para pagar el préstamo. Y lo de las madres es lógico, ¿no? Son sus niñas, obviamente están preocupadas… Además, ya casi salgo de vacaciones… — Mi móvil suena interrumpiendo nuestra conversación. Lo saco de mi bolsa viendo el nombre que aparece en la pantalla y contesto no sin antes susurrar un “disculpa”.

 

—Amor mío…

 

Eti, francés inconsciente, ¿cuándo me pensabas llamar? — La voz molesta de Ezio se escucha al otro lado de la línea.

 

—Pues estaba a punto de hacerlo…

 

Mentiroso… — Rio porque tiene razón. Generalmente es él que llama y siempre me relama por eso. — Etienne, tengo algo que decirte…

 

—¿Pasó algo?

 

—La madre de Norman murió por la mañana…

 

—Oh cielos, yo…

 

—Ven…

 

—Sabes que no puedo… Mi pasaje es para dentro de una semana…

 

—Por favor, ven… Adelántalo, no te preocupes por la penalidad, hablaré con Rodrigo, él tiene contactos en las agencias sabes que es un viajero frecuente… Mira que para que Rodri me haya pedido insistentemente de que te convenza de venir es porque algo sucede… Ven…

 

—Ezio, ¿qué haría allá?... Norman y yo no hablamos hace  un año… quizá ya está con alguien más y yo…

 

—¡No empieces con el drama! Sabes perfectamente que no está con nadie, te lo hubiera contado inmediatamente… Esto es serio… 

 

—No sé…

 

—Pues si no sabes yo si sé. Ve a casa, prepara la maleta que ya te digo la hora que Rodri consigue arreglar lo de los pasajes…

 

—No puedo dejar tirado el trabajo y lo sabes…

 

—Vamos Eti, es una emergencia, pide adelantar tus vacaciones una semana… Por favor…

 

—Buscaré quien me cubra… — Miro a Elliot que se ha alejado hasta la barra para darme algo de privacidad y está haciendo ejercicios de estiramiento.

 

—Gracias… Y Eti, una cosa más…

 

—Dime…

 

—Feliz cumpleaños…

 

 

 

 

 

+++++++++++++++

 

 

 

 

 

Nunca pensé enterrar a la madre de Sarah junto a mi padre después de todo… Pero aquí estaba, viendo descender el féretro. No hay mucha gente porque decidimos que sea algo íntimo… Pero eso no es realmente importante…

 

Ni bien termina la ceremonia, salgo veloz en mi auto hacia el aeropuerto.

 

 

Miro la hora en mi reloj de muñeca por decima vez. El avión debe estar por llegar.  Tomo un sorbo de la taza de café que me acompaña hace media hora sin quitar la vista del ventanal por donde tengo un panorama privilegiado de la pista de aterrizaje

 

Por fin escucho el anuncio de la llegada del vuelo proveniente de Italia.

 

Se me hacen eternos los minutos que toma al avión aterrizar. Cuando por fin colocan las escaleras (gracias ser supremo porque no conectaron las mangueras) y los pasajeros empiezan a bajar, lo veo.

 

Etienne está aquí.

 

Su cabello se mece con el viento mientras baja despacio enfundado en una chaqueta oscura. Verlo después de tanto tiempo hace que mi corazón se acelere. Ni siquiera hemos hablado desde aquella vez en que dejé a Mateo en su departamento. Claro que estaba enterado de todo lo que pasaba a su alrededor gracias a Ezio y sus ganas de fungir de cupido para nosotros.  Y no me cabe dudas de que él estaba completamente enterado de mi vida también gracias a la misma persona.

 

Cuando desaparece de mi vista, me levanto de la mesa y voy hacia la sala de espera. Mas minutos pasan hasta que empiezan a salir los pasajeros de aquel vuelo.  Me muevo inquieto de un lado a otro hasta que por fin lo veo. Viene jalando su bien conocida maleta roja.

 

Dejo que salga y voy unos pasos tras él. Etienne no sabe que vendría a recogerlo. Ezio iba a hacerlo pero cuando me tendré que Eti viajaba para verme, simplemente tenía que venir personalmente a recogerlo. Nadie más. Solo yo. Y nadie me pudo convencer de lo contrario, menos con el argumento del sepelio.  

 

Se detiene en la parada de taxis y aprovecho en acercarme.

 

—Hola… — Digo al llegar a su lado. Etienne gira con la sorpresa pintada en el rostro. Ahora que estamos cerca puedo notar sus facciones más afiladas…

 

—Norman… ¿Qué haces aquí?

 

—Recogiéndote, ¿no es obvio?…

 

– Norman… — Su tono tiene un ligero reproche.

 

—Ezio no podía venir y me ofrecí a suplirlo.

 

—Está bien… Gracias… — Pasamos varios minutos en silencio, parados uno frente al otro. Eti se ajusta el abrigo con sus enguantadas manos. El clima está algo frio y aunque a mi o me afecta tanto se que a él si…

 

— ¿Podemos ir por un café? Me agradaría conversar contigo…

 

—Si, claro…

 

 

Subimos a mi auto y lo llevo a la cafetería que suelo frecuentar. Es tranquila, espaciosa y lo suficientemente discreta. Además, el café que sirven es espectacular.

 

Una vez que estamos frente a frente y luego de haber pedido nuestras bebidas, nos debatimos en quien hablará primero ya que hemos permanecido en silencio desde que salimos del aeropuerto. Una vibración del celular me distrae un segundo y lo miro con disimulo pensando que puede ser Sarah. Pero es un mensaje de Ezio que me deja algo descolocado… Suspiro y tomo aire para empezar a hablar, pero Etienne se me adelanta…

 

—Norman… Yo… Siento lo de tu madre, quise llegar para acompañarte en el sepelio, pero no pudimos encontrar un vuelo más temprano y…

 

—No te disculpes y no lo sientas… Sabes que no nos llevábamos nada bien y la verdad no me afecta en lo absoluto… Se que suena horrible, pero soy sincero…

 

—Pero era tu madre…

 

—Hace años que dejé de considerarla como tal… — Llegan nuestras bebidas como una salvación ante la incómoda conversación y la mirada desconcertada de Etienne. Tras agradecer, decido poner punto final a este tema. — Dejemos de hablar de ella por favor.

 

—Si claro, disculpa… — Su voz es casi un susurro mientras baja la vista.

 

—Oh, no, no es un reproche, solo que no nos vemos hace tanto tiempo y la verdad… — Doy un suspiro antes de continuar— La verdad que la relación con mi madre nunca fue buena… Algún día te contaré todo, pero hoy prefiero hablar de nosotros…

 

—Entiendo… — Nos sumimos en un silencio mientras bebemos nuestros cafés. Eti me mira de soslayo de rato en rato y yo no atino a decir nada más… — Yo… — De pronto empieza nuevamente tomando la servilleta y apretándola entre sus manos — bueno, quería disculparme… Se que ha pasado bastante tiempo y que no te he llamado ni buscado, pero… la verdad es que estoy muy avergonzado de mi actitud… Se que soy infantil, caprichoso y muy inmaduro… Y que quizá ya no tenga oportunidad, pero… — deja la servilleta a un lado con un suspiro, carraspea un poco antes de continuar — ¿Tengo oportunidad?

 

—¿Oportunidad?

 

—Si… o ya estás con alguien… si es así no importa solo dímelo, se que me lo tengo merecido y no voy a hacer un drama ni nada, solo…

 

—No estoy con nadie…

 

—Ah… — Vuelve a suspirar y parece ser de alivio — Quiero… No…  Tengo que contarte muchas cosas y quisiera que me escuches…

 

—Por supuesto, siempre he estado dispuesto a escucharte…

 

 Y empieza a hablar… Sobre Gaël, lo que pasaron, su reencuentro, su hijo… Sobre Donato, su historia, lo que ocurrió, lo que pasa en este momento… Sobre el bar del que ahora es socio… Sobre lo que siente, sobre lo que piensa, sobre sus temores, sobre sus inseguridades… Siento que veo a real Etienne por primera vez en mi vida… Se abre a mi como un libro nuevo, página a página, letra a letra… y me deja leerlo, con temor, pero sin pausa… No puedo hacer más que escuchar cada palabra y observar cada gesto…

 

— Tenías razón… no era sincero… tenía miedo… pero ahora, aquí estoy… entendería si ya no quisieras verme, yo…

 

—¿Estás seguro? — Enmudece y me mira con esos ojos oscuros que me enloquecen — Tienes que decir si realmente estás seguro… Porque yo si lo estoy y la verdad ya no soportaría volver a lo mismo… Necesito saberlo…

 

—Estoy seguro… — Es suficiente ver la franqueza en su mirada y oír la seguridad de su voz al decir esas dos palabras que me hacían tanta falta escuchar… Me acerco y le doy un beso… Un pequeño roce de labios… Estamos en público y no quiero armar un espectáculo.

 

—Ahora soy yo quien tiene que confesarte algo…  — Lo veo tensarse y mirarme expectante. — Olvidé por completo tu cumpleaños y hace un momento Ezio me lo recordó de no muy buena forma… — Eti ríe y es casi mágico escuchar esa risa luego de tanto tiempo…

 

—No pasa nada, no es importante.

 

—¿Cómo que no es importante? Claro que lo es… Déjame llevarte esta noche a un lugar…

 

—¿Me esta invitando a una cita, míster Johnson?

 

—¿Me haría el honor de aceptar, monsieur Dubois?

 

—Por supuesto que si…

 

 

 

 

Notas finales:

Sorry. Que puedo decir? 

No voy a abandonar.

Ya estamos casi al final.

 

XOXO


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