Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dernière Danse por Killary

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Te quise con un fuego ardiente  que se va convirtiendo en azul

Y  dices “lo siento” como el ángel que  el cielo me hizo creer que eras

Pero me temo que es demasiado tarde para disculparse

Es demasiado tarde…

(Apologize – OneRepublic)

 

 

 

Paso veintiuno:  Mi oscuridad

 

 

 

El frío me golpea de lleno al bajar del avión.  Piero me lo advirtió pero no pensé que fuera tanto… Me encojo dentro de mi gabardina tratando de protegerme del viento helado.  Joder, voy a morir congelado… Camino rápido intentando en vano calentar mis manos con mi aliento. Cumplo con todo el papeleo y  por fin voy  en busca de mi equipaje. Espero con las manos en los bolsillos, creo que mis dedos deben estar morados… Observo las maletas sobre la cinta que las moviliza hasta que ubico la mía. La cojo y salgo del lugar.  

 

— ¡Eti! ¡Darling! — Escucho gritar. Busco con la mirada y lo veo. Piero está llamándome a voz en cuello, agitando los brazos y dando saltitos. Su cabello chocolate protegido por un gorro oscuro de lana se nota  algo largo y las puntas expuestas se alborotan con el viento. Corro emocionado a su encuentro arrastrando como puedo la maleta y me lanzo. Piero me abraza con fuerza mientras ríe.

 

—Joder, estás igualito…

 

— Oh my God, y tú estás precioso… — Dice mientras ahora toma mi rostro entre sus manos enguantadas. Sus ojos chocolate, sin anteojos de por medio, brillan. — Y muy helado… ¿No te dije que hacía mucho frío, silly boy? — Se quita la bufanda y la enreda en mi cuello. — Vamos al auto que te tengo una sorpresa. — Me toma de la mano libre y caminamos rumbo al ala este del estacionamiento.

 

— ¿Seguro que no hay problema en que me quede contigo? Puedo hospedarme en un hotel… — Se detiene en seco junto a un auto.

 

—No way! Ya te dije que mi departamento no será grande pero si cabe uno…

 

— ¡Caben dos! — Un torbellino de rizos marrones salta fuera del Nissan Rogue rojo y como una flecha se lanza hacia mi. Suelto la maleta y el bolso espantado dando un paso hacia atrás… — ¡Chérie!

 

— ¿Mateo? — Me detengo. Delgado, un poco más alto, con unos vaqueros ceñidos y una chaqueta verde militar cerrada hasta el cuello, Mateo me mira entre divertido y emocionado. —

 

—Por supuesto que soy yo… — Nos abrazamos  con fuerza mientras Piero da palmaditas.

 

— ¿Y a mi no piensas saludarme?... — Una suave voz a mis espaldas… Giro despacio y allí está, el ángel más bello que pueda imaginar… Cabello rubio suelto peinado de lado cubriendo un poco uno de sus  preciosos ojos grises. Esos labios rosas delgados. Envuelto en un sobre todo azul, Stefan me sonríe con ese aire tímido que enamora. Está aún más hermoso de lo que recordaba.

 

—Ven aquí mon belle… — Se unió al abrazo y Piero también. — ¿Pero cómo…?

 

—Cuando me dijiste que venías… Llamé a Mateo y pues este no tuvo ningún problema… Y Stefan… Él llegó hace una semana… —  Miro al rubio que se sonroja un poco…

 

— ¡Joder, conversemos en el auto! — Exclama Mateo rompiendo el abrazo — Se me está congelando el culo, vamos a tu nidito de amor, enano… — Toma del acuello a Piero en una llave…

 

— ¡Suéltame! — Mateo se aleja de Piero un paso con las manos en alto — Dumbass… — Mi pequeño amigo se dirige airado a la puerta del piloto y la abre metiéndose en el…

 

—Vamos Barbie, no te molestes sólo era una bromita… — Mateo lo sigue y entra en la parte del copiloto.

 

—Es como si no hubiera pasado el tiempo, ¿verdad? — Dice Stefano  con su dulce sonrisa. Sólo asiento con la cabeza sin poder dejar de verlo. — Vamos, te ayudo con la maleta, parece que esos dos nos olvidaron…

 

— ¿Ya no tartamudeas?... — Se me escapa… Al rubio no parece molestarle pues la sonrisa sigue.

 

—Si… Mis abuelos me pusieron en terapia y luego de un tiempo pude dejarlo atrás… Aunque a veces, cuando estoy demasiado nervioso, no puedo evitarlo… — ¡Hey ustedes, abran atrás! — Golpea  la ventanilla al llegar a la parte posterior del auto. Metemos la maleta junto a otra que ya se hallaba allí… Parece que  Mateo también había llegado hoy. Luego de cerrar con cuidado, entramos en los asientos posteriores.

 

 

El viaje se hizo corto entre tanta conversación tonta y bromista. El departamento de Piero estaba ubicado en un  quinto piso de un edificio en un barrio clásico y con mucho movimiento. Nos contó que lo alquilaba desde que decidió independizarse. Sus padres no pusieron objeción, siempre lo apoyaron mucho. Ahora está terminando gastronomía y trabaja en un restaurant del centro.  A veces lo envidió, tiene la familia perfecta… Cuando les dijo a sus padres que era homosexual ni se sorprendieron, dijeron que eso ya lo sabían.  Su hermana mayor y su hermano pequeño no tuvieron ningún problema. Así que la cosa fué más o menos así:

Piero : "Familia tengo algo importante que confesarles... Soy gay"

Madre: "Eso ya lo sabíamos... ¿Jessi me pasas la salsa?"

Padre: "¿Iremos de todas maneras al partido de futbol este fin de semana, ¿no?"

Piero: "Si, claro pa..."

 

—Welcome to my sweet home — Nos dice al entrar, interrumpiendo mi película mental. — No es muy grande pero creo que podremos acomodarnos. — Piero nos hace un pequeño tour por todo el lugar. Tiene dos habitaciones, así que ocupamos la que Stefan tomó al llegar, dejando nuestro equipaje allí. No íbamos a incomodar aún más pretendiendo invadir su habitación así que Stefan, Mateo y yo compartiríamos esa, a pesar de las protestas de Piero y su insistente “no es molestia”.

 

Ya medio acomodados, nos sentamos en la mesa de la cocina. Piero había insistido en cocinar algo rápido, rechazando la idea de llamar a algún lugar a pedir comida. La verdad que fue la mejor decisión. La pasta que preparó le quedó deliciosa. En un abrir y cerrar de ojos nos devoramos toda la olla ante la mirada complacida de Piero quien saco una botella de vino para acompañar y también celebrar.

 

— ¿Cómo decidieron venir también? — Pregunto curioso mientras observo a Piero terminar de lavar los trastes. Bebía mi cuarta copa de vino.

 

—Bueno — Empieza Mateo — Al final las cosas no resultaron tan bien como pensaba… — Juega con el índice haciendo círculos sobre la mesa — Resumiendo, el maldito de Antonio me dejó por otro… Y fin de la historia… — Da un suspiro. Sabemos que aunque muestra esa cara de despreocupado e indiferente, lo ocurrido le ha afectado mucho. Stefan que está sentado a un lado palmea su hombro. — Dejé todo, llamé a Piero y me dijo que no habría problemas en pasar las fiestas aquí… Total no tiene clases…

 

— ¿Y tus padres…

 

—Esos viejos me echaron de casa nomás terminé la escuela y les dije que era gay… No soy más su hijo, me lo dijeron… — Baja la mirada y hace una mueca como restándole importancia — Por eso era tan obsesivo juntando dinero, ¿recuerdan? — Asentimos. Si, Mateo en la escuela no gastaba ni un centavo, todo teníamos que invitárselo… Nosotros o cualquiera. Le decíamos que era un tacaño y él nos contestaba con alguna de sus bromas sarcásticas. Ahora ya sabíamos la razón. — Siempre tuve claro que cuando se enteraran de mi orientación sexual me rechazarían… Hasta mis hermanos me dieron la espalda… Felizmente junté lo suficiente para largarme lejos y no volver a ver sus caras... — Bebe de un trago lo que quedaba de vino en su vaso. 

 

—Nos hubieses buscado… Somos tus amigos, sabes que siempre puedes contar con nosotros…  — Dice Piero había vuelto a la mesa con una nueva botella, llena los vasos y retira los dos envases vacíos para luego sentarse junto a nosotros.

 

—Pensé que con Antonio... — Sacude su cabeza con fuerza y palmea la mesa. — Ya, demasiado drama. Estoy bien y saldré adelante. — Sonríe, quizá se puede atisbar algo de tristeza en el gesto pero no decimos nada. Es mejor que hable cuando se sienta preparado. — ¿Ya estoy con ustedes, no? — Mira al rubio que aún sigue con la mano en su hombro —  ¿Y tú, Teffy?  Vamos, que es hora de la confesión…

 

—Yo… Conseguí… Bueno… Piero…  — Las mejillas de Stefan estaban sonrojadas y jugaba nerviosamente con sus manos. — Es d-decir y-yo…

 

—Tengo un amigo fotógrafo, vio a Stefano en algunas fotos mías y se interesó… — Interrumpió Piero. El rubio lo mira con agradecimiento. — Así que le pedí que viniera para que lo fotografíe…

 

— ¿Vas a ser modelo?... — Pregunta asombrado Mateo.

 

—Bueno… yo… — Toma aire y levanta la vista — He hecho algunos trabajos pequeñitos en donde vivía con mis abuelos… Y bueno… Me gustaría…

 

— ¿Y tus abuelitos?... — El rubio se calla ante mi pregunta. Vuelve a mostrarse nervioso y nuevamente Piero va en su ayuda.

 

—Su madre los puso en una casa de reposo… Su abuela tiene principio de alzhéimer y su abuelo no quiere separarse de ella… — No conocíamos a la madre de Stefan, sus abuelos siempre lo habían criado… Hasta pensábamos que había fallecido…

 

—Lo siento…

 

—No te preocupes… Ellos van a estar bien, el lugar es una de las mejores clínicas de reposo en esa región… Por lo menos ella les paga un buen lugar y no les faltará nada… Y yo los visitaré todo cuanto pueda… — La mala relación con su madre saltaba a la vista. Bebe un nuevo vaso de vino como para darse valor — No me gusta hablar de esa señora… Me dio la vida pero eso fue lo único que hizo por mi… Ni siquiera permitió que me quedara con ellos… — Nos quedamos asombrados al oír hablar al dulce rubio de esa manera… Vuelve a llenar su vaso y a vaciarlo en menos de un minuto. — Claro, ella es su hija, tiene todo el poder legal y yo sólo… sólo soy un error en su vida…  — Balbucea volviendo a beber… Nadie dice nada, estamos demasiado sorprendidos… — Odio parecerme a ella…

 

— ¿Tu Eti? — Pregunta Piero abrazando a Stefan y haciéndonos una seña para dejar de hablar del rubio… — Cómo así te decidiste venir… — Continúa tratando de disipar el silencio incomodo que se había formado.

 

— ¿Yo?...

 

— ¿Ya te casaste con tu Donato? — La pregunta de Mateo me sabe amarga.

 

—No… Donato está bailando en una compañía española que viaja por el mundo… Somos amigos y nada más…

 

—Pensé que tú y él…

 

—No funcionó… Es decir… Nunca hubo un “Donato y yo” — Hice comillas con mis dedos de mala forma — Pero luego me reencontré con mi primer novio, volvimos, no funcionó tampoco, se comprometió con una mujer y aquí estoy. — Terminé de forma atropellada intentando zanjar el tema. No tenía ningún ánimo de recordar…

 

—Wow, wow, wow… Un momento… — Mateo levanta las manos mientras habla — Explícame mejor todo ese asunto… ¿Ex? ¿Compromiso?

 

—No hay más que decir… — No quiero recordar, pero todo da vueltas en mi cabeza…

 

— ¡¿Cómo que no hay más?! En este momento tu…

 

—Shhh… — Interrumpe Piero — Creo que mañana continuamos… — Nos damos cuenta que lo dice porque Stefano está dormido con la cabeza apoyada sobre su hombro. Mateo chista fastidiado.

 

—Mañana me explicarás todo… — Dice señalándome con el dedo antes de girar hacia Stefan. — Vamos a llevarlo a la cama… — Piero y Mateo cargan al rubio de los brazos, este balbucea pero arrastra los pies, sumiso. Salen de la cocina y yo me quedo sentado. Bebo un vaso más…

 

 

No quiero hablar de lo ocurrido… Es vergonzoso… ¿Qué podría decir?... Que estuve con mi ex que casualmente era mi primer amor, que tuvimos una relación a distancia por vivir en diferentes ciudades, que nos veíamos una vez al mes, que llevábamos así un año… que de pronto se fue alejando de mi… que me envían una foto de él con una chica besándose, y que da la casualidad que esa chica fue mi mejor amiga y estuvo todo el tiempo enamorada de mi ex… que viajé a encararlo… que no lo negó… que puso como excusa que sus padres deseaban tanto el que se casara y les diera nietos… que aceptó, claro, como único hijo varón de 3 hermanos, si, Gaël tenía dos hermanas mayores ya casadas que vivían cada una lejos,  y él tenía la "obligación" de preservar el apellido… que estupidez más grande… que  nunca pudo confesarles que estaba enamorado de un chico…  que tuvo el descaro de pedirme comprensión… que tuvo el descaro de pedirme entendimiento… que tuvo el descaro de pedirme paciencia… que tuvo el descaro de decirme una vez más que me amaba…

 

¿Cómo pudo hacerme eso?

 

Decirme que lo de Amélie era una farsa para  complacer a sus padres… Que ella lo sabía muy bien y estaba de acuerdo… “Sólo fingiremos ante todo el mundo… Será temporal… Entiende que mis padres son personas mayores y delicadas, sólo quiero hacerlos felices… Lo único que te pido es que confíes en mi…”  Aun me dan nauseas recordar las palabras de Gaël… La mirada altiva y burlona de Amélie… Las suplicas, los ruegos… Su sólo tacto  tan doloroso… Sus falsas lágrimas… Su actuado pesar… Su simulado sufrimiento… “Por favor Eti… Te amo… Je t’aime… Por favor… Te necesito… No puedes dejarme… No puedes abandonarme…”   ¿Cómo pude ser tan ciego? Todo me lo gritaba a voces… El convencerme de no viajar a Italia logrando que rompa la promesa que le hice a Madie… El evitar mostrarnos en público como una pareja… El no ser capaz de ser quien realmente es… Pero… ¿No sería yo el único ciego?... El único engañado… El único iluso… El único en no darse cuenta que Gaël sólo fingía conmigo… ¿Qué otra explicación habría?... Me agarró de estúpido… Fui su juguete, su novedad, su experimento…

 

¿Cómo pude ser tan idiota?

 

Y aun cuando regresé a Italia, cada día me llamaba por teléfono, cada día lloraba tratando de convencerme… Tuve que cambiar de número… A los 3 meses apareció en el departamento… Sol le abrió la puerta… El muy cínico se presentó como mi novio… Se me revolvió el estómago cuando los encontré conversando amenamente en la sala… Tuve que llevarlo a mi habitación para evitar hacer una escena frente a mi tía… Pedirle por favor que no vuelva a buscarme, que me dejara en paz… Tuve que volver a escuchar sus razones, sus excusas, sus suplicas, sus promesas… Al final no pude evitarlo… Terminamos gritando, yo pidiendo que se largara, él diciendo que nunca me dejaría… Sol y Becka, que había llegado,  entraron preocupadas… Al verme tan alterado le pidieron a Gaël que se retirara… Felizmente les hizo caso, no sin antes jurar que volvería a arreglar todo…

 

¿Cómo de ser mi luz pasó a ser mi oscuridad?

 

La rabia, la impotencia, el dolor… Mil y una emociones mezcladas hicieron que explote y me echara a llorar en brazos de mi tía… Le conté, sin mirarla a los ojos, todo lo sucedido… Me sentía avergonzado, humillado,  patético… Entre Sol y Becka me sostuvieron y consolaron… Dijeron que sería bueno me tomase unos días fuera, en algún lugar que quisiera conocer…  Que hablarían con Emilia para que me tome un descanso del trabajo… Comenzaron a hacer planes de un viaje todos juntos… Y de pronto pensé en Piero. Hablábamos de vez en cuando por teléfono, sabía que estaba viviendo en Norteamérica… Entonces lo decidí… No hubo problemas en convencer a mí tía, ella conocía a Piero y estaba más que complacida que haya decidido visitarlo… Luego hablé con Fabián y le dije que por problemas personales renunciaría, era lo mejor… Pero no aceptó, me dijo que tomase el tiempo que hiciera falta para solucionar lo que deba y que vuelva, que no podía darse el lujo de perder al mejor bailarín que tenía… Toda esa preocupación hizo que me sienta algo mejor…

 

— ¿Quieres hablar de ello?...  — Piero se sienta a mi lado, toma la botella y se sirve un poco más de vino en el vaso que había dejado a un lado.  Lleva unos anteojos, supongo que debe haberse quitado las lentillas.

 

— ¿Mateo?...

 

—Se quedó con Stefan, estaba tan cansado que apenas toco la cama cayó dormido… — Suspiro asintiendo.

 

—Deberíamos hacer lo mismo… — Piero me mira enarcando una ceja.

 

—Como quieras… — Se levanta, da un gran trago acabando el contenido de su vaso — Deja todo así, mañana limpio. — Me levanto y camino tras él hacia la habitación. — Quédate conmigo está noche, deja a esos dormir la mona… — Acepto. Entro a su habitación. Me desnudo en la oscuridad quedándome sólo en slips. Entro a la cama. Un par de minutos después siento a Piero a mi lado. — Buenas noches — Murmura.  Me da la espalda.

 

—Piero…

 

—Mmm…

 

—Gracias… — Se gira de lado, mirándome en la oscuridad… — Quiero contártelo pero… — Pone uno de sus dedos en mis labios, silenciándome.

 

—Cuando estés listo, aquí estaré…  — Susurra  acariciando mi mejilla. — No estás solo… — Sonrío.  Cierro los ojos y caigo dormido.

 

 

 

Notas finales:

Sorry... en mi defensa diré que tuve problemas con la pag, supongo que no fui la unica... Espero que se solucione porq me pone muy nerviosa ver ese avisito de pag no segura en la esquina izquierda de mi lap...

 

 

XOXO


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).