Es todo lo que has querido, y todo lo que no
Es una puerta abriéndose y otra cerrándose
Algunas plegarias encuentran respuesta
Otras nunca se sabe
Estamos tratando de resistir
Y salir adelante
(Holding On & Letting Go - Ross Copperman)
Paso treinta: Teardrop
Silencio.
Etienne no ha dicho una maldita palabra desde que subimos al auto. Sólo está sentado allí, con el rostro de lado hacia la ventana y la mirada perdida.
Es parte mi culpa. Porque lo mandé callar. Le dije que hablaríamos en casa, pero la verdad es que no sé qué tan buena idea sea hablar. Estoy demasiado enfadado y nunca he sido muy razonable en ese estado.
Además… ¿Para qué?... Creo que lo que he visto ha sido demasiado claro.
¿Cómo llegamos a esto?...
***
“Donato”… Etienne suelta mi mano sin alejar la mirada de ese tipo.
“¡Sabía que eras tú!” Veo como se acerca y lo toma en brazos “Sabía que eras tú…” El momento se vuelve íntimo, retrocedo un paso incómodo… Etienne no devuelve el abrazo pero tampoco se separa… Ahora tiene los ojos cerrados y se muerde el labio… “Muñeco, no te imaginas cuanto te he extrañado...” Hunde la cara en el hombro de Etienne y este por fin reacciona pero no de la forma que esperaba… Levanta los brazos y sin abrir los ojos lo rodea…
Siento un pinchazo en el pecho y la rabia subirme por la garganta. Escondo mis manos que están en puño dentro de los bolsillos de mi gabardina.
¿Qué mierda hago aquí?
Retrocedo un paso más… Pero me detengo en seco. El tipo está ahora mirándome directamente… Sin romper el contacto visual esconde la nariz en el cabello de Etienne e inhala… Y me sonríe…
¿Me sonríe?
Frunzo el ceño y eso parece divertirle más…
Voy a romperle la cara a este imbécil…
En el momento justo en que avanzo, Etienne por fin despierta del letargo en que estaba sumido y se separa suavemente.
“Oh muñeco, lo siento, creo que me emocioné demasiado” Acaricia el rostro de Eti con una sonrisa que es correspondida tímidamente. “Ah… ¿es tu novio?” Pregunta con falsa inocencia mientras hace un gesto con la cabeza… Y eso parece sacudir a Etienne. Por fin me mira con los ojos muy abiertos…
“Es… es un amigo…” ¿Qué?... Creo que escuché mal… ¿Un amigo?... ¡¿Un amigo?!... “Norman te presento a Donato…”
“Otro amigo” Dice divertido extendiéndome la mano. Me trago la ira y correspondo el saludo en silencio. “¿Nos hemos visto antes?” Pues claro imbécil, nos presentaron el año pasado en una de tus presentaciones… Pero dudo mucho que lo recuerde, deben presentarle a infinidad de gente.
“No lo creo” Contesto seco.
“¡Doni!” Un auto se detiene y un hombre castaño con anteojos lo llama. Donato hace una seña para que lo espere. Se gira hacia Etienne y le toma la mano.
“Muñeco tengo que irme, pero ahora que te volví a encontrar no te volveré a perder” Mete la mano libre en uno de sus bolsillos y saca un móvil “Dame tu numero…” Etienne vuelve a estar como en trance mirándolo con cara de estúpido… “Muñeco, tu número…” Abre la boca y se lo dicta… ¿Por qué le tiene que dar su número telefónico?... Casi inmediatamente el teléfono de Eti suena… “Ese es mi número, llámame cuando quieras, a cualquier hora, siempre estaré disponible para ti” Lo besa en la mejilla. “Adiós Norman, amigo de mi muñeco” Me guiña un ojo y tengo ganas de matarlo. Corre y entra al auto que lo espera.
Etienne se queda parado viendo cómo se aleja. El auto desaparece y sigue inmóvil.
Es suficiente.
Lo tomo del brazo y empiezo a llevarlo al auto. Eso parece espabilarlo.
“Norman…”
“Cállate, no quiero oír una palabra.”
“Pero yo…”
“Hablaremos en casa.”
***
Detengo el auto frente a mi casa. Ya habíamos decidido venir aquí para dejar a Mateo arreglar sus asuntos en el departamento. Claro que Sarah también está allí, sólo en caso Mat sufra una de sus crisis o que se yo.
Saco la llave del encendido y suelto el cinturón de seguridad con un suspiro.
—Norman yo…
— ¿Eso somos?... ¿Amigos?... ¿Eso soy para ti?... ¿Un amigo?... — Pregunto. No lo miro, prefiero observar el jardín que tenemos frente.
—Si… Es decir no… ¡No lo sé!... — Su voz nerviosa
— ¿No lo sabes?...
—Es que no dices nada… Sólo…
— ¿No digo nada?...
— ¿Ves? Ahora estás allí sentado con tu cara de póker… Nunca sé que mierda piensas ¡nunca me dices!
— ¿Eres tan idiota que no das cuenta?... ¡Llevo más de un año viajando a verte! 8 malditas horas en un avión casi 2 veces al mes sólo para pasar un par de días contigo… ¿Era necesario decir algo? ¿No es más que obvio?...
— ¡Lo sé!... Pero… Nunca decías nada, sólo nos besábamos y…
— ¿Y que querías? ¿Qué te la meta a la segunda cita?
—No quise decir eso…
— ¡¿Entonces qué quieres decir?!... Pensé que te dabas cuentas de lo que siento por ti… Si no te lo dije aún es porque no sé cómo hacerlo… Nunca me he sentido así por alguien… Y creí que entendías… Pero veo que no ya que me dejas claro que sólo somos “amigos”… — Bajo del auto con la rabia dominando cada poro… Escucho que Etienne sale tras de mi. Saco las llaves de la casa y antes de poder meterlas a la cerradura, una mano me detiene. La aparto bruscamente.
—Norman escúchame, yo…
— ¿Qué pasa, amigo? — Digo sarcástico.
—No quiero que malinterpretes lo que sucedió…
—Vamos, qué voy a malinterpretar algo… ¡Tenías cara de idiota mientras lo veías! ¡Casi babeabas!
— ¡No es cierto! Donato es sólo un amigo…
—Yo también, ¿no? — Esta vez lo tomo yo del brazo y lo apreso contra la pared. — ¿Siempre te follas a tus amigos? — Se remueve tratando de zafarse — No tengo problema con eso, tu avísame cuando estás disponible no vaya a ser que me cruce con tus otros “amigos”…
— ¡Suéltame!
— ¿Por qué? ¿No se te antoja? Tenemos la casa sola, te la puedo meter duro como te gusta sin miedo a que tus gritos molesten a los vecinos…
— ¡Basta! ¡Déjame!
—No me digas que ese tal Donato lo hace mejor que yo… Podemos llamarlo para que compares, ¿qué dices? Nunca he hecho un trío, podría ser una interesante primera vez… — Te quedas quieto, con la cabeza gacha y empiezo a escuchar tus sollozos… La rabia desaparece al verte llorar… Me dejé llevar por el coraje… Cierro los ojos y te suelto… Te quedas quieto apoyado en la pared… Me siento una total mierda…
Respiro profundo, me giro, abro la puerta y entro en la casa.
+++++++++++++++
Norman desaparece dentro de la casa y me deslizo hasta el suelo. Abrazo mis piernas mientras mis lágrimas no se detienen. Me duele lo que dijo Norman. Me duele lo que piensa Norman. Me duele lo que cree Norman.
Pero sé que es mi culpa…
No sé por qué actué de esa forma al ver a Donato… No sé por qué los recuerdos regresaron como un remolino… No ´se por qué dejé que me abrazara de esa forma… No sé por qué dije que Norman era sólo un amigo…
Soy un estúpido…
Me quedo sentado en el suelo junto a la puerta abierta de la casa hasta que me quedo sin lágrimas. No tengo idea cuanto tiempo ha pasado, pero me siento casi congelado.
Limpio mi rostro y me levanto sacudiendo mi ropa. Entro decidido. Necesito hablar con Norman. No voy a permitir que piense cosas erradas. Metí la pata, lo sé, pero voy a solucionarlo.
Lo encuentro en la cocina tomando un café. Al verme se levanta y sirve una taza poniéndola frente a él.
—Bebe, hace frío fuera. — Dice sin emoción. Pero lo conozco, sé que es una fachada y lo demuestra bien al preocuparse de esta forma por mi a pesar de lo ocurrido. .
—Gracias… — Me siento y tomo la taza con las dos manos aprovechando en calentarlas. Doy un sorbo con cuidado y aunque tengo ganas de no parar, lo dejo a un lado. — Norman…
—Etienne, creo que lo mejor es que pases los días que te quedan en casa de Piero… — ¿Qué?... Abro sorprendido mis enrojecidos ojos… ¿En casa de Piero?... ¿No me quiere ver más?... ¿Me está echando?... — Creo que… Creo que lo mejor es tomarnos un tiempo, aclarar nuestros sentimientos…
—Norman, no hagas esto… Sé que estás disgustado, sé que actué mal y me arrepiento, por favor…
—Es lo más saludable, no quiero volver a herirte con mis palabras… Podemos pensar bien las cosas…
— ¡No tengo nada que pensar!
—Al contrario, creo que eres el que más tiene que aclarar lo que siente… — Se levanta de la mesa y se dirige a la puerta — Todo o nada, no puedo vivir con pedazos… Cuando estés seguro, búscame. Y si decides que no, simplemente aléjate. No voy a mentir diciendo que seré sólo un amigo porque eso jamás podría ser…
—Norman…
—Tu habitación está lista, ya sabes cuál es. Buenas noches.
+++++++++++++++
Me sudan las manos. Las muevo nerviosas sobre mis rodillas. Derrick está sentado en silencio, muy recto con la mirada clavada en mi. No puedo ni imaginar que cosas estará pensando… Quizá sólo está procesando lo que le he dicho y cuando lo asimile se levantará para irse… ¿Debí quedarme callado?... Ya es muy tarde para arrepentimientos… Mis ojos viajan de su rostro a mis rodillas. No hay forma que le mantenga la mirada…
—Perdóname… — Le escucho decir y por fin fijo la mirada sin entender bien… — Perdóname por no haber estado allí para ti, por no entender que me necesitabas, por no ser más insistente… — Se me oprime el pecho y los ojos se me llenan de lágrimas cuando lo veo acercarse y arrodillarse frente a mi… — Perdóname por dejarte solo… Por no ir tras de ti… — Toma mis manos y las besa… — Si no te hubiera dejado ir… — Se siente culpable… ¿Por qué se siente culpable?... No… No quiero que se sienta culpable… No quiero escuchar el dolor en su voz… Él no tiene la culpa…
—No… — Lucho con el nudo que siento en la garganta — No tienes la culpa… Nadie podía saber lo que iba a ocurrir… — Apoya su cabeza en mis piernas… Libero una de mis manos y acaricio su corto cabello… No es fácil… Me cuesta ocultar el temblor que me produce el contacto… Cierro los ojos y me repito “es Derrick” “es Derrick”… Como si de alguna forma supiera lo que pienso, Rick se separa lentamente. Pasa una mano por su rostro, cabizbajo, y noto la humedad que queda en mis vaqueros… Sin pensar más me arrojo a sus brazos… Rick me abraza fuerte mientras que mi llanto se desata y lloro como jamás pensé volver a hacerlo… Derramo todo el dolor en su regazo mientras él me susurra con voz rota una y otra vez “está bien… todo está bien… estoy aquí… estoy aquí…”
Nuestras lágrimas se mezclan por interminables minutos, minutos en los que nos negamos a soltarnos. Poco a poco van mermando nuestros sollozos hasta que sólo quedan suspiros… Más calmados nos acomodamos sobre el suelo, sentándonos uno al lado del otro con nuestras espaldas apoyadas en el sofá y las manos enlazadas.
—Mat… No vuelvas a apartarme de tu lado…
—No soy el mismo… Yo… No sé si pueda…
—Empecemos de nuevo… — Me suelta y se acomoda frente a mi… Da un gran suspiro y se aclara la garganta… — Wow, precioso… ¿Dónde estuviste toda mi vida? — Lo miro sorprendido pero inmediatamente recuerdo que eso fue lo que me dijo la primera vez que nos vimos. Me muerdo el labio nervioso sin responderle. Él articula un “vamos” dándome ánimos y haciendo un guiño. Una sonrisa se forma en mi rostro y sus ojos brillan al verla.
—Buscándote… — Le respondo como en aquella vez…
—Pues ya me encontraste niño bonito — Suelta una risita y me extiende la mano. — Derrick Nawaz, 25 años, soltero, y dispuesto a ser todo tuyo si es que lo deseas…
—Mateo… — Digo bajito recordando las cosas que dije luego y que ahora me eran imposibles de repetir… Veo la mano de Rick y acerco la mía… Él la toma girándola y estampando un beso en el dorso de mi muñeca…
—Vamos a salir de esta, juntos…
—Rick…
—Vamos a salir de esta, pececito… Lo prometo… — Cierro los ojos con fuerza… Quiero creer… — Lo prometo…
Realmente quiero creer…