- Oye… ¿Qué onda?, ¿desde cuando eres tan popular con las chicas?
- No lo se… la verdad no me había percatado.
- Tonto… pues pon más atención – me decía mientras me daba un coscorrón.
Mmm… yo nunca iba a imaginar algo así. Simplemente comencé a disfrutar de la atención de las chicas, aunque a ninguna realmente tomaba en cuenta. Pero también me di cuenta que había un chico en mi mismo salón, en la misma fila donde estaba al fondo del salón, que me veía tímidamente y cuando lo sorprendía, se volteaba completamente sonrojado. Eso era divertido para mí. Se llamaba Daniel, era rubio, delgado, de ojos verde grisáceo y una tez rosada. Lo que más me gustaba de el eran sus ojos que escondia entre su dorado cabello y su deliciosa boca. Pero eso dejo de hacerme gracias cuando un día después de clases regrese al salón por que había olvidado unos libros, y la cruzar cerca del salón de a lado, vi a Antonio coquetearle a Daniel. Me sentí muy celoso, y más por que aunque Daniel se mostraba muy tímido, se notaba cierto entusiasmo cuando Antonio lo tocaba del hombro y le hablaba pausadamente. ¿Qué pretendía Antonio?, no iba a permitir que Daniel se interpusiera en mi camino, así que decidí separarlo de Antonio a como diera lugar.
Pensé durante toda la noche la mejor estrategia, y entonces se me ocurrió que podría jugar con él para mantenerlo lejos de Antonio. Así que al día siguiente ya era fin de semana, y en la ultima clase mientras copiábamos algunos ejercicios del pizarrón en la clase de química, Daniel me volteo a ver y yo voltee a mirarlo. Rápidamente Daniel desvió la mirada, pero yo continué mirándolo con una sonrisa. Daniel me veía de reojo completamente sonrojado y cuando volteó, yo guiñe un ojo coquetamente. Ahora Daniel volteo más rojo que un tomate, parecía que su rostro iba a estallar, entonces baje la mirada y note algo que me hizo hervir a mí la sangre… a través del pantalón se notaba una erección. Daniel noto que lo miraba con insistencia en ese lugar y me miro avergonzado, yo levante la vista y moje mis labios lascivamente. Ese instante parecía que Daniel estaba a punto de correr cuando sonó la campana de salida. Rápidamente recogimos nuestras cosas, y yo lo vi salir velozmente en dirección a los baños. Sin prisa tome mis cosas y lo seguí, ya para ese entonces casi no había nadie en la escuela. Al entrar al baño escuche un suspiro, camine hasta donde sabia que el estaba y me subí al escusado de a lado para ver lo que hacia. Daniel no se había percatado de esto y sin preocuparse de nada empezó a masturbarse. Su miembro se hinchaba generosamente, despertando en mi un apetito por su miembro… no dejaba de pensar en verlo completamente desecho en mi boca. Me excite mucho y sin pensarlo le dije desde donde estaba observándolo:
- ¿Necesitas ayuda?
- ¡Ángel!... ¿Qué haces ahí?
- Disfrutando de la vista
Daniel escondió avergonzado su ya hinchado miembro, así que me baje del escusado y lo intercepte cuando intentaba huir, sin dejarlo salir del cubículo del sanitario le dije:
- Déjame ayudarte, si no, te va a doler…
- ¡No te equivocas! yo…
No lo deje continuar, le plante un beso que hizo que se estremeciera por completo, prácticamente lo arrastre de nuevo al interior del cubículo, y sin pedirle permiso metí mi mano al interior de su pantalón y comencé a masajear dicho miembro mientras ahogaba sus gemidos de placer en mi boca. Su cuerpo se retorcía en el muro, sus manos se afianzaban de mi cuello y un tono escarlata tenia su rostro y cuello, comenzó a sudar y gemía en mi oído, gemidos que inmediatamente ahogaba en mi boca para no ser descubiertos. Por fin sentí como se tensaba su cuerpo y en un delicioso estallido se dejo ir en mi mano. Cuando la saque cubierta de dicha sustancia la probé y no me supo tan amarga como la de Antonio. Sonreí maliciosamente, aun con el aferrado a mi cuello, jadeando exhausto y satisfecho. Al salir del baño me lave las manos y sin esperarlo, Daniel me abrazo de la cintura y se puso a llorar mientras me decía:
- Es… es mi primera vez.
Creo que nunca sentí tanta satisfacción al escuchar esas palabras, yo por primera vez también, iniciaba a alguien en esto. Voltee y le di un suave beso, pero el no dejaba de aferrarse con fuerza de mi cintura y me dijo al oído:
- Me gustas, ¿puedo salir contigo?
- Yo ya tengo pareja… esto solo fue un encuentro casual – Que entupido fui, pero esas palabras las había escuchado en aquella fiesta con Damián. Esta seguro de romperle el corazón, pero no esperaba la respuesta.
- Te quiero, por favor, dame una oportunidad…
Me quede sin habla, verdaderamente él sentía algo por mi. Aun me sentía irritado por la manera en que recordaba a Damián y a Antonio juntos, no dejaba de pensar que quizás ellos se veían en ese tipo de encuentro, y que aunque me lo negara Antonio, alguna vez vi rastros de prendas que no eran suyas en su apartamento. Acepte la oferta de Daniel y le advertí que todo seria un secreto, y que solo seria una relación meramente sexual. Daniel se sintió un poco decepcionado pero acepto.
Nos veíamos en mi casa cuando mi mama no estaba, con el pretexto de estudiar, nos besábamos y acariciábamos por largos ratos. Pero nunca lo había poseído, por que en realidad no sabia como, siempre había sido yo el pasivo y no tenia ni idea de que hacer. Pero eso no evitaba que comenzáramos a masturbarnos mutuamente y que nos practicáramos sexo oral. Un día mientras estábamos desnudos y nos besábamos el cuerpo, el me tomo por el cabello acercando mi rostro al suyo, me miro con ojos humedecidos por lágrimas y me dijo:
- Tómame… lo necesito.
- Pero yo no…
Sin decir más, Daniel saco unos condones y un poco de lubricante sin aroma. Sorprendido y extrañamente entusiasmado me abalance a besarlo con pasión y comencé a tratar de hacer lo mismo que me hizo Antonio la primera vez. Introduje mis dedos y su boca y el se desconcertó, así que le dije suavemente:
- Chupalos…
- ¿Para que?
- Solo hazlo
Obedeció tímidamente, y comenzó a lamer mis dedos uno por uno mirándome a los ojos y actuando como si lamiera mi miembro. Eso me excito más. Lo voltee y comencé a besar su espalda y gradualmente buscaba la entrada de tan ansiada abertura. Por fin la halle y metí de golpe dos dedos previamente humedecidos. El se quejo y me miro con reproche, pero antes de que notara mi inexperiencia, moví los dedos de tal forma que toque una sensible parte, el gimió y recargo su rostro en al almohada, como queriendo ahogar sus gemidos. Me sentí aliviado y tome un condón, trate de sacarlo sin que él se diera cuenta, pero me fue imposible, así que le pedí a él que me abriera. Sonrió y sensualmente lo abrió, saco el condón y me lo dio. Yo un poco tosco y desesperado, lo tome y me lo puse. Sin rodeos lo acomode en cuatro sin sacar los dedos, una vez puesto en posición, saque los dedos y le puse una abundante dotación de lubricante al condón, me apoye en su cadera y comencé a introducirlo gradualmente. Me sentí completamente extasiado al sentir como se abría paso que empecé a gemir de placer… aunque el se quejaba de dolor:
- Mas despacio… me duele
- Esta bien, tranquilo. – dije para tratar de tranquilizarlo y permitir penetrarlo mejor. Me sentía como un experto, aunque sabia que no lo era.
Tome un poco de lubricante y comencé a masajear su miembro flácido por la baja de excitación ante el dolor. Rápidamente se recupero y comenzó a gemir de placer, sin esperar mas lo penetré por completo y comencé con embestidas suaves, gradualmente incrementaba el ritmo de estas, hasta el grado de soltar su miembro y jalar con más ímpetu sus caderas hacia mi, para penetrarlo de lleno. El gemía y mordía la almohada mientras se tensaba su espalda y piernas… que placentero era ser yo el que tomaba su cuerpo, sin pensarlo lo rasguñe por la espalda, el gimió de placer y eso me excito más. El comenzó a masajearse su miembro humedeciendo su mano con su saliva, mientras yo me recreaba la vista al ver el contorno de su espalda que terminaba en mis caderas. Aumente el ritmo y él empezó a convulsionarse de éxtasis hasta que tuvo su orgasmo, yo seguí embistiendo, arañando sus caderas y sintiendo como todo mi cuerpo se tensaba para tener ese orgasmo dentro de él. Jamás imagina que penetrar y sentí como su estrechez rodeaba mi miembro fuera tan placentero.
Después del orgasmo nos tumbamos en la cama, ya era tarde y mi madre no tardaba en llegar, me sobresalte al darme cuenta de la hora y toscamente le dije que se fuera, por que podrían sorprendernos. Guarde toda la evidencia en una bolsa de papas y la tire al cesto de basura. Daniel se incorporo pesadamente y se vistió con un mutis de tristeza. Al percatarme de esto le pregunte:
- ¿Qué tienes?
- Nada… es solo, que te levantaste demasiado rápido.
- Lo siento, pero mi mama…
- Lo se. Pero no me gusta que hagas eso.
No dije más. El me gustaba, pero no me sentía comprometido a cuidar sus sentimientos, continué arreglando el cuarto y me vestí rápido para dejar a Daniel en la puerta, que al abrirla se encontraba mi mama con una expresión de sorpresa.
- Mama… - dije nervioso
- Buenas noches señora – saludo cortésmente Daniel y al despedirse en la puerta me dijo – espero que mañana pasemos ese examen.
- Si… si claro – respondí cerrando la puerta
Mi mama me regaño por ser un desconsiderado y dejarlo ir solo tan noche, ni siquiera le había pedido un taxi y ni me moleste en llamarlo para ver como había llegado. Me sentí mal, por que ya había comenzado a tomarle cariño y decidí al día siguiente terminar con nuestra relación. Él ni siquiera protesto.