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Clases Particulares por Dark Amini

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Notas del capitulo: para los que me han pedido que amplie este cuento, con mucho gusto lo hare hasta que me aburra y escriba otro, se aceptan comentarios y sugerencias... jejejejej
Acostumbre ser muy puntual cada sábado para ir a verlo, actuaba frió y distante en el marco de la puerta, pero después dejaba que me abalanzara a sus brazos y lo besara frenéticamente, un día llamo a mi casa pidiéndome que en vez de la tarde lo fuera a ver en la noche… esa idea me enloquecía y tarde un día completo buscando algo sexy y bello que lucir. Una vez perfumado y arreglado con bello saco de terciopelo negro, abrochado con unos cintos negros y hebillas plateadas. Use una camisa blanca y me puse unos pantalones negros de satén. La combinación me quedaba bien y estilizaba mucho mi figura. Una vez en su casa, me llamo al celular para avisarme que me esperaba a dos cuadras. Cuando me vio se quedo sorprendido y me dijo:

 

-         Es extraño lo bien que te queda esa ropa, aunque se ve muy anticuada, a ti te queda muy bien… serás el centro de atención.
-         ¿El centro de atención?, ¿Me presentaras a tus amistades? – pregunte ansioso, puesto que por primera vez era para mi un punto de aceptación a lo que yo creía que era nuestra relación.
-         Claro, te gustara

 

Intente abrazarlo pero me detuvo en seco. Sus constantes intentos por disimular lo nuestro me desesperaban, pero comprendí y solo lo seguí. Tomamos un taxi y nos llevo a una fiesta en una amplia casa, entramos y solo había varones de todas las edades y estilos. ¡Era una fiesta gay!.  Estaba muy emocionado, y me di cuenta que todos nos volteaban a ver con una sonrisa maliciosa, pero eso no me importo. Me sentía tan feliz y libre a un lado suyo, hasta que me dijo dándome un vaso de refresco:

 

-         Espérame aquí un momento… quiero presentarte a alguien.
-         Si, pero no tardes – Le dije con una amplia sonrisa

 

Se fue a buscar a esa persona, y yo merodeaba entre la gente y la casa, observando con cuidado como era cada relación y que cosas hacían. Mientras tomaba un sorbo de refresco, alguien me jalo a un rincón en la cocina con tal brusquedad que me asusto. Cuando mire, era un hombre tosco y barbudo que me sujetaba con rudeza. Estaba muy asustado y mi temor se acrecentó cuando me dijo:

 

-         ¿Tu eres el chiquillo que trajo Antonio?... te ves apetecible, quizás nos divirtamos un rato

 

De tan solo escucharlo me sentí asqueado, no soportaba nisquiera que me tocara, me zafe y le dije molesto:

 

-         ¡No se que pensaste, pero yo me dejaría tocar por ti, aunque de eso dependiera mi vida!
-         Ja j aja… muchacho insolente… te daré algo para que me respetes.

 

Me iba  abofetear cuando velozmente Antonio llego y le sujeto con fuerza el brazo mientras le decía:

 

-         A este niño no me lo tocas… no es como los demás. Este niño es especial para mi

 

Me quede como idiota escuchando algo así. La verdad jamás me había dicho algo tan galante como eso. Sonreí y corrí a sus brazos sumiendo la cabeza en su pecho. El solté a aquel sujeto y me abrazo. Después me condujo a una de las habitaciones de aquella casa y me dijo al oído:

 

-         Mira quiero presentarte a Damián

 

En ese instante en el que cruzamos la puerta nos estaba esperando un joven moreno como de unos 25 años, sentado en una cama muy amplia,  con músculos perfectamente definidos, unos ojos verdes increíblemente seductores y un cabello negro ondulado. Me quede atónito con la mano extendida, el se levanto y me tomo cordialmente de la mano mientras miraba y le decía a Antonio:

 

-         ¿Este es tu famoso cachorro?
-         Si, este es el más dulce que he llegado a poseer…

 

Me sentí extraño y un tanto incomodo de cómo se referían a mi persona, pero ese pensamiento se iba disipando cada vez que aspiraba su perfume cargado de masculinidad y sensualidad. Sin pensarlo mucho retrocedí pegándome al cuerpo de Antonio, quería darme vuelta e irme con el, pero él me sujeto de los brazos y comenzo a besarme el cuello. Perdí rápidamente el control de mi cuerpo, solo sentía como su boca hacia estremecer cada centímetro de mi cuello mientras me abrazaba por detrás y me susurraba eventualmente cosas ardientes… había olvidado por completo a Damián, hasta que este se aproximo a mi y pego provocadoramente su cuerpo al mió. Ya no traía su camisa y yo no sabia en que instante se la había quitado. El comenzó a besarme el rostro y al llegar a mi boca, intente evitar su beso, pero Antonio empezó a explorar mi pecho que me desarmo ante cualquier cosa. Damián me beso mientras gemía por tan sensuales caricias y juro que nunca imaginar que su beso fuera tan ardiente y pasional. Antonio me dejo en sus brazos mientras se desnudaba y rápidamente se unió por detrás mió a las caricias que ambos me propinaban. Damián por el frente, me besaba la boca y el cuello, mientras masajeaba con una mano mi miembro sobre la ropa y desprendía mi ropa de la cintura para abajo gradualmente con la otra mano, mientras Antonio mordisqueaba mi nuca, acariciaba mis pezones, pegaba provocadoramente sus caderas en mi trasero y se encargaba en desvestirme por arriba.  Yo solo gemía y me retorcía entre el ardiente calor y roce de ambos cuerpos. Me desnudaron por completo y ellos con más experiencia, se quitaron con mayor agilidad y en menos tiempo la ropa. Nos tumbamos a la cama sin perder el ritmo, mientras Antonio cambiaba de posición y me abrazaba y besaba por delante, escuche sonidos familiares de Damián sacando los condones y el lubricante. Pero en ese momento no me importo. Una vez acomodado Damián detrás mió, Antonio incremento el ritmo de sus caricias y besos y lentamente se rotaba quedando su boca a la altura de mi miembro erguido y yo a la altura del suyo. Comenzó a propinarme un deliciosa feleación, y mientras gemía, el introdujo su miembro en mi boca. Comprendí que aun no entendía bien las reglas de sexo, entre el dar y el recibir, así que hice mi mejor esfuerzo. Mientras pasaba esto, Damián se puso un condón y abundante lubricante con aroma a banana y lentamente me penetro, abriéndose espacio entre mis entrañas. Siempre fui el pasivo, pero nunca había sentido tal magnitud penetrándome, sentía como fuego que quemaba mi interior y un poco de dolor. Gemí fuertemente y emití un tímido quejido, pero esto pareció importarle poco a ambos, y comenzaron a embestirme por un lado y a propinarme una copiosa lamida por el otro. Eran demasiadas sensaciones de placer, deje de atender a Antonio y me concentre totalmente a mi placer, no se si gritaba, pero de lo que estaba seguro es que era una experiencia deliciosa. Pronto me vine en la boca de Antonio y en ese instante se detuvo todo. Respiraba agitado y plenamente satisfecho. Pero ambos tenían otros planes. Antonio se incorporo y se puso de rodillas, mientras que Damián se salio lentamente para acomodarme en cuatro frente a Antonio, el cual me llevo la boca a su miembro para extenderle unas buenas lamidas, mientras tanto, Damián se cambio el condón y se puso más lubricante. Nuevamente me penetro, pero ahora con un poco de más rudeza, haciendo que yo protestara:

 

-         ¡Con cuidado!, esta muy sensible…

 

Damián se detuvo un poco y Antonio hizo que reanudara mi labor. Entonces Damián comenzó a embestirme lentamente y después con mayor fuerza, era muy intenso, y yo sentía que me sofocaba entre el miembro de Antonio y la fuerza de las embestidas de Damián. Antonio me sujeto con fuerza de los cabellos mientras tenia su orgasmo, grito con fuerza mientras arqueaba su espalda. Casi me ahogo ante su estallido y tuve que tragármelo todo. Damián no termino hasta varios minutos después, poniéndome en todo tipo de posiciones y haciendo gemir y gritar de placer… paresia que no quería soltar mis caderas mientras las penetraba con toda su envergadura. Por fin se vino dentro de mi en un desgarrador grito, que sentí que se había lastimado. Rendidos los tres nos recostamos en la cama, y después de un rato Damián se levanto rápidamente, comenzó a vestirse y le dijo a Antonio:

 

-         Me tengo que ir
-         ¿No te bañas con nosotros?
-         No… realmente disfrute de tal delicioso trasero – me miro y me dijo picadamente - cuando ya no quieras estar con él, con gusto yo puedo aceptarte… jejejeje

 

Me sonroje y Antonio hecho a reír mientras le aventaba una almohada. Aunque pude notar que se sintió decepcionado ante la partida de Damián… eso me puso celoso.

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