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Dulce creación [ChenMin] por TRB06

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Notas del fanfic:

Hola, por alguna razón, me he puesta nerviosa al subir esto (?) Hace mucho que no escribía ChenMin </3

Disculpen cualquier error.

 

Notas del capitulo:

Por alguna razón apreté ciancia ficción ya no lo pude sacar. Bueno, hablo de robots, entrara en ese genero? XD, eso es algo que siempre me confunde, porque podría poner romántico, pero para mí lo romanticó es algo lleno de ternura y así, de esas cosas hermosas y pegotas que no me gustan leer mucho xD, bueno, ya, me dejo de boduleo >///<

Pd: No sé si hace falta aclararlo o no, pero tal vez lo tomo como obvio y no es así, pero es como en los libros, la cursiva tiene a indicar un pesamiento del personaje.

JongDae no lo esperaba, ni siquiera en sus mejores sueños, pero pasó. Se enamoró de alguien que no era humano.

 

Todo ocurrió hace ya muchos años, nueve para ser exactos. En ese tiempo, Kim JongDae tenía sólo 19 años y era un aficionado a la tecnología.

 

Cerca de la ciudad en la que vivía, la que era una de las zonas más pobres y olvidadas del país, estaba La Chatarrera, lugar donde todas las fábricas tiraban sus desechos, piezas valiosas para JongDae.

 

Oh SeHun, su fiel amigo, solía acompañarlo todos los meses a sus expediciones, pese a que se preguntaba por qué JongDae quería un robot tan fervientemente.

 

– ¿Bromeas? –Le respondió su amigo cuando le preguntó hace algunos meses –Podríamos presentarlo en alguna fabrica, tener trabajo, o incluso acceso a una educación que pudiera darnos un titulo y salir de aquí, SeHun.

 

SeHun quiso decirle que eso era imposible ¿Por qué una fabrica iba a aceptar un trabajo hecho de lo que era basura para ellos? ¿Por qué arriesgarse a darles una educación cuando ya había pasado la edad indicada? Pero al ver siempre la tan alegre sonrisa de su amigo, no dijo nada. No quería romperle la ilusión.

 

Y así era como una vez al mes, JongDae y SeHun se ataban un trapo limpio alrededor de su rostro, cubriendo las vías respiratorias para evitar el polvo o gases tóxicos, se enfundaban guantes especiales para que ningún tipo de material les traspasara, lastimándolos, y acarreaban un carro enorme donde vertían toda pieza que sirviera.

 

El sueño de JongDae era construir un robot inteligente, un muñeco capaz de hacer todo por él sin tener que mover un dedo, a base de piezas desechadas, o tal vez convertirlo en un simple compañero en la vida. Claro que podría comprar piezas, o el mismo robot, pero ¿Dónde estaba el chiste en eso? Además vivía en la pobreza absoluta en un mundo que sólo se dedicaba a ayudar a los más ricos, por eso, su meta era lograrlo a base de lo que otros consideraban chatarra.

 

– ¡Esta vez tendremos suerte! –Dijo a su amigo SeHun mientras sus pies caminaban por encima de miles y miles de desperdicios.

–Siempre dices lo mismo, y hasta ahora sólo hemos encontrado materiales inservibles y cosas como tostadoras y rizadoras.

 

JongDae frunció el ceño. Era cierto, en el año que llevaba intentando construir un robot, jamás había tenido suerte. Ni un par de dedos o algo que pudiera servir como tal.

 

–Bueno, pero esas cosas pudimos venderlas ¿No es así? Nos hemos dado algunos gustos. No puedes negarlo.

 

Y era cierto. Ellos, que vivían en un terreno sobre habitado, algunas veces rodeados de paredes de chapas metálicas, otras de cartón, y con un baño que era el mismo terreno, habían logrado darse algunos gustos, como comer carne por primera vez, o probar el helado (la cosa más rica que su paladar había tocado) o tener acceso a un sauna, o, lo mejor de todo, dormir un fin de semana completo en un departamento con cuatro buenas paredes, al resguardo de la intemperie, un baño y dos cómodas camas, de esas blanditas que si saltas sobre ellas rebotan. Lujo que sólo la gente de clase media o alta podía darse.

 

–Quisiera volver a estar en ese departamento con baño y techo. –Dijo SeHun, cerrando los ojos y esbozando una suave sonrisa.

–Estaría mejor aún si pudiéramos hacerlo comiendo un helado –Completó JongDae.

 

Desafortunadamente, encontrar piezas que valieran tanto, o aquellas por las que las mujeres morían, se hacía cada vez más difícil, ya que ellos no eran los únicos que se dedicaban a recoger cosas de La Chatarrera. Gran parte de la población lo hacía, a veces se veían familias enteras hurgando, pelando por una buena pieza que vender.

 

–Al parecer, el hambre se sigue esparciendo sobre nuestra ciudad –Susurró SeHun, un poco triste.

–Los nuevos gobernantes nos exilian cada vez más… -JongDae no quiso decir nada, pero temía que llegara el día en que ya ni siquiera tuvieran algo para comer, tal vez, si encontraba algo para vender, era mejor guardar el dinero. Por suerte, aún le quedaba su trabajo en el mercado, arreglando y haciendo los puestos de ventas para la clase media.

 

Intentando buscar un buen lugar, sin muchos ojos a la vista, JongDae y SeHun se pusieron a buscar piezas que pudieran ayudarle en su objetivo, o al menos darles un poco de dinero.

 

No fue hasta cuatro horas después, que su carro estuvo lleno de cosas que, arreglándolas, podrían vender, repartir el dinero y dormir felizmente, pero para JongDae, había sido otro día de nada que encontrar para su objetivo personal.

 

–Tendré que seguir intentándolo. –Dijo, viendo una hermosa plancha moderna que usan las amas de casa para que su ropa quedara sin arrugas. Eso debe valer algo, pensó, acercándose y tirando de ella. –Encontré algo que puede valer mu… -Y JongDae se quedó sin palabras, casi al borde de gritar de horror, porque…

 

Allí, debajo de aquella cosa que usan las mujeres, había una cabeza, de cabello rosa muy clarito,  con su torso en él, nada más. Ninguna extremidad. Tenía los ojos cerrados y la comisura de los labios abiertas y estaba muy, muy pálido.

 

¡Un muerto! fue lo primero que pensó, pero su cabeza funcionó más rápido y se percató de los circuitos que se veían cerca de la orejea  ¡La cabeza de un robot! Era todo lo que él había estado buscando.

 

– ¡SeHun! ¡Lo encontré! ¡Lo encontré! –Gritó, saltando.

 

SeHun lo que menos quería era ser aguafiestas, pero aquella cabeza más torso tenía muy pocos golpes y deterioro, por lo que debía de estar K.O. Sin embargo, no podía negar que era hermoso, las mejillas parecían reales, y le daban ganas de acercarse y acariciarlo, pero no. Tenía que hacer algo para traer a la realidad a su amigo.

 

–JongDae, tienes que averiguar si no recuerda nada, o si tan siquiera sirve. –Su amigo sacudió la mano, restándole importancia y hablando sobre programas y más cosas que no entendía.

 

***.

 

La cabeza y el torso era la pieza fundamental para JongDae, él ni siquiera había imaginado encontrar una en tan buen estado, sólo esperaba encontrar una base, un esqueleto o algo así, pero nunca la preciosura que tenía en frente.

 

El rostro del robot seguía siendo deslumbrante a pesar de tener cables saliendo de él que le conectaban a una vieja computadora propiedad de Kim JongDae. Su casa, un cuadrado hecho de chapas de metal, tenía electricidad gracias a un enganche con los edificios del frente, así que para que no notaran que estaba robándoles, con el dinero ganado compró otra chapa y la usó para ponerle un techo.

 

El soñador de 19 años no dejaba de teclear, programar, intentar que el rostro abriera los ojos.

 

¿De qué color serían? ¿Marrones? ¿Ámbar? ¿Miel?

 

¿Cómo sería su voz? ¿Suave? ¿Gruesa?

 

Pero cinco horas después nada pasaba. No lograba hacerlo despertar y la frustración estaba apoderándose de él. Tenía ganas de llorar ¿Por qué era tan difícil?

 

Lo tenía todo tan visualizado, el éxito, todo.

 

***  

 

SeHun suspiró con un grado de pena al ver la pequeña casa de su amigo cerrada. Sabía que lo más probable era que aquella cabeza que habían encontrado no abriera sus ojos ¿Sino, para que la habían votado? Lo curioso era que no tenía sus extremidades ¿O es que no habían buscado lo suficiente? ¿O alguien más había encontrado y vendido esas piezas?

 

Alejando todo lo que tuviera que ver con la cabeza encontrada, SeHun, quien había usado su dinero para llevar comida a su hogar, tenía dos tazas calientes de café. Una para su amigo, y otra para él. A paso lento pero firme se adentró al pequeño hogar de su amigo.

 

–JongDae, te he traído algo de café –Como lo supuso, su amigo estaba demacrado frente a la computadora, sin parar de teclear y murmurar incoherencias, y la cabeza, seguía allí, con los ojos cerrados.

 

El joven suspiró y dejó los cafés sobre el suelo para luego dirigirse a JongDae.

 

–ChenChen –le llamó, y el nombrado se detuvo. Aquel era el nombre con que solía llamarle su padre, y el único que lograba sacarlo de sus vicios.

–No despierta, SeHun ¿Por qué no lo hace? –Habló su amigo, llorando por su fracaso.

–Descansa un poco –SeHun se preguntó si debía ser sincero o darle falsas esperanzas –Bébete el café que he traído para ti, tal vez al relajarte, puedas ver mejor el programa que estás haciendo.

–Eres el mejor amigo que uno pueda tener.

 

JongDae asintió y se puso de pie. SeHun miró al rostro. De verdad era muy lindo, lástima que nunca vuelva abrir sus ojos.

 

***

 

JongDae sabía que su amigo sólo estaba haciendo amable.

 

Él siempre había sido el soñador, el que se ponía objetivos imposibles, y SeHun le seguía, pero era más realista.

 

Intentando decirse a sí mismo que todo estaba bien, que era un fracaso de muchos otros que podrían haber, que aún podía ir una vez al mes a La Chatarrera, que su sueño de un robot no era imposible, bebió el primer sorbo de café.

 

SeHun se sentó a su lado, bebiendo el suyo.

 

–No debiste gastar tu dinero en mí, SeHun.

–Idiota, por supuesto que sí. Eres mi amigo, además, harías lo mismo por mí –JongDae sonrió, porque era cierto, lo haría.

 

Después de unos minutos en silencio, JongDae saltó un fuerte y largo suspiro.

 

–Es muy hermoso –Dijo a SeHun, refiriéndose a la cabeza que descansaba al lado de la computadora –Sus facciones, y por la expresión de su frente, sin una arruga en su piel, puedo aventurarme a decir que fue un robot muy dulce. Lástima que no pueda hacerlo despertar.

 

SeHun intentó abrir la boca, pero JongDae le cortó.

 

–No lo hagas, SeHun. Sé que intentaras darme ánimos, pero no gastes saliva. Estuve toda la noche sin descanso alguno, no va a funci… -Calló de repente, pues un sonido extraño, similar a varios y continuos “bip bip bip” empezaba a sonar – ¿Tienes un reloj? ¿Un teléfono móvil? ¿Un localizador? –SeHun negó, advirtiendo también el sonido.

–No, creo que provienen de la cabeza.

 

JongDae se puso de pie de inmediato.

 

– ¡Oye! ¡Tú! – ¿Cómo se llamaría la pieza de robot? – ¿Estás despierto?

 

Pasaron pocos segundos hasta que la cabeza, muy lentamente, abrió los ojos. Eran hermosos, color celeste cielo, y su forma era similar a la de un lindo gato. Completamente adictivos. Y la mirada que le recibió, le traspasó. Pura, inocente, con miedo. Y sus mejillas, se tornaron rosadas ¿Podían hacer eso? ¿Tan avanzada estaba la tecnología allá afuera?

 

– ¿Quién eres tú? –le preguntó aquel bello rostro. SeHun casi se cae de culo, mientras que JongDae, JongDae sólo quedó con la boca abierta. Su voz era como una hermosa melodía  – ¿Dónde está el ab… el señor Wu? ¿Dónde está mi amo y señor?

 

¿Wu? Por alguna razón ese apellido le sonaba a JongDae, pero fue SeHun quien lo relacionó primero.

 

– ¿Wu? ¿Tu amo era el señor Wu? ¿El ex presidente de la nación? ¿El que falleció hace un año?

 

La cabeza asintió, abriendo los ojos desorbitados, al parecer, a causa de sus movimientos tan limitados.

 

– ¡Mi cuerpo! ¿Dónde está mis manos, mis pies? Ustedes fueron los que me atacaron ¿Verdad? ¡Ustedes asesinaron al mi amo y señor! –Y empezó a llorar.

 

JongDae no lograba deslumbrarse.

 

Wow, lágrimas.

 

Espera un segundo, se dijo de repente, ¿Amo y señor? ¿Asesinar? Empezó a negar desesperado.

 

–No, no, no. Te encontramos, en La Chatarrera, estabas así. De verdad. –El rostro le miró a los ojos, y volvió a sonrojarse, y él también.

– ¿De verdad? –Ambos chicos asintieron. –Lamento haberlos acusado falsamente… Mi cuerpo… ¿Dónde puede estar?

 

SeHun intercambió mirada con JongDae. Algo estaba mal ¿Qué hacía el robot personal del ex presidente fallecido tirado en La Chatarrera? ¡Un segundo!

 

–Espera ¿Acabas de decir que el señor Wu fue asesinado? –La cabeza asintió –En las noticias dicen que falleció.

–Lo sé –dijo el pedazo de robot –Nadie quería que los culpables se enteraran que teníamos evidencia en su contra… pero al parecer se enteraron de todas formas… mi cuerpo ¿Dónde puede estar?

 

JongDae notó la tristeza del robot al no tener su cuerpo, pero también se dio cuenta de algo, y mirando a su amigo, supo que él también. Habían encontrado algo importante, un testigo valioso para la policía ¿Lo estarían buscando?

 

–Mira, emm… -Empezó JongDae – ¿Cómo es tu nombre?

–MinSeok –Lindo nombre.

–Bien, mira MinSeok, prometo conseguirte un cuerpo, no estoy seguro si el tuyo, pero si algo bueno. Soy inventor –Se dio dotes de profesional –Y prometo protegerte para devolverte a las autoridades para que puedan castigar a quienes mataron a tu amo y señor –En respuesta, el dulce y adorable MinSeok, asintió, agradeciendo y derramando algunas lágrimas de alegría.

–Muchas gracias, jóvenes.

 

***

 

–No podemos confiar en nadie, SeHun. –Le comentó JongDae a su amigo cuando salieron por algo para comer.

–Lo sé, ni siquiera en la policía ¿Lo sabes, no? Si el gobierno está involucrado, los están las autoridades. MinSeok dijo que todo era secreto ¿Entonces como se enteraron los culpables?

–Voy a tener que sacarlo de casa también, ya sabes que no tengo puerta con candado y eso, pero una cosa es segura, debo, al menos yo, no quiero involucrarte en esto amigo mío, ayudarlo.

–No bromees, estoy contigo en esto. No seremos ricos, pero aún tengo respeto por las leyes y las buenas causas.

 

***

 

Y así, el tiempo pasó. JongDae, empezó a ir todos los días a La Chatarrera. Vendía lo que podía, y con esas monedas más el suelto de su trabajo, compró madera, una puerta y un candando para su casa. Había llegado a la conclusión de que no podía llevar lo que quedaba de MinSeok a ningún lado ¿Y si lo veían?

 

Por otro lado, MinSeok era tal cual JongDae lo había imaginado. Lindo, tierno, muy inocente, noble, y muchos buenos adjetivos más. Su sonrisa era lo único que JongDae ansiaba ver al llegar a su hogar y al despertar.

 

–Si tuviera mi cuerpo, le cocinaría algo. Soy un excelente cocinero. –Le dijo MinSeok un día.

 

También les había hablado de la persona que llevaba su caso, y que era cierto que sospechaban de fugas de información, pero no habían logrado averiguar mucho hasta el día que le atacaron. Todos habían quedado de acuerdo con que por ahora era mejor no dar voz de su existencia, pues con sólo su cabeza era más vulnerable que nunca.

 

–Mi amo y señor solía decirme Baozi en forma de cariño. Me gustaría que me llamara así, JongDae. –SeHun casi muere de ternura ese día, ya que estaba presente –Usted también, SeHun

–Entonces tú también tutéanos.

 

Afortunadamente, en una de las excursiones junto a SeHun, JongDae logró encontrar un lindo par de brazos. No eran los originales de MinSeok, y no tenían capas de piel, pero le quedaría.

 

–Muchas gracias, JongDae. Él día en el que se haga justicia está más cerca que nunca. Has trabajado tan duro. Con estas manos podre cocinarte –Se detuvo y giró el rostro –A ti también, SeHun.

 

Tierno, MinSeok era demasiado tierno. Tan parecido a un humano. Sus emociones, las lágrimas que salían de sus ojos, el rosa en sus mejillas cada vez que le miraba, la sonrisa que esbozaba al verlo llegar a casa.

 

Pero no, Jongdae, MinSeok no es un humano, es un robot. Y tiene una misión que cumplir.

 

– ¿Sabes, JongDae? –le dijo SeHun un día, mientras hurgaban en La Chatarrera –Por eso eres mi amigo, porque eres una persona muy noble.

–No te entiendo.

–Tú anhelo era construir un robot para salir de aquí, pero en cuanto escuchaste las palabras de MinSeok, cambiaste y ahora le estás ayudando. Si no fueras así, le hubieras borrado la memoria y hubieras perseguido tu sueño. Y definitivamente yo no sería tu amigo.

 

Demasiada veces la palabra amigo, pensó JongDae.

 

–El parece humano ¿Verdad, SeHun? –Su amigo asintió –Pero no lo es. –Su amigo negó. –Gracias por ser mi amigo, gracias por mantenerte en la realidad.

 

***

 

SeHun lo notaba, ciertamente se percataba de la mirada de JongDae al robot, pero también las miradas del robot a JongDae.

 

¿En qué terminará esto?, se preguntó un día muy preocupado cuando JongDae pegó el gripo de que había encontrado piernas.

 

– ¡Piernas, piernas para MinSeok, SeHun!

 

MinSeok estaba completo.

 

¿Y ahora?

 

Quería comentarle a JongDae que había leído una novela que su madre guardaba, trataba sobre el amor  entre un robot y un humano, pero su amigo tenía razón, él era el realista en aquella amistad.

 

***

 

–Gracias, JongDae. –Gritó emocionado MinSeok – A ti también SeHun –agregó –Ahora estoy completo. Podré hacer justicia por mi amo y señor Wu.

–Tu ex amo –Se le salió a JongDae. MinSeok le miró, sorprendido por las palabras tan duras.

–Tienes razón, él está muerto, y ya no poseo amo y señor.

 

JongDae y SeHun fruncen el ceño a esas palabras.

 

–Espera un momento –Cuestiona SeHun –entonces ¿Por qué haces todo esto? –MinSeok no le entiende –Es decir, lo haces porque realmente es lo que quieres, justicia por tu ex amo. Eso es sorprendente, hasta hoy pensé que era una especie de misión, cosa de robot, ya sabes

–Claro que quiero hacer esto… ¡Oh! Lo dices por mis emociones. Soy especial. Fui creado sólo para el señor Wu, él pagó por mí. Me quería con emociones, lágrimas, capaz de sentir todo… incluido amor. –Al decir esto último, el rosa se extiende por sus mejillas –Sé lo debo. Él me cuidó muy bien. Y fue un gobernante menos corrupto desde que me obtuvo.

 

JongDae no tenía palabras. En su mente, se reproducía una y otra vez la frase donde MinSeok podía sentir amor. Wow, y era único en su especie.

 

Increíble, MinSeok es increíble.

 

Y estaba a punto de perderlo. Pero JongDae no era una mala persona, y SeHun tampoco, así que trazaron un plan para llevar al robot completo hasta la abogada que llevaba su caso.

 

La cosa era fácil, taparían a MinSeok como ellos cuando iban a La Chatarrería. Si alguien preguntaba, era un primo lejano de SeHun en la ciudad y no tenía trabajo, así que se uniría a ellos. Harían su camino hasta el lugar, y a medida que las luces se fueran apagando, lo llevarían hasta la ciudad en el tren nocturno que era el menos cargado.

 

Con SeHun, habían juntado dinero especialmente para eso, como también para comprar algo de ropa decente y llevarla debajo de las prendas que usaban para La Chatarrería.

 

JongDae admiraba su trabajo en el robot, la unión de las partes en el torso de MinSeok. Estaba bien dejarlo ir, no era suyo. Tenía una conciencia propia, mucho más avanzada de la que él podía crear. Además, sus sentimientos últimamente estaban confusos, se repetía una y otra vez que él era un humano, y MinSeok un robot, que pudiera sentir amor, no quería decir que pudieran estar juntos.

 

La noche antes de ejecutar el plan, MinSeok, con piernas y brazos, se acurrucó en la montaña de trapos que era la cama de JongDae.

 

 – ¿Puedo abrazarte? –JongDae asintió. –Gracias.

 

Se quedaron así por varios minutos. El corazón del humano empezó a bombear con fuerza, y MinSeok lo notó.

 

– ¿Te encuentras bien, JongDae?

–Sí, sí. Sólo estoy nervioso. Por el plan, ya sabes.

 

JongDae no lo notó, pero en ese instante la expresión de MinSeok fue de tristeza. Antes de volver a hablar, intentó esbozar una sonrisa.

 

–Oye, JongDae, ¿Por qué si eres un inventor, vives aquí? –JongDae soltó una carcajada.

–No soy un gran inventor, Baozi. Apenas si tuve un poco de educación, lo que sé lo sé a prueba y error.

–JongDae, eres un gran inventor…y una gran persona.  Lo eres. De verdad lo eres, me diste un cuerpo, me ayudaste.  Otros me hubieran vendido por dinero. Otros… quien sabe. Wu solía decir que hay gente que hace daño sólo por el placer de hacerlo. Como la gente que detenía sus fondos destinados a ciudades necesitadas. Ah, no, ellos lo hacían para quedarse con ese dinero… el nombre correcto es… ¿Ambición?

 

Y entonces JongDae supo lo importante que era MinSeok, él tenía en sus labios la verdad de la corrupción política, y por más difícil que sea, debía dejarlo ir.

 

En un momento de seriedad, JongDae giró para quedar cara a cara al robot. MinSeok era tan inocente como un niño, revelar esas palabras a una persona que no conocía…

 

–Escúchame bien, MinSeok. Esas palabras, las que acabas de decir, no debes decírselas a nadie antes de encontrar a tu aboga ¿Lo entiendes?

– Lo sé, sólo las dije porque confío en ti. No te enojes conmigo, por favor.

–No estoy en… -fue callado.

 

JongDae fue callado por los labios de MinSeok.

 

MinSeok estaba… besándolo. Y lo estaba disfrutando, pero…

 

No es humano.

 

***

 

Era hora del plan, era hora de decir adiós. Y JongDae quería llorar. No había podido sacarse el rico sabor sobre sus labios. Pero no podía, no.

 

SeHun llegó antes del amanecer, desayunaron y empezaron a vestirse. Aún con toda aquella ropa vieja y sucia, JongDae creía que MinSeok se veía adorable.

 

A la hora indicada, como estaba predicho, los tres empezaron su camino a La Chatarrera. Afortunadamente, nadie les preguntó nada. Y así, caminando y caminando, sin recoger mucho, esperando el anochecer, se adentraron a la ciudad, donde se deshicieron de la ropa mugrienta para quedar en ropas presentables.

 

SeHun usaba una remera blanca y una gorra, intentando ocultar su rostro, por las dudas. Prevenir antes que lamentar. JongDae vestía una camiseta negra con jeans azules, optando por dejar atrás la idea de una gorra. No soy ningún cobarde. Aunque por dentro, su objetivo era que el robot viera su rostro antes del adiós. MinSeok, vestía una gorra, para que nadie lo reconociera, unos jeans azules y una campera azul oscura, ocultando aquellos brazos que se veían muy robóticos.

 

Durante el trayecto en tren no hubo problema alguno. Revisaron más de 50 veces ese viaje y la estación donde debían bajarse.

 

Después, fueron hasta donde MinSeok tenía que estar. Y fue cuando los nervios empezaron a apoderarse de ellos ¿Cómo llamarían la atención de la abogada?

 

–¡Nuestro plan tiene huecos! –Dijo SeHun, horrorizado.

 

Para sorpresa de todos, MinSeok sonrió y caminó hasta quedar oculto detrás de una pared.

 

–Podemos esperar hasta ella salga o entre, reconocerá mi rostro.

 

Y así pasaron el tiempo, escondidos detrás de una pared, en buscar de alguna señal que indicara que era el adiós.

 

JongDae sentía cada vez más apretado su corazón. No quería dejarlo ir, pero sabía que debía, y ni siquiera tenía como opción quedarse.

 

No es humano.

 

Pero dejó de pensar en todo eso cuando una mano, demasiada fría a comparación de la piel que cubría el rostro y torso de MinSeok, tomó la suya suavemente. Era la señal. JongDae buscó, buscó, y supuso que la abogada era aquella señora que caminaba cansada.

 

–Gracias por todo. Jamás te olvidaré. Y perdón lo de anoche. Pero fui creado para sentir, y eso siento. Nunca pensé que el… amor fuera tan doloroso. Soy un robot, y tú un humano. Sin embargo, gracias por darme este sentimiento. A ti también, SeHun. Te consideraré un gran amigo en mi memoria. Por siempre y para siempre.

 

Y sin más, MinSeok se fue.

 

Los chicos se quedaron para ver si de verdad estaba a salvo. Vieron como la abogada lo abrazó y se lo llevó con cuidado.

 

Todo el mundo lo quiere, pensó JongDae.

 

SeHun, por su lado, estaba con el corazón roto al ver a su amigo sufrir como sabía lo estaba haciendo, además de estar  muy tocado por las palabras de MinSeok. Tan noble, tan honesto, tan humano.

 

***

 

Ni JongDae ni SeHun tenían una televisión, pero si una radio pequeña. Y en los días previos se habían mantenido pegados a ella, escuchando cualquier noticia referente al, ahora confirmado, asesinato de Wu.

 

El mundo ya sabía que el testigo clave era su robot personal, y para sorpresa de los dos amigos, la gente sabía que era especial, y que no mentiría nunca, además que de que contaba con un chip especial de memoria, y todo había quedado grabado.

 

–También hemos logrado averiguar…–empezó a hablar la mujer de la radio –Que intentaron deshacerse de Kim MinSeok…

 

SeHun frunció la frente.

 

– ¿Kim MinSeok? –Preguntó – ¿Tú sabías que tenía apellido? –JongDae negó – ¿No debería de ser Wu? ¿No era su dueño?

 

–Hay que recordar, que este robot fue hecho especialmente para el señor Wu en base a lo que quedó del cuerpo de su nieto, fallecido a la corta edad de 17 años. Es por ello que sus emociones son muy reales. Wu lo quería así. El dinero que gastó por recuperar algo de lo dejado por su única hija fue más de la mitad de su fortuna, a cambio, él donó muchísimo más dinero en beneficencia, pero los políticos a su alrededor se terminaron apoderando de estos fondos. Aún no tenemos…

 

Los chicos dejaron de escuchar, sabían el resto, todos los implicados estaban fuera del poder. Ahora, estaban más asombrados por el verdadero origen de MinSeok, pero JongDae y SeHun ahora comprendían los verdaderos sentimientos del robot. No sólo quería hacerlo por su amo y señor, sino por su abuelo.

 

–Sabes, ChenChen –Comentó SeHun –Ahora que lo pienso, creo que MinSeok nos mintió con lo de amo y señor. Tal vez estaba asustado, y entiendo que en aquel momento no haya confiado en nosotros… Porque dudo que ese señor haya pagado para tener a su nieto llamándole amo y señor. –JongDae se mostró de acuerdo. –Aún me sorprenden sus emociones humanas….

 

SeHun quería poder decir algo más, odiaba ver a su amigo, siempre optimista, tan apagado. Si tan sólo supiera como animarle.

 

 ¿De verdad el amor entre un robot y un humano era malo? MinSeok también le quería, estaba seguro. Pero ¿Qué podía hacer él? Apoyar a JongDae en todo.

 

–Bien, ya que este robot fue un fracaso porque nunca nadie va a saber que tú lo curaste ¿Cuándo empezamos a buscar piezas nuevas?

 

JongDae, por primera vez en semanas, sonrió.

 

–Mañana mismo.

 

***

 

El tiempo pasó, JongDae de verdad intentaba volver a su estado normal, pero por las noches lloraba como un imbécil, y es que extrañaba tanto la presencia de MinSeok. Y también lloraba porque estaba enojado, es decir, MinSeok le había dicho que le quería, bueno, amaba, de alguna u otra forma, pero desde que se fue no había regresado, lo que para él, significaba que había sido algo pasajero.

 

¡Por Dios, JongDae, no era un humano! Se gritaba cuando esos pensamientos surgían, porque eran injustos. MinSeok puede ser en parte piel de verdad, pero era un robot con un chip de memoria implantado.

 

Sin embargo, estaba tan casando de fingir una felicidad inexistente ante SeHun. Ya ni siquiera quería construir un estúpido robot. No tenía un sueño, no tenía ninguna meta. Bueno, sí, una meta imposible como siempre: Poder estar al lado del robot llamado Kim MinSeok.

 

Era muy temprano cuando golpearon su puerta. Cada vez que la veía, JongDae no podía evitar sonreír y derramar alguna que otra lágrima, no tendría una puerta si no fuera por MinSeok.

 

Volvieron a tocar la puerta y JongDae gruñó. Si SeHun estaba tan temprano era por algo.

 

Levantándose de los trapos que tenía por cama, arrastró sus pies hasta a puerta. Y otra vez el maldito  golpeteo ¿Qué traía tan impaciente a SeHun?

 

–Ya voy, ya voy, SeHun. –Gritó, abriendo la puerta.

 

No era SeHun.

 

Era MinSeok, con su hermosa y radiante imagen. Quería abrazarlo, pero el robot lo hizo primero.

 

–Siento haber venido, pero te extrañaba demasiado.  Quise venir antes, pero arreglaron mi cuerpo y tuve que asistir a muchos interrogatorios y… y… JongDae, dime que me esperabas –Dijo entre lágrimas, ocultando su rostro en los hombros del otro –Dime que no te importa que no sea humano… Es que duele… me duele el pecho… y no puedo dejar de llorar cuando veo que no estás conmigo.

– ¡Mierda! –JongDae también empezó a llorar. –Ahora entiendo porque tardaste tanto en regresar. Casi me hago abuelo esperándote. MinSeok, no importa que no seas humano…

 

A la mierda todo, se dijo al verse tan feliz de tener en sus brazos a aquel increíble ser. Que se jodan si dicen algo.

 

***

A SeHun no le costó nada aceptar tan extraña situación, y si lo hizo, jamás lo expuso en voz alta.

 

Los días fueron pasando, al igual que las semanas, los meses y los años.

 

Se produjeron cambios, por supuesto. El gran ex presidente Wu había dejado toda su herencia a MinSeok, y éste, siguiendo su ejemplo, donó todo a la beneficencia, pero lo hizo fuera de los asuntos políticos, porque por más que se hubiera renovado todo, políticos eran políticos.

 

Así fue como el dinero terminó en la ciudad donde SeHun y JongDae vivían, construyendo escuelas, comedores, huertas, produciendo insumos y trabajo para los habitantes.

 

MinSeok hizo su vida al lado de JongDae, quienes pronto tuvieron una casa hecha y derecha y equipo suficiente para que JongDae pudiera inventar y dar paso a su creatividad. Y si bien los años se le iban notando en los huesos y alrededor de los ojos, para MinSeok seguía siendo el mismo JongDae de 19 años, aunque pasó por la terrible etapa donde se lamentaba no haber sido creado con la habilidad para envejecer.

 

SeHun iba siempre, y los tres juntos se divertían demasiado. Nunca nadie dijo nada acerca de su relación, lo que agradecieron con el alma.

 

Ahora, con 28 años, JongDae podía decir que era la persona más feliz, y aunque a veces la pasaba mal, tenía al lado a una dulce creación.

 

 

Gracias, señor Wu, gracias por crear a tan hermoso ser.

 

Gracias, abuelo. Gracias por traerme a este mundo y permitirme conocer a JongDae.

 

 

 

Notas finales:

Antes que nada, muchas gracias por tomarse un tiempo de su día y este one shot.

 


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