× Bebé, eres como un precioso ángel ×
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Anteiku estaba tranquilo como de costumbre, había unos cuantos clientes sosteniendo pláticas triviales y otros pocos leían algún libro de la pequeña biblioteca del local mientras bebían el exquisito café que servía la peliazul de Kirishima.
Después de unos cuantos minutos de tranquilidad; el sonido de las campanillas tiritando se escucho de nuevo, captando la atención del personal, en especial de cierto chico de cabellos azabaches quien sonrió amablemente al cliente que cruzaba el umbral de la entrada y caminaba a una de las mesas donde se encontraba un "hombre" de extravagantes ropas quien hizo un ligero saludo de manos a su recién acompañante.
El sujeto de hebras rubias tan pronto tomo asiento, se dedico a observar con atención a Kaneki, quien por su parte soltó un suspiro cansado al notar como tanto humanos y ghoul estaban pendientes de cada movimiento que él hacía.
— "Hermano, no tienes porque estar nervioso, ¿si?, nadie te lastimara mientras estemos aquí". —se apresuro a decir la pequeña Hinami desde la barra al notar la incomodidad del chico.
— "Gracias, Hinami-chan". —sonrió Ken con tanta dulzura que hizo estremecer a los clientes del lugar.
Kaneki de pronto sintió un escalofrío que le recorre la espalda y más por impulso que por instinto, se da media vuelta sobre sus talones, topándose con la mirada de aquel extraño hombre rubio y de complexión ancha, quien paso su lengua por su labio al cruzar mirada con el azabache; como si acabara de observar un manjar. Como si hubieses visto a su próxima presa.
Ken se estremeció en su lugar, apartando su mirada de aquel desconocido y ni lento ni perezoso; camina nerviosamente al lado de Nishiki casi como si tratara de esconderse.
— "Yamori, debes comportarte o nos echaran". —murmuro el hombre con maquillaje frente al tipo rubio, haciendo una mueca de cansancio.
— "Más te vale cerrar la boca, maldito travesti..." —siseo cual serpiente en un tono de voz grave y tétrico.
Desde la barra, tanto Kaneki como Nishiki miraban atentos a esos raros clientes que desprendían la palabra peligro por donde buscarás.
— "Kaneki bastardo..." —susurro el chico de gafas tras un chasquido de lengua— "Por culpa tuya y del asqueroso aroma que desprende este lugar esta repleto de mierdas". —dice apuntando con la cabeza al par mientras se lleva una mano a la sien.
— "L-Lo lamento, Nishio-senpai". —susurro un apenado Kaneki, haciendo una leve reverencia como muestra de disculpa.
Y antes de que el mencionado hablara de nuevo, una fuerte bofetada hizo que terminara con la cara en el suelo.
— "¿¡Qué demonios te pasa, estúpida Touka?!". —bramo poniéndose de pie con el semblante enojado.
— "Cierra la boca maldito Nishiki y mueve el culo que para eso te pagan". —ordeno la chica con una voz amenazante y una sonrisa de amabilidad muy bien fingida.
Hinami y Kaneki contuvieron una risa.
Si, era un día normal para Anteiku.
[...]
Entre los ghoul y humanos corre cierto rumor que llega a sonar falso.
Un rumor que dice que en el Distrito 20, en la zona central donde se ubica la cafetería "Anteiku", ahí, en ese lugar se encuentra un ángel de cabello azabache y ojos negros.
Ese ángel tiene la sonrisa mas hermosa que puedas encontrar, con una voz bonita y de mirada cálida.
Lamentablemente en el mundo humano un ángel como él no puede permanecer cuerdo, inocente... Puro.
Ken Kaneki, ¿podrás conservar tus alas si conoces al diablo, si conoces a Kirishima Ayato?.