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Tú y yo. por OnlyYou

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—¡Tras de mí!— El grito se escucho por encima de los disparos, el cual fue acatado de inmediato por el resto de sus compañeros, los cuales se ubicaron detrás de los pilares localizados detrás del cual se encontraba la persona que los dirigía. Minato se detuvo entonces a pensar lo más rápido que le fue posible en el próximo movimiento a ejecutar, tratando de calcular cuántas personas se encontraban disparándoles desde el otro lado. Cuando los disparos se detuvieron al fin, logró escuchar el sonido de unos pasos que se acercaban en su dirección con lentitud. Inspiró profundamente y cargó su arma, aferrándola con fuerza por si llegara a tener la necesidad de utilizarla. Sin pensarlo más, salió de su escondite rápidamente y apunto a la persona que estaba acercándosele, encontrándose con algo de sorpresa frente a Fugaku Uchiha.

—Ha pasado tiempo, Fugaku.— Comentó a modo de saludo, aunque no había una pisca de felicidad en su tono al ver de quién se trataba. —Estoy seguro de que estás cuidando muy bien a Nagato, pero me gustaría que lo regresarás.— Prosiguió, apuntando directamente al pecho del hombre, mientras que este apuntaba a su cabeza sin que ninguna expresión cruzara por su rostro.

—Así es, dudo que Nagato quiera irse del lugar en el que se encuentra, ni siquiera puede levantarse de la silla. Por otro lado, imagino que no sabes nada acerca de Sasuke, ¿verdad?— La expresión del castaño cambió sólo para alzar una ceja en dirección al rubio frente a él, quien respondió al gesto frunciendo el ceño de forma pronunciada. —Te devolveremos a Nagato con vida cuando tú devuelvas a Sasuke, Uzumaki.— Declaró, fijando su mirada en los ojos celestes del contrario y, apenas en un segundo, cambio el lugar al que apuntaba y disparó dos veces a quien se encontraba frente a él, logrando que impactara en su hombro y a pocos centímetros de este un segundo disparo. Antes de caer, Minato logró acertar en la pierna de Fugaku y lo obligó a retroceder cuando los miembros de ambas familias se mostraron para defender a sus respectivos líderes.

—¡Papá!— El grito provino de otro rubio, el cual no perdió el tiempo en arrojar una bomba de humo metros delante de su caído padre para que aquellos no pudieran ver mientras tomaban a Minato y lo sacaban de allí. Dos de ellos permanecieron en el lugar algunos segundos más por si a algún Uchiha se le ocurría continuar disparando, asegurándose de que su jefe pudiera escapar de allí antes de hacerlo ellos mismos. El intento de emboscada había salido mal, su “padre” como le llamaban, no había logrado demasiado en el intento de persuadir a Fugaku que devolviera a su sobrino. Era ridículo que el castaño estuviera tan convencido de que había sido su familia la que había secuestrado a su hijo menor cuando la realidad era que éste se había escapado y se escondía junto a la familia Senju-Uzumaki.

Al enterarse Minato de que Sasuke Uchiha había escapado sólo para poder estar con su hijo menor, Naruto, no había tenido el corazón para obligar a la pareja a que se separaran sabiendo bien la enemistad que poseían ambas familias. Sí al principio había tenido sus claras dudas acerca de que el pelinegro hubiera tratado de ganarse a su hijo para matarlo, para sacarle información sobre cómo eran los lugares por los cuales se movían y cómo llevaban a cabo sus negocios. Todo eso lo había discutido con su hijo en presencia de los demás miembros de su familia, donde Naruto había defendido a su pareja frente a todos, alegando de que no era culpa de ninguno de los dos que las familias se hayan enemistado desde el tiempo de sus abuelos y que ellos no querían pagar por los problemas de otros. Su hijo podía ser tan cabeza dura como su madre cuando quería, no dejándole opción más que aceptar al chico Uchiha aunque significara que los conflictos se volverían más frecuentes.

Y fue tal y como pensó, los Uchiha no se habían quedado con los brazos cruzados al enterarse de que alguien se había “llevado” al miembro menor sin ningún tipo de exigencia para que se les fuera devuelto. Por ello mismo no tardaron en tomar cartas en el asunto y secuestrar a quienes les fue posible, consiguiendo llevarse con ellos a uno de los miembros del temido Akatsuki y a Nagato, de la familia Senju-Uzumaki. Aquello había revolucionado el “submundo” donde todos se manejaban, definiendo de alguna forma los bandos por quienes tomaban partido cada uno de los pequeños clanes que se encontraban en la ciudad. La táctica de llevarse a dos miembros al mismo tiempo no era del todo favorable por el hecho de que los superarían en número si ambas familias llegaban a un acuerdo para rescatar a los miembros perdidos, aún habiéndose asegurado de que no fuera alguien fácil de reemplazar para ellos, la posibilidad de que los Akatsuki abandonaran a Hidan estaba presente para Fugaku, así como que la familia de Minato se cansara de esperar y finalmente decidieran moverse para recuperar al pelirrojo.

 

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Una vez que Minato se encontró en el auto, no demoraron en conducir a toda velocidad hacia las afueras de la ciudad, donde se encontraba la mansión en la que todos los miembros de su familia vivían, donde podría ser atendido por su prima Tsunade, quien era la doctora especial de la familia. Por el camino había sido avisada de que debía prepararse para extraer un par de balas que se encontraban en el hombro de Minato, cortesía de Fugaku Uchiha. Así fue que una vez en su hogar, entre Deidara y Gaara tomaron al rubio herido y lo llevaron a la habitación destinada para la doctora de la familia, quien no demoró en poner manos a la obra y ocuparse del jefe de la familia.

Fuera de la habitación se encontraban Naruto, Sasuke y Kushina, siendo esta última la única que no podía mantenerse quieta, murmurando por lo bajo en contra Fugaku por haber herido a su esposo y al mismo Minato por haber dejado que lo hirieran con tanta facilidad. Su hijo y la pareja de este la miraban en silencio, con una mezcla de preocupación y culpabilidad, aún cuando en ningún momento nadie había señalado a Sasuke como el culpable de aquello.

—Me voy a vengar por esto, Fugaku, ya lo verás-ttebane.— Ambos menores alzaron la mirada al escuchar la promesa de la pelirroja, quien parecía estar envuelta en fuego mientras sus ojos brillaban con enojo y levantaba el puño hacia el techo, sin saber si reírse o sentir miedo por la promesa de la matriarca.

—¿No quieres un poco de café, mamá?— Preguntó el rubio menor, pensando que tal vez lo necesitaría si quería permanecer toda la noche despierta junto a su padre como acostumbraba cada vez que lo herían. En respuesta consiguió un asentimiento por parte de la pelirroja, quien no había dejado de caminar de un lado a otro. —Enseguida regreso.— Susurró Naruto a Sasuke, levantándose del asiento en el que se encontraban sentados luego de depositar un beso en su mejilla, alejándose con tranquilidad por el pasillo hasta donde se encontraba la cocina. Una vez que su novio estuvo fuera de su vista, el moreno mordió su labio inferior, dejando ver que la culpa que sentía era mayor a la que demostraba frente a Naruto.

—¿Por qué es que no me han entregado aún?— Preguntó a Kushina, quien se detuvo de golpe ante semejante cuestionamiento por parte de la pareja de su hijo. Lo miró con el ceño fruncido durante dos segundos antes de regalarle una pequeña sonrisa conciliadora, esperando que el menor se tranquilizara una vez dichas sus palabras.

—Porque eso haría infeliz tanto a Naruto como a ti, y teniendo en cuenta el tipo de vida que llevamos, los momentos felices deben apreciarse y cuidarse con todo lo que se pueda.— Contestó. —Minato lo sabe bien, es por eso que si te vas, será por tu propia decisión, eres parte de nuestra familia ahora, Sasuke.— Afirmó, sintiendo como si el adolescente frente a ella fuera apenas un niño falto de amor, el cual estuviera esperando ser traicionado. Lo único que Sasuke pudo hacer fue asentir, guardando silencio y sin saber qué podría responder a la pelirroja, no tenía palabras para agradecer la confianza que le tenían.

Cinco minutos pasaron hasta que el rubio regresó junto a su madre y pareja, llevando dos tazas de café, una amarga y otra dulce. Le entregó a su madre aquella que llevaba azúcar, siendo la otra para Sasuke, pues sabía muy bien que las cosas dulces no eran para nada de su agrado. Volvió a tomar asiento a su lado y rodeó sus hombros con un brazo, atrayéndolo hacia su cuerpo para que pudiera recargar la cabeza y descansar un rato ambos, habían pasado en vela toda la noche y justo cuando pretendían dormir, Minato retornó herido junto a todos los demás.

Para cuando Kushina se dio cuenta, tanto su hijo como Sasuke habían caído dormidos en su posición, siendo el moreno quien sostenía la taza que se encontraba apoyada en sus piernas para que no cayera al suelo. La pelirroja se mordió el labio inferior y pese a la situación, no dudó ni pudo resistirse a tomar una foto de sus hijos en aquella posición tan adorable para ella.

 

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Grande fue la sorpresa para los Uchiha cuando la bomba de humo impactó en el suelo, apresurándose tanto a sacar a Fugaku de allí como a asegurarse de que los Senju-Uzumaki hubieran salido del lugar en lugar de prepararse para un nuevo ataque. Para suerte de Fugaku, apenas y le costó caminar una vez que obtuvo la ayuda de su hijo mayor, Itachi, quien lo seguía como una sombra casi en todo momento. Su hijo era quien más sentía la ausencia de Sasuke, pues no era un secreto para nadie dentro del clan la adoración y sobreprotección del primogénito de Fugaku para con su hermanito menor.

—Itachi, toma una de las motocicletas y síguelos, quiero saber en cuál de sus casas es la que están ocupando ahora. Seguro es en ella donde tienen a Sasuke.— La orden fue más que clara, para luego pasar a manos de Obito, quien se encargó de llevarlo hasta el auto mientras que su hijo mayor se perdía en el tránsito lo más rápido que le era posible para pasar desapercibido pero sin perder el rastro a la familia contraria.

De la misma forma que había sucedido con Minato, Fugaku fue subido al auto y llevado a la casa en la que habitaban, la cual se encontraba en un barrio exclusivo para ellos, conocido justamente por ser el lugar en donde residían los Uchiha desde hacía más de tres generaciones. La encargada de curar al jefe de la familia fue la misma matriarca y esposa de este, Mikoto, quien había permanecido en la casa mientras su esposo se encontraba fuera. Realmente no era algo que le gustara, pero era su obligación como mano derecha de su esposo. Aliviada de que sólo hubiera sido un balazo superficial en la pierna, se encargó de retirar la bala y vendar la pierna en pocos minutos, siendo ella quien se encargó de llevar a su esposo hasta donde se encontraba el chico Uzumaki.

Fugaku observó a un Nagato esposado contra la pared con el ceño fruncido, estudiando su expresión en silencio y de forma crítica antes de avanzar hacia él, tomando su mentón y obligándolo a que lo observara.

—Te lo preguntaré otra vez, ¿dónde está mi hijo?— Su voz sonó dura, pero aún así no obtuvo más respuesta que en sus anteriores preguntas, nada. Nagato era de por sí callado y lo era más en cuando se trataba de proteger a su familia. Eso era algo que sin duda enfurecía al jefe de los Uchiha, la maldita lealtad y amor que se tenían los unos a los otros, no importaba que ellos fueran igual. Los Senju-Uzumaki presumían su familia como si fueran lo mejor del mundo. Eran todos unas pobres ratas que habían tenido suerte solamente, y la suerte se agotaba en algún momento… Él estaría allí para ver ese momento. —Tal vez debería ir a buscar a alguien más comunicativo, como ¿Karin? O tal vez Deidara, he escuchado que es “explosivo” cuando se enoja.— Amenazó, esperando recibir algo más que silencio. No sucedió, Nagato continuó mirándolo de la misma forma, ignorando la amenaza explícita a su hermana menor y a su primo.

Reuniendo toda la paciencia que pudo encontrar, Fugaku dejó el mentón del pelirrojo con un suspiro, siendo ayudado por su esposa para salir de la habitación. No conseguiría nada en esos momentos, además estaba cansado, ya dejaría que su padre intentara interrogarlo al día siguiente. Madara Uchiha siempre conseguía lo que quería, por las buenas o por las malas. Y con ese pensamiento, se retiró de la habitación.

Notas finales:

El fic no tuvo exactamente los comentarios o vistos que yo esperaba, pero bueno, si quieren que continúe o al menos darme algo de ánimo para seguir, pediré que dejen algunos comentarios. 

 

Gracias. 


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