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¿Así funciona el amor? por madnessrequest

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Notas del fanfic:

Han pasado muchos años desde que deje de escribir, pero tenía ganas de crear algo nuevo, así que les traigo esta historia.

Sin más que decir, ojalá les guste.

Eran probablemente las cuatro de la mañana, sin embargo para él era como si fuesen recién las seis de la tarde, siempre había sido de esa forma; no era un complejo de vampiro producto de las novelas adolescentes de hoy en día, como le decían algunos de sus amigos, sino que por alguna extraña razón siempre se sintió reconfortado por la luna y porque no decirlo por la oscuridad; porqué quien realmente la conoce jamás rehúye de ella, por el contrario; encuentra una paz cautivante en ella.

 

Caminaba perdido, tratando de poner en orden las mil preguntas que se le cruzaban en su mentecilla, siendo la principal ¿dónde y con quién estará Elliot? A veces, realmente se cuestionaba si fue una buena decisión haber cedido ante sus constantes insinuaciones, pues si bien en aquellos momentos no tenía nada que perder, hoy parece que la historia era diferente.

 

-          ¿Estará en un bar? ¿Estará con alguna de ellas? ¿O será solo que estoy siendo paranoico y está esperando por mí en casa? –Ok. Realmente quiso llorar ante las últimas de sus cuestiones, habría que ser idiota para creer realmente que Elliot había cambiado lo suficiente para permanecer a su lado. Y al parecer, él era realmente idiota.

 

Pero así no llegaría a ninguna parte, y lo sabía mejor que nadie; quizás debería llamar a Carmen, esa mujercita siempre terminaba dándole cobijo en este tipo de noches, pero no quería molestar… ¡por favor! eran las cuatro de la mañana ¿quién demonios sale a caminar a las cuatro de la mañana? Bueno pues, él lo hacía y tal parece que no era el único, pues a un par de cuadras diviso a un grupo de cuatro o cinco jóvenes, probablemente de su misma edad.

 

Aunque pensándolo bien, un grupo de cuatro o cinco jóvenes veinteañeros caminando a las cuatro de la mañana por el barrio bohemio, no es como si realmente hubiesen salido a caminar, sino más bien como si estuviesen saliendo de un bar y lo más probable es que en lugar de ofrecerle una grata compañía, todo terminaría en desastre. Pero como ya se ha expuesto, él era realmente idiota y no pensaba redirigir sus pasos, según él en el peor de los casos terminaría en una plática de borrachos o tal vez en unos cuantos golpes, que serían bastante terapéuticos en estos momentos o quién sabe; quizás podría ocurrir algo interesante.

 

-          Hola –saludo con entusiasmo a los muchachos,

 

Efectivamente eran cinco, dos chicas y tres chicos. Ellas iban vestida muy a la moda; con los típicos jeans apitillados y rotos, una tenia pecas en las mejillas y abundante cabello castaño hasta la cintura, a decir verdad, incluso inspiraba cierta ternura, además usaba una camisa con estampado de animales que era como tres tallas más grande de lo que debería ser, la otra muchacha era un poco más alta y tenía el cabello rubio cortito, sobre los hombros, su cara tenia cierto aire más maduro que te hacia preguntarte cuantas experiencias habría recaudado en los probablemente, 22 años que tendría. Ambas usaban sandalias con taco, probablemente por su baja estatura en comparación a sus acompañantes. Por otro lado, los chicos eran una mezcla extraña; uno iba muy veraniego, con unos bermudas y una camisa, incluso llevaba unas hawaianas a pesar de que las temperaturas por estas épocas no eran muy cálidas, tenía el pelo rubio y el típico bronceado de surf, otro era muy alto y robusto, usaba unos jeans desgastados y una camiseta negra, iba con unas converse de aspecto aún más desaliñado, caminaba con soltura, sin embargo fue el primero en devolverme la mirada, una de un color café muy claro, pese a sus oscuros cabellos y piel acanelada y bueno, el último, el último, no sabría cómo describirlo, no era ni muy alto ni muy bajo, pero era delgado; quizás un fuerte viento se lo llevaba, usaba unos pantalones rotos muy ajustados, unos bototos clásicos y una sudadera enorme; por alguna razón le dio la impresión tendría alguna relación con la castaña; quizás sea por esas curiosas pecas que decoraban sus mejillas.

 

 

-          Hola –dijo coqueta la rubia- mi nombre es Jenny y el de ella Fer, estos locos son Eduardo –señalo al robusto- Max –dijo con una entonación cariñosa hacia el surfista- y el pequeño Matty

-          Jenny, tienes que dejar de ser tan encantadora con todo el mundo –la regaño entonces la castaña

-          Ay amiga y tú tienes que dejar de ser tan cuidadosa, este chico es demasiado dulce para hacernos algo –sonreí nervioso- además… siempre tenemos a nuestro Eddy para que nos salve –dijo burlesca, ante lo cual el mencionado solo pudo resoplar, demostrando que eran más cercanos de lo que querían reconocer

-          ¿Yo? ¿dulce? –pregunte contrariado

-          ¡Si! Mírate tan bajito y con esos ojos azules de angelito, ¡me encantas! –dijo chillonamente, ante lo cual, de forma casi imperceptible; el chiquillo de las pecas rio. Ok. Esto definitivamente no iba como él había planeado, pero ya qué más da; en situaciones así… solo se puede reír.

-          Jajajajajaj –y eso fue lo que él hizo- si tú lo dices –rodo los ojos de forma humorística- y bien… ¿Qué hacen por estos barrios?

-          ¿De verdad esperas que te respondamos? –pregunto sorprendido el de las pecas, tenía una voz muy suave a decir verdad… de esas como las que solían volverle loco.

-          Claro ¿por qué no? –respondió risueño, llevando sus brazos a la cintura, mirándole directamente a los ojos, haciendo que el muchacho se sonrojase incluso.

-          ¿Por qué no te conocemos quizás? –salió de inmediato la castaña, con voz gruñona y mirando ligeramente mal al tal Matty

-          No sean así –él hizo un puchero- solo quería conversar un rato -confeso paseando la mirada por el grupito aquel- está bastante desierto por si no lo habían notado –critico sonriente

-          A decir verdad, tienes razón, sobre todo considerando que es un barro bohemio –reflexiono el rubio

-          Bueno… bohemio, bohemio hace tiempo dejo de serlo –comento de la nada

-          ¿Qué quieres decir? –pregunto curiosa la rubia

-          La mayoría de los comerciantes cerro hace unos meses -siguió

-          QUÉ –dijeron a coro cuatro de ellos, ya que el de la sudadera se había apartado un poco del grupo, causándole aún más curiosidad

-          Si… lo que pasa es que hubo un accidente y con el fin de solidarizar con la causa decidieron cerrar todo por un par de meses –soltó, regalando una sonrisa dulce al final, casi como si recordara algo

-          ¿Un accidente? –inquirió Max

-          Si –hizo una pausa, como si meditase lo siguiente que diría, algo muy extraño en él- es mejor no sepan los detalles

-          Entonces… ¿por qué estás tú por acá? –pregunto la rubia, con cierto brillo en sus ojos.

-          Yo ehnm… -Y allí quedaron su intento de olvidar sus problemas.

 

¿Qué estaba haciendo en realidad? ¿Por qué seguía ahí, por qué no había llamado a Carmen o incluso a Mario para que le recogiese? La respuesta era más que obvia, su corazón seguía manteniendo la esperanza de que Elliot recordaría su existencia y ante su repentina desaparición saldría en su búsqueda y es que Elliot mejor que cualquier otro sabría dónde encontrarle. Pero a quién quería engañar, no le interesaba su paradero, nunca lo hizo ¿o tal vez sí? ¿Realmente le quiso como dijo hacer? ¿Dónde se habían ido todas las promesas? Quiso llorar nuevamente.

Los minutos pasaba y aun no emitía sonido alguno, sus ojos tan oscuros como el ónix se habían apagado, una frialdad recorría su cuerpo ¿por qué pensó que era buena idea quererle? ¿Por qué si sabía que el otro solo le dañaría? Siempre era lo mismo… y en estos momentos solo había alguien que podría solucionarlo… debía marcharse, debía ir en su búsqueda… “Dante

 

-          ¿Estás bien? –escucho le hablaban y entonces recordó que estaba en medio de una conversación con un grupo de chicos que acababa de conocer

-          Si… -musito, tratando de volver en sí

-          ¿Seguro? –escucho un murmuro bajito, proveniente de su lado izquierdo, era nuevamente esa voz suavecita; Matty

-          Si, pequeño –contesto agregando el mote por puro instinto, mas supo de inmediato se equivocó en utilizarlo, pues el “niño” se encogió y alejo de inmediato. Definitivamente, era idiota. Y es que era obvio el muchacho tenía algún conflicto con su posición en el grupo “el pequeño Matty” ¿qué sería lo que le molestaba tanto? –tengo que irme –dijo apresurado, no quería volver a meter la pata y el sol comenzaba a asomarse, probablemente ya serían las seis de la mañana, lo cual significaba que Elliot ya no le buscaría. Mejor se apresuraba a volver a casa… se volteó para marchar

-          Espera un minuto ¿A dónde vas?-le tomo del brazo Jenny, mirándolo con una infinidad de preguntas en los ojos

-          A casa –respondió plano

-          ¿De verdad? –cuestiono la rubia, queriendo decirle que no le creía nada, que a pesar de conocerse hace unos minutos, ya tenía clara como era su historia en realidad

-          Si –afirmo mirándola a los ojos, como desafiándola

-          ¿De qué huyes? –pregunto entonces Eduardo, con su ronca voz, casi como si le llamase cobarde

-          ¿De qué hablas? –intento evadirse, pero era tarde, se supo descubierto

-          Por tus gestos es obvio huyes de algo

-          No es de tú incumbencia –dijo cortante

-          Tiene razón Ed, no le molestes, mejor busquemos como largarnos de aquí –trato de interferir Max, que conociendo a sus amigos, sabia aquello no terminaría bien

-          ¿Están perdidos? –pregunto sorprendido, abriendo más sus ojos ante lo estúpido que le parecía la situación

-          Si –admitió con cierta vergüenza la rubia

-          ¿De dónde son? –trato de ayudar

-          De la parte alta de la cuidad –respondió orgullosa la castaña

-          Están muy lejos de casa… caminen dos cuadas y esperen el autobús, estarán bien –comento apresurado, debía marcharse rápido o no alcanzaría a Dante

-          Pero… -trato de frenarle la rubia

-          Debo irme –dijo firme y siguió su camino.

 

Tenía que marcharse, tenía que asumir que Elliot ya no le quería; tenía que, tenía que…

 

-          ¡Espera! –grito un exaltado pelirrojo de facciones ciertamente hermosas, pero espera ¿quién? ¡El pecoso! Exactamente, al caer la capucha la sudadera por fin logro evaluar bien a Matty, tenía la cara de un niño… por un momento, quiso quedarse y conocerle más, saber sus intereses, el porqué le molestaba tanto que le dijesen pequeño y quizás cuentas cosas más… pero era tarde, era muy tarde y debía marcharse, sin embargo el muchacho aprovecho su momento de duda para acercarse a él -¿Cómo te llamas? –pregunto sosteniendo su muñeca ¿de dónde aquel muchachito saco tanta fuerza? Bueno que importa, lo que le intereso es el calor que sentía le trasmitía

-          Alex –contesto al final

-          Alex… -verbalizo con su rica voz, produciéndole cierto escalofrió- ¿te volveré a ver?

-          ¡Matty! –grito entonces la castaña- ven inmediatamente

-          Que mandona –dijo para romper la tensión y sonrió como si nada pasase- quizás, la vida es un misterio

-          Mathew ven de inmediato –volvió a gritar la castaña desde el centro del grupo, entonces noto la miraba interesada que la rubia les regalaba

-          La loca te llama –trato de bromear y aprovecho de soltarse del agarre del chico

-          Sí, pero… -trato de detenerle, mas no llego a tocarle nuevamente, entonces él se decidió

-          Ve al café del centro en un par de semanas…-dijo pensativo- quizás podríamos vernos –le comento, como si no le interesase, pero la verdad es que su curiosidad había despertado

-          Ahí estaré –hablo entusiasmado, sus ojos de aquel verde tan bonito, brillaron emocionados

-          No suenes tan entusiasta –le reto de forma amistosa

-          Lo siento –se sonrojo fuertemente de inmediato, sacándole una rica risa

-          Eres adorable –dijo afable- nos vemos cachorro –se despidió, dándole un beso en la mejilla como si nada.

 

Y entonces se largó de una buena vez por todas.

Notas finales:

Y bien ¿qué piensan? ¿debería continuarlo?

Muchas gracias por leer


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