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Rompimiento del compromiso... ¿Un nuevo comienzo? por Teen Spirit

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Notas del capitulo:

¡¡Perdónenme!!

De verdad que traté de apresurar el capítulo para subirlo lo más pronto posible, pero estuvieron surgiendo muchos pendientes escolares y algunas situaciones personales :c

Pero bueno, sin más que decir, les dejo aquí el capítulo y espero que lo disfruten :3 Y que no me maten D: 

Ya era el tercer día que pasaba desde aquel beso entre el rey de los demonios y el adonis rubio. El día anterior la mayoría de los invitados del castillo ya habían vuelto a sus tierras, dejando Pacto de Sangre un poco más silencioso. La familia real de Francshire quiso quedarse más días, pero no podían dejar el reino sin su rey por más tiempo. Lo mismo sucedió con Saralegui –quien hace 2 años finalmente renunció a su plan de conquistar al rey ya que no veía ningún futuro favorable a su insistencia– pues se tomó un tiempo especial para poder asistir personalmente a la última reunión sobre el tratado de comercio –antes Berias era quien se encargaba de asistir e informar de las decisiones tomadas a su rey– y ahora que ya todo estaba en orden podía regresar tranquilamente. Hristo Cruyff y Beatrice no tenían prisa en irse así que optaron por quedarse ahí una corta temporada a petición de la princesa. Y Flynn Gilbit también tuvo que regresar a su país.

Hasta ahora Yuuri y Wolfram no habían podido tocar el tema del beso pues cada que se veían comenzaban a actuar como dos tontos. Cuando sus miradas se encontraban, los colores se les subían al rostro  y el nerviosismo se apoderaba de ellos haciéndoles imposible el establecer conversación alguna.

Por su parte las cosas en el castillo seguían su curso normal y los únicos inconvenientes que surgían eran los experimentos de la inventora. El día comenzó para todos al despertar abruptamente debido a una explosión que resonó por todo Pacto de Sangre, aunque ya estaban acostumbrados a que si Anissina se encontraba en el castillo todo eso era de lo más “normal”.

Rápidamente el laboratorio de la peli-rosa se llenó de gente preocupada por aquel estruendoso sonido.

~ ¡¿Pero qué ha sido eso?! –Günter escandalizado al ver semejante desastre se desmayó, siendo atrapado rápidamente por Dorcascos y junto con otros soldados se lo llevaron a la enfermería–

~Anissina, ¿qué fue lo que hiciste ésta vez? –el general usaba una voz extrañamente tranquila, aunque en su semblante las usuales arrugas de su frente ya se habían hecho presentes–

En el interior del lugar se encontraba Anissina de pie y con unas gafas enormes que cubrían sus ojos por completo, vestía un traje extraño color café marrón que protegía todo su cuerpo. El ventanal del cuarto y gran parte de la pared estaban destruidos y había escombros por todos lados. Una nube de polvo cubría el aire alrededor de la inventora.

~Un fracaso… –el murmuro dentro de la habitación captó la atención de todos, que estaba centrada en el agujero–

~Así que fue otro fracaso, como siempre, ¡¿qué diablos querías hacer en ésta ocasión?! –Gwendal masajeaba su frente mientras sentía el dolor de cabeza amenazando con aparecer–

~Claramente mi propósito era crear un super soldado mecánico que tuviera navajas en los brazos, misiles en los hombros, super fuerza y velocidad, también propulsores en los pies para que pudiera volar –su semblante emocionado cambió rápidamente a uno abatido al ver la destrucción que había causado su fallido invento–

~ ¿Hasta cuándo vas a entender que no puedes seguir causando semejantes destrozos en el castillo? –su tono de voz sonó cruel y su mirada acuchillaba a la peli-rosa– Ah… –el resoplido del general se escuchó fuertemente, seguido de sus pasos furiosos que se iban alejando del lugar al no recibir respuesta alguna–

La inventora –por primera vez– no replicó las palabras del peli-gris, se quedó callada y con postura derrotada, se encaminó hasta el agujero que recién había hecho  y con la mirada perdida en el basto cielo derramó una lágrima de dolor. Quienes seguían inmóviles bajo el dintel de la puerta no sabían cómo actuar ni que decir pues nunca antes Anissina mostró debilidad alguna, ni siquiera cuando llevaba varios experimentos fallidos al hilo.

~Lo mejor será que nos retiremos –el príncipe permanecía impasible, se encontraba recargado en un pilar de la puerta y de brazos cruzados– Ella debe necesitar un momento a solas

~Pero… ¿no sería mejor que nos quedemos con Anissina? –la princesa mostraba en su semblante la preocupación que albergaba su corazón–

~Greta-chan, éste no es el mejor momento, justo ahora para Anissina-san lo mejor es dejarla a solas

~Pero se pondrá bien, ¿no?

~Claro, después de todo ella es una mujer muy fuerte y valiente, ¿verdad? –su semblante se relajó para que la princesa se calmara también–

~ ¡Sí! Yo quisiera llegar a ser como Anissina –una deslumbrante sonrisa se formó en su rostro–

Yuuri y Wolfram –que escuchaban la plática en completo silencio– sintieron un escalofrío recorrerles todo el cuerpo de sólo considerar la posibilidad que planteaba Greta. Sus aspiraciones eran llegar a ser como la inventora o como la rubia ex-reina, y mira que ninguna de esas alternativas les parecían correctas a ambos padres.  Desde que el rey de los demonios adoptó a Greta como su hija, el rubio adonis la aceptó como suya y fue que se convirtieron en padres muy celosos, sobreprotectores, exagerados e impulsivos cuando se trataba de la dulce princesa quien era la luz de sus ojos.

~También creo que lo mejor será retirarnos por ahora –el rubio le ofreció su brazo a la de cabellos castaños para que lo acompañara y así se fueran juntos–

~Bien, papá Wolfram –ella aceptó el ofrecimiento y entrelazó sus manos alrededor del brazo ajeno, juntos comenzaron a caminar lejos del laboratorio, no sin que la princesa volteara nuevamente para mirar a la peli-rosa–

Yuuri se quedó atento mientras observaba como su hija y su prometido se alejaban del lugar, iban platicando y para él resultaba una escena conmovedora. Cuando decidió adoptar a Greta nunca imaginó que Wolfram se fuera a encariñar tanto con ella –pues él tenía bastantes prejuicios contra los humanos– y ahora verdaderamente parecían padre e hija.

~Parecen una verdadera familia, ¿no? –la perspicacia del príncipe no tenía límites y parecía poder leer los pensamientos del moreno–

~Si, se ven muy bien juntos –no se percató de con quien estaba hablando pues su mirada seguía al rubio y a la castaña–

~Debería decidirse de una vez, antes de que pierda lo que más quiere en el mundo –soltó esas palabras justo antes de encaminarse a toda prisa para alcanzarlos–

Yuuri se quedó ahí observando como el de ojos zafiro se acercaba a Wolfram y a Greta, colocó su mano en el hombro de su prometido y éste le correspondió con una sonrisa. Por un momento le llegó la vaga idea de que quienes parecían una verdadera familia eran ellos, así como estaban. Y su corazón dolió cuando semejante idea cruzó por su mente, no quería, no soportaba la idea de pensar que alguien le pudiera arrebatar aquello que más quería. Después de reflexionar unos minutos, emprendió camino para buscar a Wolfram –lo perdió de vista al sumergirse en sus pensamientos– necesitaba hablar con él de una vez por todas y dejar las cosas bien en claro, no podía seguir perdiendo más tiempo.

Después de buscar por algunos lugares y preguntar a varios sirvientes supo que los tres fueron a desayunar en la terraza junto a Cheri-sama y a los invitados que recién se iban enterando del incidente –no se quisieron entremeter en los asuntos del castillo ajenos a ellos– gracias a la de ojos marrones. Ya casi llegaba al lugar cuando de la nada fue interceptado por su consejero –que aparentemente ya se encontraba recuperado del desmayo–y a rastras lo condujo hasta su despacho para que de inmediato comenzara con sus pilas de documentos por firmar –ni siquiera tuvo la dicha de tomar el desayuno– que había estado posponiendo debido a las visitas que permanecieron en el castillo hasta apenas ayer. Cuando llegó a su despacho se encontró con que Gwendal no estaba ahí y soltó un suspiro de resignación al darse cuenta de que no tendría la más mínima ayuda con su trabajo, además de que Günter lo estaba vigilando sin darle tregua.

 

 

~~*~*~*~*~*~~***~~*~*~*~*~*~~

 

 

En la terraza el desayuno transcurrió con una amena platica protagonizada por las señoritas que rebozaban de energía, la preocupación por el incidente matutino ya estaba lejana y no se había vuelto a tocar el tema. Después de que terminaran de degustar sus alimentos, cada quien se fue a cumplir sus actividades; Cheri-sama, Greta y Beatrice acordaron salir de compras por el pueblo –cosas de mujeres, pensaban todos–, Wolfram y Johann decidieron ir a montar a caballo por los alrededores y practicar con la espada al regresar, Hristo Cruyff optó por dirigirse a la biblioteca para entretenerse con alguna lectura ligera, Yuuri era custodiado por Günter para que no tuviera ni una sola posibilidad de escapar de sus deberes. Anissina se había negado a salir de su laboratorio.

 

 

~~*~*~*~*~*~~***~~*~*~*~*~*~~

 

 

Cuando salió del laboratorio, Gwendal se encerró en su cuarto para calmar su enojo y aprovechar para tejer un poco. Mientras tejía a un pequeño oso abeja recordó los viejos tiempos, cuando eran más pequeños y ella logró ver a través de él, de su enojo y su pasión por las cosas lindas, se propuso enseñarle punto y –aunque las cosas no iban tan bien entre ellos– consiguió su objetivo https://scontent-dft4-2.xx.fbcdn.net/v/t1.0-9/16997659_1248664551884067_624545866392827360_n.jpg?oh=986073d962a41c48eb711950a2f950a4&oe=59445FE2. Incluso él pensaba –algunas veces– que sus preciados animales no estaban hechos correctamente. Esa idea lo llevó a tomar la decisión de someterse ante su amiga de la infancia. En los últimos años tomó cursos intensivos con Anissina y, haciendo acopio de toda la serenidad que logró reunir, mejoró su técnica en el tejido de animales. Su avance no era la gran cosa, pero por lo menos las demás personas ya lograban identificar la figura sin equivocarse. Después de reflexionar sobre la forma tan fría en que había tratado anteriormente a la peli-rosa, abandonó sus agujas y su estambre en su cama, salió apresuradamente de su habitación y caminó a paso firme por los corredores rumbo al laboratorio.

En el camino se encontró con las cuatro habituales sirvientas, quienes de inmediato leyeron sus intenciones –sin que él siquiera lo considerara– al darse cuenta de la dirección a la cual se dirigía. Cuando él estuvo lejos, chillaron sin poder contenerse y, como ya era su costumbre, empezaron con las apuestas sobre la especulación en el resultado del encuentro que tendría lugar en muy poco tiempo. También se topó en el camino con Dorcascos y después de intercambiar unas palabras con él, volvió a su camino.  

Estaba decidido a hacer lo que tenía pensado, pero cuando se detenía a considerar que Anissina se pudo haber repuesto del incidente un escalofrío le recorría todo el cuerpo poniéndole los pelos de punta ya que eso significaba que podría estar preparando un nuevo invento y él –sin duda alguna– terminaría siendo su conejillo de indias.

Cuando llegó la puerta cerrada impidió su libre acceso, se quedó observándola unos cuantos minutos como si fuera la cosa más interesante del mundo. No encontraba la forma de encarar a quien esperaba del otro lado. Sin estar dispuesto a esperar más –y sin pedir autorización– tomó la manija de la puerta y la giró cuidadosamente, con delicadeza empujó la puerta hacia dentro para poder asomarse a la habitación. Todo el lugar se hallaba iluminado debido a la luz que se filtraba por el agujero en la pared y a pesar de buscar con la mirada a la peli-rosa, no lograba ubicarla en ningún lugar. Tras internarse en el lugar por completo cerró la puerta detrás suyo y comenzó a buscar con detenimiento por todas partes. Después de una búsqueda  exhaustiva la localizó escondida bajo su mesa de experimentos –llena de instrumentos y vasos de cristal con líquidos de dudosa procedencia en su interior– abrazando sus rodillas y ocultando su rostro entre las mismas.

Realmente eran pocas las veces en que ella mostraba su debilidad, siempre mostraba su valía enfrentándose a cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino de descubrimiento. Al estar tan llena de energía lograba asustar muchas veces a las personas a su alrededor y su pasión por crear se llegaba a descontrolar causando caos. La gente ya conocía perfectamente de lo que era capaz, tanto así que acostumbraban llamarle “Lady Veneno” a pesar de ser una de las tres grandes brujas –de las cuales ya sólo quedan ella y Cheri-sama– en Shin Makoku. Temida, respetada y admirada, con ideales más allá de lo común, tenía un carácter implacable, la tenacidad y terquedad sólo eran algunas de sus características. Poseedora de una gran fuerza de voluntad… Pero incluso ella tenía sus malos momentos –como todos– no podía escapar de la tristeza que le significaba no poder crear inventos funcionales. Si bien era cierto que tenía muchos fallos, también había creado cosas buenas –aunque en menor cantidad– y precisamente eso era lo que le impulsaba a seguir adelante. Aunque después de tantas equivocaciones sus fuerzas flaqueaban y llegaban momentos en los que se replanteaba si quería seguir adelante en su camino como inventora.

Y es que no era lo único que sabía hacer, poseía una inteligencia mayor al promedio –que no es poco, cabe mencionar– que usaba bien a su conveniencia; escribía libros de aventuras para niños, de terror y suspenso para adultos y en su mayoría dirigidos a mujeres sobre consejos para ser independiente, realizaba eventos para caridad, entre otras cosas. Pero si era su mayor pasión, no era la primera vez que se dejaba llevar por el momento y se encerraba en su mundo mientras dejaba que su mente fuera invadida por miles de pensamientos y posibilidades para su futuro. Densham –su hermano mayor– llevaba años tratando de convencerla de casarse y dejar de lado todas sus ambiciones, y en sus bajones hasta había considerado la posibilidad de aceptar la propuesta y sentar cabeza, afortunadamente –y para su propio bienestar– siempre lograba cambiar de parecer.

El general se colocó en cuclillas –para poder estar a la altura de ella, quien permanecía inmóvil en el suelo– y fue entonces que la inventora se percató de su presencia. Levantó ligeramente la cabeza y sus miradas se encontraron, azul cielo chocó con azul fuerte y durante unos instantes ninguno se atrevió a proferir comentario alguno. Fue Anissina quien desvió la mirada, rompiendo el contacto y el silencio de paso.

~ ¿Qué es lo que te trajo por aquí? El despacho del rey se encuentra varios metros en la dirección contraria –lanzó un comentario mordaz sin apartar la mirada de los escombros–

~Si piensas que me equivoqué, déjame decirte que las cosas no son así –su voz se escuchaba diferente, era tranquila y amable–

Con los años su relación fue mejorando –de por sí ya tenían una confianza considerable por ser amigos de infancia–y Gwendal lograba soltarse frente a ella con más naturalidad, aunque con los demás siguiera presente su coraza que lograba alejar a todos.

~ ¿Cuánto tiempo más pretendes seguir aquí? –esperó antes de seguir hablando– Date cuenta que estás interrumpiendo el proceso de limpieza y restauración del lugar –aunque estuviera preocupado en el fondo, nunca se sentiría capaz de mostrarlo abiertamente–

~ ¿Debería renunciar a todo esto? –a pesar de que esas inquietudes las llevaba dentro desde hace un largo tiempo no lo había comentado nunca con nadie, ni siquiera estando sola se atrevía a decirlo en voz alta–

~ ¿A qué te refieres? –su expresión desconcertada no se hizo esperar y la inquietud se escuchó en su voz–

~Últimamente no he sido capaz de crear algo bueno, las ideas no son suficientes, tengo falta de inspiración y quisiera pensar que a eso se deben tantos fracasos –regresó su vista hacia Gwendal y su semblante serio le tomó por sorpresa http://vignette3.wikia.nocookie.net/kyokaramaoh/images/0/0c/Anissina_von_Karbelnikoff.JPG/revision/20090701153011

El general por un momento pensó que se trataba todo de una broma y no pudo evitar soltar una pequeña carcajada al escuchar semejante cosa, pero después de sentir la tensión en el ambiente se dio cuenta que esas palabras iban bastante en serio.

~Debes estar bromeando… ¿verdad? –una mueca nerviosa abordó su rostro y su voz temblaba al salir de su boca https://myanimelist.cdn-dena.com/images/characters/8/93241.jpg

~No pongas esa cara, después de todo, ¿no es eso lo que todos quieren? –colocó su dedo en el entrecejo del peli-gris para deshacer las arrugas ahí presentes y le regaló una sonrisa que evidenciaba sólo melancolía–

Sin pensárselo dos veces tomó su mano y la jaló hasta sacarla por completo de su refugio, se puso de pie –obligándola a hacer lo mismo, pues su agarre no aflojaba– y emprendió camino rumbo a la salida, llevándola a cuestas. Abrió la puerta y salió del lugar sin tener la delicadeza de cerrar la puerta, a paso apresurado se dirigió hasta la entrada principal del castillo. Anissina no comprendía porque Gwendal actuaba de esa forma, pero no se atrevió a poner ninguna resistencia y le siguió en completo silencio. Ignorando las preguntas de los soldados que les veían pasar, llegaron hasta las escaleras de la entrada, bajaron y ahí estaba esperando –ya listo– el caballo del general junto a Dorcascos.  

Diligentemente subió al caballo para después ayudar a que subiera ella y a toda prisa hizo que el animal emprendiera camino, salieron del lugar sin dar explicación alguna.

 

 

~~*~*~*~*~*~~***~~*~*~*~*~*~~

 

 

El maou había pasado toda la mañana atrapado en su despacho firmando documentos, revisando propuestas y proyectos sin descanso. De tanto trabajo, hasta olvidó momentáneamente aquel beso que lo tenía por las nubes. Ya estaba cansado de permanecer en la misma posición durante horas y decidió levantarse para estirarse y caminar un poco.

~Günter, ¿no te parece que ya he trabajado suficiente por éste día? –su voz sonaba como la de un niño pequeño que se porta mal y después va a pedir algo a sus padres–

~ ¡Claro que no! Ni siquiera ha terminado con la tercera parte del papeleo –su dedo acusador señalaba la pila de documentos que esperaban por revisión–

~Pero…

~Np hay pero que valga cuando se trata de cumplir con su deber como rey

~Günter, ni siquiera me has dejado tomar el desayuno y ya va siendo hora de la comida, ¿al menos puedo tomar un descanso para eso? –sus ojos parecían más grandes de lo normal y en sus labios se dibujaba un puchero, era como un cachorrito rogando por amor a su dueño–

~Ésta bien, Heika, por ahora le doy permiso de que usted vaya y… –antes de terminar de hablar el maou ya había salido corriendo del lugar sin decir palabra– ¡Heika, no me deje atrás, espéremeeee! –el consejero emprendió carrera detrás de su rey tratando de darle alcance–

Ya en el comedor estaban Greta y Beatrice platicando muy animadamente a la mesa junto con Cheri-sama sobre las compras que hicieron durante la mañana, Wolfram y Johann debatían entretenidos sobre temas de política mientras que Hristo Cruyff ofrecía su opinión cuando la ocasión lo permitía. El rey –después de escapar y tomar una ventaja considerable del peli-lila sin ningún problema– entró tranquilamente al comedor llamando la atención de todos los presentes pues estaba un poco sonrojado –por la carrera– y su presencia en sí era imponente, parecía poseer un imán magnético de miradas incrustado en todo su ser.

Una vez que se sentó a la mesa todos reanudaron sus asuntos, justo antes de volver a ser interrumpidos por el consejero que ingresó al lugar estrepitosamente, agitado, sonrojado y con una respiración ruidosa. Gotas de sudor resbalaban por las nucas de todos y sus rostros confundidos se centraron en el peli-lila que luchaba por recuperar la compostura. Una vez que se controló pudo retomar su camino rumbo a la mesa y tomó asiento seguir por la mirada de todos. El ambiente alegre regresó tras unos cuantos minutos.

~ ¿Alguien sabe dónde se encuentra Gwendal? –el Maou habló repentinamente, captanto la atención de todos– No lo he visto toda la mañana y tampoco ha pasado por el despacho –terminó de explicar– ¿Vendrá a comer?

~No creo que sea necesario esperarlo pues él debe estar ocupado en éstos momentos –el príncipe fue quien respondió tal pregunta con un tono insinuante y una mirada coqueta que las jovencitas y Cheri-sama comprendieron de inmediato a lo que se refería–

~Así que GwenGwen tiene asuntos más importantes que comer con nosotros –la rubia comenzó con uno de sus berrinches habituales– ¡Que cruel!

Mientras escuchaba que el general se encontraba ocupado –y considerando que tampoco se paró por el despacho en todo el día– entendió que lo más seguro es que no fuera a asistir y con una mano dio la orden de que comenzaran a servir la comida a todos.

~Hahahue[1] cálmate por favor –Wolfram tenía sus dedos en el puente de su nariz para controlarse él mismo– Sabes perfectamente que si mi Aniue[2] no ha venido a comer debe de haberle surgido algo que necesita forzosamente de su presencia

~ ¡Wolf, que frío eres conmigo aunque soy tu adorada madre!

~Hahahue, ¿de qué estás hablando? –el rubio se sonrojó ligeramente ante las insinuaciones de su progenitora–

~Gwendal debe estar con Anissina, ¿no? –la perspicacia de la princesa en lo que respecta a asuntos amorosos se había ido intensificado con el tiempo y parecía no tener límites–

~Kyaaa –chilló la de ojos esmeraldas– Yo siempre supe que entre ellos pasaba algo más que una simple amistad de infancia

~Nunca me di cuenta que ellos tenían ese tipo de relación –Beatrice estaba un poco apenada ante los comentarios que se intercambiaban en la mesa–

El rey de los demonios no tenía su atención puesta en la conversación, pues todos sus sentidos se encontraban centrados por completo en su rubio prometido –que se encontraba a tan sólo unos metros de distancia– desde que posó sus ojos en él no había conseguido apartarlos, por mucho que lo intentó. Sin duda, tenía que hablar con él urgentemente, aunque probablemente Günter lo arrastraría al despacho después de que terminara de engullir el último bocado en su plato y lo tenía vigilado por completo. Wolfram se dio cuenta de la mirada penetrante que seguía todos sus movimientos y hacia todo lo posible por no mirar en esa dirección porque sabía perfectamente de quien se trataba y no tenía la intención de perderse en esos ojos negros como la noche ya que su fuerza de voluntad no era tan fuerte y si se encontraba con su mirada le entrarían unas ganas tremendas de correr a él y tirarse en sus brazos mientras apresaba sus labios con los suyos. Sólo esos pensamientos provocaban que su corazón latiera presurosamente y golpeaba con tanta fuerza en su pecho que podría jurar que los demás lograrían escucharlo si dejaran de hablar por tan sólo un momento.

Los comentarios sobre la relación misteriosa entre Anissina y Gwendal no cesaban, aunque todos ya estuvieran degustando de sus alimentos. Incluso ya se empezaban a hacer especulaciones sobre lo que estarían haciendo y el lugar en el que podrían encontrarse. Pero todos se vieron interrumpidos cuando por la puerta del comedor entraron los protagonistas de la conversación que –hasta hace unos momentos– tenía lugar en la mesa. Ambos se percataron rápidamente de que algo raro estaba pasando, pues el bullicio que se escuchaba desde fuera cesó en el momento que ellos entraron al comedor.

Gwendal caminó con normalidad hasta su lugar y tomó asiento sin importarle las miradas ajenas que no se perdían ni un sólo movimiento suyo. Anissina –por su parte– se quedó a mitad del comedor mientras observaba minuciosamente a cada una de las personas presentes. Parecía que los estaba examinando detalladamente y su rostro era serio, pero en sus ojos estaba de vuelta ese brillo que solía tener cuando por su mente viajaba la idea de algún nuevo proyecto. Los presentes –casi todos– no tardaron mucho en darse cuenta de lo que estaba haciendo la peli-rosa, y es que de tanto convivir con ella, ya sabían perfectamente que justo ahora se encontraba evaluando a sus potenciales vícti… participantes.

La inventora dio un paso al frente y, justo cuando iba a hablar, se vio interrumpida por el consejero del rey.

 ~ ¡Bien, es hora de ponerse a trabajar! –Günter  se levantó de su silla estrepitosamente y con paso firme –y decidido– fue hasta donde el Maou se encontraba ingiriendo su último bocado. Ágilmente lo pescó del brazo y con unas maniobras extrañas también capturó a Gwendal en el camino –quien ni siquiera logró ingerir alimento alguno– y presurosamente sacó a ambos del comedor, llevándolos directamente al despacho del rey sin darles siquiera una oportunidad de emitir queja alguna.

De los restantes –hombres– quedaban un asustado y nervioso Wolfram junto a un emocionado y curioso Johann que, evidentemente –y a falta de variedad– serían los conejillos de indias en ésta ocasión.

 

 

~~*~*~*~*~*~~***~~*~*~*~*~*~~

 

 

El Maou ahora estaba prisionero por Günter y su casi cuñado, no podía ni estirarse sin sentir una respiración en la nuca. Bueno, claramente exageraba, pero no le daban tregua y los documentos –en lugar de disminuir– parecía que las pilas crecían e iban en aumento. No veía la hora de terminar y escapar de ahí corriendo como si no hubiera un mañana. La verdad es que hasta él –despistado y todo– pudo darse cuenta de las intenciones de Anissina y lo que le preocupaba, más bien, quien le preocupaba era el rubio adonis que seguramente –por falta de opciones– fue llevado para probar algún nuevo tipo de experimento, del cual el rubio tenía menores posibilidades de escapar que él de ganar la lotería.

Después de resignarse a no poder salir y rescatar a Wolfram, el rey de los demonios decidió concentrar toda su atención en completar sus deberes lo más pronto posible, sin dejar de lado la minuciosidad para revisar cualquier papel que pasara por sus dedos.

Todos se encontraban concentrados en sus respectivas actividades hasta que sintieron el suelo vibrar, seguido de unos sonidos extraños provenientes de… Ya saben de dónde. Sus semblantes se ensombrecieron y sin pensarlo demasiado los tres emprendieron camino al lugar que les ponía los pelos de punta, no sin antes pedir a unos guardias que llevaran a Gisela-san lo más pronto posible y que estuviera preparada para lo peor.

Al llegar al laboratorio y abrir la puerta del mismo –sin tener la delicadeza de pedir permiso para pasar– los tres se detuvieron en seco y quedaron estupefactos ante lo que contemplaban sus ojos, sin poderlo creer. Parpadearon varias veces y acordaron pellizcarse entre sí para descartar la idea de que posiblemente estuvieran soñando.

El lugar –que era un verdadero desastre por la mañana– lucía como si nada hubiera pasado, todo estaba limpio y bien ordenado en su respectivo lugar. Todo relucía y el laboratorio parecía como nuevo. En el interior –exhaustos y tirados en el piso como masas informes– se encontraban Johann y Wolfram sin fuerzas en el cuerpo, ni siquiera para articular palabra. Y de pie, con sonrisa triunfal y pose victoriosa, se visualizaba a la inventora con un control remoto en mano y detrás de ella, cerca de la pared –hecha trizas anteriormente– estaba un robot color gris de un tamaño y anchura considerables, traía puesto un delantal rosa y en la cabeza lucía un gorrito de mucama del mismo color.

~Anissina, haz el favor de explicarme lo que acaba de suceder –pidió el general en tono condescendiente mientras se llevaba  una mano a su frente para comenzar a masajearla antes de que sus típicas arrugas se hicieran presentes–

~ ¡Gwendal! –chilló emocionada antes de correr a su encuentro, se detuvo frente a él y con su actitud animada de siempre comenzó a explicar– Ya arreglé el desastre que había ocasionado ésta mañana, todo fue gracias a la ayuda de Johann-kun que fue quien me dio la idea y me asistió en los detalles generales del proyecto –señaló el robot y después posó su atención en una de las dos masas extrañas tiradas sobre el suelo–

Johann y Wolfram eran dos masas tiradas en el piso – https://scontent-dft4-2.xx.fbcdn.net/v/t1.0-9/17190675_1257063871044135_7981684030358732721_n.jpg?oh=acca243c0f810bf3c6aa9945a64c7d68&oe=592ACB62 – pero el príncipe regresó a su forma original cuando la atención de todos se posó en su persona, haciendo que los recién llegados se sorprendieran y se asustaran ante la posibilidad de que la otra masa informe podría ser Wolfram.

~ ¡¿Wolfram?! –Yuuri no salía de su asombro al pensar que si podría tratarse de su rubio prometido–

Al escuchar la voz del moreno, el rubio se removió en el piso –movía lo que vendrían siendo sus bazos y piernas–, soltó un suspiro y de su cuerpo salieron unas nubecitas de aire, como si se estuviera quejando o tratando de decir algo https://scontent-dft4-2.xx.fbcdn.net/v/t1.0-9/17190512_1257063781044144_655237629822504704_n.jpg?oh=db6184a1f1810f7593a3a7649e751a5b&oe=596C3840. Yuuri no terminaba de creer que esa cosa era Wolfram, dio un paso hacia atrás y alzó su mano señalando a Wolfram. Su rostro palideció y no cabía en su asombro – http://1.bp.blogspot.com/-rzVzm07WcT0/VI90TfK6osI/AAAAAAAAG9M/HUDDWCHck7E/s1600/tumblr_mziljlyrIN1ruq2g5o1_1280.jpg  – su rostro se movía de un lado a otro tratando de negar lo que Anissina le confirmó al asentir con la cabeza. Gwendal estaba petrificado y sin poder emitir palabra al saber que su Honey-chan terminó de esa manera sin que él se enterara siquiera.

~ ¿¿Estás bien, Wolf?? –la voz del moreno sonaba preocupada, pero como respuesta recibió otro suspiro acompañado de una nubecita https://scontent-dft4-2.xx.fbcdn.net/v/t1.0-9/17203084_1257063974377458_4362993742699291157_n.jpg?oh=b9d3a7cfdb99788ed1392d492822a8dd&oe=596AC0D6 esa era su forma de expresar que estaba bien y no tenían de que preocuparse–

Todos entendieron que se encontraba bien y respiraron aliviados por fin, se calmaron un poco y terminaron de ingresar en la habitación. Después de un momento, todos recuperaron la compostura que se vio afectada ante la sorpresa que se habían llevado unos minutos atrás. El rubio también regresó a su forma original y –junto con el príncipe– se fue levantando poco a poco del suelo, aunque tenía que apoyarse de la pared y hacerlo lentamente se negó a aceptar ayuda alguna por… Sí, por orgulloso. Una vez que estuvo de pie, Wolfram hacía esfuerzos sobre humanos para no desplomarse y mientras iba caminando se tambaleaba de un lado a otro tratando de probar que podía hacerlo solo. Pero, dio un paso en falso, y sus pies se enredaron y –al no poder sostenerse de nada– iba camino a saludar al piso. Yuuri se apresuró en su ayuda, pero Johann fue más rápido que él.

En el lugar se sintió una leve ráfaga de viento y después de eso el rubio ya se encontraba en brazos del oji-azul y –al no tener fuerzas suficientes en el cuerpo– no opuso resistencia, tampoco se atrevió a emitir protesta alguna ya que el cansancio que sentía en ese momento era mucho y alcanzó a recargar su cabeza en el pecho del peli-negro antes de perder el conocimiento por completo. Yuuri, al contemplar semejante escena, pensó que parecían dos enamorados y no soportó la idea. En un arranque de celos, continuó su camino hasta el rubio y de un manotazo alejó la mano del príncipe –que estaba en la cabeza del rubio– haciéndolo dar un paso atrás y eso provocó que su agarre en Wolfram se debilitara hasta casi soltarlo, lo cual aprovechó el rey de los demonios.

Rápidamente tomó al demonio de fuego en brazos y lo cargo al estilo princesa, la respiración del rubio era algo agitada e irregular y eso preocupó a todos. Yuuri se apresuró rumbo a la habitación real en compañía de todos, especialmente de Gisela-san –que había llegado al lugar hace poco– quien no tardó en pedir a los guardias que hicieran algunos preparativos. Johann se las arregló como pudo para dar alcance a Yuuri que llevaba en brazos a Wolfram. Una vez logrado su cometido se paró firme frente a él –provocando que el Maou frenara en seco y le acuchillara con la mirada por su atrevimiento– los demás también le miraban con confusión.

~Con el debido respeto, creo que lo mejor sería llevar a Wolfy a su habitación

~No eres quien para venir y decirme a mí qué es lo mejor para MI PROMETIDO

~ ¿Está seguro de lo que acaba de decir? –su comentario mordaz hizo incomodar al Maou al grado de que un aura azul rodeó su cuerpo y dio un paso al frente a punto de hacer algo, pero se vio interrumpido–

~Majestad, en éste momento lo más importante es darle atención a Su Excelencia Wolfram –aunque todos tuvieron la intención de intervenir, fue Gisela-san, con su tono estricto que la caracterizaba, quien interrumpió la pelea que estuvo a punto de tener lugar– Y, creo que lo más conveniente es llevarlo a su habitación, necesitara de cuidados y tiene que estar en un lugar donde se sienta cómodo

A regañadientes –y más que nada porque fue Gisela quien se lo pidió, por no decir que se lo ordenó– el rey de los demonios tuvo que hacer caso a la peli-verde. Y es que, en realidad, no tenía más opción. No podía negarse a llevarlo a su habitación y mucho menos ponerse a discutir en ese preciso momento sobre lo que era mejor porque lo importante ahora era Wolfram, nada más.

Llegaron a la habitación del rubio donde ya todo estaba preparado para darle atención médica, Yuuri lo depositó delicadamente sobre la cama, acercó su mano a la cara de Wolfram y cuidadosamente delineó con su dedo parte de su mejilla y sus labios. Posó sus labios en la frente del demonio de fuego y, tras una última mirada, se retiró del cuarto. Afuera esperaban todos esperando que Wolfram se encontrara bien y esperaron en silencio noticias.

Cuando Gisela salió casi le caían todos encima para escuchar cómo seguía el rubio. Para que la dejaran en paz, la peli-verde tuvo que usar su tono estricto –hasta casi gritarles– y todos asustados se colocaron en fila, con la mano en la, y por fin el orden reinaba en el pasillo como debía ser. Una vez que estuvieron todos calmados ella procedió a hablar.

~Su Excelencia Wolfram se encuentra bien, en éste momento lo dejé descansando para que recupere fuerzas –su voz sonaba tranquila y una sonrisa adornaba sus labios, lo cual alivió a los presentes–

Yuuri se disponía a entrar al cuarto nuevamente, sólo para cerciorarse él mismo de que ya todo estaba bien, se había quedado muy preocupado al verlo tan débil. Lamentablemente, su camino fue frenado por Gisela, quien se atravesó en la puerta y negó con la cabeza –indicando que no le dejaría pasar– para después explicar su proceder.

~Majestad, es necesario que le dejemos descansar tranquilamente, hoy se esforzó demasiado y utilizó mucho majutsu que estuvo a punto de drenar su poder por completo –su ceño lucía un poco preocupado–

~ ¿Cómo es que Wolfram terminó así? –su mirada de molestia recayó en Anissina y el príncipe–

~Majestad, eso es mi culpa y nunca pensé que Wolfram terminaría de esa forma –la inventora hablaba con seriedad pero la inquietud se reflejaba en su rostro–

~Quiero que me expliques con detalle qué fue lo que sucedió –su rostro se relajó, mostrando que no estaba enojado con ella–

~Bueno… Esto fue lo que pasó

~Flashback~

Ya en la sala Anissina miró detenidamente a Wolfram y a Johann, sonrió maliciosamente mientras se acercaba lentamente hacia ellos. El rubio tragó en seco y el príncipe sentía una mezcla de curiosidad y miedo. La peli-rosa arrastró a ambos a sus dominios –su laboratorio– y los guardias que se encontraban en el camino les daban sus más profundas condolencias con sólo una mirada, pues obviamente nadie –por lo menos no en pleno uso de sus facultades mentales–se atrevería a cuestionar a Lady Veneno si es que querían vivir un día más. Ya en el lugar –que seguía con una parte destrozada– Anissina se apresuró a sentarse en un escritorio y les pidió ideas para un nuevo proyecto. Ambos al principio estaban consternados por semejante ord- petición, pues ella nunca se atrevió a consultar con nadie, sus experimentos eran únicamente ideaciones de su mente y rara vez tenía ayudantes antes de que hubiera terminado por completo. Sólo recurría a los demás para probar sus creaciones ya que ella debía registrar el proceso y por eso no podía probarlos por sí misma, de no ser así, ya hubiera hecho todo el trabajo ella sola.

Wolfram comenzó a discutir con Anissina, pues no quería permanecer en ese lugar un segundo más, no entendía por qué ella insistía en obligar a los demás para participar en sus locas ocurrencias. Mientras tanto, el príncipe recorría el lugar en busca de algo que le llamara la atención, desde hace unos minutos dejó de poner atención a los gritos de ambos nobles. Se detuvo frente al agujero enorme y en ese momento la idea de reconstruir primero el lugar cruzó por su mente apoderándose de sus ideas y maquinando cómo ayudar a que todo quedara arreglado.

Se acercó al escritorio donde discutían esos dos y estrelló sus palmas bien abiertas sobre la superficie de madera, logrando así interrumpir aquellos gritos que aturdían. Cuando logró obtener la atención de ambos se aclaró la garganta para expresar con palabras la brillante idea que le surgió hace un momento.

~Anissina-san, creo que antes de comenzar con un nuevo proyecto, deberías de corregir el daño que causaste en éste lugar –ellos voltearon al lugar que señalaba el príncipe–

~ ¿Acaso tienes alguna buena idea? –Anissina reconoció un brillo especial en la mirada de Johann al momento de realizar esa pregunta–

~En realidad… Sí, la tengo

~Ah… Sólo dense prisa, quiero irme de aquí cuanto antes –su gesto de resignación significaba que les ayudaría–

 Así fue que Anissina y Johann comenzaron a debatir sobre cuál sería la mejor forma de arreglar el desastre, mientras Wolfram se esforzaba por permanecer ahí –en lugar de salir corriendo– e incluso en una que otra ocasión se atrevió a intervenir en semejante conversación porque el proyecto no parecía tan malo ésta vez y –por lo menos– no sería destructivo. Wolfram les ayudó a construir el robot mientras le tomaba un gusto –muy pequeño– al entender lo que a la peli-rosa le apasionaba, la verdad es que nunca la había visto al momento de crear algo y debía admitir hasta podía llegar a lucir linda por el esfuerzo que ponía en sus experimentos.

Cierto tiempo después ya todo estaba listo y sólo necesitaba ser probado, todos estaban algo cansados pero lo importante era cerciorarse de que sí funcionara. Ya que Anissina debía hacer las observaciones correspondientes y las notas pertinentes sobre el funcionamiento del robot, ella no podía hacerlo funcionar. Y es ahí donde entraban ambos nobles, ya que éste experimento no era la excepción y también funcionaba con majutsu. Ellos se colocaron en la posición indicada por la oji-azul para comenzar con la prueba. El robot comenzó a realizar su tarea a una velocidad impresionante, hizo vibrar el suelo –sólo un poco– al moverse por la habitación mientras completaba la tarea que le fue asignada. 

En cuestión de minutos, todo el lugar se encontraba perfectamente arreglado y hasta las cosas más pequeñas habían regresado a su respectivo lugar. El rubio y el peli-negro cayeron exhaustos en el suelo, al parecer el robot había drenado sus energías demasiado rápido y sin darles siquiera tiempo de reponerse. Al estar emocionado por ver que funcionaba el robot, Wolfram fue quien se agotó primero, no tuvo ningún reparo en poner todo su poder en aquella máquina para que su meta se completara lo más pronto posible –y poderse ir–, la cantidad de poder que aplicaban era proporcional al tiempo en que completaba el trabajo. Por eso el príncipe no terminó tan cansado como el rubio.

~Fin del Flashback~

~Y después de eso, ustedes llegaron, así que lo demás ya lo saben –terminó de explicar Anissina–

Todos escucharon el relato atentamente y no les sorprendió en absoluto que Wolfram –en un impulso– hiciera todo lo posible por terminar rápido e irse del lugar, después de todo ese era su carácter. En realidad ya se lo imaginaban y la peli-rosa sólo terminó de confirmarlo. Una vez que preguntaron nuevamente sobre la salud del rubio y se les aseguró que estaba fuera de peligro, todos –al darse cuenta de la hora– acudieron al comedor.

 

 

~~*~*~*~*~*~~***~~*~*~*~*~*~~

 

 

Todos comían en silencio y se sentía en el lugar la ausencia del rubio y también la del príncipe, que debido a la fatiga decidió ir a descansar. Ya todos estaban a punto de terminar de degustar sus alimentos, cuando de pronto se dieron cuenta de que Anissina se estaba ahogando con un bocado de comida. Gwendal corrió a su ayuda –seguido por Günter–  se posicionó detrás de ella y comenzó a aplastar su estómago para hacer que la comida atorada en su garganta saliera lo más pronto posible.

Cuando por fin logró que la peli-rosa escupiera aquello que le hacía daño, todos soltaron un suspiro de alivio, al parecer en el castillo nunca tenían paz. Una vez que todos regresaron a sus respectivos asientos, notaron que Yuuri desapareció misteriosa y silenciosamente del lugar sin que alguien lo notara. Al parecer, el incidente de la inventora le fue sospechosamente útil al maou para escapar de ahí antes de que se lo llevaran a continuar con su trabajo, aun en contra de su voluntad.

Gwendal –con el ceño fruncido– le regaló a Anissina una mirada de molestia porque ya sabía a qué se debió su “accidente” de hace un momento. La peli-rosa eludió la mirada del general al ladear la cabeza –para escapar de esos ojos azules y esa mirada penetrante– mientras silbaba tratando de evitar que el nerviosismo se apoderara de ella y terminara por sucumbir ante él y contarle que fue el maou mismo quien le pidió, casi ordenó, que hiciera algo para distraer a todos y así pudiera alejarse de ahí.

Yuuri aprovechó el alboroto fingido para cumplir con el plan que había tramado con ayuda de las sirvientas del castillo, quienes no dudaron ni un segundo en cumplir la petición hecha por su rey, más que nada por gusto propio.  Al salir del comedor se dirigió directamente a la cocina con cautela para que ni siquiera los guardias supieran dónde estaba, ya que si alguien lo veía, Gwendal descubriría su paradero e iría por él para llevárselo a rastras a cumplir con su trabajo. Una vez ahí lo que había encargado ya estaba preparado y después de tomar todo lo necesario con ambas manos, agradeció a las 4 jovencitas su ayuda y salió de ahí. Emprendió camino hasta su destino, cuidando siempre de no ser visto por nadie.

 

 

~~*~*~*~*~*~~***~~*~*~*~*~*~~

 

 

En una de las habitaciones del castillo un rubio iba abriendo sus esmeraldas cansadamente, ya había recobrado el sentido pero aún se sentía algo aturdido. Se reincorporó en la cama con pesadez y se recargó en la cabecera de madera mientras recuperaba el aliento. Ya que se calmó, recordó la razón por la cual se encontraba descansando en su habitación, tenía vagos recuerdos de haber perdido el conocimiento en el laboratorio después de lograr que el experimento funcionara.

Iba recorriendo sus recuerdos para saber cómo es que legó hasta su cuarto y de pronto una sensación que recorrió todo su cuerpo le recordó el calor de Yuuri y la vaga idea de que él lo hubiera traído a su cama le abordó por un momento. Después de pensar en ello un poco llegó a la conclusión de que seguramente fue él quien lo cargó todo el camino hasta aquí, siempre había sido demasiado amable y considerado así que eso no le extrañaba en lo absoluto. Súbitamente recordó aquel beso que le quitaba el aliento con sólo pensarlo, aun recordaba sus labios y sus manos que o lo soltaron hasta que sucumbió ante su agarre. Hasta su olor quedó guardado en sus sentidos, sus ojos decididos permanecían en su memoria y podía recurrir a ellos cada que se lo proponía.

Con los ojos cerrados y la yema de sus dedos sobre sus labios, iba rearmando en su mente toda la escena de ese día y deseaba sentir nuevamente a Yuuri cerca suyo. Cada día lo quería más, tanto que dolía no poder estar con él, y no poder reclamarlo como suyo porque sentía que su compromiso era forzado, es por eso que hace tiempo dejó de celarlo y armar peleas por cosas así. Yuuri tampoco le ayudaba mucho a comprender la situación en la que se encontraban pues su actitud lo confundía en sobremanera; negaba el compromiso ante los demás pero nunca se había atrevido a terminarlo, no soportaba sus escenas de celos pero cada vez que algo pasaba él se apresuraba a darle las explicaciones pertinentes sobre el asunto para que “no pensara mal” y ahora la última cosa que le faltaba, un beso… Lo besó con frenesí, con ansiedad y buscaba sus labios con desesperación, nunca antes vio al moreno de esa manera. Aunque sabía que sus emociones podían dominarlo por completo sin dejarlo pensar con claridad, no pensó que podría llegar a ser tan apasionado y con tan sólo de imaginarlo como su amante sus latidos evidenciaron su emoción.

Colocó una mano en su pecho para tratar de calmar a su desbocado corazón. Lo que Yuuri provocaba en su interior era tan difícil de controlar, o de entender, que no sabía cómo había soportado dormir a su lado tanto tiempo sin intentar algo más con él. Mientras estaba perdido en sus cavilaciones, un golpe sonó en la puerta, haciendo eco en toda la habitación, y lo hizo espabilar a la fuerza. Rápidamente se acomodó en la cama y trató de tranquilizarse para dar la orden de que entraran.

Por la puerta ingresó el rey de los demonios con una charola en sus manos, al parecer llevaba comida en ella, bocadillos dulces, una flor y un café. Se acercó hasta la cama y depositó la bandeja sobre el buró a un lado de la misma. Se inclinó y le dio un beso a Wolfram en la mejilla –provocando un evidente sonrojo en él– y comenzó a hablar.

~Wolf, ¿cómo te sientes? –estaba algo preocupado todavía pero el rubio se veía ya recuperado–

~Mmmm –hizo acopio de toda la serenidad que pudo para responder con naturalidad– Ya me encuentro mejor y lamento haberle preocupado Majestad –a pesar de que le emocionaba la presencia de Yuuri ahí no iba a sucumbir, continuaría con esa actitud por el momento–

~Nee Wolfram, ¿por qué me hablas de esa forma? –su expresión alegre cambió rápidamente a una consternada–

~No entiendo, ¿acaso no le estoy hablando con el debido respeto? –él entendía a lo que se refería, pero sólo lo estaba molestando, su tono de voz sonaba infantil y tenía una mirada de “yo no fui” estampada en el rostro https://scontent-dft4-2.xx.fbcdn.net/v/t1.0-9/17309183_1260990877318101_4366811892914244481_n.jpg?oh=ca55a9a509cf7cb4bb2056a0285ce6d2&oe=59272765 (algo así xD) –

~ ¿Me estás tomando el pelo? –su mirada ahora era feliz, el rubio realmente sabía cómo usar su belleza a su favor y se veía muy tierno con esa expresión–

~Pero claro que no, esa sería una terrible falta de respeto al rey –su reacción fue exagerada y de lo más natural, él tenía muchas facetas en su repertorio y todas eran sumamente interesantes para el moreno–

Yuuri se echó a reír y Wolfram le siguió poco después al ser contagiado de la felicidad del peli-negro.

~Bueno, como estabas descansando y no pudiste ir a comer con nosotros, decidí  traerte algo yo mismo –mientras decía eso se acercó y colocó la bandeja con alimentos en el regazo del rubio–

~Gr-gracias Yuuri –en un momento de debilidad lo trató con la misma familiaridad de antes, aunque habló bajo, y casi en un susurro, él pareció escucharle y le brindó una sonrisa deslumbrante que le hizo sonrojar y mejor se apresuró a beber de su café–

Yuuri contempló en silencio como el rubio degustaba sus alimentos con suma elegancia, siempre tenía ese aire que caracterizaba a la realeza y su porte era incomparable. Realmente era una belleza, aunque con un carácter de los mil demonios si se lo proponía y capaz de mostrar una amplia gama de emociones y sentimientos. Era todo un enigma, no siempre sabían lo que iba a decir o cómo iba a actuar, antes era más predecible pero con el tiempo fue madurando y cambiando, poco a poco empezó a mostrar lados de él que difícilmente alguien podría conocer y no dejaba de sorprender a todos.

Una vez que terminó, agradeció nuevamente por la comida con una sonrisa que remarcó sus hoyuelos en las mejillas y Yuuri aprovechó para picar uno de ellos haciendo que el ambiente se sintiera más tranquilo. Ahí estaban los dos mirándose fijamente mientras el rey de los demonios tenía su mano apoyada sobre la mejilla del rubio y la acariciaba. Cuando de pronto, un golpe en la puerta y la voz de Gwendal detrás de ella, hizo que los dos sintieran un escalofrío recorrerles toda la espalda. Con prisa, Yuuri se levantó de la cama y corrió a esconderse en el baño. Mientras, le hacía señas a Wolfram para que no diera ni una sola pista o reacción que le hiciera pensar al general que él podía haber estado ahí.

El rubio entendió a la perfección pues ya sospechaba que Yuuri había escapado de sus deberes para poder estar ahí y seguramente su Aniue estaría hecho una furia. Una vez que el rey de los demonios estuvo escondido por completo en el baño y no se veía rastro de él por ningún lado, el rubio dio la orden de que podían ingresar.

El general entró con molestia evidente en su rostro, pero al ver a Wolfram sentado en la cama y con una dulce sonrisa adornando sus labios su enojo desapareció tan pronto como había llegado.

~Aniue, ¿pasa algo malo? –inocentemente fingió no saber qué era lo que el general hacía en su cuarto–

~No, no pasa nada –miraba de un lado a otro mientras buscaba algo que delatara al maou, ya que pensaba que seguramente estaría ahí, pero no había rastro alguno de su presencia–

~Parece que estás buscando algo, ¿qué necesitas? –su tono sonó un poco disgustado y eso alertó al general–

~ ¿Por qué tendría que estar bu-buscando algo en tu-tu cuarto? –en ese momento dejó de buscar en la habitación y su mirada se posó en el rubio, que lucía molesto, y el nerviosismo se incrementó poco a poco en él pues no planeaba hacer enojar a su dulce hermanito–

~Eso es lo que yo quiero saber, si viniste a mi cuarto debería de ser para verme a mí exclusivamente, ¿o no? –su disgusto se evidenciaba en su rostro, donde ya no quedaban ni rastros de la sonrisa con que lo había recibido–

~Es que… –su mente maquinaba rápidamente alguna excusa para su comportamiento fuera de lugar–

~ ¿Qué? Te recuerdo que sigo esperando una explicación –se cruzó de brazos y los dedos de su mano izquierda tamborileaban en su otro brazo en un gesto de impaciencia http://st.depositphotos.com/1011643/4789/i/950/depositphotos_47899643-stock-photo-gorgeous-woman-with-arms-crossed.jpg

~Lo que pasa es que quería cerciorarme de que todo estuviera en orden, nada más –para esquivar ese tema decidió mejor preguntarle por su salud, pero a su vista saltó la imagen de Wolfram con una bandeja de comida en las piernas– ¿Qué es eso?

~ ¿Qué es qué? –preguntó con confusión al no saber a lo que se refería–

~Eso en tus piernas –su dedo señalaba a su regazo y Wolfram le siguió con la mirada–

~Pues es una bandeja –dijo con seguridad–

~Claro que ya sé que es una bandeja, mi duda es cómo es que llegó hasta aquí si tú estabas durmiendo

Antes de que pudiera contestar, alguien tocó la puerta y una voz femenina pidió permiso para ingresar.

~Adelante

~Con permiso –Effe entró e hizo una reverencia, después se aproximó a la cama– Su Excelencia, ya regresé a recoger la bandeja como le había dicho –la sirvienta le guiñó el ojo a Wolfram para que entendiera que ella ya sabía que Yuuri se encontraba dentro de su cuarto–

~Sí, gracias, ya he terminado

~Entonces me lo llevaré de una vez –tomó la bandeja y se encaminó a la puerta, se inclinó nuevamente y salió de ahí sin decir nada más–

Cuando la sirvienta se retiró Gwendal terminó de aclarar sus dudas y prosiguió a preguntar lo que le importaba ahora que sabía que el rey no fue quien llevó la comida.

~ ¿Ya te encuentras mejor? Nos preocupaste a todos cuando te desmayaste de esa forma

~Perdón, no fue mi intención –su enojo no había disminuido ni un poco, hasta ahora, pero cambió por algo de culpabilidad, pues no había querido preocupar a nadie con su imprudencia–

Al notar su cambio de ánimo el general se acercó a su cama y puso su mano en la cabeza ajena para después revolver sus rubios cabellos. Y Wolfram, al sentir esa cálida mano, sonrío tiernamente en lo que se dejaba mimar por su sobreprotector hermano mayor. Estaban en un momento de paz cuando de repente la puerta se abrió de la nada y por ella ingresó presuroso un castaño preocupado.

~ ¡Wolfram! –el castaño venía casi corriendo y con el aliento entrecortado–

~ Conrad –el rubio se sobresaltó por ver a su otro hermano irrumpir en su cuarto de esa forma–

Una vez que llegó hasta el borde de la cama se detuvo en seco y trató de regular su respiración para poder hablar.

~Perdón… –aunque aún no recuperaba el control por completo, se atrevió a hablar– Pero, me dijeron que algo te pasó y terminaste desmayándote, ¿te encuentras bien?

~Sí, ya estoy mejor, no tenías que correr hasta aquí Conrad –al rubio le gustaba sentirse así de especial para sus hermanos, pues él los respetaba y admiraba sin igual–

~Lo que pasa es que no me quedé a escuchar detalles, vine en cuanto escuché que estabas en tu cuarto por el incidente de la mañana, ¿qué fue lo que pasó?

~Anissina es lo que pasó –el general fue quien intervino en ésta ocasión y su ceño se frunció inmediatamente de sólo recordar lo sucedido–

~Ya veo –el castaño relajó su expresión al entender el contexto de la situación y se percató de algo muy interesante–

~Sí, aunque ésta vez su experimento salió extrañamente bien

~ ¿De verdad? Entonces, ¿cómo es que terminaste así? – se dirigió al rubio con algo de confusión–

~Lo que pasa es que fui muy imprudente y usé todo mi majutsu en poco tiempo, me agoté de esa forma por querer salir de ahí rápidamente

~Debes de tener más cuidado y no vas a hacer algo eso –Gwendal le reprendió con algo de severidad–

~Bueno, pero si no ha pasado a mayores todo está bien –Conrad trataba de tranquilizar a su hermano mayor–

~Ese es el problema, Conrad, lo mimas demasiado –bufó con molestia–

~ ¿Qué yo lo mimo demasiado? –su tono era en forma retórica y con cierta burla– ¿Quieras hablar de todas las veces en que lo has mimado tú?

Ambos hermanos empezaron a discutir sobre quién lo mimaba más y la razón de que se haya vuelto tan caprichoso cuando era más joven, aunque ya no lo era tanto. Un carraspeo los sacó de su discusión y se sintieron como dos tontos al pelear de esa forma con la edad que tenían, y más aún de hacerlo frente a su hermanito.

~Oigan, me gustaría descansar un poco más, si no les molesta –puso una carita de cachorrito que quiere ser llevado a la casa de alguien–

Ambos asintieron y se despidieron de él, lo último que le dijeron era que esperaban verlo en la cena. Cuando la puerta se cerró desde fuera, Wolfram se aseguró de que sus hermanos ya estaban lejos de su cuarto y sólo entonces fue que se acercó al baño y tocó para que el otro saliera. El Maou salió y, sin perder el tiempo, se despidió del rubio –dándole un beso en la comisura de los labios– para salir de ahí cuanto antes y correr a realizar sus deberes. Abrió la puerta y salió, pero su cabeza se asomó desde fuera y le regaló una sonrisa con una mirada pícara, después cerró la puerta y se alejó de ahí en silencio. Y ahí se quedó el demonio de fuego sintiéndose de lo más feliz.

 

 

~~*~*~*~*~*~~***~~*~*~*~*~*~~

 

 

Después de que Gwendal dio otro recorrido al castillo decidió regresar al despacho, resignado a que el rey no volvería a trabajar ese día. Aunque, para su sorpresa, al ingresar al lugar, Yuuri estaba sentado tras su escritorio firmando y revisando los documentos. El general se quedó ahí de pie, sosteniendo el picaporte de la puerta, en un evidente gesto de sorpresa. Cuando Yuuri se percató de su presencia le invitó a pasar como si nada hubiera pasado.

~ ¿Por qué estás ahí parado? Deberías entrar de una vez –lo dijo sin apartar la mirada de los papeles–

En silencio, entró al despacho y cerró la puerta tras de sí. Se sentó en la mesa cerca del escritorio y también comenzó a revisar algunos documentos. Después de un momento, Günter también llegó al lugar –estaba cansado de buscar a su rey– pero también se llevó una sorpresa cuando lo vio ahí sentado y muy concentrado en su trabajo. Cuando reaccionó terminó de entrar, cerró la puerta y se sentó frente a Gwendal sin decir palabra para comenzar a revisar los documentos ya firmados por el rey. Y estuvieron trabajando de la misma forma hasta que una de las sirvientas pidió permiso para entrar y les informó que la cena ya estaba lista y sólo faltaban ellos en el comedor.

~ ¿Wolfram también cenará con nosotros?

~Sí, su Excelencia ya se encuentra en el comedor con todos los demás

Yuuri no pudo disimular su emoción al escuchar esa respuesta y sin terminar de examinar el papel que tenía en la mano salió de ahí rumbo al comedor. Los que se quedaron ahí sentados se miraron con confusión pues normalmente el rey de los demonios se la pasaba escapando de Wolfram, pero con el tiempo parecía querer estar siempre a su lado.

La cena transcurrió amenamente y con una charla animada entre todos los que estaba a la mesa. Conrad era suspicaz y las miradas que intercambiaban Wolfram y Yuuri no pasaban desapercibidas para él. Y, aprovechándose de eso, a veces se les quedaba viendo para ponerlos en evidencia y hacer que miraran para otro lado o se reintegraran a la conversación.

Cuando terminaron pasaron al salón para seguir con la conversación, ésta vez decidieron darle un respiro al rey pues desde que regresó al despacho había incrementado su ritmo de trabajo y su eficacia. Johann estaba platicando con Wolfram, pero cuando sintió la mirada asesina del Maou decidió alejarse de él para ir a platicar con Anissina y con Cheri-sama. Yuuri aprovechó esa acción para abordar al rubio. Después de que estuvieron hablando de trivialidades Wolfram soltó un bostezo.

~Wolf, ¿no quieres ir a descansar a tu habitación? Recuerda que aun debes descansar para recuperarte por completo

~Si, supongo que ya debería de ir a dormir –soltó un nuevo bostezo, aunque más largo que el anterior y, ésta vez, hasta salieron lagrimitas de sus ojos– Bueno, creo que me voy a retirar por hoy –dijo algo apenado, se despidió de todos y emprendió su camino a los dormitorios–

Yuuri lo veía alejarse y deseó por un momento poder acompañarlo, o incluso ir a dormir con él, ese último pensamiento lo hizo sonrojar un poco. Mientras estaba absorto en sus pensamientos sintió una palmada en su espalda y una voz en su nuca.

~No deberías dejar que esa lindura que tienes como prometido se vaya solo hasta su cuarto, después de todo podría sentirse mal en el camino, ¿no crees? –el príncipe se percató de la indecisión del rey para acompañar al rubio y decidió ayudarles un poco, por lo que intervino en el asunto–

Yuuri al escuchar esas palabras entendió lo que tenía que hacer y se apresuró para alcanzar a Wolfram.

~ ¡Wolfram! –el rubio se sobresaltó al escuchar su nombre salir de los labios del moreno–

~Yuuri –ni siquiera se dio cuenta de que lo comenzó a tratar como antes–

~Amm es que quería acompañarte por si te llegabas a sentir mal o algo así –reía nerviosamente y su mano estaba en su nuca, rascándola–

~Me encantaría –su sonrisa era honesta y sus mejillas estaban un poco coloradas por la emoción–

Siguieron platicando sobre el incidente de la tarde y Yuuri le contó que no recibió ninguna reprimenda porque él llegó antes que ellos y se puso a trabajar. Ya estando frente a la puerta el rubio la abrió y se despidió del maou sólo con un gesto. El moreno estaba a punto de irse pero, en un impulso, tomó la mano del rubio y la besó, le dio las buenas noches y –sin reparo alguno– se atrevió a robarle un beso de sus suaves y delicados labios. Se alejó de ahí, sintiendo los latidos golpearle el pecho, y volteó una vez más antes de perderse entre los pasillos, vio a Wolfram y con la mano le dijo adiós.

…Continuará…

Notas finales:

[1] Recuerden que en la serie siempre se refiere así a su progenitora, significa Madre.

[2] Y eso vendría siendo Hermano. 

 

Espero que les haya gustado lo que leyeron y, ya saben, cualquier sugerencia, reclamo, petición o queja son bienvenidas :3 

Muchas gracias por leer y más aún para esas sensuales personitas que comentan, la verdad es que lo que me escriben me ayuda mucho y me entusiasma a seguir escribiendo :3 

 


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