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Azul profundo. por Ashtad

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Notas del capitulo:

 

https://www.youtube.com/watch?v=nFaMnAq5bCo

 

Un par de mariposas volaban con dirección a los brotes tiernos de las flores favoritas de la señora Kent. Recien las había plantado y se complacia por ver la vida llegarles desde fuera. Las nubes eran lentas a sorpresa de la brisa fresca que llegaba del sur, las mejores cosechas se aproximaban y como en todas las anteriores el hijo de los Kent regresaba a casa para ayudar en la labor.

Las tardes en la granja le eran agradables y el no tocar temas delicados era reconfortante en la vida actual de Clark, su madre no le había vuelto a preguntar por Bruce pero poca faltaba para que una charla relacionada surgiera rompiendo el equilibrio que le llegaba.

 

-Hoy han abierto una tienda nueva de repostería- comentó al tiempo que extraía varias papas de una sola planta- deberíamos ir.

 

-Si, estaria bien.

 

-Sabes hijo una polilla gigante me atacó ayer por la noche mientras salía a ordeñar a las gallinas.

 

-En serio.

 

-Clark cariño- le llamo para que la viera a los ojos- ¿estás escuchando lo que digo?- el reportero había estado recolectando tomates- ¿qué ocurre hijo?

 

-Nada ma, solo estaba pensando en Bruce.

 

Sorprendentemente fue él quien abordó el tema sobre el murciélago que le inquietaba cada noche desde que aceptó lo que sucedía.

 

-¿Qué ocurre con Bruce? creí que estaba tomando vacaciones.

 

Ambos dejaron los aparatos y se sentaron en las escaleras de madera de la entrada, como en los viejos tiempos cuando el hijo necesitaba hablar con alguno de sus padres. Siempre eran buenos consejos de personas que amaba y en las que confiaba.

 

-Él está bien pero... desde hace un tiempo no sé como sentirme a su lado- suspiró- no lo conozco ma, creo que me equivoque con él.

 

-Puede ser...- Clark la miro sorprendido- ninguno de los dos se conoce lo necesario, las cosas fueron bastante rápidas- el silencio le hizo sentir pequeño- ¿pero cuando el amor ha necesitado de receta?... no se planea simplemente pasa. Como cuando llueve en verano… Solo hace falta una mirada para saber que sera el amor de toda tu vida.

-¿Y como saber reconocer esa mirada?- se quitó los guantes que en realidad solo le servían para no ensuciar sus manos.

 

-En toda mi vida solo lo he experimentado dos veces, y en ambas la sensación fue tan intensa que me robo el aire- sus manos jugaban con el sombrero que se quitó al ponerse bajo la sombra- la primera vez fue cuando conocí a Jonathan, parecía tan perdido intentando acomodar su mesa para la feria que no pude resistir el reirme.

 

-Y después le ayudaste- comentó alegre Clark al rememorar la historia de la que nunca se cansaba escuchar. Ambos reían mientras contemplaban el paisaje compuesto por maíz dorado.

 

-Creí que aquel chico tenía algo especial, pero no lo supe definir hasta que me invito al baile, y dejame decirte que pocas veces había hablado con él después del incidente en la feria- Martha recargo sus codos sobre los muslos de sus piernas repartiendo el peso sobre los brazos- creí que estaba loco por invitarme, solo nos saludabamos casualmente y crei qe yo estaba aun más loca por aceptar. Nuestro primer baile...

 

Volar en las memorias puede ser peligroso y adictivo, por fortuna la droga de Martha era una que le inundaba de vitalidad. Siempre había sido así desde que se casó.

 

-No siempre fue hermoso todo Clark también tuvimos nuestras peleas, pero sabíamos que juntos superariamos cualquier obstáculo y así lo hicimos... no sé como sea con Bruce hijo, pero creo que vale la pena intentarlo. Jamás antes te había visto tan feliz- le acarició el rostro, Martha Kent entendía que algo estaba pasando. Queriendo confiar en su hijo intentó decirle lo que su ser le expresaba- Solo intenta escuchar, deja tus miedos salir.  

 

-¿Y la segunda?- pregunto evitando el tema.

 

-La segunda fue cuando vi tus ojitos. Tan limpios, tan llenos de inocencia. Ustedes dos siempre serán el amor de mi vida Clark.

 

Sin decir nada más, los Kent volvieron a pasar un rato en compañía de la música del viento, los árboles llenos de nidos eran los instrumentos que una orquesta que encendía los sentimientos de los presentes. Clark perdido en sus propios pasos se mantenía quieto para no pensar en nada, por ahora lo único que haría era estar ahí, siendo solo Clark. Mirando de reojo se encontró con la vista más relajante que había contemplado en mucho tiempo.

El rostro de su madre dibujaba una sonrisa mientras sus claros orbes observaban el pasado. A Clark le llegó la sensación de que su madre recordaba a su amado esposo. Ellos eran el ejemplo de lealtad, confianza y amor. Ante los ojos de su hijo así era como debía de ser la humanidad, como ese par de granjeros que lo tenían todo porque estaban juntos, verano, primavera, otoño o invierno. Tan entregados el uno al otro que solo la muerte los podía separar y aun así permanecen tan vivos los recuerdos.

Tal vez eso era lo que necesitaba con Bruce.

 

 

-:-

 

 

Su nueva habitación era la recamara privada del kriptoniano, el primer lugar donde se había entregado a él. Batman se movía intranquilo de un lado a otro temiendo que las opciones se le agotaban, en las condiciones en las que se encontraba las opciones se le cerraban en la cara. Su astucia e ingeniosidad se bloqueaban al comprobar una y otra vez que no tenía nada que le fuera de apoyo, no existía ni una solo pieza fuera de su lugar, las puertas y ventanas estaban construidas con materiales de otro plante y con su fuerza humana le era imposible abrirlas o romperlas. Tres veces había estado a punto de romperse a sí mismo los huesos de sus brazos y piernas al intentar quebrar esas barreras de materiales desconocidos.

Su frustración crecía al percatarse de la soledad en la que se encontraba. Después de su último encuentro no había vuelto a ver al hijo de Krypton, en un inicio se alegró por lo sucedido pero ahora ya no sabía qué esperar. Lo que pasaba por la cabez de Kal se le comenzaba a escapar de las manos.

La comida y la ropa siguian apareciendo cuando él se encontraba durmiendo, a pesar de haberse acostumbrado a dormir poco aún era humano e inevitablemente en algún momento lo hacía. Eran esos lapsus donde el superhombre aprovechaba para dejarle los víveres necesarios.

 

La extrañeza del rechazo le alarmó inconscientemente ¿qué pasaría después de que Kal- El se aburriera de ese juego? ¿Lo dejaría ir con una advertencia o acabaría con él?

A esas alturas no sabia que esperar y aunque una parte de su conciencia le pedía que confiara en el héroe su raciocinio le escupia que acabara con eso. Fue así como le llegó una última forma de lograr recuperar la libertad. Su última apuesta donde si fallaba lo perdía todo, pero ¿cuando no tienes nada que se teme perder?  

Lo único que le quedaba era ese fiel amigo que lo acompañó hasta el final. Alfred le recriminaría por tan suicida idea, pero debía intentarlo.

 

En la habitación se encontraba un baño con tina, lo lleno con agua helada y se dispuso a entrar, con suerte el kryptoniano llegaría y lo vería en un estado avanzado de lo que Bruce esperaba alcanzar: hipotermia. Si aun le interesaba conservarlo lo sacaría de ese ataúd helado para llevarlo a una sala de recuperación.

Después Bruce haría lo que mejor sabía hacer, engañar y salir de la muerte. Con la meditación, concentración y entrenamiento que se había obligado a llevar podía controlar sus signos vitales para hacerlos pasar por algo más grave de lo que realmente era y viceversa. Cuando fuera el momento usaría el factor sorpresa y conforme la marcha iría planeando una huida.

 

Era una posibilidad descabellada. Habían tantas cosas que podrían salir mal, empezando por que Clark nunca llegará y en definitiva estaría en problemas, seguido por la posibilidad de que Kent estuviera cansado de él y sencillamente no hiciera nada. Lo demás podía ser que Bruce no lograra recuperar la conciencia a tiempo y finalmente el hecho de no encontrar nada al despertar que le fuera de utilidad. Sin embargo estaba más cansado de estar quieto y esperar las buenas voluntades que ya no esperaba llegaran. Su instinto le pedía que hiciera algo, lo que fuera, incluso si eso era medio matarse.

 

Se encontraba en la misión cuando escucho los pasos de esas pesadas botas que ya sería capaz de reconocer en cualquier tipo de piso. Últimamente todos sus planes se veían frustrados, las cosas no le salían bien al siempre perfecto Batman y eso debía terminar de una vez por todas.

 

-Bruce…- le escuchó decir su nombre con una voz baja que no le gusto en lo más mínimo- No, no pude… me esforcé pero no pude. No los salve…

 

Hacia mucho tiempo que no veía una mirada que no fuera llena de enfado, los claros ojos de Clark estaban cubiertos por cristales que caían por las mejillas en un recorrido que a Bruce le parecía eterno. Wayne se le aproximó despacio a la cama que era donde Superman se había sentado, ¿que debía de hacer?, Kal mantenía el rostro clavado entre sus manos sin alzar la vista. Los quejidos le parecieron cada vez más prolongados y su propio corazon se estremecio cuando volvio a escuchar No pude que se repetía incesante.

 

-Clark… ¿Qué ocurrió?

 

El llamado lo hizo regresar y como si fuera un niño pequeño se abrazo a Bruce intentando olvidar las imágenes de apenas un par de horas.

 

 

 

-:- Metropolis, cuatro horas atrás -:-

 

Superman surcaba los cielos de la Tierra, no buscaba nada en especial pero estaba seguro que en alguna parte se necesitaría de su ayuda. En ese mismo vuelo contempló el día y la noche, atravesando la bóveda celeste de incontables países. Regresaba tranquilo a casa después de apagar un incendio en Australia cuando escuchó los gritos y las sirenas de patrullas en su misma ciudad. Aumentando la velocidad de su vuelo llegó al centro del problema, una gran cantidad de policías lo recibieron emocionado, sus plegarias habían sido escuchadas y ahora el gran héroe de capa roja estaba ahí para salvar el día, o eso fue lo que todos pensaron.

 

-¿Capitan cual es la situación?- preguntó al ponerse a un costado del policia en jefe.

 

-Superman gracias al cielo estás aquí… un secuestro doble. En la base de alguno de estos edificios hay explosivos todos están llenos de civiles que fueron tomados rehenes, por eso no hemos podido entrar.

 

Clark arrugó la nariz en desagrado por escuchar la terrible noticia. Con su vista analizó el conjunto de construcciones para localizar el edificio con los explosivos, logró ver a varios esbirros con arma en mano quienes efectivamente amenazaban a los civiles.

 

-¿Y el otro secuestro?

 

-Ese es el problema, no ha dicho donde, cual o quien es.

 

-¿Y qué es lo que quieren?- la extrañeza de la situación le perturbaba. La expresión seria del capitán tampoco le ayudó para mejorar el presentimiento.

 

-Nada- le escuchó decir por fin- no quieren nada, lo hace por... diversión.

 

-¿Qué?- fue lo único que pude preguntar. Los demás oficiales permanecían en silencio como si se adelantaran a un funeral masivo.

 

-Joker- por fin se atrevió a responder.

 

Notas finales:

<3


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