Dos años habían transcurrido desde la tragedia que sufrió el Asilo de Arkham. Esa noche donde el mundo no solo perdió a un héroe, sino a dos.
En el transcurso de esos veinticuatro meses nuevos héroes habían aparecido uniéndose casi al instante al dúo que formaban Superman y Batman. Ahora siendo un grupo más grande y organizado también habían requerido de un nombre, por suerte ese fue el más sencillo de los asuntos cortesía de la inoportuna reportera Lane quien al parecer se había transformado en la oposición intelectual más trascendental para los “Amos de la Justicia”.
Muy contrario a lo que la mujer y sus seguidores narraban acerca de los nuevos héroes (un linterna verde, un marciano, una manzana entre otros) los miembros estaban determinados a preservar la paz de la Tierra instaurando la ley marcial en todo el planeta, y justificando estas medidas con el argumento de que todo era para salvar al planeta.
La Tierra ahora era dominada por los Amos de la Justicia quienes eran unos tiranos, superpoderosos y egoístas. Pocos sitios existían en el globo terráqueo que se escapara de los ojos severos de esos Dioses. La libertad de expresión pronto quedó casi extinta y como símbolo Lois Lane se convirtió en un mártir de su causa perdida. La democracia se volvió un mito y solo se acataban las reglas del más fuerte de todos ellos, Superman.
A pesar de que Batman siguió cazando al crimen bajo su propio código y siendo una especie de oposición para Superman lo cierto era que vivía a su completa merced. Desde que aceptó estar a su lado así había sido, viviendo en un mutuo silencio donde ninguno expresaba abiertamente el dominio que se ejercía sobre la pareja.
-¿Wonder Woman detuvo las tropas inglesas?
-Si- Kal dejó caer su capa blanca que estaba manchada de humo y sangre. Ahora compartían vivienda en la mansión Wayne que se transformó en el castillo de su imperio- los altos mando están reuniéndose para firmar la rendición.
-Alfred salió a empresas Wayne, necesito que compruebe algunas cosas.
-Perfecto- Lord Superman ensancho su sonrisa- hoy me apetece hacerlo en la bañera.
Con paso felino Bruce se encaminó a la entrada del servicio seguido muy de cerca por quien propuso la orden. Al kryptoniano le gustaba poseer al murciélago casi a cualquier hora y en cualquier lugar, pero sin lugar a duda el sitio en el que más disfrutaba hacerlo era bajo el agua tibia de alguna bañera. No es que fuera un fetiche sin embargo Kal casi siempre lograba alcanzar increíbles orgasmos cuando sus cinco sentidos eran estimulados al mismo tiempo.
La sensación de las pieles calientes por el vapor, el aroma embriagante de las lociones caras, el ruido obsceno que se producía con cada embestida y el chapoteo del agua, la vista erótica del cuerpo desnudo de Bruce cuando el agua le caía como cascada y los besos dulces que se regalaban.
Sonrió complacido cuando, al entrar, vio que la tina y todo lo necesario ya estaban dispuestos para cuando él lo dictaminara. Le quito el traje que también había sufrido de modificaciones, ahora su capucha era gris oscura en lugar de negra.
A pesar de que le gustaba pensar que el poder lo tenía él, la verdad es que siempre supo que Batman era quien movía los hilos. Los ataques, misiones o blancos siempre eran coordinados y previamente aprobados por el caballero oscuro, Lord Superman solo era quien cumplía esas peticiones y casi siempre era al pie de la letra.
Esa era la realidad que viva afuera de la alcoba ya que en esta quien llevaba las riendas por lo general era el superhombre.
Cuando lo desnudó por completo se tomó unos momentos para observar mejor esa blanca piel que ya casi no presentaba cicatrices. Desde que comenzaron a acabar con los criminales desde la raíz, las batallas habían disminuido considerablemente, ahora sus enemigos parecían ser los gobiernos que aún se negaban y resistían a acatar la ley de los Lores.
-Debemos reunir a todos los meta humanos, no es seguro que actúen por su cuenta- la voz ronca de Bruce lo hundió en el trance gozoso que le daba preámbulo a lo que seguramente ambos disfrutarían.
-Cuando termine aquí me encargare.
Lo beso en el cuello y bajo para hacer lo mismo en su clavícula. Adoraba marcarlo con besos aun así eso no era suficiente para el Lord de todos los Lores. Por tal motivo ahora el cuerpo y piel de Bruce tenía marcada como tatuaje el escudo de su casa. La inconfundible “S” de la casa El había sido impresa con calor en la cadera anterior derecha del humano. Siempre como un recuerdo de pertenencia.
Cada vez que podía, Kal tocaba y delineaba con sus dedos las líneas que formaban su emblema en cada toque le pedía un silencioso perdón por haberlo hecho; aún podía recordar el aroma a piel quemaba y el imperceptible temblor en el cuerpo de su amante cuando se la hizo.
Bruce se dejaba conducir tranquilamente hacia la bañera y no dejaba de ver el brillo en los ojos de Clark quien lo había convertido en el rey de ese nuevo mundo tal como lo prometió. Colocó sus manos sobre los fuertes hombros del ex reportero sintiendo como este le abría la boca con la lengua.
-¡ah!- Bruce jadeo contra el cuello Kent quien al sentir el cálido aliento sobre su oído lo volteo con la intención de restregar lascivamente su dureza contra el trasero desnudo del humano; sosteniéndolo de las caderas Clark lo ayudaba a no perder el equilibrio a causa de que cada vez que se frotaba lo alzaba levemente.
No aguantando su propio juego Kal se separó solo un poco para besar el cuello níveo, mientras lo hacia también le daba un poco de alivio a su adolorido miembro con su mano izquierda.
Dejándose llevar por la excitación del momento se metió dos dedos en la boca con la intención de lubricarlos, una vez llenos de saliva los dirigió al trasero de Bruce y sin esperar invitación los comenzó a introducir.
-Me muero por hacertelo Bruce- le dijo al oído de forma íntima- siempre es una delicia estar dentro de ti…
Así de pie era bastante incómodo por lo que el murciélago se dobló un poco bajando la frente.
-Separa tus piernas ya Bruce.
-Rayos…- masculló el playboy obedeciendo y sintiendo ya la punta del miembro en su entrada.
-Por Rao!- jedo al meterse de a poco- no importa cuántas veces te lo haga, siempre estás tan deliciosamente estrecho.
La pelvis del kriptoniano se movían medianamente rápida disfrutando del interior salvaje que Bruce le entregaba. Haciendo una mueca de fastidio Kal se tuvo que salir de ese perfecto cuerpo solo para entrar en el agua y poner a Bruce sobre su regazo, en esa posición noto lo perlado en sudor que ambos estaban y sonrió por lo bello que era estar al lado de ese hombre.
-Muévete… móntame tú.
Bruce estaba a horcajadas de Kal, a ambos les gustaba cuando el humano lo montaba de esa forma, la fuerza de gravedad lo hacía caer con fuerzas y por ende clavarse más a fondo ese pedazo de carne que le calentaba las entrañas. Con la fuerza de sus piernas y brazos Bruce dio inicio a una vaivén de arriba hacia abajo que lograba sacar gemidos de auténtico placer a ambos. Subida y bajada era lo único que hizo durante un largo rato donde ninguno dijo nada por culpa de los jadeos y respiraciones forzadas.
Kal sintió el preciso momento donde el interior de Bruce se contrajo apretando su pene haciéndolo correrse dentro con un gruñido casi siempre animal.
Los orgasmos era como ver las estrellas, siempre fuertes y potentes como lo eran ellos dos. Bruce se dejó caer sobre el pecho duro del otro cuando el también termino por eyacular. Respiraban entrecortadamente.
-Magnifico como siempre- pareció apremiar la habilidad del encapuchado en los temas sexuales- te quiero Bruce, en verdad te amo.
Eso era lo que más cautivaba al caballero oscuro, la dulzura y amabilidad de la que Clark aún era capaz de profesarle. Todos sus encuentros por lo general terminaban con carisias lentas o palabras sinceras.
Era en esos momentos exactos donde la fortaleza se podía ir al diablo, entre eso brazos fuertes se sentía seguro, nada podía herirlo si estaban juntos. Nada malo podía pasar.
-Y yo a ti Kal.
***
Todo era calma y por donde quiera se respiraba de una efímera paz, tan lejana a lo que por miles de años había sido en el mundo.
Eso es lo que todos los Amos pensaban, todos menos uno quien entre las sombras como de costumbre se movía y actuaba, preparándose para abrir los ojos quitar esa venda que él mismo amarró en su cara. Aun no sabía cuándo o como lo haría pero los primeros planos, intentos e investigaciones ya comenzaban a arrojar lo que su espíritu le obligaba a hacer.
En la pantalla de esa gran máquina se podían leer los primeros logros de lo que Batman creía era una idea desquiciada.
“Coincidencia de planos encontrada… análisis de multiverso 3%...
BUSCANDO TIERRA PARALELA...”