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Amor fraternal por Zinray

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*-*-*-*-*-*-* EL hombre de las mil mascaras

La familia Nikiforov era una de las familias de un alto estatus económico de todo Moscú, su fortuna se macizaba en los negocios internacionales de todo tipo. La pequeña pero feliz familia solo contaba con tres integrantes.

El señor Yakov Nikiforov era un hombre sencillo y justo a los ojos de los demás, odiaba los actos que iban en contra de lo que “él” consideraba una buena moral, trabajaba día y noche para mantener el nivel de vida que llevaban.

La señora era una ama de casa, llevaba una vida cómoda, amaba a su marido y a su pequeño niño, su pasión era el patinaje artístico, pasión que le trasmitió a su pequeño Viktor “Mi niño, aprendió a patinar antes de caminar” era lo que decía cada vez que lo veía con sus patines, la alegría y el orgullo se desbordaba de sus ojos claro cuando lo veía deslizarse en la pista.

La perfecta familia modelo escondía un oscuro secreto, en la oficina el CEO era alguien amable, inquebrantable, justo y honesto pero a puerta cerradas era todo lo contrario, no perdonaba si las cosas no estaban como él quería en la casa u oficina su saco de box favorito era su esposa, en su torso mostraba una amplia plantilla de colores de morado y en algunas áreas verde, pero nunca en la cara; “hay que mantener las apariencias” era su lema.

El pequeño Viktor de 10 años no comprendía porque lloraba tanto su mamá cuando su papá le acariciaba con ternura y le pedía perdón cuando la sesión de golpes terminaba, pero en la noche la escuchaba gritar y pedir perdón.

Y al día siguiente todo volvía a empezar.

Faltaba meses para que cumpliera su mayoría de edad cuando vio el cuerpo de su madre colgando en su alcoba, moviéndose ligeramente y con su rostro algo hinchado y con un tono morado, la belleza que poseía se había esfumado, su rostro lechosa se había vuelto apera y desagradable a la vista.

El sentimiento de curiosidad sobrepasaba el de tristeza o susto cuando la vio; antes de llamar a cualquier tipo de ayuda se quedó admirando el cuerpo sin vida de su progenitora, le parecía curioso verla de tal modo. Se ató su larga cabellera platino para que no interfiriera en su observación, acaricio su rostro, sus dedos pasaron por las largas pestañas, sus labios, tomo el rostro entre sus manos y acaricio sus pómulos; le fascinaba el tipo de colores que una persona puede llegar a tener

No fue largo el tiempo que le llevo hacer su inspección, solo el suficiente antes de llamar a emergencias.

En el funeral, fueron todo tipo de persona, mostrando sus respetos y dando el pésame a la familia.

-“Malditos cerdos”- era los pensamientos del adolecente detrás de un mascara de pena. No era que no haya querido a su madre, es solo que no sentía el vínculo inquebrantable que todos mencionaban.

Los días posteriores a ese su padre se hallaba en depresión, al punto de no quererse levantar de la cama.

-Es mi culpa, yo la orille a eso- le decía un día a su hijo que se encontraba parado a un costado de la cama donde yacía.

-Por supuesto que es tu culpa, nadie se levanta un día y piensa en colgarse por nada- contesto con una hermosa sonrisa y con un tono de voy muy relajado inclinándose un poco para poder ver mejor la desgracia de su padre, varios cabellos cayeron a su rostro tapando una parte de su cara.

-Eres igual a mi- sonrió con burla –Tan frio, tan ajeno al dolor de los demás; pero posees la belleza de Anastasia- su vista se posó en la blancura del techo cerrando sus ojos con pereza.

Días posteriores a eso el humor del señor Yakov mejoro bastante, se le veía más alegre, tarareaba canciones que solo él sabía, era amable con todos incluso con su hijo.

Las semanas pasaron y Viktor decidió enfrentarlo de una vez por todas.

-¿Qué tramas?- eligió la hora del almuerzo para abordar el tema.

-¿A qué te refieres, Viktor?- contesto sin dejar de comer, restándole importancia.

-No me trago esa finta de felicidad tuya- sus ojos se afilando logrando que su padre por fin le pusiera la atención requerida.

-Tu ganas, esperaba que pasara más tiempo pero ya que insistes tanto- sonrió mordazmente; se limpió la boca de cualquier residuo de comida en la comisura de la boca y escogió cuidadosamente las palabras que le diaria. –Conocí a alguien-

 -¿Ya cogiste con ella?- pregunto el menor de la forma más casual del mundo mientras llevaba una cucharada de comida a sus finos labios.

-Vik…VIKTOR!!- se alteró pero en segundos regreso a su calma inicial –Planeo que viva bajo esté mismo techo- reanudo con su comida.

-Si eso te hace feliz, padre- retiro la servilleta de sus piernas y recorrió la silla para retirarse de la mesa mas no pudo abandonarla hasta que su padre dio su última palabra.

-Tiene un hijo mucho menor que tú, te lo encargo por favor, te pido que seas bueno con ellos. Es una mujer muy encantadora- sus ojos brillaban de felicidad al recordar momentos con ella.

-“Mamá también lo era y eso no te impidió para que le hicieras daño cada que se te diera la gana”- pensaba con rencor pero en su rostro la adornaba una máscara de acompañamiento –por supuesto-

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- Los demonios seducen con una sonrisa

No paso mucho cuando una desconocida invadiera su hogar acompañada de su padre.

-Viktor, ella es Lilian. Es la persona de la que te hable- presento orgulloso aquel hombre de facciones duras pero en ese momento aparentaba todo lo contrario con la curvatura de sus labios; la sostenía de la espalda baja para darle valor pues él conocía la preocupación de ella.

-Lilian Plisetsky mucho gusto- estiro la mano tratando de que esta no temblara.

El joven peliplata tomo su mano con delicadeza y la acercó a sus labios depositándole un pequeño beso en ello.

-El gusto es todo mío, Miss Plisetsky- acuno su mano entre las suyas.

-Por favor, dime Lilian- dijo más tranquilamente pues no era aquel monstro que Yakov le había descrito.

Las semanas siguientes la visita de la bella mujer de largos cabellos oscuros y ojos de color esmeraldas era algo frecuente en la mansión Nikiforov. Viktor mantenía la compostura y hacía gala de sus buenos modales, siempre con una sonrisa agradable en el rostro.

Sin embargo si bien ella llegaba a la residencia este no tardaba mucho en disculparse y retirarse a la pista de hielo para practicar un poco.

Un día le fue imposible huir de su hogar en ese momento pues la pareja no había llegado sola.

-Viktor tengo el orgullo de presentarte a mi pequeño Yuri- hablo la mujer. A su pierna había un pequeño de seis años aferrándose fuertemente, mantenía su cabeza baja y solo resaltaba una mata de pelo color oro –Yuri saluda a Viktor- animo la madre a su hijo, más este solo agitaba la cabeza de un lado a otro negando a soltar aunque sea un poco la pierna de ella como si su vida dependiera de ello.

El hijo de Yakov se agacho hasta estar a la altura del mas chico, varios cabellos plata se desacomodaron de estar atrás de la oreja haciéndolo lucir un poco informal pero con elegancia.

Observo la cara del niño y sus ojos se abrieron a mas no poder, el pequeño Yuri era de grandes ojos verdes como los de su madre pero con el brillo de inocencia y le daba un plus varias lagrimas se negaban a salir, su pequeña boca rosada hacia un puchero y su ceño fruncido lo hacía lucir adorable. Viktor no había conocido una persona que poseyera tal belleza pero su corazón dio un vuelco cuando el menor cambio totalmente sus facciones, de estar haciendo adorables pucheros ahora poseía una hermosa sonrisa las lágrimas que había estado tratando de contener le hacía lucir un brillo a estos. Viktor al darse cuenta que el motivo de tal cambio era sus patines saco provecho de esto para acercarse mas al pequeño ángel.

-Sabes? En estos momentos iba a ir a patinar, ¿te gustaría acompañarme?-

-mmm….no se hacerlo- murmuro apenas audible volviendo a fijar su vista en el suelo, un sonrojo pintaba ligeramente sus pálidas mejillas.

-Yo te enseñare-

El pequeño rubio levanto la vista a su madre para pedir autorización, ella le acaricio su cabeza y le dio una sonrisa cálida dándosela.

El pequeño irradio felicidad y la soltó a una velocidad increíble para pararse a un lado que más adelante seria su hermano mayor.

El tiempo paso tan rápido como un suspiro, cuando los mayores llegaban el pequeño Yuri se zafaba del agarre de la mujer para abrazar a Vitya, sobrenombre que el menor le dio.

-Viktor, antes de que se vayan quiero anunciarte algo- le dijo el señor de la casa un día.

Tomo asiento en uno de los sillones de la sala de estar, el pequeño “Yurio” estaba sentado a su lado tapándose su boquita con sus diminutas manos, pequeños sonidos se le escapaban de estos, ahogando la gran noticia que se moría por decirle.

“Yuri es un secreto y no se lo vayas a decir a Viktor” fue lo que su madre le había dicho esa mañana, el menor con toda la inocencia de un niño de su edad puso un dedo en su boca mientras paraba la trompita y hacía un shhhh.

Para el adolecente no fue muy difícil de predecir todo pues ambos compartían un juego de añillos en el dedo anular pero se negaba rotundamente a aprobar totalmente aquello.

-Me volveré a casar- sentencio tomando la mano de su prometida y una mirada severa era puesta sobre su hijo.

-Verdad que te sorprendió!!!- estallo de emoción el pequeño rubio parándose sobre el sofá mientras abrazaba del cuello a su Vitya.

-Felicidades a ambos- dijo con una sonrisa y una actuación fantástica, abrazo a su pequeño mientras iba por sus patines. – Dime Yurio ¿quieres ir a patinar?-

-SIII!!- grito de emoción aferrándose mas al cuello de este.

A la salida subieron al Lamborghini color negro mate del mayor, para el niño ya era muy familiar aquel vehículo pues era donde siempre se trasladaban a la pista de hielo. Ese tarde no tomaron el mismo camino.

-¿A dónde vamos?- pregunto el menor con preocupación, iban muy rápido y Viktor zic-zageaba en una carretera desiertita y desconocida para él.

-A un lugar especial- respondió con una sonrisa sin apartar los ojos del camino. –Dime pequeño, ¿tu sabias que tu mami y mi papá se van a casar?-

-Sip- respondió feliz ya más tranquilo – Mi mami me lo dijo hoy cuando comíamos, pero me dijo que era secreto y no podía decírtelo- repitió el gesto de poner el dedo atravesando su boca.

-¿Y tú estás feliz?- siguió indagando con un oscuro semblante.

-Pues sí, porque así tu y yo vamos a estar más tiempo juntos!!!- elevo la voz irradiando de felicidad mientras sus mejillas se teñían de carmesí, con sus pocos años de vida no pudo predecir los movimientos del mayor y lo que su respuesta ocasionaría.

El paisaje dejo de verse edificios o civilización y en su lugar la naturaleza los rodeaba.

No anduvieron mucho cuando el auto se detuvo.

-Llegamos- anuncio el conductor con una sonrisa, un lobo vestido de oveja.

-¿Dónde está la sorpresa?-pregunto ingenuamente emocionado.

  -Ya lo veras-

Se internaron en el bosque con patines al hombro. Yuri al ser más pequeño le costaba mantenerse en equilibrio, pues el suelo irregular y el peso de los patines se le dificultaban sin contar que Vitya no parecía darse cuenta de que le llevaba una gran ventaja.

No quería llamarlo le aria lucir como un niño débil y él no era débil, quería ser fuerte y grande como Viktor, podía ser como él y qué mejor manera de empezar que imitarlo en todo y eso incluía no pedir su ayuda en casos como esos.

El peso de los patines le gano y tropezó con la raíz de un árbol que sobresalía del suelo. Al ponerse de pie se dio cuenta y la cabellera plata que seguía ya no lo veía.

Asustado, soltó los patines y corrió a la dirección que creía se había ido, no paso mucho cuando la desesperación y el miedo inundaron su cuerpo. Tal vez si lo esperaba en el carro Vitya iría por él.

Corrió de vuelta a la dirección que creía haber llegado, pero cómo saberlo todo lucia exactamente igual.

-Vitya!!!- gritaba con miedo, veía su aliento escapar por su boca. –VIKTOR!!!- volvió a gritar con todas sus fueras, lagrimas rodaban por sus ojos.

Anduvo otra vez su marcha, corría todo lo que sus piernas le daban, sus pulmones quemaban.

El frio lo sintió en su pequeño cuerpo.

-Viktor!!!- volvió a gritar pero el aire frio se colaba en sus pulmones haciendo que estos dolieran al respirar.

Escucho ruidos cercas, como pisadas sobre hojas secas.

Su alivio lleno en segundos su cara y aunque dolían sus piernas corrió esperando ver la cara de su hermano mayor.

Pero se llevó una no muy grata sorpresa cuando se vio en los ojos de un enorme alce, solo sus astas eran más grande que él.

El animal parecía estar concentrado pastando pero el menor no se animó a moverse, jamás había visto un animal tan grande pero el miedo que sentía le hacía creer que tal vez si no se movía no lo vería.

El alce solo resoplo en su dirección, tan fuerte que logro mover varios cabello de su rubia cabeza. Pero ese simple acto fue suficiente para espantar al niño y que saliera corriendo.

Mucho tiempo estuvo deambulando pues el sol empezaba a ocultarse, la nieve comenzó a caer y su cuerpo tardaba en responder, hacía mucho que dejo de llorar pues las lágrimas ya no caían de sus ojos, pequeños gemidos se le escapaban de vez en cuento.

Se sentó en las raíces de un árbol, se le dificultaba respirar pero el sueño era mayor que el dolor. Cerró sus ojos un segundo y se perdió en los brazos de Morfeo.

 

 

Había llegado el lago Baikal el lago más grande y profundo de toda Rusia, era perfecto para patinar, lo había hecho un par de veces en invierno.

-Aquí es, Yurio el lago Baikal -presento feliz, pero pronto se dio cuenta que estaba totalmente solo. –Yuri?- pregunto a la nada.

Regreso sobre sus pasos en busca del de ojos de esmeralda pero de él solo sus patines encontró.

Si el niño era inteligente probablemente regresaría al carro pero cuando llego estaba desértico.

Metió los patines para tener mejor movilidad.

-YURI!!- grito a la espera de recibir una contestación –Maldito mocoso estúpido- mascullo con enfado, no solo tendría a la madre encima sino también a su padre cuando se enteraran que había perdido al niño. Ya estaba escuchando el sermón que le armaría. –Total que hagan otro- Pensó divertido,-Pero no creo que les quede tan bonito como Yuri- volvió a decir después de meditarlo unos segundos.

El tiempo pasó y mentiría si dijera que no estaba preocupado, por cada segundo que pasara la temperatura bajaba, la nieve comenzó a pintar todo de blanco y la luz natural iba cesando.

Estaba a punto de rendirse y pedir ayuda cuando reconoció un mechón rubio atrás de un árbol.

Corrió hasta estar a su lado y movió sus hombros con el fin de despertarlo.

-YURI!!! YURI DESPIERTA!!!- el chico era pálido de nacimiento pero el color que poseía era un tono azulado, la fascinación cometía contra el racionalismo admirarlo y perder valioso tiempo o hacer que recobrara el conocimiento.

La condición en la que lo encontró era delicada, su respiración parecía débil y sus dientes no dejaban de chocar entre sí.

-Yuri despierta, por favor- su voz se quebró y acaricio las mejillas manchadas de lágrimas secas del menor. Se sacó su abrigo y se lo coloco.

-El calor corporal vieja más rápido- recito como si un maestro se lo hubiera pedido.

Acuno en sus brazos el frágil cuerpo del pequeño sentándolo sobre sus piernas, se desabrocho cualquier prenda que poseía hasta dejar su pecho al descubierto e iso lo mismo con el menor.

Cuando dejo el menudo cuerpo al descubierto este soltó un gemido y Viktor sintió como se estremecía entre sus brazos, no pudo apartar la vista de aquel pequeño cuerpo, su piel era blanca y tersa, sus tetillas erectas por el frio eran botones sin color por falta de calor, sus labios morados entre abiertos soltando ligeros sonidos al chocar los dientes unos con otros.

Se lo pego al pecho y cargo el cuerpo hasta llegar al vehículo, prendió la calefacción y se recostó en el asiento del copiloto, aprisiono el cuerpo de Yuri entre sus brazos y pecho. Seguía abrazándolo friccionando sus manos con los brazos para transmitirle calor; se relajó cuando ya no escucho los sonidos producidos por sus dientes y su color hubiera regreso a su ángel, dibujaba pequeños círculos en su espalda sintiendo su piel debajo de sus yemas aspiro el olor dulce combinado a naturaleza de su cabeza.

-Despierta, Yurio- murmuro suave para no asustarle.

-Mmmm… Vitya?-murmuro aun con los ojos adormilados, pero los recuerdos llegaron a su mente y la lagrimas reanudaron su camino atreves de sus mejillas –VITYA, TENIA MIEDO Y HABIA UN ANIMAL ENORME QUE ME QUERIA COMER-

-Shhhhhh calma mi niño, ya estoy aquí- pego más su cuerpo para que supiera que lo protegería, acaricio sus cabello hasta pasar a su espalda y así repitió la acción varias veces.

-Yuri- le hablo despacio y tranquilo.

-Mmm?-

-¿Me arias un favor?- seguía con sus movimientos arrullando al niño. Sintió el movimiento de cabeza en forma de afirmación. –No se lo digas a nadie, ¿puedes prometérmelo?- su vista se clavaba en la oscuridad de afuera. Tardo unos segundos cuando sintió la cabeza moviéndose nuevamente de forma afirmativa.

Duraron un poco más en esa posición cuando fue hora de regresar a casa. Viktor manejaba más despacio que cuando habían salido de la casa, llevaba su camisa entre abierta y su saco lo portaba Yuri desde el asiento del copiloto.

Se le veía adorable, pues le quedaba demasiado grande, sin embargo no se le escapaba los disimulos que hacía su pequeño copiloto como oler el abrigo cuando creía que no lo veía; le agradaba mucho el olor de Viktor, pero cuando creía que iba a ser descubierto dejaba de hacerlo pero el rastro carmesí en sus mejillas lo delataba.

Cuando llegaron a la mansión el mayor llevo en brazos al pequeño hasta la habitación de huéspedes.

No se encontraba nadie dentro: era demasiado tarde para que algún empleado anduviera deambulando por ahí y en cuanto a los papás probablemente festejando en un restaurante elegante. Era mejor así, nadie le cuestionaría.

Arropo bien al niño pero antes de irse lo detuvo un murmullo.

-Vitya, me quieres?- pregunto con inocencia.

-Duerme- ordeno con tono suave y cerró la puerta.

¿Quererlo? La verdad, no lo sabía con seguridad. Odiaba a Lilian por querer suplantar a su madre, odiaba a su padre por permitirlo, y hasta pocas horas había odiado a Yuri. Pero si era así ¿porque tomarse tantas molestias en buscarlo? ¿Por qué se había preocupado tanto? Simplemente lo hubiera abandonado, que se muriese de frio ¿Qué acaso no era ese su plan, llevarlo a patinar hasta el hielo delgado y dejar que se ahogara en la fría agua? Sería considerado como accidente

Los accidentes pasan, no?

¿Entonces porque lo salvo? ¿Por qué le gustaba verlo sonrojar? El azul no le quedaba, eso era seguro. Tal vez le agravaba su olor dulce que desprendía e inundaba sus pulmones cada que lo abrasaba.

Descubrió que no odiaba a Yuri, ¿pero lo quería?

¿Cómo saberlo?

Para cuando el año termino Viktor ya había cumplido la mayoría de edad pero fue los preparativos de la boda los que todos tenían el ojo, la casa de Nikiforov iba a tener una nueva señora.

Los convenencieros, o buitres nombres que les dio Viktor; estaban siempre al pie del cañón esperando una oportunidad para fraternizar con el jefe de la casa.

 Yurio no se le separaba ni un instante y su compañía era muy placentera, era común verlo cargar al niño de un lado a otro, darle besos en la mejilla o frente, eran inseparables, y ambos sufrían cuando los separaban, normalmente por los estudios del mayor, en la universidad ya no poseía la hermosa sonrisa que lo caracterizaba.

“Debes de parar, pareces león enjaulado” le habían comentado un día Georgi cuando no dejaba de caminar de un lado a otro en la hora de la comida.

“Ya déjalo en paz, ha de estar enamorado y se muere por estar con ella” dijo Mila.

“Enamorado?” pregunto con curiosidad deteniendo su andar

“Si, ya sabes, cuando quieres estar con esa persona, te gusta todo de ella y haces cosas que normalmente no arias”

¿Estaba enamorado? Le encantaba estar con Yuri y una desesperación le invadía cuando lo separaba, le gustaba todo de él; su cara, sus ojos, su aroma, todo de él lo volvía loco, además era la primera persona que le permitía verlo patinar seriamente.

¿Se había enamorado? Pero eran 12 años de diferencia.

Pero su padre le llevaba 20 años a Lilian pues ella poseía 26 y su padre 46 y estaban a punto de casarse.

En medio de la ceremonia Yuri estaba sentado a un lado de Viktor en primera fila del gran templo repleto de: asociados, empleados, colegas, clientes, prensa y los buitres que nunca faltaban.

Yurio ya cabeceando de sueño recostó su cabeza en la pierna de su hermano.

Acariciaba sus cabellos color oro y un sentimiento se iso presente.

Llamo ese sentimiento amor, sin saber si era correcto o no.

“Puede besar a la novia” se escuchó el Padre con voz alegre. La gente aplaudía y vitoreaba.

Yuri se levantó asustado por ser descubierto pero ni bien se dio cuenta de la situación cuando sintió presión en sus labios solo un rose fugas pero cuando fijo su vista al causante se encontró con el rostro de Vitya sonriéndole.

 *-*-*-*-*-*-*-*-*-*- Viejos hábitos

El universo pareciera que estaba de nuevo en equilibrio, las bajas en la compañía no volvieron, Lilian había cambiado totalmente, de ser la primera secretaria de la oficina Nikiforov se convirtió en la señora de la casa.

Viktor seguía con sus estudios casi a punto de concluirlos y Yuri curando el tercer año, aunque claro cuando ambos tenían tiempo se fugaban a la pista de patinaje.

Tantas cosas habían cambiado en solo dos años.

Pero otras se mantenían igual.

Yakov mantenía sus viejos hábitos, culpar de todo a sus esposas. Si bien Lilian  Plisetsky llevaba la vida de lujos de la difunta Anastasia Nikiforov también llevaba el mismo cuadro pintoresco en el torso.

Dice que viejos hábitos nunca mueren y los del señor Nikiforov salieron a relucir en solo dos meses después de la exitosa boda.

Nunca se supo con seguridad cual había ido el detonante pero aquella primera vez fue un día que ni madre e hijo podrían olvidar.

Lo gritos, el rugir de las cosas estrellándose, el llanto era lo que se escuchaba en la mansión. El pequeño niño vio como golpeaban sin piedad a su madre, como esta se encogía de dolor en el suelo, trato de ayudarla; de protegerla pero aquel hombre era definitivamente más grande y fuerte, lo vio levantar una mano con el puño cerrado a su dirección, no se iba a mover entre su padrastro y su mami, iba a aguantar como los hombres que veía en la televisión.

Cerró sus ojos pero no sintió nada, abrió lentamente los ojos y ahí estaba Vitya sujetando a su propio padre por la espalda.

“SUELTAME VIKTOR!!!!” El odio en sus ojos era de temer pero los del adolecentes eran aun peor.

“NO” Respondió con decisión.

Los dos hombres forcejaban, uno tratando de llegar a ellos y el otro impidiéndoselo.

Después de un una eternidad a los ojos del menor. Todo acabo; el hombre tomo las llaves y salió de la casa, la mujer corrió a su habitación que compartía con su marido y escucho la puerta cerrarse con fuerza. En cuanto a los hijos se quedaron ahí, en la sala.

Yuri no pudo mas y rompió en llanto el peli-plata lo abrazo tan fuerte que lo lastimaba pero no dijo nada, se sentía bien estar entre los brazos de su hermano.

Sintió que se separaban delicadamente

“Nadie te va a lastimar, mi amor. No mientras yo esté aquí” su rostro estaba un poco golpeado y sus cabellos desordenados pero la dulzura de sus ojos no desapareció.

Cuando ocurría otro incidente Yuri corría a defender a su madre pero Viktor era más grande y rápido y lo llevaba a rastras hasta su habitación, le colocaba sus orejeras con la música a todo volumen y lo abrazaba hasta que todo volviera a la normalidad.

Era su ritual familiar.

Después del año era común ver a la señora de la casa con una copa de licor de cualquier clase, wiski, champaña, vodka. Todos lo que ofrecía el mini bar, siempre tropezaba con todo y hablaba arrastrando las palabras.

Su hijo no reconocía a su propia madre, el único que se preocupaba por él era su querido Vitya.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- La felicidad no consiste en todo tener

Las cosas cambiaron, ya era un adulto, su cabello lo había cortado, sabia como sacar provecho de sus excelentes virtudes, era el mejor en los negoción, mejor que su padre jamás fue.

El día concluyo con éxito se subió a su auto y se marchó a su casa.

Al llegar aventó su maletín a un costado de la puerta y por la espalda alguien le ayudaba con su saco.

-¿Qué tal tu día?- una delicada voz le cuestionó.

Sonrió de satisfacción dándose la vuelta para quedar de frete con su amado amante, su hermanastro.

Yurio al igual que él había crecido lo suficiente para alcanzar sus labios, si se paraba de puntitas, sus rubios cabellos los llevaba atados en una coleta alta que le llegaba a la altura de sus hombros. “así se verían los ángeles” eran los pensamientos de Viktor cada que lo veía.

No llevaba mucho enzima solo una camisa blanca de botones y mangas largas que reconoció como suya

-Con mucho trabajo, y el tuyo?-lo sujeto de la cintura guiándolo por el camino ya conocido por ambos que llegaba a la habitación principal.

-Odioso, te extrañe ¿enserio no puedes trabajar en casa?- sus pucheros le recordaba el día en que se conocieron.

-Posiblemente- aprisiono sus labios con los del menor al tiempo que lo levanta lo suficiente para que enredara sus piernas a su cintura, inevitable no darse cuenta que solo llevaba la camisa pues al sujetarlo por lo glúteos un dedo pudo colarse por la entrado expuesta haciéndolo estremecer.

-¿No crees que entro muy fácil?- dijo con picardía y con tono juguetón 

-Con lo que me isiste esta mañana, para nada- se impulsó dando un pequeño salto enterrándose el dedo más profundo –mmm…aaaah- gimió cuando ya eran tres dedos en su interior.

Lo llevo cargando el resto del camino, se comían los labios y cuando Viktor lo deposito con cariño en la cama este ya tenía pintada su boca de carmesí al igual que sus mejillas, su cabellos se había liberado descendiendo a su rostro tapándole un ojo mientras que el otro lo veía con aquel brillo que nunca desapareció.

Lo admiro con devoción para después volver a besar sus labios.

Sin separarse, lo recostó en la cama, sus manos viajaban explorando su cuerpo como si fuera la primera vez, pues era así lo sentía. Los botones de la camisa de Yurio volaron cuando la desesperación le gano al mayor y simplemente la abrió sin ningún cuidado.

Su boca se trasladó a su cuello lamiendo, succionando y mordiendo la piel de la zona.

-aah espe...espera Vitya- gemía con la voz que a cualquier estrella porno envidiaría.

Con ágil movimiento invirtió las posiciones, se sentó con la intención que el pene del mayor quedara entre sus glúteos. Sujetándose en el torso del peli-plata movió sus cadera en una danza de atrás hacia adelante.

-Ya te dije lo mucho que me gusta sentir tu pene en mi trasero- los movimientos y la fuerza aumentaban a una gran velocidad. – ¿Sabes que día es hoy, Vitya?- un gemido obtuvo como respuesta cuando puso presión en sus caderas. -¿No? Es tu cumpleaños, y por ser una fecha muy especial te tengo un regalo-

Se bajó ganándose una mirada de enfado, pero cuando vio que el menor bajaba hasta a su pantalón se guardó el reprendo.

Bajo el pantalón con ayuda del mayor quedando expuesto el miembro la excitado, en la punta brillaba por el líquido pre semen. Lo sujeto con cuidado y lo metió todo a su boca.

Subía y bajaba con la lengua por todo el tronco, con la pinta de está hacia énfasis en la cabeza del pene de Viktor

-veo que te enseñe bien- se recargo en sus codos observando la hermosa vista de un ángel haciéndole una buena mamada. –Voltéate- ordeno.

Yuri se separó lo suficiente para pasar una pierna hacia el otro costado del cuerpo del de abajo haciendo un 69, siguió practicándole el oral al tiempo que elevaba sus caderas dejando expuesto su rosado ano.

El ojiazul lo admiro primero antes de depositar un tierno beso, paso sus brazos por debajo de sus piernas para poder abrazarlo por su cadera e ingle, eh introdujo su lengua en su interior.

-mmmaaa Vitya- gemía tratando de seguir con lo suyo, se frotaba el tronco contra su cara para alcanzar los testículos y poder succionar y mordisquear la bolsa que los protegía.

Ya animado el mayor de los dos introdujo no tres sino seis dedos a la vez tres por cada mano, estirando la piel dejando ver el interior del menor.

-AAAAAAAAAAAAAAAH VIKTOR!!!!!- grito de excitación.

-Amo tu flexibilidad- dijo mientras estiraba y contraía la piel en esa zona.

-DEJA DE JUGAR, MALDITA SEA-

-¿Que hablamos sobre las malas palabra?- pregunto divertido, amaba sus cabios de humor, era como tener un ángel y un demonio juntos. Con ese niño no existían los días aburridos.

-por favor-respondió dócilmente, giro su cabeza hasta que sus miradas cruzaron, azul contra verde, uno lloraba de excitación mientras el otro sonreía complacido.

Con otro movimiento rápido volvieron a la posición original, subió las piernas a sus hombros y penetro el cuerpo del rubio.

Las embestidas eran despiadadas, conocía el cuerpo de abajo mejor que el propio Yurio, estimulaba su próstata hasta hacerlo gritar de puro placer, mientras que con una mano lo sujetaba fuertemente de la cadera la otra se encargaba de masturbarlo al ritmo que las envestidas.

Yuri perdió la razón por las sensaciones tan fuertes que sentía, su cabellos se esparcieron por la cama sin ningún cuidado, sus manos estrujaban las sabana o arañaban los hombros y pecho del mayor.

Su cuerpo se tensó cuando sintió llegar el orgasmo, sujeto por los hombros a Viktor clavando las uñas hasta hacerlo sangrar, el mayor en vez de menguar la velocidad aumento el ritmo de las envestidas sujetándolo fuertemente por las cadera.

El orgasmo llego al mismo tiempo para ambos, los rasguños de Viktor competían contra los hematomas de Yuri.

Cansados, Viktor se acoto en la cama y Yuri sobre su pecho.

-Feliz Cumpleaños Vitya- beso sus dulces labios.

-Te amo- dijo con cariño mas no recibió ninguna respuesta.

La habitación se oscureció de pronto y el cuerpo sobre él desapareció.

 

Su larga cabellera plata se encontraba hecha un caos, al igual que su parte baja.

No era la primera vez que tenía sueños húmedos con Yuri pero cada que despertaba le frustraba que estos no eran la realidad.

Debajo de su almohada  saco una prenda íntima del pequeño Yuri y se masturbo oliéndola y con el recuerdo del Yuri de sus sueños.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- La realidad no es como en los sueños

Cuando el invierno azoto la ciudad de Moscú las calles por lo regular se encontraban desiertas salvo una que otra alma rondaba para poder llegas a la zona del placer.

Adentro del establecimiento el olor a sexo y alcohol inundaba el ambiente, el hijo mayor de la prestigiosa familia Nikiforov devoraba a una sexoservidora en una de las esquinas más alegadas del escenario donde otra trabajadora les daba el espectáculo que todos habían pagado ver. La joven que acompañaba a Viktor era una chica no más de veinte año de largos cabellos rubios y ojos de un verde difuminado, por debajo de su vestimenta provocativa una mano se colaba por debajo apretando el firme trasero de la chica que gemía por la atención recibida.

-Siii …. ASI- gemía ya excitada.

El adulto joven paro de repente y la miro extrañado como si  esperara ver a otra persona.

-Ágamos un trato linda, yo te hago sentir bien y tú no hablas, de acuerdo- no espero una respuesta cuando sus labios ya la estaban devorando de nuevo.

Su mano viajo hacia el ano de la joven y la otra hacia si cierre de su pantalón. La escasa luz les cubría de las miradas curiosas y la música para apaciguar lo gritos de ella cuando la envistió sin ningún cuidado.

Las salvajes envestidas la hacían brincar de abajo hacia arriba moviendo su enorme busto descubierto al compás de las emboscadas. Viktor la sujeto por lo mulos y la penetro más profundo, hacía de oídos sordos cuando pedía que parara solo lo iso cuando el clímax le llego corriéndose adentro de la joven.

En su mente no era Tifany a la que estaba cogiendo en un bar de mala reputación sino su amado Yuri al quien le hacia el amor en una enorme cama blanca.

Al terminar se separó del cuerpo de la mujer y se subió el cierre.

-Gracias por lo de hoy, linda. Guarda el cambio- le aventó un puñado de billetes ignorando lo sollozos y la sangre con semen en el suelo.

Se adentró a su carro y espero unos instantes antes de golpear con furia el volante.

-NO ES SUFICIENTE- grito con rabia y desesperación; del asiento del copiloto tomo una botella de vodka, la abrirla y le dio un profundo trago para posterior a eso encender el vehículo para poder largarse de ahí.

Al llegar a la mansión se percató de una cosa, sus padres no se encontraban en casa. Ya era común, era navidad y posiblemente estuvieran en una de sus tantas fiestas de calidad.

-Hay que mantener las apariencias, eh- dijo con fastidio para llevar nuevamente la botella casi vacía a sus labios y terminar con el líquido de un solo trago.

De camino a su alcoba paso por la puerta entre-abierta de su amado hermano, se detuvo, lo pensó pero no pudo resistir adentrarse y cerrar la puerta con seguro.

Se aproximó a donde dormía, la luz de la pequeña lámpara le permitía ver su hermoso rostro. Lo asecho como un depredador a su presa.

Ebrio por el alcohol y el deseo se quitó con sigilo su calzado y se metió a la cama con el pequeño Yurio. Ajeno a todo, lo arrebataron de los brazos de Morfeo cuando sintió algo húmedo en su nuca.

-Vitya- murmuro adormilado, trato de darse la vuelta para quedar enfrente de él, mas el mayor no se lo permitió -¿Qué pasa?- pegunto un poco alarmado.

-Tú tienes la culpa de esto, no te da vergüenza? Aparecer en mis sueños provocarme, ahora hazte responsable- abrazo el cuerpo del menor adentrando sus manos al interior de sus ropas y acaricio la piel expuesta.

-Pe...perdón…. basta… no quiero- no entendía a que se refería, se trataba de quitar las mano de encima sin nada de éxito. –NO!!- grito cuando una de las manos había viajado hasta su pequeño miembro de niño.

-Sé que te gusta- le susurraba detrás del oído –desde que me conociste te guste y no te atrevas a mentirme- mordió provocativamente su lóbulo recibiendo como respuesta un gemido de angustia y temor.

Siguió estimulándolo hasta que un líquido salió de este, no era mucho pues a su edad era muy normal eso, a los nueve años todavía no había llegado a su madurez sexual.

Levanto la mano delante del rostro del rubio, movió los dedos para hacer visible la viscosidad de la esencia.

-Lámelo- ordeno acercando su mano hasta los rosados labios que temblaban de miedo.

-No, está sucio-

-No seas tonto y lámelo!!- volvió a ordenar con severidad, con el dedo meñique y el pulgar apretó fuertemente los cachetes de Yuri hasta hacer abrir su boca donde introdujo los tres dedos restantes. Lo metía y sacaba con pequeñas envestidas que llegaban hasta casi tocar su garganta, jugaba con la lengua y dientes del menor.

A diferencia de “Vitya”, Yuri no lo disfrutaba en lo absoluto, el olor a alcohol que desprendía el mayor lo tenía mareado, los dedos se adentraban tanto en su boca que amenazaba con vomito.

Cuando ya no saboreo el sabor amargo del líquido fue el tiempo que también se retiraba los dedos de su cavidad vocal. Tosió con fuerza al tiempo que se incorporaba para salir de ahí más fue nuevamente obligado a permanecer acostado con la espalda al colchón.

-Sabes eh sido muy bueno contigo, no lo crees?-se sentó en las piernas del contrario y con una mano sujeto las dos del oji-verde.

Saboreo los anhelados labios rosados de su niño. Eran la gloria ni en sus sueños más húmedos podían competir con los reales, mordió su labio inferior con saña para que lo dejara entrar, el menor gemía de dolor y el beso se fundió entre saliva y sangre, el sabor era adictivo, y deseo por más.

Soltó las maños que tenía aprisionados y las posiciono por detrás de la rubia cabellera mientras que con la otra abrezaba fuertemente la esbelta cintura pegándoselo al cuerpo, se sentó y arrastro a Yurio junto con él. El beso era desesperado, su lengua tocaba todo lo que podía, la sangre pintaba los dos labios que dificultaba saber hasta dónde termina uno y empieza el otro.

El oxígeno era vital para ambos pero por ser menos experimentado, los pulmones de Yuri quemaban y golpeo la espalda de Viktor para tratar de separarse.

Sus plegarias fueron escuchadas y ambas bocas se separaron mas solo lo suficiente para recuperar el aliento.

Sus rostros permanecían aún demasiado cerca, Yurio se percató que el azul de sus ojos había desaparecido remplazándolos por el negro de sus pupilas.

-por favor ya déjame- suplicaba por su libertad mas no era consiente que ese simple acto desencadenara todo lo contrario a lo que pedía.

En un abrir y cerrar de ojos fue despojado de su pijama dejando su cuerpo desnudo al descubierto. Sus muñecas fueron nuevamente aprisionadas por arriba de su cabeza esta vez siendo su ropa impidiendo la movilidad.

Viktor devoraba nuevamente sus ya hinchados labios, con sus manos se desabrochaba lentamente el pantalón dejan al aire su ya pronunciado miembro, volteo el cuerpo de su hermano teniendo la vista perfecta de su redondo trasero donde froto su pene.

-BASTA!!!! QUIERO A MI MAMÁ- gritaba y lloraba de desesperación.

-Ella no está- se acercó a su nuca y la beso con cariño aparente. –Sabes porque?- su dulce voz era ajena a lo que su cuerpo hacia como dos personas diferentes. –Ella no te quiere- dijo con malicia.

-mien….MENTIROSO!!!- lucho por liberare por última vez ante de que su cuerpo fuera penetrado sin consideración –AAAAAAAAAG!!!- su garganta dolió pero no tanto como su parte baja.

Casi podía sentir como era partido a la mitad, las lágrimas brotaban de sus ojos sin parar. Su cuerpo se tensó cuando la intromisión retrocedía de su interior más volvió a gritar cuando entro nuevamente de golpe.

-Es tu culpa, es tu culpa, es tu culpa- repetía mientras seguía con las envestidas, el calor de la habitación era sofocante pero eso no impidió que siguiera con su labor. Salió del cuerpo del mas chico solo para darle la vuelta y ver sus hermosas joyas que tenía por ojos, siempre le gustaba verlo llorar; que las lágrimas le dieran el brillo para hacerlas lucir más hermosas.

Del tobillo lo jalo para acomodarse entre sus piernas y que su miembro fuera directo a la entrada que empezaba a emanar sangre de su interior.

-Te amo- susurro con suavidad y cariño mientras besaba castamente sus labios como siempre lo hacía, al separase sonrió con cariño y saboreo sus labios gustando el sabor salado del llanto del menor. –DI QUE ME AMAS!!!!- grito con furia al tiempo que se enterraba nuevamente en su cuerpo.

-AAAAAAAH… BASTA….. TE AMO….TE AMO- dijo con desesperación y dolor, las envestidas cesaron –por favor, basta- susurro en medio del llanto, con sus manos aun atadas se tapó el rostro.

-sh sh sh… no hagas eso, tranquilo- tomo con dulzura las muñecas con sus manos para levantarlas y poder ver el color verde de sus ojos. –Te amo desde la primera vez que te vi llorando a los pies de tu madre- acaricio con ternura su rostro infundiéndole un amor incondicional pero enfermizo.

Beso con devoción sus rosados labios, beso que fue correspondido por el niño que con desesperación se aferraba a su querido Vitya y no al hombre le lo había hecho daño.

Las envestidas se retomaron pero con más cariño y amor, teniendo compasión del cuerpo inocente. Los gemidos por parte de ambos eran evidentes dentro y fuera de la habitación.

A fura de la habitación el mundo seguía girando y los padres habían llegado de la fiesta.

El sonido que asían era escuchado por lo amantes.

Ninguno se animo a moverse por unos instantes.

-MAMÁ!!!- grito Yuri con todas sus fuerzas.

-CALLATE- susurro su agresor intensificando nuevamente las envestidas, mientras ponía sus manos alrededor del cuello del rubio para hacerlo callar.

-Yuri abre la puerta!!- grito desde afuera la mujer mientras golpeaba con desesperación la madera. –QUE OCURRE, HIJO!!!! HABLAME!!!! YAKOV!!!- pidió ayuda a su marido.

Adentro de la habitación el chocar de las pieles, los gemidos por parte de ambos era lo que se escuchaba; uno cegado por la excitación y el otro por tratar de tomar aire.

Cuando la puerta se abrió el peliplata termino eyaculando dentro del frágil cuerpo de la persona que amaba. La mujer se aventó contra el alejándolo de su bebé.

El efecto del alcohol había cesado al igual que la lujuria cegaba su razón, no sintió el golpe que Yakov le dio o escuchaba el llanto de Lilian.

Su vista e posaba en el cuerpo sin vida de la persona que juro proteger.

Todos lloraban por la muerte de un ave.

Fin

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Por fin termine, soy tan feliz.

Empecé este fic desde hace como 2 semanas no había podido terminarlo, que por la universidad, el trabajo, mis mascotas.

En fin me da una felicidad enorme, y por este fic tampoco había continuado con mi otra historia “la herida de un corazón”. Ya pronto subo un nuevo cap. no se me olvida.

Espero que les haya gustado.

PD. Soy un asco escribiendo lemon

PD2. No olviden comentar que les pareció.


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