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el camino de sangre. por Fridday-Blackwood

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Notas del capitulo:

Aquí empieza lo interesante

Todo fue mentira la fiesta fue una farsa ¿qué le pasara al pobre bell?

Se sentó justo a la derecha del misterioso hombre que comenzó a chalar con el quinto sabio, parecía muy concentrado en hablar de cosas que a bell no le interesaban en lo más mínimo, cuando dio comienzo el banquete los platos fueron llegando en bandejas de plata los cubiertos eran de oro y se veían muy bonitos. Bell jugaba con el tenedor llamando la atención del hombre que miro al joven haciendo algo inadecuado en la mesa. Le quito el tenedor haciendo que el joven reaccionara avergonzado y bajara la mirada.

No juegues con los cubiertos, es de mala educación cuando lo haces frente a gente que no conoces- reprocho el sabio que estaba a su derecha. Bell asintió y se sintió como un tonto esta celebración era especial y el actuando de manera inapropiada. Suspiro y se dejó llevar por el aburrimiento cosa que le resulto sencillo hasta que la comida llego. ¿Ensalada y moras con miel? Solo eso comería en toda la noche su estómago gruño insatisfecho por el poco alimento. Pero esto era mejor que nada. Volteo a ver al hombre que tenía la vista clavada en su plato, este estaba lleno de ensalada con pollo y patatas cocidas con especias. Pero parecía que no le gustaba en lo más mínimo aun así comenzó a comer con poco entusiasmo.

La mueca de asco del moreno hizo reír a bell un poco, claro no tan alto para que lo escucharan. Pero el si lo escucho y lo miro mientras tragaba. Bell se quedó pasmado y volteo el rostro. Esa mirada lo dejo helado, ¿era miedo o atracción? No lo sabría en ese momento. La cena continúo entre ruidos de cubiertos chocando con platos y copas de vino, los paltos se retiraron para dejar las mesas limpias. El séptimo sabio se levantó y pidió silencio. Todos lo miraron atentos y curiosos.

Hoy celebraremos un día especial- hiso una pausa para agregar suspenso.-cada siete años se envía a un joven al bosque por el camino sangriento, para enfrentar al rey demonio y sus aberraciones. Y ha sido escogido el joven Bell Artemis!-. Los colores pasaron del rojo al blanco y casi se desmaya por el susto tal vez era una broma de cumpleaños y no pasaría nada de seguro escucho mal y todo eso que el sabio dijo era mentira. Pero sabía muy bien que ellos no mentían, hasta ahora.

Sus ojos se cristalizaron y gruesas lágrimas cayeron por sus mejillas. Le mintieron, no era una fiesta de cumpleaños era un fiesta de despedida y casi su funeral ya que nadie regresa del bosque oscuro. Intento moverse pero no podía, la comida que le dieron tenía polvo de flores que resultaba un somnífero muy potente. Callo inconsciente mientras los demás seguían festejando. Los demás sabios se lo llevaron para dejarlo en la entrada del camino sangriento. Estaba protegido con una gran puerta de roble y todo alrededor del pueblo que conectaba con el bosque estaba resguardado por un gran muro. Así todos estaban a salvo de los habitantes que estaban del otro lado.

Las puertas se abrieron mecánicamente ya que así estaban hechas. Para cada siete años abrirse y dejar entrar a un chico o chica que jamás verían de nuevo.

 

Los sabios no se querían arriesgar a que la puerta se cerrara ya que se abre por 1 minuto así que tiraron bell, haciendo que este se ensuciara y se lastimara por el golpe. Y le lanzaron un bolso pequeño con provisiones. Abandonándolo a su suerte. El bosque estaba lleno de flora y fauna desconocida para los ninfaria.  Pocos se habían interesado por ello, claro jamás regresaban.

Bell despertó con un horrible dolor de cabeza. Sus codos y rodillas estaban raspados, y tampoco recordaba nada. Miro a su alrededor para orientarse, no conocía ese lugar...

Donde estoy.-su voz salió como un susurro y su cuerpo temblaba. Intento ponerse de pie pero sus extremidades le temblaban y no podía ver bien. El efecto de las flores aun no pasaba.  El temor estaba en sus ojos y tenía miedo de saber dónde lo habían dejado. Miro a sus espaldas la gran puerta de roble que era la frontera entre las dos especies. Comenzó a llorar al darse cuenta que él estaba en el lugar más temido por su especie. El bosque donde nadie vuelve.

Se dejó caer atomito de su mala suerte y las lágrimas no tardaron en caer de sus ojos. Los sabios lo habían sacrificado. Mientras estaba lamentándose de su situación no noto a la persona que estaba atrás de él.

Deja de lloriquear y levántate, no tengo tiempo para tus lloriqueos.- la voz lo tomo por sorpresa y chillo del susto. Era el hombre de la fiesta, pero a la vez no lo era. Tenía cuernos alargados y su rostro no era el que lo había cautivado la primera vez que lo vio. Era el rosto de un lobo. En lo demás casi era igual.

¿Quién eres tú?- su pregunta fue ignorada mientras el hombre o lo que fuera lo hizo ponerse de pie. Aunque no fue muy cuidadoso con él.

Vamos tenemos que llegar al palacio de su majestad y no contamos con mucho tiempo.- comenzó a caminar dejando perplejo a bell quien tomo la bolsa de suelo y corrió detrás de él. Miro a su alrededor y observo que en la oscuridad del bosque había ojos brillantes que lo seguían como si quisieran devorarlo.

¿Por qué tenemos que ir al palacio?- la curiosidad mato al gato pero murió sabiendo. Ya desesperado el hombre se volteó hacia bell.

Quieres callarte por favor.-bell frunció el ceño y le saco la lengua.

Respóndeme y me callare.- la oferta era tentadora pero si lo hacía podría poner en peligro la vida del jovencito que lo acompañaba.

Soy una quimera, mi nombre es Defjin y vamos al palacio porque te vas a casar con el rey demonio ahora cállate.- casi se desmaya cuando escucho lo último. ¿Casarse? Con un desconocido que tal vez sería más horrible que la quimera que lo acompañaba. No, no lo podían obligar el era un ninfaria orgulloso que jamás se uniría en matrimonio con algo tan repugnante como una quimera.

No lo are y no me pueden obligar.- estaba furioso. Así que cada siete años es esto lo que pasaba. Ese desgraciado solo quería esposas para coleccionar, y él no lo aria. Corrió en dirección alejándose de Defjin quien se sorprendió con la actitud del chico. Demonios no debió haberle dicho eso.

Espera ¡no corras!- carajo el mocoso era veloz. Y para su desgracia se fue en dirección del territorio de los cazadores. Y ya no estaba.

Notas finales:

 

Todos mis capítulos son 1111 palabras así me ubico mejor,

El próximo capítulo vendrá pronto.


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