Lo sabía, claro que él lo sabía. No solo las miradas sino también las decenas de cartas que le colocaban día a día en su casillero. Cartas de confesiones, cartas llenas de letras que vagamente decían cuanto deseaban poder ser dueños de una simple mirada suya, una sonrisa de esas que solo se es capaz de regalar cuando se esta enamorado.
-¡Despierta! -gritó Luhan chasqueando los dedos frente al rostro blanquecino de su mejor amigo -¿Soñando despierto, eh?
Kyungsoo agarró las nueve cartas del día que habían sido colocadas presurosamente por algunos ilusos que confiaban en que él los leería.
¿Osea, gastar su sentido de la visión en algo absurdo y vano como eso? Jamás.
-Tierra llamando a Kyungsoo – insistió Luhan antes de tirar de la camiseta de alguno de sus compañeros de clase que pasaba por ahí y pedirle que llevara sus libros por él, porque: “Son muchos y pesan ¿podrías?” acompañado de una mirada insinuante y una sonrisa típica de él que lograba que nadie pudiese negarse a lo que fuera que pidiera.
-Asco -dijo Kyungsoo volcando las cartas hacia el basurero -Regalas esas sonrisas a todo el mundo.
-Obvio ¿cómo crees que consigo que me hagan las tareas?
Luhan rio por lo evidente de la situación y codeo a su amigo antes de retirarse. Luhan podía parecer un ángel, lo más errado en el mundo por supuesto; y tenías suerte si llegabas a ver su verdadero yo y escapar antes de que tirase una de sus redes sobre ti y envolverte en un mundo al inicio mágico; pero luego lleno de miseria y desamor.
El bajito rodo los ojos antes de cerrar su casillero y encaminarse a su siguiente clase: Idiomas
Kyungsoo odiaba los malditos idiomas existentes en el mundo y odiaba sobre todo el chino, por lo cual, odiaba también a Luhan ya que este procedía de China y por muy amigos que fuesen, Luhan se negaba a enseñarle aunque sea un poco porque “Tienes que esforzarte Kyung, las cosas no siempre vienen del cielo”
Arrastró sus pies hasta su salón, siempre con ese porte altivo y un escudo que decía “piérdete”. Su piel blanquecina matizada con los rayos del sol era digno de admirarse, sus ojos, sus insinuantes, grandes y preciosos ojos…cada vez que pestañeaba podía llevarse con él al infierno a cualquiera que quisiera…sus labios, sus benditos labios eran la cosa mas deseada, al menos por Chanyeol.
Todos lo sabían: “se puede ver pero no tocar” fue lo que les había dicho Luhan con respecto a Kyungsoo y repetidas veces porque no entendían o no querían entender. En fin, el enano endemoniado era la joya mas reluciente que cualquiera pediría en su cumpleaños y cuando una estrella fugaz pasase por delante.
-¡Joder! -exclamó Kyungsoo al abrir su cuaderno
-¿Pasa algo? -preguntó amablemente Chanyeol quien se sentaba a su lado, cosa que Kyungsoo ignoraba pues él no veía a “perdedores” y Chanyeol era uno a sus ojos.
El pelinegro siguió pasando las hojas de su cuaderno, ignorando el hecho de que un gigante estuviese hablándole de mil formas y en distintos idiomas. Nerds de hoy en día.
-Mira, esta es la lista que olvidaste hacer. Valen dos créditos en el curso, además…
-¿Puedes callarte de una vez? -interrogó Kyungsoo cerrando abruptamente su cuaderno y fulminándolo con la mirada, según él, pues por su parte Chanyeol estaba encantado.
-Solo…
-¿Y además…quién dijo que olvidé hacer la tarea? ¿Me crees tan estúpido como para olvidar algo tan importante?
-Todo menos estúpido -respondió inmediatamente el alto, arrepintiéndose en el acto. Esa respuesta podía toarse de mil formas y no de las buenas. -No-no quise decir eso, bueno sí; pero no de la forma en la que te estas imaginando
Kyungsoo le hizo una seña con la mano para que dejase de hablar y lo dejara respirar tranquilo. ¡Por favor, que hablador podía llegar a ser ese tipo!
Iba a salir por sus apuntes que había olvidado recoger de su casillero, cuando en la puerta apareció un sujeto vestido elegantemente, portaba ese típico traje de todos los maestros…maestros.
-Bien clase, nos ahorraremos las presentaciones largas. Soy Kim Jong In y seré su nuevo profesor de Idiomas.
Kyungsoo sintió un nudo en la garganta. El mundo estaba teniendo un giro inesperado, no podía ser verdad. Su corazón estaba latiendo mas veloz de lo normal; pero ¿por el nuevo profe?
¿En verdad se estaba poniendo nervioso ante esa mirada tan penetrante?
No. Ese comportamiento no era típico de D.O Kyungsoo y además ÉL no podía rebajarse a pensar en alguien mas que no fuera él mismo, eso lo dejaba para los demás. Recobró la compostura una vez medito todo eso y se dedicó a trabajar en la bendita “lista comercial” que debía presentar, no era tonto, al contrario, era el segundo mejor en la clase y sería el primero si no fuera por ese tal Park Chanyeol.