Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi mejor amigo y mi peor traición por Cielo20

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Me muero de sueño, pero les dejo el capítulo y ya nos vemos mañana. 

Kyungsso entró a la inmensa biblioteca en compañía de Chanyeol. No fue broma cuando le dijo que lo iba ayudar a entender el idioma más difícil del mundo a su parecer. Sin embargo, se preguntaba si él con toda su inteligencia – que no era una broma – no pudo ¿cómo hará el gigante para lograrlo?

 

Tuvo que soportar las miradas de los curiosos, algunas decentes, otros no tanto y empezaban a murmurar entre ellos cosas que no les debía interesar, pero estábamos hablando de gente sin cerebro sin vida social ni personalidad.

 

En algún momento del camino se percató de como Luhan le gritaba algo sin sentido a Baekhyun y este último solo optaba por ignorarlo. ¿Sería verdad que ambos vivirían juntos? ¿Qué pasaba por la mente inescrupulosa de Lee Soman al tratar de hacer venir sobre el mundo el apocalipsis? En fin, ya se enteraría con lujos de detalles más tarde, cuando vaya a hacerle una pequeña visita Luhan.

 

Chanyeol los guio hasta una mesa junto a la ventana, donde los rayos de sol pasaban muy tenuemente, lo suficiente para ser agradable. El alto acomodó su mochila y con su siempre imborrable sonrisa le dirigió una mirada a Kyungsoo, el cual no la supo interpretar.

 

Se sentaron uno frente al otro. Desde ya, el corazón de Chanyeol palpitaba tan fuerte que pensó que se saldría de su pecho. No iba a negarlo, estaba nervioso ante la atenta mirada del pelinegro y preocupado de no ser lo suficientemente bueno para enseñarle. Él también notó como algunas personas, incluyendo la encargada de la biblioteca, que no les quitaban el ojo de encima ¿debería sentirse cohibido? Porque si debía ser así pues lo estaban consiguiendo.

 

   -¿Podrías tratar de ser breve? – preguntó Kyungsoo luego de varios minutos en los que pasó echando una lectura rápida a la guía de palabras extendida por el otro.

 

“Oh mi Dios, me miró tan tiernamente” pensó Chanyeol, divagando nuevamente en su mundo de fantasías con el pequeño.

 

   -S-si…supongo que podemos terminar en una hora por hoy – dijo un tanto nervioso

 

Kyungsoo resopló.

 

Pasaron alrededor de cuarenta minutos, en los cuales quería ahorcar al alto por estar tan nervioso, es decir, ni que se lo fuera a comer o a lanzar rayos láser por los ojos. Suponía que ahí radicaba el fastidio que sentía por él. Tan similar a todos los demás estudiantes, que se intimidaban ante algo que no existía. Podía ser un cabrón de primera, pero no pasaba nada si lo ignoraban y mantenía impecable su espacio personal.

 

Por otro lado, le agradó de sobremanera la forma tan interesante y entretenida que había empleado para enseñarle un poco de gramática y fue un total caos al momento de la pronunciación. No quería admitirlo, pero tampoco lo iba a negar, su primera clase particular le pareció mejor de lo que se había imaginado. Chanyeol tenía una paciencia de santo como para repetirle como treinta veces lo mismo que se le dificultaba entender.

 

-Me voy – anunció Kyungsoo cuando su reloj marcó que era hora de retirarse.

 

-¿Ma-mañana a la misma hora? – preguntó Chanyeol un poco triste porque el mejor momento de su vida había terminado.

 

Kyungsoo le miró haciendo un puchero mientras pensaba, lo cual mantenía al alto aun más fascinado.

 

-Nos vemos mañana a la misma hora – dijo recogiendo sus cosas y darse la vuelta hacia la salida

 

Chanyeol suspiró como un tonto enamorado, recostándose sobre la mesa. Fue la hora más perfecta que hubiese podido tener en su vida. Kyungsoo le gustaba mucho, para que negarse. Tenía en cuenta que sería casi imposible ser correspondido, pero igual no iba a rendirse fácilmente y menos ahora que se hizo un poquito cercano al pelinegro.

 

El celular en su pantalón empezó a vibrar intempestivamente, recordándole que había una realidad a la cual volver. Leyó rápidamente el mensaje y luego soltó una pequeña maldición, antes de salir furioso de la biblioteca, importándole muy poco las miradas asombradas y perplejas.

 

“Hijo, hoy será la cena con tus futuros suegros y te presentaremos a tu prometido. Te esperamos sin falta, no hagas que te traigamos a rastras. Luce guapo y presentable para mi hermoso yerno. Te quiere mamá”

 

****

 

Kyungsoo caminaba hacia la salida de la universidad. Ya se le estaba haciendo tarde para almorzar para con Luhan y ni que decir de este que le iba a reclamar aunque sea un minuto de tardanza. Lo odiaba por ser tan exigente. Así era Luhan, necesitaba cubrir el espacio que sus padres desocupaban con frecuencia, era un chico bastante engreído pero a la vez susceptible y ni que decir de las escenas de rabietas que daba cuando algo no salía como quería. Lo único que jamás quería conocer de él, era su parte perversa cuando se enfurecía como nadie y pobre de aquel que estuviese en su mira.

 

Iba mandándole un mensaje por su celular, indicándole que tal vez tardaría unos minutos, cuando sintió una fuerte presión en el brazo y su cuerpo siendo llevado hacia otra cuadra.

 

Cuando se detuvieron, se zafó del agarre y volteando a enfrentar al imbécil que lo arrastró como cualquier cosa, apretó los labios antes de mandar un fuerte e impecable puñetazo su cara.

 

   -¡Mierda Kyungsoo qué te pasa! – gritó Jong In tocándose su mejilla que se coloreó de rojo al instante

 

El bajito abrió los ojos cuando se dio cuenta. No esperaba encontrarse con que el sujeto imbécl fuese su profesor.

 

   -¿Quién te manda a ser tan estúpido? – inquirió Kyungsoo acariciándose su mano. Le había dolido tanto que sentía su mano palpitar.

 

   -Eres un bruto…-gimoteó el moreno aguantándose las ganas de llorar. El golpe podría haberle partido la cara en dos. Se sentía humillado. ¿Cómo un chico atractivo y frágil como Kyungsoo pudo haberle arrancado su dignidad de macho?

 

   -Ya deja de quejarte – dijo el bajo antes de examinar el rostro del moreno, soportando como se quejaba peor que un niño. – Tuviste suerte de que midiera mi fuerza. Tu cara no sufrió mayores daños de los que ya tenía. – dictaminó retrocediendo un poco

 

Jong In le miró resentido. El tacto de Kyungsoo se había sentido tan bien, algo frío y por eso agradable a la hinchazón.

 

   -Vamos a colocarte algo frío – sugirió sujetándole de la mano, lo cual dejó sin habla al mayor.

 

   -¿A dónde vamos? – preguntó receloso

 

   -Mi casa está a tres cuadras. Necesitas algo de hielo, no creo que a tus estudiantes les guste ver el rostro inflamado y morado el día de mañana.-  dijo encogiéndose de hombros

 

   -¿Qué te hace pensar que iré contigo? – volvió a preguntar cuando el otro le instó a caminar a su lado

 

   -Me arrastraste hasta aquí, se supone que quieres decirme algo. – Respondió sonriéndole tenebrosamente – Es evidente que quieres algo de mí- añadió como si fuera la cosa más obvia del mundo.

 

Jong In ladeo su rostro asintiendo de mala gana. Por supuesto que quería hablarle de algo, pero eso era antes de ser golpeado de la manera más brutal. Aun así, no tenía nada que hacer, por lo que caminó aferrándose a la suave mano del demonio de ojos lindos. Se suponía que debía estar furioso y reclamándole el haberle dejado botado en su primera “cita” sin contar con haberlo insultado, diciéndole que solo era bueno para besar y un inútil aburrido como compañía, pero “Querido Kyungsoo, tal vez sepas en qué más soy así de bueno”

 

Llegaron hasta una zona residencial, agradable y vigilada por hombres vestidos de negro en cada esquina. No sabía que su alumno favorito – recientemente – tendría una casa de esas que solo se ven en las películas. Una preciosa casa color blanco de dos pisos, unas ventanas amplias y un jardín muy bien cuidado.

 

   -Tu casa es linda – le halagó estando ya a unos pasos -¿Tus padres no te preguntarán que haces llevando a casa desconocidos?

 

Kyungsoo se acercó demasiado al cuerpo del moreno, acariciando su mejilla mala, no era consciente de las sensaciones extrañas que provocaba en el otro que hacía un esfuerzo sobrenatural por no volver a capturar esos apetecibles y dulces labios.

 

   -No tengo padres – le susurró al oído – Murieron cuando tenía cinco. Vivo solo y estoy casi seguro de que a mi gato no le importará verte allí – dijo divertido antes de jalarlo hacia adentro.

 

Jong In no sabía cómo procesar esa respuesta. Le pareció triste y estaba molesto consigo por haber sido imprudente, pero ¿qué iba a imaginarse él?

 

Por dentro, la casa era aún más sorprendente. ¿Cómo podía costearse vivir en una zona privilegiada y en una casa de ensueños?

 

Fue guiado hasta la estancia, un sitio muy fino. Los sillones, adornos y arreglos parecían haber sido traídos del extranjero, pues no había visto cosa similar en Corea. De las paredes colgaban cuadros exóticos, algo raros para su gusto personal y aun así intuía lo costosos que eran.

 

   -No te sorprendas mucho que no es la gran cosa – advirtió Kyungsoo cuando lo vio mirar sorprendido – Solo es una casa promedio heredada de mis padres.

 

   -¿Promedio dices? ¿Entonces el lugar donde yo vivo debe ser un basurero? –Jong In no estaba de acuerdo y se relajó cuando escuchó una risa proveniente del otro extremo.

 

Kyungsoo se preguntaba como ese hombre podía hacerlo reír y sonreír como quisiese, es como si estuviese a su disposición. No entendía muy bien esa mezcla de odio, nerviosismo y necesidad que aparecían en su pecho cuando estaba junto a él.

 

   -Ahora veamos…tenemos que colocarte un poco de hielo y luego una crema o algo para que no se ponga morado – dijo antes de llamar por un nombre extraño, a una mujer que apareció segundos después, vestida como una esas maids de animes, con la típica y hostigante sonrisa pintada en sus rojos labios. – Por favor, tráeme un poco de hielo junto a un ungüento y lo llevas a mi habitación.

 

La muchacha salió disparada hacia donde se suponía estaba la cocina. Más que una orden, Jong In lo sintió como una petición, lo cual le pareció extrañamente raro, pues no sabía que Kyungsoo tuviera un lado amable.

 

¿Habitación?

 

Para cuando estaba haciéndose la pregunta, ya era arrastrado escaleras arriba.

 

   -No sé porque permito que me arrastres como si nada – comentó dejándose guiar

 

   -Tampoco entiendo lo que me sucede contigo – dijo Kyungsoo con calma.

 

Avanzaron hasta una puerta tallada en madera. El bajito la abrió sin soltar la mano del moreno, era cálido y pensar en soltarlo le causaba cierta molestia.

 

Kyungsoo cerró la puerta tras entrar. Soltó un suspiro al sentir cierto ambiente pesado entre ambos, un poco incómodo pues ninguno se atrevía a decir algo más. A penas se conocían así como también habían compartido ciertas palabras y unos cuantos besos. Era ilógico sentirse tan bien al lado de un perfecto desconocido, pero algo así de loco era sentir que se conocían desde siempre.

 

   -Lamento haberte golpeado – se sinceró el pelinegro rompiendo la burbuja de silencio –También lo siento por haber afirmado que eras bueno solo para besar.

 

Jong In miró al muchacho de hermosas facciones que casi a empujones lo obligó a sentarse encima de su cama. El enfado se había ido, más bien se fue en el instante en que recibió semejante golpe. Sonrió cuando dijo eso último, no lo culpaba, la verdad es que era un tipo bastante aburrido.

 

   -Supongo que en parte fue culpa mía – dijo acariciando la mano del pequeño – Permití que Taemin se metiera entre nosotros.

 

   -¿Te importa mucho? – se atrevió a preguntar Kyungsoo temiendo la respuesta

 

   -Es mi mejor amigo – contestó Jong In – Tengo ciertas consideraciones con él

 

Kyungsoo bufó alejando sus manos.

 

   -¿Consideraciones? – Inquirió molesto – ¿Si sabes que tu querido Taemin te ve más que como un amigo no?

 

   -Lo sé

 

   -¿Entonces por qué… - Kyungsoo fue interrumpido por un par de dedos que se posaron en sus labios, provocando un intenso rubor en sus mejillas. Jong In le miraba apenas forzando una sonrisa.

 

   -No quiero lastimarlo. Estoy seguro que soy su primera ilusión, por decirlo de alguna forma. Además no puedo culparlo por tener buen gusto.

 

Un manotazo fue lo que recibió por parte del menor que lo miraba achicando los ojos. No era posible que alguien se viera perfecto con cualquier gesto en su rostro.

 

   -Engreído – escupió Kyungsoo

 

Jong In escondió una risa y se dedicó a contemplar la habitación del menor. Todo estaba perfectamente ordenado y un aroma sutil se extendía por todo el lugar, delicioso. Olía a narcisos y supo que de ahí provenía la embriagadora fragancia que desprendía Kyungsoo.

 

   -Dime – habló este último captando nuevamente toda su atención

 

   -¿El qué?

 

   -Me raptaste a la salida de la universidad, tiene que haber un buen motivo para haberlo hecho tan intempestivamente – explicó con aquel tono de voz que Jong In distinguía como especial, porque no tenía ese tinte odioso, sino uno más suave y armonioso.

 

   -Iba a decirte lo molesto que estaba por…

 

   -¿La cita? – preguntó el pelinegro mientras cruzaba las piernas – Ni siquiera fue una cita verdadera. 

 

Jong In frunció en entrecejo.

 

   -Si fue una cita verdadera, al menos lo fue para mí. Sabes algo pequeño egocéntrico, nunca en todos los años que llevo de vida, he sido tan condescendiente con alguien, por lo que deberías sentirte especial.

 

   -Si tú lo dices…- aceptó a regañadientes - ¿Entonces?

 

Al mayor se le hizo un nudo en la garganta ¿Debería decirle o mejor callar? No quería verse como un desagradable acosador, tampoco quería asustarlo y mucho menos hacerse ver necesitado de él.

 

Al diablo.

 

   -No me gusta verte al lado de Park – soltó sin remordimiento – Y menos que se sienta afortunado al tener tu atención. Los vi en la biblioteca - explicó

 

Estaba procesando la información cuando tocaron la puerta. Lo dejó en shock por la confesión ¿celos? ¿El profesor Kim podría estar sintiendo celos de un tarado como Chanyeol?

 

Dejó al ama de llaves entrar, colocando sobre su escritorio una vasija con cubitos de hielo y al lado una pequeña toalla blanca, seguido de una pomada.

 

   -Gracias Carol, puedes retirarte – dijo recibiendo al instante un guiño por parte de la joven que se fue tan rápido como entró.

 

Avanzó hasta su escritorio, colocando un puñado de cubitos de hielo sobre la toalla y formando una especie de bolsita. Su cerebro se presionaba intentando entender que significaba lo que acababa de escuchar.

 

   -Chanyeol…me está ayudando con idiomas porque cierto estúpido hizo que hiciera el ridículo frente a mis compañeros.

 

   -No lo hiciste mal

 

   -Fallé dos palabras… ¡DOS! – alzó la voz, apuntándole con el dedo

 

   -De las cincuenta – aclaró Jong In - ¡Qué tragedia! – se burló

 

Kyungsso avanzó hasta quedar frente a él y sin cuidado presionó la toalla contra la herida, ganándose un fuerte quejido. Su mente era un caos, veía esos labios apretándose de forma tan deliciosa para intentar no soltar otro quejido de dolor, lo cual le pareció sumamente tentador. Además ya los había probado una vez y no quería dejar de hacerlo.

 

¡¿Por qué?!

 

   -¡¿Piensas matarme del dolor o qué?! – exclamó Jong In ignorando los pensamientos lujuriosos que tenía el menor en esos momentos. 

 

Kyungsoo hizo un poco más de presión.

 

   -No seas llorón – le recriminó –Luego te daré un analgésico natural

 

   -Espero que sea efectivo

 

   -Lo será

 

Paso alrededor de diez minutos antes de dejarlo en paz, luego de colocarle un poco de aquella crema blanquecina. Lo miró enternecido mientras el mayor se miraba en un espejo.

 

   -¿Y mi analgésico? – preguntó el moreno una vez dejó de revisar su perfecto rostro magullado

 

   -¿De verdad lo quieres? –cuestionó Kyungsoo avanzando hasta él.

 

   -¿A qué estás jugando? – una sonrisa se formó en los labios de Jong In cuando vio como el menor lo jalaba sin fuerzas de su corbata

 

   -Solo quiero darte el analgésico que tanta falta te hace – se excusó acercándose lentamente a los labios del moreno hasta rozarlos.

 

Jong In no tuvo tiempo de objetar nada, puesto que en cuanto sintió los labios de su pequeña tentación, algo dentro de él hizo clic. Bajó sus manos por los delgados brazos, hasta sujetar la pequeña cintura con posesividad y sus labios presionando los ajenos con necesidad, mientras las manos del pelinegro se posaban en su pecho ocasionándole una serie de sensaciones. Un beso lento, no como el primero que le robaron en el salón de clases, más bien, uno dulce, tomándose su tiempo para disfrutar la calidez y suavidad de esos acorazonados labios que le sabían a gloria.

 

La traviesa lengua del moreno delineo aquellos carnosos y rosados labios, causando un leve estremecimiento en el menor que abrió la boca permitiéndose sentir más, ambas lenguas enredándose, labios acariciándose. Kyungsoo soltó un suspiro cuando el beso se volvió más demandante y las manos del moreno se aferraban aún más a él, como queriendo acercarlo hasta donde ya no se podía. Fue Kyungsoo quien empezó el beso, pero fue Jong In quien lo terminó, dejando una suave caricia en sus sonrojadas mejillas y un casto beso en su frente.

 

-Kyungsoo – llamó haciendo que el pequeño levantara su mirada del suelo – Tengamos una verdadera cita mañana. Prometo que no te volveré a defraudar.

 

 

Notas finales:

Adiós....


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).