-Cariño – saludó su madre con la elegante sonrisa que la caracterizaba. Acercándose a pasos lentos, fingió acomodar el suave cabello de su hijo pese a que este se veía prolijo en todo aspecto. –Dos horas de retraso… ¿cómo se te ocurre llegar tan tarde? – le reclamó apretando los dientes en un susurro que nadie notó
Baekhyun rodó los ojos y sin contestarle, se apartó de ella y fijo rumbo hasta los mayores que platicaban amenamente con una copa de vino en manos.
-Buenas noches – saludó con desinterés, ignorando la mirada furiosa de su padre que asintió con la cabeza y la cortés sonrisa del otro hombre con canas nacientes.
-¡Oh! –una gran exclamación llenó el silencio -¡Eres precioso! – chilló una mujer joven que se abalanzó contra él y lo besó efusivamente en ambas mejillas. –Esto es tener buena suerte ¿no crees querido? – preguntó al hombre canoso que atino a sonreírle.
Baekhyun estaba confundido y buscó ayuda en su madre, pero esta solo lo miró fijamente, diciéndole con la mirada que saliese solito de esas dudas.
-Disculpen la demora – sonó otra voz en el salón
El rubio cenizo volcó su atención al recién llegado y podría jurar que sus ojos casi se salían de su sitio.
-Baekhyun lindo –habló la animosa mujer de vestido ceñido luego de sonreirle a su hijo – Disculpa si te incomodé, pero la emoción me alborota – rio con ganas – Bien, mi esposo y yo estamos encantados de conocerte al fin. ¡Gracias por aceptar el compromiso con nuestro hijo!
Oh no, eso sí que no. No con el marginado, nerd y poco sociable Park Chanyeol. Antes muerto que desposarse con la jirafa andante. Pese a que Park se veía apuesto en ese traje de corte italiano y casi no lo reconoce, eso no quitaba el hecho de que era un ser nulo en su mundo.
-Hola – saludó Chanyeol con cara de pocos amigos. La idea de casarse ahora no le parecía tan aborrecible como en un inicio… ¡rayos!
-No me casaré - dijo Baekhyun mirando con rencor a sus padres que no sabían como ocultar sus caras de asombro.
Un silencio sepulcral se instaló en la residencia. Cinco pares de ojos lo veían como si hubiera dicho algo en extremo ofensivo. Ni mierda, le importaba poco lo que pensaran en ese momento de él.
-Hijo, no es un buen momento para tus bromas – reía con nerviosismo la señora Byun
-No es una broma madre. ¿Podrías al menos fingir que me conoces y diferenciar entre una broma y una declaración seria? – Baekhyun confinó a su madre a una humillación ante los presentes y sin perder tiempo, esta se sentó en uno de los sofás, piernas cruzadas y una mirada angustiante en su rostro mientras se masajeaba las sienes.
Por su parte, Chanyeol miraba con detenimiento al que había cavado su propia tumba en menos de quince segundos, lo cual le parecía una proeza. No conocía a Baekhyun en persona, apenas había oído hablar sobre él unas cuantas veces.
Una sonrisa se formó en sus labios cuando captó la mirada molesta del pequeño rubio. Era simpático en cierta forma y sus ojos parecían hablar lo que su boca se guardaba.
La señora Park instó a su esposo a ir con su futuro suegro a su despacho. Necesitaba un tiempo a solas con su yerno, porque no desistiría en esa idea hasta verlo hecho una realidad.
-¿Les parece si tomamos un poco de champagne mientras hablamos con calma? –preguntó con armonía.
Baekhyun bufó de repente más incómodo que antes.
-Pues no. No me parece buena idea – declaró – No pienso casarme tan joven y menos con su hijo. ¿Es que quieren verme caer de mi posición social en la universidad?
Chanyeol le ignoró y se cruzó de brazos.
-No es eso…
-Discúlpeme señora, fui claro y si no les importa, tengo cosas más importantes que hacer como para perder mi tiempo en esta tontería. – dijo girando sobre sus talones para marcharse con la elegancia aprendida luego de tantas cenas de caridad.
Una de las dos mujeres quería agonizar ese mismo rato debido a la vergüenza y la otra mantenía una sonrisa orgullosa en los labios. Chanyeol que conocía muy bien a su madre, sintió pena por el tal Baekhyun. Una vez que a Jeri se le metía una idea a la cabeza, no descansaba hasta cumplir hasta el más excéntrico de sus caprichos.
Caminando deprisa hacia la salida, pensaba que tal vez esa fue la mejor muestra de que su opinión debía de respetarse. Jamás había sido tan altanero con su madre ni tan rebelde a sus peticiones y órdenes, pero tampoco tenía la paciencia de un santo lo que se demostró minutos atrás.
Con las manos en los bolsillos, buscó con rapidez las llaves de su auto. Necesitaba con urgencia una buena dosis de chocolate si quería sentir paz consigo mismo y dormir como un bebé esa noche.
-¡Espera!
Justo antes de abordar su auto, escuchó la inevitable voz de Park, que agitado se paró a un metro de distancia. ¿Es que nadie podía dejarlo tranquilo solo un par de minutos? Era el maldito karma, lo sabía.
-¿Qué? Si vienes a rogarme que te acepte, pierdes tu tiempo – farfulló enfrentándolo
-Iba a decir que…no eres tan débil como creí que eras –dijo Chanyeol con una boba sonrisa –Solo es una opinión – añadió sintiéndose de pronto cohibido por la mirada asesina del otro.
-¿Crees que me importan tus opiniones Park? –Inquirió Baekhyun –Mejor ahórrate tus palabras.
Un suspiro abandonó al aludido mientras se balanceaba de atrás hacia adelante, con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón.
-Ella no descansará hasta vernos parados frente a un altar, mencionando nuestros votos nupciales.
Eso mismo esperaba oír Byun. Conocía muy bien cómo se manejaban las mujeres con poder que creían que todo debía hacerse al pie de la letra de acuerdo a lo que dictaban. Sería toda una odisea enfrentar ambas mujeres antes de ver por bien terminado el asunto.
-¿Qué ganas revelándote contra los deseos de tus padres? –quiso saber el más alto, sin perderle la mirada ni un solo minuto.
-Mis opiniones se respetan Park y ellos lo entenderán cueste lo que cueste.-no sabía porque se tomó la molestia de responderle, le restó importancia e ingresó a su auto sin volver a decir una sola palabra, dejando a un intrigado Chanyeol que empezaba a sentir una intriga impresionante por alguien más que no fuera la luz de sus ojos, Kyungsoo.
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Kyungsoo flotaba en una nube celeste. No le molestaba experimentar esas nuevas sensaciones desesperantes cada vez que pensaba en Jong In, cada vez que lo besaba o cada vez que lo tomaba de las manos. Guiado por la nodriza de Luhan siguió flotando en su burbuja de felicidad mientras esta lo invitaba a pasar a la residencia Xi. Por más tiempo que pasase allí encerrado, no terminaría de acostumbrarse a tanto lujo, bien sabía que él no era precisamente un príncipe y con suerte tenía la pequeña fortuna de sus padres fallecidos que hasta el momento agradecía o no sabría cómo costearse los estudios. Quería graduarse lo más pronto posible para así hacerse un nombre y labrarse un camino prometedor. Tenía tantos sueños que hacer realidad y su título de abogado lo ayudaría en demasía.
Agradeció a la tierna Sun Hee que le sirvió un vaso de jugo y lo acompañó hasta el jardín, que más que eso, parecía un parque privado, lleno de flores exquisitas con una pileta de piedra en medio.
Miró su reloj y vio que apenas habían pasado diez escasos minutos desde que llegó.
-No puedo creer que tengas la osadía de venir luego de dejarme plantado… ¡Me dejaste plantado Kyungsoo! –oyó la encolarizada voz de su amigo
-Cuanto drama… -suspiró este tomando un sorbo de su bebida –Tuve cosillas que hacer, ya sabes.
-Pudiste haber llamado o escribir un maldito mensaje ¿acaso tienes el móvil de adorno? – a Luhan empezaba a crisparle los nervios el ver a su falaz amigo tranquilo.
-Lo siento ¿contento?
-No. Y ya no importa porque sin tu ayuda llevé algunas de mis cosas al nuevo departamento, y a todo esto ¿qué cosillas se supone que estabas haciendo?
Un nudo se instaló en la garganta de Kyungsoo al tratar de responder. Joder, ¿debería decirle que estuvo haciendo cosas nada puras con el profesor de idiomas?
Claramente no y no solo porque no tendría que darle explicaciones de lo que hacía o dejaba de hacer, sino también porque conocía el gusto que Luhan sentía por Jong In. Un gusto unilateral puesto que este último ya había advertido sentir algo más que atracción por él, cosa que no le molestaba en absoluto.
-Tareas…
-Oh, ya veo. Tareas. – Sonrió Luhan sarcástico –Como sea, debo irme ya. Gracias por aparecerte de todos modos.
-No creo que el que te haya dejado esperando por una hora sea el motivo de todo ese enojo ¿estoy en lo cierto?
Luhan entrecerró los ojos recordando lo sucedido.
-No te equivocas – respondió sin dejar su angustiada expresión – Sehun se ha propuesto ensombrecer cada uno de mis días. Siento que ya ni siquiera puedo verlo porque me lastima recordar.
La mueca del pequeño se hizo presente en sus labios, como reflexionando cada palabra.
-Parece que sigue enamorado de ti – soltó la bomba
-¿Estas jodiéndome? – Reaccionó Luhan no de muy buena manera – ¡Estamos hablando de Oh Sehun, el imbécil que me traicionó!
-Tal vez está arrepentido y quiere tu perdón. – si ese era el caso, lo ayudaría de todas las formas posibles, lo que fuera por alejar a Luhan de Jong In.
-Que lo perdone Dios y a mí que no venga a fastidiarme. – chilló el modelo apretando los puños, haciendo sus nudillos blancos en el acto - Puedes quedarte a dormir, ya está oscureciendo y tu casa no está precisamente cerca que digamos.
El bajito asintió luego de echarle un vistazo a su reloj.
-¿Tú a dónde irás?
-¿Te preocupa? – Kyungsoo negó con seriedad y Luhan le ignoró – No tardaré, mientras sube a mi cuarto o acomódate donde prefieras. Si necesitas algo solo hazle saber a Sun Hee.
Sería una noche donde seguramente se enteraría por fin de lo que su ex querido novio le hizo. Luhan nunca le contó la verdad y él no preguntó, porque para ser sinceros, no le importaba, no hasta ese momento.