Después de que Derek se fue, Peter se quedó en la habitación por petición de Stiles para hacerle compañía. El menor levantó la colcha que lo cubría para darle entender al mayor que se recostara con él. Obediente, Peter se acurrucó al lado del menor que rápidamente se acomodó sobre su pecho, dejándole así la oportunidad de darle suaves caricias para calmarlo y arrullarlo.
El lobo no podía dormir, estaba preocupado de la reciente visita de su sobrino y que este vió el estado de su castaño. Derek se volvería un problema en sus planes, un grano en el culo, pero a pesar de eso él no era su mayor preocupación.
-Peter...
Aquel susurró le enterneció, jamás pensó que sentiría algo así con alguien y menos que ese alguien sería Stiles, pero no se quejaba Stiles era la mejor persona que ha conocido en su larga vida, por eso lo protegería con su vida.
Siempre supo que Stiles sería un gran beta, leal y fuerte. ¿Que si se arrepentía de haber mordido a Scott? Todos los días de su vida, pero gracias a eso pudo conocerlo, conocer su bondad, su cariño, su fuerza, su inteligencia, sus tiernos pucheros que hacía cuando se concentraba y cuando se frustraba. ¿Cómo no amar a Stiles Stilinski?
Con esos pensamientos en mente y el calor de la persona que vió lo bueno en él se dejó llevar por los brazos de Morfeo con una sonrisa de felicidad adornando el rostro de ambos hombres acostados en la cama.
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-Por favor Peter cuida bien de mi hijo. -dijo por enésima vez el sheriff.
-Lo haré. -respondió -Daría mi vida por mantenerlo a salvo.
-Bien, confiaré en tu palabra. Nos vemos hijo. -dijo dándole un beso en la frente como despedida y luego salir de la casa.
-Bien, al parecer solo seremos tu y yo, cachorro. -dijo con cariño el mayor.
-No lo sé... -hablo por primera vez el castaño, con voz apagada y viendo a la nada.
Odiaba verlo de ese modo. Le enojaba no poder hacer nada por el menor, se sentía impotente, pero guardaría todo ese enfado para que cuando encontrara a ese imbécil, le ruegue que lo maté pues lo haría sufrir igual o más de lo que Stiles sufrió, y luego... Luego se encargaría de la manda.
-¿Porqué no me acompañas a recoger algo de ropa que no traje la última vez? -preguntó Peter, más para distraer al menor que por otra cosa.
-Esta bien. -respondió, de la misma forma que la primera vez.
Ambos hombres se levantaron de las sillas donde antes estaban sentados comiendo el desayuno y subieron al Jeep siendo manejado por Peter con rumbo al loft.
Una vez ahí, ambos bajaron, asegurándose que no había nadie.
-Voy a ir por mis cosas, tú quédate aquí. -ordeno.
El otro solo asintió en silencio y se sentó en el sofá.
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-Scott, basta. Tus planes no van a funcionar, son un asco. -dijo, con su típico tono frío y empezando a cansarse de la insistencia del de rasgos latinos.
-¿Qué? Por lo menos yo tengo planes, ¿Qué has hecho tú? -acusó ofendido por el comentario del alfa.
Este sólo gruño en respuesta abriendo la puerta de su loft y viendo sorprendido a la persona que se encontraba sentado en su sofá.
-Stiles, ¿Qué haces aquí? -preguntó el beta, acercándose a su amigo y tomando su hombro para que notará su presencia.
El simple contacto en su hombro hizo que la golpeara y retrocediera por acto reflejo, sin saber quién era el que estaba frente a él.
-¿Stiles? ¿Qué pasa? Soy yo, Scott. -pregunto, extrañado por la actitud del que consideraba su hermano.
-Por favor... -pidió en susurros.
-¿Qué? ¡Stiles! -habló más fuerte, asustando al menor que se levantó de su lugar y corrió a la puerta, para su desgracia, el otro hombre deteniendo su huida.
-Por favor... -sollozaba, el miedo lo inundó, la respiración se le fue haciendo más pesada, el aire en sus pulmones se iba y la cabeza le empezaba a doler. Los otros dos, sin saber qué hacer, se quedaron quietos, observando todo lo que le ocurría al humano.
-Stiles, ya terminé...
La atención de los tres fue captada por el hombre que bajaba por las escaleras de caracol.
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Peter se confió de que nadie vendría sino hasta más tarde, por eso no usó sus sentidos. Cuando bajó de las escaleras con sus cosas listas la escena que vio lo enfureció y, si no fuera porque Stiles estaba a punto de tener un ataque de pánico, estaba seguro de que habría matado a ambos lobos sin importar que uno de ellos fuera sus sobrino.
Tan rápido como Stiles pudo reconocerlo fue corriendo hacia él, aferrándose a su camisa y soltando lágrimas por el miedo que había sentido momento atrás.
Peter solo acariciaba su cabeza, dejando pequeños besos en esta y susurrando palabras que calmaban al menor.
Ajenos a la situación, ambos lobos veían confundidos la escena, jamás habían visto a Peter de ese modo, así como tampoco a Stiles. Sin saber qué hacer o qué decir se quedaron observando, esperando alguna explicación.
Cuando el humano hiperactivo dejó de llorar y se calmó un poco, Peter les dirigió una mirada amenazante a los hombres frente a él.
-¿Qué le hicieron?-preguntó amenazante.
-No hicimos nada. -respondió el alfa, no gustándole para nada la actitud de su tío.
-¿Ah, no? ¿Entonces me vas a decir que el casi ataque de pánico fue por nada? -dijo, apretando al castaño más hacía él.
-No es eso. Solamente le hablé, pero como no me hizo caso me acerqué a él... Pero se alejó, como si tuviera miedo de mí. -dijo dolido por lo último.
-No se le vuelvan a acercar.
Fue lo último que dijo antes de salir del loft con sus cosas y con el castaño aún en sus brazos.
-¿De qué nos perdimos? -preguntó el beta cuando escuchó el sonido de un auto alejándose.
-No lo sé, pero lo averiguaré. -dijo, con un tono tan amenazante que intimidado al lobo adolescente al lado suyo.
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-Estúpida manada de inútiles. -escupió con odio.
El auto estaba en silencio, silencio que era llenado por los insultos que el mayor daba de vez en cuando a la que es su ex-manada.
-Lo siento. -dijo el menor cuando ya habían estacionado el auto frente a su casa.
-¿Por qué? -cuestiono.
-Hice toda una escena allá. -contestó, avergonzado por lo hace unos momentos.
-No. No es tu culpa, es de esos malditos buenos para nada.
-No tienes porqué hacer esto Peter, no importo mucho que digamos.
-¡No vuelvas a decir eso! -gruño, asustando al menor que se pegó todo lo que pudo a la puerta del copiloto. -Lo siento, no quería asustarte, sólo... Solamente no me gusta la forma en la que te desprecias. Stiles, tú vales mucho, vales más de lo que te imaginas. -dijo Peter tomándolo de las mejillas y acariciándola con su pulgar mientras lo veía a sus ojos claros que a pesar de no tener ese brillo seguían siendo hermosos. -Sin tí, la mayoría de la manada estarían muertos, incluyendo Derek. Tu eres, además de la persona más inteligente, fuerte, valiente y leal que he conocido, una increíble persona, me diste una segunda oportunidad cuando nadie más lo hizo, le diste luz a mi camino, me alegraste mis días tristes y me diste una razón para querer ser mejor persona. Miczyslaw Stilinski, tú eres la persona más maravillosa que he conocido y no voy a permitir que nada ni nadie te lastime, ni siquiera tu mismo.
Las palabras del mayor, sumándole el hecho de que conocía su verdadero nombre lo hizo llorar de alegría. Se sentía feliz de que alguien sintiera algo así por él -además de su padre, Melissa y su madre antes de que enfermara-, se sentía protegido y querido... No, no se sentía querido; después de mucho tiempo, el humano que sufría Déficit de Atención con Hiperactividad se sentía amado, amado de una forma como nunca antes.
-Gracias Peter. -dijo, con una enorme sonrisa sincera y lágrimas que expresaban la felicidad que sentía en esos momentos.