Los rayos (parte 2)
No metí mi auto a la cochera, solamente lo deje aparcado afuera de mi casa. Entré rápidamente y por tanta adrenalida, no dejaba de jadear. - ¡¡David!! -Escuchaba ruidos, pero nadie contestaba. - ¡¡DAVID!! Seguía escuchando esos raros sonidos, pero no lograba identificar de donde provenían. Sin que pudiera reaccionar, alguien me tomó presa; con un brazo me rodeó y con la otra mano puso una pañoleta en mi boca y nariz, haciéndome respirar un químico que me puso a dormir. Lo último que vi fue... - ...Emma.
- E-Emma... Emma, ¿eh? ¡Emma! -Estaba asustada y bastante perdida. Me meneaba de un lado hacia otro, jugueteando inconscientemente con mi cabeza cual moribundo.
Recobre la consciencia que me faltaba, y también la cordura. Intenté levantarme con intentos fallidos al darme cuenta de que estaba atada a una silla. Bufé hondo y me tomé la libertad de analizar el sitio en el que me aprensaron.
Que hilaridad. Había sido secuestrada en mi propia casa, maldita sea. No tuve que atar cabos para saber quién había sido. Giraba mi cabeza para ver si podía encontrarle, y a la primera que voltee:
- Hola Samantha... -su voz se escuchaba siniestra, profunda, aterradora y sobre todo: intimidante.
- David -mencioné su nombre con rabia - Te juro que cuando salga de aquí...
- ...cuando salgas de aquí, ¿qué? - Me interrumpió - ¿Irás con la maldita Policía? ¿Irás a llorar al hombro de tu amada?
Se estaba burlando, y yo no podía tolerar eso - Te equi... -el químico de antes me había hecho carraspear - ...vocas. Cuando salga de aquí, primero iré con la Policía, y luego iré a festejar con Emma.
Mis palabras parecieron no inmutarle en lo más mínimo. Curiosamente, comenzó a reir de una forma diabólica. - Hay Lucy... Yo digo que cambies tu planes; antes de ir a la policía, tendrás que conseguir a tu noviecilla.
- ¡¿A qué te refie... ?! -No pude acabar mi reclamo cuando una luz se prendió en el cuarto, que ya no estaba iluminado sólo con la luz que me enfocaba a mí.
Los destellos al principio eran cegadores, pero cuando la intensidad bajó, lo que pude ver, me hizo estremecerme.
- ¿Emma..?
Narra Emma
Desperté con un dolor de cabeza tremendo, gracias a la potente luz que quemaba mis párpados. Un par de vagos recuerdos; cuando estaba tome una pausa en la clase para ir al baño, y cuando iba caminando de regreso, alguien me golpeó en la cabeza.
Eso fue lo último que recordé. Al despertar, mis ojos tardaron un par de segundos de enfocar mi alrededor. Estaba... ¿atada?
Un llanto se escuchó en la habitación y cuando levanté mi vista, vi a una mujer de, ¿pelo corto? ¿Rubio? ¿Samantha? ¡Sam!
- ¡Sam! -De inmediato volteó a verme. Por su hermoso rostro corrían lágrimas, no desparramaron su maquillaje por que era a prueba de agua, peor se le notaba un destrozo horrible.
- ¡¡Emma!! -Tardó un par de segundos en asimilarlo; quería correr a abrazarla, pero el recuerdo de que estaba atada, aún permanecía como hecho. Ella no lo captó tan rápido y se jaloneo para acercarse.
- ¡Sam! -Traté de gritar con mi delgado hilo de voz - N-no lo hagas, t-te lastimaras. -No quería pero una lágrima se derramó por mi cara.
- Oww, que conmovedora escena. -Resongo ese maldito enfermo en el fondo de la habitación.
- ¿Qué quieres David? -Tosió un poco. - ¿Qué quieres de mí?
Chasquó la lengua en señal de insatisfacción mientras negaba con la cabeza. - No quiero nada de ti Samantha Lucía -esa respuesta nos cuestionó a ambas - Quiero a tu "Emma".
No hablaba en serio. Cuando lo dijo volteó a verme con una siniestra sonrisa de oreja a oreja. Ahí me di cuenta de que hablaba en serio.
- ¡¡Estás loco si crees que... -Tomó su pausa para volver a toser - ...que voy a dejar que le hagas algo a Emma!!
- Bla bla bla -imitaba - Samy, tranquila no le haré nada a tu preciosa Emma -en ese momento, cuando levantó su mano, presencié una navaja, cuyo filo brilló bajo la intensa luz, permanecí estática - Sólo quiero, una noche, los dos, solos.
Se sentó en el mango de mi silla y posó el helado objeto en mi pómulo. Mi respiración se empezó a agitar y el filo comenzó a hacer efecto.
Sentí como una gota de mi sangre corrió por mi cachete. Un grito de desesperación arrancó de mi boca.
- ¡Suéltala! ¡Déjala en paz! ¡Haré lo que quieras! -Agachó la cabeza llorando, pero esa última frase llamó la atención de David.
- ¿Lo que quiera? -Recalcó con malicia.
- Sam... N-no lo h-hagas -mi voz se vio irrumpida por mis lágrimas. Ahora era yo, quien mantenía su perfil bajo.
- S-sí, lo... Lo que quieras.
La satisfacción se notaba a kilómetros y se posó detrás de la silla de Sam, desatándola.
- Mira Samantha, no tienes idea en lo que te acabas de meter. Por tanta devoción que tienes hacia mí, y por lo que veo, tan indefensa que estás, te dejaré que cumplas un último deseo con Emma... -volteó a verme - ...antes de que la haga mía.
Ambas lo miramos con furia contenida. Mientras terminaba de desatar los pies de Sam, quien permanecía inmóvil mirándome con un vacío en sus ojos.
- Tienes 1 día Sam, y corriendo. Te quiero aquí a esta misma hora mañana, junto con la srta. Brooks. Si haces algo como ir a la policía o al hombro de tu mami, me enteraré y las consecuencias créeme que no serán buenas -la miraba fijamente - 24 horas Lucy, y corriendo.
Abandonó la habitación y Sam vino corriendo hacia mí. Me desató por completo, y pude sentir como sus lágrimas caían en algunas partes que mantenía atadas. Cuando terminó nos abrazamos con mucha fuerza, como no queriendo volvernos a separar.
- Sh, sh. Tranquila Samy. To-todo estará bien... Pe-pensaremos e-en algo -decía mientras acariciaba la cabeza de la rubia.
- T-tienes ra-razón. Ya se nos ocurrirá, ejem... algo.
Salimos corriendo de allí rumbo a mi casa y paramos en seco al ver que no estaban mis padres (KB: (v5;° v0;b2; v5;°) ). Entramos rápido a la casa, nos cambiamos de ropa, y nos sentamos al borde de la cama.
Estábamos asustadas y con la respiración agitada. Nos costaba captar todo lo que estaba pasando, y tanto ella como yo, nos veíamos sumidas en nuestros profundos pensamientos y envueltas en un silencio.
- No nos podemos quedar de brazos cruzados -le dije a Sam. Era verdad, necesitábamos hacer algo. - Tenemos la libertad de un día para planificar como acabar con esto.
- De una vez por todas -continuó - Necesitamos algo...
- ...un plan -¿Lo haríamos? ¿Terminaríamos esa pesadilla?
- Exactamente. Utilizaremos esta ventaja, en su contra. Rápido Emma, trae papel y lápiz. - Fuí por las cosas, mientras iba pensando en lo que haríamos.
Será que, ¿después de que la tormenta acabe, podamos ser felices? No lo sabíamos, pero siempre se lucha contra un futuro incierto. Estaba decidido: Acabaríamos con David Montello.
Narra KawaiiBreadie
Los obstáculos de la vida son como una tormenta: te pueden dar un previo aviso, o llegarte de la nada, pero al final de todo, la tormenta cesa.
-KawaiiBreadie ^·^
No duraron casi nada planeando que harían. Las chicas estaban sorprendidas de sí mismas: le tendrían una trampa a David para hacerlo pagar por todo lo que estaba haciendo sufrir a su felicidad.
Se lanzaron agotadas a la cama y la cercanía de sus cuerpo encendió un ambiente algo tenso. Se voltearon a verse y tanto a una como la otra, se le empezaba a brotar un leve tono carmesí en sus mejillas.
Soltaron una leve risa pero no dejaron de verse. Era algo que amaban hacer, perderse en los ojos de la otra y no decir, absolutamente nada.
Fue Sam quien dió el primer movimiento. Mientras que ambas se acercaban casi sin notarlo. Desvío su vista de los ojos de Emma y la ubicó en sus labios. Esos delgados pero suaves y adictivos labios.
Empezó a besarla superficialmente, para luego comenzar una lucha por ver quien tendría el control.
La rubia ganó, como siempre, y con una mano en el pecho de Emma, la acostó. La pelinegra se mantenía sujetada del cuello de Sam. Los besos se volvían más intensos cada segundo y las respiraciones entre cortadas, solo aumentaban la temperatura del cuarto.
Con pausas para respirar, se empezaron a desvestir mutuamente. Primero las blusas, luego los shorts, hasta que quedaron en ropa interior.
La boca de Sam iba bajando hasta la zona de los senos de Emma; desabrochó hábilmente el sujetador de ella y lo lanzó por el aire.
- Hm... -soltaba un gemido la pelinegra. - ¡Hm!
- ¿Te he dicho cuanto me excita ver que te muerdas el labio? -Emma no tuvo respuesta verbal, lo que hizo fue morderse con más intensidad el labio y lanzar su cabeza hacia atrás.
Sam seguía llenando de saliva los senos de Emma y esta no dejaba de evitar gritar por cada sensación.
Fue lamiendo su abdomen hasta llegar a tocar sus bragas. Con sus dientes fue jalandola hacia ella hasta desprenderlas por completo.
Emma no se quedaba atrás, y lanzó por los aires el bra de Sam. Empezó a juguetear con sus manos en la espalda de la rubia, quien al sentir ese tacto, la hacía volverse loca.
No aguantó mas y Sam terminó lamiendo intensivamente la intimidad de Emma. Mantenía su ritmo normal, hasta que después de un par de segundos, aumentó la intensidad.
- S-Sam... Oh, ¡Samantha! -Sam entendió la indirecta, y metió delicadamente su dedo índice dentro de Emma. Uno, dos, tres dedos.
La temperatura en el cuerpo de la rubia era tan alta que terminó dirigiendo su mano libre hasta su clítoris. Empezó con movimientos lentos y circulares, para luego seguir con el vaivén de sus dedos al igual que con Emma.
- ¡Ah! ¡Em!
- ¡Sam!
Ambas cerraron sus ojos al levantar la mirada y encontrarse, llegaron al clímax y acabaron juntas. Hace 2 horas hubieran pensado que jamás volverían a sentir eso juntas, pero ahora los papeles habían cambiado, ahora tenían un plan.
A la mañana siguiente (sábado) Sam cumplió su palabra y ambas regresaron con David. Pero lo que el no sabía era que su juego estaba a punto de acabar.
Estaban frente a frente y la mirada de lujuria que tenía Montello sobre Emma era tan obvia, que podía sentir como la desnudaba con cada mirada.
- Me alegra que hayan sido buenas chicas. -Llevó su mano a la mejilla de Emma y la empezó a acariciar. Claro que esto no pasaba de largo por Sam, quien presenciaba todo.
Emma apartó elegantemente la mano de aquél con su brazo. - Hagamos esto rápido.
La miró con desaprobación, pero luego cambió su mirada por una de complejo de superioridad - Iniciativa. Me gusta.
- David... -Sam mantenía su rostro de "estar harta" de ese que se hacía llamar hombre. - ...no quiero prolongar más esto. ¿Quieres hacerlo de una vez?
- Claro... Sólo una última cosa. -David con un rápido movimiento golpeó a Samantha en la mejilla, sin terminar de noquearla.
- ¡Sam! -Tomó a Emma de la cintura aprisionando sus brazos, limitado sus movimientos. Le tapó la boca y la metió dentro de su auto. - ¡Hm! ¡¡Hm!!
Sam tan rápido como se pudo levantar, fue corriendo por su auto para seguir a David.
Eso... Eso no era parte del plan. La Policía iba a llegar al momento que llegara la señal, pero por el cambio tan repentino hizo que saliera por su propia cuenta.
El automóvil de Sam, seguido de más de 5 patrullas seguían el carro plateado en el que se encontraba Emma y David. La velocidad aumentaba en aquella escena. Samantha estaba terriblemente enojada con el estúpido de su ex, y Emma supo lo que significaba "odiar a muerte". Los autos tomaron la autopista, una zona por la que no se puede frenar. David elevó la velocidad aún más y cuando menos se lo pensaban, abrió la puerta... para intentar lanzar a Emma su muerte.
Adelanto del siguiente y ÚLTIMO capítulo:
- ¡¡Emma!! Sam lloraba inconsolablemente mientras abrazaba a Emma. Rodeada de policías, mientras las gotas de la tormenta que antes caían fuertemente sobre los cuerpos de los civiles, se iban reduciendo, hasta el punto de desvanecerse.
Era una escena, lamentable...
No me maten TuT esperen a el próximo capítulo, el cuál será definitivamente: EL ÚLTIMO. Diremos adiós a esta historia, trabajaré lo más arduamente para que sea digno de todo lo que hemos logrado anteriormente. Pero por ahora, ¿Qué pasará? ¿Emma... Sobrevivirá a su futuro? Lo sabremos en el próximo episodio. Mientras tanto, CONTINUARÁ...
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español