La vida era injusta, le había arrebatado a su mamá, pero le había otorgado una gran oportunidad, pertenecer a la gran familia Hiragi; aunque en esos momentos Guren anhelaba no existir.
Los otros tres hijos Hiragi eran tal como los había imaginado, prepotentes y egoístas. Cuando Tenri le informo que almorzarían todos juntos sintió temor.
-Son buenos muchachos. Supongo- Aseguro Tenri no muy seguro
-¿Supone?-
-Para ser sincero solía ser un padre ausente hasta hace seis meses, pero ahora mi prioridad es el que estén bien-
-Sobretodo Shinya- ambos se detuvieron- Me da miedo decepcionarlo-
-Es prácticamente imposible que decepciones a esa miniatura- lo consoló- Deberías lastimarlo mucho para que eso suceda y te odie-
Volvieron a caminar
-Pero con toda certeza sé que tú nunca lo harías ¿cierto?-
-Lo intentaré-
Aquella conversación había tenido lugar diez minutos atrás. Guren quería salir corriendo de aquel almuerzo, el ambiente en la mesa era tenso y terrorífico, sentía que pronto alguno de ellos tres le lanzaría un cuchillo. Su llegada no fue bien recibida y dudaba que algún día fuera bienvenido.
Ese martirio comenzó cuando Tenri y él llegaron directo al comedor, ellos estaban sentados a la derecha, comían en un incómodo silencio.
-Buenos días- saludó Tenri caminando hacía su lugar
Recibió una mirada como respuesta, ninguno volteo hacia Guren, quien estaba en la entrada del cuarto.
-Necesito su atención. Hay algo muy importante- les llamó su padre- A partir de hoy habrá un nuevo integrante en esta familia.
Sus hijos le mirarón extrañados.
-Él es Guren Ichinose- lo señaló- Su madre a muerto así que ahora soy su tutor.
-¿Tú? ¿Por qué?- preguntó Kureto algo molesto- ¿No será otro hijo?
-Las razones sobran. Deberán tratarlo como a otro hermano y hacerlo sentir en casa-
-Suficiente tenemos con el niño depresivo- dijo Mahiru reprochando
-Apoyo a mi hermana, además la familia Hiragi no es una beneficencia- cizañeo Seichiro
Guren sentía ganas de golpear a todos, inclusive a la chica, era los típico niños ricos “no tengo porque aguantar estas humillaciones” pensó aún en la entrada.
-¡Por lo menos conózcanlo!- lo defendió Tenrir
-Debiste pedirnos nuestra opinión ¡No somos un maldito orfanatorio!- gritó Mahiru- Te pusiste a pensar en las mañas que podría tener-
-Padre actuaste impulsivamente. La muerte de su madre no es nuestro problema, se ve un muchacho sano, puede trabajar- Seichiro se paró
-Papá estamos atravesando una pena muy grande, no debiste traer otra carga- dijo Kureto tranquilamente- Es lamentable lo de su madre pero me niego a apoyarlo. El mundo es cruel-
Ichinose estaba dispuesto a irse pero su nuevo tutor le ordeno que se quedara.
-No pedí su maldita opinión. Simplemente les avise y punto- Tenrir tenía un mezcla de enojo y decepción – Guren Ichinose gozará de los mismo privilegios que ustedes y por lo tanto será mi heredero-
-Que te jodan maldito huérfano- susurró Seishiro
-Por favor siéntate a mi izquierda-
-¡Pero ahí iba mamá!-gritaron al unísono
- Ustedes lo han dicho, “iba”. Ichinose siempre se sentara ahí-
Tras finalizar de comer, una ayudante llevó a Guren hacía su habitación, se encontraba alejada de las demás.
-Huérfano- sonrió de lado- ahora soy un huérfano
Mientras meditaba escucho que alguien llamaba a la puerta, al abrirla vio al pequeño Shinya, en sus manos llevaba un regalo.
-¿Es para mí?-
-Si- susurró
-Gracias- dijo y se agacho a su altura para tomarlo
-Bienvenido- dijo un poco más fuerte
Guren quedó pasmado por lo fino de su voz, una alegría se apodero de él, e instintivamente lo abrazó, Shinya tardó en reaccionar pero le correspondió.
-Shinya por favor se mi amigo- le rogó en un susurro
El pequeño asintió y le sonrió con calidez,
“Este niño será mi luz dentro de esta oscura casa” pensó volviéndolo a sujetar entre sus brazos.